El examen uretral de Yadira
Una mujer de 28 años es llevada a un gabinete donde se realiza y enseña determinadas 'tecnicas especiales' para dar placer a su Ama viendo cómo se lo hacen y poder placticarlo después.
El examen uretral de Yadira
Soy una Ama lesbiana, de profesión enfermera, que a mis 42 años soy ya conocida en determinados ambientes de México, en donde dispongo de un gabinete en el que atiendo a otras Amas a las que enseño determinadas técnicas ‘ especiales ’ a aplicar a sus sumisas.
Un día recibí en mi consulta a Paola, una mujer de unos 27 años, 160 cm de altura, muy bonita para mi gusto… Tiene unos grandes ojos oscuros, labios preciosos, pelo corto y oscuro, bonitas tetas y cuerpo generoso… Me llamó mucho la atención una libélula tatuada en su muñeca derecha y una peca al comienzo del cuello.
Me comentó que tenía una amiga llamada Yadira a la que le gustaba ser su sumisa y aunque ella no era Ama, quisiera serlo porque le enamoraba esta chica y disfrutaba mucho con ella… Le gustaba amamantarla como si fuera su bebé y al no poderle dar leche, se lo compensaba dándole su orina, que su pareja aceptaba con todo su amor… Se les notaba, por lo que me contaba y la forma en que lo contaba, que ambas estaban bastante enamoradas.
La idea me gustó, en parte por lo bonita que era Paola y acepté enseñarle como disfrutar con su sumisa, con la condición de que ella estuviera también totalmente desnuda para disfrutar viendo su cuerpo… Paola aceptó encantada y quedamos en ver a Yadira, que según me explicó era un poco más alta que ella, con menos pecho, pero también bonita, dulce, cariñosa, muy puta y con una preciosa peca sobre el ombligo.
Días más tarde, Yadira llegó a mi consulta acompañada de su, digamos para entendernos, ‘ Ama ’ Paola… Ella y yo, habíamos hablado previamente de lo que le gustaría que le hiciese, que era en definitiva un profundo examen uretral a su esclava Yadira y le enseñase cómo hacérselo ella para poder disfrutar con ello ya que a partir de esto se le puede hacer a Yadira muchas cosas y disfrutar ambas.
Tras pedirles que se desnudaran completamente, le dije a Yadira que se sentara en el sillón ginecológico, comprobando que estaba perfectamente depilada y su orificio vaginal era grande, signo claro que era penetrada de forma continuada con grandes dildos por su Ama Paola.
Antes de lavarme las manos, en lugar de usar los estribos del sillón ginecológico, puse unas piezas para las rodillas y así mantenerlas en alto y hacia atrás, de modo que pudiera acceder fácilmente a sus aberturas inferiores… Esto me facilitaría mucho el trabajo que voy hacer con ella a petición de su Ama Paola.
Le expliqué todo mientras la posicionaba… Mencionar el dolor que le iba a causar, la incomodidad y por qué las restricciones serían necesarias, eran todo ordenes de su Ama Paola... Le dije también que las sensaciones que notará seguro serían temporales, algunas tal vez difícil de soportar… Mientras hablaba, pasaba sus manos por el interior de sus muslos, tocándole su coño y las tetas sin ningún pudor y usando el miedo para tenerla tensa todo el tiempo.
Los siguientes minutos los pasé atando cuidadosamente las muñecas de Yadira a la parte superior del sillón de examen con un par de correas de cuero que salían de los brazos… También ate sus rodillas a las piezas añadidas del sillón, utilizando otras correas de cuero.
Y usé cinturones de cuero para atarle el torso y las caderas, que también quedaron sujetos al sillón ginecológico... Ahora no podía moverse más de unos pocos milímetros en caso de una reacción de dolor.
