El finalizador 6 - Un nuevo encargo
Álex y Sandra urden un plan para captar en vídeo la infidelidad de Alba en un club de "glory hole" ¿lo conseguirán?
Laura salió de la ducha totalmente desnuda. Me miraba con cara de cordero degollado. Era normal, se había hecho la idea de que no volvería a pisar el club de costura.
-Me prometiste que no volvería a trabajar en el club- parecía estar otra vez al borde del llanto.
-En eso te equivocas, te dije que vendrías a vivir conmigo y que a veces te necesitaría para algún trabajo. Así que está vez vas a ir al club pero no trabajaras para él. Trabajaras para mí-
-Pero…-
-¿Vas a romper tu palabra tan pronto? Nadie te obliga a hacerlo, siempre puedes volver a tu vida anterior- la corté
- Está bien perdona- contesto con hilo de voz –Qué esperas de mi-
-Tengo que conseguir una foto o un vídeo de esta mujer siéndole infiel a su marido- dije mostrándole una foto de Alba-
-¡La conozco! No sé cómo se llama pero es una pija altiva que se cree superior a todas las demás chicas, incluso se jacta de ser la mejor del local. De cuerpo no me llega ni a la altura de los zapatos- dijo sonriendo-pero debe ser realmente buena comiendo polla ya que la han pasado a la categoría superior del club-
-Ella no ha pasado por quirófano excepto por los labios. No creo que os podáis comparar- le dije para bajarle los humos, hizo ademán de replicar pero se lo impedí –necesito de ti para que te unas a ella comiéndome la polla y cuándo se despiste le saques unas buenas fotos incriminatorias ¿lo entiendes?
Asintió
-Genial, toma este reloj, tiene una cámara puesta de tal forma que graba hacía arriba, así que si pones la mano debajo de su cara se verá como me come el rabo con un primer plano de su carita. Tengo otra cámara conmigo pero se oculta en un botón así que no creo que te sirva- dije con un tono divertido.
-Para tu información, no tenemos porque ir desnudas mientras trabajamos. Sí que es verdad que muchas acaban sacándose las tetas por fuera del sujetador para manosearse los pezones mientras comen polla. También vestimos minifalda sin nada debajo para poder tener acceso rápido a nuestro coño en caso de un calentón repentino. Así que si quieres puedo ponerme también la dichosa cámara botón-
-Perfecto, a más cámaras más opciones de captar una buena escena-
Mientras hablábamos Sandra escogía la ropa que utilizaría en el club, escogió una blusa azul que solamente abrochaba con tres botones dejando a la vista un escote impresionante, acompañada de una falda realmente corta. No pude evitar fijarme en que antes no había elegido ningún tanga.
-Veo que tienes pensado alternar el trabajo con el placer-
Se sonrojó y con un hilito de voz me dijo – es que como ya te dije alguna vez me había sorprendido a mi misma pensando en que alguna de las pollas que chupo son la tuya. Y esta vez parece ser que será realidad. –Calló pero medio segundo más tarde añadió- no sé por qué, pero saber que compartiré tu polla con otra mujer me excita mucho-
-Joder Sandra eres toda una ninfómana. Me encanta que te guste tanto tu nuevo trabajo. Haz lo que quieras mientras saques las fotos que necesitamos.-
Al decir “necesitamos” pude notar un respingo en Sandra, intuí que al haber usado la primera persona del plural le hacía sentirse parte de un equipo y no solamente un instrumento. Me pareció buena señal. Era importante que ella se sintiera a gusto trabajando para mí. Mientras tanto Sandra había completado el conjunto con una cinta negra ceñida a su largo cuello que me puso a cien imaginando a Sandra a cuatro patas con una cadena atada a ella. Perdón, es difícil no perder la concentración de vez en cuando ante semejante hembra. Una vez lista subimos al coche y nos fuimos a desayunar mientras hacíamos tiempo para que Alba se presentara en el club de costura.
Durante el desayuno me di cuenta de que Sandra estaba nerviosa – ¿qué te pasa Sandra? Pareces nerviosa- Ella asintió- No lo entiendo, esto lo has hecho muchas veces antes simplemente debes procurar enfocar bien y captar un par de imágenes buenas-
-No es eso lo que me preocupa Álex-
-¿Entonces qué es?- Le pregunte mientras daba un trago al café con cara de interrogación
-Me da pánico que no consiga hacer las fotos y que decidas no trabajar más conmigo- dijo al borde del llanto.
