El exconvicto y mi esposa
Como hombre siento que la vida me regaló la lotería con Ariadna, ya que además de ser una mujer capaz e inteligente, tengo la dicha de tener una modelo en casa, rubia, delgada y con un cuerpo digno de una diosa
Mi nombre es Andres y estoy felizmente casado con mi esposa Ariadna, ella tiene 25 años,
somos una pareja joven, nos conocimos en la prepa, así seguimos hasta que ambos logramos
ser profesionistas; nos casamos y llevamos una relación de matrimonio perfecta.
Como hombre siento que la vida me regaló la lotería con Ariadna, ya que además de ser una
mujer capaz e inteligente, tengo la dicha de tener una modelo en casa, rubia, delgada y con un
cuerpo digno de una diosa, bueno yo así la veo; Ella es abogada y trabaja actualmente en el
departamento de justicia de la ciudad y cómo parte de su trabajo, es encargada de notificar a
las personas involucradas en los diversos asuntos jurídicos. Hasta que un día en una de las
tantas diligencias que desempeña, debido a un encuentro con un amigo que ambos tenemos
en común, nuestro matrimonio dio un giro radical, yo no esperaba que eso pasara pero ahora
les compartiré lo que me sucedió.
Ese día a ella le toco ir al centro de readaptación social a realizar una notificación de un reo
cuyo nombre es Mario quien se encontraba cumpliendo una condena por el delito de homicidio,
es el caso que él, logró reconocer a mi esposa sin problema, ella al sentir la mirada muy directa
se sintió incómoda por lo que se enfocó en terminar lo más rápido posible la diligencia y
retirarse de dicho lugar .
Se preguntarán cómo se rodó esto?? Pues aquí les va la otra parte de la historia esa misma
tarde, a la hora del almuerzo ella me contó lo sucedido a lo que ambos reaccionamos de una
manera normal, sin darle la mayor importancia. En los siguientes días, y sin yo saberlo, mi
esposa realizó más visitas a Mario, era obvio, por su trabajo era común que regresara a
notificar varias veces; Un día al llegar a casa y entre nuestras pláticas del almuerzo, ella
mencionó a Mario y las visitas que le había estado realizando a el centro de readaptación social
y de cómo hasta cierto punto, ya habían entablado una amistad. A lo qué yo le comenté que
tuviera cuidado con esa persona (por algo está en la cárcel), a lo que ella respondió que era
grosero no responderle si te hablaba, por lo que ella conversaba con él. Ella siempre fue
considerada con lo demás y muy comprensiva, pero en el momento llegué a sentirme celoso de
Mario.
Un día nos preparábamos para dormir, ella me comentó que Mario ya estaba en libertad
condicional, por lo que ella lo había invitado a la casa a cenar para que platicáramos todos, a lo
que yo le respondí que no me parecía buena idea por lo que me negué a que viniera a nuestro
hogar, ella al ver mi negatividad, empezó a seducirme quitándose la bata de dormir, esa bata
de seda que rodaba con su escultural cuerpo, bastándole una apasionante noche de sexo para
convencerme de que Mario viniera a la casa, con semejante manera de convencimiento como
decir que no.
Llegó el Jueves por la noche, dia que Ariadna había invitado a Mario a cenar en la casa.
sinceramente la molestia de que el viniera a cenar aún estaba presente por lo que estaba un
poco molesto y no ayudé a preparar la mesa, a lo que ella se dio cuenta. En punto de las 7:00
pm alguien llamó a la puerta , por lo cual supuse era el y me dirigí a abrir la puerta. Yo no
recordaba muy bien a Mario, solo me acordaba que era un tipo de 1.70 aproximadamente y con
un cuerpo marcado por el ejercicio. Cual fue mi sorpresa al ver que el Mario que recordaba se
había convertido en un ex convicto lleno de tatuajes y con músculos de un luchador. Yo solo
pude decir buenas noches eh invitarlo a pasar , mientras que en mi mente solo pensaba que mi
esposa había estado visitando a este hombre durante varios días y que ahora eran hasta cierto
punto amigos. Al momento que él entró, mi esposa se acercó rápidamente y le dio un beso en
la mejilla a manera de saludo, lo que solo hizo que mi sangre hirviera. La cena transcurría de
manera normal, pero algo no estaba bien, podía ver en los ojos de Ariadna una especie de
deseo muy interno por Mario, tal vez es la forma en que se miraban mientras hablábamos en la
cena o podía ser simplemente mi idea.