Luego, mientras me lavaba las manos cuidadosamente con jabón y agua caliente, le explico a Yadira que quiero averiguar la sensibilidad de su uretra y cuánto lo puede estirar para luego poder ser utilizado por su Ama para disfrutar manipulándoselo o aplicarle algún correctivo como castigo… También le explico que todo esto será incómodo pero que no le provocará ningún daño, ya que, según le había explicado a su Ama Paola, con esto sabremos cuánto dolor podrá soportar, aunque a ella esto no le importaba lo más mínimo al ser una esclava y tener que aceptarlo todo.
Mientras le decía esto, noté que los pezones de Yadira se estaban erectando y su respiración se estaba volviendo un poco irregular y rápida… Su Ama Paola, se dio cuenta y le puso un pezón de su bonito pecho en la boca para que se lo mamase al tiempo que se inclinó sobre su cabeza y le habló en voz baja en su oído... Ella cerró los ojos y asintió, mientras mamaba de su teta... Vi como su Ama le acariciaba suavemente la mejilla para calmarla.
Mientras esto sucedía, abri la bolsa esterilizada que contenía un catéter de buen tamaño y coloqué su contenido sobre un paño estéril, teniendo mucho cuidado de no contaminarlo… Mientras preparaba el material para su uso, los ojos de Paola siguieron cada uno de los movimientos que estaba haciendo, con curiosidad, al tiempo que seguía amamantando a su esclava.
A continuación, me puse un par de guantes de examen y abrí un paquete de toallitas antibacterianas y otro con tres hisopos de Betadine... También cogí tres hisopos de algodón largos de un paquete estéril y los coloqué en una pequeña vasija con alcohol.
- “Paola, si ya la ves más calmada, deja de amamantarla porque quiero que vea todo lo que voy hacerle.”
Cuando vi que Yadira se encontraba relajada, abrí suavemente sus rosados labios vaginales húmedos con mi mano izquierda enguantada y usé una toallita antiséptica para limpiar suavemente toda el área alrededor de su entrada vaginal, hacia el meato uretral, cuidando de vez en cuando de palparle su clítoris para que estuviera siempre excitada... Cada vez que lo hacía, las caderas de Yadira se movían perceptiblemente, clara señal de lo caliente que estaba.
Cuando terminé, tiré la toallita y le inserté un espéculo estéril en su vagina, que la tenía ligeramente húmeda… Mientras lo abría lentamente a su anchura máxima, el meato uretral de Yadira apareció claramente.
- “Paola, observa lo que tendrás que hacerle con el especulo que te daré para que puedas abrirle el coño al máximo… Esto te vendrá muy bien para cuando decidas meterle la mano dentro del coño y darle placer… Te garantizo que si lo haces, que deberías hacérselo, la enloquecerás y cada día será más sumisa esperando que se lo repitas más veces… Debes hacerle ‘ fisting ’ a ser posible en ambos orificios porque los veo propensos y fáciles de dilatar… Tienes muchos videos para poder verlos juntas en internet mientras os acariciáis… Os aconsejo que no rechacéis esto porque obtendréis mucho placer”, le dije.
Después de localizar la abertura uretral de Yadira, le expliqué a ella que lo que iba a hacer a continuación le dolería un poco, pero era necesario hacerlo porque su Ama así lo había decidido.
Cogí uno de los hisopos largos de algodón estéril, goteando de alcohol, y lentamente se lo inserté en el meato uretral al menos 1 cm… Lo giré lentamente, observando la cara de Yadira que notaba lo que le estaba haciendo… El siseo agudo de su respiración y la tensión de sus músculos intentando soltarse de las correas de cuero, lo decían todo.
Mi trabajo de lo que le estaba haciendo fue recompensado con un suave gemido de Yadira… Y también lo fue con suaves palabras de su Ama en su oído... Luego, le retiré el hisopo de algodón y cogí el siguiente hisopo y se lo inserté un poco más profundo, provocando un gemido aún más fuerte de Yadira y un golpe de sus musculos tensando las correas de cuero… Le estaba causando dolor y sufría por ello… Vi una sonrisa de satisfacción y placer en Paola.