-Te voy a contar una cosa que te va ayudar a relajarte- le conté que tanto la cámara del reloj como la del botón me retransmitirían en directo lo que ella enfocase y que en caso de no conseguir una buena prueba incriminatoria le dejaría un mensaje en el móvil con más instrucciones. Así que solamente debía ir al vestuario si no conseguía lo que queríamos para recibir más instrucciones. Eso pareció relajarla. Lo cual era fantástico porque ya era hora de empezar a trabajar. ¿Os digo la verdad? Empezaba a estar harto de meter el nabo en aquellos agujeros día sí día también. Esperaba no tener que volver más allí.
Fuimos delante del local justo a tiempo para ver como Alba, puntual como un reloj acudía a su cita en el club de costura. Poco después Sandra se despidió de mí plantándome un beso bien húmedo que me pillo por sorpresa. Se notaba a la legua que los nervios del principio dejaban paso a una excitación mayor.
Una vez Sandra estaba dentro del local encendí el receptor para comprobar que la señal llegaba con fuerza y ya sea de paso comprobar cómo era el mundo al otro lado del muro que nos separaba a alumnos de sus mentores. En la pantalla pude ver como Sandra estaba depositando sus pertenencias en una especie de taquilla por lo que deduje que se encontraba en el lugar donde se preparaban para ofrecer sus servicios. Sandra dio un giro muy despacio permitiéndome una visión 360 de la sala. Lo que vi me dejo realmente alucinado. En ese momento había como unas 12 mujeres y os puedo jurar que era imposible hacer un mínimo común denominador de lo que veía. Me pareció ver a una niña que no rondaría los 20 años con una minifalda de cuadros al estilo colegial y unos metros más allá una señora que rondaría perfectamente los sesenta y muchos, vestida como una auténtica zorra con unos labios enormes pintados de color rosa. El resto de mujeres llenaba toda la franja entre ellas dos y vestían, o estaban medio desnudas, según el gusto de cada una de ellas. Lo mismo pasaba con sus cuerpos que iban desde lo firme a lo fofo y de la delgadez casi enfermiza a cuerpos bien rellenos. Unos días más tarde me daría cuenta que sí existía un rasgo en común en todas ellas. Por lo que me pareció ver todas y cada una de ellas tenía algún añadido a sus cuerpos. La gran mayoría tenía los pechos de buen tamaño o por lo menos bien puestos como en el caso de mi objetivo, Alba. Otras tenían los labios más marcados de lo normal o un culo de grandes dimensiones inmune a la gravedad. Por muy diferentes que fuesen aquellas mujeres, estaba claro que la combinación de dinero y tiempo libre las empujaba a querer verse siempre bellas y así sentirse deseadas aunque fuese por extraños.
