El Gato y el Gatito en el Sex Shop
En una salida con Oscar, terminé metido en un sex shop en donde el caliente muchachito será dominado por el dependiente... que me demostrará las bondades de sus productos.
El Gato y el Gatito en el Sex Shop
Buenas noches, ¿cómo la han pasado? Yo espero que bien, la verdad hoy hace una muy bonita noche para escribir. Quiero agradecerles los mensajes que me han enviado por medio del correo electrónico, me estimulan a continuar escribiéndoles.
Ya les conté del Gatito, mi Oscarito precioso, ese niño hermoso, precioso putito de ojos verdes brillantes que me tenía loco. Cada día que pasaba se volvía más puta para andar conmigo, era un pequeño vicioso del sexo, le encantaba que me lo cogiera de todas las formas posibles, que lo sometiera. Rápidamente estaba desarrollando una fuerte afición a ser dominado.
Me confesó que se prostituía para ayudar a su hermana, que lo sostenía y cuidaba luego de que sus padres los hubieran abandonado. Yo no quería que el siguiera en eso, era demasiado confiado e ingenuo, cualquiera le podría hacer mucho daño. Conseguí convertirme en su único cliente, bajo la advertencia que, si llegaba a entregarse a alguien más, no me volvería a ver. Así podría protegerlo siempre, y aunque afectaba mi bolsillo, para mi era un placer andar con el. De todas maneras el dinero me abundaba y no tenía nada mejor en qué gastarlo.
Recuerdo un día en que salimos por la tarde, lo fui a recoger a un centro comercial, lo invité a almorzar y a caminar por allí, iba a comprar diversas cosas cuando pasamos en mi pick up frente a una sex shop. Yo jamás había entrado en una, jamás, lo juro, y tampoco me llamó la atención. Pero Oscarito, con sus 14 años repletos de hormonas, no podía ni quería resistir la tentación.
Tito, entremos a esa tienda.
¿La sex shop? ¡No, esas cosas no son para mí!
Pero ahí venden cosas muy interesantes vamos, te prometo que no te vas a arrepentir. la verdad, todas las promesas que me había hecho hasta entonces se había convertido en una agradable experiencia, así que estacioné el carro en donde pude y nos dirigimos a ese lugar.
No me gustó cuando entré, como buena sex shop era oscura por dentro y algo lúgubre. Su dependiente era un muchacho alto y musculoso, vestía una camisa militar elástica y ceñida a su marcado torso, un pants deportivo azul, un piercing en la ceja y el cabello pintado de azul tenía muy mala facha si me preguntan (llámenme anticuado, no me importa). Me parecía familiar por alguna razón.
Buenas, ¿les puedo ayudar en algo? nos preguntó, Oscar y yo nos miramos las caras, ambos estábamos muy nerviosos, pero dado el carácter extrovertido y atrevido de mi lolito, el decidió tomar la iniciativa actuando como una verdadera puta.
Aquí mi machote quería ver algunas cosas con qué poder cogerme con gusto. el muchacho se sorprendió, me imagino que jamás había visto, ni en los más putos de los putos, tanto descaro.
Esteeeemm bueno, ¿y cómo de qué forma querrá el bueno
¿Mi macho?
Si el ¿cómo te quiere coger?
Pues no sé vos sos el conocedor Edwin, recomendanos algo bueno mirá que soy de trato duro y no me importa qué cosa sea, no le niego nada a mi Gatote.
¿Se conocen? pregunté extrañado.
Edwin era uno de los amigos con los que andaba el día en que me levantaste en "Mi Guajira". ¡por eso me parecía familiar ese muchacho!, quien me examinó con los ojos de pies a cabeza, con una expresión de sorpresa e intriga en la cara, creo que Oscar ya le había hablado de mi.
