El ex-imberbe me reconoció

En el estacionamiento de Kibon tuve un ecuentro con unos imberbes, después de un tiempo uno de ellos me reconoció en la Barra de Maldonado. Me invitó a su depto. donde sucedió lo que narro hoy.

EL EX-IMBERBE ME RECONOCIÓ

Muchos de mis amigos y lectores conocen la historia que me ocurrió hace más de un año en la explanada de Kibon con tres imberbes que finalmente resultaron ser amigos de mi sobrino.

Mis lectores también saben que gran parte del mes de Diciembre y del mes de Enero lo pasé en el balneario de Piriápolis desde donde me hice algunas escapaditas a Punta Ballena para visitar a mi familia llegando a Punta del Este en varias ocasiones.

El último sábado antes del regreso me ocurrió un hecho que merece ser contado en estas páginas que gentilmente ponen a disposición de nosotros los relatores.

Ese sábado había ido hasta La Barra a visitar a unos amigos que poseen una vivienda por esa zona y al volver cerca de la medianoche por la rambla vi un infartante auto deportivo de un color maravilloso casi imposible de describir porque era metalizado y con las luces de la noche cambiaba de color entre esmeralda y calipso.

Detuve mi coche asombrado por le belleza de ese auto deportivo sin reparar que apoyado en él estaba un muchacho de espaldas a la calle, miré la belleza impresiónate que tenía al costado de mi coche y como las bocinas empezaron a sonar adelanté para estacionar justo delante de esa maravilla.

Mientras pensaba que sería de algún millonario argentino, porque en Uruguay nunca había visto cosa semejante, el muchacho se dio la vuelta como para subirse en su auto.

Vi su rostro iluminado por las luces de mercurio, era un joven casi un adolescente de cabello castaño claro, con un bigotito a lo Clark Gable o Errol Flynn y con un triángulo como pera de esos que se usan ahora.

Supongo que el muchacho se habrá dado cuenta de la cara de idiota o de embobado del tipo que estaba mirando su auto porque en vez de subirse se acercó a mí y me dijo:

-¿Le gusta mi chiche nuevo?

Balbuceando no solamente por el impacto de la visión del coche sino por la hermosura de su dueño le contesté:

-Muuuuchísimo!!!

Él me miró más detenidamente, sería por la cara de estúpido que habré puesto porque tuteándome por primera vez y muy amablemente me dijo:

-¿Querés dar una vuelta?

-De mil amores!!! Pero no puedo dejar mí auto solo acá...

Me miró fijamente y en vez de decirme alguna excusa por el estacionamiento de mi auto me dijo:

-¿No te acordás de mí?

Lo miré y como no lo reconocí le dije la verdad.

-Realmente no, puede ser que seas algún ex-alumno mío de algún liceo privado, pero nunca di clases en la Argentina...

-¿Por qué creés que soy Argentino?

-Por el auto, nunca vi uno parecido en Uruguay.

-Realmente no te acordás de mí!

Seguí mirándolo, pero fue en vano ni idea tenía de quien podía ser ese millonario con un auto tan hermoso.

Como hice un gesto negativo con la cabeza, mi interlocutor agregö:

-Como pudiste olvidar lo bien que me chupaste el culo en Kibon, el día que festejábamos la primera vez que se la habían chupado a Javier.

Ahí vino a mi memoria todo lo sucedido hacía más de un año en ese lugar, pero que me iba a imaginar que el Picasso violeta se había convertido en este auto de película.

Sergio me dijo que ya que no quería dar una vuelta en su coche que lo siguiese porque estaba solo en el depto que tienen sus padres en al Av. Roosevelt, me invitó a tomar una copa y de paso charlaríamos un poco.

En realidad no tenía nada que hacer porque solamente tenía que ir hasta Piriápolis a dormir al hotel donde estaba alojado o si tenía suerte me podía encontrar con el Mariposón de Wenceslao para descargar mis vesículas seminales las cuales ese día estaban muy repletas porque desde hacía unos días que no había tenido en quien vaciarlas.

