El gimnasio y el amigo de papa (2)

No dejaba de decirme… ‘Cómetela puta, no veas las ganas que tenía que me lo hicieras, pues si te imaginaras como me tenías cuando veía cómo se las chupaba a esos viejos, ¡y encima dejándote meter mano… uuuffff!!’. Dime… ‘Tu padre sabe algo de lo que haces’.

El gimnasio y el amigo de papa (2)

Antes de comenzar, debo decir que siempre o al menos en la medida de lo posible, me he considerado de esos que ha tenido cuidado de lo que me rodea y acontece, cosa que siempre he intentado ir con discreción pues claro, no siempre se logra y claro está a veces se paga tanta cautela. Debo, aunque me repita que siempre voy con moderación sobre todo por mi entorno, pero confieso que no siempre fue así. Pues hay imprevistos que existen, como los encuentros impensados, aquellos en que te tropiezas de forma casual con una persona del pasado, persona que desea volver a saborear esos momentos.

Me ocurrió hace demasiados años, lógicamente era muy joven todavía, pero no creáis que lo era tanto, como para haber tenido ya mis pinitos, pero eso sí, siempre que podía dentro de la discreción que se merecía. Pues en mis encuentros diarios ocasionales, no buscaba nada, pero lógicamente esa otra persona no era del mismo pensamiento, sobre todo cuando comenzaba a meterme mano. No puedo decir que fuera forzado, aunque me negara más de una vez, quizás porque mis ruegos no parecían del todo en serio, eso como mis manotazos o a la hora de apartar sus manos. Yo era uno de esos que, sentado en lo más apartado del parque, sentado y visionando revistas pornográficas, buscando lugares apartados y de alguna forma, atraía a mirones y pervertidos.

Lugar que unos pocos se atrevían a acercarse, pocos que viendo que no era reacio, pocos que una buena conversación, embriagando el momento con morbo y llevado por la curiosidad. Me dejaba acariciar, siempre con la frase… ‘No es malo una caricia’, siempre con doble sentido, cuyas caricias al principio te embriaga, personas cuyo aspecto fraternal aun siendo desconocido, acabo por comentar ese tema tan tabú en casa como era el ‘Sexo’. Tema que este extraño me explica, aunque sea a su modo, modo que no es de otra manera que acariciar mi cuerpo, comenzando a sentir oleadas de placer, sensaciones que te embriaga de una forma que no puedes explicar y que a veces, acabo por obtener la satisfacción sin haberme tocado.

Aquello no me ocurrió una vez, ni dos, ni incluso tres… sino más veces, lugares que incluso a pesar de ir con pies de plomo al principio, donde buscaba inicialmente un lugar apartado, acabas donde menos pensaba. Pues a veces estos, me llevaban a aseos públicos donde poder masturbarme, lugares que piensan que no seremos sorprendidos, lugares que cuando menos cuenta echa y bajas la guardia, acabas siendo sorprendido por alguien, alguien que puede ser cercano, persona que de una forma u otra está conectado con el entorno, aunque este entorno sea conocido o de las amistades de mi padre. Bueno mejor será que continúe mi anterior relato, vale…

Me lleve dos… quizás fueron tres las semanas que no pise el gimnasio, cuya falta de asistencia tenia de los nervios a mi padre, no dejándome de echar en cara que estaba pagando un servicio para nada. Y claro está, yo me escudaba con que tenía muchos deberes o tareas por realizar, excusándome también en que ir solo no es lo mismo, pues deseaba su presencia allí conmigo. Era un tira y afloja entre mi padre y yo, claro está, no le iba a confesar las verdaderas razones por el cual no deseaba ir solo, aunque este no dejaba de mentarme…

  • “Joder José, te presente a mis amigos precisamente por eso… para que no te sientas solo, además mis amigos se encargarían de todo por mí”.

