El fuego de la mirada [M&H]

Veía en el retrovisor los ojos de mi padre fijos en la carretera, mientras tenía a mi madre al lado buscándome con la mirada. Moví la pierna, el bañador dejó de sujetármela en la izquierda, dio la vuelta y me golpeó en el muslo derecho como un filete, ofreciéndole una vista completa de mi polla.

Tronco, esto que te voy a contar es flipante. No se lo he contado a nadie, y como me has contado lo tuyo y voy bastante ciego, te lo cuento, pero júrame que no se lo contarás a nadie.

-   Tranquilo tío, somos como hermanos, de aquí no sale.

Bueno, a ver, igual que tu dices que desde que eres pequeño te ha gustado tu prima, lo mío es mucho más heavy. Tío, me cuesta mucho explicártelo, no creía que llegaría el día de contar esto, y no tengo la información organizada para poder contarla. Pero bueno, iré improvisando sobre la marcha. Desde que soy pequeño me fijo mucho en mi madre.

-  Ya bueno cabrón, pero es normal, tu madre está buenísima…

Ya joder, pero no es eso, ya muy pequeño me fijaba en sus piernas cuando barría el suelo, en como le temblaban las tetas dentro de la blusa cuando limpiaba el polvo. Por las noches me acercaba a su puerta y escuchaba como follaba con mi padre… No me mires así tío, esto es muy fuerte, te lo cuento, pero quiero que me escuches y me entiendas, tengo un problema muy gordo con este tema.

Tío, pues cuando tenía como 16 años, hubo como unas semanas muy extrañas, mi madre me despertaba y se quedaba mirándome, en plan recorriéndome con la mirada mientras me despertaba. Cuando iba al baño en verano, pues iba con una semi-erección y podía ver como me daba los buenos días y enseguida me buscaba el boxer con la mirada, muy extraño todo. Me he hecho muchas pajas con lo que ocurrió aquellas semanas, pero todo acabó ahí.

La cosa se pone fuerte ahora, el verano pasado fuimos a la playa. De camino, en el coche, yo estaba sentado con mi madre en el asiento de atrás, mi padre conducía y mi abuela iba delante, porque se marea mucho si va detrás. No tardamos mucho en llegar, hablando se pasó deprisa. Al llegar a la playa, yo me metí al agua directamente y al salir me tumbé en la toalla, al lado de mi madre. Me preguntó como estaba el agua, y se dio la vuelta hacia mí, estaba masajeándose las piernas y mirándome todo el tiempo. Empecé a notar como mi cuerpo respondía y empecé a tener una erección que intentaba contener, pero se empezaba a marcar en el bañador, cuando se giró un momento, rápidamente me la moví con la mano para ponerla de lado y disimular un poco, pero me pillo en pleno acto.

-  Venga Marc, no te preocupes que estas cosas ocurren.

-  Joder mam’, que puta vergüenza, es que con el agua y el tacto del bañador…

-  Que no te preocupes bicho, a mí no me sorprenderás.

Empezó a reírse, tumbó su espalda en la toalla y empezó a echarse crema por el pecho, metiendo la punta de sus dedos por debajo del bikini para alcanzar sus tetas. Estaba con los ojos cerrados, como ofreciéndome la posibilidad de mirar sin preocupación. Con la otra mano se masajeaba el muslo de la pierna, haciendo como que se echa crema, pero se iba dando apretones durante el masaje.

Tío… no veas como la tenía, notaba que me iba a explotar ahí mismo. No había forma de disimular lo empalmada que la tenía.

Mi abuela que estaba sentada debajo de la sombrilla no se enteraba de nada, pero mi padre estaba volviendo del agua. Yo me tumbé boca abajo, y mi madre abrió los ojos y me despreocupó:

-  Venga va, no te preocupes, luego ve al agua a tranquilizarte.

Me quedé ahí, mi padre se sentó, abrió tres cervezas, nos las bebimos y ya me fui al agua. Al salir, estuvimos esperando a que se secara mi bañador, y cuando estaba medio seco recogimos y nos metimos en el coche.

