El gimnasio y los amigos de papa (3)

Yo permanecía callado, disfrutando, pero aun así tenía miedo… no os lo voy a negar, y eso que tenía fantasías. Este acaba por decirme… “No llevo preservativos, no te puedo decir que sienta no llevar condones, ya que me gusta hacer las cosas a pelo”, dice conduciendo su capullo a mi orificio.

El gimnasio y los amigos de papa (3)

Vino una época en la que perdí el respeto a mi padre, cuya época no era otro tiempo que esa en la cual me apunto a aquel gimnasio, lógicamente este no tuvo la culpa, sino él llevarme por un motivo fraternal cuando en realidad era otro, ocultándome la verdadera razón. Pero muchas veces pienso que el culpable no era otro que yo, pues soy el verdadero culpable por mis pecados, pecados que bien sabéis cuáles son. Pero también es verdad que parte de las culpas son suyas, ya que cuando me llevaba al gimnasio, estaba allí apenas media hora, acabando por marcharse como siempre, dejándome allí en vez de recogerme y llevarme a casa. No… él no tenía esos pensamientos, cogía y como bien decía mi padre…

  • “Todo ejercicio que haga, te vendrá bien, no es necesario que te marches si yo tengo que hacerlo”.

Dejándome coletillo a modo de hacerme ver que pagamos el gimnasio vayamos a no vayamos, como que no le entraba en la cabeza el quererme ir cuando me deja también acompañado, pues como bien me decía…

  • “Vamos a ver José… coño, para qué carajo te he presentado a algunos de mis amigos y compañeros, para llevarte bien y confraternizar con algunos… o qué”.

Dice y me deja callado, pues sus razonamientos por un lado están en lo cierto. Pero, por otro lado, mis pensamientos no eran otros en verdad, era que no comprendía como estos, me refiero a algunos de estos… no todos obviamente, no se les caía la cara de vergüenza cuando se denominaban amigos y compañeros de mi padre, sobre todo cuando se aprovechaban de mi persona.

Aunque lo cierto, todo el error mío comenzó en aquellos años que, siendo un niño buscaba un lugar donde pudiera ver mis revistas X, revistas que encontré en cierta ocasión y que, desde ese momento, entro en mi persona ese gusanillo. Recuerdo que realmente donde comenzó todo, fue a raíz de buscar un lugar cuya intimidad me permitiera degustar de aquello que tanta pasión me transmitía, encontrando un lugar donde piensas que nadie te puede ver, comprendiendo con el tiempo lo mucho que estaba equivocado.

No es por repetirme en este matiz, tampoco es para justificarme. Pero yo era de esos que me buscaba mis ratitos, tiempo que disfrutaba con ver y leer revistas X, donde en ocasiones me imaginaba siendo esos sementales follándose a esas chicas… uuummm!!. Y arropado con la supuesta intimidad, me daba por masturbarme, unas veces con mi mano dentro del pantalón y en otras, acababa por sacármela fuera. Y quizás a raíz de esto último, aprovecharon los mirones de la zona, pues fue un reclamo para este tipo de personas, hombres sin escrúpulos que se te acerca, conversa e intentan hacerse con mi confianza, cosa que lograron.

Persona que poco a poco intuye la falta de información sobre el sexo, observando mis preferencias en esos momentos, mis inclinaciones, viendo que me puede moldear, alimentándome mediante el morbo, rellenando esos huecos que deja la curiosidad. Aprovechándose dada mi juventud e inocencia, cuyo reclamo es un cuerpo joven, donde me iniciaron como hetero, sin prisa, preparando el camino, una caricia aquí y otra allá, una mano en la rodilla, unos labios en el cuello. Pero eso sí, siempre con la coletilla…

  • “No va a pasar nada que tu no quieras”.

