El gigante del bar
Me atraen los tipos grandes. Esta es mi historia de uno de ellos.
La verdad es que no recuerdo bien que edad tenía, creo que eran 17 o 18 años, no más. Una noche fuimos con un grupo de amigos a un pub que solíamos frecuentar. Éramos 3 o 4 chicas y el mismo número de chicos, pero entre nosotros no pasaba gran cosa, salvo algún que otro manoseo ocasional, no salíamos en plan de parejas, sino de amigos. Yo vestía unos pantalones verdes de tela, esos estilo militar, que aprietan y destacan mucho el culo y son algo menos apretados en las piernas, y una blusa negra muy pequeña, con el ombligo al aire y las tetas muy destacadas, que además me preocupaba de tirar hacia abajo cada dos minutos, con el pretexto de que se subía más de la cuenta, pero en realidad lo que conseguía era destacar aún más mis tetas, ya que me excita que me las miren. Bueno, suena muy provocador, no lo niego, pero debo aclarar que es el estilo generalizado de las chicas de esa edad en una salida nocturna, sobretodo cuando hace calor.
Nos sentamos todos alrededor de una mesa muy grande y comenzamos a beber, conversar, ocasionalmente algunos iban a bailar, cuando de repente me fijé en un tipo que estaba bebiendo solo, apoyado sobre la barra de bar, a unos 8 o 10 metros de nuestra mesa. La gente pasaba por delante permanentemente, pero en los momentos en que no había nadie me dediqué a mirarlo, ya que el tipo me llamó inmediatamente la atención por su actitud y su cuerpo. No es que estuviera particularmente bueno, en realidad era bastante feo de cara, lo llamativo es que era un hombre enorme, de más de un metro noventa, y sumamente corpulento, pero no gordo. Tenía las piernas y los brazos muy gruesos, la espalda ancha, en fin, era un man enorme.
Obviamente se dio cuenta de que lo miraba, y empezó a provocarme poniéndose en posturas muy evidentes. Apoyaba los codos de espaldas a la barra para que se notaran bien sus brazos y el bulto en sus pantalones, o se volteaba y se apoyaba de frente a la barra levantando el culo, y así.
Al rato ya era demasiado notorio, puso una mano cerca de su bolsillo y comenzó sutilmente a pasarla por sobre su bulto, yo no lo miraba a los ojos, pero sentía que me estaba viendo. Cuando confirmó mi interés, ya derechamente comenzó a apretarse el paquete, y con eso terminé de empapar mis calzones.
Muy nerviosa me decidí a ir a por cigarrillos, para lo cual tenía que pasar por delante del gigante. Cuando lo hice, mirando el suelo, sentí como me miraba sin ningún disimulo las tetas y el culo, pero no me dijo ni hizo nada. Pero cuando regresaba a la mesa, me tomó del brazo y me dijo si podía hacerme una pregunta. Yo le pregunté que quería, sin levantar la vista del suelo, y comenzó a hablarme las típicas incoherencias sin importancia de los tipos cuando están bebidos, pura excusa para conseguir lo que quería.
Durante toda la conversación yo seguía evitando mirarle, y las pocas veces que lo hice me encontré con sus ojos fijos en el canal de mis tetas o en mi entrepierna. Cuando vi hacia nuestra mesa, algunos de los chicos miraban muy serios, seguramente creyendo que había algún problema, ya que el tipo insistía en tomarme del brazo y hablarme mirándome a los ojos y las tetas mientras yo tenía una sensación enorme de estar haciendo algo mal, mucha vergüenza y algo de miedo, y se me notaba en la actitud evasiva.
De pronto me dijo que ese lugar estaba muy jarto y que fuéramos a otro bar donde se estaba mucho mejor, le dije que tenía que avisarle a mis amigos y me insistió que no lo hiciera, que luego les hablara por teléfono, pero tenía mis cosas en la mesa, así que fui a buscarlas y a decirle a los chicos que me iba por un rato a otro bar, que si querían venir conmigo. Me miraron con cara de reproche y me dijeron que no, que estaban bien ahí y que me cuidara.
Durante todo el camino no me dirigió la palabra, cuando estacionó el carro simplemente me dijo "vamos" y se bajó, yo lo seguí hasta la puerta de una casa muy sencilla, abrió la puerta y me hizo pasar. Bueno, lo de bar no hace falta ni siquiera mencionarlo, no eran sus intenciones ni las mías, está claro. Sin siquiera cerrar la puerta del todo tras de sí, me tomó por detrás con su brazo rodeando mi cuello, lo que desde luego me asustó, pero inmediatamente sentí su mano apretando con mucha fuerza mi culo, y me sobajeaba hacia abajo, toda la concha, como queriendo meterme los dedos a través de la ropa.
