El extraño estímulo de mi madre (1)

Una bellisima y joven madre le da a su hijo adolescente el estimulo mas extraño del mundo para ayudarlo a sobresalir en la escuela.

Lo que relato en estas paginas es absolutamente cierto, aunque es una historia un poco rara e increíble. Decidí escribir esto porque necesitaba plasmar en papel la vivencia más excitante y maravillosa de mi vida.

La verdadera protagonista de este relato es mi madre, una mujer en todo el sentido de la palabra. Su nombre de soltera era Maria Gabriela Espinoza (de Fernández cuando se caso) pero todo el mundo le llamaba Gaby.

Gaby siempre fue una mujer bellísima; hija de una familia de clase media alta, desde niña trabajo en comerciales de televisión y era figura de campañas publicitarias de productos infantiles. Cuando creció un poco mas su madre (mi abuela) la inscribió en una academia de modelaje, y ya de adolescente se destacaba como una ten-model (teenager model) muy exitosa y solicitada. Incluso incursiono en la actuación con un personaje en una serie juvenil de televisión, haciéndose famosa en el país.

Pero entonces entro en escena mi padre. Mi madre tenia 17 años cuando lo conoció; el es 7 años mayor que ella (por lo tanto el tenia 24 cuando se conocieron), y era el hijo consentido de una familia muy rica y poderosa de industriales. Gaby se volvió loca por el apuesto y joven galán de la alta sociedad; por el chico que conducía autos deportivos último modelo y veraneaba en los balnearios más exclusivos de Europa, pero que además parecía una estrella de cine por su físico. El también se enamoro como loco de la modelo y actriz adolescente más hermosa de la época, la chica que sus amigos le envidiaban.

El caso es que mi madre contrajo matrimonio con mi padre con tan solo 18 años de edad recién cumplidos; 6 meses después del matrimonio nací yo, lo que les da una idea de la razón para una boda tan apresurada. Mi madre tuvo que renunciar a una prometedora carrera como modelo y actriz para convertirse en madre y esposa, pero sobre todo para ser la "mujer-trofeo" de un hombre rico. Unos cinco años después nació mi única hermana, Jane.

Cuando ocurrió lo que voy a relatarles, Gaby tenía 33 años de edad y yo tenia 18 años. Aunque mi madre tenia 33 en realidad aparentaba mucho menos; las personas cuando la conocían juraban que no tenía más de 28 años de edad, y se sorprendían muchísimo cuando ella (sin prejuicio alguno) les decía que tenía 33, y simplemente no podían creer que tuviera un hijo de mi edad. Muchas personas que nos veían en público sin conocernos pensaban que ella era mi hermana mayor.

Y es que ella era una verdadera belleza. Tenia un cuerpo escultural; sus senos eran relativamente grandes, y estaban levantados y duros; su culo era simplemente magnifico, grande y bien formado; sus piernas eran un monumento, esbeltas y bellísimas; y su cuerpo era el de una mujer flaca, aunque no exageradamente delgado como el de una anoréxica, sino en su justo punto (¡sus medidas eran 90-60-90!). Su cabello era hermoso, liso y de color castaño oscuro, y lo llevaba mas corto que largo, llegándole tan solo a los hombros. Tenía unos bellísimos ojos de color miel, con una mirada tan profunda y encantadora que te cortaba la respiración. Su rostro era hermoso, con unos rasgos muy finos y delicados; un rostro mas bien de niña pero con un toque de profunda serenidad, como el de un ángel. Sus dientes serian una obra de arte para un dentista, tan blancos y perfectos; por eso tenia una hermosa y encantadora sonrisa, inimitable. Sus manos y pies eran perfectos, tan aristocráticos y bien cuidados. Su piel es de un color muy exótico, lo que llamamos en mi país "morena clara" (una morena casi blanca); asemeja la piel de una mujer blanca cuando esta perfectamente bronceada. Es obvio que una piel como esta (además muy suave, como la piel de un bebe) era uno de los rasgos mas sensuales de mi madre.

Les juro que no les miento, mi madre a sus 33 años era una verdadera bomba sexy. Estaba buenísima, era una belleza explosiva que paraba el tráfico y ponía cachondos a todos los hombres.

El problema es que a mi también me ponía cachondo. Desde que comencé a sentirme atraído por las mujeres, desde el preciso momento que empecé a entrar en la pubertad; yo comencé a ver a mi madre con otros ojos, los ojos morbosos de un hombre y no los de un hijo. ¡La primera vez que me masturbe fue imaginándome a mi madre totalmente desnuda!

