El fin del privilegio: Nueva invitada
Laura recibe el pedido se ser la puta durante unos días de una hermosa e inteligente artista y arquitecta, la cual lleva una vida de placer. Se desvelan una verdad incómoda sobre la religión celeste.
Una artista llegó al lugar, era increíblemente bella, era rubia y de piel clara. Transmitía una pureza… Cyra dijo que había solicitado a una chica con mi descripción, y que era una alada oscura. La recibí con un vestido provocador, que mostraba escote.
–¿Te gusta el vestido?
–Eres una puta muy preciosa.
–Pasa, te traigo algo.
–No, que lo haga otra. Siéntate conmigo, Laura.
–Has pedido a alguien con mi descripción, espero que no busques problemas.
–Mi hermana me hablaba mucho de ti, María.
–¿Tú eres…?
–Si, pero no tengo pene, es una pena.
–¿Te habría gustado tenerlo?
–Me gusta la de posibilidades de las que gozan las hermafroditas, pero por otra parte estoy contenta tal y como estoy.
–Me han contado que eres artista. ¿Qué haces?
–Principalmente pintura y escultura, también estoy especializada en arquitectura. Aunque no es lo único en lo que estoy especializada. Verás, soy una mujer con unas necesidades exigentes.
–¿Adicta al sexo?
–No me llamaría adicta, pero digamos que me gusta sentir el placer del sexo.
Me levanté y me senté en sus piernas. Entonces saqué los brazos del vestido y lo dejé caer hasta mi cadera.
–Eso debe traerte problemas.
–Ni te lo imaginas.–la artista sonrió.
Ella besó mi pecho izquierdo, y luego pasó al otro. Me apoyé en la mesa y me dejé tratar por ella. La artista besaba, acariciaba y mimaba mis pechos con una delicadeza tremenda. No parecía que fuera una adicta al sexo.
–Puedes llamarme Myria, o Myr.
Myr acarició mi espalda, lo que forzó la salida de mis alas. Ella continuó con lo suyo, yendo de un pecho a otro, yo gemía levemente. Mientras ella estaba con lo suyo, la diosa emergió de su habitación completamente desnuda y mirándome a mí especialmente
–Viene mi primera clienta, una hermafrodita que ha alquilado mis servicios mientras se quede aquí.
–Sacerdotisa, portas ahí una herramienta peligrosa.
–Yo no creo que sea peligrosa.–dijo la sacerdotisa riéndose–Es de tamaño normal, ¿disfrutas de la compañía?
–Tienes buen gusto para las putas, esta chica es impresionante. Ahora mismo contemplaba esta obra de arte.
–¿Puedo preguntar qué cosas te gustan?
–En el arte o en la cama. Viendo esa polla erecta supongo que te refieres a mi sexualidad, tranquila, hombres, mujeres, hermafroditas, me gusta todo.
–He visto tus esculturas, son muy bellas.
–Aquí hay dos modelos, que no me importaría usar para un buen mármol.
–Tranquila, que mi diosa hará buen uso de tus habilidades.–la diosa acercó su polla a mi boca, a lo que yo la abrí.
Le di unas cuantas lamidas antes de que Myr agarrase el ariete con su mano, y lo pusiera mirando a su boca. Entonces se encargó ella de hacer la mamada. No mentiría si dijera que me puso a cien verla chupar aquella polla, pero quería recibir yo semen así que se la volví a quitar yo.
–Laura, artista, besaos. Tú, artista, quítate ese vestido.
Myr dejó su vestido a la altura de su cintura, y liberó sus pechos del sujetador. Ambas acercamos nuestros rostros y comenzamos a besarnos. Pensaba que quería hacernos competir, pero entonces puso su polla entre nuestros labios. Ambas nos pusimos a lamer su polla con nuestras lenguas, mientras ella miraba hacia el techo. Algo así como un minuto antes de correrse, se pajeó hasta que se corrió en nuestras caras.
–Os dejo.
Ambas nos miramos con absoluta lujuria, Myr me agarró del brazo y me llevó a su habitación. Sin ni siquiera llevarse el vestido. Ella se acostó en la cama, y yo acudí a sus piernas. Ella sacó sus alas, y yo las mías.