Y aunque esas palabras me calmaban no en cambio me ponía aún más nervioso, pues pensaba en qué sentido se habían tomado sus amigos, eso de… “encargarse de todo por él”. Pero tras quedar día tras día en lo dicho, mi padre no dejaba de animarme a ir al gimnasio en cada momento, instante en que aprovechaba para dejarle caer a mi padre que me acompañara, cosa que finalmente hizo. Llevándome otra sorpresa…

Ese día en cuestión, llegue a casa algo tarde del colegio, mis padres no me preguntaban los motivos, quizás porque se cansaban de escucharme decirle… ‘pues he estado con Alberto’, o quizás por haber estado con mi profesor particular en la clase de refuerzo, o haberme quedado en el parque jugando al futbol con cualquier otro amigo. No pasándole por la cabeza que quizás el haberme quedado en el parque un rato, no era precisamente para jugar al futbol, aunque si tiene algo que ver con… pelotitas, correr e incluso acabar sofocado. Pero aún recuerdo, como aquel día, fue llegar a casa y soltarme mi padre…

  • “José hijo… prepárate que nos vamos al gimnasio”.

Me quedé en blanco, no me lo esperaba y aunque le puse reparo dada la hora, este no dejo de animarme e incluso a pesar de la hora, soltándome eso de…

  • “No digas bobadas coño, no pongas excusas que te vas a parecer a tu madre, venga prepárate que vamos a entrenar un poco, y a ver si podemos rellenar ese cuerpo de músculos que cada vez te pareces más a tu hermana”.

Y cuando fui a subir a mi dormitorio, este acabo por llamarme de nuevo y decirme…

  • “Mira me lo he pensado mejor, no te vistas que te veo que vas a tardar un mundo en cambiarte, pareciéndote a una mujer hasta en eso, nos vamos y ya te cambias allí”.

Pues dicho y hecho, nos marchamos hacia el gimnasio, donde tras entrar, me encaminamos hacia el vestuario, dejando mi padre sus cosas en el interior de su taquilla e irse hacia dentro, dejándome allí a cambiarme. Pero mientras me cambiaba mi indumentaria, sentía como si me estuvieran observando, no viendo precisamente un alma. Tras cambiarme, me encaminé hacia el interior, buscando a mi padre, encontrándomelo en las máquinas de ejercicios con sus amigos, viéndome llegar y adularme primero con…

  • “Bueno aquí viene mi hombretón, mi niño que no deja de decir que sin su papi no es nada”.

Decir eso y escuchar las risas de sus amigos, acabando por abochornándome al decirles…

  • “Bueno que me decís… es verdad o no, decírselo ustedes, decírselo que a mí no me cree mi hijo”.

  • “A ver si al escucharle a vosotros decirle que necesita venir al gimnasio, necesitando hacer que cambie su cuerpo”.

Y aunque escuchaba mi padre a sus amigos que me dejara, soltándole más de uno que estoy en plena etapa de cambios, recordándole que si ya no se acuerda cuando dejo atrás la pubertad, recordándole los cambios que tuvo cuando era un adolescente. Pero veía poco convencido a mi padre ante los comentarios de sus amigos, no dejándome de mirar, tomándome de la mano y hacerme girar sobre mis propios pies, no dejando de señalar con su dedo mi cuerpo. No dejando de poner pegas a mi anatomía, no dejando de decir…

  • “Joder tíos, quizás tengáis razón, pero yo para su edad ya estaba formado, tenía hasta unas pelotas como las de tenis”.

Volviendo a insistir…

  • “Coño, ya lo sé, pero es que, para ligar con chicas necesita tener un cuerpo fornido, no digo que se tenga que matar con las pesas, pero que al menos se le note algo. Necesita que le vean cachas para que las chicas lo tomen en serio, no pido respeto, eso ya es cosa de él”.

