El fin del privilegio:La perversión de las gemelas

La hermana gemela de Laura entra en acción para verse con su antigua jefa y a su propia naturaleza.

NAT

Tras todo lo ocurrido con las hermafroditas, estábamos embarazadas. Decidimos quedarnos con los bebés, e irnos lejos. A un mundo gobernado por razas no humanas. No fue fácil salir adelante, yo encontré un trabajo en seguridad y ella se quedó en casa. Me daba miedo dejarla sola porque había caído en depresión tras todo lo ocurrido con cazar hermafroditas, y nuestra esclavitud. A pesar de que intentaba esconderlo, seguía deprimida.

Conseguimos dormir a los bebés, y ya estábamos en la cama. Yo besaba el cuello de Lucía a la vez que la abrazaba por detrás. Tenía que explicarle de algún modo lo que ocurría.

–Tenemos que hablar.

–Habla.–me dijo con sequedad

Le expliqué la situación de mi hermana con las sacerdotisas y con la diosa. Noté cómo al final estaba  asustada, a diferencia de su expresión deprimida y apática de siempre.

–Tengo que hacer algo, Lucía.

–Ella se lo ha buscado, que sea la esclava de esa diosa.

–Lucia, no digas eso de mi hermana, sabes que la quiero y que necesito salvarla.

–¿Y qué vas a hacer? ¿Traerte a tu hermana bajo el control de una diosa? No puedes traerla, sería un peligro y no quieres que tus hijos estén en peligro.

–¿Desearías que Laura no hubiera puesto en riesgo su libertad por nosotras? Le debes la libertad.

–Nat, eso no vale

–Casi sufre nuestro destino para salvarnos, se metió de lleno en una trampa de la que casi sale esclavizada.

–No tardes, y ven a visitarme a menudo. No quiero perderte.

–Gracias.

Fui a prepararme cuándo pude sentir como Laura se salvaba con la ayuda de otra diosa. A pesar de que eso debería haber sido suficiente, decidí ir a ver a las sacerdotisas en busca de respuestas. Me despedí de los niños y de mi chica y fui a Enandrar. Después iría a ver a mi hermana, la cual había adoptado una vida de sexo de la cual no quiere salir.

Ambas cuando fuimos rescatadas tuvimos que alejarnos de todo y descansar, ninguna estaba bien pero Lucía era la que estaba peor. Decirle de venir aquí, la tiene asustada pero tengo que comprobar si hay peligro para mi hermana y si necesita ayuda.

Viajé volando hasta la sede de las sacerdotisas eclipse. Una vez me acercaba tuve que bajar y acercarme caminando. No sería fácil conseguir una reunión, por suerte la guardia me dejó pasar, ya solo me quedaba verla a ella en persona. Por suerte mi vínculo con ella en el pasado me daría posibilidades. Mientras andaba hacia el gran templo, me detuvo una vieja conocida, la que nos empujó a trabajar en esto.

–Hace tiempo que no te veo, Nat. Siento de verdad como acabó todo.

–Es un poco tarde para decir eso.

–No era mi intención que acabases así, no quería que te hicieran eso. Lo siento muchísimo, perdóname.

–El pasado pasado está, aunque ahora tenemos dos niños de esa desgraciada. Ella quería tirarlos, pero yo no confiaba en lo que pudieran hacerles así que la convencí para quedarnoslos. Por suerte, Nuria ha aprendido a amarlos.

–Me alegro. ¿A qué vienes?

–La diosa eclipse ha hecho algo...poco ético, y me ha alertado porque la Suma Sacerdotisa tiene algo en su contra.–la vieja amiga se puso seria.

–Ven conmigo.

Así que si que estaba pasando algo con la diosa. Esa divinidad tenía que ser buena pero sus actos en un momento de frustración me alertaron. Forzó la mente ya de por sí sometida a ella de una inocente, forzó dos mentes, y eso no me gusta. Por suerte Laura ha encontrado su solución, espero que cambiar de bando no sea peor incluso. Ella me abrió todas las puertas y controles para ver a la Suma Sacerdotisa, y sin tener que parar excepto en la oficina de la tipa. Donde me cachearon.

–Puedes meter la mano en mi coño, pero no creo que encuentres nada.–sin decirme nada metió la mano entre mis pechos por si guardaba algo ahí–Siento no tener las tetas de mi hermana.

