El gaucho nicanor 6
Siguen las historias calientes del gaucho
EL GAUCHO NICANOR 6
Nicanor relataba ante un auditorio expectante e interesado un nuevo relato de sus días en parajes alejados del pueblo donde ahora se encontraban.
“Por aquellos días me fui de la toldería. Deje con cierta pena al Cacique Tobías y su gente que tan bien me había tratado.
Esa mañana emprendí el camino. Me dieron un caballo y algún poco de comida y me perdí por la Pampa enorme y salvaje.
Cerca del mediodía llegue a una tranquera. A lo lejos del camino se veía un pequeño rancho. Abrí la tranquera y avance despacio. Lentamente. Con mucho cuidado, no quería que me pegaran un tiro.
Una vez que estuve cerca del palenque pegue el grito
__¿Hay alguien?...Buenassss…Ave maría__ me quede sobre el caballo, presto para huir de ser necesario. Un rato después una rubia mujer salía de la casa. Mirada tranquila. No se reflejaba en ella ningún temor. Es mas parecía sonreír
__Buenas paisano__ dijo
__Señora
__¿qué busca por estos lugares?
__Un poco de sosiego, ¿será posible?
__Como no baje de una vez que el sol quema__ me apee del pingo. Un polvaderal seco volaba por los alrededores. Pude ver a la mujer de cerca. Era bonita. De ojos verdes y silueta con formas apetitosas. Delicada. No parecía una mujer que viviera en semejantes desiertos.
__Pase hombre, mi nombre es Flora y vivo con mi sobrino Lucio.__ me sacudí un poco la tierra que tenía encima y entre en aquella humilde morada.
Adentro estaba fresco. Era un lugar amplio. De afuera parecía mas pequeño. Flora me hizo sentar en una silla de paja.
__¡Quítese las botas! Si desea…__ dijo Flora. A lo que yo encantado. Había cabalgado durante una larga jornada.
__Tal vez quiera refrescarse. Atrás de la casa hay una pequeña laguna con aguas cristalinas, le doy ropas limpias y algo para secarse
__La verdad Flora que eso estaría de maravillas__ a lo que la mujer se perdió en uno de los dormitorios y regresó con algunas prendas limpias y secas.
En un rato estuve retozando en el agua limpia y clara. Allí me refresqué totalmente, concentrado en mi felicidad y bienestar. Me habían estado observando. Un chico me miraba desde la orilla de aquella laguna natural. Era muy joven. Tenía los cabellos largos, supuse que sería Lucio el sobrino de Flora. Su cuerpo estaba semi desnudo. Apenas portaba unas bombachas color claro, alpargatas y nada más.
__¡Buenas!__grité para hacerle saber que sabía que estaba allí. El muchacho se acercó, despacio, lentamente, como observándome.
__Buenas señor, soy Lucio
__Me llamo Nicanor, tu tía Flora me dio permiso para estar aquí
__¡Ah! ¿la tía ya lo vio?
__Sí, sí, me dijo que podía refrescarme acá. Vengo viajando y el camino esta ,muy pesado
__Está bien, don, no hay problema, voy a seguir con mis tareas
__Bueno mozo__ le dije y el chico desapareció de mi vista.
Al rato Flora me preparó una rica comida. Nos sentamos a la mesa los tres. Flora, Lucio y yo.
__¿Y usted de donde viene Nicanor?__preguntó Lucio
__Pero Lucio__ lo reprendió Flora
__Está bien, está bien, no hay problema…estoy recorriendo la Pampa, conociendo, investigando las costumbres de los lugareños__ inventé en un instante
__¡Ahhhh! Una especie de científico?__cuestionó Lucio
__Algo así
__¿Le gusta la comida?__preguntó Flora
__Muy rica
Pasamos una velada apacible. Flora se puso a juntar los platos. Lucio se retiro a dormir una siesta. Luego al rato se acercó Flora y en tono intimo me susurró
__Puedo pedirle algo Nicanor, sin ofender
__Por supuesto Flora
__Es que mi sobrino, vio
__¿Qué tiene el chico?
__Cosas de la edad…lo he visto …tocándose, y mucho, tal vez le hace falta consejo__ me dijo ruborizándose completamente, eso la hizo mas hermosa de lo que ya era. Pensé que era una mujer recatada y tímida, aunque cuando debía hacer algo lo hacia
__¿Quiere que yo le hable?__pregunte haciéndome el tonto
__¿Podrá usted Nicanor?
__¿Y cuando sería eso?
__Cuando quiera usted don Nicanor, eso lo vera usted
__Esta bien mujer, no le prometo que pueda hacer mucho
__¡Gracias Nicanor!__ me dijo Flora tomándome la mano y poniéndose mas roja aún.
Me fume un cigarro. La hora de la siesta estaba plena. Escuche que Flora se retiraba a descansar. Entonces me encamine a la pieza del chico. Toque suave la puerta angosta. Nadie contesto entonces me atreví a entrar.
