El Experimento 6: El nuevo vínculo.
Cómo salí del fuego para caer en las brasas. ¿Encontraré mi salvación o perderé miserablemente en esta lucha por la supervivencia?
Cuando me deslicé apresuradamente a través del apestoso desagüe, el miedo fue substituido por una excitante sensación de triunfo que persistió mientras todavía podía escuchar los gritos de aquella maldita mujer propagándose como un eco a través del sistema de tuberías.
Si hubiese sido una persona, en esos momentos estaría luciendo una sonrisa desquiciada, la adrenalina recorriendo mis venas como un torrente y sintiéndome invencible tras haber conseguido burlar el peligro. Pero no era una persona, era una masa errática de espeso lodo azul con consciencia propia que no se dio cuenta de la trampa mortal en la que se había metido hasta que empezó a caer a través de varios tubos de metal y fue liberado entre borboteos directamente en las alcantarillas.
Muchos de nosotros nos imaginamos las alcantarillas como un amplio conducto subterráneo de forma circular con una zanja para el paso de las aguas residuales y un caminito a un lado para los empleados de mantenimiento. Pero aquello no era Manhattan, era una zona residencial a las afueras de una ciudad mediana; y las alcantarillas eran poco más que una tubería algo más amplia de lo normal sin aberturas o lugar alguno por el que escapar.
La fuerza de la corriente me avasalló tras unos patéticos segundos de lucha y me ví arrastrado por ella durante kilómetros y kilómetros, presa del frío y del asco al estar literalmente impregnado en mierda. Era incapaz de hacer otra cosa que dejarme llevar y luchar por no sucumbir al pánico, debía conservar mi fortaleza mental a toda costa ya que era lo único que mantenía mi organismo unido e impedía que terminara disolviéndose en la gélida corriente.
Esa habría sido una forma horrible de morir.
Pasaron los minutos... y las horas... Fui lanzado a través de conductos y tuberías, zarandeado en todas direcciones, doblé recodos a toda velocidad, caí a través de asquerosas cascadas burbujeantes y subí a presión por estrechas tuberías de acero.
Pero entonces llegaron los filtros de la planta de tratamiento de aguas residuales, y por segunda vez en mi vida desde que tuve el accidente con el KR17, pensé que iba a morir.
Es difícil describir esa experiencia para aquellos que no son como yo. Era como tratar de pasar al mismo tiempo a través de centenares de agujeros del tamaño de una pulga al tiempo que luchas contra la corriente creada por las bombas de agua y pretender volver a unirte al pasar al otro lado...
Aquello me destrozó. Mi organismo quedó reducido a unos pocos despojos flotantes y perdí la capacidad de razonar. La única razón por la que sigo vivo y puedo trasmitiros mis experiencias se debe a las toneladas de biomasa que había depositadas al fondo del embalse. A esas alturas ya era incapaz de moverme por mí mismo a través del líquido, pero, por azares de la química, mi organismo pesaba más que el agua y terminé hundiéndome hasta acabar depositado sobre toda esa mierda(esa nutritiva y maravillosa mierda).
Durante días me alimenté y recuperé poco a poco. Mi organismo creció y recuperé cierto nivel de raciocinio hasta el punto en el que conseguí volver a elaborar pensamientos básicos.
-"Necesito... salir... de aquí..."- me llevó un buen tiempo llegar a esa sabia conclusión. Y la puse en práctica enseguida, arrastrándome penosamente a través de la mugre durante horas hasta alcanzar la pared del embalse. Entonces subí reptando unos metros y por fin conseguí salir a la superficie.
No experimenté dicha alguna ni me aparté del camino(era incapaz de ello). Tan solo seguí adelante, lento y constante como un caracol tras un día lluvioso... hasta caer como un idiota en el embalse contiguo, un embalse lleno de agua ya filtrada.
Y ese líquido, límpido y transparente, me llevó de vuelta a la ciudad a través de una larguísima tubería. Pero esa vez tan solo subí. Subí cuesta arriba durante kilómetros a una velocidad vertiginosa, comprimiéndome más y más hasta que la presión se hizo insoportable. ¡Empecé a subir en vertical...! Pero entonces giré... primero a un lado... luego a otro lado... Me movía en círculos... ¡NO!, ¡Volvía a subir y subir! ¿Qué ocurría? ¿Donde estaba? Entonces sentí una fuerte vibración y mi conducto se inundó de agua caliente, demasiado caliente ¡Estaba ardiendo! Pero entonces realicé otro giro, otra subida y...
"¡¡FSHHHHHHHHHhhhhhh!!"