El muchacho, cuyo nombre era Edwin Morales, nos empezó a mostrar diversos productos, algunos que ni me imaginaba que pudieran existir. Andaba más cortado que un loco en una alberca de navajas, pero lograba ocultarlo lo suficiente. Por su parte, Oscarito actuaba como una auténtica putita, amanerado y pegado a mi brazo, creo que hasta una erección cargaba. Le daba cuerda al otro interesándose por aquellos artículos relacionados con el sometimiento y la dominación. Preguntaba el precio de pequeñas bandas elásticas para poner el rededor de testículos y pene (para mantener la erección y retardar la eyaculación), consoladores y vibradores de dimensiones escandalosas, esposas, cinturones, máscaras ¡mi Gatito estaba actuando como un pervertido!
Edwin, por su parte, se notaba cada vez más excitado e impresionado por el y por mi, modestia aparte siempre llamo mucho la atención. Y entonces, Oscarito, mi travieso Gatito, decidió jugarse una carta bastante delicada.
Todo lo que nos mostrás es muy bonito ¿verdad amor? asentí en silencio y muy serio, casi no había hablado Pero no te quiero hacer gastar en vano primero quiero una demostración Edwin. me quedé mula, creo que hasta pálido me puse, Edwin se rió antes de contestar.
¡Qué putas sos Gato, tu "macho" debe ser extraordinario!
¿Y no se los he repetido hasta el cansancio?
Bueno por algo sos su puta privada. Si quieren una demostración vengan conmigo nos llevó a la parte trasera de la tienda, luego de cerrar con llave el local, me estaba poniendo nervioso Bueno, ¿Y qué tipo de demostración quieren que les haga?
No sé ¿por qué no nos demostrás como se usa todo lo que nos acabás de enseñar?
Pero el producto que se saca de la caja se paga y el que se desviste también
El dinero no es problema, qué bueno que no es problema ¡cómo el que paga soy yo! mi Gatote te va a pagar muy bien
Bueno empecemos con la demostración Edwin también era un puto profesional.
Puso música en un radio que tenia en la bodega y se empezó a desnudar, su cuerpo era impresionante, como de nadador olímpico. Mediría 1.78 de estatura, era delgado pero muy musculoso y nervudo como ya dije, con un par de nalgas paraditas, redondas y duras, la piel morena y el cabello negro rizado. Me llamó poderosamente la atención que estaba completamente depilado, sin un solo pelo en el pecho o en sus partes púbicas. Sus ojos oscuros brillaban y su mirada indómita no dejaba de vernos. Me confesó que tenía 17 años y que trabajaba allí alternando sus ocupaciones de prostituto.
¿Qué quieren que les muestre primero? nos preguntó.
No sé Gatote, ¿qué querés que Edwin nos enseñe primero?
Mmmm no sé Gatito, no sé y era cierto, no tenía ni la más remota idea.
Hagamos una cosa cualquier cosa que querrás, que Edwin la pruebe conmigo ¿si? me quedé frío y sentí muchos celos, nunca pensé en practicar intercambios con el, menos con alguien que apenas si acababa de conocer Gatote dije "cualquier cosa"
Oscarito se comenzó a desnudar, dejó tirada su ropa en el suelo hasta quedar totalmente empelotado, con ese hermosos y delgado cuerpo blanquecino, lampiño, precioso, con ese culito pequeño y delicado que tanto me gusta.
Le dio la espalda a Edwin y le paró el culito, inmediatamente el apuesto muchacho se colocó detrás de mi Gatito, que con sus nalgas pudo apreciar que su pene ya estaba parado y muy duro. Oscar trató de voltearse para verlo pero Edwin le volteó la cara de regreso con una mano, era un tipo brusco aparentemente. El dependiente comenzó a hurgar entre las carnosas nalgas de mi niño con una mano, tratando de hallarle el ano. Al encontrarlo se puso a acariciarlo, introduciéndole 1 dedo, luego 2 y 3, metiéndoselos y sacándolos, dibujando círculos, se lo estaba cogiendo con ellos.
Don Gato, me hizo gracias que me dijera así ¡se consiguió una puta buenísima!
Gracias dijo Oscar en un susurro, con los ojos cerrados y dejándose llevar por la dulce sensación de su ano invadido pero si no has visto a mi gatote desnudo no has visto nada ¡es un culazo!