No viendo la verdad nada mala en ello, mano que la primera vez siente como una descarga eléctrica, una sensación extraña, pero al mismo tiempo agradable, y pensar que solo era una caricia. Son cosas que dejas, detalles que no das importancia, claro está y como he dicho… ‘eres joven e inocente’, digamos que estaba todavía en la pubertad, estaba en esa época en la cual comienzas a desarrollarte, cuando mi cuerpo comienza a tener cambios. A raíz de estos encuentros, donde ya estas iniciado, encuentros, aunque buscas la intimidad, buscando la discreción que a veces erras, pues en uno de estos encuentros fui sorprendido por uno o varios de conocidos de mi padre, amigos que se callaron para ellos mi secreto, pero con una intención premeditada para conseguir algunos favores.

Como os dije, aquello me ocurrió hace demasiados años, lógicamente era muy joven todavía, aún en época de la pubertad, pero no creáis que a pesar de serlo no había tenido ya mis pinitos. Y todo a raíz de buscar un lugar intimo donde poder visionar pornografía, lugar que se convirtió en un nido de buitres, lugar con el tiempo frecuentado por mirones, fisgones y curiosos. Lugar que unos pocos se atreven a acercarse, pocos que no eran otros que, degenerados, depravados y pervertidos, clase de persona que buscan obtener satisfacción. Pero bueno mejor será que continúe mi anterior relato, vale…

Aún pienso en como coño me metí en semejante berenjenal, no dejaba de darle vueltas a la cabeza, como coño se me ha ido de las manos, aunque más de mano la cosa es de boca. Pensar que con ese amigo de papa… Diego, todo comenzó a raíz de una torpeza por mi parte, me podría haberme quedado quieto en vez de ser tan atento y servicial, tenía que haberme quedado quieto en el momento que se cayó la toalla, pues ahí comenzó todo. Pensar que me tire a recogerla con la idea de dársela, pero mis torpezas se acumulan, quizás porque tropecé con su propio píe quedándome tirado a sus pies, quedándome hipnotizado por ese vergón. Debo confesaros que no era mi intención, Dios sabe que no lo era, pero no comprendo cómo me quede inmóvil, siendo precisamente esa mirada la mecha con la cual comenzó todo.

Luego como he dicho la cosa se enreda, pues intento poner tierra por medio, mediante no acudir al gimnasio, justificación que solo me vale durante tres semanas, pues de la mano de mi padre me hace volver. Siendo mi retorno de lo humillante, quizás por los comentarios que hace mi padre de mi ante sus amigos y compañeros. Comentarios ofensivos y jocosos sobre mi anatomía, siendo disculpado por algunos por estar aún en fase de cambios ante la pubertad, justificación que no le vale a mi padre.

Pero un nuevo encuentro con el amigo de mi padre… Diego, este aprovechándose de mi anterior error, aquel en el cual acabe siendo completamente su sumiso durante esos momentos de satisfacción. Momentos en que desea de nuevo conmemorar, pero que finalmente y más debido a donde nos encontramos, pude finalmente escabullirme. Pero bien sabéis que no fue del todo así, pues sí, me libre del lobo… pero acabe con una hiena, pues aquello se convirtió en una carambola. Digo esto, pues uno de los amigos de Diego que, a su vez, pude saber que era compañero de mi padre, compañero que llevaba el organigrama de una sesión, cuya subcontrata le llevo a hacer el seguimiento de un trabajo. Tarea que de una forma fortuita supo de mis ‘quehaceres’ a la ida y a las vueltas del colegio, no sabría exactamente cuando fue, pues tampoco me lo dijo.

Pero sí es cierto, sería uno de esos días en el cual salía del colegio e iba en dirección a mi casa, días que no me entretenía con mis compañeros, pues me quedaba en esa glorieta dedicada a los ‘Toreros’, situada en el parque. Glorieta que había encontrado pues se encontraba bien oculta, ya sea por zonas arboladas como por otras construcciones. Yo era de esos como muchas veces digo, de esos que nada más llegar me cercioro que no hay nadie, sacando del interior de una de las carpetas las revistas X, sentándome y comenzar a disfrutar.

