El fisgón

Dos compañeras de trabajo se divierten en un cumpleaños

Nuna (así le decíamos) yo éramos compañeras de trabajo desde hacía poco más de un año. Las dos teníamos pareja y no es que estuviésemos mal sino que éramos jóvenes y había cierta tensión sexual entre las dos. Nos jugábamos en el trabajo, algún beso o una manito fuera de lugar en algún after office.

El 25 de febrero nos invitó a su cumpleaños número 27 donde acudimos todos. Fui sola para evitar conflictos con Eva porque sus celos eran fatales a veces. Llegue sola, estaba con sus amigos de secundaria  y su novio, Ariel. La tropa no demoró en llegar así que comenzamos a divertirnos y tomar. Ya estaba un poco mareada cuando le dije a Nuna que estaba particularmente ese día para enamorarme. Ella que nunca perdía el tiempo me devolvió el cumplido elogiándome el culo.

La fiesta siguió, por momentos Nuna venía con nosotros cada vez más mareada y nos comentaba algo. Me llamaba la atención que siempre venía donde estaba yo y se me ponía cerca tanto que podía sentir sus pezones duros contra mi cuerpo. Estábamos en el sum del edificio así que la gente iba y venía de su departamento. Estábamos todos muy tomados cuando me pidió ayuda con la torta. No pude evitar reírme mientras le decía que si. Ofendida completamente Nuna me miro y me clavo un beso al que respondí con mucha fuerza. No pensaba con claridad. A unos metros estaban nuestros compañeros, su novio. Pero comenzamos a tocarnos desenfrenadamente, le decía que me mostrara esos pezones duros que le sentí toda la noche. Nuna, no lo dudo un segundo y se empezó a bajar el vestido. Estábamos en su cocina. Me le prendí a sus pechos y comencé a tocarlos. Dio un pequeño salto y se sentó en la mesada y quedó servida para mi. No solo se los tocaba, se los mamaba, se los succionaba, pasaba mi lengua por sus pezones, sus aureolas, los sentía cada vez más grandes y duros. Ella me pedía más. Se los mordí hasta que me pidió que me sacara la remera que ella también quería hacerme lo mismo ahí mismo parada frente a ella me quede en corpiño, jugo con mis tetas como la mejor, me hizo ver el cielo . Yo solo tiraba el cuello para atrás y respiraba fuerte. Sentí que su mano agarraba la mía y la llevaba a su concha en busca de más placer. Se bajo de la mesada y mientras mi mano jugueteaba en su sexo . Sentía como me desprendía, me bajaba el jean y me hacía lo mismo. Las dos en ese estado y podíamos sentir ese nivel de placer. Cada dedo que le metía y cada uno de ella era maravilloso. Jugueteábamos más de lo que lo habíamos hecho. Nos besábamos de a momentos, nos revolvíamos las tetas, las chocábamos. Mis dedos, los de ellas, irrefrenables, cómo entraban y salían de una y otra concha súper humedecida. Terminamos casi juntas. Nos quedamos sorprendidas cuando  nunca nos dimos cuenta que había entrado alguien al departamento mientras estábamos dándonos placer. Con mucho sigilo, y ya vestidas Nuna abrió la puerta. Era su novio, Ariel que hizo de voyeur todo el tiempo. Se había estado tocando mientras tuvimos nuestro encuentro furtivo. Nuna no le dijo nada y él nada a ella. Solo tomamos la torta soplamos las velitas y la fiesta continuo. El lunes Nuna me contó que no volvieron a hablar sobre lo qué vio Ariel.