Nos sentamos igual que antes, y ahora si que vas a flipar, me rallé mucho. Estábamos ahí sentados, y mi madre se sentó como en la esquina entre la puerta y el respaldo, cerró los ojos y puso sus manos sobre los muslos. Se había enrollado una fina tela que le hacía de falda. Me puse como ella, lo que nos dejó en una postura de altavoces en estéreo en la parte trasera del coche, ella a la derecha y yo a la izquierda, dejando un buen hueco en medio. Mi padre conducía y mi abuela le iba contando historietas de los vecinos. Yo observaba a mi madre, como le recorrían las gotas de sudor por la piel rojiza, por el canalillo, por los muslos, por el cuello… Mi polla volvió a engordar, la tenía colocada sobre mi pierna izquierda, y el bañador todavía húmedo dejaba ver toda la forma.

Mi madre, empezó a mover una mano, y empezó a acariciarse el muslo, abrió un poco las piernas y metió su mano por el interior. Miré su cara y vi como abría mínimamente los labios, su mano seguía moviéndose, después abrió lentamente los ojos de forma achinada y me miro a la cara, bajó su mirada y se quedó mirándome el bañador. Después de dos o tres segundos, miró a mi padre y después volvió a recorrer su muslo, subiendo un poco más por el interior, apartando levemente la tela fina.

Veía en el retrovisor los ojos de mi padre fijos en la carretera, mientras tenía a mi madre al lado buscándome con la mirada. Moví la pierna, el bañador dejó de sujetármela en la izquierda, dio la vuelta y me golpeó en el muslo derecho como un filete, ofreciéndole una vista completa de mi polla. La había cagado, era demasiado.

Se quedó mirando un par de segundos, y cayó en la realidad, como si despertara de un sueño, cerro sus piernas, se colocó la tela, tragó en seco y se colocó en una postura normal, lo que me obligó a hacer lo mismo.

No volvimos a mirarnos en todo el viaje, cerramos los ojos e hicimos como si durmiéramos.

-  Tío, pero que locura es esta, ¿enserio?

-  Que sí tío, yo estaba flipando con lo que había pasado en el coche.

Mi polla se encogió tanto que creía que no volvería a tener una erección en la vida. Dejamos a la abuela en su casa, y al llegar a la nuestra me quedé encerrado en mi cuarto toda la puta tarde.

Bajé sólo para cenar, hubo una tensión entre mi madre y yo durante la cena... ibams disimulando que estábamos normal, haciendo bromas con mi padre, hablando, etc. pero al cruzarnos las miradas se me secaba la garganta. Cuando acabé de cenar me fui al cuarto y me puse una peli, esperando con muchas ganas a que se fuesen los dos a su cuarto y poder hacerme una paja.

Después de un par de horas, escuché como subían y se encerraban en el cuarto. Entonces empecé, pero al cabo de unos minutos escuché que alguien salía del cuarto y bajaba abajo al baño. Me quedé inmóvil por si entraban, esperando a que volviera para poder seguir, pero joder, no pasaba nada, no subía nadie.

Después de 10 minutos esperando, salí de mi cuarto y desde las escaleras veía la puerta del baño de abajo abierta con la luz encendida. Hice como que bajaba a beber leche, para ver que cojones pasaba… Cuando pasé por delante del baño, miré dentro y desde la puerta vi a mi madre, de pie, mirándose en el espejo, apoyada con los brazos en la pica, y enseguida me miro a los ojos a través del espejo. Me quedé quieto, no sabía ni que decir ni que hacer, entonces…

Tío, lo que te voy a contar se queda aquí, júrame que no sale de aquí.

-  Tío, que no voy a decir nada, ¿qué cojones pasó?

Buah, me recorrió con la mirada todo el cuerpo, arqueó su espalda, se levantó el camisón y se lo colocó sobre el culo para que se quedara levantado. Me enseñó el culo tío, se inclinó hacia delante y pude verle el tanga, con las nalgazas que tiene creándole hoyuelos a los laterales, mi polla dió un tumbo.

