El gimnasio

Lo divertido de hacer gimnasia.

Amor mío: No me aguante las ganas y comencé a escribirte una historia para ti, voy como en la mitad, léela y dime que te parece, dame ideas, que se te ocurre?

El GYM

Hacia ya casi un mes desde mi último amoroso encuentro con mi amiga Patricia, hablábamos seguido por teléfono donde ella me mantenía al tanto de su embarazo, pero debido a mis múltiples compromisos posponíamos siempre nuestro reencuentro. Aquel jueves en la tarde me llamo a la oficina para ver si el viernes la podía acompañar al medico a su control y luego a dar un vistazo al GYM, pues hacia tiempos que no iba, encantada acepte acompañarla y a las 9:00 de la mañana de aquel día tocaba a su puerta, me recibió como siempre muy atenta con besos en las mejillas, ella estaba radiante, una bata de embarazo holgada de color azul claro que demarcaban muy bien sus voluminosos senos, debido a su estado de preñez, pues ya estaba en su octavo mes, estos habían crecido de una manera desaforada y a través de la delgada tela observaba como se demarcaban sus aureolas y sus gordos pezones, me senté en la sala a esperar que terminara de arreglarse, yo llevaba una falda de algodón blanca hasta las rodillas, una camiseta ombliguera roja y un pequeño chal del mismo color, mientras la esperaba recordé a sus hijitas que a esa hora deberían estar en el colegio y un pequeño escalofrió recorrió mi cuerpo al recordar lo bien que la pasamos.

Tomamos un taxi y nos dirigimos al consultorio medico, no pude resistir la tentación y entre con ella al consultorio donde una ginecóloga de edad le hizo varias preguntas y por ultimo la acostó sobre una camilla, levanto su bata y comenzó a oscultarla con un pequeño aparato que coloco sobre su abultado vientre, perfectamente pude ver su gran panty blanco y lo abultado de su raja, era impresionante ver aquella barriquita enorme y redonda pero lo que mas me embelesaba era la protuberancia de su gorda vulva perfectamente delineada en aquel panty de lycra y sus torneada y largas piernas. La doctora confirmo que se encontraba en perfecto estado y le recordó que continuara con sus ejercicios pre-natales; salimos de allí rumbo al Gym, donde ella deseaba ir a revisar cuentas y otras cosas.

El Gym se encontraba vació y mientras ella entro a su oficina a mirar no se que cosa yo me dedique a curiosear por allí, termine en el baño pues sentía mi vejiga reventar, mientras me encontraba sentada en el bidet con mi falda y panty en mis tobillos, mi mente volo hacia el espectáculo que acaba de observar en el consultorio, sentía envidia por aquel bebé que estaba próximo a nacer y que se alojaba en aquel vientre, quería ser yo la que estuviera en su intimidad y poder salir por aquella regordeta y deliciosa concha, no pude contenerme y allí mismo frenéticamente comencé a acariciar mi clítoris húmedo de mi orín y de mis jugos, pasaba alternativamente mis dedos por mi depilado sexo y por mis erectos pezones, dos de mis dedos terminaron revolviéndose en mi concha hasta obtener un delicioso orgasmo, cuando volví a la realidad, comprobé que mi panty se encontraba en el suelo dentro de un pequeño charco de agua por lo que decidí guardarlos en mi cartera, me arregle mi falda y salí en busca de Patricia.

Ella se encontraba sentada en su PC mirando unas cuentas, cuando me vio entrar dejo de trabajar y me llevo a un pequeño sofá donde conversamos de lo bien que lo habíamos pasado la ultima vez, sus piernas semi abiertas debido a su voluminosa barriga no hacían otra cosa mas que excitarme y tenía que cruzar fuertemente mis piernas para evitar correrme allí mismo, me ratifico que su marido no la había vuelto a tocar y ella continuaba masturbándose muy seguido, a pesar de lo caliente que me encontraba quise cambiar el tema y le dije que cuales eran los ejercicios que la doctora le había indicado, ella me dijo que aprovecháramos que estábamos allí y le ayudara a realizarlos.

Nos dirigimos al salón principal y la ayude a acostar boca arriba en una colchoneta, yo me arrodille cerca de su cabeza, se trataba de flexionar sus brazos para poder realizar ejercicios de respiración, yo empujaba sus brazos hacia los lados mientras ella contenía la respiración y luego los bajaba a sus lados exhalando, durante varios minutos repetimos esta operación y al alcanzar una toalla para secar su sudor, me olvide por completo de que no llevaba pantys, Patricia lanzo un silbido y me pregunto que por que estaba así, le comente lo que me paso en el baño y sacando de mi cartera mi ropa interior se lo mostré, ella lo tomo en sus manos y delicadamente lo poso sobre su nariz aspirando mi aroma, aquello me puso a mil, agache mi cabeza, pose mis manos en sus senos y mi boca busco la suya, instintivamente su lengua se enrosco en la mía, una lengua húmeda y caliente, un aliento embriagador, mientras mis manos apretaban delicadamente sus voluminosos senos, la bese como no recuerdo nunca haber besado a una mujer, con pasión, con fuerza, con deseo, me reincorpore y levante mi falda ofreciéndole mi sexo, ella acostada como estaba, paso sus manos por mis piernas y en un segundo sentí su lengua ávida explorando mi concha, humedeciéndola, besándola, succionándola, su lengua como un dardo se perdía en mis pliegues vaginales arrancándome oleadas de placer, desabotone mi falda y rodó por el suelo dejándola maniobrar con mayor libertad, arquee mi cuerpo sobre el suyo y mi mano se introdujo en su panty palpando su generosa vagina, depilada, protuberante, exquisita, lujuriosa, aquella mujer me volvía loca, su estado de preñez me excitaba mas, pose mi boca sobre la tela de su panty, mis labios se dilataron al máximo y chupe aquel fantástico coño humedeciendo aún mas su pantaleta, ella continuaba devorándose mi vagina y su lengua recorría desde mi clítoris hasta mi ano, era un delicioso masaje, me sentía la mujer mas feliz del mundo, como la quería, como la deseaba, me voltee y me coloque sobre sus piernas descorriendo su panty, su abultada y gruesa concha dilatada se me ofreció como un exquisito manjar que mi boca acepto gustosa, aferrada a sus muslos, separándolos delicadamente, mi boca lamía aquel suculento clítoris, uno de los clítoris mas grandes y gruesos que he visto, era como un pequeño pene que mi boca succionaba, mi lengua recorría hasta el mas recóndito de sus pliegues vaginales y en cuestión de segundos mi boca se inundo de sus fluidos. Rápidamente nos desnudamos por completo y tomadas de la mano nos dirigimos a las duchas