El fin del privilegio: Resurgir de un ángel
Myr descubre su pasado, como fue condenada y como levantó cabeza y se hizo más fuerte a través de su nuevo yo.
MYR
Cuando me vi expuesta a Semen Divino, mi forma de ser cambió. Me convertí en la esclava sexual que ella quería que fuera, obediente y adicta al sexo. Una pequeña parte de mi seguía estando ahí, pero no podía resistirme. Así que me tuvo unos cuantos años más. Hasta que llegó la compradora de mi hermana, espada en mano mató a sus fuerzas e hirió severamente a su hija. Entonces sin apenas decirme nada me vistió y me llevó con un mago, un elfo que era sangrilunar, bendecido por la luna. Fue gracias a él que mi vieja personalidad sobrevivió a la esclavitud, él era muy sabio. Me instruyó en historia, en arte, en matemáticas, y en otras áreas. Mi facilidad para aprender me llevó a graduarme en la ciudad de magos Levitria como arquitecta, aunque seguí estudiando otras áreas. Eventualmente se fue alejando, pero yo seguí estudiando. Mi primera escultura fue la del difunto archimago Evri, la cual pusimos en la plaza. Durante todo ese tiempo mi sed sexual había quedado en letargo, pero cuando conocí a un apuesto mercenario de oriente, fuerte como el acero y negro el ébano, joder. Tuvimos sexo en mi taller, él me tenía cogida por los glúteos y me follaba estando yo apoyada en la pared.
–¿Y cuando conociste a Cyra?
–¿Me dejas seguir, Laura?–asintió
Ese hombre fue mi despertar sexual, y pronto entendí que seguía bajo los efectos del puterio de las eclipse. Efectos que mi maestro sólo podía apagar temporalmente. Tenía sexo de forma regular y en secreto. Pronto entendí tras un pequeño escándalo que no podía follarme a todo ser viviente en Levitria, tras haberme convertido en La Puta de Levitria.
–¿Puta de Levitria?
–Un gilipollas después de haberle chupado su estúpido e insignificante pene me chantajeó, quería hacerme suya y lo mandé a la mierda.
Pronto se supo de mis actividades sexuales. Entonces tuve que irme de la ciudad, y desaparecer durante un tiempo. Procurando ocultar mi identidad a los ojos públicos. Diseñé y construí como arquitecta un templo para una polis humana. La noche antes de irme me encontraba alojada en una casa, dormía en la casa de una viuda tejedora. Había terminado de comer y leía un libro. Esa noche llamaron a la puerta. Yo, con miedo, preparé mi magia. Entonces al abrir quién se presentó, era una mujer muy guapa y con una gran presencia.
–¿Te conozco?–pregunté con desconfianza.
–Soy una admiradora de tu trabajo.
–Apenas he empezado con mis obras.
–¿Puedes dejarnos algo de intimidad?–la señora viuda se quedó allí sin moverse, vigilando a la mujer.–Quédese entonces.
–Un elfo en común me ha llamado, tu maestro.–me entregó una carta.
La viuda se acercó y la leí. Me explicaba que no pudo arreglar mi mente del todo, que el cambio efectuado por Semen Divino era irreversible fuera este mental o físico. Cómo tú siendo una eclipse y teniendo más pecho o yo con mi sed sexual. Él no quiso aprovecharse de mí cuando era débil así que bloqueó ese instinto. Él me envió a Cyra para ayudarme con ello.
–Mi padre te ha comprado un taller cerca de su prostíbulo, la Casa del Edén, como bien te sonará ese nombre. Te invito a que vengas, y lo veas.
–Pero yo tengo dinero para pagar todo eso.
–Ya pero ahora estás endeudada, y digamos que...tendrás que pagar esa deuda en especie.
La viuda decidió venirse conmigo, para cuidar de mí y digamos que me convertí en esclava a tiempo parcial de Cyra. Cuando mi cuerpo o mis "amos deudores" lo requerían iba allí a trabajar. Lejos de Levitria, y cerca del prostíbulo y de la capital pude prosperar y hacer mi arte. Esculturas y obras en edificios importantes. Además de construir un sistema de alcantarillado en mi ciudad.
–Vives una buena vida.