__Permiso__ dije suavemente
__¡O h Nicanor__ dijo Lucio como tapándose.
__¿Qué escondes muchacho?__ le dije sonriendo y me acerque__No te escondas de mi__ me senté cómplice a su lado
__¿Que te sucede muchacho?__ le hable confiadamente
__Nada Nicanor, es que, estoy, siempre con…__calló rojo de vergüenza
__¿Con?__ pregunte
__Con mi …cosa dura
__¡Era eso oh muchacho!, ¡muchacho!__ note que Lucio estaba desnudo. Mis sentidos se enervaron y mi pija sola empezó a crecer.
__Ponte de pie y muéstrame__dije firmemente
__¿Le parece?__preguntó el ingenuo Lucio
__Claro, te daré ayuda y veras que te calmaras bastante. Anda ponte de pie.
El chico se puso de pie con la mirada en el suelo. Me mostró su tremenda verga dura y levantada, tocándole el ombligo. Los huevos redondos. Brillantes. Dos ciruelas almibaradas. Su cuerpo estaba sin ropas. Era bien formado. De color cobrizo, tal vez por tanto sol. Yo sentado en la cama quedé con la vara a la altura de mi boca. Sin embargo rocé con mi lengua sus bolas. El chico pego un respingo. Casi un relincho. Su verga se estremeció aún más. Volví a pasar mi lengua por sobre aquellas bolsas enormes. Con mi mano apreté su tronco contra su panza y alcance a meter un huevo en mi boca. El chico gimió y tenso mas sus aguerridos músculos
__¿Te gusta eh?
__Siiii, claro Nicanor, ahhhhh__ seguí intercalando un huevo y otro. Luego los deje. Agarré su mástil, ahora entre mis manos. La acaricié. Corrí su piel envenenada y fueguina. El permanecía en pie. Mi boca alcanzo su cabeza redonda y lustrosa. Lo bañe de saliva. Tire de su pija. Lo atraje hacia mi. Moví fuertemente su verga y me detuve. El muchacho gemía sin remedio. Yo tragaba su verga. La lamía. Volvía a comerla. La sacudía. Después de un rato y cuando estaba a punto de largarme su néctar lo solté. Me quité la ropa. Mi tranca saltó como un resorte totalmente erecta. Le tome las manos al chico y se las lleve lentamente a mi verga férrea. El chico rozó primero con sus dedos mi garrote y luego se prendió a el amasándolo parsimoniosamente. Lo deje hacer mientras acariciaba su cabeza. Luego busque su boca y le roce los labios con la punta de mi lengua salvaje. Poco a poco fui besándolo. El chico abrió gustoso la boca y le comí la boca varias veces. Nuestras vergas saltarinas se chocaban, se frotaban. En un momento dado me aferre a sus nalgas jóvenes. Las apreté con mis manos urgentes. Llegué al borde de su agujerito virgen. Lo pase rozando como no queriendo y el chico dio un sacudón casi hundiendo mi dedo el solo. Ya le mordía el cuello y las orejas. La baba se discurría por entre la comisura de los labios.
Lo senté en la cama. Me pare frente a el y tomando otra vez sus finas manos las puse sobre mis nalgas sedientas. El automáticamente me las acarició imitando lo que yo había hecho hacía unos momentos atrás. Con la boca lo apoyé en mis tetillas y el las lamió cariñosamente, aprendiendo. Le lleve sus manos y le hice separar mis cachetes redondos y sin vello. Lleve uno de sus dedos a mi agujero. Lo hice entrar. El chico se entusiasmo y lo clavo bien profundo. Lo saqué de allí y los lleve a mi boca lubricándolos. El volvió a la carga y me introdujo otra vez el dedo. Lo clavó hundiéndolo sin reparos. Escuchó mi gemido. Pasado un breve rato me fui sentando sobre su adorada carnadura.
Sentí su cabezota en mi agujero rozagante y abierto. Me fui sentando lento y el chico abría la boca gimiendo. Su estocada estaba dando frutos. Su preciosa pija entraba sin resistencia en mi abertura. Sentía que el miembro se inflamaba cada vez más. Crecía dentro mío y me ensanchaba la entrada caliente. El muchacho busco mi boca una vez que me hubo penetrado hasta sus huevos. Yo sentado no me movía mientras nuestros labios se tragaban los besos. Nuestras respiraciones agitadas iban en aumento. Sabía que el chico acabaría en poco tiempo. Así que me moví suave unos segundos y luego apure mis movimientos sensuales haciendo que Lucio largara una cantidad abundante y espesa de leche dulce en mi interior.