¡Un señor culazo! respondió Edwin - Quiero probarlo, me han hablado mucho de usted ¿ya decidió qué cosa quiere probar primero de todos nuestros productos?
Bueno eso, ¿qué es? le dije señalando lo que parecía un consolador de plástico transparente, verde, con pequeñas bolitas en su superficie y un cable en la base, que se unía a una cajita negra.
Esto es un vibrador texturizado y de movimientos giratorios su putita va a gozar con eso. lo sacó del empaque y lo untó con un líquido lubricante, despacio lo comenzó a meter dentro del ano de Oscar hasta la base Ahora usted puede controlar la velocidad de los movimientos giratorios con este botón me dijo dándome el control y la intensidad de las vibraciones con este otro
Lo prendí y esa cosa empezó a vibrar y a girar dentro del ano de mi nene, que pegó un fuerte respingo cuando lo sintió revolverse dentro de si. Se volvió a mi con sus bellos ojos verdes y me señaló unas esposas que estaba en el suelo. Yo se las señalé a Edwin y el comprendió, las sacó del empaque y esposo al Gatito a su espalda. También le colocó una cinta elástica alrededor de los huevos y de la palomita, que ya estaba dura.
Entonces, Edwin lo hizo ponerse de rodillas y le llevó su verga a la boca, era un pene duro y venoso de unos 17 cm. de largo. Oscar le hacía la mamada lo mejor que podía, mirándome de reojo, como esperando a que los felicitara por ella. Mientras, el muchacho lo agarró del pelo y comenzó a guiar la mamada, metiéndole y sacándole la verga con fuerza, como cogiéndoselo por la boca.
A su Gatito le gusta que lo dominen, me dijo Edwin puedo recomendarle comprar cadenas y arneses también
¿Y a ti no te gusta ser dominado Edwin? le dije, tomando finalmente la iniciativa y el control de la situación.
Bueno pues si, a veces me respondió algo nervioso, no esperaba que le preguntara eso.
Le señalé un par de collares para perro que estaban en el suelo, luego de pensarlo un par de segundos los recogió y se puso uno, de color negro y con clavos metálicos, y otro a Oscar, rojo y de tela, ambos con sus respectivas cadenas que el me entregó en la mano. Luego, continuó con la cogida oral que le estaba pegando a Oscarito.
¿Y esas fustas? le pregunté ¿Para qué sirven?
Son para azotar. me dijo bastante nervioso ya, pero también muy caliente.
Mmmm pero son caras, no las necesito, prefiero mi cinturón. le dije, sacándomelo del pantalón.
Empecé entonces a azotar el culito de Oscar y el de Edwin por turnos, primero suave, pero conforme veía que les gustaba les daba más duro. Los 2 gemían con fuerza cada vez que les pegaba, y al mismo tiempo que sus culitos se ponían rojos, la excitación de ambos aumentaba.
¡¡¡MMMMMMMFFFFFF!!! ¡¡¡MMMMMMMFFFFFF!!! gemía desesperadamente Oscarito, con ese falo en la boca, llegándole hasta la garganta y obstruyéndole la respiración, estaba a punto de llegar al orgasmo.
¡¡¡DON GATO!!! ¡¡¡DON GATO!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOOOHHH DON GATOOOOOHHHH!!! gemía ruidosamente Edwin, que también se acercaba al clímax.
¡¡¡MMMMMMMFFFFFF!!! ¡¡¡MMMMMMMFFFFFF!!! ¡¡¡MMMMMMMFFFFFF!!!
¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!! ¡¡¡OOHH!!!
¡¡¡¡¡MMMMMMMMFFFFFFFFFFFGGGGGGGGHHHHHHHHH!!!!! gritó Oscar con la boca llena y derramándose en el suelo.
¡¡¡¡¡¡OOOOOOOUUUUUUURRRRRRGGGGGGGHHHHHH!!!!!! bramó Edwin, inundando de semen la boca y garganta de mi Gatito, que empezó a toser inmediatamente, quedaron los 2 jadeando, sudando, satisfechos.
