El Gatito
Luego de terminar con Kika, decidí empezar a vivir de nuevo, por mi cuenta. Les voy a contar de cuando, por azares del destino, terminé al lado de un muchachito, un viernes que salí de farra.
El Gatito
La vida da muchas vueltas, algunas veces nos pone de cabeza, otras de espalda, en otras aparecemos con los calzones en la mano y no sabemos ni porqué. A mi me pasó, muchas veces me ha pasado, pero aun sigo pensando que, en muy pocas ocasiones, no he tenido la oportunidad de elegir. Me he matado con mi propia mano podría decir.
Pero bueno, primero los primeros, nuevamente soy Tito y les mando un gran saludo y les doy gracias por su atención. Como ustedes recordarán, mi relación con mi propio hijo, convertido en una bella travesti llamada Kika, llegó a su fin. Fue una relación intensa, muy intensa pero tenía que terminar. A la larga comprendí que fue mejor así, ya era hora de que empezara a caminar solo.
La despedida fue dolorosa, tuvimos una última noche de sexo como marido y mujer y luego nos separamos para bien. Les juro que me sentí morir, sentí como si perdiera a Estela por segunda vez pero esta vez definitivamente. Tomé entonces una decisión, regalaría los vestidos que aun tenía de ella, me desharía de la mayor parte de cosas que me la recordaban y empezaría en una nueva hoja, una hoja en blanco. Además decidí expandir mi círculo social, dentro y fuera de mi natal Zacapa, me pareció que tener amigos en la capital sería buena idea.
Me remontaré en este momento a mi primera aventura luego de nuestra ruptura
Ocurrió un viernes por la noche, me encontraba en la ciudad capital de paseo, solo pues no quería depender de otras personas para poder pasarla bien. Mi hijo y Laura me recomendaron un lugar de música latina en la zona viva, "Mi Guajira" y decidí ir allí. Era un lugar elegante, para un público adulto con poder adquisitivo, en esos días, tenía ya 56 años.
Pedí una mesa y una cerveza, y saqué a bailar a unas señoras que andaban, la velada me estaba saliendo buena y entretenida. Me di cuenta de que un trío de muchachos, tal vez de 17, se me quedaban mirando. Ya suponía que eran de la otra banqueta pues uno de ellos estaba vestido en forma de lo delataba, ya saben, muy elegante, con camisa pegada y las cejas bien depiladas, algo que un chico heterosexual que trata de demostrar que es bien macho no hace.
Siempre he tenido suerte con los hombres, especialmente jóvenes. Mido casi los 2 metros, soy de piel blanca, ojos verdes, cabello castaño claro, elegantemente canado, uso barba y bigote cortos, y por los ejercicios tengo un muy buen físico. Soy lo que se dice un "viejo buenote", todo un oso.
Me fui a sentar y, como no estaba feos los chicuelos (uno estaba bastante guapito), hice contacto visual con ellos, un muchachito blanquito y con cara de nene, me la devolvió coqueto. Le pedí al mesero que les mandara a los 3 tragos de mi parte. El mesero como que ya estaba acostumbrado a esas cosas.
Después me hice el desentendido, algo que seguramente los confundió. Como unos 20 minutos más tarde, a eso de las 10 menos 20, pedí la cuenta, y mientras le entregaba mi tarjeta al mesero volví a realizar contacto visual con ellos. Pero esta vez mi mirada era más fuerte, más directa, lo hice como si nadie más estuviera presente en la discoteca y los 3 me la devolvieron. Ninguno pudo retirar sus ojos de los míos, me encanta cuando eso pasa, me encanta. Y es que mi ventaja es que mis ojos, como ya les dije, son de un embrujante verde. Me devolvieron la tarjeta y sin despedirme pero sin dejarlos de ver, salí del local.
Dejé a los muchachos picados, confundidos y calientes, y esperaba que salieran detrás de mí. No tuve que esperar mucho, pues en menos de 30 segundos el muchacho más finito salió a buscarme. Fingí estar parado esperando a que alguien pasara por mí, tan solo volteándolo a ver en cuanto apareció. El muchacho era más joven de lo que pensé, tenía piel blanca, ojos verdes y cabello negro rizado. Delgado como un fideo, medía 1.60 y parecía una muñeca vestida de hombre con sus mejillas coloradas.
