El Ex de mi Hermana

El ex de mi hermana me llama y me dice un par de secretitos de ella, ¿será que puedo sacarles provecho?

Hola, ¿cómo estás? Mira, seré breve respecto al asunto. No sé cómo decirlo sin que suene demasiado… ¿extraño?, ¿pervertido? Bueno, de por sí lo es, pero ah, ya me estoy dando muchas vueltas. Este es el punto, hipnoticé a tu hermana hace ya un tiempo atrás, ¿vale? Espero que no te enfade demasiado, pero lo importante aquí es que si tu dices “Codoyseo Cicio” ella repentinamente entrará en un frenesí apasionado por la polla que tenga en frente, o la más cercana. Sé que suena muy loco y parece una broma de mal gusto, pero para bien o para mal, es verdad lo que te digo. Sabrás que ella y yo rompimos hace una semana atrás, no creo que la hayas visto muy afligida, sinceramente, pero yo sí que lo estoy y no quiero volver a verla, eso incluye su cuerpo y mente.

Por eso, he decidido dejarte a ti esta información para que, bueno, lo uses a tu conveniencia, si así lo deseas. Ah, casi se me olvidaba, debes decir “Guiline Formso” para quitarle esa obsesión por las vergas que ahora tiene tu hermana. Recuerda, “Codoyseo Cicio” para activar, y “Guiline Formso” para quitar, ¿entendido? Bueno, creo que eso es todo, así que me despido, ¡Adiós y disfruta!

“Aquellas fueron más o menos las palabras que me soltó el ex de mi hermana cuando me llamó en la tarde, era una chorrada de tonteras que no podía creer para nada. ¿Codyseo cicio?, ¿guiline Formso?, ¿de verdad existen esas palabras? Qué estupideces se inventa ese tipo, no me extraña que mi hermana haya roto con él.” Bueno, algo así hubiese escrito si es que yo fuera un hermano y una persona con un mínimo de decencia, me apena y satisface decir que para nada lo soy.

Tras escuchar calladamente aquella llamada, me quedé pensando con la mente caliente acerca de mi hermana y su más reciente relación infructuosa. ¿La había hipnotizado? No puedo creer que haya hipnotizado a mi hermana para convertirla en una adicta al sexo, o algo así. Entonces, imágenes ficticias aparecieron en mi mente que retrataban a mi hermana desnuda, sumisa y tragándose una polla mientras recibía otra por detrás. No fue hace mucho cuando encontré un interés sexual en ella, quien ya está estudiando en la universidad. No estoy seguro de qué fue lo que lo encadenó, quizá el encontrar su misma ropa interior en actrices porno, o tal vez el verla desnuda y dormida accidentalmente al entrar en su habitación para buscar un libro.

En fin, alguna experiencia mía, sea directa o indirecta, me causó un atractivo en mi hermana que no puedo quitarme de la cabeza. Al escuchar aquella llamada del tipo al que había envidiado hasta hace una semana, una parte de mi pecho se paró, el aliento se alzó y una erección espontánea surgió. Tener a mi hermana a la orden de mi verga era una fantasía que, si lo que me dijeron era verdad, se podría cumplir ese mismo día. Sin mucho más que pensar, decidí ir hacia la habitación de mi hermana para probar estas curiosas palabras que escuché hoy. No había forma que podría salir mal algo, si no funcionaba pues solo quedaba un poco en ridículo y luego fin. Pero si funcionara…

Toqué a la puerta y mi hermana abrió preguntándome qué necesitaba, así que le respondí que necesitaba hablar con ella un momento. Me dejó entrar y me ofreció una silla plástica sin respaldo para conversar, mientras ella se sentaba en su silla de escritorio. “Eh… bueno, mira, no sé cómo decirlo” comencé a decir, tartamudeando un poco debido a los nervios y la adrenalina. “Solo suéltalo” dijo mi hermana, dándome el impulso a soltar aquella rara “palabra” que su ex me reveló esa tarde. Lo siguiente que vi fue a mi hermana caerse hacia atrás, sujetada por el respaldo de la silla y con su cuerpo totalmente relajado. ¡¿Había funcionado?!

Seguidamente, mi dulce hermana recobró la consciencia y comenzó a mirarme con sus ojos entrecerrados, con aquellos párpados flojamente caídos que daban a su mirada un toque seductor y erótico. Con sus manos aferradas a los costados de su silla, sacó pecho y se acercó hacia mí mientras se mordía ligeramente el labio, colocando sus piernas una sobre la otra. “¿Te sientes bien?” le pregunté a mi hermana, quien seguía con su mirada puesta en mí. Ella solo asintió lentamente, con su cabeza apenas inclinada hacia mi derecha y entonces puso sus manos en cada muslo mío, acercando su rostro al mío y diciéndome “no había notado lo atractivo que eras, hermanito”.

Yo tenso como nunca, el corazón me latía a mil y sentía que pronto la erección de mis pantalones rompería estos últimos. Miraba fijamente a los ojos de mi hermana, luego rápidamente miré sus labios y volví a mirar a sus ojos, pero aquella fugaz fijada pareció suficiente para ella y comenzó a besarme mientras me hacía caer hacia su cama, la cual se encontraba detrás de mí. Sentí sus labios, finos y húmedos, su respiración cálida y agitada, y sus manos recorriendo mi torso y abdomen. Me sentía en el cielo, no podía creer que en verdad estaba por follar a mi sexy hermana. Mis manos se paseaban por los costados de su cuerpo, luego su espalda y cayendo finalmente en sus tetas, masajeándolos y sorprendiéndome de lo suaves que eran.

