El exhibicionismo se me escapa de las manos

Volví a compartir apartamento con María

Desde que me exhibiera delante de María y otras amigas por primera vez alrededor de los 19 años le había pillado el gusto. Pero no era el único, cuando María me invitaba a la piscina de su casa no había ocasión en la que no me quedara desnudo delante de ella, ella echase los buenos vistazos a mi rabo e hiciera lo mismo delante de mí dejándome a la vista esas dos tetas bien puestas que parecían operadas.

Pasaron unos 5 años desde la última vez que me invitó a un apartamento en la playa deprisa y corriendo.

Esta vez fue distinto, le sugerí yo ir a Benidorm unos días con la excusa de que nadie más quería ir salvo Sergio y su novia.

Obviamente María le dijo que le parecía bien. Cuando le pregunté que si quería cama de matrimonio o individuales me dijo que individuales, que no éramos tan viejos como para compartir cama. Y se echó a reír.

Que iba a pasearme desnudo delante de ella era algo que ambos sabíamos, lo que no sabía es que iba a intentar llevarlo un poquito más allá.

El primer día transcurrió con normalidad. Llegamos, nos fuimos a la piscina, me paseé desnudo y morcillón por el piso y ella en tanga y tetas.

  • Cualquiera que nos vea no sé qué se va a pensar.

  • Pues que tienes unas tetas que parecen operadas de lo tiesas que tienes.

  • Jajaja, imbécil. Y que tú podrías sacarle el ojo con ese rabo que te gastas.

Había veces que se me ponía durísima y si María pasaba cerca me daba un cachetazo en el culo (como era costumbre).

  • ¿Ya estás así?

  • No es culpa mía. Son tus tetas operadas y tu culo en tanga.

  • Pues no las mires tanto.

  • Vale, pues no me mires tú la polla.

  • Es imposible, si es que es enorme.

  • ¡Pues yo estoy igual, hija puta!

  • Jajajaja.

Muchas risas pero yo iba la mitad del tiempo con una erección casi total de tanto mirarle las tetas y el culo. Había una tensión sexual bastante bestia…

Yo sé que a María yo le gustaba y no sé cuánto aguantaría sin echar mano al rabo.

La segunda noche que salimos con Sergio y su novia procuré alcoholizar bien tanto a María como a su novia para que fuesen “una carga”. Bailamos mucho y llegamos sudados al apartamento.

Durante el trayecto le dije a María que una ducha ahora vendría de lujo y me dio la razón. Dijo que sería lo primero que haría al llegar al apartamento.

Cuando llegamos me desnudé y pasé desnudo delante de ella:

  • Eh cabróoooon. Que me quiero duchar yo, no te cueles.

  • ¡Pues corre!

Me metí en la ducha y me empecé a duchar. Dejé la puerta abierta, obviamente, y María, que iba bastante borracha se metió en la ducha conmigo como era de esperar.

Yo me reí diciéndole que era una borracha y una prisas, y ella me dijo que yo era un mamón que me aprovechaba de que estaba borracha para colarme.

La ducha no era especialmente grande y alternarse el sitio bajo el chorro iba a ser complicado… Máxime cuando se me estaba empezando a poner dura (una vez más) ante la visión de María enjabonándose las tetas.

Tenía un coño bastante bonito y depilado. Pedía a gritos que lo lamiesen.

Yo quise esperar a tenerla dura del todo para enjabonármela. Estaba lavándome el pelo con el rabo ya a medio gas y noté que María estaba empanada mirándome la tranca.

  • Tío, no es normal la cantidad de veces que se te levanta a lo largo del día, jajajaja.

  • Seguro que si tú tuvieses algún órgano delator como es el rabo en mi caso también podría saber cuándo te has puesto tonta.

  • Ya, es la ventaja de ser mujer, jajaja. Aunque si te digo la verdad voy la mitad del tiempo que estamos desnudos voy mojada, jajajajaja.

Había terminado de enjabonarse las tetas y yo seguía acaparando el chorro, entonces le pregunté si quería que cambiásemos sitios. Me dijo que sí, que ser quería quitar el jabón.

Nos cambiamos torpemente de lugar y yo con el rabo orientado hacia ella, aunque la tenía tan dura que miraba prácticamente al techo y el refrote con sus nalgas fue algo inevitable.

  • Hijo puta… No me la restriegues por el culo.

  • Es que si me pongo de la otra forma le voy a dar a la cortina de la ducha e igual la muevo.

Ahora le tocaba a ella aclararse y a mí enjabonarme, le dije que fuese de utilidad y me enjabonara la espalda. Lo hizo y me pidió que yo también lo hiciera con ella.

  • En que me termine de enjabonar del todo te lavo la chepa.

Me enjaboné el torso y cuando llegué al rabo, que lo tenía duro como una piedra me recreé un poco lavándomelo despacio consciente del espectáculo que era para ella.

María no apartaba la vista mientras me lo arremangaba lentamente.

  • Vaya pollón… Normal que Amalia chillase tanto cuando follasteis.

  • Era ruidosa la cabrona.