Estos bien recuerdo que no dejaban de decirle que me dejara vivir, habiendo uno de sus amigos que era nutricionista, persona que le decía que lo primero para irme formando, era… ‘el no verme obligado’. Acabando por decirle…

  • “Además, no tienes que preocuparte, si tiene los mismos genes que tú… tarde o temprano su anatomía sé ira formando, pero debes de saber que no solo es su anatomía, también es la voz, e incluso el crecimiento del vello”.

Soltando otro de ellos un comentario más del estilo de doble sentido, sarcástico y punzante, soltando…

  • “Bueno quizás no tienes tantos genes tuyos cómo crees… ja ja ja, ¡porque viendo su cuerpecito, quien te dice que ha heredado más genes de tu mujer que tuyo… eeehhh!!”.

Recuerdo que cansado de tanta gilipolles, acabé por marcharme de allí, cogí y saliendo de la zona de pesas, me marché molesto… cansado de escuchar tantas tonterías, pero sobre todo molesto con mi propio padre, pues bien sabe él que mis problemas con la pubertad son otros. Camine cabizbajo en dirección hacia la zona de estiramiento, donde suelo estar sobre todo antes de meterme a realizar ciclismo virtual o alguna clase conjunta, cuyo estiramiento previo y entrenamiento me ha dispuesto en su momento uno de los monitores del gimnasio.

Pues fue llegar y comenzar con mi calentamiento previo, comenzando a realizar ejercicios de estiramiento, cuando en apenas de estar cinco minutos al menos, apareció Diego, persona que en su día sentí que me humillaba y degradaba. Pero de alguna manera que podría explicar con palabras, acabe disfrutando, no puedo decir que me hiciera de todo, pues más bien se diría que fue al revés, pero fue su manera de hablar… de mirar. Esa mirada que sentía que me hostigaba, por no mentar ese tono de voz que impone y que te hace acatar cualquier cosa, fue verlo y se me helo la sangre, no me lo esperaba sinceramente, pero a pesar de todo, algo dentro de mí… me atraía. Pero cuando sin esperarlo, esta persona que nada más verme, acabo por acercarse, soltándome con un tono autoritario…

  • “¿Dónde coño te has metido durante estas tres semanas?, no me digas que me temes y por eso, hoy has tenido que venir con papi”.

Bajo mi mirada con cierto respeto y con algo de sumisión, no contestándole pues en verdad tenía toda la razón. Este vuelve a soltarme…

  • “Pues no debes de temerme, yo me como a nadie, bueno eso depende de que me tenga que comer, ¡pero será cosa tuya… eeehhh!!”.

Fue escucharle hablarme y no esa forma de hablarme y ese tono, que ignoro los motivos, pero se me endureció los pezones e incluso me dolían… uuummm!!. Te voy a decir dos cosas, diciéndome…

  • “Acabo de hablar con tu padre y me ofrecido a ayudarte en todo lo que pueda, me he comprometido a que te voy a hacer un hombre, aunque no le he dicho cuándo, pues más de un día saldrás de aquí echa toda una maricona”.

Una sonrisa sarcástica se le dibuja en su boca, mirándome fijamente, fijándose sobre todo en mis erectos pezones, volviéndome a soltar…

  • “Creo que vienes hoy con las hormonas revueltas, mírate coño… si vienes con el calentón, mírate joder”.

Dice y vuelve a replicar…

  • “Estoy seguro que estás pensando en lo ocurrido el otro día, recordándote el buen rato que te hice pasar y seguro que estas deseando volver a repetir, ¡pero espero que me dejes estrenar tu culito… uuummm!!”.

Este me estaba poniendo nervioso, no dejando de mirar de un lado hacia el otro, sobre todo deseando evitar que otras personas nos escuchara, no deseando tener a más de un acosador allí. Este mirándome, vuelve a decirme…

  • “Sabes, estoy seguro que nada más poner pie en el gimnasio… te pones cachondo, ¡tanto tío para de aquí para haya debe de ponerte con las hormonas por los aires… no!!”.