Quizás el baboso me descubriera cuando ya había adquirido cierta experiencia, pues aquello que se me acercaron sin ‘intención’ alguna, acabaron de una forma u otra por instruirme. Pues, aunque comencé siendo hetero cien por cien, poco a poco y aprovechándose de mis dudas, me fueron engañando sutilmente, acabando por comerme algunas pollas. Dejándome algunos de estos, comentarios como…

  • “Piensa que es una manera de mostrarme tu agradecimiento ante mis enseñanzas, no me digas que no he saciado tus dudas y curiosidades”.

Pues quizás a raíz de una de estas accidentales situaciones, este supo de mis ‘quehaceres’. Por él cual, acabo por soltarme de primera…

  • “Tus padres sabe algo de las ‘tareas extraescolares’ que haces en el parque, ¡dime… eeehhh!!”.

Mirándome fijamente, vuelve a preguntar…

  • “Dime… ¿Tus padres saben qué bajo su techo de su casa, tienen a toda una putilla y u una servicial maricona?”.

Aquel comentario me mato… pero no tanto como sus afirmaciones, pero quizás lo que realmente me destruyo, no fue otra cosa que cuando de una forma sutil me hizo saber que lo acompañara. Lugar que no dejaba de decir…

  • “Vamos a estar más íntimo, ven sígueme… “.

No quedándome otra que seguirle, llegando hasta la zona de las duchas individuales, donde tras hacerme entrar en una de estas cabinas, me volvió a decir…

  • “Aquí estaremos ambos solos y sin que haya mirones”

Donde tras quitarse la toalla… me pidió que hiciera lo mismo, tomando una de mis manos y llevarla hacia su polla, mientras la otra la poso sobre uno de mis hombros. Cuya presión me hizo saber que deseaba que me agachara, acabando de cuclillas y con su miembro a la altura de mi boca, miembro que este mismo comenzó primero a abofetear mis mejillas con él. Golpes que me hacía saber que era como castigo por haber sido malo, prosiguiendo por deslizar su glande por mis labios, ¡acabando por presionar e introducirme este… ooohhh!!. Comenzando a comérsela sin muchas ganas la verdad, pero me dedique a cuerpo y alma a chupársela, mientras este gemía y me insultaba, no dejándome de recordarme mis ‘quehaceres’, diciéndome…

  • “Joder… es un sueño hecho realidad, ¡no veas las ganas que tenía que me la chuparas… ooohhh!!”.

  • “Sigue así… sigue, ¡sabes… aaahhh!!, no dejaba de imaginarme que yo era uno de esos viejos verdes, ¡uno de esos que mancillaba ese cuerpo tuyo de chica… uuuffff!!”.

Fue un momento horrible, un momento que, entre comentarios punzantes, insultos y humillaciones, este hizo de mí lo que deseaba, siendo solo para mi suerte que no duro mucho. Pues a los pocos minutos de comenzar, quizás no más de unos eternos cinco minutos, este comenzó a descargar toda su corrida dentro de mi garganta… ooohhh!!. Obligándome a tragármela toda, pues no quería que hubiera prueba alguna, deseaba borrar toda evidencia del acto y de paso evitar preguntas innecesarias. El baboso al cual se me presento como… Jorge, mientras me duchaba antes de salir de cabina individual, me pregunto…

  • “Oye marica, dime… ¿también te vistes de tía?, te lo pregunto porque tienes un cuerpito y un culito… que no veas, nadie diría que te matas haciendo ejercicios”.

Insinuación que molesto, no por el hecho si lo hago o no, sino por mencionarlo allí dentro, pues pienso que, aunque no hubiéramos tenido mirones, no diría lo contrario a tener fisgones, sobre todo ante los gritos, jadeos y gemidos que este soltó. Aunque mi mal trago se acentuó, como mencione en mi anterior confesión, no siendo otro que, pues al salir de la cabina nos topamos con Diego.  No siendo lo peor las caritas, sino la vergüenza que me hizo pasar el baboso, cuando me magreo el culo y finalizo con una palmada. Ahí os dejo eso, imaginaros las caritas de Diego y la mía, pues la del baboso mejor ni mentarla, fueron segundos muy tirantes. Pero bueno, vamos a lo que vamos…