Tape su grito con mi boca. Fue desgarrador. Parecía que aquel ser se moriría allí mismo. Estaba conociendo el placer desconocido. Se había aguantado mucho tiempo. Por eso cuando me despegué de el solo tuve que acercar la vara a su boca para que la engullera ferozmente. La besaba. Le pasaba la lengua, recorriendo todo el pistón. Yo sentía como chorreaban mis piernas el néctar que me había inoculado con ese vergón semi dormido. Ahora el placer estaba en sus labios que comían. Así parado como yo estaba mis huevos fueron atrapados por aquel joven y los fue entrando en su boca deliciosa una y otra vez. Su mamada era profunda y dedicada. Mis ojos estaban en blanco. Gozaba de aquella chupada soberbia. El chico sopesaba mis huevos. Los acariciaba pasaba sus dedos por allí. De pronto no sé de donde se escucho una voz
__¿Qué esta pasando acá, Lucio, Nicanor?__ era la voz de Flora, que sonaba con una creciente y sobrecogedora sorpresa. El chico dejo de hacer lo que hacía. Giré mi cabeza desnudo como estaba y ahí estaba la tía del muchacho parada con las manos sobre la cara. Me acerque a ella y le dije cautamente
__Pero Flora usted me pidió ayuda y yo la estaba ayudando
__¿Qué clase de ayuda es esa?
__Diría que es una ayuda práctica, vamos mujer, que no has visto a un hombre desnudo
__Bueno…alguna vez
__¿Acaso no te gustan los cuerpos?¿No sientes cosas?
__Bueno…__dudo ella, me acerque rozándola con mi verga semi caída pero que buscaba reaccionar tras la sorpresa. Ella se quedó quieta. Mi verga se volvió a levantar. Acaricié su rostro. Toque su cabello largo. Aspire su aroma. Roce su piel y ella se estremeció.
__Tu quieres un poco de esto también, no lo niegues
__Pero…yo__ alcanzó a decir
__Lo sientes__ rozaba mi verga contra su cuerpo y mi mano llegaba a su cintura. Bese su cuello y la sentí arder. La fui llevando de la cintura al borde de la cama. La boca de la mujer me recibió en llamas. Estaba entregada al placer. Mientras besaba a Flora otra vez Lucio metió mi verga en su boca, que a está altura era una fosa abriendo y tragando. El vestido de la mujer cayó al suelo. Me prendí a sus tetas blancas y llenas. Grandes. Los pezones de la mujer se alzaron briosos y delicados. Los suspiros de la tía se alzaron en toda la habitación. Lleve su mano a mi verga. Ella la tomo y parecía que la estaba dando a mamar a su sobrino. La escena era muy caliente. Mi lengua penetraba la boca sin defensa de la mujer que ya estaba profundamente caliente. Y a su vez Lucio, su sobrino tragaba mi tronco sin descanso.
Metí los dedos en la cuevita ya lubricada, chorreando jugos de la mujer. Saqué la verga de la boca del chico. Fui acostando a Flora entre caricias y besos y entre con mi verga en su cueva. El suspiro de la mujer fue enorme. Agitada abría sus piernas y yo le mordía las tetas y pasaba mi lengua en ellas. Lucio observaba la escena, mientras su pija volvía a crecer. Luego de una buena cogida me detuve unos instantes a respirar buscando aire.
Salí de mi lugar . Hice que Lucio se tirara en la cama. Mire a Flora y le señale el garrote de su sobrino. Era grande.
__¡Es mi sobrino!__ adujo la mujer
__Es tu hombre__ dije yo y tomándole las manos se las acerqué para que se aferrara a aquella vara que la estaba deseando. Flora no puedo detenerse. La acarició. Y de repente la llevo a su boca. La fue chupando sabrosamente. Gozándola sin pausa. Yo me había adueñado de su culo y lo besaba y lo lamía. Llegaba a su agujero chupándolo. Eso arrancaba grititos de Flora que se contoneaba descontrolada.
Montó la vara de Lucio. El sobrino agarraba las tetas de la tía y la cabalgata era salvaje. Seguí abriendo su entrada posterior y en un abrir y cerrar de ojos estuve clavando a Flora por el culo. Se retorcía de locura al ser cogida por delante y por detrás. Loca de placer recibió mi semen en su ojete que se había vuelto a abrir después de mucho tiempo, ya ni se acordaba de cuanto. Se sintió llena, completa, cuando terminé de sacar mi aún dura verga la lleve a su boca y la limpió por completo. Sintiendo el sabor. Degustando. No perdiéndose nada. También alcanzó mis bolas sin pelos y las beso primero, luego paso la lengua y finalmente las fue comiendo sin pudor, sin control. Lucio comenzó a gritar y largo sus escupitajos dentro de la conchita de Flora. Ahora la mujer chorreaba líquidos por delante y atrás. Quedó un momento más ensartada en la verga del chico que no se dormía. Busqué en tanto la boca de Lucio y nos besamos alocadamente. Luego alcancé los labios de Flora y también nos mezclamos en besos pasionales y perversos.