El brazo de la ducha me dividió en cientos de gotas y me lanzó directamente sobre mi salvación: un ser humano de piel suave y caliente que dio la bienvenida a lo poco que quedaba de mí. Penetré a través de los poros y enseguida pasé al torrente sanguíneo.
Por fin... estaba a salvo...
...
Varias semanas después:
...
Sonó el despertador y Lily se incorporó en la cama, bostezando. No tardó en ponerse en pie de un salto y enseguida abrió las cortinas de su habitación dejándose arropar por los cálidos rayos del sol.
-Buenos días- dijo Lily con una gran sonrisa, dirigiéndose tanto al Sol como al vecindario que se extendía tras su ventana.
Tras quitarse el pijama, se dirigió directamente al cuarto de baño donde se lavó los dientes, se duchó y, tras secarse, se cepilló su suave cabello de color castaño claro que procedió a recogerse en dos coletas, una a cada lado de la cabeza. A continuación volvió a su cuarto envuelta en una toalla y escogió las prendas del día. Pero cuando se fue a poner las bragas, notó un pequeño cambio justo encima de su vagina.
-¿Qué es esto?
Se agachó para mirar, pero sus pechos le tapaban la vista, así que tuvo que apretujarlos con las manos para ver mejor. ¡Ahí! Justo en su monte de Venus habían aparecido unos pocos pelos de color claro. Lily se los palpó, boquiabierta. Mamá y Veri también tenían pelos ahí abajo, y Lily sabía que solo aparecían cuando una se hacía mayor.
-ji ji ji- tenía que contárselo a mamá. ¡Y seguro que Veri también se alegraría de saberlo!
Se puso las bragas rápidamente y se entretuvo un rato tratando de colocarse bien el sujetador -le costaba acostumbrarse a la nueva talla- Terminó de vestirse con una falda corta y su camiseta morada de Hello Kitty y bajó a la cocina, donde se encontró a su madre y a su hermana tomando el desayuno.
-¡Buenos días mami! ¡Buenos días Veri!- saludó Lily con entusiasmo.
-Buenos días, cariño.- saludó su madre devolviéndole la sonrisa. Ésta le dirigió entonces una mirada severa a su hija mayor. -¿Verity...?
-...ah... buenos días.- Verity apenas levantó la mirada del libro de texto que estaba estudiando en aquel momento. Pero soltó un respingo cuando Lily, con su flamante entusiasmo infantil, la abrazó por detrás apretando los pechos contra su espalda.
-Mami, Veri ¿Sabéis qué?- dijo Lily, ajena a la tensa expresión de su hermana. -Me han salido pelos ahí abajo.
-Oh... eso es... Maravilloso- dijo la madre pillada por sorpresa -ahora venga, siéntate y deja estudiar a tu hermana.
-¡Oooooookeeeeeeeey!- Lily se sentó mientras su madre terminaba de preparar su ración, apoyó entonces la cabeza sobre las manos y se dedicó a observar a su hermana mayor.
Verity era guapísima, inteligente, madura y sofisticada; y a sus 17 años era una estudiante modelo. Era su ejemplo a seguir. Y ya desde muy pequeña, Lily había tenido muy claro que quería llegar a ser como ella. Verity siempre fue su mejor amiga, su mentora, su compañera de juegos; se habían bañado juntas y crecido juntas. Cuando Lily encontraba una piedra de forma extraña o algún tesoro por el campo, Verity era siempre la primera en saberlo y regalarle una sonrisa. O cuando se despertaba llorando en plena noche por culpa de una pesadilla, Verity siempre le hacía un hueco en su cama para que Lily se sintiese segura.
...pero todo eso se había terminado hacía dos años, cuando su hermana empezó a alejarse de ella llegando incluso a tratarla con frialdad. Lily no entendía que era lo que había cambiado, y cuando preguntaba al respecto, mamá siempre le decía que no era culpa suya; es que Veri estaba muy ocupada con sus estudios y eso la volvía distante.
Pese a todo, Lily la seguía queriendo con locura y, mientras contemplaba su largo cabello teñido de rojo caoba y sus preciosos ojos azules concentrados tras sus lentes de estudio, sabía que haría cualquier cosa por verla sonreír de nuevo.
-¿Otra vez ración doble, cariño?- preguntó su madre.
-Sí, por favor.- contestó Lily.
-¿Estás... segura? ¿No crees que es mucho?
-¡Siiii mami, tengo hambre!
Su madre le sirvió entonces un plato con ración doble de tostadas, tortilla de queso y bacon que Lily empezó a devorar con ganas.
Hacía dos semanas que le duraba ese apetito y desde entonces Lily había comido como dos personas en una. Y lo más extraño era que cada vez necesitaba ir menos al baño.
-A saber donde termina toda esa comida- comentó la madre de buen humor al ver que su hija no engordaba ni un kilo.