Yo me había calentado mucho, mucho, y, ahora si, muchas ideas venían a mi mente para continuar con la improvisada fiestecita.
Bien, bien, bien dije yo, cada vez más cliente y menos dispuesto a parar sos un magnífico vendedor Edwin. Vamos a ver, llevo en mi cuenta ese vibrador, un par de esposas, 2 collares para perro con sus cadenas, ese botecito de lubricante tengo ganas de llevar más quitale las esposas a mi Gatito y el vibrador del culo.
Edwin obedeció, luego los puse en 4 a los 2 y les di un paseo por toda la tienda, acariciándoles los culos y sobándoles las nalgas. Me di cuenta de que el ano de Edwin estaba ya bastante fogueado, le pude meter hasta 2 dedos sin mayores problemas. Regresamos a la bodega otra vez, mirando las erecciones de mis 2 perritas nuevas ideas vinieron a mi mente.
De rodillas los 2 van a chupar ahora una verga de verdad
Me obedecieron de inmediato y se arrodillaron frente a mi, yo me bajé la bragueta y dejé salir mi monstruo, ya semi erecto. Oscarito se le fue encima de inmediato mientras Edwin la veía con los ojos en blanco, impresionadísimo de sus dimensiones. Los 2 me agarraron el miembro con las manos y se turnaban para besarlo y lamerlo, le pasaban la lengua por todo lo largo, saboreándolo, hasta llegar al glande en donde se quedaban succionando hasta que el otro reclamaba el lugar. También me lamían los huevos con pasión y respeto, me estaba calentando más que una bobina.
Edwin, cogete al nene. ordené.
Edwin colocó a Oscarito sobre una banca de madera que tenía allí, se colocó un condón texturizado y lo penetró sin miramientos de ningún tipo. Le empezó a dar durísimo, suerte que el vibrador lo había dejado un poco dilatado. Por mi parte me agaché un poco y recogí algo del semen que mi Gatito había derramado de su pene y boca, y se lo llevé a la boca. El lo saboreaba feliz y gustoso, le encanta el sabor de la leche de macho. A Edwin también le gustaba, pues aceptó de buen grado cuando le convidé, el seguía cogiéndose con todo lo que tenía a un extasiado Gatito, boca arriba sobre la banca.
Desnudo por completo me senté en una sillita frente a esa escena, vi por unos 5 minutos aquella inmisericorde y salvaje cogida, mi Gatito ya se estaba quedando ronco de tanto gritar y gemir. Me puse entonces de pié y, pasando una pierna por encima de la cabeza de Oscar, bajé hasta quedar con los huevos y nalgas sobre su carita, para que me los chupara.
¡Oohh si nene siiii! ¡Qué rica está esa lengua, chupame bien Gatito!
¡¡¡AAAAUUUGGGGMMMMFFFFF!!! ¡¡¡AAAAUUUGGGGMMMMFFFFF!!! gemía Oscarito, lamiéndome el culo mientras era partido por ese otro salvaje.
¿Cómo vas vos Edwin? ¿Qué te parece mi Gatito?
¡Bien! ¡bien, muy bien! ¡su Gatita es lo máximo!
¿Por qué no atendés a mi pobre pajarito?
¡Pajarito! ¡Si parece cóndor esa mierda! dijo, agachándose y poniéndose a chuparme el glande.
Edwin se esmeraba en mamarme la verga, en pasarle la lengua por encima, succionando y engullendo mi glande, ensalivándolo bien. Mientras tanto sentía la suave y cálida lengua mojada de mi nene hurgar entre mi ano goloso y ávido de verga.
Decidí pasar a otro tipo de acción, poniéndome de pié me coloqué detrás de Edwin, que paró sus terribles embestidas cuando sintió la cabeza de mi temible arma empujando contra su esfínter, luchando por entrar. Ya me había puesto un condón y me había untado la paloma con aceite a base de agua, para no desgarrar a mi joven amante.