Gracias a los exámenes deje de ir al gimnasio durante unas semanas, semanas que me vino bien a modo de poder aclarar mis ideas, bueno eso y para cambiar de lugar donde poder disfrutar mis revistas eróticas, ya que cambie hacia otro lugar algo más alejado. Pero cierto viernes, tras salir de la escuela, tras almorzar temprano, decidid irme al gimnasio, haciéndoselo saber a mi madre, cuyo comentario soltó…

  • “No vas a espera a tú padre hoy, creo que tenía muchas ganas de ir contigo, decía que lo estaba deseando, pues algunos amigos le habían dicho algunos de tus progresos con ellos”.

Comentarios que no me gustaron un pelo, pero tras hacerle ver a mi madre mis razones, sobre todo por los comentarios de mi padre hacia mí a modo… ‘que tengo que volar solo’, esta finamente me animo. Pero la verdad es que tenía razón, era demasiado temprano, ya que salí de casa entre las tres y media y las cuatro menos cuarto del mediodía. Pero finalmente, tome la bolsa de deporte y en poco tiempo me presente en el gimnasio, tras picar la entrada e incluso el vigilante de la puerta, me dijo…

  • “Vas a tener suerte hoy, ya que vas a tener prácticamente el gimnasio a tu disposición, apenas hay gente”.

Y la verdad es que tuvo razón, tras dejar las cosas en mi taquilla, me fui a mi zona de ejercicios, realizando los estiramientos primero, pasando por diferentes zonas. Ignoro el tiempo que llevaba, tampoco me dio por preguntarle, ya sea a los monitores como al cualquier de las personas que había, pero tras finalizar me encamine de nuevo a los vestuarios. Vestuarios que por el silencio… pues no se escuchaba ni un alma, delante de mi taquilla me desnude, colocándome la toalla y las chanclas, cogiendo lo necesario para ducharme y luego lavarme los dientes.

Tras darme una ducha de campeonato, me encamine hacia la zona donde están los lavabos, situándome en uno de ellos, comenzando a lavarme los dientes y al momento aparecer un hombre. Persona que tras colocarse a un lavabo del mío, comenzó a sacar lo necesario para afeitarse, acabando por preguntarme…

  • “Eres nuevo”.

Cortésmente y con educación, respondí…

  • “No… que va, no soy nuevo, llevo ya mucho tiempo viniendo”.

Suspicazmente este me respondió…

  • “Quizás seas que como venias más tarde”.

Comentario que me hizo pensar que este me tendría que haber visto por el gimnasio, permaneciendo callado, observado como este hombre de aspecto tan varonil se afeitaba, persona que volvió a preguntarme…

  • “Nunca has visto a alguien afeitarse”.

Le respondí que sí, haciéndole ver que, llegado el momento, no sabría exactamente cómo hacerlo, comentario que este rio primero y tras mirarme, acabo soltando…

  • “Tienes edad para que ya tengas algo de vello por el cuerpo, ignoro si te depilas o rasuras o no, pero no se…”.

Ciertamente molesto por el comentario, claro está le respondí…

  • “No… yo ni me depilo y aún menos me rasuro, simplemente no me han salido vello aún, quizás sea porque aún estoy dentro de esos cambios de la pubertad, aunque ignoro los motivos”.

Tras responderle, no dejando ninguno de hacer lo que estábamos haciendo, no dejando este de todas formas de darme conversación. Acabando por decirme…

  • “Pues si es cierto… eres todo un hombrecito, y como bien as dicho, dentro de poco comenzaras a afeitarte”.

Dice y muy amablemente, continua…

  • “Te recomendaría sino lo ha hecho ya tu padre, que te compren espuma de afeitar y chuchillas desechables”.

Dijo y acercándose un poco más, me soltó…

  • “Si quieres, puede ir practicando con las mías, toma… échate espuma en la cara, venga… ya te digo como debes de extendértela, ya que esto es lo primero que debemos de hacer”.

