El eslavón perdido (2)

Nunca dejes un libro olvidado en la estanteria del salón, un libro siempre vuelve...

C ae la tarde por la colina, las sombras caminan sobre sus laderas, un aroma a hoja seca inunda el salón, la sensación de tranquilidad es apetecible, abandonado a la lectura de un libro intento desorientar mi mente de los desordenes de la mañana. La cena ya pronto estará en la mesa y toda esta calma desaparecerá, por la ventana puedo ver el jardín de detrás de la casa, el césped sin cortar da la impresión de un descuidado patio, pero el centenario árbol que se aloja en el centro alimenta la esperanza de que en el pasado fue un gran jardín, un camino huye de la portezuela que separa la finca de un pequeño riachuelo, los recuerdos me sobrecogen y atraen hacia mi pensamientos de viejos acontecimientos, intento concentrarme en el tosco libro que tengo en mis manos cuando la puerta de la cocina es abierta con un fuerte golpe, el cual retumba en toda la estancia, mi hijo Albert entra como una tormenta seguido de Marga, la pequeña, ambos juegan con los cojines golpeando por todos los rincones del amplio salón, al acercarse al fondo de la estancia golpean la vieja estantería de madera dejando caler unos libros al suelo, al ver lo sucedido los niños aguantan la respiración intentando amortiguar la caída de los polvorientos libros al suelo, pero al ver mi rostro de enfado escapan por el pasillo hacia el maltrecho jardín, la verdad es que no les hubiera regañado, intento comprender a dos niños con ganas de saltar y divertirse en esta casa alejada a dos horas de la ciudad, yo en su lugar rompería todo a mi camino.

Intento colocar todos los libros en su sitio, son muy viejos pero mi cariño es nostálgico pues en el pasado los leí con mucha devoción, al colocar cada uno en su lugar pude ver un libro que solo al sentir su tacto de mis dedos en su áspero cuero , todo mi vello se magnetizo de forma que un gran escalofrió recorrió todo mi cuerpo, al ver la tapa pude ver que se trataba de un libro que olvide que tenia, era LA HUELLA DE ADAN, mis recuerdos eran tan vagos que al abrir sus paginas me sorprendió al ver que estaba en blanco, pero al continuar mis sensaciones sobre aquellas paginas pude recordar el porque del estado de este libro, la verdad es que me sorprendía mucho encontrarlo después de tanto tiempo, aunque lo busque durante largas tardes de verano, pero todo fue inútil, limpie con cuidado el polvo de tenia entre sus hojas, era curioso pero al limpiar sus bordes pude apreciar que al juntar todas las paginas , los cantos dibujaban una figura coloreada, de un sobresalto agarre una lupa que guardaba en el cajón del escritorio e intente descubrir de que se trataba, tal fue mi sorpresa que cuando observé de nuevo el libro todos los dibujos desaparecieron, abrí de nuevo el libro y ni rastro de dibujos, desilusionado y recordando los extraños acontecimientos sucedidos en el pasado al intentar leer el libro, lo deposite en su estante con mas desprecio que cariño, pero justo cuando le daba la espalda advertí que un rayo de sol entro por las transparentes ventanas y ilumino el salón, era increíble ver tanta luz pero lo que mas me llamo la atención fue el libro, esos dibujos habían vuelto, rápidamente me acerque temiendo que cuando el tímido rayo de sol se disipara, todo desaparecería, tome una lupa y al mirar pude ver que no eran dibujos sino unos números,, el corazón se me disparo y el pulso me temblaba al leer, 5-11-00, lo agarre con mucho temor lo abrí, esta ve si estaba escrito, en la primera pagina pude leer, "EL DIA CINCO DEL MES DE LOS MUERTOS TE BUSCARE EN LA PUERTA DE LAS LUCES" no entendí muy bien pero al mirar un calendario advertí que hoy estábamos a cinco del mes de noviembre, el mes de los difuntos, lo que no lograba descifrar eran los números 00, aunque una corazonada me decía que era la hora en que alguien estaría en la puerta de las luces.