Veía como cerraba y fruncía los ojos, con un doloroso ceño y los dientes apretados. Mi largo y grueso garrote ya se deslizaba lenta, pero irremediablemente, dentro de sus entrañas.
¡¡¡¡OOOOOGGGGHHHHHHH!!!!
¿Lo querés suave Edwin, o duro?
¡¡¡¡RÓOOOMMPAAAAMEEEEEEE!!!! ¡¡¡¡DEME DUROOOOOOOGGGGHHHHH!!!! no pudo decir nada más pues mi enorme herramienta ya lo estaba perforando sin misericordia.
Comencé a cogerme al joven dependiente, le metía y sacaba la verga por completo, para volver a clavársela sin piedad, en un fuerte y rápido movimiento de mis caderas. El gemía roncamente, gruñendo al sentir mi inmenso falo enterrarse una y otra vez adentro de su ser, con lujo de violencia y fuerza bruta como el me estaba pidiendo a gritos, me exigía que lo partiera en 2, que lo desgarrara.
Por las fuerzas de mis embestidas, la verga de este se enterraba hasta lo más profundo de las entrañas de mi Gatito, dándole un gran placer pero también lastimándolo un poco. Oscarito volvió a acabar casi sin estimulación, derramándose sobre su pecho. Tomé a Edwin del pelo y lo obligué a pasar la cara y la lengua sobre el chaquito de semen de Oscar, para que después se lo diera en la boca a este, que aprovechaba para restregar su rostro con el del otro para embadurnarse de esa deliciosa leche.
Mientras tanto yo seguí sodomizando con fuerza a Edwin por unos 10 minutos, si no es que mas. Me salí entonces de su interior, lo tiré al piso y me masturbé sobre su cara, que tenía la boca abierta y sedienta de mi semilla. Apretándome la verga acabé en largas, pero suaves, descargas de leche que cayeron como una cascada dentro de esa boca anhelante, llenándosela hasta rebalsarla.
¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!! gemí con fuerza en medio de ese delicioso orgasmo - ¡¡¡¡¡¡OOOOOOOOOUUUUUUUGGGGGGGHHHHHHH!!!!!
Paré un momento para descansar, pero como mi vendedor estrella aun tenía la paloma parada, le ordené a Oscarito "Hacelo acabar Oscar" y este obedeció en el acto, se sentó sobre el pene aun tieso del otro y empezó a cabalgarlo frenéticamente, al mismo tiempo que me masturbaba frente a el, dejando que atrapara mi glande y lo succionara. Ya no quise aguantarme más el orgasmo y nuevamente volví a acabar a borbotones dentro de la boquita de mi nene.
¡¡¡¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHHH!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡UUUUUUMMMMMMMMGGGGG!!!!!!! gemí y bramé mientras inundaba la boquita de mi Gatito, que dejaba escapar una gran cantidad de mi semilla que iba a dar a su cuello y pecho.
Por su parte, finalmente Edwin alcanzaba su orgasmo, que derramó dentro de condón.
¡¡¡¡¡AAAAAAAAAYYYYYYYYYGGGGGGGHHHHHH!!!!! gritó con fuerza, sintiéndose en la gloria.
Una vez acabados los estertores de su orgasmo, hice que Oscar se levantara, le quité el condón de su verga y lo exprimí sobre su cara, para que luego mi nene se lanzara encima de el y se besaran apasionadamente, embadurnándose mutuamente de todo el semen que tenían encima, quitándoselos uno al otro con lengua, labios y dedos.
Así terminó aquella deliciosa aventura, le propuse a Edwin irse a mi hotel para seguir con la fiesta pero no quiso, tenía que regresar a su casa. Le pagué todos los productos que utilizamos y le di una jugosa propina. Luego fui a dejar a un agotado Gatito cerca de su casa y yo me fui a mi departamento, feliz y satisfecho, definitivamente era buena la vida.
Tito (Garganta de Cuero).
Pueden mandarme sus opiniones y comentarios a mi correo electrónico. Besos, abrazos y buen día.