Finalmente el martirio terminó para mi y mario se disponía a abandonar la casa a lo que lo
acompañamos a la puerta yo solo lo despedí de un apretón de manos y mi esposa se despidió
de él de un abrazo algo sospechoso para mi, ya que pareciera que no querían despegarse y
quisieran sentir el aroma de cada uno, y todo esto pasaba justo frente a mi. Al estar por fin
solos, yo no pude aguantar las ganas de reprocharle a mi esposa lo que había pasado ,
preguntando de manera directa, si a ella le atraía Mario, ya que por lo que pude observar
ambos se miraban con ojos de deseo. A lo que ella respondió molesta, que solo eran mis ideas
y que nada pasaba entre ella y mario, que dejara de pensar esas cosas. Yo hasta cierto punto
acepte que pude haber malinterpretado las cosas y que no era para tanto, por lo que nos
dispusimos a dormir. Durante esa misma noche alrededor de las 2 de la madrugada un ligero
ruido me despertó, era Ariadna la cual parecía estar soñando, yo no le tome importancia, a
cualquiera le pasa, pero la gota que derramó el vaso fue el momento en que ella mencionó a
Mario. Después de eso no pude dormir bien en toda la noche.
La mañana siguiente hable con ella de lo sucedido y le dije lo que escuche, ese “Mario”,
respondiendo que si había soñado con él y que sentía un deseo intenso por el; Mi cabeza daba
vueltas y sentía que algo en mi pecho me presionaba. Estaba escuchando a mi esposa decir
que deseaba a otro hombre, y yo no sabia que responder.
Ambos nos fuimos a trabajar como de costumbre, pero yo no me encontraba. Bien después de
lo que acaba de escuchar, pensando que voy a hacer ante esta confesión.
Por fin al ir de regreso a casa del trabajo por mi mente solo pasaba llegar a la casa y
descansar, no quería saber nada de nada.
Y entonces llegó el momento que cambio nuestras vidas para siempre.
Al abrir la puerta de la casa entre tranquilamente , y de repente alguien tras de mi me golpea,
quedando en el piso lastimado, rápidamente volteo a ver y era Mario el cual Me amarró de las
manos y me sentó en el sofá de la sala, vendándome los ojos.
Por mi mente solo pasaba la idea de que tenía razón, él no era un buen tipo y mi esposa ahora
corría peligro. Pasaron unos minutos hasta que escuche la puerta de la casa, era mi esposa
que regresaba a casa, yo solo alcancé a gritarle que tuviera cuidado pero después de eso, solo
alcance a escuchar susurros entre ella y Mario, lo que me dejó confundido.
Yo seguía intentando advertir a mi esposa que estaba en peligro, entonces escucho las voz de
Mario que me dice, “Verás la sorpresa que tenemos para ti” y posteriormente me quito la venda
para quedar ante el escenario menos pensado en mi mente. En el otro sofá de la casa estaba
Ariadna usando una bata de dormir de las que siempre usa, y junto a ella estaba Mario
observando el delicado cuerpo de mi esposa. Ante la impotencia de no poder hacer nada, yo
intentaba liberarme, aun no me habia dado cuenta de que todo esto fue planeado por mi
esposa y Mario.
Posteriormente ella se levanto y me dijo : “Él me atrae lo deseo y ahora el me va a azotar y no
podrás hacer nada para evitarlo”, seguidamente ella se levantó y mario se colocó tras de ella
poniendo sus brazos alrededor de su cintura, mientras le besaba el cuello y ella se entregaba a
sus caricias como si algo la quemara por dentro.
No podía creer lo que pasaba, mi esposa estaba en los brazos de otro y yo solo podía
resignarme a ver todo ese espectáculo.
Después de acariciarse cada uno, el le dio la vuelta de manera brusca a lo que Ariadna solo
alcanzó a soltar un gemido, Mario, sin pensarlo le arrancó la bata a mi esposa dejándola a su
merced, con su delicado cuerpo frente a él y dispuesta a entregarse a su amante.