No sabia donde estaba esa puerta y menos aun donde empezar a buscar pero no era una coincidencia que hoy mismo encontrara el libro, sabia que las personas que encontré una vez al leer el libro me llamaban otra vez, de un salto me puse en pie y dirigiéndome al camino de detrás del jardín me adentré en el oscuro bosque, la tarde ya había caído y las sombras de los árboles le daban al bosque un aspecto tenebroso, pero la curiosidad por lo acontecido no dejaba lugar al miedo, estuve caminando durante una hora sin encontrar nada, me senté en una piedra y cogiendo una fruta de la mochila que traje de casa me dispuse a descansar, la noche estaba ya muy adentrada y las copas de los árboles casi no dejaban ver las estrellas, cuando intente coger una botella de agua que escondía en la mochila observé que una tenue luz salía del interior de ella, rebusque y pude ver que provenía del libro, lo agarre y al abrirlo una de sus páginas había escrito un párrafo," LOS OJOS DE LA MONTAÑA ESCONDEN LAS LAGRIMAS DE LA NOCHE" al leer esto la luz desapareció, no lograba comprender el mensaje pero estaba cerca… eso lo presentía.

Al reiniciar la marcha oí un ruido a lo lejos, pensé que algún animal andaría cerca, me detuve , alcancé escuchar unas voces, todo mi cuerpo empezó a temblar de miedo, me quede inmóvil temiendo ser descubierto, las voces se acercaban mas, muy despacio logre tumbarme en el suelo, y justo a cuatro metros de mi, salieron de entre las ramas de los árboles tres hombres que llevaban a una mujer entre sus hombros, la mujer lloraba pero al tener la boca tapada sus gritos no eran escuchados, los tres hombres eran muy altos e iban completamente desnudos, su cuerpo estaba cubierto de unas pinturas que aún, con la oscuridad de la noche lograba ver un color rojizo, sus cuerpos eran musculosos y pero delgados, la chica era mas bajita pero muy parecida a sus tres acompañantes, al pasar justo delante de mí, observé que la chica era muy parecida a mi primera mujer que me visito la primera vez que leí el libro, y eso alentó mis ganas de perseguir a los tres intrusos.

Escondiéndome por entre las ramas y arbustos logré no ser visto, así estuve durante dos horas que duro nuestro duro camino, al llegar a la orilla de un riachuelo detuvieron su camino, el mas corpulento de los tres se introdujo en el agua, cruzo a la otra orilla y se adentro en la oscuridad, mientras tanto los otros dos hablaban entre ellos pero no conseguía entender nada, la espera fue corta, el tercer hombre apareció unos metros mas abajo y con una rama de árbol entre las manos, dando varios gritos llamo la atención de sus compañeros, uno de ellos llevaba una bolsita de piel atada a la cintura, metió la mano en ella y extrajo un polvo blanco, el cual me recordaba a la arena de playa, levanto el brazo por encima de la rama de árbol y la cubrió con los polvos, al momento las hojas empezaron a desprender una luz muy parecida a la que desprendían las hojas del libro, el tercer hombre levanto la rama y agitándola señalaba hacia una zona de la montaña, entonces me di cuenta del significado del párrafo del libro, en lo alto de la montaña había una cueva en forma de calavera, con dos ojos enormes, los cuales vistos desde aquí parecían dos ceros perfectos "00" como los de la enumeración del libro, unos metros mas debajo se podía ver la entrada de una cueva, en ella había un cuarto hombre agitando otra rama iluminando la entrada, y supuse que era la puerta de las luces como decía el libro, en todo este tiempo no advertí que los tres hombres y la chica habían desaparecido, y no había rastro de luz por ningún sitio de la montaña pero supuse que se dirigían a la entrada de la cueva, mire ambos lados y de un salto me introduje en el río, el agua me helaba todo el cuerpo pero el frío no me apago las fuerzas para seguir persiguiendo a mis extraños viajeros, la subida fue muy lenta y dura pues no había ningún camino señalando el ascenso, ya no veía ninguna luz pero mi orientación era buena y aun podía ver los dos enormes ojos de la calaveras, las fuerzas empezaron abandonarme cuando por fin pude ver la entrada, estaba a unos veinte metros y era mucho mas pequeña de lo que imaginaba vista al pie de la montaña.