Nuestras miradas se cruzaron, sentía pura atracción por ella, y una fuerte sensación en mi me empujaba a hacerlo. Gatee hacia ella con la intención de juntar las alas. En ese momento, Lilla irrumpió en la sala.
–La diosa va a irse unos días, ha dicho expresamente que se va sola.
–De acuerdo.
Lilla cerró la puerta, y retrocedí. Iba a juntar las alas con ella.
–¿Que pasa?
–No podemos juntar las alas, no nos conocemos.
–Nunca he juntado las alas con nadie, solo sucede cuando hay pura atracción.
–No te conozco, esto está mal.
–Nuestras alas saben quién nos atrae, quién nos gusta. Es espontáneo.
–¿Por qué estás aquí?
–María me enseñó una foto tuya, y me enamoré de ti. Me pareces hermosa así que quise probarte. Aún quiero hacerlo.
Ella se acercó a mí, y me hizo mirarla.
–No estoy con tu tía, llevo muchos años viviendo aquí, en Enandrar. Mi hermana se fue hace un tiempo, y yo me quedé. No quiero hacerte daño. ¿Cómo puedo hacer que confíes en mí?
–Dame un abrazo.
Las cosas que viví en el pasado me hicieron desconfiar de los caelianos oscuros. Siempre necesito que me aclaren que no están con la desgraciada de mi tía. Una parte de mi sigue herida por lo que agradecí cuando sentí el abrazo de aquella artista, me gustó simplemente sentir el contacto.
–¿Quién te ha hecho todos los tatuajes que tienes?
–Algunos me los he hecho yo, otros mis amigos del mundillo.
–Otra artista, me gusta.
–Me encantaría volver a la práctica, Myria.
–Mi taller está en la ciudad, pero he traído conmigo papel y lápices.
Eso me volvió a alegrar. Myr me dio un bloc de dibujo, con un papel de buen tamaño. Me entregó unos lápices y me acosté en la cama. Alejé el papel de mi, para que mis tetas no fueran un problema. Pensé en que dibujar, miré a Myr y entonces se me ocurrió usarla como modelo.
–¿Nos ponemos bien y me dibujas?
–No hace falta, además, quiero sentir tu piel contra la mía.
En el momento en el que me puse a dibujar, solo tenía ojos para el papel. Myr se levantó un momento, y cuando vino, me colocó su sujetador. Suerte que teníamos la misma talla de pecho.
–Así estarás más cómoda.
Mi dibujo consistía en la escena erótica de antes, ella besando mis pechos. Myr observó callada. Yo seguía con el dibujo. Cuando lo tenía casi terminado, esta vez Haiye entró en la habitación.
–¿Qué estás haciendo?
–Estoy dibujando. Quítate la ropa y ponte a mi lado.
Haiye me obedeció y las dos se quedaron a mis lados mirándome. Cuando terminé el primer dibujo se lo pasé a las dos.
–Es muy bueno.–dijo Haiye.
–Eres capaz de captar muy bien el erotismo en un dibujo, y eso que es a lápiz.
–Ahora otro, aún más cachondo.
Dibujaría a Myria recibiendo una polla, el problema era cómo.
–¿Cómo sueles recibir las pollas?–la confianza que establecimos me permitió hacerle esa pregunta de forma tan directa.
–Si me traes a un buen elfo puedo mostrártelo.
Haiye se levantó y volvió con tres elfos. Dos hizunos y un elfo oscuro. Myr se acostó boca arriba y Haiye a cuatro patas. El olyvirio y el hizuno acudieron a ese par de dos, y se las follaron. Las observé, estudié las posiciones en las que estaban y cómo disfrutaban. Me permití contemplar a Myr, su cabello negro descansaba sobre la cama mientras ella sonreía y gemía. Era casi tan alta como yo, pero sin tener un cuerpo tonificado, el suyo era más delgado sin estar en los huesos. Algo que me sorprendía de ella era como mantenía su aspecto puro e inocente aún teniendo una polla metida dentro de ella. Desde luego Myr disfrutaba de la vida por todo lo alto. El otro elfo se adelantó, me eché un poco hacia atrás y levanté mi cadera. Él separó mis glúteos y echó aceites lubricantes en mi culo. El elfo comenzó a penetrar mi culo lentamente, mientras yo dibujaba y me esforzaba por mantener el pulso.