Luego apretó su cuerpo contra el mío, sentí su verga en mi espalda, y pasó su mano por delante de mí para desabrochar mis pantalones, los que bajó hasta mis rodillas mientras flectaba sus piernas para poder restregar su bulto contra mi culo, ya que era mucho más alto que yo (mido 1.64). Al bajarme los pantalones mis calzones también bajaron un poco, recuerdo haberme mirado la concha, se veía la mitad, y sentía mi culo expuesto también.
Como suele ocurrir, cuando no dices ni haces nada, los tipos se calientan más aún y se envalentonan. Me levantó con sus brazos y me llevó apresuradamente hasta un cuarto donde había solamente una cama de una plaza y una mesa de noche. Primero él se tiró en la cama, dejándome de pié a un costado, se agarró el paquete, me tomó de la mano y me lanzó sobre él. Sentí como se desabrochaba los pantalones mientras se hacía a un lado, como dejando espacio para mí. Se sacó la verga, yo diría que no era muy proporcional a su tamaño, nada enorme, nada pequeño. No la tenía dura, se la agitó cuatro o cinco veces con la mano y me con la voz entrecortada me dijo "vamos". Entendí y me puse de costado a mamar, el tipo se la agarraba de la base y cada vez que yo me sacaba su tranca de la boca para respirar, me daba golpes con ella en la cara y los labios. Con su otra mano me tocaba el culo con fuerza, y metía sus dedos entre mis piernas, tocando mi concha todavía "protegida" por mis calzones.
Después de un rato me empezó a nalguear. El primer golpe me sorprendió y emití un gritito corto y suave, pero seguí chupando sin reclamar. La sensación era agradable, aunque luego me empezó a golpear cada vez más fuerte. Su verga aumentaba de tamaño y ya no me cabía entera en la boca, pero no la tenía del todo dura aún. Supuse que tenía problemas de erección o que había bebido demasiado. Me dio un último nalgazo seco en el culo, que a esas alturas sentía adormecido y me dolía, e hizo ademán de incorporarse, así que me saqué la verga de la boca y esperé muy obediente a ver que quería ahora. Me tomó por detrás de las rodillas y me tendió en la cama, luego trató de sacarme un zapato, pero se complicaba con el cierre y terminó tirándolo con fuerza hasta que salió. Me bajó los pantalones y los calzones al mismo tiempo, con mucho apuro, me los sacó por una pierna y me abrió con sus manos, se puso de rodillas mirándome la concha jugosa y depilada, y se pajeaba, para que se le pusiera bien dura supongo, y me ordenó enseñarle las tetas "rápido". Lo hice, subiéndome la blusa y el sostén, y me dijo que me las tocara. Supongo que mi cara de puta, verme pellizcando mis pezones y la visión de mi concha bien depilada le calentó y se me vino encima. Nunca me habían abierto tanto las piernas con el cuerpo, el tipo era enorme y con solo meterse entre mis piernas me dejó abiertísima.
Entró suave, al primer intento. Tengo los labios menores muy pronunciados, y en esa posición sentía los sentía muy abiertos, y además estaba chorreando, así que no le costó nada empezar a cogerme. Pero la poca erección que tenía la perdía muy rápido, y su verga se salía de mi concha, me la puso varias veces y volvía a salirse, incluso me subió las piernas para perforarme más, pero el tipo estaba incómodo al no poder cogerme bien, se incorporó de rodillas otra vez y me dijo "date vuelta", mientras no dejaba de pajearse muy rápido. Lo hice, y quedé acostada dándole la espalda. Sentía como se movía la cama con la paja que se estaba haciendo, cuando sentí su mano tomándome de la cadera para que levantara el culo. Quedé como en cuatro, pero con las tetas y mi cara apoyadas en la cama. Con mis manos sujetaba la almohada. Se acomodó detrás de mí como si fuera a perforarme, pero a cierta distancia, y con su mano me abrió exageradamente el culo tirando de una de mis nalgas hacia un costado. Obviamente me estaba mirando mientras seguía masturbando su tranca para ponerla bien dura. Cuando traté de acomodarme un poco me dijo "quieta", jadeaba y sudaba muchísimo. La mano con que me mantenía las nalgas abiertas se le resbaló varias veces por el sudor, y volvía entonces a abrírmelo. Durante un rato me abrió la concha con los dedos, tirándome mucho, y en realidad sentí algo de alivio porque ya me estaba doliendo el culo. Pero un par de minutos después me lo volvió a abrir. A esas alturas yo pensaba que no me iba a terminar de coger, y que iba a ser otro de los tantos que sencillamente se masturbaron encima mío o acabaron antes de penetrarme.