Y era así porque esta vez se lo metí y se lo saqué varias veces lentamente por la uretra... El último hisopo se lo inserté hasta que noté resistencia al avance… Entonces me di perfectamente cuenta de que estaba tocándole el esfínter uretral… Y dije:
- Paola, ven… Ponte esos guantes que ves ahí y cógeme el hisopo que tengo en mi mano… Méteselo lentamente por la uretra… Notarás que va entrando bien hasta que ya no puedas metérselo más… El tope lo hace el esfínter uretral.”
Vi cómo unas lágrimas salían por el rabillo del ojo de Yadira, mientras su Ama Paola metía y sacaba el hisopo varias veces para comprobar lo que le dije… Se la veía contenta haciéndole esto... Luego, le quité el hisopo y los guantes de examen que llevaba… Yo, ahora, también me quité mis guantes y me puse a continuación los guantes estériles que estaban en la bolsa del catéter.
Después de hacerlo, cogí uno de los hisopos con yodo en mi mano derecha enguantada y estéril… Después de advertir a Yadira que iba a sentir de nuevo el hisopo, se lo volví a insertar muy cuidadosamente metiéndole alrededor de casi 2 cm en su uretra.
Yadira se estremeció ligeramente, sorprendida al sentir ardor por la inserción del hisopo debido a que le causaba una gran molestia cada vez que yo giraba el hisopo dentro del caño uretral.
Hice una pausa y le dijo a Yadira que se relajara... Su Ama Paola de nuevo le ofreció un pezón para que mamara y tras un par de minutos de mama, recuperó la compostura… Su Ama Paola le dio un beso en los labios que ella aceptó de inmediato con mucho amor.
Viendo ya relajada a Yadira procedí a aplicar muy suavemente yodo en su abertura uretral y en el área circundante, trabajando de fuera hacia dentro... Después de un momento de pausa, repetí el mismo procedimiento anterior con un segundo hisopo de yodo y terminé usando un tercer hisopo metiéndoselo lo más profundo que podía dado que el esfínter uretral es una barrera que impide meterselo más profundamente… El dolor que sintió Yadira fue intenso, que era lo que yo buscaba para así cumplir las ordenes que me dio Ama Paola.
A continuación saqué una pequeña jeringa llena de lubricante estéril de la bandeja del catéter… Le expliqué a ambas que iba a llenar la uretra de Yadira con este lubricante y que no debería ser demasiado doloroso, aunque sí un poco molesto.
Luego procedí a insertar suavemente una especie aguja de plástico de la jeringa, de unos 2,5 cm de larga en su uretra… Una vez que se la metí por completo, inyecté suavemente la mitad del contenido, antes de comenzar a retirarla mientras continuaba inyectando lubricante.
Yadira contuvo el aliento y se retorció un poco cuando se enfrentó a la extraña sensación causada por el lubricante frío… Cuando retiré la jeringa, Paola vio que una cantidad muy pequeña de lubricante brotó de su abertura uretral.
Cuando terminé, le expliqué a Yadira que ahora iba a introducir el catéter estéril en su uretra hasta que llegara a su vejiga, que estaba a una distancia de no más unos 10 cm... Cogí el catéter y se lo mostré a su Ama Paola y Yadira mientras lubricaba su punta para facilitar su penetración.
Les expliqué a ambas que la inserción sería un poco dolorosa porque tenía que atravesar el esfínter uretral y que eso le provocaría una ligera necesidad de orinar y, en el peor de los casos, una sensación de ardor que duraría sólo unos segundos porque este catéter era de un diámetro grande.
También les dije que, después de la inserción, el catéter sería casi indoloro hasta que yo le llenase la vejiga inyectandole un litro o un poco más de diuretico a través del cateter… Entonces si tendría molestias, seguro, pero era lo que su Ama Paola quería que le hiciera.