Dice y continua…

  • “Pero bueno, hablando de hormonas, seguro que debes de estar en esos años en que debes de tener las hormonas revueltas, además estoy seguro que debe de estar con unas ganas locas de comerte una buena polla, y seguro que le te follen bien el culo, ¡aunque vuelvo a repetirte… que eso debe ser cosa mía… uuummm!!”.

Me sentía incómodo, y encima para inri, sentía como mis calzoncillos se humedecían del líquido preseminal que soltaba mi miembro, no queriéndole contestar me dio por marcharme en busca de mi padre. Que bien recuerdo que llegue precisamente donde le había dejado en compañía de sus amigos, y cuyos amigos me informaron que mi padre había acabado por marcharse, comentando uno…

  • “Nos dijo tu padre que si venias preguntando por él, debíamos de decirte que se tuvo que marchar pues tenía que realizar algunas gestiones”.

Mientras otro soltaba de una forma más jocosa, quizás sin intención de cachondearse, pero animado por el resto. Dijo…

  • “No te preocupes que tu padre te ha dejado en buenas manos, bueno eso al menos dicen por ahí las chicas, busca y pregúntale a Diego, ya que precisamente él se va hacer cargo de ti”.

No saliendo quien era el dichoso… Diego, y es en esos precisos momentos, cuando un extraño se me acerca, extraño que pertenece al grupo de los compañeros del entorno laboral de mi padre. Persona que me dice al oído…

  • “No me digas que no sabes quién es Diego, pues bien, que él otro día pude ver como se la comías, ¡acabando por dejarte un buen sabor de boca… eeehhh!!”.

Recuerdo que lo mire incrédulo, no me lo esperaba, no acabando por creérmelo, llegando a pensar que quizás el tal Diego se habría ido de la lengua, pero no creo que lo haga, no le interesa que lo sepan, pienso yo finalmente. Este baboso no se aparta, no deja de mirarme de forma lasciva, acabando por soltarme…

  • “Pero tengo mías dudas, dime… ¿Con quién disfrutas más?, con los mirones del parque con los que permites que te magreen y te metan mano por no mentar otra cosa, ¡o con Diego que poco falto desflorarte… eeehhh!!”.

Dice al tiempo que me suelta una palmada en el culo, quedándome más helado al escucharlo que por la misma palmada, volviendo a ver la cara de este baboso sonreírme de una forma extraña, pero aun así reconocible. Momento en que pensé en la jugarreta que me había hecho mi padre, no en la que dejarme en manos de estos buitres, sino por la manera en la cual me ha llevado engañado. Y creo recordar que fue en esos momentos en que decidí marcharme, tomando dirección hacia los vestuarios, tomando del interior de mi taquilla mis cosas para ducharme. Y poco después, encaminarme hacia estas.

Ocurriéndome finalmente algo de lo más inverosímil, pues fue dejar las cosas en lo alto de un taburete mientras me descalzaba, cosas como la pastilla de jabón y la toalla, cuando tuve que pisar algo que me hizo perder el equilibrio. Resbalándome y deslizándome por mi propia inercia apenas un metro, acabando por caer hacia delante, intentando sujetarme a algo, teniendo la mala fortuna de aparecer en esos precisos momentos el tal Diego. Persona que no solo me agarro y detuvo mi caída, sino que al sujetarme tuvo la mala fortuna (bueno según se mire) que se le desnudo el nudo de la toalla, cayendo esta al suelo y quedarse este totalmente desnudo. Levantando la vista y pudiéndole ver su rostro, cara que disimulaba su enfado, mientras un conocido de este comenzó a reír a modo de quitar hierro, mientras mentaba…

  • “Uuuffff!!, porque poco chaval, ya te veíamos con los piños en el suelo”.

Soltando otro, siendo precisamente esta persona el baboso…

  • “Bueno, según se mire, pues ya le veía yo tragándose otra cosa”.