-Creo que ya sabemos todas donde termina- replicó Verity mordaz, mirando de reojo los abultados pechos de su hermana pequeña mientras ésta se terminaba el zumo de naranja de un trago.
-A propósito... De aquí a un mes es tu 14 cumpleaños, cielo. ¿Vas a querer algo en especial?
-¡Oooooh! ¡Sí, sí! ¡Quería... me gustaría muchísimo un juego de maquillaje como el de Veri!- exclamó mirando a su hermana, que de nuevo la ignoraba concentrada en sus estudios.
-Ji ji... bueno... ya veremos qué podemos hacer- dijo su madre.
-¡Gracias mami!- Lily se levantó de un salto y le dió un beso. -¡Y gracias por el desayuno! ¡Estaba muy rico!
Lily salió entonces de la cocina y agarró su mochila, pensando en preparar sus cosas para el día de clase. Pero cuando se dirigía al salón, escuchó que Verity se levantaba y se dirigía a su madre.
-Mamá... voy a necesitar algo de dinero. Mi sostén se ha... estropeado tras el lavado y necesito uno nuevo.
-Ay cielo. Te dije que para ese tipo de prendas en la lavadora tienes el modo de... bueno, no importa. ¿Cuanto necesitas, entonces...?
Al escuchar aquello, Lily tuvo una gran idea y salió disparada hacia su cuarto. ¡Ya sabía como ayudar a Veri! Al llegar, abrió su cajonera por el cajón de los sujetadores y los fue revisando uno a uno... talla por talla.
A Lily le sobrevino la pubertad a la tierna edad de 10 años de una forma que muchos profesionales calificarían como "fuera de lo común". Primero llegaron los picores y, al cabo de pocos meses, sus muslos se ensancharon y los pechos le empezaron a crecer de forma desmesurada. No tardó demasiado en superar a sus compañeras de clase y, más tarde, a su hermana y a su madre. Lily llegó a un punto en el que, a un mes de cumplir los 14, usaba una copa-F de sujetador.
-¡Aquí está!- Lily encontró por fin el que buscaba. Era un sostén muy bonito, de color rosa claro con borlas blancas que había dejado de usar poco después de cumplir los 12 años. Era una copa-B con una banda alargadora, así que a Verity le iría genial... o eso esperaba.
Lily se colocó el sostén sobre la camiseta, comparándolo con sus propios pechos... y suspiró. -"Ojalá no me hubieran crecido tanto"- pensó la jóven. Eran demasiado grandes y pesaban. Además, no paraban de moverse al andar y ya ni hablar de correr. Lily echaba de menos correr y jugar a juegos sin que se bambolearan constantemente como un par de globos de agua pegados a su torso. ¡Envidiaba tanto los pechos de su hermana mayor! Siendo tan pequeños debían de ser muy cómodos. Y seguro que sus compañeras de clase no se burlaban de ella como le pasaba a Lily.
Lily meneó la cabeza y bajó de nuevo al rellano donde buscó a Verity hasta que la encontró organizando unos objetos en su bolso.
-¿Veri?- saludó Lily con reticencia. Su hermana no mostró signos de haberla escuchado. -¿Veri?- repitió acercándose más.
Verity levantó entonces la vista y se giró hacia ella.
-¿...Qué?
-Estoooo... escuché antes lo que le pediste a mamá y... bueno...
-¿Qué es lo que escuchaste?- inquirió Verity con voz tensa.
-No hace falta que vayas a comprar otro sujetador, ¡Mira!- Lily extendió frente a ella su viejo sostén, mostrándoselo feliz a su hermana mayor. -¡Te lo regalo! Yo lo usaba antes pero está en muy buen estado y como es una copa-B te debería ir bien.
Verity apretó los dientes y cerró los puños.
-¿...Te estás burlando de mí?
-¿Eh?
-Contesta a mi pregunta...- insistió su hermana con voz grave.
-No sé...- titubeó Lily -¿Es que... no es de tu talla? Quizá si cojo uno más pequeño...
La mano de Verity se movió como un relámpago hacia uno de los pechos de Lily, el cual estrujó con todas sus fuerzas.
-¡¡Hyaaaaaaaaaaaa!!- Lily soltó un chillido al sentir la mano de Verity y se cayó de culo sobre la moqueta apretándose los pechos con el brazo. Su hermana... le había hecho daño...
-¡¿Ve... Veri?!- exclamó Lily, alarmada ante lo que acababa de ocurrir.
-¡¿Ve... Veri?!- La imitó Verity en tono despectivo.
Lily dio un respingo y supo que algo iba realmente mal.
-¿Por... qué has...?
-¿Tanto disfrutas restregándome en la cara lo que yo no tengo?- dijo Verity con frialdad.