Laura me abrazaba por detrás, a pesar de tener mis alas en su cara.
–¿Sabes cómo haría una vida perfecta? Teniendo a una hermosa pelirroja desnuda en mi casa, paseando mostrando sus bellezas a su novia, poder pintar un cuadro teniendo un modelo hermoso o pintar las dos desnudas. –Laura metió dos dedos en mi vagina y comenzó a masturbarme.–Traer invitados y presumir. Tal vez comernos unos penes.
–Me caes bien pero necesito una ofrenda, llévame a tu taller.
–Mañana empiezan las festividades, ¿recuerdas? Te llevaré cuando acaben. Eso sí, acabo de traer mis pinturas y lienzos. Cyra de seguro querrá que haga algún desnudo.
–Yo si quiero un desnudo.
María abrió la puerta, detrás de ella se encontraba Amara, la conozco.
–María, y Amara.
María y yo nos abrazamos, al vernos. Chocamos nuestros pechos, y besé su mejilla. Me llegó un olor en su boca a algo familiar.
–Te huele la boca a algo que yo conozco bien.
–De eso se encarga ahora Amara. Laura yo…
–Lo dejamos en la Tierra, ¿recuerdas? Además nunca tuvimos nada serio. ¿Por qué estáis aquí?
–Estábamos salvando a la diosa.
La diosa se encontraba en el recibidor, hablando con Ves. Ves se inclinó ante ella y se retiró. La diosa me saludó y se acercó a nosotras. Ella nos cogió de la cintura a Laura y a mí. Llevé mi mano a mi entrepierna y agaché la cabeza sonrojada al notar que me puse húmeda. Al sentir el toque de la diosa se me escapó un gemido, sonreí y me mordí del labio. Pude notar que Laura estaba igual que yo, el solo toque de la divinidad nos dejó completamente excitadas y vulnerables a ella.
–La Suma Sacerdotisa ha puesto sellos en todo el continente para impedir que regrese.–cogí la mano de la diosa y la puse en mi entrepierna.– Quiero que Aelia y vuestra hija vayan al norte. Vosotras iréis al sur, a los muros Inovelitas, en las ruinas subterráneas. Mis sirvientas más leales se quedarán aquí. Las necesito cerca de mí.
Su poder nos sobrepasó y no pudimos recomponernos a su poderosa influencia pues yo al igual que Laura compartía el mismo vínculo con ella. Nos arrodillamos y besamos su mano, mostrándole nuestra más absoluta obediencia.
–Idos. Dejadnos.
La diosa acarició nuestros cabellos, y la miramos sonriendo como perritas a la espera de jugar, pues éramos suyas para usar.
–Id a la cama y comenzad a rezar.
Gateamos hasta la cama, y nos quedamos a cuatro patas. Tal y como ella ordenó, comenzamos nuestros rezos a los dioses celestes. La diosa se acercó a Laura, la cual gritó al recibir la polla. Comenzó a rezar de mala manera intercalando gemidos y palabras. Llegó el momento donde las embestidas ya no le dejaban hablar, pues la diosa se movía con salvajismo dentro de ella.
–Putas rebeldes, las voy a matar.
Ella sacó la polla del culo y se corrió por toda la espalda de Laura. Cambió a mi, y me penetró en el coño con la misma violencia que folló a Laura. Nunca que me trataron con tanta brusquedad me sentí tan bien, pero la diosa convertía el dolor en placer por lo que gemía una sonata de placer para ella. Durante apenas unos segundos pude sentirme encerrada en mi misma, una sensación de gran angustia antes de volver al paraíso de sexo. La diosa nos folló varias veces por todos los agujeros.
Cuando terminó con nosotras, las tres nos acostamos en la cama. Mirando las dos a la diosa.
–Siento lo que os he hecho, he abusado de vuestro vínculo conmigo y os he obligado a satisfacerme. Necesitaba desahogarme.
–No, somos tus siervas en la cama.–dijo Laura.
–Juega con nosotras como quieras, para eso se la chupamos a Semen Divino.
–Ese es mi mayor error, es mi hija. Ella comenzó a hacer de las suyas y es la única que escapa a mi control.
–No es tu error.–dije–Te entrega leales esclavas, y otorga bendiciones. No podría ser mejor.