–Correte fuera.–ordenó Myr a su elfo, él eyaculó por sus tetas, un poco de su cara y su barriga.
Ella tomó aliento mientras se recuperaba de la follada. Yo mientras recibía polla.
–Ojalá pudieras ser toda mía.
Ella me dió un beso en la mejilla y con su dedo me dió el semen que tenía por su cuerpo. Yo le iba chupando el dedo cada vez que me daba semen.
El elfo fue tomando más velocidad, y tuve que dejar el lápiz para terminar con aquella polla. Terminaron con Haiye y conmigo, eyaculando en nuestros anos.
–Tengo una nueva pintura, la elfa alada pelirroja recibe una buena dosis de polla.
–A mi me gusta más cómo título la zorra elfa con alas.
–Qué tal, tres zorras muy zorras.
–Ha sido un placer, yo vuelvo con la clienta hermafrodita.
–Quédate con nosotras.–dijo Myr–O tráete a tu hermafrodita.
–No lo sé.
–Dile que se anime, y así nos vamos a los baños. Todas, y que Cyra también venga.
–¿Conoces a Cyra?–pregunté
–Si, somos viejas amigas, me deja venir y consumir sus… productos sin pagar. Claro, cuando me vaya me toca pagar en especie.
Salimos de la habitación, y yo recogí nuestra ropa. Ambas nos fuimos de camino a los baños. Allí yo llené una cubeta con agua en la parte de los baños, para lavarnos antes de entrar. Ambas nos lavamos con unas esponjas suaves.
–No entiendo porque quise juntar las alas contigo.
–Estás en plena época de fertilidad caeliana, probablemente sea tu primera vez y nunca has juntado las alas. Con los años, aprendes a controlar esos impulsos, pero cuando sientes que has encontrado a la persona perfecta, no puedes resistirte.
–¿Cuántos años te llevó a ti controlarte?
–Dos siglos y unos cuantos ciclos de fertilidad. Mi madre me contó que tras la primera vez, se te pasa esa necesidad tan fuerte.
–O sea que o soy madre o me aguanto.
–Si.
Ves ya llegó con Haiye. Detrás de ella, venían Cyra y Nuria, ambas tapadas por una toalla. La hermafrodita y Haiye, iban completamente desnudas. Lilla apareció detrás de todas ellas, me saludó y la invité a acercarse. Comenzó a limpiarse ella también por todos los rincones. Nosotras terminamos y nos metimos en el agua.
–¿Qué va a ser esta vez?–dijo Cyra
–Os invitaré a todas a mi taller, y haré lo que me digáis. Seré vuestra esclava personal.
–¡Ja! Eso me gusta.–dijo Cyra.
–Estaría bien si Laura también lo es.
–¿Yo por qué? No soy yo la que se aprovecha del negocio de Cyra.
–Este año, montarás una comida en tu taller, Laura, y tú seréis nuestras putitas.–dijo Cyra.
–Venga, Laura.
–Vale, pero primero necesito conocer más a Myr. Entonces cuando se vaya veré si quiero ser parte de vuestro juego.
–María y yo fuimos esclavas de unas hermafroditas. Nos liberaron, y ella pasó a ser sacerdotisa, y yo me escapé. Enorme mi maestro de arte me acogió y me enseñó. Mi hermana se fue de este mundo y yo me quedé aquí sola disfrutando de mi éxito y del placer. Llevo una vida decente aunque emocionalmente vacia.
–Yo aquí veo que sois tal para cual. Haré una cosa, como vuestra jefa. Ella será tu aprendiza, Myr. Le enseñarás todos tus trucos eróticos.
–Será un placer, "jefa".
–Puede que Myr sea una artista, pero tiene ojo para este mundo.
–¿Yo no tendré que pagar en especie cuando me vaya?
–Por supuesto, por eso te digo que participes con Myr en su pago. Considéralo un regalo por permitirte usar este lugar como terapia para ti aquella vez que viniste.
–Se supone que yo trabajo para ti.