Tal vez eso es un poco normal, según los psicoanalistas, por lo del complejo de Edipo que supuestamente se manifiesta en todos los hombres; y era mas normal en mi caso porque mi madre no era una mujer vieja y fea, con las tetas caídas y cuerpo de ballena o de fideo, sino una verdadera hembra que no tenia nada que envidiarle a una modelo adolescente (e incluso estaba mas buena que muchas niñas de 16 a 21 años). Pero lo mío no era algo ocasional o pasajero, sino que se convirtió en una verdadera obsesión. Aunque me sentía culpable y avergonzado (como si fuera una aberración), todos los días me masturbaba pensando en ella. A toda hora veía su hermoso cuerpo en mi cabeza, soñaba con sus medidas perfectas, con ese cuerpo que parecía moldeado por un escultor como Miguel Ángel. Tenia fantasías eróticas con ella, fantasías cada vez mas atrevidas en las que incluso ya llegaba a imaginarme haciendo el amor con ella; cuando me abrazaba por alguna razón o cuando la veía en los pequeños bikinis que usaba en la playa o en la piscina, hacia esfuerzos sobrehumanos para que no se notara mi tremenda e inmediata erección. Y cada vez sentía más celos de los otros hombres que la veían con obsceno morbo; pero no celos de hijo sino de hombre.

También tenía celos de mi propio padre, pero como pasaba cada vez más tiempo fuera de casa por los negocios no tenía mucha oportunidad de sentirlos. Era evidente para un buen observador que la relación entre mis padres ya no era el romance apasionado de antaño; mi padre se había convertido en un esposo y padre frío y distante. Creo que empezaba a sufrir la famosa crisis de la mediana edad, y no me extrañaría que sus ausencias prolongadas de casa fueran también una excusa para serle infiel a mi madre; si soy sincero el nunca estuvo a la altura de mi madre, y en el fondo seguía siendo un niño rico consentido y caprichoso. Mi madre era mas madura (pese a ser mas joven que el) y volcó su energía en negocios como una casa de modas para no aburrirse con su papel de esposa en un gris matrimonio.

Pero yo me obsesionaba cada vez más con ella. No tenia ojos para otras mujeres, ni siquiera para las hermosas adolescentes que abundaban en mi elitesco colegio privado. Aunque luchaba contra aquel sentimiento, mas podía mi deseo que mis remordimientos; llego un momento en que verla desnuda se convirtió en una necesidad irrefrenable para mi. No me bastaba con imaginar su cuerpo desnudo, sino que ¡Tenia que verlo!

Pero no era algo fácil. Desde que yo tenia 3 años de edad mi madre dejo de mostrarse desnuda frente a mi; aunque la veía con frecuencia en la piscina de la casa (o en la playa en vacaciones) vistiendo solo pequeños bikinis (casi eran hilos dentales) que mostraban mucho de su anatomía, yo no podía ver lo que mas deseaba: sus tetas y culo totalmente desnudos y, lo mas importante, su cuca (la vágina).

Gaby nunca andaría por la casa desnuda, y se cambiaba de ropa en su habitación. La unica manera de saciar mi deseo y verla desnuda era espiándola cuando se bañara o cuando fuera a desvestirse. Pero era muy arriesgado, no sabía que pasaría si ella o alguien más me descubría.

De todas maneras decidí arriesgarme, y comencé a vigilar a mi madre para hallar la ocasión perfecta para saciar mis deseos de voyeur. Un día que mi padre no estaba y mi hermanita tampoco, y la única sirvienta que trabajaba ese día había salido a hacer unas compras, mi madre llego de la calle desesperada por bañarse porque el día estaba muy caluroso. También estaba estresada por el trabajo en su casa de modas, así que me dijo que se iba a meter al jacuzzi.

Mi corazón dio un vuelco, sabia que era mi mejor oportunidad. Vi como Gaby entraba a su habitación y cerraba la puerta, pero yo sabia que ella nunca cerraba con llave; me metí a mi cuarto y espere un rato hasta que imagine que Gaby estaría ya dentro del jacuzzi.

