El extraño y la dama

Cuando el miedo cede, el placer que no cese.

El extraño y la dama

Lady volvía de la biblioteca luego de una larga tarde de infructuosa búsqueda, estaba cansada, desmoralizada, se sentó a descansar en un banco del parque, quería solo olvidar esa amarga experiencia, hombres, maldita sea , ella sufriendo por el, y el dándose la gran vida, saliendo con amigos, chicas, tragos, no era lo que ella esperaba del hombre del que estaba enamorada, enamorada en silencio, enamorada en sus sueños, húmedos a veces, cerró los ojos, dejándose volar, sentía la calma de ese nuevo atardecer, quería una vida diferente, salir de la monotonía de siempre, de la rutina de la escuela, las amigas, su casa, un infierno.

Cuando volvió en sí, se percató que alguien la miraba desde una banca lejana, fue solo un instante, la lluvia cayó de pronto, un aguacero inesperado, corrió a refugiarse en un edificio abandonado, al menos eso pensaba ella, al entrar logro percatarse que el extraño la había seguido, su respiración se aceleró, pensó talvez burlarlo entrando al ascensor, esperó a que las puertas se abrieran, cuando esto ocurrió, entró a el, sintiéndose segura, las puertas se cerraban lentamente y ya casi se cerraban, una mano las detuvo, era el extraño, entro en el ascensor, parándose al otro extremo, frente a ti,

llevabas una falda algo corta, escocesa, tus medias blancas, largas hacían juego con tus zapatos negros, venias empapada , tu blusa blanca cubierta por una chaqueta negra, y ese cabello húmedo te daban una apariencia entre lo inocente y lo sexual, tenias la mirada puesta en el piso, tratabas de evitar la mirada del extraño, que la tenia puesta en ti, o era el temor a ese hombre que había roto tu paz?, había mucha tensión en el ambiente, el extraño con su mano accionó el botón que hacia detener el ascensor, este se detuvo con una brusca sacudida, estabas paralizada, anhelante, el se acercó a ti, viéndote, acercó su cara junto a tus cabellos, podía sentir tu temor, tus ansias, comenzó con un suave roce de sus labios en tu oreja, tu cuerpo sintió un estremecimiento, besó tu cuello al no notar resistencia, una mano atrevida se poso en tu seno derecho, haciendo una leve presión, ahhh , salio de tus labios, quisiste contener ese suspiro de placer pero fue mas fuerte que tu, besaba tus cejas, bajando por tu mejilla, diciéndote, relájate muñeca , tomo tu rostro entre sus manos y dejo sus labios besar los tuyos, suave primero, su lengua profanó tu boca, como un ladrón profana las estancias reales, jugó con tu lengua que empezó a defenderse, a dar pelea saco tu chaqueta, tus pezones se relucían palpitantes, desafiantes, abrió tu blanca blusa dejándose ver tu brasiere , blanco de pureza, poco le importo ya que pronto fue a parar lejos de tu cuerpo, mordió tus senos, chupando y bebiendo de tus aureolas, estabas a su merced, pero era algo que no querías que acabe, despojo tu cuerpo de inhibiciones, parecías una rosa siendo hábilmente deshojada, su mano bajo indecente en busca de tu sexo, lo encontró húmedo,, delicioso, jugo con sus dedos en tus bragas, respirabas ansiosa, un dedo se atrevió a hurgar en tus profundidades, tenias la boca abierta de deseo, se arrodilló, y bajo tu faldita dejándote las medias puestas el único obstáculo estaba a sus manos, con delicadeza bajo tus braguitas, levantaste los pies para ayudarlas a salir, querías que siguiera, no te importaba ya nada, querías que te tome, sentirte mujer, deseada, hundió su boca en tu sexo, paladeando tus jugos, abriendo tus labios hundiendo su lengua en tu cueva, mordiendo ese clítoris que se erguía desafiante, tomaste su cabeza, tratando que no salga nunca de ahí, tener esa lengua eternamente moviéndose en tu interior, gemías ya sin tapujos, tus jugos desbordaban su boca y el los bebía con fruición, aventuró un dedo a sondear tu ano, dejó entrar uno en el, y un respingo te hizo sentir esa nueva invasión, así, sigue , decías presa de lujuria, se incorporó, sacándose la camisa, lo veías con desespero , como bajó sus pantalones y salió una verga grande, venosa, potente, no supiste nunca que te impulsó a arrojarte de rodillas y a besarla, dándole lenguetazos al glande, sintiendo ese olor de macho, de hombre, libre de temores lo metiste en tu boca, te ahogaba un poco pero seguiste, metiéndotelo, mordiéndolo, chupaste algo que nunca imaginaste fuera tan delicioso, cuando el extraño creyó que era suficiente se levantó, tomo tu pierna y la levantó dejando su verga en contacto con tu vagina, lo miraste a los ojos, metela por favor, hazlo, quiero sentirte, tómame maldita sea, que esperas , el extraño sonrió, era lo que el quería, tenerte así, caliente, rogándole por que te tomara, por que te meta su ariete, y de un empujón se deslizo con algo de dificultad en tus entrañas, ohhhhh, diosssssss , te aferraste a el, para no perder el sentido, así siiiii , el extraño dejó que tu sexo virgen se acostumbrara a ese invasor, empezó a moverse en un vaivén interminable mientras tus jadeos se oían en todo su esplendor, levantó tu otra pierna y así se clavo mas profundo en ti, estabas presa de un furor nunca antes sentido, lo gozabas, salió de ti, y te acomodó en el piso frió del ascensor, se puso sobre ti y poniendo tus piernas en sus hombros te penetró otra vez