–Si, y ya se te han olvidado cobrar a unos cuantos clientes.–dijo Cyra.
–Nosotras hemos pagado por las dos bailarinas.
–Si, pero tienen más clientes.
–Todas aquí somos putas y zorras.–dijo Nuria–¿Por qué no enseñar cómo chupamos las pollas en nuestro tiempo?
–A mi me vale.–dijo Haiye.
–Y a mi.–dije
Poco a poco todas fuimos accediendo hasta que miramos a Cyra, que había pasado a ser la jefa de aquel lugar.
–Ogg ¡De acuerdo!
Ves se levantó y se sentó en el borde. La primera en acudir fue Haiye. Todas nos adelantamos para ver bien como la chupaba. Desde luego Ves debía estar contenta con nuestras ocurrencias, lo que nos llevaría varios hombres lo utilizamos con una sola sacerdotisa. Mientras ella chupaba, yo me acerqué a ella, y la abracé por detrás, marcando bien en su espalda mis pechos. Una mano la utilicé para masturbarla, y otra para acariciar su pezón, mis labios besaban su cuello. Pude notar como se sonrojaba mientras chupaba y como gemía con la polla en la boca. Yo seguí hasta que Ves se corrió en su boca.
–Te toca, Laura, ya que estás siendo traviesa.
–Agarrale del cuello, es sumisa, tratala como tal.
–¿Es correcto, esclava?–preguntó Ves, yo me mordí el labio inferior.
–Si, ama, dame una orden.
–Hazme una mamada, esclava.
–Si, ama.
Esos juegos me excitaban más de lo que debían. Cuando me dió esa orden, comencé a chupársela como solo yo sabía.
–Laura adora estos juegos sexuales, le ponen cachonda pérdida.–dijo Nuria–Le enseñé a bailar cuando decidió venirse aquí.
–Y ella usaba los servicios sexuales de un amigo para sentirse dominada.
–Myr estáis echas tal para cual.–dijo Cyra riéndose–Ojalá os largueis de aquí, pero de la mano.
–Necesitamos tiempo para conocernos mejor, y no creo que esté buscando una pareja sexual, ella necesita alguien que la ame.
–Por eso te he dicho que seas su maestra, le das un poco de tutela, eres un poco dominante con ella y os vais conociendo mejor.
Ella se corrió en mi boca y me di la vuelta. Las demás dejaron de hablar, y me aplaudieron.
–Lo digo en serio, deberíais conoceros mejor. La tercera fue María, aunque Lilla también se adelantó. Me hizo una señal para acercarme a ella.
–Sécate y espérame en mi habitación.
–De acuerdo.
Lilla y Haiye se habían animado a besarse, y estaban pasándolo bien las dos juntas. Me sequé el cuerpo, lo envolví con una toalla y el cabello lo envolví también. De alguna forma lo agradecí, la conversación se había tornado incómoda, y no es lo que me gustaba precisamente. Como Cyra me quería con las tetas al aire, eso hice, desde hacía un tiempo me acostumbraba a ir pecho al aire. No obstante, me vestí de cintura para abajo. Pedí comida, y unas bebidas frías. Poco más tarde, en el tiempo en el que se tarda en chupar una polla, llegó Myr y la comida. Visto como iba yo, se puso unas bragas y una falda. Se sentó junto a mí, y comenzamos a comer.
–Siento lo que Amylia y Alive te hicieron.–dijo Myr suspirando.–Nuestras vidas no son tan distintas, la diferencia es que yo sufrí directamente a manos de Alive, mi hermana y yo lo hicimos. Luego nos escapamos, y caímos en las garras de una hermafrodita, como ya dije. A mí me obligaron a chupársela a Semen Divino. No odio mi vida ni como soy, pero a veces desearía cambiar algunos detalles.
–¿Qué cosas?
–Llevo unas décadas sin inspiración, sin compañía con un interés más allá del sexo, y siento que mi vida se hunde. Lo único que me da alegría es el sexo, es…
–Como un anestesiante, conozco esa sensación.–le echó un bocado a la carne.
–Mi hermana se convirtió en hermafrodita, y eso le salvó la vida. Y aquí estoy yo, en un prostíbulo comiendo pollas, coños y tetas porque es lo único que me hace sentir viva.