–Son controles rutinarios, Natalia.–dijo la Suma Sacerdotisa, la que me trajo aquí se fue.

–Seguro que te gusta ver cómo le tocan las tetas a la primera que pasa.

–Siéntate, algo me dice que esta no es una visita amistosa.

Esperé a sentarme para hablar.

–¿Qué cojones has hecho contra la puta esa de tu diosa?

–Es una larga historia.

–No puedes contener a tu diosa durante demasiado tiempo.

–Y no pretendo hacerlo...–hizo una larga pausa–Percibo la corrupción en ella de la misma forma que lo estaba en su hermana. Tuvimos que encargarnos de esa corrupción, pero si esta vez no hacemos nada, las consecuencias podrían ser nefastas. Estoy negociando con sus hermanos divinos,  ver qué podemos hacer.

–¿Y de verdad no crees que lo que harán será traicionarte y entregarte como su esclava sexual por toda la eternidad?

–Ese será el precio a pagar sea cual sea el desenlace. Una no se rebela contra su diosa sin pagarlo. He aceptado mi destino, todo depende de si termina bien o mal.

–Lo siento mucho.

–No, yo fui la que te envió a esa misión. No supe ver qué riesgos podríais correr y no pude salvarte. Ella y Semen Divino me hicieron ver todo el mal que estaba haciendo nuestra diosa. Yo también fui la víctima de esa aberración divina, muchas lo fuimos.

–¿Y cómo superaste su daño?

–Con esfuerzo y mucha meditación. Pude recuperarme hasta mi estado original y eso me hizo ganar esta posición. Querían una mujer tan fuerte como yo para liderar.

–¿Qué te dió a cambio su bendición?–señaló su rostro.

–Lo tenía quemado, tenía un brazo roto por mi ama y un gran daño emocional. Cuando superé el precio a pagar, digamos que me volví más poderosa. La bendición de su propia hija y mi esfuerzo me han dado el poder para rebelarme.

–¿Y por qué Laura no puede hacer lo mismo? ¿Por qué hasta que la otra mujer no dijo nada ella no reaccionó?

–Es tu hermana, tú sabes la respuesta. Ha encontrado en el sexo la huida a sus viejos traumas, no hace frente a sus emociones, simplemente se come una polla.

–¿Puedo hacer algo?

–No, tiene que ser ella la que vea la verdad y decida tomar las riendas de su vida.

–Maldita Semen Divino.

–Ven conmigo, quiero enseñarte algo.

Nos levantamos y acompañadas por su protección, me llevó hasta las celdas. Vi a alguna que otra hermafrodita, como el despojo que nos la jugó. Me detuve un momento y le escupí. Su mirada se veía apagada, y parecía estar medio vegetal.

–La castración mágica en nuestro estado actual es peligrosa, nos destroza como seres. Se lo merecía.

–Ojalá no hubiera sido ese su destino. Parece muy jodido.

–Estoy pensando en intentar que lleve penitencia por el resto de su vida, pero no sé si sería capaz de hacerlo.

Seguimos por las celdas hasta llegar a la más protegida de todas. Nos abrió la puerta y vimos lo que debía ser Semen Divino, pero visiblemente torturada y con el suelo lleno de sangre.

–Le hicimos de todo, pero siempre se recupera. La muy puta no dice nada.

–Creo que puedo hacerla hablar, sin dolor.–dije

–No sería capaz de pedirte que hicieras tal cosa.

–¿Eres una semidiosa? ¿Cuál es tu nombre?

–Elnia, así me llamaban de pequeña.

–Debe ser duro haber sido usada como objeto por las sacerdotisas durante siglos y que tus víctimas te odien por algo de lo que no eres responsable.

–Todas y todos me llaman Semen Divino, siempre ha sido mi nombre. Cuando fui concebida, mi madre quería usarme para hacer algún tipo de control de sacerdotisas y tener sus herramientas personales. Nunca fui su hija real.

–¿Cómo neutralizamos el peligro?

–Perdiste tus mejores cartas cuando decidiste robarle su control. No diré más.

–Puedo continuar las torturas.

–Adelante, es lo único que me hace sentir viva.

A pesar de lo que le hizo a mi hermana, no pude evitar sentir pena por ella. En cierta forma ella tampoco eligió ser la ruina de mucha gente. Tomé la decisión que nos daría lo que necesitábamos, no se si sería la correcta.

–Dadme una habitación, para estar con...Elnia.