¿Les gustó la bebida? le pregunté.
Si si gracias me respondió tímidamente, obviamente no sabía ni qué decir; vi a sus amigos asomarse por la puerta, llenos de curiosidad.
¿Tienen hora de regreso?, si no los puedo invitar a tomar café por allí o lo que gusten. dije esbozando mi mejor sonrisa.
Emmm si bueno no estemm si si, si vamos bueno déjeme preguntarles a mis amigos el muchacho se dirigió con ellos, visiblemente nervioso y les contó de mi invitación, luego de discutir unos minutos regresó con la respuesta si, si voy con usted.
¿Solo tu? ¿Y ellos?
No, ellos no es que yo no tengo que regresar hoy a mi casa y ellos si
Vamos entonces empecé a caminar junto al muchacho, mientras sus amigos nos veían con las bocas abiertas, me había sorprendido lo aventado de este lolito precioso.
Subimos a mi pick up y partimos, cabe aclarar en este punto que yo andaba tan nervioso como el muchacho, aquella sería mi primera aventura desde que me separé de Kika. Simplemente estaba haciendo las cosas que funcionaban en mis tiempos, o que había visto en películas. Afortunadamente ahora la juventud es más abierta a lo sexual y más fácil.
El era precioso y encantador, como ya dije, su nerviosismo y torpeza hacían un juego perfecto y suculento con su inexperiencia, la verdad me moría por comerme a ese niño, su nombre era Oscar. Sin embargo había un pequeño problema, el tenía 14 años y yo no me consideraba un asaltacunas o un pedófilo.
¿Cuántos años tienen tus amigos?
Ellos si tienen 17 señor
Decime Oscar ¿no estás vos estás demasiado joven como para aceptar invitaciones a tomar café con desconocidos?
¿Según quién? me contestó algo desafiante.
Según tus padres, la ley, la sociedad yo, todo el mundo.
Pero a usted no se le hizo problema en invitarme a un trago.
Pensé que eras un poco mayor
¿Y no somos más atractivos los muchachos de mi edad?
La verdad si, sos un joven muy lindo y quisiera comerte vivo. le dije a quemarropa y el se sorprendió y sonrojó Pero ese no es el punto, todavía estás muy joven, ¿no creés?
No, ya lo he hecho antes no le creí bueno solo con mis amigos, pero ya tengo experiencia. Además, la vida de una puta es así. me quedé frío, ¿era acaso un putito?
¿Qué? le pregunté aun sorprendido.
¿No se dio cuenta? Soy un putito y usted mi cliente ¿o no quiere?
¡Pero apenas tenés 14 años!
Si, así se vende mejor la mercancía
Muchacho, me encantaría pasar toda la noche contigo, pero puede resultar peligroso para mi, por los líos legales que se pueden formar mejor solo nos tomamos este café
No va a tener ningún lío porque yo no voy a decir nada y usted me va a pagar además, usted no me haría nada malo ¿o si? la inocencia de ese chico me maravillaba, esa extraña mezcla entre morbo y perversión e inocencia.
En el camino el se miraba muy nervioso y yo cada vez más seguro de que aquello había sido un error, pero ya estábamos en el camino. Decidí entonces dejar que se matara solo, es decir, que fuera el quien tomara las decisiones sin ser presionado.
¿Y cuánto me vas a cobrar Oscarito? le pregunté.
Pues aparentemente no estaba seguro de su tarifa unos 400.
Es bastante, ¿no te parece?
¿Y no lo valgo?
¿De verdad estás seguro Oscar?
¡Si hombre, de verdad!
Entonces sacame la verga y ponete a mamármela se me quedó mirando sin saber qué hacer, como asustado Dale, ya que tantas ganas tenías y sos tan profesional, dale ya ¿o qué? ¿eran puras pajas?
Oscarito se me quedó viendo, yo sabía que había mucho trecho en lo que el presumía a lo que realmente hacía, pero nuevamente me sorprendió. Se agachó y me bajó el cierre sacándome de inmediato la verga, que como bien sabrán me mide 30 cm., y es bastante gorda, soy lo que se dice un súperdotado. Oscarito se le quedó mirando impresionado, porque aunque aun estaba aguadita, de todas maneras era enorme.