Sigilosamente le di vuelta a la perilla de la puerta, abrí la puerta muy despacio y entre de puntillas en la habitación. Vi sobre la cama toda la ropa que se había quitado, incluyendo su ropa interior; tenía ganas de agarrar sus diminutas pantaletas tipo hilo dental, para olerlas, pero preferí no perder tiempo y dirigirme a la puerta del baño. Mi corazón palpitaba aceleradamente y mis manos temblaban, todo mi cuerpo parecía presa del miedo y la excitación. La puerta del baño estaba semiabierta, y con mucho cuidado me asome para ver a Gaby.

Entonces pude ver que el jacuzzi estaba lleno de espuma y con el hidromasaje encendido, pero ¡Gaby no estaba!

Sorprendido tarde unos instantes en reaccionar, pero antes de que hiciera nada escuche una voz demasiado familiar.

-¡Carlitos!, ¿¡Que haces?!-dijo mi madre.

Pegue un brinco del susto y casi grito; cuando me voltee mi madre estaba detrás de mi, cubierta solamente con una toalla sujeta por un nudo hecho por encima de su pecho. Mi madre sujetaba con una mano la toalla para asegurarse que no se cayera, mientras que con la otra mano sostenía su pequeño teléfono celular; tenía el cabello húmedo, y estaba descalza. Aunque en ese momento yo solo sentía miedo, luego, al recordar la estampa de Gaby con ese "atuendo", semidesnuda y luciendo la humedad sobre ella, me excite mucho.

-¡Responde Carlitos!, ¿Qué haces aquí?, Tu…. ¿Tu me estabas espiando?-dijo sorprendida Gaby.

-Yo…. ¡Yo no hacia nada!-dije y me fui rápido de la habitación, y me encerré en mi cuarto.

Tenia tanto miedo y rabia que deseaba morir. Miedo por la reacción de Gaby y porque fuera a contárselo a mi padre; y rabia porque todo fue en vano y no pude verla desnuda. Comencé a maldecir mi mala suerte y tire algunas cosas al piso, mientras lloraba de la rabia.

Un largo rato después mama toco a la puerta y tuve que abrirle.

-Carlos, vine a hablar contigo de lo que estabas haciendo. No soy estupida, así que no me digas que no me estabas espiando. Se que querías verme desnuda en el baño; lo que quiero es tratar de entender porque. No tengas miedo y hablemos con confianza.

-¡No!, yo no

-Escucha, horita no pienses en mi como tu mama sino como una amiga. Ya te dije que se lo que hacías y lo que quiero es que me respondas con la verdad. Dime, ¿yo te excito, mi cuerpo te provoca?

-Bueno yo…si, creo que si

-Y hace tiempo que te fijas en mí como una…una mujer.

-Si, hace tiempo.

-Bueno, cuéntame todo con calma.

Hablamos un largo tiempo y yo le conté casi todo. Obviamente no le di detalles de mis fantasías sexuales con ella, y no le dije como se me paraba cada vez que la veía en atuendos sexys, o cuando me tocaba. Pero si hablamos francamente de cómo me gustaba verla en hilo dental, y como quería verla en cueros. Me entere que mi intento de verla en el baño fallo porque se devolvió a buscar su celular porque aguardaba una importante llamada de la casa de modas. Al final de la conversación ella parecía más sorprendida que nada.

-¿Y tu crees que tus malas calificaciones en el colegio tienen que ver con esta obsesión conmigo?- dijo ella.

-No se, bueno, en gran parte- en efecto mi ultimo año escolar había sido un desastre, y mi asunto con Gaby tenia cierta influencia.

-Bueno jovencito, pensare en lo que hemos hablado. No te preocupes, no estoy furiosa aunque tampoco muy contenta; tengo que pensar todo esto con calma. No le diré nada a tu papa. Por lo pronto cerrare la puerta de mi cuarto con llave, hasta mañana.

Aunque no me había ido tan mal, yo estaba muy preocupado. Gaby podía cambiar de opinión y decirle todo a papa, o mandarme con un psiquiatra, o castigarme. Yo esperaba como un sentenciado a muerte aguarda su ejecución, y era incomodo estar bajo el mismo techo con mama. Finalmente, unos días después del incidente, mi madre me pidió que habláramos del asunto en mi habitación para que nadie escuchara.