–No puedo hacer eso.

–Suma Sacerdotisa, odio a mi madre tanto que sería condenada como blasfema. No voy a correr a sus brazos, de todas formas soy ciega, tampoco puedo ir lejos.

–Te hago una oferta, te haré sentir más que dolor y a cambio tú me dirás lo que necesito. Catina, por favor.

Me fulminó con la mirada pero finalmente cedió a mis peticiones. Le di mi mano a Elnia y la ayudé a levantarse. Ella me agarró del brazo mientras íbamos a la habitación que pedí.

–Tienes que reconocer que ha hablado más conmigo en el poco tiempo que nos conocemos que contigo.

–Arruinó mi vida.

–Yo no arruiné tu vida, Suma Sacerdotisa, lo hizo el despojo hermafrodita que te entregó a mi. No quiero el poder que tengo, quiero ser una persona normal.

–Solo tu madre puede hacer tal cosa.

–Exacto.

Nos detuvimos en una habitación, por los lujos debía ser la habitación personal de la Suma Sacerdotisa. Elnia y yo entramos, la Suma Sacerdotisa y sus guardias después. Las guardias se quedaron a ambos lados de la puerta. Catina y Elnia se sentaron una frente a la otra, yo me senté encima de Semen Divino. Esta comenzó a acariciar mis curvas. Me quitó la camiseta, y yo el sujetador. Ella pasó a manosear mis pechos.

–Una pena que no sean los pechos de mi hermana, son más grandes.

–Están perfectos, aunque no estarían nada mal con una talla más.

Me besé con Elnia, y separé mis labios. Elnia me besó, y se quitó sus harapos, quedando en calzoncillos.

–Son mi madre y las Sumas Sacerdotisas las que controlan las bendiciones que se dan. Me pusieron ciertos hechizos que me impiden controlar esa parte de mi cuerpo. A las esclavas comunes se les multiplica sus necesidades sexuales y se realizan vínculos, a las personas normales, se les mejora según que zonas del cuerpo y es posible que se realice un vínculo. No obstante, hay objetivos específicos a los cuales les imponen unas bendiciones específicas. Chica, puedes usarme para mejorar tus aptitudes y de paso ser más poderosa frente a mí madre.

–¿Cómo?–preguntó Catina.

–Tú, tienes ese poder.–me coloqué de rodillas.

Abrí sus piernas, y acerqué su polla a mi pecho. Cogí mis tetas y comencé a pajear con mis pechos su polla. Recibí una cierta sensación placentera al hacer eso. Yo me dediqué a pensarme su oferta mientras usaba mis pechos para pajearla. Ambas estábamos disfrutando de la experiencia, y estoy segura de que Semen Divino lo agradeció. Podía sentir mi mente nublandose por la influencia hermafrodita, por un deseo desmedido de sexo. Y entonces Elnia se corrió en abundancia, manchando bastante mis pechos, el cual se sentía calentito. La Suma Sacerdotisa parecía muy excitada al verme así.

–Catina, ¿puedes controlar su bendición?

–Si, puedo intentarlo.

Catina se levantó y se puso detrás de Elnia. Colocó las manos en su cabeza. Yo abrí mi boca e introduje hasta la garganta esa polla, por poco no metía también los huevos. Saqué la polla de mi garganta y sujetando su miembro con una mano, lo lamí.

–¿Cuánto hace que la Suma Sacerdotisa no satisface sus deseos sexuales?–preguntó la recibidora de la mamada.

–Me masturbo dos veces al día todos los días, con eso me es suficiente.

–¿Y por qué nunca has abusado de mí mientras estaba en prisión?

–No me gusta, Elnia.

–La diosa está corrompida pero a la vez no lo está. Ella no lo sabe, sufre la corrupción como sufren las víctimas de una violadora hermafrodita. Sufren su influencia y no pueden hacer nada para evitarlo. Tenéis que sanar su corrupción a la misma vez que tres sacerdotes de las tres vías de la Madre Creadora, utilizan su poder para traerla al lado bueno. Así salvaremos a mi madre, pero tenéis que daros prisa.

No negaría que no me importaba echarme a la boca una polla hermafrodita y que lo echaba de menos. Una parte de mi seguía anhelando esa vida, por algo era yo la más puta. Y como  disfrutaba tener una polla en la boca. Me sentí como en los viejos tiempos. Catina recogió mi pelo, con su dedo fue lamiendo el semen que tenía en los pechos y en el cuello.