Afuera una lluvia suave comenzaba a caer. Flora acariciaba la vara del sobrino ya sin ningún tipo de remordimiento. También sobaba mi verga. Estaba en medio de los dos varones. De vez en cuando las lenguas de los tres se cruzaban en besos y lamidas procaces y volcánicas. No sé cuando me dormí. Cuando se durmieron todos.
Cuando me desperté el sol de aquel día había desaparecido. La noche estaba en esplendor pleno. Me incorporé y alcancé a prender un farol. Me fije por la ventana y una luna redonda alumbraba el exterior. Se veía de una forma esplendorosa. Flora no estaba en la habitación, pero no se escuchaba ningún ruido.
Me fije bien en la cama y allí estaba Lucio con su culito desnudo. Apuntando hacia arriba. Dormía profundamente. Me acerqué al chico y acaricié sus redondeces. Hundí un dedo en aquel culito virgen. Salive otro dedo y lo fui metiendo en lo hondo. Lucio pego un respingo despertándose por completo. También lo hacía mi pedazo. Se erguía pidiendo un lugar donde recalar.
Baje con mi boca hasta el anillo del muchacho. Lo busqué y entré con mi lengua. Lo rodee, lo acaricié, lo fui besando y tratando de abrirlo un poco más. Los gemidos del chico retumbaban en el espacio. Lo atravesé con dos dedos que entraron a la perfección. El chico movía su culo para que los dedos entraran más fácilmente. Salive un poco mi arma y me dirigí despacio hacia mi objetivo. Apoyé la cabeza en el punto fatal. El muchacho se quedó tenso por un momento. Le mordí la oreja y juguetee un poco con su pija que estaba enarbolada y dura. Lo masajee y empuje un poco mis caderas. La cabeza fue entrando. Lucio gemía y daba unos ayees al aire.
__¿Te duele?__pregunté
__¡Ah, un poco!
__¿Sigo?
__Sí, siii, ahhhhhh, sigue, ahhh__ clamaba el chico y mi vara fue empujada un poco más adentro de aquel canal puro y sin tocar. La verga se tenso mucho más. Yo la empuñaba sin dejarla. De vez en cuando lo masturbaba y notaba que su excitación era tremenda. Sus jadeos atravesaban mis sentidos. Mi verga ya había entrado y finalmente mis testículos golpeaban a sus jóvenes nalgas. Me sentía apretado. El estuche era perfecto. Iba y venía mi fierro dentro de aquel aro que me había sido dado solo para mi.
Me detuve un instante para sentir las paredes que me contenían. Sentía que su esfínter me apresaba la pija y no quería soltarla. Ahora el movía sus caderas y la vara entraba y salía. Yo apretaba sus nalgas. Las amasaba. Luego tomaba la tranca del muchacho y lo atendía con unas caricias. Alcancé las bolas de Lucio y mis dedos lo surcaban suavemente, el chico apuraba el ritmo y estallé en chorros de leche caliente dentro de el. Mi gemido fue atronador y el muchacho se retorcía cual serpiente herida.
Mordí el cuello de Lucio hasta marcarlo. El chico quedó quieto. Sintiendo mi pija que continuaba latiendo en su interior. Besaba su cuello. Lo apretaba con mis dientes, el suspiraba casi al borde del desmayo.
En eso entró Flora desnuda, con un garbo de perfección y de dama que no se solía ver a menudo en aquellos parajes perdido del mundo.
__Pensé que tendrían hambre, veo que no se han saciado__ diciendo así se prendió al mango sobresaliente de su sobrino. Empuño tal cual una espada y la llevó a su boca. Mamando. Lamiendo. Lucio gemía apenas moviéndose para que mi pija no saliera de su lugar. La mujer la batió con velocidad, tocando los huevos del chico, apretándolos suavemente. El muchacho fue largando la bebida con espasmos y gritos guturales que nacían de lo más profundo de su alma. Una vez vaciado pareció que su cuerpo se había deshilachado.
No sé todo lo que paso en la noche y hasta cuando estuvimos así. Dormíamos y volvíamos a coger una y otra vez.
