El experimento de mi hermana

Mi hermana estudia medicina y tenía que hacer un trabajo sobre el semen. Como no se fiaba del que le daban en el banco de esperma, me pidió el mío...

  • Necesito una muestra de tu semen.

Y se escuchó la puerta cerrarse. Mi hermana estaba en casa y yo no estaba seguro de lo que acababa de oír.

  • ¿Cómo has dicho?

Mi hermana y yo somos de Toledo, pero estamos viviendo en Madrid, juntos y solos, en un piso de estudiantes. Ella esta en tercer año de medicina y yo en primero de derecho.

  • Que necesito una muestra de tu semen para un trabajo que estoy haciendo, así que toma… (me dio un botecito) y toma, te he comprado esto para que te inspires (me dio una revista porno).

  • Pero… a ver… - dije sujetando la revista no siendo que se arrepintiera y me la quitara - ¿un trabajo?, ¿qué clase de trabajo?, ¿ahora necesitáis semen para hacer los trabajos de la facultad?

  • No para hacer los trabajos, sino para hacer mi trabajo, era de tema libre y yo he elegido la movilidad de los espermatozoides. Necesito muestras, he ido al banco de esperma y me han dado varias, pero no me fío, porque llevan almacenadas mucho tiempo y eso puede afectar a lo que voy a estudiar, así que quería una muestra de alguien de confianza para contrastar y… a falta de novio, ¿quién mejor que mi hermanito?

  • Pero yo

  • Me debes una, la semana pasada cuando hiciste botellón en el piso con tus amigotes yo te ayudé a recogerlo todo, ¿no te acuerdas?

  • Está bien… total… ¿para cuándo lo necesitas?

  • A las siete volveré al laboratorio un par de horas, estaría bien que lo tuvieras para entonces, faltan 5 horas, ¿te dará tiempo, no?

  • Hombre… - dije yo ojeando la revista – digo yo que sí

  • Jeje, luego la revista te la puedes quedar como premio. Para que no rechistes.

  • Ja, gracias – le contesté, y le di un beso en la mejilla.

  • Por cierto, ayer me dijiste que esta noche la pasabas fuera, ¿no?, ¿sigue eso en pie?

  • Sí, sí, a las ocho me iré a casa de Carlos a jugar al Pro y como es viernes luego saldremos y lo mas seguro es que luego me quede a dormir en su casa.

  • Ya, claro, a dormir en casa de Carlos, ¿no? Y tu hermanita nació ayer… ¿No te irás luego a casa de Lucía?

  • No, no, ¿qué dices de Lucía? No, dormiré en casa de Carlos.

La verdad es que si la cosa se ponía bien sí que pensaba dormir en casa de Lucía, pero no se lo iba a decir porque es una chivata y correría a contarle a mis padres que me estaba liando con el putón de mi clase.

Habían pasado tres horas cuando me metí en el baño con la revista. Yo para esto de las pajas siempre he sido muy metódico y me gusta desnudarme del todo antes de hacerme una, para irme estimulando como si me estuviera desnudando delante de una chica, o mejor aún, como si me desnudara ella. Así que me hice un pequeño striptease para mi sólo disfrute, me quité la camiseta mientras me iba acariciando el pecho. Me entró una risita: si mi hermana viera todo el numerito pensaría que soy un payasete. Luego me empecé a acariciar el paquete por encima del pantalón, notando cómo se iba poniendo duro. Hice unos movimientos con la cadera como si me estuviera cogiendo a una chica y a continuación me lo bajé. Repetí el proceso con el calzoncillo, acariciándome primero por encima y luego bajándolo muy despacio, primero el elástico, luego por atrás dejando libre el culito, en el que me di unas palmaditas y por último dejé mi polla al aire, el calzoncillo cayó, me lo saqué de un pie y con el otro lo lancé lejos.

Me senté en el inodoro y  me imaginé que aquellas chicas eran en realidad Lucía, que no tenía nada que envidiarles, tan suculenta… me la imaginé como el fin de semana anterior, en su dormitorio, yo sentado sobre su cama y ella en el suelo desnudita, trabajajándome con su boquita, mmm… Aquellos recuerdos evocadores mezclados con las fotografías estaban haciendo efecto sobre mi cuerpo. Mi mano iba recorriendo el falo de arriba abajo, con un movimiento lento al principio y acelerándose cada vez más.

  • Manu, ¿estás ahí? – se escuchó de pronto desde el exterior y me cortó todo el rollo.

  • ¿Estás con eso?

  • ¿Puedes darte un poco de prisa? Creo que me iré antes de la hora al laboratorio.

