El escote

Coge tras coger mi miembro, ¡deslizando su mano a lo largo de este… uuuffff!!, me suelta… “Si logro que se venga, me dejara tranquila y se marchará usted”.

El escote

Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea al portal de www.todorelatos.com como a mí email, pues por vosotros me dais animo a continuar. No debería de decirlo, pues parecería cuando a un culpable se le pregunta cómo se considera. Digo esto a razón de cuando suelo decir, esta confesión es real, aunque está te pueda parecer una invención, cuento o fantasía. Pero bueno, mejor será que comience, voy a poneros en antecedentes antes de iniciar…

Llevo al menos un mes o algo así que no soy yo… al menos en el tema sexual en referencia con mi mujer, desde aquel día en el cual tuvimos un serio enfrentamiento, enfrentamiento por culpa de sus amigas, bueno en cuestión por culpa de una de sus amigas. A la cual defiende a capa y espada, aunque comprendo que esta se encuentra en una fase de desorientación, digo esto pues hasta hace un mes al menos. Estaba en pleno proceso de separamiento, proceso en el cual esta descubrió que su marido le era infiel, no perdonándole esta ofensa y decidió separarse. Pero llegaron las navidades y esta época que toca reunirse, acabo esta por perdonarle y proponerle volver, cosa que este acepto perro con condiciones. Bueno para no aburriros demasiado, mi mujer que está en medio del fregado, creo que ahora todos somos ese hombre, hombre no por ser infiel, sino por otras virtudes que pocas se parecen a mí.

Este enfrentamiento en cual se debió como he dicho por su amiga, amiga a la cual hice culpable de todos nuestros problemas, amiga que desde lo de su marido, no se fía de hombre alguno a excepción de su marido. Detalle que dinamita a mi esposa con sus cuchicheos, dinamitita eso que teníamos entre nosotros, amiga mala que llegue a creer en su día que también, era amiga mía. Pues bueno desde ese día, no hemos parado de echarnos las cosas a la cara, incluso en el sexo. Donde el hacerlo a día de hoy es porque ella lo desea, teniéndome que aguantar yo… si lo deseo, soltándome eso de…

  • “Si tan caliente estas, pégate una ducha fría”.

Perro bien que cuando ella tiene necesidades, siento como a cualquier hora de la noche, como su mano hurga primero por fuera de mi pantalón de pijama, para más tarde introducirla dentro, continuando hasta ponérmela dura, cosa no muy difícil. Continuando por bajarme los pantalones, sintiendo la calidez de su boca al engullirla, acabando por despertarme y sentarse encima, introduciéndosela para cabalgar hasta que se vienes, obteniendo no uno sino hasta dos orgasmos, cosa algo muy normal en ella. Tras venirse, coge y se levanta, sacándola de su interior, dándose la vuelta y quedarse dormida como un bebe, dejándome aún más caliente de lo que estaba… uuummm!!.

Tras echarle en cara esa búsqueda propia del sexo, búsqueda que me utiliza como un objeto, búsqueda propia y que no cuenta conmigo solo para obtenerlo. Palabras que le dolieron, aunque ese era mi idea, volviendo a salir a las malas, no volviendo a tener sexo hasta la pasada semana, no teniendo ella más remedio que consolarse sola. Sintiendo como se masturba, como se hace un dedo por no decir hasta tres, escuchándola gemir y suspirar, mientras la cama tiembla, luego es un levantarse por algo de comer, pues acaba sedienta y hambrienta, no despertándome o al menos creo que esa es su idea. Pero el pasado martes, tras arreglarse como de costumbre para llevar a los niños e irse a trabajar, vi cómo se arreglaba algo más de costumbre, estaba demasiado atractiva. Cosa que le dedique algunos piropos, intención que me salió por el culo, pues esta no solo se encabrono por mis piropos. Tras marcharse, yo me dedique a mis tareas, duchita, preparo mi ropa para también irme, sonando la puerta al cerrarse, apareciendo mi mujer con deseos de reparar lo sucedido.

Comenzamos a besarnos, acariciándola yo por todo el cuerpo sobre sus ropas, poco a poco fui introduciéndola bajo la blusa, deslizando las yemas de mis dedos por su piel, sintiendo como se le eriza. Dedicándome a sus puntos débiles, puntos que no es otro que el cuello, oreja y senos, besé, lame y comencé a darle muerdos, despacio sin prisa. Cosa que esta acabo por levantarse y soltarme una bofetada, me levante sorprendido por su actitud, ignorante por lo sucedido. Esta se había puesto por esta manera por causa de un muerdo, pues no dejaba de hacerme saber que le había dado un bocado, cosa que no era así. Bueno tras un tira y afloja, no dejándose ella de mirar al espejo, pudo comprobar que era como yo decía, pues no tenía marca alguna en el cuello.

Comenzando otra vez a ser mimosa, cosa que la verdad yo ya no estaba, no solo por la actitud sino por bofetada. En un intento por desear que la cosa se levantara, acabamos en la cama, donde tras despojarle de la blusa y falda. Apareció ante mí con un conjunto de ropa interior de encaje de color negro, conjunto que lo bordaba esas medias de ligas con ligueros incluido. Aquello sí que me pareció de lo más extraño, tanto como esa prenda inferior, pues ella odiaba los tangas y aún más los de hilo. Pues tachaba a todas las que lo utilizaba, como guarras por no mentar otros adjetivos.