–Y aquí estoy yo, que desde que le chupé la polla a Semen Divino llevo una vida de sexo desenfrenado.
–Amén a eso, hermana.
Comimos nuestra comida y nos bebimos nuestros vasos. La jarra de aquella bebida se quedó allí, medio llena. Al terminar nos fuimos a la cama y nos acostamos.
–Mañana te llevo a mi taller, con o sin tu clienta hermafrodita.
–Rezo a los dioses para que no seas una espía de Alive, me caes muy bien.
–Ya verás que no, y si aún sigues con ese miedo. La única forma de comprobar la verdad es juntando las alas conmigo.
–Se acerca la hora de comer, la gente que esté por el camino vendrá a comer y beber.
–Y que alguna puta se la chupe antes de irse a seguir con su trabajo.–sonreí con su comentario.
–¿Por qué no hacemos un poco de servicio de camareras putas?
–Nos acabábamos de lavar, y además hacerlo solo mola cuando te follan. Si nadie te folla es un aburrimiento. En un par de días son las festividades del amor y la fertilidad, allí seremos las Camareras de las Tetas Grandes.
–Me gusta ese nombre. ¿Eso hiciste el año pasado?
–El año pasado, Cyra hizo de camarera putón mientras yo estaba metida en una orgía de lujo. Bebí tanto que solo recuerdo que había pollas por todos lados. Estas festividades debemos superar ese listón.
–Si no pierdes mi cariño estas fiestas recibiremos ambas pollas por todos los ángulos.–moví un poco la cabeza hacia ella–¿Cómo eras antes de las hermafroditas?
–Muy aburrida, y con una personalidad bastante común. El cambio de personalidad que me dió Semen Divino me convirtió en una artista. ¿Y tú?
–Muy introvertida y cerrada a experiencias por culpa de mis traumas. Semen Divino me dió una vida que me cambió para siempre y parte de mi no quiere volver a ser como antes.
–O sea que estás orgullosa de tu yo de ahora.
–Si, me gusta ser así.
–A mí también.
Solo nos faltaba llenar ese hueco emocional.
MARÍA
Eiji, con mi permiso, subió a su canal su video porno conmigo. No mentiría si dijera que me ponía a cien tener mi cuerpo de forma oficial en una página porno. Renn se convirtió en mi dueño. Venía a nuestra casa, se traía a un amigo, nos follaba y se iba.
–Hoy has estado ruidosa, María.
–Me estaba metiendo un dildo por el coño a la vez que me follaba el culo.
–Háblame más de tu contrato con las medialuna.
–El resumen resumido es que una sacerdotisa lunar me salvó la vida, pero le debía tanto al que me quería muerto que me obligaron a servir durante dos siglos en locales sexuales hasta que se efectuara el pago. Renn se asegura de que pago, pues él también debe su parte a las lunares.
–Menuda mierda.
–¿Por qué quieres saberlo?
–Estaba pensando en negociar con tus dueñas una reducción de la pena, ya que vienen esta noche a verse contigo.
–¡No hagas eso! No tienes que hacer eso por mi.
–Oye, Aelia, no me importaría hacerlo.
–Llevo cincuenta años ya de dos siglos. Seguiré pagando la deuda.
–No, hasta hace poco era una eclipse, querrán que me humille contigo. Mis dueñas son unas sacerdotisas, son una madre y una hija muy depravadas. Aunque te lo permitiera…
–Dame tu teléfono, les diré que vengan antes.
–No tienes que hacerlo...–le di una señal con la mano para pasarme el móvil.
Ella me puso en videollamada con sus señoras. No me vestí para que pudiera verme bien.
–Anda yo te conozco, no eres Aelia. Eres esa zorrita con polla.
Era una vieja rival que tuve, fue la que me obligó a dejar Enandrar después de haberla preñado.
–Ya no tengo polla, oye, zorrón come coños, quería pagar la deuda de Aelia.
–Id a esta dirección. Os quiero bien acicaladas, putón lame pollas.
Para Aelia era muy repetino que la mujer con la que ella estaba quisiera ayudarla, pero quería hacerlo, como un favor y después de haber visto a mi ex...Quiero ver su careto de nuevo.