¿Cuándo se le para, cuánto le mide Tito?
30 cm. o 12 pulgadas
¡Puta madre! ¡Peor si va a querer metérmela! ¡No Tito, con esa cosa no!
Tranquilo Oscarito, tranquilo, yo no te voy a violar haremos solo lo que tu querrás, ¿si?
¿De verdad?
Si, te lo prometo sentí mucha ternura al verle la carita tan asustada que tenía de todas maneras yo gozo de las 2 vías, soy pasivo también y me gusta que me la metan. su gesto asustado cambió por una sonrisa pícara Dale pues, ¿no querés vérmela parada? Oscarito, con una clara sonrisa lujuriosa, se llevó mi pene a la boca.
Se le notaba la inexperiencia, pues aun no aprendía a chupar y a lamer al mismo tiempo, ni a jugar con la saliva y otras técnicas muy ricas. Sin embargo lo hacía bien y a mi me estaba gustando, aquel niño era un chupa vergas consumado, todo un putito gay, solo necesitaba más experiencia y sería una bomba en la cama.
Mientras me la mamaba le fui jalando poco a poco la playera que cargaba, de una marca muy conocido y muy ceñida a su delgado cuerpo. Poco a poco se la fui quitando con su ayuda, luego hice lo mismo con su pantalón, igual de ceñido, desabrochándole el cinturón y luego el cierre. Terminé de desnudarlo cuando le bajé el calzoncillo.
Oscar parecía un efebo griego, de piel blanca como el mármol y ojos verdes mar, como los míos. Su cabello negro lo hacía ver más blanco todavía, resaltándole más el color de sus mejillas coloradas. Sus glúteos eran más bien pequeños, no tan carnosos pero si firmes y con una bonita forma redonda cada uno, y sin pelos, Oscarito era casi lampiño a excepción de su vello púbico. Me agradó mucho comprobar que tenía un ano muy sensible, pues cuando le pasé un dedo sobre el, Oscar pegó un profundo suspiro y aceleró la mamada.
Llegamos al hotel de 5 estrellas en que me hospedaba, ya tenía la verga dura y tiesa, parada en toda su gloria. Estacioné el carro, lo dejé que se vistiera y salimos. Llegamos a la habitación y lo desnudé inmediatamente, pude ver como su pequeño pene se erguía, excitado ante la sensación de sentirse tan deseado. Gentilmente lo acerqué a mi boca, por primera vez sentí la calidez de sus labios finos y delicados, el sabor de su saliva y a la suavidad de su lengua. Luego tomé entre mis brazos y, cargado como una damisela, lo llevé al interior, hasta la cama. Creo que ese gesto lo hizo sentir especial y como una auténtica damita, pues el resto de la noche se comportó así, como una dócil y tierna señorita.
Besándolo apasionadamente lo posé sobre la cama, le dije que se pusiera cómodo mientras yo ponía música (tranquila y romántica) y me iba a preparar bebidas al pequeño bar del cuarto. Cuando regresé me llevé una sorpresa, Oscarito estaba acostado, piernas abiertas en el aire y ano abierto, mirándome con aire caliente y necesitado. La paloma se me puso más dura y comencé a estar escaso de sangre para mi cabeza.
¿Qué estás haciendo? le pregunté.
Pueeeees ¿íbamos a coger no? ahora, definitivamente, si.
¿Te urge, verdad Oscarito? se puso rojo y no me contestó Pero que quede claro que sos tu el que va a marcar hasta donde habremos de llegar, no quiero lastimarte.
No se preocupe que yo aguanto además, si no me penetra le cobro solo por la mamada y lo que hagamos.
No me resistí más y tomé su pequeña palomita dormida entre mis labios, comenzando a darle la primer mamada de verdad de su vida. Pasé las manos debajo de sus nalgas y lo atraje hacia mi, el comenzó a gemir poniendo sus manos bajo su cabeza. Lo vi cerrar los ojos y entregarse por completo a la mamada que le daba. Mis labios rodeaban por completo su pequeño pene, que ya estaba durito y se había puesto grande, hasta que se derramó. Saboreé ese semen, me encanta ese sabor tan peculiar.