-No... no entiendo...
-¿Qué es lo que no entiendes, estúpida? ¿Qué es tan difícil de entender? ¿Es que acaso eres incapaz de captar un mensaje?
Lily empezó a temblar a la vez que una lágrima se deslizaba por su mejilla. Su hermana puso los brazos en jarras y la miró de arriba a abajo.
-¡¿Crees que me gusta que cada vez que paso por casa me andes detrás pegada como una garrapata con el "¡Veri, Veri!" mientras meneas esas ubres delante de mi cara?!- Verity fue elevando el tono hasta que la última palabra sonó casi como un chillido.
Lily trató de decir algo, pero había empezado a llorar.
-Yo... (inspiró para contener los mocos) ... yo...
-¿Yo? ¿Yo qué?
-Yo solo... solo quiero ser como tú...
Su hermana se la quedó mirando en la misma postura durante unos segundos. Pero entonces meneó la cabeza.
-Cielos...- se agachó y recogió el sujetador del suelo. -Salta a la vista que somos hijas de distinto padre.
Verity estrujó la prenda entre sus manos y la arrojó con desdén sobre la cabeza de Lily, haciendo que ésta se sintiera la criatura más desdichada del mundo.
-A partir de ahora, ocúpate de tus propios asuntos.- dijo Verity dando la conversación por zanjada. Cogió el bolso y salió por la puerta de casa.
-Veri...
Lily rompió a llorar con más fuerza, lo que hizo que su madre saliera de la cocina al escuchar el ruido.
-¡¿Lily?! ¡¿Liliana?! Oh, cariño... ¿Qué ha ocurrido...?
Pero Lily la apartó y se fue corriendo a su habitación donde se abrazó a un cojín y siguió llorando desconsolada durante largo rato.
...
Sus llantos fueron lo primero que escuché al despertar. Los sentía a través de su carne, y de su sangre, por la que mi organismo fluía desde hacía dos semanas dividido en miles, millones de fragmentos. Durante ese tiempo, me había dedicado a crecer, alimentándome de lo que ella comía e incluso llegando a parasitar sus intestinos para acelerar el proceso siempre guiado por los instintos más básicos, sin ser nunca consciente de lo que hacía o qué había sido de mí. De aquel entonces tan solo recuerdo sensaciones y sueños erráticos carentes de sentido, por lo que todo lo que diga en estas líneas se basa en meras deducciones.
De lo único que estoy seguro es que poco después de aquel desayuno, mi organismo decidió que había llegado el momento de despertar. Fue entonces cuando, como uno solo, todos los fragmentos de mi ser marcharon a través del torrente sanguíneo hasta reunirse dentro del cerebro de Lily.
Por fin... volvía a ser yo... de nuevo capaz de pensar, de razonar y moverme por mí mismo. Estaba vivo y a salvo... hasta que me dí cuenta de que me había metido en otra trampa mortal que era la mente de una adolescente desconsolada.
Lily... su consciencia era un confuso revoltijo de sentimientos. A través de ella experimenté en una rápida sucesión tristeza, frustración, envidia, amor, miedo, congoja y un intenso desprecio hacia sí misma. Todo aquel "ruido" estuvo a punto de echarme para atrás y por un momento pensé en asaltar su mente por la fuerza como había hecho hasta entonces con otros cuerpos... pero entonces sentí una extraña curiosidad. Me di cuenta de que quería saber por qué Lily lloraba, qué le había causado tanto dolor.
Así que durante un buen rato me dediqué a hurgar en su mente. Exploré sus recuerdos, lejanos y recientes; aprendí cuales eran sus gustos y esperanzas e incluso llegué a compadecerla al darme cuenta de su profunda ignorancia, de lo ilusa que era y lo poco que conocía a las personas. Lily adoraba a todo el mundo. Amaba a su madre y a su hermana con locura y trataba a todos con amabilidad, siempre sonriendo, siempre alegre hasta tal punto en el que la gente de su alrededor la tomaba por simple y estúpida. Una niña tonta con un cuerpo arrebatador que no hacía más que despertar envidia, especialmente por parte de su hermana y de las chicas de su clase.
Fue entonces cuando tomé la primera decisión altruista desde que recibí mis poderes: decidí ayudar a Lily a solucionar sus problemas.
...pero... claro está... la ayudaría a mi manera.
...
Había pasado media hora, y la almohada estaba empapada por las lágrimas de Lily. Hacía poco que habían cesado sus llantos, pero de vez en cuando su cuerpo se estremecía en un sollozo al recordar el episodio anterior.
toc toc toc - era el sonido de su madre picando a la puerta por tercera vez. Pero no podía entrar ya que Lily había echado el pestillo.
