El genio de la lámpara me hizo feliz

Relato ficticio sacado de lo más recóndito de mi mente calenturienta

Esta historia, es por supuesto ficticia, pero un día mi mente calenturienta, comenzó a maquinar y me dije…….¿y si?

Estaba yo recién separado, una temporada en la que yo andaba caliente a todas horas. Era increíble, todo lo que me ocurría y todo lo que hacía, siempre desembocaba en pensamientos relacionados con el sexo.

Recuerdo una noche, bastante calurosa por cierto, que me encontraba viendo la televisión. Era una película cómica en la que un tipo, con bastante mala suerte, en lo que al sexo se refiere, vendía su alma al Diablo. Hay bastantes situaciones en las que el personaje es convertido por el Diablo, en diferentes personas con diferentes formas de vida, todas ellas encaminadas a tener sexo a cualquier hora.

Mi mente comenzó a maquinar. Pensé en como afectaría eso a mi vida. Pensé que qué pasaría si al decirle a cualquier mujer, algún tipo de palabra, expresión o frase, esta se volviera loca y quisiera tener sexo conmigo. De repente y sin saber como, una gran humareda, invadió mi salón. Cuando se disipó el humo, allí se encontraba un tipejo, de aspecto bastante raro, el cual me decía que era un ser, con poderes y que gracias a mis pensamientos impuros, lo había liberado de su maldición, la cual lo mantenía cautivo, desde hacía miles de años.

Me dijo con una voz bastante honda y grave que era una especie de Genio, que por haberle liberado, iba a concederme un único deseo. Ahí estaba yo, pudiendo pedir lo que quisiera….. dinero, joyas, ser rico en definitiva, cualquier cosa. Pero mi mente calenturienta pudo más que yo. Le pedí que cuando yo pronunciara una palabra “clave”, la mujer o mujeres, que tuviera delante se volvieran locas por tener sexo conmigo y tras follar como perros, no recordarán nada. Con cara de extrañeza el geniecillo, dijo: “normalmente me suelen pedir cosas materiales, y estos deseos son difíciles de conceder pero si es su decisión… “DESEO CONCEDIDO”, sólo me tienes que decir que tipo de palabra, quieres que active la lujuria en las mujeres, recuerda que tiene que ser una palabra poco normal, pero que a la vez sea una palabra coloquial. Aunque también puedes elegir alguna frase hecha, pero recuerda, tiene que ser una frase que no suelas usar”. Pensé en qué palabra le podía indicar al geniecillo, y al final me decidí por la frase “ERES EL SOL DE ESTA NOCHE” y así se lo hice saber al genio. A partir de ese momento, me dijo que cada vez que dijera esas palabras toda y repitió una y otra vez, TODAS las mujeres que estén a tu lado, se volverán locas contigo y querrán tener sexo contigo. Úsalo con precaución y ten cuidado de mirar a quién tienes a tu lado para decirlo.

Y ahí estaba yo, a las tantas de la madrugada un miércoles por la noche, pensando con quién iba a usar ese poder. Mi vecinita que me vuelve loco, pero era ya de madrugada y también existía el miedo a que todo hubiera sido un sueño. Lo descarté, mejor salgo a la calle y me meto en algún Pub, a ver que encuentro. Eso hice, me puse algo de ropa y me metí en un pafeto del centro de la ciudad. Se llamaba “Sueños”. Inspeccioné el local pero había pocas personas, aunque mi mirada se fue hacia la camarera. Era morena con su buen par de tetas. Piernas largas y con una minifalda bastante corta y ajustada. Una auténtica desconocida, a la que iba a decide “Eres el sol de esta noche”. Me acerqué a la  barra y comencé a hablar con ella, no era muy dada a la conversación. Cuantos borrachos pesados se acercarían a ella. No sabía que decirle, tampoco iba a probar la frasecilla delante de todas las personas que estaban allí. Desconocía su reacción. Así que después de ser rechazado por  ella esperé que saliera del bar. Me esperé en el coche mientras veía como cerraba la persiana metálica del bar. En cuanto abandonó el local, le abordé. Ella se asustó ya que creía que era un salido o pervertido, no le faltaba razón…..

-NO ME HAGAS DAÑO POR FAVOR!!! Me gritó ella. Le dije que no quería hacerle daño y que simplemente quería decirle una cosa.

-Vale, contestó ella. Que es lo que quieres?. Pues nada, le dije yo, que llevo toda la noche intentándote decir algo y no podía con toda la gente que estaba en el local, amén del ruido que había.

Se quedó un poco emparanoiada y me dijo que me diera prisa que tenía cosas que hacer. Ahí estaba yo delante de esa belleza, de piernas largas, pechos firmes y una mirada con la mala leche que suelen tener las tías buenorras, para espantar a los buitres (como yo).

-Pues nada que lo único que te quiero decir es “Eres el sol de esta noche”…..