Cuando terminé de decirle esto, coloqué el catéter en la entrada de su uretra y comencé a metérselo dentro de ella… Yadira sintió que la punta extraña de la sonda tocaba el esfinter uretral y se detenía allí… Antes de seguir comenté con su Ama.
- “Paola, esto que me vas a ver hacer, puedes hacérselo tú cuando quieras… Yo te daré un par de catéters y sólo tienes que repetir lo que me veas hacer… Disfrutarás mucho sometiendo a esta perra… Te aconsejo que se lo hagas de cuando en cuando para que sepa de quien es su cuerpo y quien es su dueña.”
Le expliqué que cuando le insertara completamente el catéter, ella experimentaría una intensa necesidad de orinar, pero que no podría hacerlo porque llegado el momento le pinzaría el tubo del cateter evitando así la salida de su orina.
Cuando terminé de explicarlo, le pedí a Yadira que respirara hondo, la contuviera y tratara de hacer presión con sus músculos pélvicos… Cuando ella inhaló, le di un pequeño empujón al cateter venciendo la resistencia muscular del esfinter uretral y metiendoselo hasta la vejiga… La orina comenzó a fluir hacia la bolsa trasparente de recolección de orina, al tiempo que Yadira emitía un grito ahogado al sentir un rápido y agudo dolor por la colocación del objeto extraño dentro de ella.
Inmediatamente cogí un par de pinzas de la bandeja de instrumentos y cerré el tubo del cateter para detener el flujo de orina... A continuación, cogí una gran jeringa que tenía llena con solución salina estéril que había en el kit del catéter y se la inserté en el tubo del catéter y al presionarla, entró la solución salina en la vejiga de Yadira… Hice repetidas cargas de esta solución salina hasta que consideré suficientemente llena su vejiga.
Paola estaba emocionada viendo esto y pensando que seguro que se lo haría a su esclava… Se le notaba en sus ojos que no perdía detalle de lo que estaba haciendo, al margen de cómo sufría su perra.
Una vez que Yadira se sintió cómoda con el objeto extraño que habitaba en una de las partes más sensibles de su anatomía, aunque molesta por tener la vejiga llena, cogí un vibrador pequeño pero poderoso y comencé a usarlo para darle placer y calentarla al máximo, moviendolo por todo su coño, especialmente en su clítoris.
Simultáneamente, hundí profundamente en su vagina, dos dedos de mi mano derecha y comencé a trabajar sobre su punto "G"… Mientras lo hacía, le preguntaba a Yadira si podía sentir el catéter dentro de su vejiga y conducto uretral.
Al mismo tiempo moví un dedo hacia adelante y hacia atrás en la base de su clítoris... Le expliqué como su área más sensible estaba siendo estimulada, simultáneamente, desde el interior por mis dedos y el catéter y desde el exterior, por el vibrador… Todo ello tenía como finalidad calentarla para lograr que se corriese.
Yadira sacudió la cabeza e intentó liberarse cuando todas estas nuevas sensaciones comenzaron a atormentarla… Eran sensaciones eróticamente poderosas como nunca antes había sentido.
Su Ama Paola le ordenó que respirara profundamente, y si con lo que le estaba haciendo se corría, que no tuviera vergüenza por ello.
Yo le sonreí y continué con estas estimulaciones de forma suave pero implacable... Y Yadira respondió de inmediato… Ella contuvo el aliento y sus caderas comenzaron a moverse contra los lazos de cuero de forma inútil… Su respiración se volvió superficial… Sus ojos estaban fuertemente cerrados y comenzó a hacer una serie de sonidos guturales y jadeos entrecortados mientras lograba un orgasmo intenso, casi convulsivo.
Luego, sin dejarla reposar, moví el catéter como si la estuviera follado con él, es decir, hacia dentro y hacia fuera de forma cada vez más rapido… Y Yadira volvió a correrse.
