El Fantasma
Un hombre se suicida pero su espíritu no abandona este mundo, sino que decide tomar el cuerpo de la mujer que más le perjudicó y hacerlo completamente suyo.
Todo se había convertido en un desastre: recién casado con mi mujer... una modelo que conocía hace tiempo y me odiaba me acusó de acoso sexual y de intentar violarla; mi jefa, que era amiga suya, me despidió; me declararon inocente de violación pero tuve que pagar una multa desorbitante por el acoso y mi mujer pidió el divorcio, llevándose casi todo el dinero que me quedaba.
Acabé tomando la decisión. Cojí el poco dinero que me quedaba y me lo gasté en juergas, cartas de despedida y un feo amuleto en forma de serpiente que me puse en el cuello para que decorara mi cuerpo después de El Salto(así es como lo llamo yo ahora)... entonces fuí al paso del tren y me lancé a las vias.
Una ligera presión y una gran cantidad de luces que daban vueltas y vueltas, ningún dolor, un par de segundos después se me enfocó la vista y ví un tren que se alejaba de mi.
-"¿que ha pasado, no debería estar muerto?" -pensé- "¿Acaso esto es estar muerto?"
Miré al rededor-las mismas vías de tren, los mismos ruidos...-miré hacia abajo y solté un grito enmudecido-una mancha de sangre ocupaba el sitio en el que debería haber muerto. De repente me dí cuenta de que mi cuerpo parecía flotar en el aire y de que estaba completamente desnudo excepto por el colgante de serpiente que seguía colgando de mi cuello.
-"¿Como puede ser?"-me pregunté-"¿Soy un fantasma?"
Tardé un rato en asimilarlo mientras me movía y daba vueltas por el aire probando mi nueva movilidad... entonces decidí que debía tratar de vengarme de alguna forma de Jessica, la modelo que me había acusado frente al tribunal y me había destrozado la vida. No perdí el tiempo y volé rápidamente hasta su casa en la zona rica de la ciudad probando de paso que la leyenda de que los fantasmas podían atravesar paredes era cierta.
Su hogar era una típica casa comunal de 3 pisos con un terreno cercado por vallas, un vecindario muy disperso y unos garajes enormes-contemplé con envidia- la vista desde el aire era muy distinta. Era de noche y la única luz encendida se encontraba en el segundo piso, asi que me dirigí hacia allí atravesando la ventana cerrada.
Su habitación se hallaba vacía y me quedé tan pasmado con todo el lujo que me rodeaba que no me di cuenta cuando se abrió la puerta del baño. Jessica estaba vestida únicamente con un albornoz, dejando entrever un cuerpo con el que me había estado masturbando durante años a pesar de que yo también la detestara... era sencillamente un bombon: su pelo rubio todavía húmedo caía en tirabuzones sobre su lindo rostro mientras tarareaba una canción y meneaba constantemente ese busto descomunal sin sujetador alguno que lo frenase. Sus perfectas y sensuales caderas completaban la figura que cualquier mujer habría soñado tener.
Cuando se giró para abrir su armario me comí con la mirada las redondeces de sus nalgas... era precisamente tocarle el culo el motivo por el que ella decidió denunciarme, y eso fué lo primero que intenté hacer estando en su habitación.
Mi mano etérea se acercó a su culo y, en lugar de tocarlo, atravesó su piel. Al retirarla, sentí una cierta resisténcia y Jessica tuvo un escalofrío.
Mientras ella se frotaba la nalga por reflejo, yo me miré las manos-"¿Qué pasaría si...?"- Me moví decididamente hacia ella e hice que mi cuerpo fantasmal entrara dentro del suyo. Entonces todo se volvió borroso y me empezaron a pitar los oídos... escuché ruidos extraños:
-¿Eh, que?- el pitido se hizo más fuerte-no...¿qué es esto?- empecé a sentir cierto tacto en manos y pies- ¿Qué me está pasando?- noté una caída -¡¡¡Aaaaaaaaah!!! No, por favor...
