El extraño amante de Sofía.
Es increíble ver, de que manera una fantasía puede saltar de las sombras del anonimato a la realidad; y que se cumplan a pesar de los extraños y casi imposibles amantes involucrados en ella. Tal ocurrió a la bella Sofia, con dos de sus vecinos, junto con su esposo Rodolfo.
Se trataba de una voluptuosa mujer, que junto con su esposo, disfrutaban de un continuo y maduro sexo liberal. Sin embargo, había dentro de Sofia, una fantasía que había nacido a partir de un video que había observado, y que fuera enviado por una gran amiga suya. Debido a la naturaleza de esta fantasía, ella dudaba contársela a su esposo Rodolfo, por desconocer la manera como este reaccionaría ante ella.
Cierta tarde, al salir de bañarse y vestirse con unas bragas de color rojo escarlata únicamente, ella bajó a la cocina, y asustada descubrió la penetrante mirada de su vecino espiándola por la ventana de cristal que daba a su patio. Quedó petrificada, ya que el motivo de su secreta fantasía, se encontraba increíblemente cerca, solo dividido por una endeble ventana corrediza.
Sofia no sabía que conducta tomar; y solo pensaba en las veces en que le había dicho a su esposo que arreglara la cerca posterior que las lluvias pasadas habían derrumbado parcialmente, por el peligro que representaba de que alguien pudiera introducirse a su domicilio, quizá poniendo en peligro su integridad.
El vecino, no despegaba sus fulgurantes ojos de la figura sensual de Sofia, e increíblemente, ella lo vio babear, y tal hecho, le pareció algo repugnante a la bella mujer; a la vez que el invasor sacaba una lengua desmesuradamente larga, y la mujer no pudo evitar que: un intenso deseo por sentir aquella lengua chupeteando sus genitales la obligaba a trenzar sus muslos con el fin de mitigar un deseo abrazador; y para rematar, Sofia sintió que los fluidos empezaran a emanar de su interior, descendido por sus muslos.
Inesperadamente, el vecino empezó a arañar la ventana, haciendo un ruido intenso; y a ella le dio temor.
No obstante, la bella mujer, se acarició la entrepierna, y remojo dos de sus dedos con la secreción que escurría, y entonces tuvo la idea de descorrer tan solo un poco la puerta de la cocina, y dar sus dedos a oler al vecino; ocasionándole a este, un enorme deseo, el cual, introduciendo sus extremidades fuertemente, venció la resistencia de la puerta, y atacó a Sofia, derribándola al suelo de espaldas. La tranca del vecino era enorme y poderosa, y dándole picones a la prenda intima ya empapada, logro vencerla. En ese instante, la mujer se safo, e intentó huir colocándose en cuatro con el fin de ponerse de pie y correr, pero la fuerza inaudita del macho, la derribaron y ya sometida, y muy caliente ella, se hizo para un lado las empapadas bragas, perforándola, y eyaculando torrentes de leche hirviendo en la entrada de la vagina de Sofia.
Ella pensaba que aquello ya era todo, pero el enorme macho, nunca cejó en bajarse de encima de la espalda de ella, y con la verga sin ceder, logro penetrarla ahora por el culo, dándole intensos picones a Sofia, quien gritaba como desquiciada. Sintió toda la enorme macana taladrando sus intestinos, y una enorme cantidad de hirviente leche, la quemó por dentro; y aquella bestia, no dejaba de bombearla, para eyacular de nuevo por tercera ocasión.
Sofia era incapaz de quitarse de encima a su cogedor, quien la sometía con su enorme peso, mientras jadeaba y babeaba toda la nuca de ella, dejándola empapada.
En ese instante, escucho la llave de la cerradura, y pensó asustada:
Oh no no…es Rodolfo, y se va a poner furioso al encontrarme en franco adulterio; ya que nunca pude ser capaz de decirle lo que deseaba hacer.
Pero no solo llego Rodolfo, sino que detrás suyo, venía otro vecino…
Sofia sentía morir de la pena…aquel individuo, a pesar de atraer fuertemente a Sofia, desde luego que no estaba en conocimiento de nada acerca de la vida privada de ella y de su esposo.
El vecino, se trataba de un hombre alto y musculoso individuo, con quien Sofia fantaseaba que la veía teniendo sexo con su esposo Rodolfo, al espiarlos por la ventana de la recamara; y ella se imaginaba y le contaba a su esposo que luego el vecino entraba a suplicarle que le permitiera cogérsela, dándole duro y unas fuertes nalgadas por puta; y mientras se lo contaba a su esposo, ella tenía enormes explosiones orgásmicas, y luego ambos se dormían abrazados.
Ahora, con este cogedor encima de ella, había experimentado 3 grandes orgasmos, y otros mas pequeños, pero igual de satisfactorios; y se encontraba en medio de otro orgasmo gigantesco debido a los empujones del macho, cuando la puerta se había abierto, y solo escondió su cabeza con su cabellera abundante y se mordió rabiosamente su labio inferior, para no gritar de la emoción, y muy avergonzada, escondió su rostro entre sus desnudos brazos.
Los hombres estaban de pie observándola tirada en el suelo, y cuando levantó su vista suplicante y arrepentida hacia su esposo Rodolfo, vio que este, y el otro hombre, estaban sonriendo, sosteniéndose ambos, su enorme verga parada.
En ese instante, Tino, su cogedor fortuito se había bajado de encima de ella, sosteniéndola abotonada con su enorme bola por el bello ano de Sofia, y cada que Tino se jalaba, ella aullaba de pasión desmedida. Rodolfo fue a besarla tirada como perra en el piso, e introdujo su pene en su adorable boquita, y luego le dijo:
- Aquí te presento a Martin, nuestro vecino, a quien le platique de nuestras fantasías, y que veníamos a hacértela realidad…
Sofia se encontraba loca de pasión, y sin decir nada, fue a chupar el pene de Martin parado a reventar; mientras que Tino, un hermoso pastor alemán, con un enorme chasquido extrajo su monumental verga del culo de Sofia, quien grito de dolor, pero aún muy caliente. Acto seguido, con ella aun en cuatro, y su bello trasero hacia arriba, el fabuloso Tino, le daba unos lengüetazos al trasero y vagina, para que siguieran toda una miríada de orgasmos incontenibles.
Martin, el vecino, se monto en el lugar de Tino, chapaleando la vagina por el enorme escurrimiento vaginal de la leche del enorme animal; mientras que este, aun arrojaba chisguetes de leche caliente sobre la alfombra, y su esposo Rodolfo era exprimido y deglutido su semen por la bella e incomparable Sofia.
Cuando se fue Martin llevándose a Tino consigo (era el dueño), Rodolfo y Sofia se metieron a bañar, oliendo ella a machos calientes, y recargando este a la bella dama contra la pared, le atizo tremendos bombazos por el culo, extrayendo entre pedos y chasquidos, parte de la enorme cantidad de semen del animal y de Martin. Deliberadamente, Sofia abrió la ventana de su baño, con el fin de que Martin, el vecino, escuchara la tremenda cogida que le pegaba su esposo.
Las otras historias de la incomparable Sofia, seguirán de acuerdo a como ella las vaya relatando a mí.