Ni me atreví a preguntarle en que trabajaban sus padres o de que se ocupaban porque al ver el edificio donde me condujo y luego de subir al piso Nº. 14 quedé tan impresionado por ese depto. tan grande del cual se podían ver todas las luces de Punta del Este y alrededores que no pude articular palabra por ese estado de semi-choque en el cual quedé hasta que Sergio me dijo:

-¿Te gusta el depto. de mis papis?

-¿¡Muchísimo...!!

Lo compraron hace poco, pero ahora se fueron en un crucero por el Atlántico Sur y van a llegar hasta Puntarenas... Estoy solo por esta noche porque mañana viene mi primo de Bueno Aires... y tal vez me deje chupársela como lo hice la otra vez que fui hasta su casa en Belgrano R.

Me dejó solo por unos instantes en los cuales me recreé la vista admirando el mobiliario, luego volvió con dos vasos de whisky para festejar el encuentro.

Cuando habíamos tomado varios vasos de whisky Sergio me confesó que desde que había tragado semen por primera vez en aquella oportunidad en Kibon se le había hecho hábito y si no podía conseguir ninguna verga para chupar se pajeaba y luego se tragaba su propia descarga.

Extrañamente yo me estaba excitando con su confesión la cual fue acompañada por el recuerdo de lo sucedido en su auto Picasso violeta, comencé a alisarme el pantalón porque mi verga presentaba un abultamiento bastante evidente en esa parte de mi anatomía.

Luego vi como la mano impúdica de Sergio acariciaba su bragueta hasta que repentinamnete metió la mano por la pierna del short y comenzó a apretarse la verga la cual parecía que quería sacarla por esa abertura.

Se levantó diciendo que quería orinar porque hacía mucho rato que no vaciaba su vejiga, luego se dirigió hacia el baño y a los pocos minutos estaba yo siguiéndolo con mi teléfono celular en la mano con la esperanza de poder fotografiar la verga que me había penetrado en la explanada de Kibon.

Lamentablemente no se me ocurrió fotografiarlo de atrás porque al acerarme al baño como la puerta estaba abierta pude verlo a él de pie totalmente desnudo orinado y como regalo para mi vista tuve ante mis ojos dos nalgas deliciosas tremendamente paraditas de un jovenzuelo de 20 años.

Al oírme me preguntó si también quería orinar, me bajé el short y mostrándole la gran erección que tenía le contesté:

-¡No creo que pueda hacerlo en estas condiciones!

Giró su cabeza y al verme así me dijo:

-Eso tiene solución! Me encontraste a mí que me gusta chupar vergas desde que debuté contigo.... Esperá que me lavo la pija y hacemos un 69..¿Querés?

Reímos los dos y mientras se lavaba en la pileta del baño aproveché para tomarle una fotografía, asombrándome de que tuviese todo el pubis rasurado, al no tener ni un pendejo podía ver su verga en su totalidad desde el nacimiento hasta el glande, al verla así me pareció mucho más grande que la verga que yo recordaba.

Verdaderamente tenía una pija fantástica, al verla así pelada y a medio levantar me dieron unas ganas tremendas de abocanarla porque no podía contener más la excitación que este pendejo me había producido desde que había entrado a su depto.

No dijo nada de la foto y procedió a lavársela en la pileta luego de que se la hubo secado aproveché para tomarle dos acercamientos de su herramienta, ésta vez con su consentimiento.

Me pareció que la tenía un poco curva pero ese no era motivo para no saborearla y luego hacer todo lo que él quisiera, con tal de disfrutar y hacerlo disfrutar ya que tan gentilmente me había invitado a su depto., tal vez con la intención de repetir lo que habíamos hecho antes o de hacer algo nuevo con tal de pasarla bien.

Cuando él terminó su higienización me tocó el turno de hacerlo a mí y mientras me lavaba la pija de pie junto a la pileta le dije que se lavase el culo por si sucedía algo más a lo que él muy prontamente se sentó en el bidet haciéndose un escandaloso baño de asiento gimiendo mucho cuando sus dedos entraban en su recto para limpiar allí dentro.

Cuando se puso de pie vi como el agua chorreaba por sus bolas y luego se fue deslizando hasta mojar sus piernas.

Me miró y me dijo:

-Vos también laváte el culo porque a lo mejor te lo chupo... si me animo.

