El fútbol es un deporte de hombres (2ª parte)
Óscar se pregunta qué es lo que pasó para encontrarse en semejante situación con su compañero de equipo. Pasa a semana dándole vueltas hasta que llega el siguiente entrenamiento...
Hola a todos de nuevo. Ahí os mando la segunda parte de las aventuras de Óscar en el campo de fútbol Espero que os guste para ver si Óscar se decide a continuar con la saga. Un abrazo.
EL FÚTBOL ES UN DEPORTE DE HOMBRES (2ª PARTE)
… Óscar se fue a casa confundido y no dejaba de preguntarse cómo había llegado a dejarse follar de aquella manera….él que era un follador nato, que su novia estaba encantada con sus polvos, que cada vez que hacían el amor tenían ambos, como mínimo, tres orgasmos… aquello era nuevo para él.
Se pasó toda la semana dándole vueltas a la cabeza pensando qué sucedería la próxima vez que se vieran, cómo se saludarían, si le podría mirar a la cara, si se empalmaría como un adolescente al verle en las duchas después del partido….. Entre un pensamiento y otro Óscar disfrutaba del sexo con Sonia y, a la vez, recordaba cómo Juan se lo había follado sin miramientos. Podía estar media hora seguida follando a Sonia a saco pero en el momento que pensaba en Juan, en un visto y no visto, se corría copiosamente dentro de su novia.
Evidentemente aquella situación, por muy placentera que fuese, le traía a Óscar de cabeza. Pensaba si se estaría enamorando de Juan, ya que varias veces al día lo tenía presente en su cabeza.
Finalmente, la semana pasó y llegó el momento de volver al entrenamiento semanal. Ese día Óscar se levantó sudoroso y con una erección más contundente que de costumbre, lo cual le llevó a tener que aliviarse en la ducha matutina. Ya un poco más relajado se fue al trabajo. Tenía un puesto de vital importancia en una empresa que se dedicaba a las telecomunicaciones. Debía estar concentrado en su trabajo y eso le procuraba estrés laboral que soltaba una vez a la semana en el campo de fútbol. El problema era que ahora también en el campo de fútbol iba a seguir estresándose….cuando viera a Juan.
A eso de las cinco de la tarde salió de su trabajo y se fue a casa para buscar la ropa deportiva y su mochila. La preparó rápidamente como de costumbre y después de comerse un plátano y un par de manzanas, se subió a su coche para ir a entrenar. El trayecto que habitualmente le llevaba media hora, se le hizo larguísimo, pero a un par de kilómetros del campo de fútbol donde entrenaban, se había producido un accidente de tráfico que tenía cortada la carretera. Eso hizo que Juan llegase veinte minutos más tarde de la hora habitual. Por eso, cuando llegó al campo, sus compañeros del equipo ya estaban terminando el calentamiento previo al encuentro que semanalmente disputaban.
Después de echar un vistazo en busca de Juan, se sorprendió de ver que no estaba en el campo. Le fastidió ver que se había hecho ilusiones con ese reencuentro y que aquello iba a terminar en nada. De manera que un poco contrariado con la situación a la vez que desanimado, se dirigió a los vestuarios para cambiarse y encontrarse con sus compañeros en el campo.
Los vestuarios estaban en un edificio anexo al campo, pero había varios pasillos hasta llegar a ellos. Cuando entró se quitó rápidamente su ropa y se dispuso a abrir su mochila. Cuando se agachó para abrir la cremallera de su bolsa, escuchó un ruido que le sobresaltó. No se había percatado de que las duchas estaban funcionando. Escuchó una especie de jadeos ahogados por el agua y, como pudo, se acercó a una de las dos entradas de las duchas para ver qué es lo que estaba pasando allí dentro.