Después de estos dos orgasmos, le dije a su Ama que Yadira estaba agotada y que la sensación de placer se estaba volviendo demasiado intensa, aunque Yadira no dijo nada…. Así que, comencé a disminuir la estimulación, bajándola lentamente y suavemente... Cuando paré completamente la estimulación vi que estaba muy sudada y su respiración continuaba siendo irregular.
Ahora tocaba quitarle el cateter… Lo primero que hice fue quitar las pinzas del tubo para que la vejiga se vaciara… Luego, le expliqué que puede tener, de nuevo, algunos segundos de dolor cuando le retire el catéter y que se quedaría con una agradable sensación de hormigueo y una leve necesidad de orinar, aún cuando la vejiga está vacía en estos momentos.
De nuevo su Ama Paola le puso su pezón en la boca para que mamará y se relajase… Tras unos minutos de mamar, apartó su teta, le dio otro buen beso en los labios y sonriéndome me hizo señas de continuar con el trabajo.
Tras las explicaciones dadas, ordene a Yadira tomar aire y contenerlo… A continuación le pedí que exhalara el aire poco a poco mientras retiraba suavemente el catéter de su uretra para sacárselo, como así hice.
Mientras Yadira se relajaba, fui a lavarme las manos… Al regresar, sin decir una palabra, cogí de la bandeja de instrumentos unos guantes nuevos estériles y, tras ponérmelos, cogí una pequeña varilla de acero inoxidable de 5 mm y se la metí hasta la vejiga por el conducto uretral, lo cual le generó bastante dolor… La moví hacia fuera y hacia dentro durante al menos un minuto… Luego, la sustituí por otra varilla de 7,5 mm., que continuó generandole mayor dolor… También lo estuve moviéndola… Todo ello era para conseguir dilatarle el conducto uretral.
Miró a su Ama Paola y esta movió la cabeza en signo de aprobación… Yadira tenía los ojos cerrados, estaba tensa y sudorosa y escuchaba lo que su Ama le decía al oido.
Le pregunté a Yadira si podría soportar más dolor ya que su Ama quería verla sufrir más dilatándole el conducto uretral… Y ella me dijo que si su Ama quería, debería seguir sufriendo… Su Ama le dio otro dulce beso en los labios como recompensa por su sufrimiento.
Tras escuchar esto, comencé con la lenta inserción de una varilla de 1 cm de grosor, lo que generó gritos de dolor en Yadira y una tensión de todo su cuerpo… La dilatación del conducto uretral ya se podía considerar grande, lo cual era obvio que le causara mucho dolor… Luego, durante un minuto, hice el mismo procedimiento que las veces anteriores, es decir, metérselo y sacárselo.
Finalmente, y tras comprobar que el conducto uretral estaba bastante dilatado, pasé a insertarle una varilla de 1,5 cm de grosor… Los gritos y tensiones de su cuerpo fueron constantes hasta el extremo de tener que dejárselo puesto pegado con una cinta adhesiva a su muslo antes de continuar dilatándoselo con los mismos procedimientos anteriores.
Llegados a este punto y mientras Yadira se relajaba y admitía mayor sufrimiento, hablé con su Ama Paola y le expliqué en voz alta para que ella lo escuchara, lo que tenía que hacerle… Debía ponerse unos guantes y una vez le quitase la varilla de acero inoxidable, sin perdida de tiempo y sin miedo, debía de meterle todo el dedo corazón a través del conducto uretral hasta la vejiga… Y una vez metido el dedo moverlo hasta que su esclava tuviera un orgasmo, sin importarle en lo más mínimo el dolor que pudiera estar causándole… Tenía que correrse y no debía de parar hasta que la esclava se lo ofreciera como premio a su deseo.
