El espejo
¿Qué se puede hacer con ESE tipo de espejo?
EL ESPEJO
¿De qué le servía un espejo que reflejaba a la gente desnuda a pesar de que estuviese vestida? Era demasiado grande, casi de cuerpo entero, como para poder llevarlo disimuladamente por la calle, lugar donde resultaba mucho más útil. En alguna ocasión, lo puso en la ventana, pero tenía que hacer esfuerzos para que no se cayese y no podía disfrutarlo. Entonces decidió cortar un trozo de pequeño tamaño, aun a riesgo de que perdiese sus propiedades. Pero esto no ocurrió, y durante un tiempo estuvo jugueteando a ver a todo tipo de gente, especialmente mujeres, desnuda en cualquier lugar: la calle, una tienda, un bar... Muchas veces volvía a casa con un calentón tremendo.
Pasada la emoción de la novedad, el juguete quedó abandonado en cualquier rincón, cogiendo polvo.
Hasta que se ocurrió la idea.
Llevó a un taller el espejo del que hicieron casi unos cincuenta trozos del tamaño de un espejo de maquillaje. Como pago, dejó uno de los espejitos resultantes, que hizo las delicias del dueño del taller.
Mediante un escueto anuncio por palabras en la prensa empleando una adecuada presentación de la utilidad del producto para las mujeres, rapidamente vendió todas las unidades, incrementando el precio en cuanto vio la demanda, tal y como mandan las leyes del mercado.
El último ejemplar se lo vendió por una suma astronómica a la promiscua esposa de un conocido banquero que estaba harta de arribistas que luego en la cama no tenían la mínima dotación imprescindible.