Entre el vaho que desprendía el agua caliente al chocar contra el suelo de la ducha, Óscar vio dos figuras que se movían a la vez. Poco a poco, a la vez que sus pupilas se dilataban para poder enfocar la escena en semi-penumbra que estaba sucediendo, se percató que conocía a uno de los dos tíos que estaban bajo el agua: se trataba de Juan. Le reconoció porque tenía un tatuaje en la cara exterior del muslo derecho. Todo el mundo lo hubiera reconocido ya que siempre destacaba aquella serpiente intentando salir del pantaloncillo corto que usaba cuando jugaba en el campo.
En aquel momento las dos figuras cambiaron de postura y se acercaron más a la entrada en la que Óscar estaba. Se retiró para que no lo viesen y se apoyó de espaldas a la pared de las duchas que le separaba de ambos individuos. Estuvo parado un minuto hasta que decidió saber quién era el otro que estaba con Juan. Cuando volvió a mirar, los vio de rodillas a ambos sobre el suelo de la ducha. Juan estaba separando con sus manazas las nalgas del otro y, con su lengua, le estaba saboreando el ano. Óscar notó cómo su polla creció rápidamente dentro de su calzoncillo. Se la agarró por encima de la tela y palpó una erección poderosa digna de cualquier actor porno. Se sacó el rabo del envoltorio y empezó a masturbarse lentamente, dejando envolverse por los gemidos ahogados del personaje que estaba recibiendo aquel beso negro.
No tardando mucho, Juan le preguntó a su compañero de fatigas si quería que lo follase ya, a lo cual Óscar escuchó responder que sí. En ese momento se dio cuenta de quién era el “amigo” de Juan: era el capitán del equipo, Alberto.
Óscar tuvo que volver de espaldas a la pared porque notó que sus piernas flaqueaban y pensó que se caería a causa de lo que acababa de saber. Alberto era el tío más cachondo que Óscar conocía. Era mayor que Juan, sobre 50 años, alto, como metro noventa, peludo, algún kilito de más, pero con algo que a Óscar le había encantado siempre: destilaba hombría. Siempre le había puesto muy caliente, pero sabía que no tenía nada que hacer porque Alberto estaba casado y siempre estaba hablando de sus polvos mujeriegos. La homosexualidad y Alberto no circulaban por la misma autopista. No entendía cómo aquel hombre que era el modelo de la heterosexualidad podía estar metido en semejante embrollo. Sin embargo, superando la sorpresa que acababa de llevarse, volvió, con cuidado, a mirar qué estaban haciendo sus dos compañeros.
Alberto seguía de rodillas sobre el suelo de la ducha con el culo completamente ofrecido a su compañero. Éste, a su vez, de pie y detrás de él, estaba empezando a flexionar sus muslos y pretendía clavársela desde arriba. Óscar no podía creer lo que estaba presenciando. Su polla iba a reventar de un momento a otro. Juan acertó de lleno en el agujerito de Alberto el cual, en un segundo y cual agujero negro de la galaxia, se tragó semejante instrumento que Óscar conocía perfectamente. De hecho, hasta él mismo notó la entrada del rabazo de Juan a través de aquel ano peludito, en el suyo propio, recordando la semana anterior lo que habían hecho juntos. Ante aquel espectáculo que se le ofrecía se quitó el calzoncillo y empezó a masturbarse a buen ritmo. Sin darse cuenta, había entrado en las duchas y estaba observando la escena a metro y medio por detrás de Juan. Se agachó detrás de él y pudo contemplar el culo más perfecto que había visto nunca. Vio cómo la preciosidad del ano de Juan se abría y se cerraba en función de las embestidas que le estaba dando a Alberto. Aquello lo puso muy burro y se comenzó a masturbar frenéticamente.
Juan que estaba disfrutando de lo lindo con las embestidas que le estaba dando al capitán del equipo, notó una sombra detrás de él y al mirar vio a Óscar con los ojos cerrados masturbándose. Siguió mirando para él mientras le daba más fuerte a Alberto. Aquella situación de verse observado lo había puesto aún más cachondo de lo que estaba. Y pensar que llevaba un montón de tiempo sin sexo y, en dos semanas, sus compañeros del equipo le estaban procurando unas raciones enormes…..