Yadira sabía el enorme dolor que su Ama iba a causarle, y su Ama quería que ella lo soportara… Llegado el momento retiré la varilla y su Ama Paola puso su dedo medio estéril contra el meato uretral y lo forzó, haciéndola gritar hasta la afonía del dolor que le causaba.
Su Ama Paola empujó el dedo dentro y fuera en un movimiento de follada, disfrutando del daño que le causaba a su esclava… Le gustaba verla sacudiendo la cabeza y la forma en que el espéculo que permanecía abierto al máximo en su coño se movía con las fuertes contracciones inducidas por el intenso dolor de la cruel invasión.
Yadira lloraba amargamente y yo le dije a Paola que mientras no perforara su vejiga, podría follarla con el dedo en su uretra siempre que lo quisiera hacer… Yadira escuchó aterrorizada estas palabras e intentó relajarse, jadeando, para ver si se podía correr.
Le expliqué a Yadira que había notado que a ella le gustaba el dolor y que se relajase y sintiera cómo los suaves movimientos del dedo de su Ama en su conducto uretral estimularían su clítoris y su punto G y que en breves segundos tendría un gran orgasmo.
Y ella no decepcionó... Sus caderas se movieron y un grito agudo de dolor de placer salió de su garganta... Como un premio, su Ama Paola la abrazó, la besó con fuerza, le ofreció de nuevo su pezón para que mamara pero su dedo seguía entrando y saliendo sin parar pese haber tenido el orgasmo.
Yadira finalmente comenzó a suplicar débilmente y yo le aconsejé a su Ama Paola que le sacase el dedo, lo cual le provocó una sacudida fuerte de su cuerpo... Yadira se corrió una vez más mientras lo hacía, y casi se desmayó… Estaba agotada, temblando y sudorosa por el esfuerzo.
Cuando la vi calmada, cogí un espejo y lo enfoqué hacia su vagina y le mostró a Yadira lo roja que había quedado su vagina, donde era visible el espéculo totalmente abierto, dilatando al máximo todo su coño.
Luego, la solté y la ayudé a bajar del sillón ginecológico… Le ordené abrir las piernas y flexionarlas… A continuación le puse un pequeño embudo contra su uretra y le dije que orinara.
Ella negó con la cabeza y le apreté con fuerza un pezón… Yadira entró en pánico y me pidió por favor que esperara… Mantuve el embudo en su lugar con paciencia, mirando la cara de Yadira y esperando que ella dejara ir su vejiga... Se le escapó un sollozo ante la humillación de su posición y, a continuación, comenzó a mear.
Luego retiré el especulo del coño de Yadira y di por terminada esta sesión ante su Ama, que estaba tan radiante de felicidad que me pidió una nueva sesión.
Yo le propuse hacer un circuito de la orina por el cuerpo de Yadira en el que podríamos participar las tres… Le expliqué a su Ama Paola, ante la horrorizada Yadira, la propuesta de meterle una sonda hasta el estomago y un cateter en la vejiga… Luego uniría los tubos y haría un circuito, que podría alimentarlo con un embudo en la boca que recogiera todos nuestros meados… Y así la tendríamos 72 horas, sin obviar la posibilidad de poder añadir otro tubo de conexión procedente del orificio anal, previamente preparado mediante laxantes.
Su Ama estaba tan estusiasmada con todo ello, que me la ofreció a Yadira para que yo pudiera disfrutar también de ella, cosa que naturalmente acepté.
Finalmente, le aconsejé dejarla descansar, cómo mínimo, un par de horas antes de que se fueran… La cubrí con una manta, le di un prolongado y profundo beso y apagué las luces, dejándola pensando con todo lo comentado, aunque también dejé la puerta del gabinete abierta para que pudiera escucharnos… Me quité la bata quedando desnuda ante ellas, cogí a Paola de la mano y la llevé a mi dormitorio… Estuve segura, sin lugar a dudas, que Yadira escuchó durante algunas horas nuestros gemidos de placer.
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