Él esperando y yo divirtiéndome:

Mi novio solía esperarme afuera del trabajo, yo me divertía poniéndole los cuernos.

Hola, les escribo después de un tiempo porque realmente no había algo interesante que contar, tuve dos novios que la verdad eran muy tranquilos, con el primero tuve que terminar ya que se mudó a otro estado, comencé mi segunda relación pero eso terminó porque él comenzaba a ser celoso y yo a pesar de quererlo mucho sentí que era mejor terminar por lo sano antes de terminar engañándolo. Como han notado, cuando tengo un novio y por alguna razón lo engaño me gusta sentirme que lo humillo, sentirme sucia, una perra que lo evidencia o que va con él cuando acaba de de estar con otro hombre, eso me excita.

Bueno, les cuento, hace un mes comencé a salir con un chico llamado Eduardo, él es muy tranquilo, demasiado caballeroso y atento, tiene dos semanas que comencé a hacer mi servicio social en una empresa de publicidad en la Ciudad de México y él va por mí todos los días, me espera cuando tengo trabajo, me lleva comida, van tres veces que me lleva flores, es muy guapo y tierno, siempre viste camisas bien planchaditas y pantalón de vestir con algún suéter. La primera semana fue muy normal, no conocía a nadie, mi jefe trataba de ser amable pero era el tercer día y aún no sabia ni mi nombre. El cuarto día, jueves, noté como otros compañeros de servicio social me miraban demasiado, los hombres con mirada de deseo que cada vez eran menos disimuladas y las mujeres llenas de envidia. Eso me gustó mucho, despertó algo en mí, mi lado de zorra. Al día siguiente, viernes, decidí darles gusto, tomé un vestido negro corto, un brassiere que levanta los pechos, una tanga con encaje y unos tacones del 12, Eduardo muy lindo pasó por mi hasta mi casa y me llevó a la oficina, él quedó encantado, me miraba pero por el poco tiempo que llevábamos no se atrevía a decirme mucho. Cuando entré al cuarto donde estamos los de servicio social tres chicos estaban platicando, la verdad esos tres eran los únicos guapos, quise que me miraran, que me desearan y que jamás me pudieran tener, me levantaba sin que fuera necesario, cruzaba la pierna, me acomodaba el cabello, pintaba mis labios.... Estaba en mi juego de coqueteo cuando mi jefe me llamó y me pidió le que fuera a buscar un documento al cuarto de archivos, me acerqué a los tres chicos y les dije: alguno sabe buscar la clasificación de los archivos? Nunca ,e habían mandado allá. De inmediato uno se levantó y me dijo que iba conmigo, era el más guapo así que fuimos, en el camino me dijo que se llamaba Ricardo, que lo que necesitara se lo pidiera, entramos al cuarto de archivo y estaba un hombre buscando, un hombre de unos 32 años, alto, de barba, lentes de intelectual, una camisa blanca arremangada y un cuerpo fornido, cuando lo vi, Ricardo me pareció un niño tonto y mi novio ni por la mente me pasó.

Me saludó amable y le dijo a Ricardo que se retirara, que él me auxiliaría pues nadie conocía mejor los archivos que él. Soy Samuel, me dijo, me dio la mano y me jaló para darme un beso en la mejilla, apenas iba a presentarme cuando me dijo, sé quién eres, Dany, la nueva, trabajas con Sergio no? Sin que respondiera me pidió que le dijera la clasificación que buscaba, le mostré el papel y me llevó dos pasillos más al fondo, me dijo, es la caja de allá arriba, gracias a los tacones la alcanzaba aunque tenía que estirarme un poco, en ese momento él se agachó e hizo que buscaba archivos pero lo vi mirando mi trasero y tratando de ver por debajo de mi vestido lo cual me puso muy nerviosa y tiré la caja y así como de novela se agachó a ayudarme y nos miramos, pasó algo, comenzamos a acercarnos, sentí su aroma,mi corazón se aceleró y cuando nuestros labios chocaron alguien gritó: Samuel estás aquí? Rápido reaccionamos, levanté los papeles, los metí en la caja y me fui, le guiñé el ojo y le limpié un poco el labial que alcancé a dejarle en su boca. Cuando llegué con Sergio me dijo, que lo revisaríamos el lunes, que era viernes y salíamos temprano, sin darme cuenta era hora de salida, en mi lugar estaba mi bolso con tres llamadas perdidas de mi novio y le escribí: perdón, mucho trabajo, ya voy a salir, prepárate porque ando muy caliente. Con Eduardo no había tenido acercamientos, quizás se asusto porque no respondió nada. Llegué, nos subimos al auto y cómo iba muy caliente, comencé a manosearlo, él se emocionó pero claramente no tenía deseo de él.