La frase causó en ella algo extraño, en un principio se echó a reír, pensaba que no había funcionado y que todo aquel rollo del genio era un sueño o algo producto de mi imaginación, luego se me acercó y me dijo al oído: ¿Dónde has estado toda mi vida?. Es evidente que la frase había funcionado, ya que atractivo lo que se dice atractivo no soy. Como el coche estaba abierto me empujó al interior y me dijo: No se qué me has hecho, pero me has puesto muy cachonda y lo único que quiero ahora mismo es follarte.

Todo fue muy rápido, seguramente por los nervios y por la tensión sexual del momento. Fue un mete-saca fugaz. Aunque me dio tiempo a manosear sus suaves y tersas tetas, que eran impresionantes.  Directamente se montó encima me cogió la polla metiéndoselo en su coño, totalmente mojado y empezó a dar vaivenes con gran dureza hasta que se corrió unas tres veces, creo… después me corrí yo. Como si no hubiera pasado nada, se vistió y se fue. Me quedé en el coche desnudo un poco aturdido por lo que había pasado, viéndola como se alejaba del lugar sin mirar atrás. Era el sueño de todo hombre hecho realidad, sexo fácil y sin compromiso ninguno.

Cuando recuperé el aliento me vestí y me fui a mi casa. El alba empezaba a despuntar y antes de subir, paré en un bar de la zona donde vivo, para desayunar. Me encontré con un colega y le comenté, sin desvelarle mi secreto que me había tirado a la buenorra de “El Sueños”. No se lo creía evidentemente, pero yo y sólo yo se que había  pasado.

Subiendo las escaleras de mi casa, me crucé con mi vecinita, la cual parecía que venía de hacer footing. Era una chavala estudiante de arquitectura, bastante rara. Tenía un cuerpazo, pechos duros o al menos eso parecía, un culo bastante respingón y unas buenas piernas. Venía de correr como decía y su culo con las mallas bien apretadas, daba rienda suelta a la imaginación. Mi mente comenzó a darle vueltas al asunto y me lancé.

-Perdona vecina, me he quedado sin café, te importaría darme unas cucharadas para preparar una cafetera?.

-Claro acompáñame y te lo doy. Entré con ella en su casa, la tenía decorada con muchísimos objetos de estilo tribal africanos o algo así. Ya decía yo que era rara…

-Yo iba a tomar café después de darme una ducha -dijo ella-, si quieres te quedas y desayunas conmigo y así nos conocemos, que llevo algún tiempo en la ciudad y no conozco aún a nadie.

-Venga, vale –le dije- Lo voy preparando yo mientra te duchas.

Comencé a preparar el café como le había dicho, pero mis intenciones eran otras. Cuando se escuchó el correr del agua, no puede evitar la tentación y tuve que asomarme al pasillo. Me sorprendió que me invitara a tomar café, sin tener apenas relación o amistad con ella, ya que nuestra relación se basaba en alguna conversación sin importancia en el ascensor y los típicos buenos días, tardes o noches. Pero lo que me sorprendió de veras fue ver que se estaba duchando, con la puerta del baño abierta, con un casi desconocido por ella en su casa!!!

Ahí estaba ella, sudorosa por el deporte quitándose la ropa. Cuando se había quitado ya casi toda la ropa, mi erección era más que notable, pero el morbo me podía más y me dediqué a observarla mientras se enjabonaba, como frotaba su cuerpo con el jabón. Era una escena que me ponía a mil por hora, parecía que se entretenía más de la cuenta, enjabonándose los pechos, que por cierto eran más grandes de lo que parecía. Cuando llegó a la zona de la entrepierna, lo entendí todo. Mi vecinita por la razón que fuese estaba cachonda y se estaba masturbando!

Decidí entrar en acción. Me desnudé…. entré en el cuarto de baño. Ella se sorprendió pero dije la frase mágica “Eres el sol de esta noche”. Automáticamente era como si le hubieran activado una parte del cerebro que tenía adormecida. Me metí en la bañera y comencé a besarla sin darle tiempo a reaccionar. Ella violentamente se arrodilló en la bañera y se metió, mi polla en la boca. Me asustó en un principio, ya que comenzó a pegarme bocados, los cuales si bien me dolían algo, me provocaba un placer antes desconocido por mi. Tanto placer me causaba,  que me corrí casi enseguida. Cuando terminó de limpiarme todo el semen con su lengua, se incorporó y empujándome la cabeza hacia abajo, me obligaba a hacerle lo mismo y eso hice. Empecé a comerle el coño, como no me había comido uno antes. Era como si fuese a acabar el mundo. Muérdeme me decía y eso hacía yo. Probé metiendo un dedo en su coño, pero ella me pedía más y a ese dedo se fue sumando dos tres y hasta cuatro dedos, metidos en su coño.