-Muy bien Carlitos, he pensado muy bien en lo que te ocurre. Mira, si yo fuera una mujer chapada a la antigua como mi mama hubiera hecho un gran escándalo, estaría muerta de dolor y vergüenza, y pensaría que mi hijo esta loco o que es un aborto de la naturaleza, porque solo así seria capaz de una abominación como esa; y si fuera mi abuela estaría muerta de la impresión. Pero tú sabes que aunque soy una mujer seria y no soy una libertina, también soy una mujer de mente abierta. No me escandalizo fácilmente, y no me gusta juzgar a nadie, incluso a mi propio hijo. Además yo se que todos los niños y adolescentes sienten una cierta atracción sexual por sus madres, y tu creciste con una madre que despierta comentarios entre los hombres por su físico. Supongo que esto es una etapa, y las causas deben ser psicológicas….

Yo no decía nada mientras esperaba para saber a donde quería llegar.

-No digo que lo que hiciste es bueno o malo, solo paso y muy posiblemente vuelva a ocurrir. Yo se que cuando una persona tiene metida en la cabeza una obsesión es muy difícil quitársela de la mente. Y se que cuando alguien tiene un deseo muy fuerte, si no lo satisface se hace mas intenso, y si se lo reprimen se hace enfermizo porque nada hace algo mas atractivo que el tabú; y siempre lo prohibido es lo mas deseado. Así que si te reprimo y prohíbo que me sigas viendo con otros ojos, solo haré tu deseo más fuerte. Mientras no satisfagas tu curiosidad no estarás contento

Yo no sabia que quería decir, estaba desconcertado y no entendía nada.

-Por otro lado tenemos el problema de tu escuela; no quiero que pierdas este año como estuviste a punto de perder el anterior, y quiero que mejores tu promedio para que tengas mejores oportunidades de estudiar en el extranjero. Creo que necesitas un estimulo para mejorar en la escuela

Ahora entendía menos, y francamente estaba perdido.

-Carlitos, por una parte quiero que mejores en la escuela, y por la otra quiero curarte de esa curiosidad sexual que sientes conmigo, así que te tengo una propuesta, una idea que se me ocurrió para resolver tus problemas. Te propongo que si tu apruebas este año escolar con excelentes notas en todas las materias y un buen promedio, YO DEJARE QUE ME VEAS DESNUDA.

-¡¿QUE?!- dije sin poder creer lo que oía.

-Lo que oíste, y baja la voz escandaloso. Ya te dije que se que tu deseo será mas grande sino lo satisfaces, porque lo oculto es mas atractivo; en cambio si me ves desnuda se te quitara el capricho y la obsesión, ya no vivirás pendiente de espiarme en ninguna parte porque ya habrás visto TODO. Ya te dije que soy una persona de mente abierta y sin complejos, además de muy práctica. Y así también te obligare a estudiar.

-¡No te creo!, vamos tu lo que quieres es que me rompa la cabeza estudiando, pero no creo que tu….

-¡No me crees!, bueno yo me esperaba eso. Por eso te propongo algo: si apruebas con buenas notas los exámenes parciales del primer trimestre yo dejare que me veas los senos, me quitare los sostenes y te enseñare las "lolas"; si apruebas los exámenes del segundo trimestre, te enseñare el trasero sin ni siquiera un hilo que lo cubra; y si apruebas los exámenes finales del año, bueno, te enseñare el "conejito" que tengo entre las piernas….

Yo no podía creer que mi madre me estuviera diciendo todo aquello, yo estaba tan sorprendido que parecía que estaba en shock. Pensé en pellizcarme para ver si era un sueño o una de mis fantasías sexuales. Pero era verdad, y pronto me sorprendí excitado, con una erección que crecía ante la sola idea de que mi madre cumpliera su promesa.

-Pero, claro que hay condiciones- continuo Gaby- se trata solo de ver y no tocar, no olvides que soy tu mama, y si se te ocurre tocarme "algo" que no debes tocar, no solo te daré una buena bofetada sino que haré que te arrepientas. Hasta te mando a un internado. Yo pongo los limites de lo que puedes hacer o no.

Envalentonado por la libertad que me estaba dando mi madre, decidí poner también mis condiciones.

-Esta bien mama, pero entonces yo también tengo derecho a poner algunas condiciones.

-¿Y cuales son?

-Bueno, en la clase de cívica siempre dicen que todo derecho adquirido es irrenunciable e irreversible. Por eso, si me lo enseñas una vez debo tener derecho a seguir viéndolo otras veces; no es que va a ser una sola vez y después volvemos a la situación de antes, sin poder ver más nunca.