Fue decirlo y comenzar a realizarlo, pues no vi nada malo en ellos, además tenía toda la razón. Cogí la espuma y tras agitarla, comencé a echarme en la mano como me indico, echándome una buena cantidad y acabando por extenderla por toda la cara, corrigiéndome esta persona en todo momento, notando como se me acercaba más de la cuenta por detrás. No poniéndome la verdad nervioso a pesar de todo, no digo que no sintiera un bulto rozar de vez en cuando mis nalgas, pero evite decir algo, ya que sentía cómodo, y no deseaba estropearlo. Bueno sigo. Este tras terminar con la espuma, tomo un peine y me dijo…

  • “Mira como no tienes aun barba, no es recomendable afeitarse cuando no tienes vello, pues entonces vamos a practicar con el peine, si te parece bien”.

Este comenzó con sus indicaciones, tomándome del cuello mientras me daba instrucciones de como comenzar, mano que del cuello iba a mi nuca a modo de tomarme y levantármela, dejándome ver que el cuello era una parte delicada. Notando su cuerpo pegado al mío, cuerpo cuyo bajo vientre presionando, sintiendo algo duro, imaginando lo que era, pero como no veía intención alguna en esta persona, como que no eche cuenta alguna. Tras acabar con sus indicaciones, este prosiguió por soltarme que continuara yo solo, cosa que hice mientras sentía como sus manos me tomaban por la cintura, mientras me animaba a continuar.

Momentos en que veo como me quita la toalla, dejándome desnudo ante él, mostrándose inalterable, no mostrando que le incomodara, ni me mostro atención distinta. Simplemente me dijo…

  • “Debes de tener siempre una toalla a mano, pues debes de retirar la espuma que sobra”.

Dice y prosigue, cuyo tono de voz es templada y sosegada, hablándome como si fuera un familiar o alguien cercano, escuchándole mientras yo continúo simulando el afeitado, diciéndome…

  • “Yo te recomendaría una toalla pequeña, como de esas que utilizan las mujeres en los bidés, pero eso es cosa tuya… quizás las prefieras grandes”.

Comentario final que más me sonó a doble intención, pero que volví a callar, mordiéndome la lengua (es solo una expresión) y que continuara. Minutos después, terminando su lección, terminando de darme las instrucciones, diciéndome…

  • “Una vez que acabe de afeitarte, antes de nada, debes de lavarte la cara, retirando con ello todo resto de espuma, fuera aparte el dejar la piel limpia y suave, pues luego toca echarse el ‘after shave’ o bálsamo, como veas tú”.

Fue decirme eso y como un autómata, quise realizarlo, cogí y me incliné hacia el interior del lavabo, cuya intención mía no era otra que la de enjuagarme la cara, no cayendo y menos me acordaba que esta persona estaba tan cerca. Cuyo vástago no solo golpeo mis nalgas por lo duro e inmóvil que estaba, sino sentí como este estaba cálido… uuummm!!. Permanecí inmóvil escaso segundo, ¡tiempo más suficiente para sentir la presión de ese péndulo grueso y duro entre mis glúteos… uuuffff!!, aquello me hizo resoplar de una forma incontrolada por mí. Cuyo dueño de ese objeto, acabo por soltarme…

  • “Espe… esper, espera chaval… ooohhh!!

Me quede tan sorprendido como él, pero con rapidez me disculpe y me justifique, haciéndole ver que solo deseaba quitarme la espuma de la cara, soltándome inocentemente…

“Perdón… no deseaba hacerte daño, me he inclinado sin darme cuenta, solo deseaba enjuagarme la cara”.

Pero tan sorprendido me quedé como antes él… quizás yo aún más, cuando sentí como posa sus manos en mis caderas, una a cada lado, pegándose aún más y hacerme notar como su péndulo se estruja entre mis glúteos… uuummm!!. Separándose acto seguido, quizás como una muestra de no saber que está haciendo, volviendo a sentir acto seguido, como una de sus manos se deslizaba desde mi hombro hasta mi cintura, mientras la otra pude notar como la poso entre mis glúteos… ooohhh!!. Mano que deslizo en forma ascendente, cuyos dedos los deslizo entre mis glúteos hasta detenerse en mi orificio… uuuffff!!. Soltándome a medida que presionaba…

  • “Creo que lo estas deseando tanto como yo, verdad…”.

