El esposo de mi amiga
A ella no pareció incomodarle cuando le conté que hablaba con su pareja y es que ellos ya no estaban tan bien como yo creía. Al tener contacto con ambos pude enterarme de sus discusiones, aburrimiento y sobre todo su nula actividad sexual.
Hoy les quiero contar cómo fue que me lié con el esposo de una compañera de colegio
Primero, yo soy una chica de 20 años, bajita, de piel clara, cabello teñido de un tono cobrizo, si me preguntan sobre mi cuerpo... Tengo tetas pequeñas pero tengo un muy buen culo.
Vayamos a la historia.
Todo empezó cuando volví a tener contacto con ella a través de facebook, era común que recordaramos nuestros años de escuela, entre risas y anécdotas nos pasamos nuestros números y comenzamos a comunicarnos por WhatsApp.
Un día recibí una llamada de un número desconocido.
Era ella.
Hablamos y me dijo que el número era de su esposo (también compañero de colegio) así que lo guardé.
No les comenté algo... Y es que el esposo de ella fue mi primer novio durante la etapa del colegio
A ella no pareció incomodarle cuando le conté que hablaba con su pareja y es que ellos ya no estaban tan bien como yo creía. Al tener contacto con ambos pude enterarme de sus discusiones, aburrimiento y sobre todo su nula actividad sexual.
Un día, él y yo quedamos en que vendría a mi casa puesto que me contó que visitaría a su familia que, casualmente, vivian muy cerca.
Es así como ese día él terminó en mi casa, hablamos y no pude evitar decirle que si tan mal era su relación con ella, que la deje.
—No es tan fácil— me dijo— quisiera encontrar a una chica como tú, que me entienda.
_Tranquilo, seguro las cosas se arreglarán.
Me acerqué para darle un abrazo, allí en el sillón de mi casa.
Él me susurró que me veía muy linda.
"¿Qué habría pasado de no haber terminado cuando aún eramos novios?"
Me separé un poco de él y lo mire a los ojos. Él me besó.
No tardé en responder a aquel beso que conforme pasaban los segundos se iba tornando más apasionado. Dios, besaba tan bien.
Sentí su lengua, sus labios carnosos, su aliento era fresco. Gemí
Al instante me avergoncé pero a él solo lo motivó , me empujó de espaldas al sillón y se colocó entre mis piernas para seguir besándome, sentí una humedad rica en mi vagina, me estaba exitando demasiado al tener a ese hombre encima de mi, tan grande y varonil.
Sus manos exploraron mi cuerpo, mis tetas quedaron expuestas cuando él me quitó la blusa y el sostén que llevaba, me chupó y mordió las tetas cuanto quiso.
Hizo un camino de besos hasta mi ombligo y volvió a subir un poco.
Con esos pequeños toques yo me volvía loca, solo quería que me haga lo que quisiera, duro y salvaje, que me muerda y se apodere de mi cuerpo.
Yo quería que me trate mal.
Así fue como lo empujé y me coloqué encima de él, frotándome rico sobre su verga que ya sentía dura. Luego me arrodillé frente a él y me deshice de su ropa.
Vi su verga y no dudé en metermela toda a la boca para empezar a chupar y succionar, el suspiraba y gruñía. Yo lo miraba a los ojos, no quería perderme ningún detalle.
Me tomó del cabello y empezó a penetrarme la boca con rudeza. ¡Si! Asi, así me gusta
Me sacó la verga de la boca y aún tirando de mi cabello me arrojó otra vez al mueble, ma sacó el Sort que llevaba ese dia. Yo abrí lo más que pude mis piernas para mostrarle mi vagina húmeda y deseosa de su verga
Él colocó la punta en mi entrada y la metió de una. ¡Qué rico!
—No sabía que podías ser tan puta— me dijo.
Me tomó de las caderas y me penetró con mucha más fuerza, provocandome gritos de placer, pidiéndole que porfavor no dejara de follarme
—Se siente tan rico!! No pares. Sigue, sigue, sigue— gritaba yo.
Me jaló obligándome a ver cómo su rica verga entraba en mi vagina una y otra y otra vez.
Me mordía los labios, sintiendo un enorme placer y es que hace tiempo que llevaba esperando que alguien me follara.
Me puso a cuatro patas sobre ese mismo sofa, con una mano me agarró ambas muñecas sobre mi espalda y con la otra me tomó del pelo obligándome a arquear mucho más mi espalda y dándole una vista excelente de mi culo.
—Eres tan rica, me encanta como succionas mi verga con esa vagina tan apretada
Soltó mis muñecas y me empezó a masturbar.
Con su verga bombeando en mi vagina, sus dedos estimulando mi clítoris y él haciéndo sonidos de placer con esa voz ronca suya, no pude más y me corrí.
—¿Ya te corriste, puta? ¿Te encantó que te follara duro, eh? Eres una ricura
Él se movió un poco más y también se corrió dentro mío. Lo supe al sentir su semen escurrirse por mis piernas. ¡Mierda!
Al final él solo me dijo que probablemente empezará a visitar más seguido a su familia.