-¿Liliana?- su voz sonaba ahogada tras la madera -¡Cielo! Yo... yo no sé qué es lo que ha pasado pero... pero ya llegas tarde al colegio y yo me he de ir a trabajar.
Su madre hizo una pausa durante la cual Lily no dijo nada.
Lily, yo...- se la oyó suspirar -yo... ya hablaremos, ¿Vale? Por favor, no faltes a clase. ¡Me marcho! ¡Y recuerda que te quiero, cielo!
Sus pasos se alejaron cada vez más hasta que se escuchó la puerta de casa cerrarse. Lily se había quedado sola en casa.
Pasaron los minutos y a Lily ya le dolían los pechos de tanto apretujarlos contra el colchón, así que se dio la vuelta y se quedó mirando al techo con los ojos muy abiertos, sus lágrimas secas desde hacía rato. Pero en esa situación era inevitable que su mente divagara, y de nuevo volvió a recordar.
-...hic...
Otra vez el nudo en el estómago; otra vez, sus lágrimas volvían a brotar... pero justo entonces...
- ¿Lily?- dijo una voz.
La chica abrió mucho los ojos y se incorporó lentamente en la cama para a continuación restregarse los párpados. -¿Qué había sido eso?
- Lily, por favor, no llores.
- ¡¿Eh?!- exclamó la joven. ¿De donde salía aquella voz? ¿Se lo estaría imaginando?
- No tengas miedo, mi pequeña. Solo quiero ayudarte.
Lily miró a un lado y a otro, buscando el origen de aquella voz. Pero no encontró nada extraño en su habitación.
- Lily, relájate...- pidió la voz.
Pero Lily se había puesto de pie, su corazón latía violentamente en su pecho y le costaba respirar. Estaba sufriendo un ataque de pánico.
-¡¿Qui... quién...?!
- Lily... ¡Lily!- repitió la voz en un tono apremiante - ¡Soy un amigo! Un amigo.
Y justo entonces la mente de Lily se vio envuelta en una extraña calidez y la joven parpadeó, confusa, sintiendo por un momento como el mundo le daba vueltas. Con una mano buscó la pared y se apoyó en ella mientras su cuerpo trataba de superar el mareo repentino... pero era extraño. No se sentía mal en absoluto. De hecho, su única preocupación durante los segundos que tardó en volver a respirar con normalidad fue el tratar de recordar el motivo de su preocupación.
-¿Qué tal ahora, mi pequeña? ¿Te encuentras mejor?
Otra vez aquella voz... pero ahora sonaba tan dulce... y decía que era un amigo.
-¿...Eres mi amigo?- preguntó Lily en un susurro.
- Lo soy- respondió la voz con tono de alivio, y Lily le creyó.
-¿Quién... do, donde estás?- preguntó la chica tras sorberse los mocos.
- Estoy dentro de ti, Lily. Soy parte de tí. Siempre lo he sido.
Lily se quedó boquiabierta y se sentó de golpe en la cama para a continuación masajearse las sienes.
-Pero si no... yo no... nunca te he... ¿Como?
La voz estalló en una risa musical que resonó como un eco dentro de su cabeza, provocando que sus labios se curvaran ligeramente hacia arriba. Era el sonido más delicioso que Lily había escuchado desde que tenía memoria y, por unos preciosos instantes, olvidó todas y cada una de sus preocupaciones.
- ¡Yo tampoco lo entiendo, Lily!- exclamó la voz todavía en tono alegre - Ni siquiera yo sé de donde vengo. Puede ser que naciéramos juntos, ¿Quizá caí del cielo por accidente? A lo mejor soy el resultado de un deseo que pediste el día de tu cumpleaños o al ver caer una estrella fugaz... o quizá es que Lily es una chica mucho más especial de lo que ella cree.
Lily escuchaba ansiosa todas y cada una de las palabras que la voz hacía resonar en su cabeza con el fervor de quien escucha a su profeta.
- Pero en algún momento del día de hoy... desperté de verdad. Y te encontré... llorando.- La voz entonó la última palabra en un susurro, como si le doliera pronunciarla. Lily por su parte, reaccionó en consonancia tapándose la boca y ahogando un sollozo. - Pero escucha, escúchame bien. Si de algo estoy seguro en este mundo es de que soy tu amigo y puedo, ¡Y voy! A ayudarte.
-Pero...(hic)... pero yo no...- trató de decir Lily entre sollozos.
- ¿...te han hecho daño, verdad?- preguntó la voz. Sonaba triste y llena de compasión. Y ese sentimiento llenó a la joven de una calidez interior que hacía tiempo que no sentía.
Rompió a llorar de nuevo sin remedio. Y la voz dejó que se desahogara durante un minuto.