Oscarito terminó rendido, sudoroso, nervioso, pero muy feliz. Lo senté en mis piernas y me lo comí a besos. Me encantaron sus besos, besos de adolescente, de ese tipo que pareciera que será el último de sus vidas, con los ojitos cerrados y despacito, simplemente deliciosos.
¿Te gustó Oscarito?
Si, mucho pero no me digás Oscar, a mi todo el mundo me dice Gato
¡A mi también me dicen Gato, qué coincidencia! ¿Nunca te han penetrado antes Gatito?
Pueeesss si bueno, casi
¿Casi? ¿Y cómo fue?
No me gustó el fue muy brusco y no se detenía cuando se lo pedí. Cuando estaba entrando en mi me dolió tanto que le tuve que pegar una patada para que se detuviera luego me puse a llorar y el me dejó en paz.
¡Qué idiota! ¿Quién era?
Mi primer cliente, que me lo consiguió uno de mis amigos pero me he metido cosas en la cola como un pepino delgado y los palos de la escoba y del trapeador de mi casa.
Pero nada del grueso de mi pene, ¿verdad?
No, nada tan grande y grueso y la verdad es que todavía soy virgen de vergas. Nunca me ha penetrado bien una ¡le tengo que cobrar también por mi virgo entonces!
¡Je, je, je, je, sos un usurero! ¿Querés intentarlo Gatito?
Pero solo si me lo hace suave y sin que me duela
Te lo prometo.
Lo besé suavemente, compartiendo parte de su propio semen con el. Lamí sus orejas, se las mordisqueé suavemente, me hizo gracia que no aguantara la risa que le provocaba el roce de mi barba con su cuello. También lamí su cuello, dejándole marcado un vistoso chupón para que se llevara algo de mi a su casa la verdad se llevaría bastante pero todavía no lo sabía.
Bajé hasta llegar a sus tetillas, que lamí y chupé apasionadamente, pegándole suaves mordisquitos que le encantaron, el Gatito se estaba volviendo loco. Bajé despacio por su vientre, llegué a su ombligo y me entretuve lamiéndolo y chupándolo, antes de llegar de nuevo a su pene y metérmelo otra vez en la boca y chuparlo por un rato. También le chupé los huevos y se los lamí, antes de llegar finalmente a mi objetivo primario, su ano.
Tomé sus piernas y me las puse sobre los hombros al tiempo que metía la cara en medio de sus nalgas. Encontré un anito cerradito, redondo y rosado, no olía mal, la verdad, más bien a crema de mujer (luego me confesó que le gustaba mucho untarse el cuerpo con crema humectante). Lo chupé, le pasé la lengua alrededor del anillo para luego intentar meterla poco a poco. Con una mano lo pajeaba suavemente, con la otra le intentaba meter un dedo, y en cuanto entró, 2. Oscar, el Gatito, reaccionaba bien, sentía su pene rígido, bien duro, lo que quería decir que lo estaba disfrutando y que no estaba nervioso. Tampoco expresó dolor o molestias cuando le metí un tercer dedo, más bien mucho placer y comodidad.
Le hice ese beso negro por unos 10 minutos, mi Gatito estuvo a punto de alcanzar el clímax varias veces, pero yo sabía que si eso pasaba perdería la excitación y con ella los deseos de seguir adelante. En cuanto creí que ya estaba listo, sin dejar de lamerlo, metí mi mano entre mi chaqueta, tirada a mi lado, y saqué un frasquito de crema lubricante y un condón XXL (ya iba preparado, esperaba desde hacía bastante la oportunidad de una aventura). Lo dejé abierto en el sofá mientras me ponía de pié. Me desnudé frente a el, dejándolo ver mi cuerpo grande y duro, bien cuidado y aun marcado a pesar de mi edad. Oscarito me veía excitado, caliente, se sobaba con suavidad su pene y se acariciaba el ano.
En cuanto estuve empelotado por completo me puse el condón y luego me unté la verga con la crema, que por cierto, era a base de agua, pues han de saber que las hechas a base de solventes aceitosos tienden a ablandar el látex de los condones, en el peor de los casos lo disuelven.