  • Sí, sí, tranquila

Empecé a acelerar la paja, a un ritmo más fuerte, pero ya me había cortado el rollo y no había manera. Si tuviera a mano alguna… Mis ojos se dirigieron al cesto de la ropa sucia, y encima de todo, a la vista, no sé cómo no había reparado antes, había un tanga de mi hermana. Me levanté a cogerlo y descubrí, para mi sorpresa, que estaba bastante húmedo… Vaya, vaya, con mi hermanita… Después de nuestra conversación en el salón de hacía tres horas había ido a su habitación y había estado un largo rato, yo pensé que estudiando o algo, y más tarde había ido a ducharse. Al parecer en el rato que estuvo en la habitación no había estudiado mucho, a la vista de su tanga… un tanga negro y diminuto

Ni corto ni perezoso, tiré la revista y eché mano de aquella minúscula prenda y me la llevé a la cara, aspirando el aroma que dejaba. Con una mano me pajeaba y con la otra sujetaba aquella prenda que desprendía un olor tan agradable, mmmm, el olor íntimo de mi hermanita… Qué traviesa era… Le gustaba pajearse en la habitación, eso nunca me lo había dicho… Saqué mi lengua y empecé a lamer aquellos flujos salidos del interior de aquel conejo familiar y travieso. Mmm, estaba delicioso, la prenda pasó de estar llena de flujos a estar llena de babas y pronto estuve listo para mi descarga. Alcancé con la mano del tanga el botecito y me corrí en su interior. Jeje, estaba saliendo bastante cantidad, así podría dejar a mi hermana sorprendida del hombrecito que tiene en casa.

Una vez terminé, me limpié un poco, devolví el tanga al cesto de la ropa sucia, metiéndolo en el medio para que pasara desapercibido, me vestí y salí con el bote. Mi hermana estaba viendo la tele.

  • Bueno, Mireia, aquí tienes el encargo, jeje – le dije.

  • Ah, ¿ya has terminado? – me dijo sonriendo y haciéndose la sorprendida – te dije que fueras rápido, pero no pensé que tanto – y me guiñó un ojo, pasando a dirigir su mirada al bote que le alargué -. Bueno, bueno, parece que hay cantidad suficiente, se nota que tenías reservas acumuladas

  • No, yo siempre que me corro sale esa cantidad – le contesté con una risa.

  • Jaja, me extraña, aquí hay mucho para una corrida normal.

  • Vaya, se nota que controlas del tema… - le dije.

  • Anda, calla, me voy a vestir y me marcho, que tengo que hacer varias cosas y no me va a dar tiempo a todo, ¡que me cierran el laboratorio a las nueve!

  • Luego saldrás un rato de fiesta, ¿no?

  • Luego, como el señorito estará con… su amiga… perdón, su amigo Carlos… ejem… y el piso estará libre, vendrán mis amigas a cenar.

  • Ya, claro, tus amigas – continué la broma -. ¿Y tus amigos en sus casas jugando al Pro, no?

Nos reímos los dos. Ella fue a vestirse y al rato se despidió de mí con un beso en la mejilla y me dijo que nos veríamos al día siguiente, que lo pasara bien.

Cuando iba a empezar a prepararme para ir a casa de Carlos, que en un primer momento sí que iría allí, sonó el teléfono. Era Carlos, no se encontraba bien y decía que mejor salíamos al día siguiente. Llamé a Lucía para ver si podía quedar antes con ella, porque en principio no íbamos a vernos hasta medianoche, ya de fiesta. Era mi día de mala suerte, había venido a Madrid su novio y saldría con él… ¿Olvidé decirlo antes? Sí, Lucía tiene un novio que vive fuera y viene cada cierto tiempo

Bueno, pues parecía que me iba a tener que quedar en casa… y mi hermana iba a venir con sus amigas… Conmigo ahí seguro que se les cortaría el rollo, y a mí tampoco me gusta que mi hermana esté dando la lata cuando traigo gente, así que me metí en mi habitación y me puse a ver una peli con los cascos y a hacer como que no estaba hasta que se fueran. ¿Había dicho que venían sólo a cenar, no? Me comería un buen bocata para merendar y luego, aunque no cenase hasta las doce o la una que se marcharan, me daba igual.

A las nueve y media se escuchó la puerta. Como soy algo curioso, decidí escuchar un poco de lo que decían, y ya luego seguiría viendo la peli.

  • ¿De verdad se lo creyó? – escuché decir en medio de muchas risas.

  • Sí, de verdad, si lo vieras ahí al pobre, tan ingenuo, creyendo que le iba a hacer un favor a su hermanita… - decía mi hermana con voz lastimera. Empecé a mosquearme.

  • Jajajaja – se reía otra – pues sí que te hizo un favor, y no sólo a ti, también a nosotras. Me han dicho que con el ron sabe muy bueno, pero nunca lo he probado.

  • Sí, seguro que sabe suculento.

  • Toma, mete el ron en la nevera y luego hacemos la mezcla.