Allí estuve unos días y luego me marche, no sin cierta nostalgia. En ese lugar me habían tratado realmente bien, pero debía seguir camino para poder regresar aquí.-
EL GAUCHO NICANOR 6
Nicanor relataba ante un auditorio expectante e interesado un nuevo relato de sus días en parajes alejados del pueblo donde ahora se encontraban.
“Por aquellos días me fui de la toldería. Deje con cierta pena al Cacique Tobías y su gente que tan bien me había tratado.
Esa mañana emprendí el camino. Me dieron un caballo y algún poco de comida y me perdí por la Pampa enorme y salvaje.
Cerca del mediodía llegue a una tranquera. A lo lejos del camino se veía un pequeño rancho. Abrí la tranquera y avance despacio. Lentamente. Con mucho cuidado, no quería que me pegaran un tiro.
Una vez que estuve cerca del palenque pegue el grito
__¿Hay alguien?...Buenassss…Ave maría__ me quede sobre el caballo, presto para huir de ser necesario. Un rato después una rubia mujer salía de la casa. Mirada tranquila. No se reflejaba en ella ningún temor. Es mas parecía sonreír
__Buenas paisano__ dijo
__Señora
__¿qué busca por estos lugares?
__Un poco de sosiego, ¿será posible?
__Como no baje de una vez que el sol quema__ me apee del pingo. Un polvaderal seco volaba por los alrededores. Pude ver a la mujer de cerca. Era bonita. De ojos verdes y silueta con formas apetitosas. Delicada. No parecía una mujer que viviera en semejantes desiertos.
__Pase hombre, mi nombre es Flora y vivo con mi sobrino Lucio.__ me sacudí un poco la tierra que tenía encima y entre en aquella humilde morada.
Adentro estaba fresco. Era un lugar amplio. De afuera parecía mas pequeño. Flora me hizo sentar en una silla de paja.
__¡Quítese las botas! Si desea…__ dijo Flora. A lo que yo encantado. Había cabalgado durante una larga jornada.
__Tal vez quiera refrescarse. Atrás de la casa hay una pequeña laguna con aguas cristalinas, le doy ropas limpias y algo para secarse
__La verdad Flora que eso estaría de maravillas__ a lo que la mujer se perdió en uno de los dormitorios y regresó con algunas prendas limpias y secas.
En un rato estuve retozando en el agua limpia y clara. Allí me refresqué totalmente, concentrado en mi felicidad y bienestar. Me habían estado observando. Un chico me miraba desde la orilla de aquella laguna natural. Era muy joven. Tenía los cabellos largos, supuse que sería Lucio el sobrino de Flora. Su cuerpo estaba semi desnudo. Apenas portaba unas bombachas color claro, alpargatas y nada más.
__¡Buenas!__grité para hacerle saber que sabía que estaba allí. El muchacho se acercó, despacio, lentamente, como observándome.
__Buenas señor, soy Lucio
__Me llamo Nicanor, tu tía Flora me dio permiso para estar aquí
__¡Ah! ¿la tía ya lo vio?
__Sí, sí, me dijo que podía refrescarme acá. Vengo viajando y el camino esta ,muy pesado
__Está bien, don, no hay problema, voy a seguir con mis tareas
__Bueno mozo__ le dije y el chico desapareció de mi vista.
Al rato Flora me preparó una rica comida. Nos sentamos a la mesa los tres. Flora, Lucio y yo.
__¿Y usted de donde viene Nicanor?__preguntó Lucio
__Pero Lucio__ lo reprendió Flora
__Está bien, está bien, no hay problema…estoy recorriendo la Pampa, conociendo, investigando las costumbres de los lugareños__ inventé en un instante
__¡Ahhhh! Una especie de científico?__cuestionó Lucio
__Algo así
__¿Le gusta la comida?__preguntó Flora
__Muy rica
Pasamos una velada apacible. Flora se puso a juntar los platos. Lucio se retiro a dormir una siesta. Luego al rato se acercó Flora y en tono intimo me susurró
__Puedo pedirle algo Nicanor, sin ofender
__Por supuesto Flora
__Es que mi sobrino, vio
__¿Qué tiene el chico?
__Cosas de la edad…lo he visto …tocándose, y mucho, tal vez le hace falta consejo__ me dijo ruborizándose completamente, eso la hizo mas hermosa de lo que ya era. Pensé que era una mujer recatada y tímida, aunque cuando debía hacer algo lo hacia
__¿Quiere que yo le hable?__pregunte haciéndome el tonto
__¿Podrá usted Nicanor?
__¿Y cuando sería eso?
__Cuando quiera usted don Nicanor, eso lo vera usted
__Esta bien mujer, no le prometo que pueda hacer mucho
__¡Gracias Nicanor!__ me dijo Flora tomándome la mano y poniéndose mas roja aún.
Me fume un cigarro. La hora de la siesta estaba plena. Escuche que Flora se retiraba a descansar. Entonces me encamine a la pieza del chico. Toque suave la puerta angosta. Nadie contesto entonces me atreví a entrar.