Si no hubiéramos estado aturdidas por su influencia mis palabras habrían tenido un peso muy grave. La diosa del Eclipse podía ser buena y dadora, pero también podría haber usado a Semen Divino de forma esquiva para esclavizar a sus víctimas. Al fin y al cabo uno de los atributos que se le daba a ella, era ser la Diosa en la Sombra.
–Y si eso es cierto, somos total y completamente vulnerables a ti, como diosa. Nos tienes a tu voluntad.–besé su mejilla y Laura a pajearla.
La prueba era tener nuestros orificios con su corrida. Incluso si queríamos, no podíamos hacer nada en contra suya. Las hermafroditas estaban completamente a su voluntad, y nosotras dos como víctimas de Semen Divino, éramos suyas.
No se si la diosa se vió aludida por mis palabras, pero se levantó seria de la cama y nos dejó allí sin decir una palabra.
–Mi hermana tiene una conexión mental conmigo, somos gemelas y ha escuchado nuestra conversación.
–¿Qué va a hacer ella contra una diosa?
–No lo sé, no me deja saberlo por mucho que lo intente.
Laura hizo el amago de levantarse pero se lo impedí. Seguíamos bajo su influencia poderosa, y eso significaba que seguía cerca. Igual era solo sospechas, pero su reacción fue demasiado clara como para ignorar los indicios.
–Si vuelve pídele perdón, si nos hizo esto a propósito no debemos tenerla en nuestra contra.
Esperamos unos minutos, como predijo, la diosa volvió a la habitación. Se puso su túnica y me apresuré a detener su ida.
–Siento mucho lo que he dicho, diosa mía. No era mi intención ofenderte. Mira, toca.–hice que me tocase la vagina
–Eso es mi semen.
–Lo queremos todos los días, ama divina. Queremos tu deliciosa bendición todos los días.
–Cuando todo esto acabe, recibiréis algo más que mi bendición. Entenderéis por qué actuó como actuó y entonces seréis libres.
–Estamos preparadas para entenderlo.
–Venid.
Laura se levantó y ella sacó nuestras alas de nuestra espalda. Con cada mano tocó el ala de la otra.
–Trabajad duro durante los festivales, a la madrugada venid a verme, a tu taller artístico.
–Si ama.
Con nuestras mentes apagadas y casi zombies salimos de la habitación. La hermafrodita desaparecía de allí, y nosotras salimos a trabajar. Entonces nos cruzamos con Aelia, y Lilla.
–Oye, ¿cómo estáis?–preguntó Aelia
–Bien.–respondió Laura con la voz apagada.
–Myr, ¿estás bien?
–No, la diosa ha usado sus poderes para aletargarnos y que no seamos libres en su ausencia. No siento ninguna emoción, ni sensación, solo el impulso de obedecerla.
–No podéis trabajar así.
–Debemos…
–¿Qué haces, esclava? Tenemos que irn...–dijo una hermafrodita que se quedó mirándonos.
–Tu diosa les ha hecho algo, están como zombies. Corre, contratalas y que se queden con nosotras.
–Os contrato, hacednos compañía.
–La diosa nunca haría esto.
–Entró en sus habitaciones, les hizo algo en las alas y se fue. Te lo juro.
–Llama a Cyra, ¡rápido!
Nos miraban con horror. Yo no podía hacer nada, ni hablar, ni moverme. Me sentía atrapada dentro de mi propio cuerpo, y por mucho que intentaba romper los muros mentales de ese ser, no podía hacer nada. El único pensamiento que rondaba mi mente, eran las palabras de nuestra ama.
–¿Qué está pasando aquí?–preguntó la jefa.
–La clienta hermafrodita, la diosa, las ha hecho zombis.
–¿Puedes deshacerlo?
–No, no sé nada de magia de control mental, pero pero pero debe hab-b-ber y-ya lo sé.
La hermafrodita nos agarró de la cabeza, se concentró en invocar unos hechizos y para cuándo pude moverme, me encontraba en un bosque extraño. Nos encontrábamos en un bosque extraño. Laura y yo nos cogimos de la mano. Andamos hasta que encontramos a una dama en el lago, tapada con una túnica semitransparente.
