El festejo

Mi amiga se inicio en los tríos con mi amante y su marido.

Hola a todos y todas, después de muchos días, regreso por acá para contarles una experiencia que tuvimos en días recientes. Algunas personas me preguntan el porqué de mi ausencia, sucede que he tenido muchísimo trabajo y también muchas actividades familiares y sociales, así como algunas reuniones y salidas que me han impedido sentarme con calma a relatar alguna de mis experiencias (que por cierto son más bien pocas), pero bueno ya estoy otra vez por aquí. Me da gusto que me escriban y más que me pidan seguir escribiendo, así que me decidí.

Hace unas semanas nos invitaron a una cena, para celebrar el cumpleaños de Mario, un amigo de los tiempos de la Universidad, está casado con Marina, una morena guapa, pero cuyo mayor atributo es su simpatía, que conjuntamente con sus dotes culinarias y el hecho de que es una anfitriona sin par, hicieron que aceptáramos con mucho gusto su invitación. Además de lo anterior, nos gusta ir a su casa porque normalmente nos encontramos con otros compañeros y gente muy agradable con la que se puede conversar sobre temas interesantes.

Llegamos como a las nueve de la noche y ya había algunos amigos y uno que otro desconocido, como siempre el recibimiento fue muy caluroso. Marina se veía guapísima y elegante, lo primero que hicimos fue chulearnos, yo iba con una falda corta de seda negra, una blusa que dejaba descubierta toda mi espalda y un saco corto también negro, sin medias y con unas sandalias con tiritas que rodean las piernas, entrecruzándose. Ella por su parte llevaba un vestido negro también de seda a la rodilla unas medias muy bonitas y unos zapatos de tacón cubiertos. Mario también nos recibió muy atento, me abrazo caluroso.

Después de las felicitaciones nos integramos a la reunión, estuvimos tomando algunos tequilas y después pasamos a la mesa, la cena estuvo como siempre exquisita y los vinos de primera. La sobremesa muy amena, se formaron varios grupos y la platica y la alegría imperaron. Después alguien cambio la música y empezó el baile. En una de esas Mario me saco a bailar, yo me quite el saco y el al verme con la espalda desnuda no paro de elogios. Mario es un bailarín de altos vuelos, yo la verdad me muevo un poco, pero con él siento que soy una experta, sabe conducirla a una. A partir de ahí estuve bailando con algunos amigos y alguno que otro desconocido, con decirles que hasta con Alberto bailé.

Como a la una de la mañana se empezaron a despedir la mayoría de los invitados y sólo quedamos tres parejas y dos amigos, Carlos y Fernando que acababa de llegar, venía de un compromiso, lo que me puso muy contenta, debo aclarar que mi Fernando es el mejor amigo de Mario. Marina me invitó a ver unas pinturas que le había regalado su hermana que es pintora y nos separamos del grupo, ahí me dijo que yo le gustaba a Mario. Yo la verdad me sorprendí que lo dijera muy tranquila, le dije que como decía eso y ella respondió que él se lo había dicho. Me quede muda, sabía que le gustaba a Mario por su manera de mirarme, de abrazarme y como a veces bailando me apretaba a su cuerpo, lo que me sorprendió fue que su mujer me lo dijera así, como si nada, me dijo que no lo tomara mal, que a ella no le preocupaba en absoluto, lo que si me preocupa o más bien me tiene nerviosa, agregó, es lo que te quiero decir. Yo estaba que no entendía, pero Marina ni se percataba de mi estado de animo y así me dijo que Mario le había dicho que le gustaría mucho ver que otro se la cogiera y que ella no sabía que hacer. Me contó que asistieron a dos sitios de intercambio para conocer el ambiente y que eso la tenía motivada, pero que no estaba decidida, que se atrevía a contármelo a mi porque me consideraba la más liberal de sus amigas y también porque habían planeado que en el cumpleaños de Mario fuera su primera vez, que precisamente por eso estaba ahí Carlos. Por mi cabeza pasaron muchas cosas, pensé que ella ya sabía algo de mi, pensé que Fernando ya le había comentado algo y me sentí traicionada y preocupada, no porque me arrepienta de nada, sino porque la mayoría de la gente no entiende de la misma manera las cosas. Me sobrepuse y le dije entre otras cosas, que mientras hubiera respeto y cariño entre los dos no tenía nada que temer, además de que Mario es una persona excepcional, etc. etc.

Me abrazó y me dio un beso y con una sonrisa dijo que ya estaba decidida, que lo que yo le había dicho le ayudó confirmar su decisión, nos abrazamos y nos dirigimos a la sala tomadas de la cintura, como las dos buenas amigas que somos. Al regresar ya se había retirado la otra pareja y sólo quedábamos los seis. Ella saco a bailar a Carlos y yo a Fernando, Marina para seguir su juego y yo para aclarar con Fernando si él había comentado algo de nuestras experiencias con alguien, especialmente con Mario y Marina. Fernando me juró que el jamás había hecho ningún comentario al respecto, que sólo les había dicho que el participó en algunos tríos. Yo le creí y supuse que Marina había tal vez relacionado eso con el hecho de que Fernando nos visitaba de vez en cuando, de que fue con nosotros a Veracruz y sobre todo de que era muy cariñoso conmigo, lo cual la había decidido a comentarme los deseos de Mario de verla y los de ella de complacerlo. Pero bueno, a esas alturas no importaban ya todas esas conjeturas, ya que todos los presentes estábamos involucrados de una u otra manera en este tipo de relaciones o al menos en desearlas. Así que me olvide de todo y me dispuse a pasar una noche especial. A partir de ahí me desinhibí y me puse a bailar con Fernando de lo más cachondo, después con Mario y también con Carlos. Cuando estaba bailando con este último y sentir como me acariciaba la espalda y como me pegaba a su bulto, me paso una idea por la mente, iba a convencer Marina de que sedujera a Fernando, así todos salíamos ganando. Marina estaría con un hombre experimentado y yo experimentaría algo nuevo.

