El Estreno

Como descubrí mi primer juguete sexual.

Estaba apurada. Buscaba con ahínco sus gafas de sol por todos los rincones de su habitación sin tener éxito. Miró el reloj, no quería llegar tarde. Pensó en aquellos cajones de la cómoda vieja del pasillo. Apresurada revolvía sus contenidos, avejentados y polvorientos. Sintió en el fondo un objeto pequeño y rectangular… Lo saco con curiosidad. Parecía un pager o un control remoto con un solo botón. Se le hacía demasiado tarde así que tomo su cartera puso el extraño objeto dentro de ella y partió apresurada….

Transcurrió un día agitado, con mucho trabajo. Se le estaba haciendo tarde nuevamente cuando se tomo el taxi para ir a encontrarse con su chico. Mientras se pintaba durante el viaje y se ponía perfume se le escapó un profundo suspiro pensando en lo bien que la iba a pasar con él. El chofer clavo su mirada por el espejo retrovisor directo entre sus piernas cruzadas. Pensaba que ella no se daría cuenta ya que estaba concentrada en el delineado de sus labios. Ella estaba confiada, recién depilada podia sentir la tersura de su piel en el roce de sus entrepiernas, le gustaba despertar bajos instintos. Cuando llegó a su casa, se encontró con una lamentable sorpresa

Habían llegado de visita unos familiares que estaban de paso por la ciudad. Sonriendo, mientras su chico le presentaba a sus parientes, ella se subía un poco el pronunciado escote y se bajaba la corta falda. Maldijo internamente ya que no habría ninguna posibilidad de intimidad… Hacia como una semana que no tenia sexo y eso era demasiado tiempo para ella.

Durante la cena pudo intercambiar un par de miradas provocativas con él sin que los invitados se percatasen. Quería dejarle muy en claro lo mucho que lo deseaba. Quería que el también maldijese el momento de haber permitido que estos invitados se quedasen. Quería motivar su excitación a sabiendas de que no podrían tener ningún tipo de acción.

  • "Mereces sufrir un poco", pensó ella mientras se frotaba los labios entre si para acentuar su brillo y color. El la transpasaba con una mirada profunda dentro de sus ojos claros, maquillados cual misterioso y sensual felino.

Había demasiada tensión sexual en el ambiente entre ellos… Ella lo acariciaba con su pie desnudo por debajo de la mesa con intensiones de lograr desencajarlo mientras él hablaba con sus familiares. Entonces la tomaba fuertemente de sus dedos para obligarla a parar mientras miraba su escote que se iba pronunciando por la acelerada respiración que se provocaba con el dolor y la excitación. Era un juego al que estaban acostumbrados

Llegó la hora que tanto temía de volver a su casa. Su chico le estaba llamando un remise, como era costumbre. En la oscuridad del pasillo de salida, sus respiraciones hacian humo del frio. El le apretó una nalga en un momento de distracción de los demás y con mordiscos entre sus besos se despidieron.

Los pasos que hizo desde la puerta hasta el auto la dejaron con una leve piel de gallina entre sus pechos. Había refrescado y ella tenia puesto una falda muy liviana de dos gasas negras superpuestas. Justo por debajo de su ombligo seguía sintiendo esa sensación ahogada que la recorría desde allí, a través de su pecho hasta su seca garganta y boca de lengua apretada de ansiedad y deseo.

Sintió un temblor constante en su cartera que hacia ruido. No comprendía que pasaba. Metió la mano dentro para palpar en la oscuridad. Recordó aquel objeto extraño que había guardado esa misma mañana. Era eso lo que hacia ruido? Vibraba y golpeaba contra los demás contenidos. Ella lo saco de la cartera para ver e inmediatamente se arrepintió porque sintió cierta verguenza que el chofer se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo por el ruido a vibración. Casi como por instinto, para tapar ese ruido de una forma rápida y eficáz, presionó el objeto contra su bajo vientre. En ese momento su cara se lleno de colores y se le calentaron las mejillas. No quería apagar el objeto pero tampoco quería que el Sr. la descubriese en su creciente excitación.

Observaba por el espejo retrovisor la cara del Chofer concentrado en su manejo entre el tránsito nocturno de la Avenida Avellaneda que de vez en cuando la miraba de reojo. Decidió abrir la ventanilla para sentir el fresco y que el ruido exterior disimulase la situación. Con el frío sus pezones se marcaron a través de su camisa haciendola sentir mas sexy.