Me acerqué con mucha cautela cerciorándome de que no había nadie, los ojos vistos desde aquí eran impresionantes, la entrada era muy oscura, pero al entrar, una luz provenía del mismo techo iluminando las rocas , miles de piedras sostenidas por arte de magia, colgaban dibujando un millar de círculos en toda la caverna, nunca había visto nada parecido, un ruido me despertó de mi estado de alucinación, me agaché y logré ver detrás de una rocas una sombra, me acerque con mucha cautela, agarre un trozo de leño del suelo con intención de defenderme, acercándome a la piedra donde aun podía ver la sombra y de un salto me lance sobre ella, al caer pude ver que mi presa era un niño de estatura mediana pero con una extrema delgadez, sus ojos lloraban de miedo y los dientes le rechinaban, todo su cuerpo estaba repleto de cicatrices y suciedad, le extendí mi mano con el afán de tranquilizarlo, el me agarro la muñeca y intento tirar de mi, pude ver que en las palmas de las manos tenia unas marcas las cuales me sorprendieron mucho, porque hace muchos años yo las tuve en mis manos, sujetándolas observe que claramente ponía "ADAN" era increíble pero cierto, supuse que este niño procedía de la tribu que un día visité, el muchacho emitía sonidos muy extraños, parecidos al de un animal, no dejaba de tirarme de las muñecas, dejándome llevar empezamos otro camino que me llevaría a ver a mis viejos amigos , o por lo menos eso era lo que yo esperaba...

La oscuridad reinaba en el interior de la tumba, ruidos extraños nos rodeaban y en ciertas ocasiones giré la cabeza temiendo ser atacado por cualquier animal que habitase en esta oscura cueva, pero mi acompañante y guía no vaciló en ningún momento y eso en cierto modo me tranquilizaba, no podía apreciar la distancia ni el tiempo que caminábamos pero a menudo que avanzábamos mi acompañante emitía unos sonidos muy graciosos que delataban su estado de alegría. Al instante se detuvo, mirando alrededor observé que estábamos en el centro de una gran piedra pero que terminaba en un precipicio, asomándome con mucho cuidado pude ver que en el fondo del pozo había un rió subterráneo, mire a mi acompañante con gesto de intriga, pero el me respondió con una sonrisa, volví la mirada al fondo para encontrar una salida posible por los cortantes de las rocas, de repente sentí como los brazos de mi acompañante me rodeaban y con un fuerte empujón nos precipitamos al vació, un aullido de ahogo surgió de mi garganta mientras me aferraba a mi amigo, al caer al río intente deshacerme de el pero cogiéndome de la camisa tiraba hacia arriba, mis pulmones me estallaban al no encontrar el fresco aire, intente nadar hacia la superficie pero una fuerza arrastraba de nosotros, nos llevaba mas al fondo del río, cuando creí que era el fin de todo, unos labios se unieron a los míos y presionándomelos sentí el aire en mi boca, abrí los ojos pero tal fue mi sorpresa al no reconocer a la persona que tenia ante mi que retrocedí hacia atrás, pero pronto entendí que era mi única oportunidad de no morir ahogado en aquel rió oculto bajo las montañas. Mire a mi alrededor observando que no estábamos solos , dos personas de las mismas características que mi amigo, nos acompañaban a ambos lados, intente tranquilizarme a la vez que cada minuto uno de ellos se acercaba y posando sus labios junto a los míos me suministraban el apreciado oxígeno, pero no entendía porque ellos no necesitaban respirar o por lo menos esa fue la impresión que percibí, el viaje se prolongo unos minutos mas, pero debido a la gran velocidad que nadábamos no pude calcular la distancia recorrida. Por fin al fondo del túnel acuático observe una cierta claridad pero muy tenue, al acercarnos averigüé que la luz se dividía en cuatro posiciones, cuando estábamos justo debajo, mis salvadores me sacaron del agua muy despacio, abrí la boca lo mas que pude para poder respirar con todas mis fuerzas, pero al dejar entrar en mis pulmones el aire comprobé que un dolor intenso me destrozaba la garganta, abrí los ojos y comprobé el porque, estábamos en el cráter de un volcán, el calor era intenso que hacia el aire irrespirable, caí al suelo y la vista se me nublaba pero poco a poco mis pulmones se acostumbraban a este aire tan viciado. Levante la mirada y comprobé que dentro de la circunferencia del cráter estaba rodeada por un pequeño circulo de agua, comprobé la temperatura del agua y no comprendía porque estaba fría, me lave la cara y las gotas que acariciaban mi rostro me congelaban los músculos. Una vez que me recuperé intenté buscar a mis amigos y ahí estaban mirándome con cara de sorpresa pero la sonrisa que dibujaban nunca desapareció, había unos veinte hombres, todos muy jóvenes y su estado era deplorable, delgados y muy sucios, los cabellos descuidados y sentados sobres sus rodillas, intente acercarme a ellos pero con unos movimientos muy rápidos me rodearon, la forma de desplazarse era peculiar, daban saltitos y nunca intentaban andar erguidos. Uno de los mas jóvenes e acerco y cogiéndome una muñeca tiro de ella, nos dirigimos a las toscas paredes que nos rodeaban, al acercarnos observe que estaban repletas de agujeros, tenia ante mi una especie de hormiguero, supuse que eran sus viviendas, de repente unos de ellos empezó a gritar y por arte de magia todos los agujeros se iluminaron. En la parte mas iluminada había un agujero mucho mas grande que todos los demás, pero del que no salía ninguna luz, mi joven amigo me condujo hacia él, al entrar comprendí porqué andaban agachados y no erguidos, el túnel que tenia delante de mi media un metro de alto y no mas de dos de ancho, debido a mi altura camine a gatas para poder seguirlo, note que el aire no era tan viciado en esta parte del cráter, al contrario, un olor a flores me invadía, aunque no conseguí reconocer de que se trababa

