El estreno del culo de Virginia

Ahora le contaré lo que pasó cuando estrené el culito de Vicky...

EL ESTRENO DEL CULO DE VIRGINIA

Mi pequeña es altamente sexual y le encantó coger, les voy a relatar el estreno anal, espero les agrade…

La primera vez que pensaba hacérselo por la puerta trasera, esperé a que nuevamente su novio estuviera ocupado, con el pretexto de que iba al cine con unas amigas nos encontramos en un pequeño apartamento que estoy rentando para esas ocasiones, iba ataviada con una blusa pegada con lo cuál resaltaban sus pequeños pero deliciosos pechos, jeans ajustados que destacaban sus hermosas piernas cual columnas que sostenían a una diosa, zapatillas altas, también llevaba ropa interior llamativa, la encontré cerca de la plaza comercial y nos dirigimos a nuestro nido de pasión.

Al llegar, lo primero que hice fue calentarla con muchas caricias, poco a poco nuestras ropas dejaron su lugar y fueron cayendo por la pequeña recámara, al tenerla de pié y desnuda frente a mí, me hinqué como un esclavo frente a ella, Virginia adivinó mis intenciones y separó un poco las piernas para facilitar mi accionar, así quedó al descubierto la escasa mata de vello que cubría su sexo, los aparté suavemente y comencé por lamer alrededor de sus labios vaginales, poco a poco fui metiendo mi lengua hacia el escondido botón de placer, en cuanto sintió mis caricias se arqueó, permitiendo así que mi lengua llegara hasta el lugar indicado, sentí un leve estremecimiento al momento en que toqué su clítoris, seguí con mis chupadas sobre su húmeda concha hasta que logré que vaciara sus jugos internos con un ahogado gemido mientras me sujetaba por la nuca:

-¡Aaahhh, que rico es venirse – fue lo que pudo decir.

Esperé unos minutos para dejar que se recuperara mientras ella me acariciaba el pene, que estaba totalmente erecto, luego, la puse de espaldas sobre la cama y empecé a juguetear con su suave piel, acariciándola, lamiéndola y, de vez en vez, con suaves mordiscos para ponerla a tono, dediqué especial atención a sus nalgas, las cuales resaltaban por su blancura y suavidad contra la azul colcha de mi lecho, le abrí las piernas para poder admirar su rosado y estrecho culito, mi lengua tomó el camino hacia la hendidura que separaba las dos esferas de carne y le lamí cariñosamente el aro de su esfínter, humedecí con mi saliva el dedo medio y lo coloqué en su ano, lentamente los fui introduciendo a pesar que eso la lastimó al principio:

  • Es normal que sientas dolor, tu cuerpo se irá acostumbrando a recibirme y poco a poco la senda que deseo estrenar se irá acostumbrando – dije para evitar su rechazo.

Por respuesta hundió la cara en la almohada y se relajó, me puse bastante lubricante en mi dedo y continué con la lenta penetración digital hasta que noté que ya no le producía dolor, mi dedo casi desaparecía por completo en su orificio, mi deseo estaba exacerbado por saber que pronto mi garrote entraría por la virginal entrada posterior de mi Virginia, pasados unos instantes me dijo:

  • Creo que ya estoy lista para recibirte papacito – susurró agitada -, métemela despacio amor.

  • Sí amor, te la voy a clavar despacio para que lo disfrutes – respondí.

La puse hincada e hice que se agachara para que sus hermosas nalgas quedaran levantadas, lubriqué perfectamente su estrecho anillo, me puse un condón y también lo aceité con  el resbaladizo líquido, coloqué la punta de mi ardiente arma en su estrecha y rosada entrada posterior y empecé a empujar suavemente, cuando logré meter la cabecita, mi Virginia gritó del dolor, se hizo hacia delante sacando mi pistola de su funda, me dijo:

  • ¡No me cabe!, la tienes más grande que tus dos dedos, me vas a partir en dos – dijo con tono de queja.