Repetí la operación que recién había hecho Sergio, sentándome en el bidet y mientras me lavaba sentí como su verga fría pero dura era pasada por mi nuca para asomarse atrevidamente entre mi cuello y el exterior de mi garganta.

-¿Estás muy caliente?

-Algo...

-Esperá que me seque y después vamos al dormitorio, así sobre una cama nos hacemos todo lo que tengamos ganas.

Ni tiempo me dio a secarme porque su verga firme seguía tocando mi cuerpo hasta que repentinamente lo abracé apretando su pija sobre la mía y después nos confundimos en un apasionado beso en el cual nuestra saliva pasó frenéticamente de una boca a la otra empujada por nuestras lenguas juguetonas.

Aparentemente Sergio en este último año y medio había aprendido mucho, demostrándome con sus besos y tocadas que no era el mismo imberbe de tiempo atrás cuando lo conocí festejando el debut de su amigo.

El dormitorio al cual me condujo sobándome la pija, también era enorme con un gran ventanal desde el cual se veían las luces de Punta del Este y hasta los rayos del Faro de la Isla de Lobos se podían apreciar desde la cama en la cual nos tumbamos a dar rienda suelta a nuestros deseos.

Allí sobre la colcha de satén bordeaux se puso a besarme la pija con una desesperación tal que demostraba lo hambriento y sediento de verga que andaba, una cosa muy rara dada su edad y el lugar donde estaba, pero vaya uno a saber por qué en ese boliche de la Barra no había "levantado" a ningún punto para hacerle la gran chupada de pija que me estaba haciendo a mí?

Se ubicó sobre mí y mientras yo veía como su boca se la iba tragando, mis manos jugueteaban con su verga depilada la cual comenzó a pulsar mucho antes de que decidiese meterla en mi boca para hacer un tremendo 69 en el cual él me dejaba ver su ano también rasurado y un poquito abierto.

Antes de lamerlo le metí un dedo arrancándole un gran suspiro de satisfacción acción que le hizo abandonar la chupada que me estaba haciendo en la verga para exhalar unos guturales sonidos de placer los cuales me hicieron notar que su culo no era virgen, sino que también le gustaba recibir verga por allí.

Entre suspiros Sergio me dijo:

-Ahoooooooaaaara! Chupáme el orto!! No aguanto mááááááá!!!

Su ano latía cada vez con más intensidad por lo tanto fue muy fácil meterle mi lengua para separar sus pliegues y escudriñar en su interior, puede decirse que nuestro 69 terminó en un 69 de culos porque él se puso a lamer mi orto casi al mismo ritmo que mi lengua hurgaba en el suyo.

Cuando nuestras vergas comenzaron a latir muy agitadamente debido a la excitación que nuestras próstatas estaban recibiendo desde el interior de nuestros anos Sergio me dijo:

Dame un forro que te la voy clavar.

Y no lo hice esperar le di uno él cual fue colocado muy rápidamente sobre su verga húmeda y latiente para que así boca abajo en cuatro patas me la dejase ir hasta le fondo de mi recto.

Se sentía espléndido allá dentro por lo que comencé a pajearme furiosamente acelerando el trabajo manual cada vez que los empellones que daba Sergio en las profundidades de mi recto hasta que finalmente obligaron que mi verga terminase eyaculando una gran cantidad de leche blanca y espesa sobre la cama de sus padres.

Con todo el jaleo de mis movimientos, retorcijones y gemidos Sergio terminó expulsando su leche dentro de mí con violentos disparos, los cuales pegaron contra el condón el cual no fue capaz de impedir que igualmente pudiese percibirlos a través de mi sensible anatomía rectal.

Realmente quedó agotado por el esfuerzo porque siguió metiéndomela hasta que su verga no quiso más guerra y se le bajó completamente porque la excitación había pasado dejándole las bolas vacías.

Luego de un merecido descanso se levantó y fue a higienizarse porque su verga hedía mucho a semen descompuesto y a los aromas interiores de mi recto.

Volvió con una copa de champagne para festejar el enorme placer que le había dado muestro segundo encuentro y para agradecerme aquella "fiestita " en la explanada de Kibon donde en el interior de su auto le había abierto el panorama de que podía disfrutar de muchas maneras diferentes.