El pitido cesó, sentí otro escalofrío y abrí los ojos... estaba mirando el techo color rosa de la habitación. Me levanté poco a poco y mi primer reflejo fué mirarme las manos(pequeñas y suaves manos de mujer), luego bajé la vista en el escote y corrí a verme en el gran espejo del tocador. Una sorprendida Jessica me devolvió la mirada desde el cristal y me salió una carcajada involuntária.
-¡Joder, estoy en su cuerpo!-me empecé a reir descontroladamente-soy Jessica... y... ¿Esta es mi voz?
No perdí más el tiempo y me desaté el cinturón del albornoz, que cayó rebelando las tetas que siempre quise tocar, y eso hice. En una palabra: eran suaves... firmes, grandes, suavez y sudorosas. Mis manos se perdían en ellas. Gozé con el tacto mientras sin darme cuenta cada vez respiraba más rápidamente. era una sensación de éxtasis, sus(mis) pechos eran muy sensibles. Seguí apretando y masajeando hasta que pellizqué uno de mis pezones... un boca emitió un placentero sonido que retumbó por la habitación. Me tapé la boca sorprendido/a.
-¡Increible!, ¿eso ha sido un gemido femenino?- dije apreciativo. Solté otra carcajada mientras volvía a jugar con mis dos tetas- maldita zorra, ¡ahora estoy dentro de tu cuerpo y pienso hacer lo que quiera con el!
Seguí un rato más entre un concierto de gemidos y placer hasta que me acordé de otro elemento que poseían las mujeres.
-Veamos que tienes aquí...
Me esforcé por verle el coño aunque sus tetas me dificultaran la tarea asi que decidí sencillamente poner su espejo de cuerpo entero delante de la cama. Ya colocado, me senté de nuevo y abri las piernas. Debajo de una pequeña mata de vello púbico color amarillo, la abultada rajita se abría dejando ver un par de labios color rosados. Me chupé los dedos índice y anular y los metí suavemente en la abertura masajeándola arriba y abajo.
Cuando aumenté el ritmo me puse a gemir de nuevo. Estaba caliente, muy caliente. Con la mano libre seguí jugando con mis pechos. Ese placer... nunca había sentido nada parecido. Me empecé a meter 4 dedos en vez de dos cada vez más hondo y usé la otra mano para acariciarme la zona donde sabía que estaría el clítoris. Los gemidos aumentaron de volumen y mis dedos se movieron más rápido.
-¡¡¡Oh si, SIIIIIIIIII!!!
Sin previo aviso sentí como una descarga eléctrica que me recorrió el cuerpo entero, sin quererlo me doblé hacia a atrás con mis extremidades paralizadas en el acto y la lengua afuera enmedio de un grito de placer que eclipsó a todos los anteriores... el momento de placer indescriptible duró apenas unos segundos, pero acabé tirado/a en la cama temblando y jadeando mientras sentía como una agradable humedad se escapaba de mi coño y me empapaba las manos.
-"¿Así que esto es un orgasmo femenino?"-deducí-"joder no tiene nada que ver con el de un hombre, esto es mucho mejor"- sonreí y chupé delicadamente mis dedos empapados en jugo vaginal.
Me concedí un cierto descanso en la comodidad de la cama hasta que pararon los temblores, tras lo cual me levanté y dí un par de vueltas en frente al espejo por el simple gozo de ver bambolearse esas nalgas y esas tetas que ahora eran mías. Abrí su guardarropa y busqué dentro de sus cajones de ropa interior tomándome mi tiempo en tocar, ver y oler algunas de las prendas más llamativas(como los tangas) o más extravagantes(sus sujetadores). Palpé más al fondo y toqué una especie de asa.
-¿Qué es esto?- tiré de ella y apareció un compartimento oculto cuyo contenido me quitó el aliento. Consoladores de todos los tamaños, esposas, un látigo, afrodisíacos, somníferos y algo de cannabis.
Poco a poco una idea se fue materializando en mi mente... con eso podría dar rienda suelta a mi venganza y disfrutar de verdad de una mujer.