Los días pasaron, el miércoles de la siguiente semana me levanté decidida, me puse una falda azul rey, mini y un top blanco, dejé mi cabello suelto, me puse una fragancia dulce y me fui a la oficina, Eduardo me dijo que no iría a dejarme pero ya iba tan prendida que no me importó usar transporte público vestida así, entré, Sergio me puso a hacer mil cosas y al fin dieron las cinco, me dijo que me podía ir, pero no, fui al archivo, entré y miré a Samuel, fui a él mirándolo a los ojos y cuando estaba en frente de él comencé a besarlo con mucha pasión, me apretó a él y comencé a sentir su ereccion, de pronto le toqué su pene, era enorme, la verdad, el más grande que había tocado, se me hizo agua la boca y mientras lo besaba le quité el cinturón y abrí el pantalón para sacárselo, era enorme, no ressití más y me puse en cuclillas y empecé a chuparselo como una salvaje, me golpeaba la cara con él, lo pasaba por todo mi rostro, lo apretaba y en momentos lo mordía suave. Él estaba de plano en otro planeta, sólo oía sus gemidos pequeños, entonces oí vibrar mi celular, lo solté y me fui gateando hasta mi bolsa que había tirado como dos metros de distancia, mi falda se levantó y miró mi tanga blanca. Entonces era Eduardo, contesté mientras iba de regreso a Samuel para seguir mamándole ese enorme pene.

E: bebé, ya pasan de las cinco, tardas mucho.

Y. No mi amor, lo que pasa es que tengo un asuntito y debo terminar.

E. Claro preciosa, tengo mucha hambre, te invito a comer.

Y. Sí bebé, ahorita bajo, te llevo algo de comer. Hay una maquinita de comida adentro, te llevaré lechita. (Samuel se rió)

E. Sí mi amor... Este... Todo bien? Suenas rara.

Y. No amor, es que busco en unas cajas un par de documentos, ahorita bajo. Te amo.

Samuel me dijo: con que tienes novio puta, esto hace todo más excitante. Yo sé lo chupé lo mejor que pude hasta que eyaculó todo su semen en mi boca, era muchísimo, quién sabe desde cuando no cogía el pobrecito. Le enseñé su semen en boca y con su pene aún erecto llevé a mi boca el semen que quedó en mis labios y mejillas. Me levanté, tomé mis cosas y le dije que nos veníamos mañana. La verdad me sentía bien puta, iba excitadisima. Todavía tomé el elevador con el semen de Samuel en mi boca, salí y me encontré a Ricardo, me dijo que si esperábamos juntos el camión, le hice señas con la cabeza de que no y me fui, se acercó a darme un beso en la mejilla y me tragué el semen de Samuel, para que no oliera. Me subí al coche y Eduardo me preguntó quién era ese muchacho, le dije que un chico de la oficina entonces le di un beso súper apasionado, le metí la lengua hasta la garganta y él hizo lo mismo, quería pasarle todos los rastros del semen de Samuel, estaba mojándome mientras lo besaba, terminó el beso y a la cara le dije que no anduviera de celoso, que lo quería sólo a él.

E. Mi amor, y mi leche?

Y. Ya te la di. (Sonreí y me humedecí de imaginar decirle en ese momento que acababa de mamarsela a uno de la oficina y así llegué a besarlo)

E. No bebé, no me diste nata.

Y. No? Entonces la olvidé en mi escritorio, perdón, bajé muy rápido.

Después de eso, el jueves no fui a la oficina, pero el viernes sucedió. Entré y Sergio me dijo que su jefe quedó complacido con la documentación que hice así que quería pedirme su podía ayudarle con unos trabajos personales, dije que sí, en eso entró Samuel y me dijo que qué bien que aceptara, que como eran cosas personales, es contador, que me pagaría y para hablar de eso fuéramos a su oficina. Apenas entramos comenzó a besarme y a manosearme toda, me bajé la falda que llevaba ese día y quedé con una tanga negra, él quedó encantado. Tiró las cosas de su escritorio y lo acosté, le hice unas mamadas para que su pene estuviera totalmente erecto, me subí y comencé a cabalgarlo, era increíble, jamás abanica sentido eso, era enorme de verdad, me apretaba los pezones, me daba nalgadas y jalaba el cabello, de puta no me bajaba y eso me encantaba. Me dijo que iba a terminar y me puse de rodillas para que terminara en mi boca pero no, me echó todo en los pechos, que sexy fue, pero ahora debía limpiarme. Como pude me limpié, me eché perfume y cuando me iba me dijo que no era mentira eso de que quería mi ayuda, que en su casa al fondo, tenía una pequeña oficina donde llevaba asuntos fuera de su trabajo en la empresa. Me dijo que eso no tenía nada que ver con lo que había pasado entre nosotros, que de verdad admiraba mi trabajo y que desde un principio por eso ubicó mí nombre, eso en verdad me halagó y yo, sentí entre agradecimiento y ganas de hacerle el mejor sexo como recompensa.

E. Si no te molesta Dany, podemos ir hoy mismo a mi casa por esos archivos, te mando en uber a la tuya y trabajas el fin de semana, el lunes me traes un adelanto.