Se quedó mirándome en el espejo, con los ojos medio cerrados, moviendo un poco el cuello, como masajeándose las cervicales. Me acerqué poco a poco por detrás, levanté mis manos y se movió hacia detrás de lo impaciente que estaba de que la agarrara.

Puse mis manos sobre su cintura, la blusa cayó otra vez, se la levanté recorriendo mis manos desde la cintura por las costillas, pasçe por el interior hasta rozar sus tetas con toda mi palma y notar que tenía los pezones durísimos. Metí mi mano en le interior de su muslo izquierdo, se lo apreté y soltó airé ahogando el gemido en silencio. Subí la mano y directamente metí mi dedo pulgar por debajo del tanga, lo tenía goteando, ardiendo, mientras le apretaba el muslo con cuatro dedos, le metí el pulgar sin querer, y lo apreté con fuerza, la hizo ponerse de puntillas.

Ella hizo fuerza, y busco mi polla con su culo. Metió su mano entre nuestros cuerpos y me agarró la polla, y mientras me la sacaba por la pernera del boxer, me pidió que se la metiera. Sin resistencia alguna, me la agarré del tronco, la situé y lentamente, pero sin ningún obstáculo se la metí hasta el final, pegó un buen gemido, mirando al techo y llamando a Dios.

-  Joder Marc, que polla tienes, dame embestidas.

Le empecé a dar fuerte y entrecortado, viendo en el espejo como se le movían las tetas con cada golpe, el pelo le caía por la cara, tapándole un poco esa mirada de cerda con la boca abierta. Empezó a gemir más fuerte y utilizó una mano para taparse la boca, y con la otra me agarraba tan fuerte del antebrazo que me hacía daño con las uñas.

Entonces escuché que se abría una puerta arriba, era mi padre, salí cagando ostias a la cocina y mi madre se encerró en el baño. Yo abrí la nevera, me coloqué la polla para engancharla en la gomilla, cogí leche y empecé a beber. Menos mal que llevaba la camiseta puesta aún.

-  Ei Marc, en esta casa no duerme nadie o ¿qué?

-  Pues no sé, yo acabo de bajar a beber leche y me vuelvo arriba a dormir.

-  Dame el cartón que le dé un trago yo también - le acerqué la leche desde lejos porque me daba miedo que oliera y reconociera aquello que desprendía mis dedos.

-  Buenas noches pa’.

Me fui arriba, me metí en la cama, y cuando se metieron en el cuarto. Me hice una paja tan impresionante que me dio igual mancharme y mancharlo todo de lefa.

-  Tío, cierra la boca y los ojos que parece que acabas de ver a la Virgen María.

-  ¿La Virgen María cabrón? Te has follado a tu madre con tu padre en la misma casa macho.

-  Ya tío, te lo he dicho que tengo un problema…

-  Tío, pero que no es normal, ¿se quedó ahí la cosa? ¿O volvisteis a follar alguna vez?

-  ¿Qué si volvimos a follar alguna vez?

Desde hace 7 meses me la follo todos los días. Hay veces que mientras mi padre ve la tele, mi madre sube y me la folló en el marco de la puerta para estar atentos de que él no suba. Si es que ya no usa ni bragas para hacerlo más rápido y no tener complicaciones. Y cuando mi padre se va a trabajar, es flipante, todas las mañanas me la follo esté donde esté, sobre la lavadora, mientras limpia los platos, en la ducha… ayer mismo tío, me desperté y estaba hablando con su hermana por teléfono, y sin que le colgará, me dió una mamada flipante allí mismo en el sofá...

-  Tío, es increíble, estás enfermo, pero… buah, si fuese tú también lo haría. Me has puesto cachondo y todo cabrón.

-  Jajajaja, tío, no se lo cuentes a nadie, yo se que aunque te parezca una locura, lo entiendes, somos colegas de toda la vida, pero la gente tío, si se entera cualquier otra persona… perderé a los colegas, y ya si se entera mi padre, o mi madre de que lo he contado, perderé el contacto total con ellos.

-  ¡Qué hijo de puta! Yo también quiero tu vida.