-Vaya, eres un buen negociante, saliste a tu padre-dijo Gaby con una sonrisa maliciosa y sarcástica-esta bien, una vez que te enseñe algo, te lo seguiré enseñando en el futuro. ¿Trato hecho?

Me extendió su mano, y yo la tome con fuerza. Mi erección era tan grande que temí que se diera cuenta, algo que por la cara de picardía de ella supuse que había ocurrido.

-Tenemos un trato, mama.

Ella se dio la vuelta para irse, pero se volteo para decirme algo más.

-Ah, una cosa mas, cerrare mi puerta con llave para que no vayas a disfrutar la mercancía con anticipación-dijo mientras me guiñaba un ojo con sonrisa traviesa y cara de picara.

Pasaron los siguientes tres meses; para mi fue una eternidad, me dedique a estudiar frenéticamente para ganar mi recompensa. Me convertí en el estudiante mas aplicado de mi clase, y no dejaba de estudiar ni en los ratos libres. Finalmente aprobé mis exámenes de primer trimestre con notas increíblemente mejores a las del año anterior; prácticamente era un milagro. Y entonces llego la hora de que Gaby cumpliera con la primera parte de su promesa.

No tuve que recordárselo. Ella me pidió que fuera a su habitación, y cerro con llave después que yo entre. Llevaba puesta una bonita bata corta, como las que usan las mujeres en un spa antes de meterse al sauna o antes de recibir un masaje; y tenía puestas sus pantuflas de andar en casa.

-Muy bien Carlitos, te luciste este trimestre-dijo con sonrisa picara- imagino que quieres que cumpla lo que te prometí, ¿no?

-Si- dije con nervios.

-Bueno, vamos a cumplir.

Se desato el cordón amarrado a su cintura que sujetaba la bata para que no se abriera. Entonces abrió la bata y se la quito; llevaba puesto un sexy conjunto de ropa interior de color blanco. Las bragas eran diminutas, tipo hilo dental; y los sostenes de encaje levantaban sus pechos haciéndolos ver más tentadores. Enseguida sentí como mi verga se ponía dura.

-¿Cómo quieres que lo hagamos Carlitos?, ¿me quito los sostenes frente a ti o me los quito de espalda a ti y luego me doy la vuelta?

-Prefiero de espalda y que te des la vuelta luego.

-Lo quieres ya.

-Si.

Ella se dio la vuelta y lentamente se desabrocho los sostenes por detrás. Luego se los saco con calma y los puso en un mueble; mi corazón se acelero y la excitación recorrió mi cuerpo. Ella se dio la vuelta cubriéndose los senos con las manos.

-Cuando tú quieras Carlitos, tú me dices.

-Si, ya.

Ella retiro las manos lentamente y dejo a la vista el espectáculo de sus hermosos senos. ¡Que Par de Tetas!; eran unas tetas magnificas, grandes y bien formadas, levantadas y duras. Sus pezones eran una invitación irresistible a lamerlos y morderlos, se me hacia agua a la boca de ver aquellas bellísimas tetas. Deseaba acercarme y tocar aquellos melones, lamer y mamar ese par de delicias. Pero sabía que solo podía verlas, pero eso era más de lo que habría esperado unos meses antes.

-¿Y que tal?, ¿tu mama tiene buenas "lolas"?, ¿son bonitas o feas?, ¿son como tu esperabas?

-Son….están….bellísimas mama, son mucho mas hermosas de lo que yo había pensado.

-¡Vaya!, ¡Gracias, me siento halagada!- dijo ella feliz y un poco ruborizada.

Yo veía sus tetas con excitación y en un incomodo silencio. Ella fue la que rompió el hielo.

-Bueno, si me vas a ver, al menos vamos a sentarnos y a hablar.

Ella se sentó en la cama y yo en una silla frente a ella. Hablamos mucho, durante un rato bien largo. Lo hacíamos con naturalidad, como una charla normal, a excepción del detalle de que ella estaba con los pechos al aire, semidesnuda. Me hablo de su corta carrera como modelo adolescente, y de cómo aprendió a dominar el pudor. Yo hablaba también animado, pero prefería escucharla a ella mientras gozaba con morbo de sus esplendidas tetas. Luego ella se puso su bata otra vez, y me dijo:

-Bueno mi amor, como lo prometido es deuda volveremos a hablar con mis "lolas" al aire en otras ocasiones. Ahora estudia más para ganarte los siguientes premios. Chao- me dijo mientras me daba un beso en la mejilla.