__Permiso__ dije suavemente
__¡O h Nicanor__ dijo Lucio como tapándose.
__¿Qué escondes muchacho?__ le dije sonriendo y me acerque__No te escondas de mi__ me senté cómplice a su lado
__¿Que te sucede muchacho?__ le hable confiadamente
__Nada Nicanor, es que, estoy, siempre con…__calló rojo de vergüenza
__¿Con?__ pregunte
__Con mi …cosa dura
__¡Era eso oh muchacho!, ¡muchacho!__ note que Lucio estaba desnudo. Mis sentidos se enervaron y mi pija sola empezó a crecer.
__Ponte de pie y muéstrame__dije firmemente
__¿Le parece?__preguntó el ingenuo Lucio
__Claro, te daré ayuda y veras que te calmaras bastante. Anda ponte de pie.
El chico se puso de pie con la mirada en el suelo. Me mostró su tremenda verga dura y levantada, tocándole el ombligo. Los huevos redondos. Brillantes. Dos ciruelas almibaradas. Su cuerpo estaba sin ropas. Era bien formado. De color cobrizo, tal vez por tanto sol. Yo sentado en la cama quedé con la vara a la altura de mi boca. Sin embargo rocé con mi lengua sus bolas. El chico pego un respingo. Casi un relincho. Su verga se estremeció aún más. Volví a pasar mi lengua por sobre aquellas bolsas enormes. Con mi mano apreté su tronco contra su panza y alcance a meter un huevo en mi boca. El chico gimió y tenso mas sus aguerridos músculos
__¿Te gusta eh?
__Siiii, claro Nicanor, ahhhhh__ seguí intercalando un huevo y otro. Luego los deje. Agarré su mástil, ahora entre mis manos. La acaricié. Corrí su piel envenenada y fueguina. El permanecía en pie. Mi boca alcanzo su cabeza redonda y lustrosa. Lo bañe de saliva. Tire de su pija. Lo atraje hacia mi. Moví fuertemente su verga y me detuve. El muchacho gemía sin remedio. Yo tragaba su verga. La lamía. Volvía a comerla. La sacudía. Después de un rato y cuando estaba a punto de largarme su néctar lo solté. Me quité la ropa. Mi tranca saltó como un resorte totalmente erecta. Le tome las manos al chico y se las lleve lentamente a mi verga férrea. El chico rozó primero con sus dedos mi garrote y luego se prendió a el amasándolo parsimoniosamente. Lo deje hacer mientras acariciaba su cabeza. Luego busque su boca y le roce los labios con la punta de mi lengua salvaje. Poco a poco fui besándolo. El chico abrió gustoso la boca y le comí la boca varias veces. Nuestras vergas saltarinas se chocaban, se frotaban. En un momento dado me aferre a sus nalgas jóvenes. Las apreté con mis manos urgentes. Llegué al borde de su agujerito virgen. Lo pase rozando como no queriendo y el chico dio un sacudón casi hundiendo mi dedo el solo. Ya le mordía el cuello y las orejas. La baba se discurría por entre la comisura de los labios.
Lo senté en la cama. Me pare frente a el y tomando otra vez sus finas manos las puse sobre mis nalgas sedientas. El automáticamente me las acarició imitando lo que yo había hecho hacía unos momentos atrás. Con la boca lo apoyé en mis tetillas y el las lamió cariñosamente, aprendiendo. Le lleve sus manos y le hice separar mis cachetes redondos y sin vello. Lleve uno de sus dedos a mi agujero. Lo hice entrar. El chico se entusiasmo y lo clavo bien profundo. Lo saqué de allí y los lleve a mi boca lubricándolos. El volvió a la carga y me introdujo otra vez el dedo. Lo clavó hundiéndolo sin reparos. Escuchó mi gemido. Pasado un breve rato me fui sentando sobre su adorada carnadura.
Sentí su cabezota en mi agujero rozagante y abierto. Me fui sentando lento y el chico abría la boca gimiendo. Su estocada estaba dando frutos. Su preciosa pija entraba sin resistencia en mi abertura. Sentía que el miembro se inflamaba cada vez más. Crecía dentro mío y me ensanchaba la entrada caliente. El muchacho busco mi boca una vez que me hubo penetrado hasta sus huevos. Yo sentado no me movía mientras nuestros labios se tragaban los besos. Nuestras respiraciones agitadas iban en aumento. Sabía que el chico acabaría en poco tiempo. Así que me moví suave unos segundos y luego apure mis movimientos sensuales haciendo que Lucio largara una cantidad abundante y espesa de leche dulce en mi interior.