Y. Estaría súper, pero todos los días mi novio viene por mí.

E. Mira, hacemos esto, nos vamos en el auto de tu novio, yo vivo muy cerca de aquí, te doy la caja de documentos, y yo les pago lo que cobraría el taxi.

Cuando bajamos le expliqué el plan a mi novio, le agradó la idea y quiso apoyarme. Íbamos platicando cuando cayó en un bache de esos que hay muchos por aquí.se orilló y nos dijo que bajaría a ver si se dañó la llanta, entonces yo que iba adelante, pasé mi mano para atrás y comencé a tocarle el pene a Samuel por encima de su pantalón. Subió mi novio y dijo que todo en orden, comencé a excitarme... Llegamos y Samuel le dijo que esperar en el auto, por ahí pasaban las grúas de tránsito y podían llevarse su auto. Yo entendí el juego y bajamos. Entramos y de inmediato comenzó a besarme, yo a meterle mano, me giró, me puso contra el escritorio, me hizo la tanga a un lado y comenzó a penetrarme, fue mi excitante, tuve un orgasmo cuando me giró y me jaló del cabello para agacharme, la verdad me dolió mucho pero qué podía hacer, eyaculó en mi boca y me lo pasé, quién sabe por qué ese día su olor era muy fuerte, pero no me dio asco. Me dijo que tomara una caja de archivos para que pareciera que entré por esa caja, que el lunes me explicaba pero que le dejara mi tanga de recuerdo. Regresé al auto súper nerviosa, si hacía tantito aire o si Eduardo me metía la mano notaría que no llevaba ropa interior.

Las cosas continuaron así, Eduardo iba por mí todos los días, los miércoles Samuel y yo teníamos algo rápido en su oficina y los viernes íbamos a su casa por los archivos de trabajo y ahí me daba las mejores sesiones de sexo. Ya llevábamos tres semanas haciendo eso hasta que el día viernes que pasó, tuve mi sesión se sexo con Samuel y al subir al auto Eduardo iba muy serio, yo quise besarlo, abrazarlo y él me empujaba. Me molesté y le pregunté qué pasaba.

Y. A ver Eduardo, déjate de escenas que ya estás grandecito. Qué te pasa?

E. Ya me estoy cansando. Todos los días es lo mismo, te vengo a dejar, vengo por ti, los viernes hasta a casa de tu jefe vamos y entre nosotros no hay nada.

Y. Ah o sea que exiges que a cambio de eso tengamos sexo o que? (Me hice la ofendida)

E. No, perdón no quise decir eso, disculpa si te ofendí o te estoy presionando.

Y. Frena el auto, quiero irme por mi cuenta (seguí haciéndome la ofendida y comencé a gritar que frenara)

Eduardo se frenó y yo me enojé muchísimo más porque no me rogó, estaba por estallar.

Y. Ah o sea que te vale, mírame bien estúpido, traigo esta blusa ajustada, una minifalda que apenas me cubre el trasero y con estos tacones del 11 parezco puta. Pero todo para gustarte a ti. Traigo una diminuta tanga para irnos por ahí... Hoy te iba a dar la sorpresa (la verdad es que la tanga se la había quedado Samuel) pero me vale irme en transporte público, eso me gano por tener un novio como tú.

E. Yo no te pedí que te vistieras así,

Y. Eso me dices en serio? Sabes qué, tienes razón, tú no me lo pediste. Yo lo quise hacer y no fue por ti. Todos los miércoles mientras tú esperabas cuarenta minutos o una hora después de las cinco, era porque estaba con Samuel, congiéndomelo en los archivos o en su oficina, como todo una puta, me encantaba que se viniera en mi boca, tragarme su leche y así llegar a besarte. Me volvía loca cuando llamabas y yo estaba montada en él o mientras me tenía que sacar su vegota de la boca para decirte que te amaba y que no tardaba. Los viernes nos llevabas a su casa a coger mejor y mira, mira la caja de archivos que hoy me dio, son hojas blancas. Cornudo de mierda, dime algo, mira cómo ni ropa interior traigo. Se la dejo de recuerdo. No volverás a verme, seguiré cogiendo con Samuel y aunque sin mi novio el cornudo será menos excitante seguiré disfrutando. Extrañaré subirme a tu auto y besarte mientras vengo recién cogida, besarte son semen de un verdadero macho... Eres un niño, el más pendejo que conozco y el más cornudo. Adios.

No le dejé decir palabra alguna, me bajé del auto y tomé un taxi, Samuel me pagaba cada viernes ciento cincuenta pesos para gasolina de Eduardo, dinero que nunca le di. Seguí cogiendo con Samuel aunque sin Eduardo perdió sentido, al mes me aburrí y después solicité mi cambio de área. Tuve que cambiar de número porque Samuel no dejaba de llamarme y Eduardo comenzó a buscarme.