–Mi hermana es cuanto menos traviesa, merece que le dé unos azotes en el culo.
–¿Qué le ocurre?–preguntó Laura
–Ha perdido el rumbo como hice yo hace siglos. Ella no haría las cosas que está haciendo, y menos lo que acaba de hacer, es un sacrilegio, desde su propio punto de vista. La Suma Sacerdotisa de las eclipse merece un castigo por sus actos, pero actúa de forma correcta en este caso. La propia diosa está perdida y hay que encauzarla. Devolverla a su lugar cuanto antes. Antes de que nos veamos obligados a enfrentar a nuestra hermana.–dijo con tristeza.
–¿Y qué hacemos?–la diosa miró hacia sus aguas y pensó.
–Laura, tú eras una agente eclipse, una puta infiltrada. Necesito que regreses a ese papel y tú también, Myr. Podéis liberaros y huir, pero quizás lo mejor es espiarla con mis agentes.
–No estás pidiendo cambiar lealtades.
–La lealtad que profesas es fruto de una aberración divina. Meted vuestros cuerpos en mis aguas.
Miré a Laura y asentí. Ambas nos metimos en las aguas con la diosa Luna.
–Sentid la magia, mi magia. Os hará poderosas, resistentes a todo daño mental y físico. Myr, dejaras de ser una puta eclipse, serás una hermosamente deliciosa súcubo sangrilunar. A ti, Laura, te cambiaré de dueña, sentirás las necesidades de satisfacer lo que sientes con la diosa pero Myr de ahora en adelante. Espiad por mi, a mi hermana. Sed mis ojos. Meteos su polla donde haga falta pero no la perdáis de vista.
LAURA
No me ilusionaba la idea de seguir en mi papel de sierva, pero podía sentir su poder y que decía la verdad. Nos despertamos con marcas azuladas por todo el cuerpo, y entonces desaparecieron.
–¿Estáis bien?
–La diosa las ha bendecido, la hermana de esta que tenemos en tierra.
–Hablemos del festival, estamos listas para trabajar. Tú tranquila, nosotras nos encargamos del asunto divino. ¿Qué vais a hacer vosotras?
–Iremos con las sacerdotisas eclipse, a pedirles una explicación.
–Lilla, quédate, tengo que probar los cambios que han hecho en nosotras.–dijo Myr.
–Y yo me quedaré viendo. Seguidme, tengo una zona para probar estas cosas.
Fuimos a la entrada del prostíbulo y allí, nos pusimos calzado y unas batas
–¿A dónde vamos?
–Vamos a mi casa, el festival no empieza hasta que el sol se encuentra al medio día.
–¿Qué tienes pensado hacer para estas fechas?
–Seré una camarera puta, esta vez todo lo que dure el festival. Cada noche comeremos todas las pollas que lleguen a tiempo para ser comidas. Además, vosotras dos también lo seréis, por la noche daréis espectáculos y servicios sexuales. Para terminar, me harás un cuadro mientras te comes unas buenas pollas. No hace falta lamer testículos, pero me gusta la imagen de una artista con la boca llena.
–Para después serviros la cena estando desnuda.
–Estamos bien, y ella... también lo está.
En la lejanía ya se podía ver su casa, la cual era una finca. Se encontraba rodeada, y amurallada, con verjas en la puerta. Detrás en un camino descendente, estaba el gran río que daba agua a los baños del prostíbulo.
–En épocas de lluvia da asco bajar, pero ahora os pido que al menos vosotras dos, os limpiéis bien.–les dimos las batas y el calzado a Cyra.
En vez de bajar a pie, nos ayudamos con las alas.
–El río Bo venía desde las montañas de los enanos hasta dos afluentes distintos. Nosotras nos encontramos en un punto medio donde tenemos a la vista las montañas, la capital del reino, y la ciudad cercana a dónde tengo el taller. Es un buen lugar.
–Dijo que tú eras mi dueña, pero no estoy al borde del orgasmo solo con verte ni nada del estilo.
Con cuidado nos sumergimos en el río, en la orilla porque más a dentro la corriente era más fuerte.
–Ahogate hasta quedarte sin respiración.– me ordenó Myr, la miré con extrañeza.–Comete la tierra de la orilla.