- Por favor, Lily. No llores.- dijo finalmente - una chica tan hermosa como tú no debería estar llorando por culpa de la maldad de otros.
-Yo...(snif)... yo... yo no soy hermosa... so... soy horrible...
- ¡¿Como dices?!- La voz sonaba desconcertada, hasta tal punto que Lily empezó a dudar.
-Yo... yo...- prosiguió dubitativa -son... es todo culpa de estas cosas.- concluyó agarrándose los pechos con ambas manos.
- ¿Qué quieres decir con eso...?
Pero Lily prosiguió cada vez más frustrada.
-¡Son tan grandes y feas! ¡Son horribles! Todas...(hic)... por culpa de mis pechos todas las chicas de mi clase me tratan como si fuera un monstruo. Me dicen siempre cosas, cosas feas y... a veces me las agarran o me pellizcan y me hacen daño. Incluso mis amigas de antes ya no me dicen nada, me... me ignoran y yo siempre sonrío pero ellas... ellas... no...(hic), y... los chicos huyen de mí como si oliera mal.- Lily hablaba cada vez más rápido mientras las lágrimas corrían por sus mofletes -Y ahora Veri... (uuuuuhhhh...)... Veri me odi, me odiiihh....- le tembló la voz hasta que esta se convirtió de nuevo en llanto. -¡¡Veri me odiaaaaaaaaahhh!!, ¡¡buaaahh aaaahhh!!
La voz se quedó en silencio durante medio minuto, pensativa. Pero entonces pasó a la acción.
- Lily. ¿Me permites?
-¿Eh?
De repente, Lily sintió como sus piernas y manos se movían en contra de su voluntad, levantando su cuerpo y poniéndola en pie.
-¡¿Ueeeeeehhh?!
- No tengas miedo, Lily, confía en mí.
Y esas palabras la relajaron al instante, pues Lily confiaba por completo en la voz dentro su cabeza. La joven sabía sin necesidad de hablarlo que aquel ente misterioso nunca le mentiría y jamás le haría daño o se burlaría de ella. Lily se dejó llevar hasta el cuarto de baño, quedando por fin frente al espejo situado justo encima del lavamanos.
- Mira, Lily. Observa bien... ¿Acaso te ves fea?
Lily contempló su reflejo y abrió la boca para decir algo, pero las palabras murieron antes de pronunciarlas. Se había visto a sí misma en un espejo todos los días de su vida, y aquella mañana no había sido una excepción. Pero había algo... diferente. Su pelo castaño con sus grandes ojos del mismo color estaban exactamente igual de como los recordaba, pero había un brillo extraño en sus pupilas que no había advertido hasta entonces. Además, su piel lucía un tono más saludable que de costumbre con unas orejas que destacaban de manera graciosa bajo sus dos coletas enmarcando su bonita cara en forma de corazón; que incluso con los párpados enrojecidos, las marcas de los lagrimones y algunos mechones sueltos tras restregarse con la almohada, Lily era... preciosa.
Un leve rubor añadió color a sus mejillas, y la voz habló de nuevo.
- Así es como te veo yo, mi pequeña. Y así es como te ve la gente.
-Pero... mis pechos...- Lily bajó la mirada hacia su abultada delantera.
- ju ju ju... ¿Qué tienen de malo? ¡Míralos! Son increíbles...
Y controlando de nuevo sus movimientos, la voz llevó las manos de Lily a sus tetas, las cuales empezó a masajear con delicadeza.
-¡Ah!
- ¿Sabes por qué te tratan mal, preciosa? ¿Sabes por qué tu hermana se ha vuelto contra tí? ¿Por qué tus compañeras de clase disfrutan humillándote? ...Por que te envidian.
Lily abrió mucho los ojos, desconcertada. ¿Que a ella... la envidiaban? No, eso no era posible. ¿Quién envidiaría unos pechos tan aparatosos e incómodos? Lily tan solo quería ser como las demás, ser normal. Pero sus grandes tetas se lo impedían, y Lily las odiaba por ello... o eso se repetía una y otra vez aunque la voz de su cabeza pareciera opinar de otra manera.
Y en algún momento y sin que ella se diera cuenta, el cosquilleo que sentía en los pezones se convirtió en algo más cuando sus propias manos, que seguían moviéndose ajenas a su voluntad, los empezaron a pellizcar.
-¡Iah! Unnnnnngh...- ¿Qué era esa sensación? Sentía una presión en los pechos que no recordaba haber sentido nunca antes en la vida. Era como si se estuviesen endureciendo bajo las caricias de sus manos... y si Lily no supiera que era imposible, juraría que le habían crecido un poco tras ver sus pezones marcándose claramente a través de la ropa.