  • Sí, ya te digo. Apenas me dejasteis dormir, cabrones… Pero es que normal, vaya polla tienes…

Seguía obnubilada con mi rabo. La saqué del trance y le dije que le enjabonaba la espalda. Le enjaboné las piernas y el culo también. No protestó. Cuando acabé le di un cachetazo y se le escapó un mini gemidito.

  • Ea. Salvo que quieras la parte delantera ya te puedes aclarar y cambiarme el sitio otra vez.

Sabía que en condiciones normales me habría parado los pies, pero estaba muy borracha y cachonda. Y he de decir que le amasé a base de bien las nalgas. Tenía el culo normal, con un par de kilos de más que le daba una forma increíble… No hay culos que me la pongan más dura que los que tienen buena forma y tienen algún kilo de más.

Dudo unos instantes.

  • Vale, pero no te aproveches mucho eeeeh.

  • Descuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiida.

Me enjaboné bien las manos y me pegué a ella colocándole mi duro rabo entre esas nalgas que llevaban un día y medio poniéndomela como la pata de un burro. La una sensación placentera que aumentó cuando le empecé a enjabonar las tetas.

Le costó un poco reaccionar a todo lo que estaba pasando.

  • Oye… No me la claves entre las nalgas…

  • ¿Te molesta?

  • No precisamente… Pero somos amigos…

  • Vale, la pongo en otro sitio.

Redoblé mi apuesta. Me separé, la bajé, me pegué a ella y la solté, cocando con su coño. Se le escapó un gemidito.

Mis manos fueron a sus redondas, abundantes y desafiantes tetas. Y empecé a amasárselas con un poco más de intensidad mientras frotaba lentamente mi duro rabo contra su coño.

  • Lucas… No…

  • ¿No te gusta?

  • Sí… Pero esto no está bien…

  • Estamos borrachos… Mañana ni nos acordaremos.

  • Yo sí…

Seguía amasándole las tetas. Le cogí del pelo y le tiré hacia atrás la cabeza. Le mordí el lóbulo de la oreja.

  • Te voy a meter una follada que vas a ver doble.

No contestaba solo jadeaba. Noté cómo mi rabo estaba aún más mojado. Estaba lubricando a base de bien. Con un poco de suerte le iba a entrar de una tacada.

No le solté el pelo, y mientras le besaba y mordía el cuello dirigía mi dura estaca hacia su coño.

La metí despacio sin pausa. María gimió mientras entraba.

  • Joderrrrrr… Qué gusto…

  • ¿Lo echabas de menos eh?

  • No te voy a mentir… Aaah…

María llevaba 6 meses sin follar y esta noche le iba a pasar por encima como una estampida de ñus.

Empecé el bombeo suave mientras le apretaba las teas.

  • Menudas tetas tienes, siempre la he querido sobar.

  • Aah… Apriétamelas… Aaaaaaah…

Eran duras y redondas. Desafiantes redondas y de buen tamaño que daba gusto amasar.

Cuando comencé con el bombeo ella acompañaba el final de cada embestida con un jadeo ahogado. No era de placer.

  • ¿Todo bien María?

  • Sí… Sí… Uhh… Es que la tienes muy grande… Uh…

  • ¿Más despacio?

  • No, no, no… No pares… Me da muchísimos gusto y enseguida se me dilata.

Cerré el grifo y seguí embistiendo despacio, pero sin pausa. Le daba azotes en el culo mientras le tiraba del pelo. Cada azote era un gemido.

  • Mira que eres puta… ¿Cómo me la has puesto tan dura? ¿Esperabas que no te follase como la perra que eres?

  • Aaaah… Soy una guarra… Aaah… Aaah..

  • Paseándote desnuda hasta que has conseguido que te folle… Cerda…

  • Síi… Aaaah… Ahh… Soy una cerda… Aahhh…

Tuve que respirar hondo porque entre lo apretado que tenía coño y lo que me ponía verla tan sumisa me iba a correr en nada.

Se la saqué la cogí del pelo y le dije que fuéramos al cuarto.

Alguna vez me había contado que le costaba mucho llegar al orgasmo, pero que cuando llegaba al primero aquello se convertía en un no parar y que podía acabar mareada.

La tiré sobre la cama y me abalancé sobre ella, metiéndole la lengua en la boca, la polla bien al fondo y pellizcándole los pezones.

María me gemía en la boca. Me apreté bien contra ella mientras la perforaba.

Ahora gemía más de continuo y sin parar. Gozaba como una perra en celo y a mí verlo me ponía cardiaco.

  • ¿Te vas a correr, perra?

  • Sí… Sí… Me queda poco… Poco…

Le di la vuelta y me la puse encima. Con mis manos agarrando esos dos portentos de nalgas y azotándolas mientras le chupaba las tetas.

No tardó ni un minuto en soltar un alarido prolongado. Paró ella de bombear, pero le agarré el culo y bombeé yo.

  • Aaaaaaaah, paraa… No me folles que no para el orgasmo… Aaaaaaaaaaaaaah.

Seguí bombeando y chupándole las tetas. Mis manos agarradas en sus nalgas empujando hacia abajo.