Mi móvil vibro sacándome de mis cábalas, era un whatsapp de Sandra. –No te pierdas nada- ponía junto un emoticono de una cara sonriente. Desde la cámara de su reloj pude ver como me miraba fijamente mordiéndose un poquito el labio inferior. ¡Joder, había nacido para provocar! Lo siguiente que vi fueron sus pasos hasta salir del vestuario para encontrarme un larguísimo pasillo y… nada más!! A diferencia del sector masculino del local allí no había cubículos o “aulas” como allí las llamaban, simplemente una pared con agujeros de los que entraban y salían pollas. En cuanto Sandra frenó sus pasos y se enfocó correctamente la imagen lo que vi me puso a mil. Había incontables mujeres algunas a 4 patas, otras de cuclillas o sentadas en taburetes mamando como autenticas desesperadas, el sonido que llegaba a través del micrófono era el de decenas de chupetones, lametones e incluso alguna arcada en una cacofonía demencialmente lasciva. En ese momento pude percibir que Sandra se arrodillaba y teniendo especial delicadeza de que no me perdiese nada, la muy puta se puso la primera polla que encontró en la boca. Apoyando su mano izquierda en la pared dejaba el reloj en posición perfecta para que pudiera ver todo el espectáculo. Sandra había elegido una blusa abrochada con un solo botón que apenas cubría un sujetador que juntaba y apretaba sus pechos en un delicioso canalillo. Estaba de cuclillas y pude ver como debajo de una muyyyy corta no llevaba nada excepto sus labios vaginales. Sandra se estaba esmerando en darme un buen espectáculo. Miraba fijamente a la cámara de forma que desde la pantalla tenía la sensación de que me la estaba comiendo a mí, sino fuese por el pequeño tamaño de la polla que Sandra estaba degustando. La verdad es que no parecía importarle mucho el tamaño de la herramienta ya que mientras mantenía un ritmo constante con su mano derecha masajeando el tronco del anónimo afortunado, con sus sabrosos labios y su ancha lengua dedicados íntegramente a estimular su glande. De repente cerró sus ojos y se empezó a tragar toda la longitud de aquel falo hasta que sus labios tocaron la pared que dividía feladora de felado. Con la polla en su garganta empezó a mover ligeramente su cabeza para seguir masturbando al desconocido literalmente con su garganta. El pobre infeliz al otro lado no pudo con eso y descargó su contenido directamente en la garganta de Sandra que tragó sin apenas pestañear. Yo estaba completamente alucinado con la habilidad felatoria que había adquirido Sandra. No era de extrañar, pues había comido polla cada día durante años, pero seguía siendo espectacular ver como hacía eyacular un hombre en menos de 5 minutos. Cuando a través de la cámara pude ver como la garganta de Sandra paraba de tragar, poco a poco fue sacándose la polla de su boca hasta que al llegar a la punta le dio un beso fraternal, se levantó y enfocándose a la cara me dedico un beso a mi también.
Decidí que era el momento de entrar en acción. Tras un tiempo prudencial me planté en la puerta como tantas otras veces.
-Buenos días señor- me recibió cortésmente como siempre la señora que guardaba la entrada.
-Buenos días tenga- la verdad es que a esas alturas ya era como de la familia
-¿Va a realizar una curso más?- Me preguntó con un sonrisa
-Sí, pero hoy quiero que sea algo especial, hoy quiero un curso nivel magistral impartido por dos maestros- Por dentro maldije pensando en que eso me costaría unos 300 o 350 euros. Todo lo contrario pasó con la señora que casi se pone a aplaudir.
-¡¡¡Fantástico!!! Es usted un alumno ejemplar. Es una gran noticia para este club.- Descolgó un telefonillo y se puso a dar órdenes mientras sacaba una llave dorada con el número 69. –Por favor señor diríjase a su aula mientras se prepara su curso-
Como ya empezaba a ser costumbre entre en mi “aula” me la saqué y la introduje todavía morcillona por culpa del espectáculo de Sandra en el agujero. Automáticamente sentí como unos labios rodeaban mi capullo y empezaban a masturbarlo sin llegar a tocar mi tronco. Me sorprendió la velocidad con la que había empezado el servicio, normalmente tardaban unos minutos en encontrar una profesora dispuesta a impartir clase. En un momento dado se me ocurrió echar un vistazo al visor para localizar a Sandra y resulta que estaba comiéndose otra polla con las mismas, si no, más ganas que la anterior, como antes tenía dispuesto el reloj en una posición que me ofrecía una increíble visión de su bello rostro. El tema se ponía serio ya que esta vez estaba disfrutando a la vez de una buena mamada, ya que la mujer al otro lado de la pared había empezado a incrementar el ritmo y ya trabajaba hasta la mitad de mi falo, a la vez que asistía en asiento de primera fila a la escena porno que me regalaba Sandra. Me enorgullecía de tener un buen aguante, pero eso era algo nuevo para mí y no sabía cómo respondería. La situación cambio de repente cuando alguien se acerco por detrás a Sandra y le susurro algo al oído. Automáticamente Sandra se levanto y la otra chica ocupo su lugar continuando con la mamada que Sandra había dejado a medias. Observé como caminaba pasillo arriba mientras que con la cámara alojada en el botón de su blusa veía una fila de mujeres arrodilladas o de cuclillas, algunas desnudas, otras medio vestidas ofreciendo su boca al primer desconocido que metiese su polla en un agujero. Aquello era demencial. Por el camino encontró a una chica joven que estaba a cuatro patas dando una garganta profunda a algún afortunado. Movía todo su cuerpo de atrás hacía delante rítmicamente mientras se empotraba la polla hasta lo más profundo de su garganta sin que esta encontrará ningún tipo de resistencia. Sandra esperó pacientemente hasta que acabara su trabajo, fue cuando al levantarse me di cuenta de que la chica no era otra que Alba. Aún chorreaba semen de la comisura de sus labios y miraba fijamente a Sandra mientras sus pechos subían y bajaba agitadamente presa de la excitación. Sandra se acercó a su oído y después las dos se dirigieron otra vez al vestuario donde se quitaron todo rastro de la anterior corrida.