Tape su grito con mi boca. Fue desgarrador. Parecía que aquel ser se moriría allí mismo. Estaba conociendo el placer desconocido. Se había aguantado mucho tiempo. Por eso cuando me despegué de el solo tuve que acercar la vara a su boca para que la engullera ferozmente. La besaba. Le pasaba la lengua, recorriendo todo el pistón. Yo sentía como chorreaban mis piernas el néctar que me había inoculado con ese vergón semi dormido. Ahora el placer estaba en sus labios que comían. Así parado como yo estaba mis huevos fueron atrapados por aquel joven y los fue entrando en su boca deliciosa una y otra vez. Su mamada era profunda y dedicada. Mis ojos estaban en blanco. Gozaba de aquella chupada soberbia. El chico sopesaba mis huevos. Los acariciaba pasaba sus dedos por allí. De pronto no sé de donde se escucho una voz
__¿Qué esta pasando acá, Lucio, Nicanor?__ era la voz de Flora, que sonaba con una creciente y sobrecogedora sorpresa. El chico dejo de hacer lo que hacía. Giré mi cabeza desnudo como estaba y ahí estaba la tía del muchacho parada con las manos sobre la cara. Me acerque a ella y le dije cautamente
__Pero Flora usted me pidió ayuda y yo la estaba ayudando
__¿Qué clase de ayuda es esa?
__Diría que es una ayuda práctica, vamos mujer, que no has visto a un hombre desnudo
__Bueno…alguna vez
__¿Acaso no te gustan los cuerpos?¿No sientes cosas?
__Bueno…__dudo ella, me acerque rozándola con mi verga semi caída pero que buscaba reaccionar tras la sorpresa. Ella se quedó quieta. Mi verga se volvió a levantar. Acaricié su rostro. Toque su cabello largo. Aspire su aroma. Roce su piel y ella se estremeció.
__Tu quieres un poco de esto también, no lo niegues
__Pero…yo__ alcanzó a decir
__Lo sientes__ rozaba mi verga contra su cuerpo y mi mano llegaba a su cintura. Bese su cuello y la sentí arder. La fui llevando de la cintura al borde de la cama. La boca de la mujer me recibió en llamas. Estaba entregada al placer. Mientras besaba a Flora otra vez Lucio metió mi verga en su boca, que a está altura era una fosa abriendo y tragando. El vestido de la mujer cayó al suelo. Me prendí a sus tetas blancas y llenas. Grandes. Los pezones de la mujer se alzaron briosos y delicados. Los suspiros de la tía se alzaron en toda la habitación. Lleve su mano a mi verga. Ella la tomo y parecía que la estaba dando a mamar a su sobrino. La escena era muy caliente. Mi lengua penetraba la boca sin defensa de la mujer que ya estaba profundamente caliente. Y a su vez Lucio, su sobrino tragaba mi tronco sin descanso.
Metí los dedos en la cuevita ya lubricada, chorreando jugos de la mujer. Saqué la verga de la boca del chico. Fui acostando a Flora entre caricias y besos y entre con mi verga en su cueva. El suspiro de la mujer fue enorme. Agitada abría sus piernas y yo le mordía las tetas y pasaba mi lengua en ellas. Lucio observaba la escena, mientras su pija volvía a crecer. Luego de una buena cogida me detuve unos instantes a respirar buscando aire.
Salí de mi lugar . Hice que Lucio se tirara en la cama. Mire a Flora y le señale el garrote de su sobrino. Era grande.
__¡Es mi sobrino!__ adujo la mujer
__Es tu hombre__ dije yo y tomándole las manos se las acerqué para que se aferrara a aquella vara que la estaba deseando. Flora no puedo detenerse. La acarició. Y de repente la llevo a su boca. La fue chupando sabrosamente. Gozándola sin pausa. Yo me había adueñado de su culo y lo besaba y lo lamía. Llegaba a su agujero chupándolo. Eso arrancaba grititos de Flora que se contoneaba descontrolada.
Montó la vara de Lucio. El sobrino agarraba las tetas de la tía y la cabalgata era salvaje. Seguí abriendo su entrada posterior y en un abrir y cerrar de ojos estuve clavando a Flora por el culo. Se retorcía de locura al ser cogida por delante y por detrás. Loca de placer recibió mi semen en su ojete que se había vuelto a abrir después de mucho tiempo, ya ni se acordaba de cuanto. Se sintió llena, completa, cuando terminé de sacar mi aún dura verga la lleve a su boca y la limpió por completo. Sintiendo el sabor. Degustando. No perdiéndose nada. También alcanzó mis bolas sin pelos y las beso primero, luego paso la lengua y finalmente las fue comiendo sin pudor, sin control. Lucio comenzó a gritar y largo sus escupitajos dentro de la conchita de Flora. Ahora la mujer chorreaba líquidos por delante y atrás. Quedó un momento más ensartada en la verga del chico que no se dormía. Busqué en tanto la boca de Lucio y nos besamos alocadamente. Luego alcancé los labios de Flora y también nos mezclamos en besos pasionales y perversos.