  • Tienes que relajarte más – le dije acariciándole rico la espalda para que la calentura no se le bajara -, debes abrir tus sabrosos cachetes para que pueda metértela.

  • Entonces ponle mucho lubricante para ver si así me la puedes meter sin que me duela – respondió con voz tranquila.

Obedecí a su solicitud, regué el lubricante en abundancia tanto en la entrada de su ano como en mi pene, esta vez la acosté de lado y me puse detrás de ella como si hiciéramos forma de cuchara, nuevamente inicié el ataque, mi mano derecha dirigía al invasor para lograr vencer la resistencia de ella, mi mano izquierda acariciaba sus ricos melones y sus levantados pezones, mi lengua se paseaba por su espalda haciendo que de vez en cuando se arqueara por el placer, inserté la punta en su cueva y ésta vez no se quitó, me dijo:

  • ¡Déjalo así un momento!, quédate quieto porque de ese modo no me duele – su voz se notaba levemente temblorosa, tal vez temía que se la metiera de golpe.

  • Tú me dices cuando estés lista para recibir otro poco de verga – respondí sin dejar de acariciarla con ambas manos, ni de lamer su espalda.

Pasados unos momentos, en los cuales estuve quieto solamente de mi lanza, la escuché pedir:

  • Méteme otro poco, yo te aviso si me duele para que te detengas – su tono era ahora algo excitado.

Empujé nuevamente y sentí cómo su ano se iba dilatando para recibirme dentro de ella, pujó quedamente y con su mano detuvo la ensartada, paré mi movimiento hacia delante y esperé su reacción, no tardó mucho, con un movimiento de cadera, ella sola se clavó hasta que sintió mis bolas pegadas a su trasero, no le faltaba nada de reata, la tenía toda adentro por fin, a continuación se movió en forma circular para que el placer fuera inundando todo su ser, en cuanto noté que empezaba a gemir como cuando se la meto por al concha, inicié el mete-saca en su apretada cueva, la sensación es deliciosa, totalmente diferente al sexo normal, aprisiona el miembro de una forma que te hace enloquecer de pasión y no deseas que termine nunca.

Después de estar gozando así, le sugerí que cambiáramos de posición, y con cara de asombro me preguntó:

  • ¿Te vas a salir y luego me la metes otras vez?, ¡no!, me va a doler.

Sin dejarla reaccionar, la tomé por la cintura y la levanté un poco, luego la hice girar par que quedara encima de mí, y estando en la nueva pose comentó con gusto:

  • ¡Que rico se siente así!, no te vayas a venir porque estoy gozando como nunca.

Se apoyó sobre sus pies y puso sus brazos a ambos lados de mi, luego empezó a subir y bajar sobre el garrote que tenía en sus entrañas y por sus jadeos supe que se estaba deleitando con la atravesada de culo que recibía, mis manos buscaron ansiosas sus pechos que se agitaban al como si estuvieran bailando al compás de una imaginaria música, sus tersas nalgas rebotaban sobre mi vientre, finalmente había logrado poseer su puerta trasera sin sufrimiento.

Logré sentir su orgasmo cuando su pequeño aro comenzó a contraerse y dilatarse alternadamente, eso me puso de a mil, mi caramelo estaba a punto de estallar, en cuanto terminaron las contracciones, nuevamente se levantó hasta que mi miembro casi se sale, luego se dejó caer enterrándola hasta la empuñadura, movió su cintura como licuadora, al momento de que me vengo, apretó su esfínter y me sacó hasta la última gota de leche, que dejó inundado el látex, después de estrenarla por los dos lados, era completamente mía…

De todos modos se que jamás la tendré para mí solo, la boda es dentro de pocos meses y son compromisos que las familias no piensan ni remotamente en romper, dentro de mi ser, deseo poder tenerla nuevamente en mis brazos para enloquecer ambos de placer y pasión, o tal vez me convierta en su amante para gozar con ella mientras su esposo no esté en casa, si eso sucede, ya se los platicaré el desenlace estimados lectores.

Espero sus comentarios en mi correo.

Don Pato

fotografo7@yahoo.com.mx