Una luz provenía del fondo, al acercarnos comprobé que la gruta se ensanchaba y logre caminar mas erguido, andamos unos veinte metros y mi amigo se detuvo, se coloco detrás de mi y me empujo para que continuara el camino yo solo, de repente escuche un ruido de tambores que provenían de detrás de mi, supuse que eran los jóvenes que dejamos detrás, continúe andando muy despacio y mirando todo lo que encontraba en mi camino. Mi corazón saltó debido a la oscuridad que me atrapo sin avisar, el túnel se oscureció y me sentía perdido en un mundo desconocido, un ataque de ansiedad me sobrevino, me refugie en unas de las paredes esperando lo peor, de repente algo me rozó la pierna, pregunte quien era pero el silencio fue mi respuesta, abalanzándome sobre la presunta persona o animal que estaba delante de mi, pude comprobar que se trababa de una mujer, lo deduje al tocarle los erectos pechos , una luz se abría camino en la estancia y por fin pude ver a mi nueva acompañante, se trataba de una mujer de piel muy blanca y cabellos rubios, sus ojos tenían el color de la niebla en una fría mañana de invierno, estaba desnuda y sorprendentemente su cuerpo estaba sin rastro de suciedad, al tocarle las manos observe que sus palmas tenían las misma marcas que todos sus compañeros "ADAN" pero algo me encogió el corazón, su rostro me era muy familiar, su asombroso parecido a mi hija Marga, mi cabeza estallaba al comprender todo lo que estaba viviendo, esta muchacha era mi hija, hace años visite a los supervivientes de una raza apunto de extinguirse, y tras un acto de procreación, que lo interpreté como un ritual, nació la esperanza para estas personas escondidas en el fondo de estas montañas, la abracé con cariño esperando que entendiera mi comportamiento, a cambio noté como llevo sus manos a mis pantalones, de un fuerte tirón rompió la tela gastada y sucia dejándome al instante desnudo, rápidamente entendí que ella no me quería como padre sino como fecundador, toda su vida había estado encerrada en esta cueva intentando crear una nueva raza mas alta , fuerte e inteligente que los demás, los jóvenes que deje en la base del cráter delataban que los intentos habían sido inútiles, necesitaba una semilla de una raza superior y ahí entraba yo, aunque fuera mi hija, mi semilla crearía mas posibilidades de procrear entre ellos e intentar su salvación, cerré los ojos y echándome en el suelo olvide que mi hija estaba junto a mi, aceptando el destino que esta gente había puesto en mis manos.

