El gay del insti

La aventura que un chico vivirá en su viaje de fin de curso con sus compañeros...¿heteros?

El gay del insti

Hola a todos. Me gustaría compartir con los lectores de todorelatos la historia que me sucedió hace poco, concretamente hace dos semanas cuando viajé con el instituto a Granada cinco días como viaje de final de curso. Me llamo Santi, soy moreno, ojos azules, guapo por lo que dicen, llevo pendiente, soy delgado. Toda la gente de mi instituto sabe que soy gay, cosa que me ha traído cosas buenas y otras malas. Casi nadie se lo cree al principio, porque no tengo nada de pluma, y todas las chicas que tienen confianza me dicen que es una pena que me gusten los chicos, jejeje.

Cuando planeamos el viaje de fin de curso, un chico de mi clase que me gusta bastante (hay varios, jeje) me dijo si quería ponerme con él en la habitación. Como me llevo muy bien con él y con la mayoría (siempre está el típico que no me trata mucho por miedo a que le tire los trastos o algo así) le dije que sí. Él se llama Adrián y es un chico rubio, con el pelo cortito y chafado, delgado pero con carnes, como me gustan, aunque tengo que decir que yo no llevaba ningún tipo de intención con él. La primera noche en el hotel fue muy normal. Salimos un rato por ahí con todo el grupo y con los profesores y lo pasamos genial, volvimos pronto al hotel y mi pensé que Adrián tendría algo de pudor al desnudarse frente a mí sabiendo que me van los chicos, pero no fue así, se desnudó de forma muy natural quedándose en boxer, que es como dormía él siempre, y a mí, claro está se me caía la baba al ver el paquetón que gastaba, aunque tratara de disimularlo.

La segunda noche volvimos a salir pero esta vez sin profesores y a un sitio mucho más marchoso. Empezamos a beber bastante, cosa a la que la mayoría de nosotros por la edad no estábamos muy acostumbrados. Yo iba bastante contento, pero Adrián bebió bastante más e iba más bien borracho, por lo que tuve que hacerme cargo de él para que llegara a la habitación y su acostara sin problemas. Cuando conseguí meterle en la habitación y le llevé a su cama me dijo que iba a quitarse la ropa para dormir, pero trató de levantarse y desabrocharse el botón del pantalón y era evidente que no podía de ninguna manera, y el tío ni corto ni perezoso, más por el ciego que por otra cosa me digo que le quitara yo la ropa. Yo flipaba con la situación, francamente me daba mucho morbo quitársela, tocar su piel desnuda…mi polla empezó a ponerse muy muy dura.

Primero le quité la camisa que llevaba, no me di prisa en desabrochar sus botones y aproveché para rozar cada vez que podía su pecho sin vello. Cuando se quedó con el torso desnudo le dije que se tumbara y le quité los zapatos. Luego empecé con el botón de su pantalón, Dios, qué morbazo…cuando lo tuve empecé a bajar su bragueta poco a poco, empecé a ver el paquetón que lucía bajo el pantalón, el cual fui bajando poco a poco mientras sobaba sus piernas aprovechando que él no se enteraba mucho. Mientras le desnudaba él me hablaba sobre lo caliente que le había dejado Marta bailando, la chica que le gustaba, y yo me ponía más cachondo de pensar en que él estaba salido. Haciéndome el tonto y por ver si caía le dije:

  • ¿Te quito también los calzoncillos? – pero Adrián no iba tan mal como para no enterarse de nada.

  • ¿Tú quieres, pillín? ¿Verme la polla o qué?

  • Tampoco estaría mal. Como Marta te ha dejado cachondo, podría mamártela yo y así te duermes tranquilito – dije yo medio en broma para que si no colaba no se enfadase.

  • ¿Tú la mamas tío? – me preguntó.

  • Claro

  • ¿Pero se la has mamado a alguien de clase o del insti?

  • Claro que sí.

  • ¿A quién?

  • A ti te lo voy a decir.

  • Va tío, dímelo que no digo nada.

  • ¿Va, quieres que te la mame o no?