¿Me vas a coger ya Tito? me preguntó esa preciosa criatura con timidez en sus ojos y algo de temor.
Si lo logramos sin que te duela nene ¿estás listo para intentarlo?
Si me dijo casi en un susurro ¿Me vas a poner de esa crema en la colita?
Por supuesto le contesté, y el se tomó los muslos por abajo y levantó las caderas, en un gesto de docilidad que me encantó ese niño valía oro.
Le unté gentilmente una generosa cantidad de crema dentro de su recto, tenía unas enormes ganas de penetrarlo pero no lo quería lastimar. Coloqué entonces la punta de mi pene en la entrada de su ano. Lo comencé a restregar por todo lo largo de su raja, lo que provocó un gran aumento de la excitación de mi niño, que cerraba los ojos y ponía las manos bajo su cabeza, cruzadas, dejándome a mi trabajarlo a mis anchas.
El punto crítico de toda la noche fue cuando puse el glande en la entrada de su ano. Que entrara este no era el problema, pues aunque no era nada delgado, lo es en comparación con el resto de mi pene. Mi pene tiene forma de pepino, con un glande redondo y algo estrecho, ensanchándose conforme baja y alcanzando su máximo groso más o menos en la base.
Presionando un poco conseguí que la cabeza de mi verga entrara, sacándole un largo suspiro a mi pequeño y bello amante, que me susurraba "despacio Tito, te lo suplico". Me puse a jugar un momento con mi pene en su entrada, empujando suavemente y jalándolo igual, para que se dilatara más y agarrara confianza. Me sorprendió ver la sensibilidad que el Gatito tenía en su ano, casi tanta como la mía o como la de mi hijo Kike. El meneaba las caderas y empujaba contra mí para metérsela más.
Empujé un poco y, lentamente, fue entrando el resto de mi pene hasta la mitad. El respiraba aceleradamente, jadeaba y ceñía el rostro, temí estarlo lastimando pero a el no le importaba, si le dolía el continuaba empujando y firme ante la penetración. Logré metérsela hasta la mitad, justo antes de que mi pene alcanzara su máximo grosor.
¡¡¡DIOS MÍO TITO!!! ¡Qué grande! ¡¡¡QUÉ GRANDE ES!!!
¿Cómo te sentís Gatito?
¡¡BIEN, ESTOY BIEN!! ¿vas a seguir hasta el final Tito?
Depende creo que lo más conveniente es que nos quedamos hasta aquí mientras vemos si me aguantás el resto.
Si vos quisieras seguir yo aceptaría aunque me destrozaras todito sus palabras me hicieron sentir no sé qué, Oscarito era divino de verdad.
Empecé a cogérmelo sin meterle más de la mitad, con movimientos de vaivén rítmicos que le arrancaron gemiditos de placer desde el principio. Se aferró con fuerza a la tela del sofá al tiempo que me abría las piernas más todavía, como luchando que le pudiera entrar todo mi garrote.
¡¡AAAHHH!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡AAAHHH!! gemía, tratando de hacerlo quedamente, moviendo la cabeza de un lado a otro, con los ojitos cerrados y empezando a cubrirse de sudor.
¿Te gusta, mi Gatito precioso?
¡¡AAAHHH!! ¡¡ME ENCANTA!! ¡¡ME ENCANTA TITO, MNO PARÉS!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡¡METÉMELA TODAAAAAA!!!
A cada acometida que le daba me asegurada de que un poco más de mi virilidad penetrara dentro de su delicado culito. Antes de que el pudiera caer en la cuenta, mis gordos y pesados testículos toparon contra sus nalguitas. Oscarito se sorprendió, mi técnica había sido tan buena que no se dio cuenta de cuando fue que conseguí penetrarlo por completo. No podía creer que todo eso hubiera cabido dentro de sus entrañas ni yo que aun tuviera esa habilidad de hacerlo sin causar dolor ni daño.
¡¡¡me me ME LA METISTE TODA TITO!!!
¿Y te dolió Gatito?
No ¡¡¡ME ENCANTA!!! ¡¡¡¡COGEME, COGEME DURO YA, PARTIME EN 4!!!! - ya había escuchado decir a algún amante mío que lo partiera en 2, pero nunca en 4, supongo que quería que le diera duro.