Estaba muy equivocada. Repentinamente sentí como se acercaba, de rodillas los pocos centímetros de espacio que había dejado para pajearse mirándome en cuatro y me enterró de una sola embestida una tranca considerablemente más grande y dura que la que me había hecho mamar hacía un rato, aunque no era la estaca de piedra con que suelen taladrarme, se sentía rico, me llenó bien la concha y empezó a cogerme como el bruto que era. Por un buen rato sencillamente me la hundía y la sacaba muy rápido, con el mismo ritmo y profundidad, tal cual como se pajeaba, supongo que seguía buscando la dureza total. Y la consiguió al cabo de un rato sentí algo así como un suspiro-jadeo, mezcla calentura y alivio, y entonces realmente empezó a montarme a su antojo.
La verdad, yo no había notado bien el cambio, hasta que me sacó la verga completa y ya con toda calma me la enterró de nuevo, muy despacio y hasta el fondo. Entonces si me sentí completamente empalada, y el tipo empezó a aplicar todas sus "destrezas" aprendidas viendo películas porno, me imagino. Me tiraba del pelo, me nalgueaba cada vez que me sacaba la tranca, me pegaba vergazos en el culo, se inclinaba para masajear y apretar mis tetas, incluso sen un momento se paró en la cama y me cogió así. Yo como perra y él de pié, con las rodillas flectadas para poner su vergota a la altura de mi concha. Cada cierto rato me sacaba su tranca apresuradamente y esperaba unos segundos, supongo que dilatando su acabada, y luego volvía al ataque sobre el fondo de mi concha.
Yo había acabado ya dos veces y me concentraba en soportar sus embestidas, tuve que poner la almohada sobre mi cabeza, porque cada vez que me la enterraba me hacía golpearme contra la cabecera de la cama, así que aplicando las técnicas que todas las putitas calentonas conocemos, empecé a aumentar mis quejidos y gemidos, para acelerar su explosión de leche.
No tardó en empezar a cogerme más rápido y duro todavía, y cuando me pareció que ya me iban a llenar de semen la concha, me la sacó y me dijo que me diera la vuelta. Así lo hice, se acercó con la verga en la mano, de rodillas por la cama hacia mi cara y entendí lo que venía. Pasó una de sus piernas por encima de mí y quedó arrodillado, pajéandose, apuntando a mi cara. El primer chorro acompañó al primer grito del tipo, me sorprendió con los ojos abiertos. Yo, con la calentura y el cansancio, respiraba por la boca, así que también la tenía entreabierta. Cuando sentí la leche golpeándome la cara, la frente y el pelo, cerré los ojos, cuando el segundo me cayó en los labios y boca, cerré la boca, y ya luego vinieron algunos chorros más suaves por toda mi cara. Las últimas gotas cayeron en mi cuello. Abrí los ojos y vi al tipo acercando su verga a mi boca y estrujándose las últimas gotas, me empujó la boca con su cabezota roja y mojada, y la abrí para limpiársela.
Luego sencillamente se salió de encima mío, suspiró y se dejó caer en la cama a descansar. Le pregunté por el baño y me murmuró algo como "allá afuera". Fui a limpiarme y me quedé un buen rato lavándome la cara, la boca, la concha, el cuello, y tratando de componerme un poco.
Cuando terminé me dieron ganas de mear, y pensé en cerrar bien la puerta, pero me di cuenta de que donde alguna vez hubo un seguro, ahora sólo había un agujero, así que solo la junté lo mejor que pude y me senté en la taza. Apenas empezaba cuando sentí pasos y cuando estaba a punto de levantarme el tipo abrió la puerta del baño y se quedó mirándome. Yo busqué papel para limpiarme la concha pero se me acercó rápidamente y me dijo que me quedara quieta, que abriera las piernas y que siguiera meando. Ya me había vestido, así que tuve que bajar más mis pantalones para poder separar las piernas. Sacó su verga, bastante "decaida" y me la hizo chupar. Mientras se la mamaba me repetía que siguiera meando, pero por más que podía no me salía nada más. Su verga no reaccionaba en absoluto, supongo que se convenció de que no tenía caso, así que la sacó de mi boca y empezó nuevamente el ritual del pajeo mientras con la otra mano me sostenía la cabeza. Debe haber estado por lo menos 10 minutos masturbándose delante de mi boca, hasta que sin previo aviso y sin que su verga se hubiese puesto dura, acabó con pequeños chorros de leche que ni siquiera me alcanzaron la cara. Me cayó todo en la blusa y la concha.
Nuevamente se fue sin decir nada, y nuevamente tuve que limpiarme y arreglarme. Mi blusa quedó llena de manchas blancas que no salieron por más agua que usara. Cuando terminé me acerqué al cuarto y le dije que tenía que irme. Estaba acostado y lo último que hizo fue ofrecerse a llevarme, así que le pregunté por donde podía encontrar un taxi y con evidente alivio me indicó, me dijo que la puerta estaba abierta, y se volteó.