  • No se tío…me gustan las chicas, pero estoy to cachondo…si no dices nada

Una vez dijo esto me faltó tiempo para bajarle el calzoncillo un poco y meterme su polla en la boca. No la tenía dura del todo aún, seguramente por el atontamiento que llevaba, pero ya crecería en mi boca, seguro. Empecé a mamársela rápidamente. Ese chico me gustaba mucho, y la situación me daba mucho morbo. Con mi mano le agarré la polla por el tronco para pajearle a la vez que me iba tragando cada vez más y más cantidad. Al final tuve que retirar mi mano porque me entorpecía para poder tragármela hasta el fondo. Adrián gemía de placer. A mí eso me excitaba mucho, saber que él estaba disfrutando, aunque esperaba que no gimiese mucho porque las paredes de las habitaciones parecían de papel y no quería que los de al lado se enteraran de lo que hacíamos, más que nada por Adrián, que podría cabrearse mucho si alguien se enteraba de algo. Mi compañero empezó a susurrarme cosas que me excitaron mucho más aún. Me decía que no parara, que lo hacía muy bien, que le daba mucho placer…yo mientras se la mamaba empecé a pensar en ir un poco más allá, y decidí que con lo caliente que tenía al chico, no se me negaría a nada, así que decidí dar el paso.

Dejé de comérsela y me levanté. Él se quejó y me dijo que volviera, que aún le faltaba para correrse, pero yo no le hice caso y me desnudé. Me quité toda la ropa y se la seguí mamando un poco más, pero sobretodo para que no le bajara la erección y para ensalivarla bien. Luego me subí a la cama y me puse de rodillas sobre su polla. Con mi mano se la cogí y fui bajando mi culo hasta que noté la punta de su miembro caliente y lleno de líquido preseminal en la entrada de mi culo.

-¿Qué haces Santi, tío?

  • Chssss, calla y déjame hacer, ya verás cómo te mola.

Empecé a bajar para ensartarme en aquel trozo de carne dura y palpitante. Cuando al fin venció la resistencia de mi esfínter, noté un agudo dolor que me recorrió todo el cuerpo. Su capullo había entrado en mi culo, pero tuve que parar antes de seguir sentándome encima de él. Tampoco quería dejar que se le bajara la erección o que se pensara mejor lo que estaba haciendo y se negara, así que pese a que aún me dolía a rabiar empecé a dejarme caer y noté como todo su tronco se iba abriendo paso en mis entrañas. Ël pegó un gran gemido de placer al notar su polla en mi interior y yo pegué otro gran gemido pero de dolor. Aprovechando que la sensación le estaba provocando a Adrián un gran placer esperé así un poco para que mi culo se acostumbrara a ser perforado por aquel miembro de unos 17 o 18 cm. Cuando noté que estaba algo mejor y que mi amigo empezaba a querer más comencé a cabalgar lentamente al principio. Su cara era un poema. Aunque me seguía doliendo tenía que continuar por el morbo increíble que me estaba dando ver su cara descompuesta por el placer, con la boca bien abierta o los ojos casi en blanco. Mi dolor también fue poco a poco dando paso al placer, y yo fui aumentando el ritmo de la follada. Adrián, que hasta ese momento se dejaba hacer en todo empezó a mover sus caderas para hacer más profundas las embestidas y obtener aún más placer bombeando en mi culo, además puso sus manos en mis caderas, cogiéndome con fuerza y haciéndome sentir más suyo. Yo seguí cabalgándole lo mejor que sabía. El dolor ya había desaparecido por completo y sólo sentía un placer inmenso al sentir su polla entrando y saliendo de mi interior, sintiéndome usado por un chico que me encantaba y que pese a ser hetero me utilizaba para obtener placer en una noche de calentón y alcohol. Me empezó a dar palmaditas en el culo y a llamarme puta, algo que me hizo subir al cielo del placer. Fui bajando mi cuerpo hasta estar cerca d su cara. Sentía su aliento acompañando a sus brutales embestidas que me estaban destrozando el culo, sentía el calor que todo su cuerpo desprendía mientras su polla me partía en dos. Jamás en mi vida había sentido un placer similar, y cerca como estábamos busqué su boca para darle un beso. Él al principio apartó la cara, pero yo, dado que le estaba dando un gran placer me sentí con derecho a robarle un beso des sus preciosos labios y le busqué de nuevo. Conseguí pegar mis labios a los suyos, fue corto, pero para mí fue muy intenso, con mi lengua rocé la suya, y aunque él enseguida apartó su boca, cosa que comprendo, sentí que con ese beso, aquel chico siempre permanecería en mi recuerdo, pues aunque había mamado otras pollas y alguna vez me la habían metido, nunca había besado a un chico hasta aquella noche. Adrián empezó a acelerar sus embestidas, me cogió fuerte del culo, obligándome a parar mis movimientos para dejarle a él toda la faena. Empezó a gemir más y más y a tensar todos los músculos de la cara y el cuerpo, y supe lo que venía después. De golpe me la hincó hasta el fondo, haciendo que la sintiera en todos mis intestinos y de repente paró de moverse. Noté en mi culo grandes chorros de leche caliente inundarme sin parar. Si siquiera tocarme, de mi polla empezaron a brotar también chorros de semen que fueron a parar a su pecho y su ombligo. Cuando los dos terminamos de expulsar leche, nos quedamos un largo rato como estábamos, enganchados, recuperando la respiración, mirándonos, pensando en las consecuencias de aquello ahora que el calentón ya había pasado. Cuando recuperamos el control, yo me fui levantando, saqué su polla de mi culo y me levanté de la cama. Algo de su semen salía de mi culo y chorreaba por mi pierna, m dirigí hacia mi mochila para coger un pañuelo. Me limpié lo mío y con otro pañuelo empecé a limpiarle a él el pecho y el ombligo mientras él seguía tumbado respirando agitadamente.