–¿Qué intentas?
–Tocate la teta derecha.–me sonrojé al recibir esa orden, y obedecí.–Ahora sujeta tus pechos con tus manos.
Sentía una gran oleada de excitación al recibir esas órdenes por su parte, deseaba recibir más órdenes, y obedecerlas, que me diera el sexo que necesitaba. Así que esto era de lo que la diosa lunar hablaba. Desear tanto su tacto, sus dedos en mi vagina, la sola idea de satisfacer sus deseos. En esto consistían los poderes sangrilunares, en potenciar los deseos ya existentes.
–¡Lavaos! ¡No empecéis ahora!–gritó Cyra.
Lavamos nuestros orificios, y una vez terminamos volvimos a alzar el vuelo hasta el portal de su casa. Cyra nos lanzó unas toallas con las que secamos la parte inferior de nuestro cuerpo.
–De momento puedo percibir que ha cambiado nuestra exposición a la hermafrodita que nos cambió, por una exposición a las sangrilunares. O sea que técnicamente solo hemos cambiado de controlador. Aunque me siento en más control sobre mi misma.
–Tengo un gimnasio aquí. Id todo al fondo, ignorando la cocina.
El interior de su casa era más modesto de lo que esperaba de ella. Tenía algún decorado, alguna estatuilla o alguna pintura pero todos los muebles eran muy sencillos. Para ser justos, Cyra pasaba mucho tiempo en el prostíbulo, no necesita una gran casa. Si me detuve un momento a ver el jardín, donde tenía un lugar donde tomar el sol. Myr me azotó el culo.
–Cuando no puedo estar sola en casa, me vengo aquí con Cyra y su novia. Volando se viene más rápido a decir verdad.
–¿Tú taller es como esto?
–Es más lujoso, ahí tengo todas mis obras sin terminar y es un desastre. Allí además tengo mi hogar que da gusto verlo. El lado negativo es limpiarla, pero el viento fresco por la mañana nadie me lo quita.
Fuimos al gimnasio el cual era muy amplio. Lilla abrió la ventana, y se sentó en un banquillo.
–Mi hermana está al tanto de lo que está pasando, Cyra. Contamos con su ayuda.
–Eso está bien. Quiero ver vuestros cambios.
–Laura, muérdeme el brazo con fuerza.–no sentí nada ni hice nada–Sujeta tus pechos con tus manos.–volví a sonrojarme con la orden. Noté como mi humedad corría por mi pierna–Arrodillate y tócate.
La miré suplicante mientras me tocaba. Myr comenzó a acariciarse y yo al verla me excité aún más.
–¿Que sientes?–preguntó Lilla
–Mi cuerpo necesita que alguien me acaricie, que me toque. Necesito las caricias y las órdenes de Myr.
Quizás en un acto de piedad por parte de la artista, esta se levantó y se colocó detrás mía. Retiró mis dedos de mi intimidad, y ella me masturbó. Sentí una oleada de placer al sentir su piel, que precedió a un orgasmo casi inmediato. Me eché hacia atrás, Myr me sujetó.
–Soy tu putita obediente, Myr. Dame una orden y la seguiré, haré lo que me pidas. Mi cuerpo desea correrse para tí.
–¿Así eras con la diosa eclipse?
–Algo así. Su hermana divina ha potenciado mi placer y mis deseos sumisos. Creo que me gusta así.–Myr puso sus dedos otra vez en mi vagina.
–Date la vuelta.
Nos besamos, con una lujuria desmedida. Ambas deseábamos satisfacer nuestro gran deseo, la diferencia es que yo tenía el invasivo y tentador sentimiento de ser usada por ella. De pronto, en mitad de los besos y caricias, ella se echó atrás y se sentó con Lilla y la jefa. Lilla caminó hacia delante, y nos besamos en el suelo. Mi necesidad de ser utilizada seguían siendo los mismos, solo que esta vez me moría de ganas por seguir las órdenes de Lilla.
–Me encantaba recibir tus azotes, Lilla. No se si saldría contigo, pero desde luego me dejaría follar y degradar por tí y tu versatilidad hace que también quería comer un par de pollas contigo.
–Sigue.