A todo esto yo estaba al borde de correrme gracias a las atenciones que me estaba ofreciendo aquella desconocida al otro lado de la pared. De repente como si ella me hubiese leído el pensamiento aceleró el ritmo de su mamada y aquello acabo por acelerar lo inevitable. Solté tres buenos chorros de semen en la boca de aquella desconocida que siguió mamando como si nada hubiese ocurrido. Más tarde descubrí que con el pack de curso magistral con dos maestras entraba una pre-mamada para evitar eyaculaciones precoces, que era justo lo que acaba de disfrutar. Aún con la polla en la boca de mi pre-mamadora pude ver por la cámara como Sandra y Alba andaban otra vez en busca de una polla, que esperaba fuese la mía. En el visor se sucedía mujer tras mujer sumidas todas en un frenesí felatorio espectacular. Incluso pude ver como la mujer de sesenta y tantos que vestía como una auténtica golfa estaba entregada ciegamente a la polla de algún desconocido. Poco a poco Sandra se fue acercando a ella y le tocó el hombro para indicarle que se apartara Justo en el mismo instante, mi anónima comepollas también se retiró. ¡¡¡Mierda!!! Pensé. Saque la polla, ya flácida de su agujero y tal y como temía tenía todo el rabo coloreado de carmesí rosa. Me acaba de hacer una mamada una señora a punto de llegar a los 70. Joder Álex!!! No paras de superarte, pensé mientras intentaba saber si aquello me había gustado o no…
No tuve tiempo para pensármelo mucho, por el visor vi como Sandra y Alba estaban esperando su regalo frente mi agujero. Empezaba lo bueno.
Siempre atento al visor introduje mi herramienta en el agujero. Automáticamente note como un par de suaves manos agarro mi miembro por su base y empezó a masajearme lentamente. Otra mano acariciaba mis pelotas mientras que una cuarte juga a descubrir mi glande que aún estaba escondido debido a que no estaba del todo erecto debido a la última comida de polla. Al principio tenía mis dudas sobre cómo se coordinarían aquellas dos diosas compartiendo un rabo pero se despejaron tras el primer contacto. El visor me mostro a ambas hembras de cuclillas masajeando mi polla mientras para mi sorpresa se comían la boca con fruición. Ahora no me cabía duda alguna, Sandra estaba desbocada, aquello iba a ser épico.. Absorto en la imagen que estaba contemplando pude ver como Alba pasaba a la acción suavemente con un beso en mi capullo que en ese momento ya había recobrado todo su vigor. El beso no se quedó ahí sino que sus labios se abrían proporcionalmente para dejar paso a mi glande sin dejar el más mínimo espacio, de tal forma que sus labios y mi piel parecían uno. En cuanto llego al final sus labios se cerraron en el escalón que se forma entre el glande y el tronco de mi pene para empezar a juguetear con su lengua. Sandra por su parte no había dejado de masajearme las pelotas y pajearme suavemente llegando con el movimiento de su mano hasta los suaves labios de Alba. Estaba literalmente en la gloría, el icono parpadeando en el monitor me indicaba que todo lo que estaba viendo se estaba grabando y eso significaba que me podía dedicar única y exclusivamente a disfrutar de esa mamada a dos bocas que me estaban ofreciendo aquellas dos bellas criaturas. Si bien Sandra era de una voluptuosidad hechizante, Alba tenía la frescura que le faltaba a su compañera, esos ojos azules entornados mientras se centraba en ofrecerme placer y la juventud de su cuerpo por segundos eclipsaba las curvas de Sandra que seguía moviéndose rítmicamente al son del movimiento que le imprimía a mi rabo. Como Alba solamente utilizaba su boca para satisfacerme sus dos manos se ocupaban de satisfacerla a ella misma. Con una se acariciaba uno de los pezones que coronaban un pecho pequeño pero de una forma perfecta mientras que con la otra se acariciaba