En los meses siguientes disfrute de otros momentos en que ella me enseñaba las tetas mientras hablábamos en privado; al tiempo que yo estudiaba con mas ahínco para tener derecho a ver la siguiente parte de su anatomía. Lo que mi madre hacia conmigo era tan increíble que yo me preguntaba cuales serian sus verdaderas intenciones, o si sencillamente estaría loca. Lo que fuera a mi no me importaba tanto como el hecho de que la mujer de mis sueños, la chica de mis fantasías sexuales adolescentes, la hembra mas caliente que conocía (cuyo "único" defecto era ser mi madre); me estaba provocando y desnudándose ante mis morbosos ojos para que me la gozara. Después de semanas que fueron siglos para mi, cumplí la segunda parte de mi reto al aprobar con magnificas calificaciones mis segundos parciales. Gaby se reía con satisfacción y picardía al leer mis calificaciones, consciente de que todo era obra de su extraña forma de estimular a su hijo.

Una tarde me dijo que me iba a dar mi premio correspondiente. . En el pasillo afuera de su cuarto ella me dijo que iba a entrar a su habitación y que yo me quedara afuera, justo detrás de la puerta cerrada; cuando ella me avisara, yo debía abrir la puerta, entrar rápido a la habitación y cerrar la puerta detrás de mí para que nadie nos fuera a sorprender. Espere impaciente, con mi corazón latiendo deprisa y queriendo saber que se le había ocurrido ahora.

-Carlitos, ya puedes entrar- me dijo en voz alta para que pudiera escuchar a través de la puerta de madera.

Nervioso, di vuelta a la perrilla y abrí la puerta. Entre rápido y cerré la puerta, poniendo el seguro para que no la abrieran por fuera. Y entonces vi que colgadas de la perrilla estaban unas pantaletas rojas diminutas tipo hilo dental, obviamente de Gaby. Mi verga se puso dura y erecta, y me di la vuelta para ver a mi madre.

Ella estaba acostada boca abajo en la ancha cama, ¡Completamente desnuda!

Me acerque para verla mejor; como estaba boca abajo y con las piernas cerradas no podía ver su coño, pero si podía ver su hermoso culo sin ni siquiera un hilo que lo tapara. Aunque ya yo había disfrutado de la vista de sus ricas nalgas en los pequeños bikinis de hilo dental que ella usaba en la piscina, ahora podía ver la raja de aquel enorme culo sin un hilo dentro de el que disimule su desnudez.

Su culo era grande y muy bien formado; un par de ricas nalgas con aquella sabrosa raja de por medio. Sus amigas siempre decían que ella debía hacer muchos ejercicios para los glúteos para tener una cola como esa, tan levantada y perfecta. Yo estaba a millón viendo ese culo, queriendo pellizcar y acariciar sus nalgas y abrir su raja para ver su esplendido agujero….Pero debía conformarme con ver.

-¿Qué tal?, ¿Cómo esta mi trasero?, bueno algo ya habías visto en la playa y la piscina.

-¡Increíble!, ¡Tienes un trasero de campeonato!

-¡JA, JA, JA! ¿De verdad?, me halagas, es bueno saber que lo tengo bonito todavía.

-¿Bonito?, ¡Esta buenísimo!

Los dos reímos un poco.

-Carlitos, puedes sentarte en el borde de la cama para que veas de cerca. Puedes ver todo lo que quieras, pero ya sabes, nada de tocar. Hablemos un ratito así, con mi pompí al aire.

Me senté al lado y tenía su cuerpo desnudo a solo unos centímetros de mí. Hubiera podido

tratar de voltearla a la fuerza para ver su cuca de una vez, pero prefería seguir su juego y disfrutar el momento, recreando mi vista en su culo y en su espalda. En ese momento yo había olvidado por completo que aquel hembrón era mi madre, yo lo único que veía era un cuerpo que me paraba le verga y al que yo hubiera querido follarme sin duda ni remordimiento; ahora estaba mas loco y obsesionado que nunca.