  • Lo siento – le dije -. Te he puesto perdido, tendría que haberte avisado o hacerlo en otro sitio.

  • Da igual, ahora me ducho.

Cuando acabé de limpiarle me vestí mientras él se metía en la ducha. Me tumbé en mi cama pensando en qué diríamos después y como sería nuestra relación después de eso. Cuando Adrián salió de la ducha con la toalla colgando de la cintura y se empezó a vestir dejándome ver su polla ya en reposo, todavía no sabía qué íbamos a decir o a hacer. Él se puso su boxer y se tumbó en su cama. Apagó la luz de la mesilla y estuvo un rato en silencio. Supuse que querría dormirse y olvidarse de aquello, o al menos reflexionarlo y hablarlo al día siguiente, cuando dijo:

  • No le digas nada de esto a nadie, ¿eh? – yo me quedé un rato en silencio antes de contestarle, creo que aún tenía alguna esperanza de que aquello le hubiera encantado y pudiera ser el principio de algo, aunque fuera en secreto, pero con aquello se me desvanecieron las esperanzas.

  • Tranquilo, no diré nada – le contesté. Nos quedamos un rato en silencio dándole vueltas a la cabeza, cuando no pude aguantar más las ganas y le pregunté:

  • ¿Te ha gustado?

  • No está mal, pero ya sabes que me gustan las chicas.

  • Sí…ya lo se…pero seguirás hablándome y tratándome igual después de esto, ¿no? – hubo un silencio que me empezó a desesperar.

  • Sí tío. ¿Por qué no? Somos amigos, ¿no?

  • Sí, eso espero.

  • Venga, duérmete – me dijo.

Esa noche no dormí mucho, pensando en lo ocurrido. A la mañana siguiente nos despertamos tarde y el trato fue como siempre, como si nada hubiera sucedido la noche anterior, cosa que no se si me gustó o me disgustó, ya que en parte, sentí que a él le había sido indiferente. Bueno, al menos no me despreciaba. Bajamos a desayunar y nos encontramos con todos los demás. Cuando me levanté de la mesa para ir a coger un poco más de zumo, Carlos, el chico que dormía en la habitación de al lado de la nuestra vino por detrás mia y me dijo:

  • Qué…anoche nos lo pasamos bien, ¿eh? Te has pasado a Adrián a tu bando, ¿eh?

  • ¿Cómo? – dije yo intentando disimular.

  • No te haga el tonto. Otro día que esté yo caliente me paso por tu habitación, jejeje.

Dios, nos había oído follar…si Adrián se enteraba de esto me mataría. ¿Y qué era eso de pasarse por la habitación? ¿Iría en serio? ¿Sería una insinuación? Todo eso es otra historia.

Espero que os haya gustado, espero los comentarios.

Un saludo.