el clítoris. Alba tenía el coño completamente rapado y empapado, a través del visor podía ver que tenia los labios brillantes debido a los flujos que de él manaban. Era increíble ver como una chica que lo tiene todo se rebaja a ser usada como una puta barata. De rodillas chupando un rabo que aparece en la pared y además lo disfruta como atestiguaba su empapada vagina. Sandra en ese momento separo una de las manos de mi tronco y los puso suavemente sobre la nuca de Alba, pude notar como poco a poco mi polla se iba introduciendo más y más en la boca de Alba siguiendo el ritmo marcado por Sandra. Tras unos minutos en los que Alba no paro de mamar mi verga se la quito de sus labios que chorreaban hilos de saliva y tras darle un beso apasionado a Sandra, esta cogió el relevo de Alba mamando mi polla. Sandra empezó a mamar con hambre usando todas las herramientas de las que disponía, a veces me pajeaba con sus manos mientras se metía mi polla hasta la garganta, otras restregaba mi capullo por sus labios para luego bajar por mi tronco hasta comerme los huevos. Era espectacular ver como a base de un entreno exhaustivo comiendo pollas se había convertido en una experta en la materia. En ese momento movió su mano izquierda y pude ver donde estaba Alba a la que le había perdido la pista brevemente. Sandra no ya no estaba de cuclillas sino de rodillas y entre sus piernas tumbada boca arriba estaba Alba comiéndole el coño a Sandra. Esa imagen hizo que casi eyaculará en la boca de Sandra, tenía una visión magnifica de las tetas de Sandra que se bamboleaban al ritmo de su respiración y más abajo podía ver como Alba con sus ojos azules bien abiertos mirando como Sandra seguía comiendo rabo mientras hundía su lengua en la vagina de Sandra. Me quedé perplejo, una cosa era compartir una polla y otra bien diferente comer y dejar que te comiera el coño otra mujer. No tenía ni idea de esa faceta de Sandra. Eso nos abría una línea entera de negocio, pensé.
La respiración de Sandra se fue acelerando al ritmo que sus lametones sobre mi miembro hasta que pude notar como toda ella temblaba en un tremendo orgasmo corriéndose en la boca de Alba. Acto seguido Alba se levanto y empezó a comerme la polla con la barbilla llena de los jugos de Sandra. Esta última se coloco detrás de Alba y apretando sus pechos en su espalda empezó a masturbarla con una mano mientras que con la otra se apoyaba en la pared para darme una visión perfecta de la escena. Aquello era el cielo, la técnica de aquella mujer tenía muy poco que envidiar de Sandra, y la escena de Sandra masturbando a Alba mientras le comía a besos el cuello hizo que llegara a mi máximo. Empecé a descargar en la boca de Alba mientras ella al notar los chorros de semen en su boca empezaba a correrse también gracias a la destreza de las manos de Sandra. Con cada chorro que disparaba notaba una convulsión de su cuerpo transmitido a través de la pared por mi rabo que actuaba como conexión entre ambos mundos. Alba siguió mamando hasta tragárselo todo y lentamente retiré mi polla del agujero completamente limpia.
Con la mente aún perdida en lo que había sucedido me vestí y me despedí esta vez para siempre de la portera que regentaba el club. Me subí al coche y esperé a Sandra donde lo habíamos acordado. Tras unos minutos apareció una Sandra exultante con una sonrisa de oreja a oreja nada más subirse al coche me dio un morreo y como una niña pequeña esperando su regalo me pregunto: ¿Servirá?
-Claro que servirá- le dije sonriendo yo también –vámonos a casa- añadí.
La reacción de Sandra al escuchar esas palabras es algo que difícilmente olvidare. Simplemente empezó a llorar en silencio, mirándome fijamente a los ojos hasta que no pudo más y las lagrimas acabaron en un llanto profundo e incontrolable.
La abracé.