Gaby hablaba y se reía como si fuera la cosa más normal del mundo, y bromeaba por lo que estábamos haciendo; pero ella sabía muy bien lo que yo pensaba y deseaba en ese momento, pero no le importaba y yo diría que hasta le gustaba. Me estaba dando cuenta que a ella también le gustaba aquel juego erótico, que disfrutaba siendo la hembra que calentaba al macho provocándolo para después dejarlo con hambre; aunque aquel macho fuera un niño y además fuera su propio hijo. Pero a ella le excitaba ser deseada, ser devorada con los ojos, ser follada mentalmente frente a ella misma.

Una vez mas nuestro rato de diversión termino, y ella me hizo salir de la habitación sin ella moverse o pararse de la cama en ningún momento. Luego se repetirían los ratos en que ella me mostraba sus tetas y a veces su culo; mientras yo seguía estudiando como loco para aprobar el año con honores y así poder gozar de la vista de su cuerpo entero, de aquel coño que era lo que me faltaba por ver. Habían pasado 9 meses desde que ella me planteo su reto, y yo estaba a punto de lograrlo; finalmente llegaron los resultados de los exámenes finales y la victoria fue mía, había aprobado con calificaciones sobresalientes. Ahora debía cobrar.

Mi madre estaba radiante y feliz, ella y yo intercambiamos miradas de complicidad y sonrisas picaras mientras otras personas (especialmente mi padre) me felicitaban efusivamente. Mi padre me prometió buenos regalos, sin conocer el regalo que yo tenia en mente.

El día de mi recompensa mi madre vino a mi habitación con su bata casera y sus pantuflas, y nos encerramos hay.

-¿Quieres tu regalo o me vas a perdonar para que yo no tenga que pasar por esta vergüenza?- dijo en tono de broma, con sonrisa seductora.

-No, si lo quiero- dije, y nos reímos los dos.

Se quito la bata como lo hizo la primera vez que me enseño las tetas; entonces vi que llevaba puesto un muy sexy conjunto de ropa interior de color negro. Ella se dio la vuelta como toda una modelo para que yo pudiera admirar todo el conjunto: sostenes semitransparentes que resaltaban la figura y el volumen de sus pechos; y unas pantaletas microscópicas de hilo dental, con un pequeñito trozo de tela que apenas cubría su cuca por delante, y un hilo por detrás que era "invisible" literalmente, porque desaparecía hundido en el profundo interior de la raja de su culo.

Yo me quede boca abierto al ver ese monumento, y ella reía satisfecha.

-¿Te gusta?, lo compre para la ocasión, ni siquiera tu papa me lo ha visto puesto. No todos los días mi hijo ve por primera vez desnuda a una mujer en persona, y menos si esa mujer soy yo. Ahora siéntate y disfruta el espectáculo.

Me senté en mi cama, excitado como nunca en mi vida hasta ese momento. Ella se desabrocho los sostenes y se los quito en frente de mí, liberando una vez mas aquellas grandes y hermosas tetas. Con la mano le dio vueltas en el aire a los sostenes para terminar arrojándomelos en la cara mientras los dos reíamos.

-¿Qué opinas, soy una buena striper?- dijo con su bella y traviesa sonrisa.

-¡Eres la mejor!

Luego empezó a bailar torpemente, imitando a una bailarina nudista. En un momento se inclino ante mí haciendo con la boca como si fuera a darme un beso; sus tetas colgaban en el aire y se movían, ¡yo estaba a millón!

-Bueno, ya basta de payasadas- dijo mi madre- ¿Cómo quieres que lo haga Carlitos?

-Yo…yo quiero que te des la vuelta y…te quites las…las pantaletas de espaldas a mi, y luego te das la vuelta tapándote el…el "conejo" con las manos, hasta que yo te pida que las quites.

-Vaya, imagino que habrás pensado mucho en este momento ¿no?; ¿estas listo?

-Si.

Ella se dio la vuelta y tomando los finos hilos laterales de sus minúsculas pantaletas comenzó a bajárselas; todo mi cuerpo estaba temblando de la emoción al tiempo que la veía hacer. Ella se las bajo con lentitud y destreza; el finísimo hilo de la parte de atrás de las bragas fue liberado de la "prisión" en que estaba dentro de la raja del culo de ella. Ella se inclino levemente hacia delante sacando mas su culo hacia atrás, hacia mi que me volvía loco de verlo; luego levanto su descalzo pie derecho para sacarse las pantaletas por ese lado, y luego lo hizo por el izquierdo. Tomo su prenda intima y la arrojo a un lado, a un mueble. Ya estaba desnuda y mi corazón latía como loco.

-¿Me volteo ya?