Viéndome un poco avergonzado, mientras estos se reían, tuve que ocultar mi enfade, aunque no fingí al mentarles que era un accidente, mientras este se inclina hasta poner su boca a la altura de mi oído, y soltarme…

  • “Y seguro que sí, pero por otro lado comprendo que lo quieres, si tanto lo desea, podrías haberlo dicho sin tanto rodeos y numerito”.

Quise decirle que no era lo que parecía, intente explicarle que había sido un accidente, pero apenas salían palabras por mi boca legibles, quizás más aun, cuando este sugirió a sus amigos…

  • “Id hacia delante, ahora voy yo, antes voy a ayudar al hijo de José, voy a informarle de algunas normas del gimnasio”.

Viendo como sus amigos se marcharon hacia la zona de las duchas, escuchando como alguno a lo lejos le soltaba con retintín entre carcajadas…

  • “No seas demasiado duro Diego, ¡piensa que luego se tendrá que sentar cuando este con la novia… eeehhh!!”.

Soltando este ante tal comentario…

  • “Gilipollas”.

Volviendo su mirada hacia mí, ojos que fija nuevamente… sonriente, dejándose caer finalmente hacia atrás, acabando por caer sentado sobre un banco. Caída que al caer tiraba de mí, viéndome cómo iba cayendo. Pero cuando vez que este cae sobre el banco, no sufriendo daño alguno, pienso que está preparado o acaso ha tenido mucha suerte, pero viendo que no tanto como yo.

Pues cuando cae hacia atrás y tira de mí, mientras este cae cómodamente en el banco de madera, yo aterrizo con mis rodillas en el suelo, hincándolas y produciéndome dolor, siendo peor el resto de mi cuerpo. Ya que mi rostro queda a la altura de su pelvis, cuyo enorme miembro erecto queda ante mí, llegando a pensar en cómo he acabado así. Momento en que este sacándome de mi trance, me suelta…

  • “Bueno, pues yo tú… aprovechaba”.

Me dijo sin comprender a que se refería, momento que clavo mi vista en su vergón, volviendo este a decir…

  • “Yo tu comenzaba ya, pues como venga estos y te vean en semejante postura, ¡yo no soy quien va a explicar la escena… eeehhh!!”.

Y aunque quise levantarme… cosa que este me lo impidió, no permitiéndome que me moviera, soltándome…

“Lo primero es lo primero, tú te lo has buscado y no yo”.

Acabando por posar una de sus manos en mi nuca, oprimiéndome con fuerza hacia abajo, oprimiéndome hacia su vástago, mientras sentía como me tenía sujeto con su otra mano, apretándome mi muñeca. Volviéndome a decir en voz baja…

  • “Abre la boca… putita, venga que va todo para adentro”.

Dice mientras vuelve a presionar mi nuca, buscando su glande mi boca, consiguiéndolo más porque no me queda otra, sintiendo glande presionar mis labios, pero al mismo tiempo siento como su pie presiona mi miembro. Como juguetea sus dedos con mi pequeña verga, cuya intención no es otra que la de encajar mi tronco entre sus dedos, cosa que logra finalmente… ooohhh!!.

Yo chupo su glande, comienzo a pasarle la lengua alrededor, lamo y desciendo hasta sus genitales, acabando por ayudarme con una de mis manos… pajeándolo, mientras con la otra me entretengo en magrear sus genitales… uuummm!!. Trago y succiono una vez tras otra, deteniéndome unos segundos, segundos que mi lengua se dedica a lamer dentro de mi boca su polla, no dejando de gemir… ooohhh!!. Pero al mismo tiempo me proporciona placer, ¡pues sus dedos se está dedicando a pajear mi miembro… uuummm!!, incluso sacándolo de entre sus dedos, haciéndome ahora sentir ese dedo grueso presionar mi orificio… aaahhh!!. Mientras me suelta…

  • “Me imagino que en vez de ser mi dedo del pie el que te está penetrando, ¡es mi polla la que te entra… aaahhh!!, menuda boquita que tienes… uuummm!!”.