Y aunque le decía que no, pude sentir como la primera falange de ese dedo entro, presionando y hundiéndome en segundos la segunda… ooohhh!!. Soltándome…

  • “Ooohhh!!... que estrecho estas jodido, no jodas que eres virgen, no me lo puedo creer… uuuffff!!”.

Volviendo a soltarme un comentario en el cual se delato, diciéndome…

  • Uuuffff!!... qué bueno que estas cabrón, no veas lo que he deseado estar así contigo, quizás fue a raíz de verte hace unos meses con Diego… ooohhh!!”.

Yo continuaba con mis brazos extendido sobre la encimera del lavabo, continuaba apoyándome mientras sentía como esos dedos entraba y salían de mi… con sumo cuidado, proporcionándome un gran placer… uuuffff!!. Levantaba la vista del lavabo avergonzado, mirando al frente, mirando al espejo y encontrándome su mirada, ojos que me miraba fijamente con deseo… uuummm!!. Rostro que lógicamente era del reflejo del cristal, soltándome…

  • “Si quieres que pare… me lo dices, dime… estas a tiempo aún”.

Yo permanecía callado, estaba disfrutando, dedos me habían penetrado muchos, tenía miedo… no os lo voy a negar, pero debo decir que, en mis fantasías llego a entregarme incluso a varios machos… uuummm!!. Este ante mi silencio, asienta que doy permiso, acabando por decirme…

  • “No llevo preservativos, pero no te puedo decir que sienta no llevar condones, ya que me gusta hacer las cosas a pelo”.

Sintiendo como apartaba sus dedos de mi orificio, notando como su glande se deslizaba ahora entre mis glúteos, acabando por alojarse en medio y justo donde está mi orificio… uuummm!!. Muestro cierto temor… no era para menos, ¡mientras sintiendo como presiona suavemente su glande… ooohhh!!, entrándome poco a poco… uuuffff!!. No dejo de quejarme, me duele y eso que este para favorecer la penetración, ¡comienza a verter jabón líquido sobre mi orificio… ooohhh!!, cosa que sirve, pues poco a poco va a alojándose dentro de mí. Quedándose inmóvil a modo de que me adapte al grosor, dándome mientras muestra de cariño, besando mi espalda, acariciándome el pecho, jugueteando con mis pezones, e incluso jugar con mi pequeño pene… uuuffff!!. Soltándome…

  • “Sabes pequeño… que te voy a reventar”.

Volviendo a embestirme, comenzando a penetrarme sin prisas, pero viéndole un poco nervioso, quizás porque en breve podríamos ser sorprendidos, pues son una dependencia más de los vestuarios, siendo un lugar más donde pueda venir alguien. Sintiéndose moralista, pero fue sacarla de mí, cuando le suplique que continuara, rogándole que no la sacara, llegando a entregar mi cuerpo y alma si seguía… aaahhh!!. Pero no quedándome otra que asumirlo, sintiéndome después de todo un poco aliviado… obviamente por el dolor, pero al mismo tiempo molesto. Estaba fastidioso porque solo me había metido el capullo y poco más, ¡cuando deseaba sentir sus huevos peludos en mis nalgas… uuummm!!, dándome ganas por reprochárselo. Soltándome este…

  • “Pues si tanto la quieres, agáchate y cómetela”.

No haciéndome falta que me lo pidiera dos veces, y mientras devoraba esa polla, no dejaba de escucharle decirme…

  • “En serio te ibas a entregar a mí por una follada, joder que gilipollas que soy, ¡no te haces una idea de lo mucho que… ooohhh!!”.