–No siento nada.

–Yo siento que me voy a correr.–sin avisarme, la Suma Sacerdotisa empujó mi cabeza hasta meter todo el miembro.

Sentí el semen correr por mi garganta, y no fue poca corrida. Catina me agarró del cuello y sacó mi cabeza lentamente.  Miré a Elnia mentalmente aturdida, y maleable, casi como si estuviera drogada. Mi mente se había vaciado de pensamientos. Ella no dijo nada ni aprovechó la situación.

–Vuelve en ti misma, no dejes que te usemos.

–Quiero que me uséis.

–No, no quieres. Vuelve en ti misma, regresa al mundo de los vivos.

–Ninguna que estuvo expuesta a mí regresó del aturdimiento tan rápido. La idea es la exposición prolongada a mí.

–Yo se cómo hacerla volver.

–Seguirá bajo mi influencia.

–Cuando la supere ninguna volverá a hacerle daño. Ella misma ha querido esto.

–Normalmente ahora es cuando la esclavizas y tiene que vivir bajo una personalidad sumisa y sexual.

–Siento la tentación, algo en mi me hace desearlo pero la haré volver.

–¿Por qué?

–Soy algo más que nuestra naturaleza impuesta.

Me encontraba en una mazmorra donde la única habitante era Catina. Mis manos habían sido encadenadas y yo fui desnudada. La Suma Sacerdotisa me miró cruzada de brazos.

–Te mostraré la clave de como liberarte del yugo de la diosa.

Desencadenó mis manos, y me ayudó a levantarme.

–Mira esa celda tan grande.

Aparecieron mi hermana, Emilia y otra chica más. Laura se veía completamente dócil, esperando órdenes de ambas, como si la hubieran drogado. Al otro lado de Catina, se presentó mi hermana de verdad.

–Oh, aquí estás, Laura Stram.

–Tu hermana acaba de consumir la bendición de Semen Divino.

–Ahí soy yo cuando se aprovecharon de mi.

–No, tú sola quisiste eso. Verás, hay una clave que decide a las víctimas de Semen Divino.

La escena cambió a una cuando Laura estaba trabajando conmigo. Era follada por la mujer a la que perseguíamos.

–Dependiendo de tu grado de sumisión voluntaria y tu deseo sexual, te afecta de una forma u otra. Tú estabas deseando huir de tu vida, así que, aparte de la letra pequeña de la diosa del Eclipse, recibiste lo que pedías. Te encanta tu vida de sexo, pero odias que te pongan cadenas en contra de tu voluntad, pero si lo piden por favor te dejas.

–Eso no

–Ella no te convirtió en una puta amante del sexo, te implantó mecanismos de obediencia hacia ella como hizo con Myr, tú misma acabaste siendo así. El problema es que sin reposo no puedes decidir de manera correcta.

–En eso te equivocas.

La Laura de la celda ahora llevaba ropa de casa, la cual se deformaba con su pechos. Ella llamaba por teléfono.

–El sexo con María curó mis penas, y yo me he convertido en lo que soy ahora. La letra pequeña es que me haya convertido en el juguete de los dioses, pero ahora estoy recibiendo una follada anal increíble que debería estar disfrutando.

–Eso es lo que piensas, moldeó tu vida y tú no quisiste recuperar lo que te robó la diosa porque tenías tantos traumas que no podías vivir con ellos.–hizo una pausa–No te estoy atacando, Laura.

–Tienes razón, sacerdotisa. No obstante, ya no puedo volver atrás ni cambiar, cerré esa puerta hace tiempo y lo sabes.

–Si, María selló tu destino pero siempre puedes superar tu naturaleza y ser algo más que una puta.

–Tengo dos hijas y un amor que me espera, no puedo llevar la vida que llevas. Laura, te conozco Semen Divino no te ha cambiado del todo...tú decides qué haces con tu vida.

Me desperté en la cama, desnuda. Con Elnia acariciando mi espalda. Me toqué esperando haber sido follada mientras no estaba, pero encontré mi cuerpo limpio.

–Ahora estás vinculada a mí, podría hacerte mi esclava sexual, pero no lo voy a hacer. Vamos a usar ese vínculo para que te vuelvas fuerte.

–¿Por qué no me usas?

–Soy algo más que nuestra naturaleza impuesta.–Catina sonrió.