Separo mis muslos un poco más, ¡cuya idea es poderle facilitar a ese dedo grueso poder alojarse mejor… ooohhh!!, mientras escucho a este balbucear obscenidades mientras ahora presiona con ambas manos mi cabeza. Sintiendo como su glande se aloja entre mis amígdalas, sensación que me arranca mis primeras arcadas, cuya consecuencia son las náuseas. Sacándomela para volver a introducírmela poco a poco y entrándome cada vez más, sintiendo como voy tragando, como acabo por tenerla dentro de mí, como los vellos de sus genitales hace cosquillas en mi nariz… ooohhh!!. Soltándome este…

  • “Joder, donde tengo la polla ahora, ¡me podría correr y te preñaría… aaahhh!!”.

Pero el sentir ese dedo entrar y salir de mí, me hace lograr de una forma espontánea acabar por venirme, soltándome este al sentir su píe bañarse literalmente de mi semen…

  • “Joder… maricona, ¡cómo me has puesto el pie de lefa… aaahhh!!, sabrás que me lo vas a limpiar… verdad”.

Callo por seguir comiéndome este pollón, callo con el deseo que se corra de una vez, no dejando de pajearlo con la derecha al mismo tiempo que con la izquierda magreo sus genitales… uuummm!!. Momento en que sacándomela de la boca, recorro con la lengua su venoso tronco hasta la base, levanto su falo y comienzo a lamer el perineo… ooohhh!!.

Dándome cuenta, pero no echo cuenta, cuando rodea mi cabeza con su brazo, brazo que cuya mano oprime de nuevo mi nuca, mientras este saca su culo hacia fuera. Momento en que comprendo lo que quiere, pero aunque intente zafarme, acabo por acatar sus deseos, viéndome como comienzo a lamerle el culo, como deslizo mi lengua por su orificio… uuummm!!. Y sorprendiéndome a mí mismo una vez más, cuando vuelvo a correrme por segunda vez, mientras este me suelta…

  • “Joder, cuanto desearía poderte follar ahora, ¡pero tampoco haría asco si otro viene y te la mete ahora… uuuffff!!”.

Y momento en que abandono su orificio y volverme a introducir su polla en mi boca, escuchamos un ruido no muy lejos, ruido que a ambos nos sorprende, aprovechando el momento para lograr logró zafarme de la presión. Fue el momento en que aproveche, levantándome con rapidez, dejándolo ahí con cara de pocos amigos. Me marche hacia mi taquilla, mientras este maldecía al supuesto mirón, bueno eso por no decir las lindezas que iban dedicadas hacia mí. Si estáis pensando en los motivos, pues este no era otro, que no había logrado correrse, pues como comprenderéis estaba de los nervios.

Cuando tomé las cosas y me metí en la ducha, mi pensamiento era salir del gimnasio lo antes posible, me metí en las comunes, pero creo recordar que fue en el transcurso de entrar, cuando me encontré a los dos amigos de Diego saliendo. Amigos que fue sobre todo el baboso quien se interesó pues el otro continuo su camino, se interesó por saber si Diego me había explicado bien a fondo las normas. Y ver por dónde iba este, me dio por provocarlo como parte de un juego, respondiéndole…

  • “Pues me lo ha estado explicando en parte, pues creo que se ha quedado a medias”.

Pero debo deciros, que el juego no me había como deseaba, pues fue responderle, cuando coge este y se quita la toalla de la cintura, mostrándome su miembro erecto. Momento en que me da por marcharme sin decir una palabra, pues me imagine por donde iban los tiros, me gire por que no quise problemas, no desando liar la cosa aún más de lo que estaba. Pero tras mi primer paso, fue escucharle bastante bien y claro…

  • “Tú padre sabe algo de lo que haces en el parque, dime… ¿Tus padres saben a qué te dedicas, cuando vas o vienes de clase?, saben qué tipo de hijo… por decirlo de alguna manera… tiene”.