Ella se apartó de mí luego de unos minutos besándonos, quitó la silla de plástico que estorbaba y se arrodilló frente a mí, quitándome el cinturón y bajándome los pantalones. En mi bóxer se notaba muy claramente la erección que tenía, estando mi verga sujetada por mi hermana, quien exclamaba “es mucho más preciosa de lo que imaginaba”. A continuación, ella besó delicadamente mi verga, aun con mi bóxer puesto e iba empapando de saliva mi ropa interior, hasta luego agarrar mi polla con sus labios y mirarme a los ojos antes de desnudar mi verga. Comenzó a mamarme y yo solo quedaba incrédulo a la situación, poniendo mis manos en la cabeza de ella para impulsarla a tragarla toda.

Decidí quitarme la polera que traía y aparté a mi hermana para terminar de desnudarme. Al pararme, decido levantar a mi hermana y besarla mientras le quitaba la ropa de encima, su chaleco, su camisa, sus zapatillas con plataforma, su pantalón vaquero y le contemplé con su ropa interior, un sujetador negro y un calzón rosado, aparte de sus calcetines con diseño de conejo negro. Ella se veía impaciente, de seguro quería volver a complacerme chupando y acariciando mi polla, por lo que decido terminar bajándole el calzón, el cual estaba mojado, y pasando mis dedos por su concha, sin atreverme a lamerla o besarla todavía. Le pido que ella se quite el sujetador mientras yo termino de quitarle sus calcetines.

Pasaron los minutos y ahí la teníamos a ella, desnuda y sumisa a mi placer. Ocasionalmente ella decía “te amo tanto, hermano”, o “déjame disfrutar más de tu polla”, claro, sin contar sus gemidos que trataba de disminuirlos al taparle la boca, pues nuestros dos padres siguen en la casa y no debemos de llamar tanto la atención. De chuparme la polla, ella había pasado a pedirme que la penetrara, por lo que eso hice con total placer, abriéndome sus piernas para que le dejara impregnado de mi calor dentro suyo. La penetré y le follé sin temor a la brusquedad, dándole palmadas a su culo o dándole besos a sus piernas y pies. Su vagina se notaba que no era virgen, pues no era nada apretada y ya había tenido tantos novios antes de mi presencia en ella.

En su rostro cruzaban mil y una expresiones, todas denotaban placer, lujuria, satisfacción y un vació carnal que no podía rellenar todavía. De repente ella me miraba con una cara preocupada, como si se preguntara si en realidad ella era capaz de soportar mi polla, y en otras ocasiones me miraba con una sonrisa junto a su ceño fruncido, como si fuera ella la que dominaba mientras le penetraba. Hablando de penetrarla, queda claro que pasé tras otros minutos a follarla por el culo, donde parecía sí ser virgen, pues estaba demasiado apretado y debimos usar el lubricante que ella guardaba en un cajón suyo. “Por favor, compláceme desde acá, quiero tu polla en todo de mí” me decía ella.

Estando totalmente acostada de frente en su cama, yo la estaba enculando, sujetándole del cabello y dando palmadas a su redondo trasero. Sonaba tan fuerte el sonido de su culo y mi pelvis, pero no me importaba ya mucho, estaba por terminar y lo haría dentro de ella. Decido abalanzar mi cuerpo sobre el de ella, con mis manos puestas en sus tetas, comenzando a besar su cuello, y decido liberar todo el semen que tenía para ella. “A-ah, lo siento dentro de mí, es tan cálido, hermano”. Mi hermana lucía complacida, sonreía y parecía estar muy satisfecha, a pesar de no haber jugado con su coño tanto como lo hizo ella con mi polla.

Al terminar de liberarlo todo, me paro y observo el paisaje frente mío. Mi hermana acostada y de espaldas a mí, con sus piernas abiertas y flectadas, dejando mostrar el río espeso de lefa que salía de su ano hacia su vagina. En verdad no podía creer todo lo que había hecho con mi hermana ese día, me había chupado la polla, la había follado por el coño y el culo, manoseé sus tetas, besé su cuerpo y la desnudé yo mismo. Ella pronto se levantó y continuó besándome, tratando de volver a poner erecta mi polla con su mano derecha, pero yo ya estaba cansado y ya no podía más. “Guiline Formso” digo y entonces ella cae de espalda en su cama, afortundamente.

Al verla así, decido irme lo más rápido posible antes de que ella despertara, por lo que me pongo mi pantalón y camisa fugazmente, llevándome el bóxer en los bolsillos y me voy de su habitación, dejándola tapada con sus frezadas y quitándole los restos de semen de su ano con su calzón, el cual decido llevármelo para lavarlo. Antes de finalmente marcharme, me acerco a su rostro y le doy un beso en sus labios para luego decirle “este es solo el comienzo de nuestra relación”. Y así, el tiempo pasó, los días volaron y la cantidad de veces que follé a mi hermana se multiplicaron.

A veces me gustaba sentir la adrenalina y me sacaría la polla ante mi hermana sin decir la palabra y, antes de que ella hiciera algo, diría la palabra y comenzaríamos a follar. Otras veces estaría ella, con una sonrisa en su rostro, dándome un trabajo con sus tetas o los carrillos de su culo, en otras ocasiones le daría el trabajo a ella y jugaría con su coño todo el tiempo que quisiera. A este punto, ya he follado y terminado en cada agujero de ella, en una mera suerte que ella no se haya embarazado todavía. En fin, creo que conté todo lo que debo decir, en 15 minutos mis padres saldrán de viaje, así que me despido para poder disfrutar el tiempo vacacional a solas con mi hermana.