Dice, viéndose interrumpido, cuando me trague su polla entera, sacándomela para babear su tronco y pocos después recoger con la lengua, no dejándome de ayudar con mis manos, no dejando de pajearle al mismo tiempo que magreo sus genitales. Este suspira y gime, volviéndome a decir…

  • “Sabes una cosa, yo estoy buscando un nene que pueda ser mi nena, quiero que sea mi nena súper sumisa para humillar y someterla, deseando que cumpla todos mis caprichos y poder vejarla. Dime… ¿Quieres ser tu esa nena?”.

No respondiéndole por no sacar su polla de mi boca, pues mi única idea en esos momentos no era otra que hacer que se corriera, hombre que toma mi cabeza con ambas manos y oprime, dejándome claro que se vendrá en nada. Y mientras descarga, vuelve a decirme entre jadeos…

  • “Aaahhh!!... joder, si… si… uuuffff!!, traga maricona… traga… ooohhh!!”.

Gime y no deja de decir…

  • “Uuuffff!!... quiero que seas mi putita, pero antes vamos a esperar a que te desfloren, menuda boquita que tienes… joder”.

Y sin esperar más tiempo, me ayuda a levantarme, sugiriéndome que me vaya a ducharme, pues estoy empapado en sudor. No dejando de acariciarme, mientras me mira y sonriente, me suelta…

  • “Uuuffff!!... que tentación que eres, menudo culito que tienes, aunque a elegir, me quedaría con esa boquita, menuda prenda que eres”.

Antes de hacerle caso e irme a las duchas, me advierte una cosa…

  • “Tienes que tener cuidado con quién andas, te digo esto, si no quieres ser la comidilla de todo el gimnasio, no te digo esto para que murmullen, sino porque como no tengas cuidado, te digo que vas a convertirte en un instrumento más para hacer ejercicios y sudar”.

Dice y acaba…

  • “Ten cuidado sobre todo con tu tío, es uno que está contando de ti muchos chismes, bueno eso por no decir que está metiendo mucho cuento, como si deseara también cogerte”.

Y aunque le replique que esa persona no le considero mi tío, pues es el hermanastro de mi padre, este volvió a advertirme sobre esta persona, sobre todo porque según él…

  • “Vamos a ver… yo te lo he dejado claro, te aviso que tu tío o como quieras tú llamarlo, es una persona que según dice le gusta coger duro, y tratar con quien folla como perras”.

Me dice ante su comentario hacia mí, ese comentario…

  • “A ti se te ve que eres adicto al sexo con desconocidos, supongo que por lo tragón que eres te gusta tragar leche, y viéndote como te dejas, te pone que traten como una perra, y seguro que con el tiempo que te follen bien duro. Te digo esto, porque eres lo que desea ese familiar… bueno y casi todos”.

Me marché a las duchas, iba bien caliente y excitado la verdad, deseando encontrarme en su interior, ya sea a Diego o al baboso, aunque no me hubiera importado cualquier otro. Aunque en mis pensamientos, me temía lo peor, no siendo otra cosa que… ‘lo sabrá mi padre, le habrán dicho algo, o le habrán advertido de mi’, esta duda me correría por dentro, no dejando de darle vuelta. Menos aun cuando, escucho la voz de una persona entrar en las duchas…

  • “Buenas tardes, con tú permiso voy a entrar, te digo esto por si eres de los que se asustan ante un abuelete desnudo, ojo que voy… vale”.

Abuelete que cuando lo vi entrar, solté un ‘joder’, no porque tuviera un pedazo de tranca, cosa que poco me importo, sino que mostraba un cuerpo de infarto. Un macho alfa que me pone a pesar de no tener un pelo en su cuerpo, fornido y no de gimnasio o al menos eso creo, corpulento y con barriga. Huevos grandes y colgados con abundantes vellos, cuya polla no muy grande pero sí que bastante gruesa, mis ojos se me iban a pesar de disimularlo. Este simplemente reía, dándome por provocarlo, comenzando sobre todo con jugar con mi pastilla de jabón, enjabonándome mi pequeño y estrecho orificio… uuummm!!. Bueno mejor dejarlo aquí… no creéis.

Bromas aparte, lo dicho, ya me decís que os ha parecido, estaré esperando vuestras respuestas, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).