Aquel comentario y esas preguntas me dejaron helado, por vergüenza no quise mirarlo y menos responderle, aunque el quedarme callado era darle la razón, pero como responderle, cuando precisamente él ha sido testigo de mis ‘pecados’. Dice y prosigue…

  • “Mira vamos a hacer una cosa, ignoro si Diego ha hablado contigo o habrá hecho algo más, pero en todo caso tú me acompañas”.

Dice y acato, caminando detrás de él, llevándome hacia las duchas individuales, duchas que me hace entrar y tras entrar él, acaba por cerrar la puerta. Indicándome que deje mis cosas en los soportes junto a la puerta, acercándome hacia esta persona, persona que al igual que Diego u otros de los amigos de mi padre, todos son de edad comprendida entre los cincuenta y pocos. Amigo que pensé que no se merecía, pero que este tras tenerme delante, cogió y con una de sus manos tomo la mía, tirando hacia su polla al tiempo que, con la otra acabo por posarla sobre mi hombro, presionando y darme a entender lo que deseaba. Agarre su polla al tiempo que me agachaba, quedándome en cuclillas, comenzando a pajearlo, mientras este me decía…

  • “No vayas con remilgos, sé de sobra que te encanta comerte un buen rabo y de sobra sé… que lo haces siempre que puedes”.

Comencé a chupársela sin muchas ganas, comencé a restregarme su glande por mis labios, sacando mi lengua y embadurnarla con mi saliva, mientras este gemía. Trague como suelo hacer, introduciéndomela hasta sentir arcadas y claro esta nauseas, mientras la tengo dentro de la boca, comienzo a recorrer su tronco con la yema de mi lengua, propiciándole un placer que pocas dan… uuummm!!. Este gemía fuerte, cosa que no me venía nada bien, soltándome…

  • “Cómetela puta… no veas las ganas que tenía que me lo hicieras, pues si te imaginaras como me tenías cuando veía cómo se las chupaba a esos viejos, ¡dejándote meter mano… uuuffff!!”.

Escucho como me soltaba eso, mientras no paro de comérsela, metiéndomela bien dentro, notando como vibra toda dentro de mi garganta, sintiendo toda su erección… aaahhh!!. Volviéndome este a soltar…

  • “Chupa maricona, ¡chupa con ganas… aaahhh!!, venga chupa que vas a recibir toda mi leche caliente dentro de su boca… uuuffff!!”.

Fue decirlo y el muy cerdo en escasos segundos, comenzó a descargar toda su corrida dentro de mi garganta, no sacándome su polla hasta que no perdió su erección, no dejándome de insúltame y humillarme. No dejándome de decirme…

  • “Menuda putita tiene mi compañero como hijo, joder si se llega a saberlo, no sé qué sería peor, ¡saber que eres una maricona o que se la chupas a sus amigos y compañeros… uuuffff!!”.

Bueno, veo que de nuevo me he dejado llevar por mi historia, no sabiendo la verdad cuando dejarlo, pero cuando os voy relatando mi confesión, no veo el momento de dejarlo, pues deseo plasmar todo el placer, dejándolo todo el contesto claro, aunque mis dedos estén pringados de semen… uuummm!!. Pero, lo que, si os puedo decir algo antes de dejarlo aquí, no siendo otra cosa que el mal trago que pasé, cuando salí del interior de la ducha individual, no solo por el hecho de ser ya para uno solo, sino que cuando salí me topé con Diego.

No os imagináis las caritas de los tres, puedo decir que el que tenía mejor cara era el baboso, pues su rostro se le dibujaba felicidad, mientras que la de Diego era indignación, y la mía era vergüenza, quizás más bien al estilo… ‘tierra trágame’. Siendo la cosa a peor, cuando al marcharse el baboso, coge y me da una palmada en el culo, ahí la cosa sí que estuvo tirante, menuda carita me dejo. Bueno lo dicho, ya me decís que os ha parecido, estaré esperando vuestras respuestas, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).