El gimnasio
Una pequeña perversión. Dos mujeres.
El gimnasio
Una de mis fantasías es tener sexo con otra mujer, no es nada del otro mundo, pero sueño con ello desde chiquita. Desde que le metí uno de mis deditos en el chochito de una compañera de colegio. Ella se asustó y nunca mas volvió a pasar nada, pero a mí me siguen corriendo las ganas.
Lisa, es una gran deportista. Ama los deportes y practica todo lo que se le pone delante. Cuando no tiene ocasión de acudir al gimnasio arranca a correr y da un par de vueltas a la manzana. Es casi una obsesión, de manera que acude muy a menudo al gimnasio.
El pasado jueves lisa estaba muy atareada con su tabla de ejercicios y casi no veía a sus compañeros, de manera que no se dio cuenta cuando Julia entró en el local.
Julia es una joven muy bonita y amante también de mantenerse en forma. Como es nueva en la zona entró con Roberto el encargado del gimnasio, que le enseñó las instalaciones y le presentó a los que allí se encontraban. En ese momento solo estaba Julia en el banco de abdominales y Carlos en la cinta andadora. Carlos y Roberto son dos tipazos, tienen alrededor de los 30 años con unos cuerpazos de impresión debido a los múltiples ejercicios que hacen.
Julia se instaló en la bicicleta estática mientras Roberto aprovechaba para hacer un poco de pesas. Cuando se hicieron las ocho de la noche decidieron poner fin a una tarde de ejercicio y salir a tomar algo para enseñarle la ciudad a Julia, así que se dirigieron a las duchas.
Lisa se había fijado muy bien en el cuerpo de Julia, tenia unos pechos no muy grandes, pero bien parados y un trasero respingon. No le sobraba nada, estaba como para comérsela, y haciendo acopio de valor así se lo dijo.
Julia se quedó sorprendida pero ella pensaba lo mismo de Lisa.
Entonces Julia se acercó despacio hacia Lisa, hasta que quedó solo a unos cinco centímetros de esta y mirándola fijamente a los ojos, esperando un gesto de rechazo.
A Lisa estaba a punto de salirle el corazón por la boca, tenia a un bombón prácticamente desnudo a cinco centímetros y no se atrevía a tocarlo.
Julia viendo el deseo en los ojos de Lisa se agachó y le besó los labios muy dulcemente hasta que consiguió que Lisa le ofreciera su boca y su cuerpo. Sin poder dejar de besarse, se metieron juntas en la ducha, se lamieron los pezones completamente duros. Estaban muy excitadas. Julia tomando la iniciativa se arrodilló a los pies de Lisa y metió su cabeza entre las piernas de esta y buscando su clítoris que lamió, mordió, y chupó hasta que arrancó un tremendo orgasmo de las entrañas de Lisa.
Lisa casi no podía tenerse en pie de manera que tumbadas en el suelo de la ducha decidió devolverle el favor. Nunca había lamido un chochito, no sabia como pero tal era la excitación y tantas sus ganas de probar aquel festín que enseguida consiguió hacer gritar a Julia de placer.
Los chicos viendo que las chicas se demoraban decidieron entrar en el vestuario y escuchando los gemidos de ambas se quedaron quietos en una esquina admirando el espectáculo. Cuando vieron aquellos dos cuerpos de mujer enredados en el suelo, jadeando de placer no pudieron mas que sacarse sus pollas y empezar a pajearse. Cuando las dos chicas se habían corrido salieron de sus escondites con las bergas en alto, no podían aguantar mas, necesitaban participar.
Lisa y Julia, ya bastante calmadas se dieron cuenta de la presencia de los jóvenes y se miraron con cara de niñas traviesas. Se arrodillaron delante de ellos y sin pensárselo dos veces se metieron aquellos muy respetables aparatos en sus boquitas. Mordían, chupaban, lamían y entre mamada y mamada se pegaban unos morreos de muerte, lo cual ayudaba a aumentar la excitación de Roberto y de Carlos que pronto terminaron descargando en aquellas lindas boquitas.
Un poco mas calmados todos decidieron salir a cenar para recuperar fuerzas y después irían a terminar la fiesta en casa de Julia.
Cuando llegaron al apartamento la tensión sexual era tanta que incluso antes de cerrar la puerta ya estaban todos desnudos.
Roberto agarró a Lisa y empezó a degustar su concha, que seguía encharcada de sus jugos. Julia viendo que Lisa tenia la boca libre no desaprovechó la ocasión y le puso su pepita en la boca y Lisa la aceptó gustosa. A Carlos solo le quedaba la boca de Julia y hacia ella dirigió su cipote mientras con las manos masajeaba los pechos de esta. Las chicas pronto consiguieron su primer orgasmo y como los chicos tenían un calentón terrible las pusieron con el culo en pompa y las penetraron casi sin pensar. Sus aparatos entraban y salían con facilidad gracias a las corridas de estas, pero teniéndolas en tal posición, ninguno de los dos pudo resistirse a la idea de entrar por la puerta trasera.
Las dos eran vírgenes de ese lado de manera que opusieron cierta resistencia al principio, pero viendo que los chicos no iban a desistir en el empeño, se relajaron un poco, facilitando así la entrada de los chicos. Estos empujaban y empujaban hasta que sus huevos tocaron los culos de ellas. Entonces empezaron un metisaca lento pero seguido, y fueron incrementando el ritmo. Las chicas se habían relajado y empezaron a encontrarle el gusto a aquella nueva forma de follar. Mientras con una mano se tocaban el clítoris, se daban el pico entre ellas y mientras los chicos las enculaban consiguieron pronto otro orgasmo que fue seguido de la consiguiente descarga de leche de los chicos en sus culetes.
Una vez saciados quedaron todos tumbados, uno encima del otro, sin poder moverse por el suelo del comedor.
Así se durmieron hasta la mañana siguiente donde al despertar reanudaron la labor.