Cuando Óscar abrió los ojos vio los de Juan clavados en él y se ruborizó pensando en lo que podría venir a continuación. Sin embargo, Juan, con lo cachondo que estaba, le insinuó con un toque de cabeza que se acercara. Así lo hizo muy despacio. Se levantó del suelo desde donde veía cómo las bolas de Juan golpeaban la bolsa testicular de Alberto y se acercó a él. Juan, sin dejar de bombear al capitán, sacó la lengua y Óscar entendió que quería morrearlo. Así sucedió. Se entrelazaron sus lenguas en un beso húmedo y caliente, apasionado por la situación en la que se encontraban. Alberto a su vez, seguía disfrutando del polvo que Juan le estaba proporcionando. Allí seguí de rodillas con la cabeza metida entre sus brazos jadeando cansinamente.
De repente, los labios de Juan se separaron de la boca de Óscar y con los labios le dijo algo que Óscar no entendió. Volvió a repetírselo: Fóllame!! En silencio, sólo con los labios…
Óscar se quedó helado. Juan le estaba pidiendo que se lo follara. Se lo estaba diciendo también con la cabeza, como animándolo a que no se lo pensara. Sin darse tiempo, Óscar se arrodilló y le comenzó a lamer el ano a Juan. Sabía genial, limpito, rosadito, sin apenas pelos….Se entretuvo alrededor de dos largos minutos, que fueron suficientes para que Juan empezase a jadear a la vez que Alberto. Juan cogió a Óscar por el pelo y lo levantó para que hiciese lo que él quería. Óscar así lo entendió y de pie, empezó a meterle suavemente un dedo en el culo. Juan abrió la boca desbordando el placer que acababa de sentir al notar el dedo de Óscar entrándole por el ano arriba. Le pidió que le metiera otro dedo. Así se encontró con dos dedos que le atravesaban el esfínter anal y le recorrían el recto con exquisita delicadeza.
Pasados unos minutos, Juan con la cara desencajada de placer, le pidió a Óscar que se lo follase ya porque no aguantaba. Se tiró sobre la espalda de Alberto dejando su culo completamente expuesto para que Óscar lo penetrase.
Con el empalme que Óscar tenía no hizo falta empujar mucho. Del primer empujón le metió la mitad del pene. Paró en seco al ver la facilidad con la que le entraba el rabo en el culo de Juan. No necesitaba hacer ningún movimiento ya que Juan con su movimiento de caderas penetraba a Alberto cuando iba hacia adelante y se tragaba el rabo de Óscar cuando se echaba hacia atrás. Poco a poco, Óscar vio cómo su pollita era completamente engullida por el culazo de Juan. Miraba para el ano de su compañero de equipo y veía cómo se tragaba rápidamente su rabo para, a continuación, volver a verlo aparecer en todo su esplendor.
Así estuvieron alrededor de cinco minutos. Entonces Juan empezó a jadear más fuerte a la vez que apretaba su ano contra la polla de Óscar. Éste, al notar esos estrangulamientos se corrió sin apenas tener tiempo para retirarse. Cuando sacó su polla, ésta lanzaba los últimos trallazos de semen sobre la espalda de Juan quien ya había sacado su rabo del culo de Alberto para correrse sobre su espalda. Alberto se masturbaba a gran velocidad y se corrió contra el suelo empapado de las duchas, mientras sentía cómo su espalda era bañada por los chorretones de semen que Juan le estaba lanzando. Óscar en el momento que terminó de correrse, salió de la ducha porque no quería que Alberto lo viera allí: ya tendría tiempo él sólo de insinuarse a Alberto y ver hasta dónde eran capaces a llegar.
Cuando salió de la ducha, se puso su ropa de deporte y salió al campo junto a sus compañeros. Al rato salió Juan quien, al pasar al lado de Óscar, le dio una palmada muy sensual en su nalga derecha.
Continuará…. (si queréis).
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Os aseguro que serán bien recibidos. Un abrazo.