Afuera una lluvia suave comenzaba a caer. Flora acariciaba la vara del sobrino ya sin ningún tipo de remordimiento. También sobaba mi verga. Estaba en medio de los dos varones. De vez en cuando las lenguas de los tres se cruzaban en besos y lamidas procaces y volcánicas. No sé cuando me dormí. Cuando se durmieron todos.
Cuando me desperté el sol de aquel día había desaparecido. La noche estaba en esplendor pleno. Me incorporé y alcancé a prender un farol. Me fije por la ventana y una luna redonda alumbraba el exterior. Se veía de una forma esplendorosa. Flora no estaba en la habitación, pero no se escuchaba ningún ruido.
Me fije bien en la cama y allí estaba Lucio con su culito desnudo. Apuntando hacia arriba. Dormía profundamente. Me acerqué al chico y acaricié sus redondeces. Hundí un dedo en aquel culito virgen. Salive otro dedo y lo fui metiendo en lo hondo. Lucio pego un respingo despertándose por completo. También lo hacía mi pedazo. Se erguía pidiendo un lugar donde recalar.
Baje con mi boca hasta el anillo del muchacho. Lo busqué y entré con mi lengua. Lo rodee, lo acaricié, lo fui besando y tratando de abrirlo un poco más. Los gemidos del chico retumbaban en el espacio. Lo atravesé con dos dedos que entraron a la perfección. El chico movía su culo para que los dedos entraran más fácilmente. Salive un poco mi arma y me dirigí despacio hacia mi objetivo. Apoyé la cabeza en el punto fatal. El muchacho se quedó tenso por un momento. Le mordí la oreja y juguetee un poco con su pija que estaba enarbolada y dura. Lo masajee y empuje un poco mis caderas. La cabeza fue entrando. Lucio gemía y daba unos ayees al aire.
__¿Te duele?__pregunté
__¡Ah, un poco!
__¿Sigo?
__Sí, siii, ahhhhhh, sigue, ahhh__ clamaba el chico y mi vara fue empujada un poco más adentro de aquel canal puro y sin tocar. La verga se tenso mucho más. Yo la empuñaba sin dejarla. De vez en cuando lo masturbaba y notaba que su excitación era tremenda. Sus jadeos atravesaban mis sentidos. Mi verga ya había entrado y finalmente mis testículos golpeaban a sus jóvenes nalgas. Me sentía apretado. El estuche era perfecto. Iba y venía mi fierro dentro de aquel aro que me había sido dado solo para mi.
Me detuve un instante para sentir las paredes que me contenían. Sentía que su esfínter me apresaba la pija y no quería soltarla. Ahora el movía sus caderas y la vara entraba y salía. Yo apretaba sus nalgas. Las amasaba. Luego tomaba la tranca del muchacho y lo atendía con unas caricias. Alcancé las bolas de Lucio y mis dedos lo surcaban suavemente, el chico apuraba el ritmo y estallé en chorros de leche caliente dentro de el. Mi gemido fue atronador y el muchacho se retorcía cual serpiente herida.
Mordí el cuello de Lucio hasta marcarlo. El chico quedó quieto. Sintiendo mi pija que continuaba latiendo en su interior. Besaba su cuello. Lo apretaba con mis dientes, el suspiraba casi al borde del desmayo.
En eso entró Flora desnuda, con un garbo de perfección y de dama que no se solía ver a menudo en aquellos parajes perdido del mundo.
__Pensé que tendrían hambre, veo que no se han saciado__ diciendo así se prendió al mango sobresaliente de su sobrino. Empuño tal cual una espada y la llevó a su boca. Mamando. Lamiendo. Lucio gemía apenas moviéndose para que mi pija no saliera de su lugar. La mujer la batió con velocidad, tocando los huevos del chico, apretándolos suavemente. El muchacho fue largando la bebida con espasmos y gritos guturales que nacían de lo más profundo de su alma. Una vez vaciado pareció que su cuerpo se había deshilachado.
No sé todo lo que paso en la noche y hasta cuando estuvimos así. Dormíamos y volvíamos a coger una y otra vez.
Allí estuve unos días y luego me marche, no sin cierta nostalgia. En ese lugar me habían tratado realmente bien, pero debía seguir camino para poder regresar aquí.-