Seguí escuchando la conversación atónito. Mi hermana había traído a 4 amigas, estaban 5 tías en casa y… mi semen lo querían para mezclarlo con ron y bebérselo

  • ¿Estás segura de que no va a venir en toda la noche?

  • Segurísima, a estas horas está con el putón ese, que seguro que lo deja bien exprimido, menos mal que no hemos dejado esto para mañana.

Las risas eran generalizadas. Yo estaba fuera de mis casillas, ¿pero de qué iba mi hermana? Pero bajo ningún concepto iba a salir de la habitación, es más, me daba un cierto morbo todo aquello.

  • Por cierto, ¿pusiste la cámara como te dije? – preguntó una de ellas.

  • Sí, sí, no he podido ver nada porque estaba él, pero luego ponemos el vídeo.

  • Jajaja, eso sí que fue una idea buena, la de la cámara en el baño. ¿Y cómo no se daría cuenta?

  • Nunca subestimes la habilidad de una chica para esconder algo – comentó mi hermana entre risas y la oí dirigirse al baño.

  • Hoy vamos a ver a tu hermanito en acción.

Desde el baño oí a mi hermana:

  • Chicas, ¿a que no sabéis que dejé encima de la ropa sucia y que ahora está en medio de toda la ropa lleno de babas?

Me había pillado… Pero lo mío no era nada comparado con todo el dispositivo que había preparado ella. No daba crédito a lo que estaba escuchando. Y si tenían un vídeo podrían ver mi striptease y todo… pfff

  • ¿Luego podemos entrar en su habitación? – preguntó una.

Me quedé helado.

  • Sí – dijo mi hermana – pero después de que cenemos y procurando que quede todo en su sitio, como las otras veces.

¿Cómo que como las otras veces??????????? Habían estado más veces allí.

  • Sí, seguro que tiene vídeos nuevos de la putita esa chupándosela y follando.

  • Fijo, si éste yo creo que no puede estar con ella sin grabarse. Si le viene de familia la afición por la cinematografía… - dijo mi hermana.

¿Se habían metido en mi ordenador otras veces y habían visto mis vídeos porno con Lucía???????? A Lucía y a mí nos encantaba grabarnos, pero… nunca pensábamos en que seríamos vistos por más gente.

  • El muy panoli se cree que no le voy a adivinar la contraseña y pone su DNI.

  • ¿Y cómo supiste que era el DNI la primera vez?

  • Probé pensando que no podía ser tan fácil, pero mira tú por dónde, lo era!

Ays, pero, ¿cómo puedo ser tan tonto como para poner el DNI de contraseña?, ¿y cómo podía estar empalmándome con todo aquello? Mi hermana era una farsante, mis vídeos porno eran su pasatiempo sexual y se iba a beber mi semen

  • Hasta la última gota – dijo una de ellas – yo no pienso dejarme nada y os aseguro de que si me lo encontrara esta noche con lo caliente que estoy, primero se la mamaba y luego me lo tiraba

  • Desde luego – le dijo otra a mi hermana – no sé cómo te contienes viviendo con él a diario.

  • Pues disimulando, qué voy a hacer si no, pero vamos, que yo igual que vosotros, estoy tranquila porque no le voy a ver hasta mañana, pero si me lo encontrase esta noche porque venga antes a casa o algo así le iba a enseñar que su hermanita sabe follar mejor que las putas con las que se junta.

La siguiente hora fue de relativa calma, con la cena, pero luego volvió a salir el tema… y empezaron a beber… y a animarse… y a beber más… y a animarse más

Pusieron el vídeo y escuché risas y murmullos que se confundían. - Mira cómo hace el striptease, ¿sabrá que lo graban? - Pero menudo pollón, ¿tú lo has visto bien? - Mira, mira, cómo se come los flujos de su hermana… será cochino

Mi hermana anunció ya muy borracha:

  • Os aseguro que después de ver lo que he visto, si me lo encuentro ahora me lo follaba encima de la mesa del salón delante de vosotras hasta dejarlo seco. Me apostaría lo que fuera, mil euros, lo que fuera, a que esta noche no se me escapaba. Menos mal que no va a venir, que si no

  • Oye, ahora toca la ronda “especial”, ¿no?

  • Sí, id sacando el frasco de mi hermano de la nevera.

Yo estaba con la oreja pegada a la puerta, sabía que más tarde entrarían, y tenía pensado salir por la ventana, que daba a la terraza, pero ahora necesitaba quedarme allí para saber lo que ocurría. De pronto, se abrió súbitamente la puerta de mi cuarto y apareció una de las amigas de mi hermana:

  • Vaya, vaya, a quién tenemos aquí… - dijo en voz alta para que todos lo oyeran – Mireia… yo que tú iría preparando o los mil euros o la mesa del salón

(continuará…)