- ¿Como se siente, mi pequeña?
-Me... me siento... rara...
- ¿Sabes, Lily? - prosiguió la voz haciendo una pausa mientras se levantaba la camiseta con cuidado - Las muchachas de cuerpos esbeltos, rostros hermosos y grandes pechos como tú son las más "especiales", y por eso despiertan los celos de sus semejantes. Te envidian por que desean tener lo que tú tienes.
Lily empezaba a hacerse una idea de lo que la voz quería decir... pero... no... en realidad seguía sin entenderlo. ¿Acaso por algo tan simple su hermana Veri ya no quería saber nada más de ella? ¿De verdad era todo tan sencillo?
- Y cuando una persona envidia a otra, su lado más mezquino siempre sale a la luz.
Sus manos se introdujeron bajo las copas del abultado sujetador y empezaron a masajear directamente sus pechos desnudos.
-¡Uah! ¡¿Eh?!
- Y entonces te insultan... te difaman...
-Aaaaahhh... uhmmm...
-...y hacen todo lo posible por convertirte en un simple objeto de burlas...
-¡Aah! ¿Qué es...? ¡¡AH!!- Lily trató de decir algo, pero sus manos seguían jugando con sus tetas cada vez más rápido y apretando más fuerte.
-... Eso les hace sentirse mejor consigo mismas, les hace quedar por encima de tí...
-¡Aaah! ¡Uaaaahh!... ¡Eeeehhh!
- Y, en definitiva, les ayuda a olvidar su propia debilidad.
Justo tras decir eso, la voz devolvió a Lily el control de sus extremidades y la joven se quedó mirando embobada sus propios pechos todavía apretujados entre sus manos mientras se preguntaba por qué había parado. Tardó unos instantes en darse cuenta del estado de su propio cuerpo, con la respiración agitada y una sensación caliente y húmeda justo en... en...
Lily tragó saliva y se abrazó a sí misma. Estaba confusa, muy confusa; perdida entre las nuevas y extrañas sensaciones de su propio cuerpo y aquello que la voz de su cabeza trataba de explicarle.
-No lo entiendo... no lo entiendo...- repitió en un susurro
- No te preocupes, mi pequeña... yo te ayudaré a entender.
Un leve cosquilleo en los brazos advirtió a Lily de que la voz de nuevo retomaba el control, la cual, con un movimiento fluido, le levantó la minifalda e introdujo la mano derecha tras los boxers largos y las braguitas de debajo. La sensación que vino a continuación explotó en el cuerpo de Lily como si una corriente eléctrica le estuviera recorriendo las entrañas.
-¡¡UAAAAAAAAAaaaaaahhhh!!
¡¿Qué era aquello?! Era como tener mariposas en el vientre, como cosquillas elevadas a la octava potencia. El ente que controlaba su mano estaba haciendo algo en su vagina pero Lily no entendía el qué, y empezó a tener miedo, abrumada por todas esas nuevas sensaciones totalmente desconocidas hasta entonces...
Pero entonces la mano realizó una pausa y Lily se sorprendió conteniendo la respiración.
-"¡¿Por qué... por qué ha parado?!"
- Te ayudaré a entender... - Repitió la voz en un susurro, pero en aquella ocasión sus palabras retumbaron en cada recoveco de la mente de la joven como si su cráneo se hubiese convertido en una caja de resonancia.
Y la mano volvió a la carga, provocando que Lily arqueara todo su cuerpo hasta quedar unos instantes mirando al techo con la lengua fuera. Ya lo entendía... esa sensación era placer, un placer que aumentaba por momentos, especialmente cuando su mano izquierda se sumó al juego empezando a estrujar uno de sus pechos sin miramientos.
-¡¡AAAAHH!! ¡¡OOOOOoohhh!! ¡Ah! ¡Ieeeehh!
- ¿Te gusta, Lily? ¿Te gusta lo que te hago?
-¡Oooohh! ¡S... ssssiiiiiiiiiii! ¡¡Me... AAAAAaaaahhh!!
-Pues esto es solo el principio, mi pequeña. Yo te ayudaré a vivir experiencias con las que jamás te atreviste a soñar siquiera. Haré que vuelvan a quererte y respetarte.
-¡Uaaaaaaahhh! ¡¡UNNNNNGH!!
- Incluso Veri, tu hermana, "nuestra" hermana, juntos conseguiremos que te vuelva a aceptar... conseguiremos que te acepte tal y como eres...
Por toda respuesta Lily siguió gimiendo con la boca abierta. Por supuesto. La voz en su cabeza, el extraño ente que vivía dentro de ella podía hacer posible lo imposible, y no tenía duda alguna de que, a su lado, conseguiría todo lo que se propusiera.