-Si, por favor.

Se dio la vuelta lentamente; como le había pedido se tapaba el coño con las manos. Yo casi explotaba, mi verga levantaba mi short y a mi ya no me importaba. Ella tenía la cara seria, parecía un poco nerviosa y tensa.

-Por favor, quítate las manos-dije tragando grueso.

Ella retiro despacito sus manos y por fin pude ver su hermosa cuca, su sabroso sexo con el que yo tanto había. Yo no quitaba la vista de esa deliciosa mata de bello púbico, aquellos finos y escasos pelos que cubrían la rajita de su concha; estaba depilada pero no totalmente rasurada, y al ver aquella vulva solo me venían a la mente pensamientos obscenos, deseos de hundir mis dedos, mi lengua y mi verga en aquella rajita por la que yo había venido al mundo

-Eres la mujer mas hermosa del mundo, tienes un cuerpo de diosa- dije rompiendo el incomodo silencio.

-¿Tu crees?- me dijo, con los ojos húmedos y brillantes, sonrisa nerviosa, y evidente excitación.

-Si, te lo juro, eres la mujer más bella que conozco.

-¡Gracias!, ¿valió entonces la pena tu esfuerzo?

-Si, claro que si.

-Sabes, tú eres el único hombre aparte de tu papa y mi ginecólogo que me ha visto así, totalmente desnuda.

-¿En serio?

-¡Claro!, yo era virgen cuando conocí a tu padre, el es el único hombre con el que he tenido sexo en mi vida. Ningún otro hombre me ha visto desnuda, a excepción de mi viejo doctor. Hasta de modelo me cuide y mi mama me cuido para que nadie me viera desnuda ni por error.

-Entonces es un privilegio y un honor para mí. Te lo agradezco.

-¿Quieres que desfile para ti?

Y empezó a caminar por la habitación como en un desfile. Nos reíamos pero eso no disipaba la tensión sexual que había en el aire, y mi erección parecía que iba a reventar el pantalón corto al verla tongoneándose desnuda por todo mi cuarto, viendo sus tetas bailar, sus nalgas subir y bajar y su sabrosa cuca al descubierto.

-Carlitos, quiero pedirte algo, y no digas que no.

-¿Qué…?-dije a punto de infarto.

-Es que no quiero ser la única desnuda, no me malinterpretes pero quítate la ropa tu también.

-No, pero es que yo

-Vamos, no te de pena. Yo se que lo tienes parado, y es normal mi amor; de verdad no me importa. Solo que yo compartí mi desnudez contigo, y quisiera que tu lo hagas conmigo.

Sin protestar me quite la franela, el short y los calzoncillos. Ella me veía con una sonrisa nerviosa, contemplando asombrada mi cuerpo y en especial mi verga erecta.

-Bueno, también es la primera vez que le veo a otro hombre diferente a tu padre "aquello" parado-dijo y nos reímos los dos.

Luego nos vimos en silencio el uno al otro; yo con mi respiración agitada, y ella sonrojada y con sonrisa torpe.

-Carlitos- me dijo- quédate parado allí, por favor.

Ella se acostó boca arriba en mi cama, y abrió totalmente las piernas.

-Carlos, mastúrbate.

-¿¡QUE!?

-Hazlo, mi amor. No te preocupes por mí. Tienes que desahogarte o vas a reventar. Mastúrbate de pie donde estas.

Sin poder contenerme, hice lo que me dijo. Veía fijamente su cuerpo mientras ella se acariciaba lascivamente; en instantes salio la leche de mi verga.

Ella se puso de pie y pasó cerca de mí, apenas a centímetros. Luego busco su bata y se la puso, recogió su ropa interior y la puso en un bolsillo de la bata. Se acerco y me beso en la mejilla.

-Nunca olvidare este dia, también fue especial para mi-dijo mientras una lagrima surcaba su rostro.

Se dirigió a la puerta del cuarto, cuando yo hable.

-¿Este no es el final verdad?, aunque ya no hay retos, ¿esta confianza seguirá entre nosotros Gaby?-dije.

-Claro, siempre necesitaras estimulo, ¿no?-dijo sonriendo y se fue de mi cuarto.

Lo que yo no sabia en ese momento es que nuestra aventura apenas comenzaba…..

¿Les gusto?, quisiera leer sus comentarios en mi E-mail antes de escribir la continuación. Mi correo es: adamrove1975@yahoo.com