ahora el contacto era mas fuerte, mordía tus senos tu cuello, así amor sigue, no pares, me matas, ahhhhhh rico , el sin decirte nada solo cumplía, pero algo nuevo estabas por sentir te puso de rodillas colocándose tras de ti, sabias lo que venia, pero lo deseabas , si mi amor, si, dámelo por atrás, metela en mi cola, párteme, seré tu perra en celo si lo quieres, nunca he sentido un hombre detrás, hazlo, amor, sii i, entró en tu vagina dando fuertes empujones, lo sacó y lo metió, mientras con sus dedos jugaba con tu ano virgen, uno primero luego dos, te iba dilatando, preparando, para romperte, para hacerte sentir una perra, colocó la punta de su verga en tu entrada, esperabas ansiosa el momento, ya no tenias miedo, lo deseabas, y empujó, primero suavemente, entrando solo la punta, creíste desfallecer , ahhhhhhhhh salio de tu boca, te preparó y de un empujón mas fuerte te metió toda su tranca , las lagrimas resbalaban por tus mejillas, el dolor era intenso, pero lo aguantabas, lo aceptabas , me partes, oh diosss , luego el dolor fue pasando mientras el entraba y salía de tu colita, el resto fue placer, del mas salvaje de todos los placeres, así, párteme, matame, no quiero que lo saques , y el orgasmo llegó, un nuevo amigo del que nunca te separarías, lo sentiste llegar, intenso, explosivo, tus jugos chorreaban por tus piernas, la sangre caliente se sublevaba en tu cuerpo, y el seguía dándote eso que tanto ansiabas, una verga de hombre, ya no eran esos sueños húmedos, no, era real, tu realidad, luego de un rato, te dijo, te voy a dar mi semen, quiero acabar en tu boca , obedeciste y saliste, lo sacaste, dándote vuelta, esperando en tu boca recibir ese néctar , esa leche caliente que tu habías provocado, su orgasmo fue abundante cayendo en tu cara en tu boca, tragabas su semen caliente, lo sentías acre pero delicioso a la vez, no desaprovechaste ni una sola gota, lo volviste a meter en tu boca limpiándola, lamiéndola, y te dejaste caer satisfecha, tus cabellos revueltos, desnuda, jadeante, el extraño, tomo sus ropas y se vistió en un instante, salió dejándote solo su recuerdo, y tu anhelo de volverlo a encontrar.

JESÚS SOTO OLIVERA

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