María no para de gemir con los ojos cerrados mientras se intentaba zafar de mí, pero yo no le dejaba.

  • Lucas, Lucas, Lucas… Aaaaaaah… Por favor, para, aaaaaaaaaah…

Paré y la saqué. La tenía empapadísima. Me la sequé con las sábanas.

  • Hijo de puta, te he dicho que pararas. Que si no puedo marearme.

  • ¿Y eso es malo porque…?

  • Es que no lo disfruto… Es una putada porque es tanto placer que me bloqueo.

  • Pues yo la tengo dura todavía.

Me miró la polla con cara de póquer.

  • Espera un poco…

Agarré su mano y me la puse en mi polla para que no se me bajase ni un poco.

Cuando hubo respirado lo suficiente y tomado aire le dije que se diera le vuelta.

  • Pero cuando te diga que pares para…

  • Que síii…

Se puso a cuatro patas. Qué culazo. Le di un cachetazo bien fuerte.

  • Qué culo tienes… Te lo follaba.

  • No, no. A mí no me metas eso que me lisias.

  • Pues el dedo te lo pienso meter.

Y le metí lentamente el dedo índice a la par que le metía la polla. Un gemido largo y medio apagado acompasó la penetración tanto de mi rabo como de mi dedo.

Volví a bombear y en menos de 2 minutos María estaba otra vez gritando por un orgasmo.

  • Aaaaaaaaaah, Lucas, para. Aaaaaaaaah, ¡es demasiado!

Le saqué el dedo, bombeé un poco más para quedarme a gusto, le azoté con fuerza y paré.

  • Qué poco has durado.

  • Que me metieras el dedo me ha gustado…

  • ¿Te meto la polla?

  • No, no… Que me matas.

  • Pues a follar, que quiero pegarle a ese culo.

Me tumbé encima de ella y se la volví a meter. La tenía como una piedra. Empecé a bombearle despacio mientras ella volvía a gemir.

Esta vez no iba a tener piedad. Quería oír sonar bien ese culo chocando contra mi pelvis. El sonido de carne contra carne que tanto me gusta mientras se lo azotaba.

Enseguida estaba volviendo a embestir a un buen ritmo y escuchando el característico “plas plas plas” de su culo contra mi pelvis.

La embestía sin piedad mientras la azotaba con violencia. Qué culo tenía, joder…

A los cinco minutos tuvo otro orgasmo, pero la iba a matar. Me dijo que parara dos veces y no lo hice. Tras el 2º aviso estaba a punto de correrme y le pedí que me la chupase, me quería correr en su boca.

Obedientemente se dio la vuelta y empezó a chuparme el rabo con una técnica no muy depurada, pero suficiente para en menos de un minuto llenarle la boca de semen.

La sujeté del cuello para que todo le entrase en la boca mientras yo gemía con rabia.

  • JODER, QUÉ BIEN LA CHUPAS, JODER, JODER.

Intentó zafarse, pero no le quedó más remedio que recibir toda la leche en la boca. Al final se la tragó.

  • Cabrón, que casi me atraganto.

  • Perdón, que me pierdo.

  • Encima has soltado un buen chorro…

Nos quedamos dormidos casi al instante. Una sed terrible me despertó a las 2h y me fui a beber agua.

Cuando volví al cuarto y la vi ahí tumbada y desnuda con esas tetas cuasi perfectas y ese culazo empecé a notar calor en mi interior.

Me acerqué hasta ella y le empecé a lamer el coño. Le costó despertar y su mano fue instintivamente a mi cabeza mientras me apretaba la cabeza con los muslos.

Estuve un buen rato lamiéndoselo hasta que finalmente tuvo el primer orgasmo. Me separé de ella, se la hinqué y empecé a bombear con rabia para otra serenata.

Esa noche no dormirnos, literalmente. Solo me corrí dos veces, la vez anterior y por la mañana, por lo que la estuve despertando cada 2h para follar.

Ha sido uno de los recitales de sexo más bestias que he tenido en mi vida.

Por la mañana me disponía a meterle otra follada.

  • Lucas, por favor… Estoy reventada, me muero de sueño y me escuece…

  • Ya, pero me pones mucho y mira cómo la tengo.

  • Te la chupo y me dejas dormir.

  • Vale.

Otra vez me la mamó y otra vez me corrí chorros en su boca, pero esta vez no se lo tragó todo porque no podía.

Los otros dos días nos los pegamos follando como animales, pero le di más cancha durante la noche.

Seguíamos paseándonos desnudos, pero en que podía le metía mano o le chupaba las tetas o las nalgas y a follar otra vez.

Cuando nos fuimos de Benidorm acordamos seguir como amigos sin más y yo le dije que si alguna vez tenía muchas ganas que me escribiera un mensaje diciendo únicamente “Benidorm”. Que iría a su casa y la violaría como un enfermo.

Me dijo que mejor que no, pero meses más tarde una noche que estaba borracha me escribió un mensaje diciendo únicamente “Benidorm”.

Y yo, como buen enfermo, pues me fui a su casa y le metí una follada de campeonato.