El calor que desprendía su cuerpo era excitante, sus manos me rodeaban los muslos, apretaban con fuerza y no paraba de gemir, yo no sentía placer pero al oír sus intensos gemidos no pude evitar la erección, cogiendome de las muñecas tiro hacia ella hasta que consiguió ponerme de pie, ella mientras tanto se coloco delante de mi a cuatro patas, me miro a los ojos y con un gesto me invito a penetrarla, poniéndome de rodillas acerque mi pene a su sexo y rozándolo con la punta intente humedecer su vagina, pero ella no comprendía mis actos, no entendía de amor ni sexo, para ella era solo un acto maquinado y elaborado para un simple fin, de un empujón la penetre, los gemidos se convirtieron en alaridos, mi excitación llego su punto máximo, penetrándola con mas fuerza y admirando sus perfectas y salvajes curvas, de un fuerte movimiento conseguí tumbarla en el suelo, echándome encima de ella sin parar de penetrarla, ella intento escaparse pero no lo consiguió, cuando comprendió que la función era la misma desistió en su empeño, mi cuerpo temblaba y con unos movimientos ligeros sentí como la excitación llegaba al máximo, la sujeté por los hombros presioné mis muslos contra los suyos y eyacule soltando un fuerte gemido de placer, su cuerpo se estremecía y note unos espasmos muy fuertes, estaba teniendo un orgasmo, supuse que nunca había tenido ninguno, su mirada expresaba un placer incrédulo y ahora sabría la diferencia entre sexo y el ritual que estaba enseñada a realizar. Durante toda la noche disfrutamos de muchas experiencias similares, pero intentando enseñarle lo mas placentero de esta unión.

A la mañana siguiente todos los jóvenes me prepararon una despedida en la boca del volcán, no pude ver más a mi hija, supuse que fue trasladada a algún sitio para poder llevar acabo su tarea de restablecer la esperanza de su raza.

En el borde del pequeño rió había una canoa construida con sus propias manos, uno de los jóvenes me condujo por un laberinto de túneles hasta que pudimos volver a ver la luz del sol, proseguimos el camino a pie por una especie de sabana que atravesaba toda una región, al tercer día llegamos a la cima de una montaña, cuando estábamos en lo alto de ella mi acompañante detuvo su andar, recogió un poco de leña y improvisó una pequeña hoguera, extrajo de una mochila de piel de algún animal, un cuenco de barro y con un poco de agua y una hierbas improvisó un té, cuando lo tenia listo me ofreció un poco, observé que el no bebía, pero no me importó, confiaba en él, me agarró de las muñecas y con cuidado me tumbó sobre el suelo, con un gesto me indico que teníamos que dormir un rato, cerré los ojos y me abandone a un profundo sueño...

Por la mañana los ojos me pesaban y la boca me ardía, levante la cabeza y comprobé que estaba en el salón de mi casa, sentado en mi sofá, una idea rondó mi cabeza:"¿habría sido todo un sueño?" pero pronto la olvidé, un sentimiento me aseguraba que todo había sido cierto, me levanté y acercándome a la estantería busqué el libro pero allí estaba su hueco vació, me dirigí al jardín me senté debajo del gigantesco árbol y intente disfrutar de la fresca mañana.

Una idea me aceleró el corazón, no sabia donde estaban los tres hombres que perseguí aquella noche intentando rescatar a la pobre mujer que llevaban amordazada dando alaridos de socorro

De un salto entré en casa busqué una mochila que escondía en el fondo del desván, la llené de comida y un poco de agua, exaltado me dirigí al bosque y justamente cuando perdía de vista el gigantesco árbol del jardín, con un gesto de tristeza exclamé:"CUIDA DE ELLOS Y VIVIRAS 100 AÑOS MAS

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