Sintió la urgencia de probar esa vibración en su clítoris… no pudo resistirse más y entreabriendo sus muslos levemente y con un movimiento disimulado se abrió los labios mayores y subiendo sus menores coloco el filo del objeto justo allí. Cerro sus piernas presionando fuertemente mientras el vehículo daba algunos saltos al girar en una curva y sus rodillas temblequeaban.

Ella se mordía el labio inferior del placer que estaba sintiendo. Sus palpitaciones se hacían cada vez más fuertes. Metió sus manos por debajo de la cola para sentir cierto impedimento. Esa postura hirguió aún más sus pechos al viento y el primer botón de su camisa comenzaba a ser forzado. Su vientre como en una danza árabe y sus piernas fuertemente cruzadas, completaba el cuadro. Se imaginó indefensa. Era inevitable que se le entrecerraran los ojos… Su cabeza, ya sin fuerzas giro en diagonal y hacia atrás sobre el apoyacabezas para hacer como si nada estuviera pasando, miraba de costado. Ya no podía disimular tan bien como antes pero no le importaba demasiado. Observaba los árboles pasar y los autos vecinos, estando al borde de un orgasmo maravilloso. El Sr. Chofer que estaba a unos pocos centímetros de ella, mirándola mientras continuaba con su quehacer cotidiano. Las imágenes se borroneaban. Tuvo que retener sus gemidos profundos y agitados cuando el Sr. se detuvo. Alzó su cabeza confundida para ubicarse.

Habían llegado a su casa y ella estaba en medio de un torbellino de sensaciones. Le pagó al Chofer y bajo del auto lo mas rápido que pudo, con mucha verguenza y sin poder siquiera apagar el objeto. Caminaba reteniéndolo entre sus piernas, evitando que se cayese y taconeando con fuerza por la vereda. Le resultaba extraño estar haciendo todas esas acciones cotidianas en éste estado. Buscaba nerviosamente las llaves en su cartera. Sentía las miradas de todos aunque la calle parecía desierta. Entró a su casa y no se reconoció al ver su aspecto desprolijo en el espejo del ascensor. Lo que sentía eran varios orgasmos encadenados en una interminable sucesión que le estremecía todo el cuerpo. Se miraba en el espejo y se seducía a ella misma... Estaba tan excitada… Que ya no comprendía muy bien lo que estaba haciendo. Se desabrochó la camisa mientras sus piernas ya mojadas se aflojaban un poco y se detenía el ascensor.

Corrió a su habitación tirando la cartera po el camino. Se sacó lo que le quedaba de ropa frenéticamente y temió que no podría haber nada que la calmase en ese estado. Sintió mucha desesperación y un poco de bronca. Hacia casi una hora que tenia este vibrador en su clítoris y la estaba volviendo loca. Estos orgasmos no eran como los que ella estaba acostumbrada. Y ahora necesitaría sensaciones más fuertes, sino no podría clamarse

Se acostó recorriendo su cuerpo con sus manos y de vez en cuando arañándose lentamente pero con fuerza. Se detuvo apretándose los pechos y los pezones. Sus rodillas temblaban y sus entrepiernas estaban tan viscosas que el vibrador se resbalaba un poco. Sentía el dolor de su vagina caliente y vacía. Sentía el dolor de su soledad. Sintió también algunas lágrimas que surcaban sus mejillas deseosas de amorosos besos. Sus labios rojos, calientes, irritados y palpitantes de tanto ser mordidos conteniendo gemidos. Su espalda se arqueaba, su cuerpo se estremecía buscando más placer del que podría tomar.

Algunos rings del teléfono la bajan a la realidad. Era su chico que preguntaba si había llegado bien a su casa. Ella, entre suspiros y jadeos le contesta que si, pero inmediatamente el sentia que algo estaba ocurriendo

Que pasa hermosa? Porque estas así?

Mmmhhh… perdóname Prince, no me pude contener…. Estoy portándome muuuuy mal y te necesito mucho.

Por supuesto el sabia que esto vendria luego de tanto cachondeo en su casa por debajo de la mesa.

Hay bebeee… como me gusta cuando te pones así… queres que te ayude?

Si Prince por favor… Me estoy muriendo aquí solita….