-...y para conseguirlo, tu y yo nos "uniremos".
-¡Eh!... ¡Eeh!... ¡¡AAAAaaaaahh!!- Cada segundo que pasaba, cada vez que la voz insertaba sus propios dedos en su joven vagina, Lily lo amaba cada vez más. Ya no importaba que dijese o propusiera, ella lo aceptaría y se entregaría al completo.
- Yo sentiré lo que tú sientes y tú sentirás lo que yo siento.
-¡¡Sssiiiiiii!! ¡¡SIIIIIII!! ¡¡AH!!
- Nos moveremos juntos, compartiremos los mismos pensamientos, y viviremos las mismas experiencias. Tú serás yo y yo seré tú.
-¡¡SSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!
En ese momento, el infierno se desató en el cuerpo de la joven y todo el placer que había estado sintiendo hasta ese momento se disparó hasta el infinito, provocando que Lily disfrutase de la sensación más intensa de su corta vida: su primer orgasmo.
-¡¡¡EEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!
Duró apenas unos instantes durante los cuales estuvo a punto de perder el equilibrio y caerse al suelo, pero consiguió apoyar el hombro contra la pared. Y ahí se quedó, sin moverse apenas, echando vaho por la boca y con los dedos crispados todavía dentro de su coño.
Pasó un buen rato hasta que se dio cuenta de que la voz le había devuelto el control de sus brazos. Lily entonces separó la mano de su vagina y se la quedó mirando de cerca con una expresión estúpida plasmada en la cara. Estaba totalmente empapada por sus jugos de virgen, hasta tal punto que se distinguían claramente múltiples hilillos húmedos entre los dedos extendidos.
-Aahh... haah...
Pensó por un momento que sentiría asco o rechazo... Pero en lugar de eso, abrió la boca y empezó a chuparse los dedos golosamente.
-hummm... schlurp... shlllllhh
- Buena chica...
-je jeee
- Y ahora... relaja tu mente... no tardaré demasiado.
-Si... mi amo...
...
... ...
El cuerpo de Lily todavía temblaba cuando conseguí realizar la acción más complicada desde que adquirí mis poderes: coordinar mi mente con la suya. Fue una de esas cosas que nunca supe como lo hice, tan solo que podía hacerlo... y funcionó. Lo sentí en cuanto los pensamientos de Lily inundaron mi consciencia manteniendo una leve barrera entre los suyos y los míos(no quería saber qué pasaría si dejara que fluyeran con total libertad, o en qué me convertiría). Y en cuanto levanté la mano húmeda por la saliva y flexioné los dedos, supe que Lily también había decidido levantar la mano y flexionar sus dedos de la misma manera; al igual que cuando seguidamente sonreí de forma lasciva y me pasé la lengua por mis labios carnosos, la mente de Lily había decidido de la misma manera lucir una sonrisa extraña y pasarse la lengua por sus labios.
Mis decisiones eran sus decisiones, éramos como dos bailarines en perfecta sincronía, con la salvedad de que yo llevaba la voz cantante.
-ji ji ji...- esa risa siniestra no terminaba de colar con la dulce voz de Lily.
Dí entonces dos pasos hacia atrás, alejándome del espejo y fijé la vista en mis pechos durante un rato mientras pensaba mi siguiente movimiento.
-Bien...- me bajé la camiseta de nuevo por encima del sostén y me contoneé un par de veces frente al espejo tan solo para ver la cara de Hello Kitty graciosamente deformada por el tetamen de Lily. Había decidido que primero me cambiaría de ropa interior y luego... luego iría al colegio.
Me puse una mano en la cadera y agité el dedo frente al reflejo de Lily.
-Las niñas buenas no deben faltar a clase- la reñí.
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A todos aquellos que habéis disfrutado del relato, lamento haberos hecho esperar. Pero tengo buenas noticias para el siguiente.
Digamos que cuando avancé en la escritura de este relato llegué a un punto en el que, cuando quedaba poco para terminarlo, me encontré con que había escrito más de 13.000 palabras. Así que decidí dividirlo en dos y publicar antes la primera parte(la que acabáis de leer) como un relato separado de 6000 palabras, mientras que la siguiente(lo que será "El Experimento 7") estará terminada en breve.
Así que incluso en el peor de los casos, publicaré mi siguiente relato en mucho menos tiempo de lo normal(he recibido alguna que otra queja por las largas esperas y no les culpo xD). Y por si a alguien le interesa, también he avanzado de forma notable en el siguiente capítulo de "La polla de Rasputín".
Como siempre, aprecio cualquier comentario y os animo a puntuar; ya que lo que de verdad me anima a seguir escribiendo es el saber que os gustan mis historias.