El se quito la ropa, quedando solo en ropa interior y obligando a Ariadna a arrodillarse frente a
él solo para seguidamente sacar su pene frente a la cara de mi esposa, quien gustosamente
empezó a darle una mamada muy apasionadamente, no pasó mucho tiempo hasta que el la
levanto entre sus brazos y la sentó sobre la mesa para seguido abrirle las piernas y comerse la
delicada vagina de mi esposa
El espectáculo que estaba presenciando era increíble, mi esposa se retorcía ante cada
lenguetazo en su vagina, solo podía escuchar sus gemidos y su respiración acelerada mientras
su amante se daba gusto con ella. Hasta que de su boca salieron las palabras que aún
retumban en mi cabeza. “Ya hazme tuya” dijo Ariadna a Mario, tan decidida a que ese hombre
que conoció hace dias le haga sentir mujer.
El no tardo nada en tomar la cintura de ariadna, y así como la tenía sobre la mesa, empezar a
penetrarla de un solo empujón, a lo que ella respondió con gemidos muy delicados, realmente
ella gozaba, retorciéndose en la mesa, cerrando los ojos, arañando sus brazos. Pasaron unos
segundo después de la primera metida y Ariadna apenas se recuperaba de la embestida,
cuando él nuevamente empujó su miembro dentro de ella haciéndola soltar más gemidos de los
que nunca había escuchado. Conforme ella fue adaptándose al pene de su amante, este
empezó a embestirla cada vez más fuerte provocando en Ariadna un desenfreno total, ella ya
no parecía mi esposa, ni él su amigo.
Solo eran dos amantes entregándose el uno al otro como si yo no estuviera ahí.
Pasaron unos minutos en ese desenfreno cuando él se detuvo, cargo a Ariadna pasando sus
brazos bajo sus piernas y la levantó solo para seguir penetrando con las piernas de ella al aire
y sus brazos abrazaban el cuello del que en ese momento era su hombre.
Yo por mas que quería estaba en shock no podía reaccionar, solo verla a ella siendo poseída
por otro, en mi propia casa.
Después de hacerla suya, Mario la bajó de sus brazos como la tenia cargada y la volteó
poniéndola de 4, ella pedía más, quedando la cara de ariadna junto a un lado de donde me
tenían atado. Ella parecía ya no importarle que estuviera ahí, solo se acomodo para recibir a su
amante y decirle: “Enséñale a este cabron como se hace”, y seguidamente ser penetrada como
ella tanto anhelaba.
Ya de cerca podía escuchar la respiración de ella, podía ver como sus ojos se ponían en
blanco y se mordía los labios cada vez que su amante la penetraba.
La sala se llenó de gemidos de ambos, el sinicamente decía cosas como: ”Que rica vista de la
espalda de tu esposa tengo” o “Que rica mujer me estoy cogiendo”.
Mientras ella solo le respondía con gemidos y diciendo: “Dame más”, “Si la sacas te mato”.
Cuando todo parecía acercarse al clímax de ambos, él le dijo:”Ariadna estoy a punto de
venirme”, a lo que mi esposa respondió: “Hazlo dentro, no quiero perder ni una sola gota de ti
”, y como si en realidad ella quisiera mantener toda la corrida de su amante, le pidió que lo
empujara lo más al fondo que pudiera, a lo que su macho acepto y la penetro hasta el fondo
logrando darle un beso al interior de su vagina con su pene, para después disparar toda su
carga en ella, provocando todo tipo de expresiones mientras su semen la quemaba por dentro,
la cara de mi esposa verla gritar de satisfacción algo que conmigo nunca vi. Las lágrimas
corrían por mis mejillas y ella después de todo lo sucedido y como si fuera lo más normal, los
dos se levantaron y se recostaron sobre el sofá, ella sobre su pecho y él la abrazaba. Al final de
esa jornada de sexo salvaje, todos nos quedamos dormidos, yo amarrado y humillado y mi
esposa en los brazos de su amante.
Al día siguiente amanecí alado de mi esposa, abrí lo ojos y lo primero que vi fue su hermosa
mirada, su bello cuerpo a mi lado, con esa hermosa bata de seda que le queda espectacular,
ella al sentir mis movimientos, se despertó y me miró sonriendo, dándome un besos de Buenos
días Amor…
que tonto lo que había pasado simplemente fue un mal sueño, realmente tengo a la mujer
perfecta a mi lado.
Mario aún sigue preso, y mi esposa y yo nos amamos cada día más..