A pesar de que mi cuerpo estaba transpirado y mi verga olía a esperma Sergio me hizo una lamida apresurada logrando que se pusiese dura en muy poco tiempo y ofreciéndome el trasero me dijo:

-Desde aquel día también doy mi culo porque me da mucho placer sentir que alguien me está pegando con una verga en las paredes interiores de mi recto.

Me puse a trabajar su esfínter primero con mi lengua para luego ir adaptándolo al tamaño de mis dedos, cosa que logré con mucha paciencia dada la dificultad que tenía éste en dilatarse pero con un buen rato de masajes relajantes pude abrirlo lo suficiente como para meterle una buena porción de crema lubricante antes de apuntar mi glande cubierto con látex hacia esa entrada la cual lo estaba esperando ansiosamente.

Sergio ubicado de espaldas sobre la cama miraba atentamente todo el proceso que estaba recibiendo por su entrada posterior, cuando vio que mi verga cubierta se acercaba a su hoyo dio un suspiro aflojándolo como que iba a hacer sus necesidades y éste se abrió como por arte de magia dejando libre el paso a la mitad de mi verga que al encontrarse con la grasitud de la crema lubricante entró cómodamente hasta que algo frenó la entrada no dejando entrar a la otra mitad de mi pija hacia el interior de ese culito apretadito y casi nuevo.

Ignoro si alguien había llegado hasta esas profundices pero con un poco de acostumbramiento y sin mover mi verga su canal fue cediendo hasta que finalmente dio paso hasta que mi verga entró toda hasta el fondo de las entrañas de mi amigo.

Una vez que toda mi pija estuvo cómodamente alojada en el interior de Sergio giramos y éste al quedar sobre mí comenzó a cabalgarme furiosamente a la vez a que su mano se deslizaba por su verga, pajeándose a toda velocidad.

Con todos esos movimientos mi pija aceleró sus latidos y el jinete al notarlos me dijo:

-No acabés adentro..... déjame chupártela ¡! Necesito tragarme tu lechada...

Levantó su cuerpo dejando mi verga enfundada a la vista y dándose vuelta me sacó el condón, luego se puso a chuparla tragándosela hasta la raíz para extraerme toda la leche que jamás vio la luz exterior porque de mis bolas pasó directamente a su garganta.

Entre mi agitación y sus gemidos lo pajeé hasta sacarle las ultimas gotas de su néctar, después quedamos tirados sobre la cama con las muestras del cansancio grabadas en nuestros rostros.

Una media hora habremos estado adormilados en esa posición porque cuando recuperamos el sentido teníamos los brazos semi-dormidos por habernos dormido sobre ellos.

Sergio se levantó para traer mas champaña y luego de brindar nos bañamos mutuamente donde me la volvió a chupar extrayendo otras gotitas de su licor favorito.

Como ya era de madrugada me vestí y me fui a dormir a Piriápolis donde estaba hospedado.

Al despedirnos Sergio me dio un chupón de lenguas tipo ventosa y me dijo que viniese otro día porque si convencía a su primo podríamos hacer un trío.

Nuestros caminos no se cruzaron más desde ese día, pero tal vez lo vuelva a encontrar en el lugar más insólito y podamos hacer el trío con su primo o quizás vuelva a hacer un dúo con él.

Tuve noticias suyas por mi sobrino que me dijo que se había ido a estudiar a Londres y que por un par de años no volvería a Montevideo.

Ignoro si mi sobrino sabe algo de la sexualidad de su amigo porque jamás tocamos ese tema en nuestras conversaciones, solamente una vez le pregunté por Sergio porque me extrañaba no verlo más en su casa y ese día me enteré de que estaba en Europa.

El mes pasado yo estaba usando la computadora de mi sobrino y fue cuando descubrí el E-mail de Sergio, inmediatamente le escribí, éste me contestó muy amablemente diciéndome que estaba muy ocupado estudiando inglés y chupando "english cocks" a montones.

OMAR

Cualquier comentario o confidencia las espero siempre en:

omarkiwi@yahoo.com