–Eres una mujer, haz algo que las hermafroditas no sepan hacer.
–Abre tus piernas y dadme un arnés. Las hermafroditas sobrevaloran sus habilidades en la cama, lo único que saben hacer es el anal y porque no hay que hacer mucho. Si, siento placer con esa diosa pero sinceramente, el tacto de un hombre o una mujer con habilidad es mejor.
Cyra le tiró a Lilla un arnés. Ella se lo colocó y yo me puse en posición para recibir. Primero comenzó con los preliminares, no me tocó porque ya estaba húmeda, pero sí que me hizo sexo oral. Arqueé mi espalda y empujé la cabeza de la zorra.
–Renn sabe cómo hay que hacerlo. Y entonces después de haberla hecho gemir con tu lengua, añades una polla para más diversión. Le gusta, nos estamos divirtiendo y ella que debe estar en el cielo se enamora de la que la trata así.–ella metió la polla en mi coño lubricado– El problema de las hermafroditas es que difícilmente pueden llegar hasta ese punto, solo somos orificios donde correrse. Por eso prefiero el tacto de un hombre, o el de una mujer.
Lilla hablaba con sabiduría, y tenía razón en todo. Me encantaba el trato que me estaba dando y de la forma en la que lo hacía, su punto sobre las hermafroditas era cierto y me encontraba en el paraíso del sexo ahora mismo.
–Gracias por el trato que me estáis dando, estoy deseando llegar otra vez a trabajar.
–Para eso estamos aquí todas.
El miembro de plástico entró en mi vagina, Lilla acarició mis orejas puntiagudas y comenzó su vaivén. Descansé la cabeza en el suelo, y lo mismo hice con los brazos, me rendí al placer que me daba Lilla. Se movía con cariño dentro de mí pero notaba como iba acelerando sus movimientos.
–Al final la vais a dejar satisfecha sexualmente y se supone que todavía tiene que trabajar.
Ella se siguió moviendo dentro de mí hasta que sentí que explotaba de placer. Salió de mí, y tuve un orgasmo intenso. Por primera vez en mucho tiempo incluso un squirt.
–Siento estar mojándote el suelo, jefa.–me di la vuelta, apoyé mis cabeza en mis brazos lo suficiente para no aplastar mis pechos.
–No, descuida eso no es problema tuyo.
–Me fascinas, jefa.
–¿Por qué?–la noté mojada en su entrepierna a pesar de que intentaba ocultarlo.
–Fuiste una puta, y luego te pasaste a dirigir el local. Ahora eres nuestra dómina, mandas sobre nosotras e incluso si vas a hacer de camarera puta en este festival, todo el mundo sabe que debe respetarte.–gateé contoneando mis caderas hacia ella, allí me senté en el suelo, mirándola a ella.–Y eso es de admirar, da igual que te encuentren desnuda o que te estén metiendo una polla en el culo, o te respetan o no vuelven a consumir tus servicios. Además eres una buena jefa, sabes cómo tratar con tus empleadas y que no te odien.
–Hace tiempo que ya no llevo un prostíbulo, sino una casa de personas suficientemente cachondas para cobrar follando.
–Pues vayamos a cobrar follando entonces. Estoy deseando compartir clientes con mi jefa.
–Creo que va a venir un grupo de magos, es nuestra oportunidad para ya sabéis.
Me acerqué más a su entrepierna y bajé sus bragas hasta quitárselas, las cuales estaban mojadas. Las mordí, y miré a Myr como si fuera una perrita.
–Ey, mascota, dame esas bragas.–dijo Myr y me hizo una señal con la mano para dárselas. Yo fui hasta ella a cuatro patas y se las entregué con la boca–Buena mascota.–ladré y apoyé mi cabeza en sus piernas.
–Dioses santos no puedo más, volvamos ya.
Myr y yo nos reímos de Cyra, que la pobre estaba cachonda como una cerda con todo lo que le estamos mostrando. Todas acabamos volviendo, Myr y yo volando, Lilla y Cyra andando. Nosotras las esperamos en la entrada.
–Voy a ir poniendo los anuncios y ha cambiarme. Vosotras haced lo mismo, al descanso de la comida hablamos sobre la diosa.