Empecé a tantear su culo, proporcionándole un pequeño masaje, suave pero intenso. No sabía como iba a reaccionar, ya que llevaba el miedo en el cuerpo por la reacción que pudiera tener, acostumbrado a mi ex mujer, que por ahí ni el pelo de una gamba. Bueno como decía comencé a masajearle su apretado aunque flexible ano, atreviéndome a meter el dedo dentro de él, conforme iba comiéndole el coño iba masajeándole el culo con una mano y con la otra el clítoris. Tardó poco en correrse varias veces. Terminamos los dos mojados de agua en su cama. Le di la vuelta y la puse boca abajo y seguí comiéndole el coño, me dijo que no podía más que estaba dolorida, pero como no lo dijo muy convencida, le hice caso omiso y le seguí comiéndole la rajita suavemente a la vez que le metía ya sin pudor el dedo en el culo, hasta que me atreví a enfrentarle la punta de mi polla en su culo, comencé a empujar suavemente hasta que hubo entrado casi todo el glande y como no protestaba sino que gemía de placer, se la metí toda. Comencé con vaivenes lentos mientras ella se acariciaba los pechos con una mano y se masturbaba con la otra. De vez en cuando me embadurnaba el miembro con sus fluidos, para que entrara más suave y se lo agradecía, dándole vaivenes más fuertes. Fue todo un placer correrme en su culo, nunca había probado el sexo anal y le hice saber que para mi había sido la primera vez. Estaba tan excitado que incluso después de haberme corrido y el hecho de decirle que era la primera vez, no se bajaba la erección. Ella sonrió y con una mirada maliciosa de niña mala, y se metió mi polla en su boca. Inexplicablemente tardé casi nada en correrme otra vez. Ella se quedo en la cama como en “off”. La despedida fue fría, cómo si me hubiera utilizado pero no me importó, por que se que fui yo quién lo ha hecho…

Cuando llegué a casa, estaba aturdido por el poder que se me había concedido el puto genio y un poco alterado por la cantidad de mujeres que sin conocerlas o conociéndolas, me podía follar. Comencé por elaborar una lista de las conocidas, en la cual estaba en primer lugar mi ex cuñada. Vamos a llamarla María, aunque ese no es su verdadero nombre.

María era una niña cuando yo comencé a salir con mi ex mujer. Cuando la conocí era la típica niña gordita, fea con gafas de pasta de culo de botella y bastante antipática. A lo largo de los años de estar con mi ex mujer, fue desarrollando y aquella niña fea se convirtió en una mujer, de pelo largo y moreno, bastante provocativa por las vestiduras que usaba… en fin un bombón,  su culo en vaquero era el mejor culo que yo había visto en mi vida, sus tetas grandes y carnosas, las cuales he tenido ocasión de ver, ya que siempre me estaba provocando, y de vez en cuando, aprovechaba la ocasión para agacharse delante mía, para coger algo del suelo o lo que sea y me las enseñaba “sin querer”, y al no llevar sujetador, las he podido ver en multitud de ocasiones. Siempre he tenido ganas de follarme a mi cuñada, ese juego que tenía conmigo iba a tener un final feliz para mi. Tengo que follármela pensé.

Preparé un encuentro forzado. Yo sabía que ella trabajaba de encargada, en una tienda de telefonía móvil y para allá que fui. Entré en la tienda a hacer una pregunta tonta.

-Tenéis fundas para mi móvil?. La dependiente, que no estaba nada mal, me sacó varias fundas para mi modelo de móvil, cuando salió María…

-Hombreee!!! Cuánto tiempo que haces por aquí? Preguntó ella.

-Pues nada que no encuentro fundas para mi móvil y me acordé de tu tienda y me dije me voy a pasar que me coge de paso.

-Que pena que te acuerdes de mi tienda y no te acuerdes de mi.

  • También me acuerdo de ti cuñada.

-EX CUÑADA!!! Recuérdalo…

-Es verdad ex cuñada. Has desayunado ya? Yo todavía no. Si quieres te invito.

-Mejor hacemos una cosa, yo salgo a las tres si quieres almorzamos juntos y hablamos de cómo nos van las cosas, que hace tiempo que no nos vemos.

Pues eso le dije que sí, o qué esperabais. Quedamos en un restaurante cercano a su casa. Me estuvo contando que estuvo casada con un  hombre que la maltrataba y que su relación se acabó hace ya unos meses y que no tenía ganas de empezar otra. Que no se fiaba de los hombres. Le dije que todos los hombres no son iguales, que había buenos hombres por ahí y que quizás encontraría el suyo algún día. Me dijo que tenía algunas cosas mías en su casa, que se las había dejado su hermana (mi ex mujer) y que cuando quisiera fuera a recogerlas. Yo le dije que tenía la tarde libre y que me pasaría esa misma tarde a por ellas y que si le apetecía podríamos cenar juntos, que yo prepararía algo que seguramente le iba a gustar.

-Tan picantón como siempre, cuñado!!! Dijo ella.

-EX CUÑADO, le dije yo guiñándole un ojo…

Continuará…