Nos duchamos juntas y en especial, los lugares íntimos. Entonces nos pusimos colonia, y nos preparamos. Me puse un collar de esclava, y demás parafernalia BDSM que le gustaría a mi ex. Conduje hasta esa dirección.
–Mira esto como un ataque de generosidad, quiero sacarte de la mierda en la que vives.
–Os conocéis, me da a mí que vas a empeorarlo todo.
–Esa era mi ex, Amara, éramos una pareja peculiar, entre dos sacerdocios que se miraban mal. La dejé preñada, y ella me echó. Me obligó a irme de Enandrar porque o si no, iría a por mí. Desde entonces es mi hermana la que me vista a mi. Antes era por negociar, ahora quiero verla.
No me importaba confrontarla, y además. Aelia ha dicho que tiene una hija, no será…
El viaje nos llevó a otra mansión. La verja ya estaba abierta. Ambas nos desabrochamos la camisa, y salimos del coche. Me di unos segundos antes de entrar. Amara y una mujer descansaban en un sofá, con sus piernas apoyadas en la mesa.
–Amara, Amara. ¿Cuánto hace que no nos vemos?
–Hará ya mucho, quizás los mismos siglos que tú le has impuesto a ella.
–Ya sabes que la ley sagrada sigue vigente, la reina Tinuviel no tiene jurisdicción en esto.
–¿Que hizo? ¿O simplemente tuvo la desgracia de toparse con vosotras?
–Mató a un senador, y a todos sus hombres con sus poderes. Ella alegó que estaban traficando con material peligroso, así que se encargó de ellos. Muy lista ella, en medio de la batalla destruyó las pruebas, todos querían enjuiciarla y acabar con su vida. Yo lo evite.
–Eso es muy distinto a tener deudas.
–¿Por qué he de creerte?–Amara se levantó y se quedó enfrenté mío.
–Porque es verdad, Marian.
–¿Igual que es verdad que me echaste de mi mundo?–negó con la cabeza y me miró indignada.
–Siempre fuiste muy inocente, absorta en los placeres del sexo y del amor como para ver qué estaba pasando en el mundo. Me gustaba eso de ti, me encantaba porque eras algo puro y especial.
–¿De qué hablas?–Amara rió
–No lo sabes, ¿verdad? ¿Sabes porque os esclavizaron a tu hermana a y a ti y solo tú fuiste liberada? Eras especial, tienes un poderoso vínculo con la diosa, por eso tu hermana fue sometida a la esclavitud por Semen Divino.
–Ella nunca…
–Su ama la obligó a chupársela a Semen Divino, con suerte escapó pero ya sabes que le ocurren a sus víctimas.
–Ella nunca me dijo nada de eso.
–Ese mismo vínculo poderoso, hace que tu hija fuera especial. Los demonios lunares querían castrarte, cortarte la lengua, y tus alas, querían destrozarte física y mentalmente. Querían acabar contigo, y conmigo también. Así que hice lo que debía, entregarme a las eclipse y salvar tu vida.
–Lo siento muchísimo.–me arrodillé–Lo siento, cariño.–ella se puso a mi altura y me hizo levantarme.
–Siento lo que te dije por teléfono. Vamos, te presentaré a nuestra hija. Myriana, ella es tu madre, Marian.
–La has llamado como mi hermana.
–Si, pero le añadí una a para distinguirlas.
–Encantada de conocerte, madre. Siempre quise hacerlo, sabía que mi madre era una hermafrodita.–se bajó su falda y bragas y me enseñó una buena polla.
Yo me bajé mi pantalón para mostrarles que en efecto había renunciado a mi polla.
–Renuncié a mi hermafroditismo, necesitaba ser libre y reordenar mis ideas. Pero hay dos razones de peso, que han vuelto a traerme decisión y energía.
–Eso está muy bien, porque tú diosa te necesita, el sacerdocio eclipse está en peligro.
–¿Qué está pasando?
–La Suma Sacerdotisa ha usurpado el poder, y ha bloqueado vuestra influencia. Tu hija acaba de tener una visión donde ve cómo capturan a tu diosa. Tenemos que ayudarla.