De todas maneras, aunque me gusta una pizca de rudeza cuando me cojo a alguien no quería hacer eso con el Gatito, su ano había dado de si, es cierto, pero temía que no soportara una buenas embestidas con un pene como el mío, así que me puse a sodomizarlo con gentileza, metiéndoselo todo despacio, pero sin detenerme, para que sintiera claramente como entraba y salía de su interior. Pasamos así como 10 minutos, hasta que el tuvo sui segundo orgasmo, que derramó sobre su vientre mientras se masturbaba como un loco.
¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡AAAHHH!!! ¡¡¡¡VOY A ACABAR!!!! ¡¡¡¡VOY A ACABAR!!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAUUUUUUUGGGGGHHHHH!!!!! su cuerpecito se convulsionó mientras acababa con 3 largos borbotones, embarrándose la pancita y sus manos - ¡¡¡¡¡SEGUÍ TITO, SEGUÍ!!!!! ¡¡¡¡¡DESGARRAMEE TODOOOOO SI QUEREEEEESSSSSSMMMMMM!!!!!
Decidí terminar de una vez, había podido continuar cogiéndomelo por mucho más tiempo, pero creí que ya había recibido suficiente. Además, para alcanzar el orgasmo necesito de estimulación anal o de penetrar con más fuerza, mi pene requiere de una buena presión además de un mayor roce, pero si lo hacía lo iba a lastimar. Además, ya me había divertido lo suficiente con el lolito.
¡Voy a acabar Gatito, voy a acabar! le dije saliéndome de su interior y masturbándome frente a el.
¡Dale Tito, echame todo encima! me dijo arrodillándose en el suelo con la boca abierta.
Meneé mi pene por unos segundos más hasta que descargué abundantemente sobre su preciosa carita. Puedo expulsar fuertes chorros que surcan el aire y avancen bastante, mi próstata es potente. Pero esa noche no me apetecía, así que apreté fuerte mi pene de la base para escupir todo el contenido de mis huevos en forma de una cascada inacabable de blanca y cremosa leche de macho, que el se afanaba en recoger con la boca.
¡¡¡¡AAAAAAHHHHHHHH GATITOOOOOO!!!! ¡¡¡¡GGGGRRRRRRRR!!!! gruñí terminando de darle toda mi esperma - ¡¡¡¡SOS MARAVILLOSOS GATITO!!!! ¡¡¡¡UUUMMMMGGGGGH!!!!
Se veía precioso, sus manitas llenas de su semen, su cara repleta del mío. Apenas lograba abrir un ojito, mientras con su lengua trataba de sorber todo lo que podía. Le pregunté si le gustaba el sabor del semen, me dijo que si, que le gustaba.
No sabe feo. me dijo esa preciosa criatura.
Me senté a su lado, el estando aun de rodillas en el suelo. Con mis dedos le regaba la esperma por toda su carita, para luego dárselo en la boca a que lo saboreara. Hice lo mismo unas 5 veces más antes de proponerle tomar una ducha. Aceptó.
¿No se te ha hecho tarde para regresar a tu casa?
No hay nadie en mi casa me dejaron el fin de semana en la casa de uno de mis amigos. Solo lo tengo que llamar para avisarle, así no se preocupa y así me puedo quedar contigo el sábado y el domingo.
¿Todo el sábado y el domingo?
Si, toooodoooo ¿o no me querés tener 2 días enteros?
¡Por supuesto que si! pero me vas a salir caro
A ti, por ser tan bueno conmigo, te hago un descuento.
No pasó nada más el resto de la noche, tomó una ducha y nos fuimos a la cama más bien le di una ducha. Lo bañé como si de un niño pequeño se tratara y luego nos fuimos a dormir. Pasamos juntos cogiendo todo el fin de semana, fue increíble, aquella experiencia fue como un elixir de la juventud para mí, fue como despertar y volver a la vida. Ya había llorado lo suficiente a mi Kika, era hora de empezar a vivir por mi cuenta. Todo lo que pasara en el futuro en mi vida, sería solo mi responsabilidad. Y yo veía el horizonte lejano, amplio, bello, inacabable. Las posibilidades eran infinitas
Tito (Garganta de Cuero).
Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.