Saqué a bailar a Marina y allí le dije que porqué mejor no pensaba en Fernando para su experiencia, que yo estaba segura de que era un buen amante y le guiñe el ojo, ella se sonrió y moviendo la cabeza me dijo: pinche Diana, si yo tenía razón, por eso te lo comente a ti y las dos soltamos la carcajada. Ella intuía lo de nosotros con Fernando y al yo confirmarlo me dijo, ahora no tengo dudas, es más, ¿no sería mejor que nos divirtiéramos con los cuatro? Y nos volvimos a reír. A partir de ese momento las cosas tomaron un giro mas abierto, ella le comento a Mario y yo a Alberto como estaban las cosas y entonces la atmósfera se lleno de sensualidad. Nos pusimos más provocativas y complacientes. Yo me dedique a Carlos, que seré sincera me había gustado, y deje que me acariciara sin ningún miramiento, él al ver que cuando Fernando bailaba con nosotras nos acariciaba la espalda y las nalgas, me empezó a besar el cuello y después la boca. Alberto y Mario platicaban muy tranquilos, observando a sus mujercitas destramparse.

Mario me saco a bailar, yo miré a Marina buscando su aprobación y ella me guiño el ojo al tiempo que buscaba los labios de Fernando. Me deje llevar por Mario, me le colgué del cuello y el acaricio mis nalgas pegándome contra su cuerpo, sentí su verga y lo bese también. Así seguimos un rato, cachondeando, bailando, bebiendo y conversando, hasta que como siempre, Alberto aceleró las cosas, mientras bailaba con Carlos, se acerco por atrás de mí, me acaricio las nalgas, metió sus manos bajo la falda y me quito la tanga. Tal parece que todos entienden muy bien esa señal, porque Carlos me empezó a acariciar con más deseo, al retirarse Alberto, me levantó la falda y sentí sus tibias manos en mis nalgas, me acaricio las piernas, me las separo, para meterme los dedos en mi concha, que estaba mojada por mi excitación, me abandoné al placer que me daba y ahí mismo me vine mientras lo besaba. Me temblaron las piernas y lo abrasé más fuerte. El me apretó mientras me decía que le encantaban los coños mojaditos como el mío. Al sentir que terminaba la canción, volvimos a la realidad y vi a Alberto que mientras me sonreía me señalaba con un gesto hacía el sillón, dónde Fernando se cogía a Marina, mientras Mario la besaba, Fer la tenía sentada sobre él, dándole la espalda y frente a Mario que amoroso y excitado, le acariciaba la cara y la besaba con ternura. Le había quitado el vestido y las bragas ahí empalada, sólo con sus medias y sus zapatos gemía de placer.

Carlos y yo seguíamos abrazados, y yo le empecé a sobar su verga sobre el pantalón, le baje el cierre, saque su verga y en cuclillas me puse a mamársela, el me acariciaba el pelo, mientras me decía que le encantaba y a mi eso me prendió más Alberto me dijo desde dónde estaba que me acariciara y eso me hizo estallar. Le baje los pantalones a Carlos y ya con más libertad me empecé a comer su verga, a besarle las bolas mientras le apretaba las nalgas, me encantan los hombres nalgones con la verga gruesa como él.

Cuando me levantó para recostarme en el sillón, Alberto le pidió un poco de calma mientras iba por los condones al carro. Aprovechamos para refrescarnos. Marina y Mario se besaban como si fuera la primera vez, se veían tan amorosos como cuando los conocí en la facultad. Brindamos mientras llegaba Alberto, Carlos no dejaba de acariciarme mientras que yo no le soltaba la verga que me había encantado. Se recostó en el sillón y yo me le monté, sentí las manos de Fernando que me acariciaban por la espalda, mientras que Alberto me acercaba su verga para que se la besara. Pero lo que más disfrute fue la gruesa verga de Carlos, como me llenaba y me daba placer en la totalidad de mi coño, que rica sentía esa plenitud. Mientras ellos me acariciaban, yo no dejaba de moverme hasta que me vine, después me concentré en apretarle la verga para que el gozará.

Lo más agradable, fue como lo tomamos todos, después de que nos recuperamos y nos pusimos la ropa, brindamos por Marina y por el del cumpleaños, hicimos algunos comentarios de lo bien que nos la habíamos pasado y Alberto dijo que nosotros nos despedíamos. Antes de que alguien más dijera algo, Marina abrazada de su marido, le pidió a Carlos que si se quería quedar a dormir era bienvenido, yo le sonreí, mientras tomaba de la mano Fernando, para llevármelo a mi casa. Le dí un beso a Mario, a Carlos otro, más apasionado y le dije que me gustaría volver a verlo. Al final me despedí de Marina prometiéndonos que luego nos veríamos para contarnos todo. Fernando nos siguió en su coche hasta nuestra casa y ahí me volví a acostar entre los dos.

Diana

Julio del 2003.