Pero bueno las sorpresas no acabaron hay, pues ella puso toda la carne en el asador para que se me levantara, cosa que no paso, pues cuando no deseo hacerlo, por mucho harén que haya… como que no. Acabando por sugerirme usar los juguetes que tenemos, juguetes que los compre para ella, juguetes que en los últimos años no los deseaba ya que conmigo tenía bastante. Pero no culpo a estos, pues ese es su cometido, ya que para eso se los compre, mi sorpresa vino cuando me pidió un preservativo para colocárselo a uno de los vibradores. Recordándole a mi mujer que nosotros no lo solemos usar, pidiéndome esta que fuera a su bolso, abriera este y que buscara en el interior de este, cogiendo de uno de los bolsillos uno. Esto me dejo estupefacto… no me lo podría creer, pues como coño ella tiene preservativos, cuando no solemos usarlo, primero porque yo me opere y segundo porque ella, suele tener picor al usarlos. Tuvimos sus más y menos por estos, pues no comprendía porque coño llevaba ella condones en el bolso, no justificándome con otro motivo que…

  • “El otro día se me acerco un chico y me los dio, soltándome que el motivo era algo de una movilización o algo parecido”.

Dejando esto de esta manera, pidiéndole explicaciones por la ropa que llevaba para el trabajo, eso y por el uso del tanga de hilo. Respondiéndome…

  • “Que ocurre, que no te gusta que me arreglé para ir a trabajar, me puse esas prendas porque me apetecía y ya está, no debo de darte más explicaciones”.

Dejando esto zanjado y continuando…

  • “Y en referencia al tanga de hilo, pienso que debemos de avanzar mentalmente y sexualmente”.

  • “Si en ese momento pensaba que esa prenda es de guarras, pero una vez que la usas te das cuenta de lo cómodo que es, no pareciendo que las que las lleve deben de ser guarras, sino más bien inteligentes”.

Y como he dicho, por esta causa es por lo que estoy que me subo por las paredes, como ayer tarde noche mismo, haciendo tiempo porque no deseaba ir a mi casa, me dio por entrar en un ‘Lidl’ cercano, comercio que entre a comprar algunas cosas. Nada más entrar coincidí con una señora de unos cincuenta y mucho al menos, señora que me llamo la atención por lo arreglada que iba, bueno para ser exacto por ese vestido y esas medias negras… uuummm!!. Debido a mi estado, ¡no pude evitar clavar mis ojos en ese escote y ese culo… uuuffff!!, señora a la cual nos cruzamos por el establecimiento hasta en un par de ocasiones, todas ellas de forma fortuita.

Tras coger las cosas que necesitaba, me encamine hacia una de las cajas a que me cobraran, llevándome la sorpresa que ella estaba delante. Aproveche mi momento para recrearme con ella, pues comenzó a inclinarse para coger los productos que tenía en el interior de la cesta, postura que aunque finjo apartar la vista, no puedo evitar clavar mis ojos es ese escote… uuuffff!!. Miradas que siento una tremenda erección, una de esas que tenía en antaño y que me hace taparme con algo… mmm!!. Estoy seguro que ella se ha dado cuenta, pues primero fueron unas miradas, clavando sus ojos en los míos, miradas de reproches, recriminándome mi actitud. Pero no las evita, incluso juraría que se siente hasta halagada, quizás más aun cuando se le cayó un producto al final de la bandeja deslizadora al suelo. Producto que con cortesía fui rápidamente a recoger, no teniendo más remedio que pasar por detrás de ella, no dándole tiempo a esta mujer ni a apartarse, llevándose por consecuencia de esto un buen restregón por mi parte.

Esta no solo se sobresaltó por mi acción, llegando a dar un bote hacia delante nada más notarlo. Rápidamente adivine la causa, aunque la verdad no fue mi intención, simplemente quise ser caballeroso, cosa que mi ímpetu me podría haber costado caro. Tras recoger el producto del suelo y entregárselo, llegándole a pedir disculpa, pude notar su rostro enrojecido e incluso diría que hasta abochornado. Volviendo a pasar nuevamente por detrás, pues debía de volver a mi sitio en la cola, volviendo a restregarme por sus nalgas, rozamiento que esta no se apartó, llegando a pensar por unos minutos que incluso presiono en esta ocasión.

Bueno pues tras guardar su compra y pagar ella, comenzó a pasar mis productos, pude ver que a la mujer le costaba llevarse las bolsas, ya sea por el peso de estas o por el número de ellas. Gentilmente me ofrecí a ayudarla, cosa que me agradeció el gesto, pero denegó mi ofrecimiento, llegando a ser la cajera y algunas personas quien la animo a aceptarla. Tras coger dos de sus bolsas junto a las mías, nos encaminamos hacia donde esta mujer tenía su coche estacionado, mujer que no dejaba de agradecerme el gesto. Pero a medida que nos íbamos acercando hacia su vehículo, comenzó a increparme mis miradas, soltándome eso de…

  • “No le da a usted vergüenza, no ve usted que podría ser su madre, no tiene usted educación, además soy una mujer casada”.

Claro está me disculpe, excusándome por mis miradas, siendo interrumpido por esta al replicarme…

  • “Además no comprendo su actitud, está usted cachondeándose de mí, le hace gracia lo que ha hecho, sabrá que me está faltando al respeto”.

Gracias a Dios no estaba levantando la voz. No dejaba de sermonearme, no dejo de censurar mi actitud, llamándome degenerado y pervertido hasta que llegamos a su coche. Coche que está situado al fondo de las cocheras, aparcado en carga bajo la techumbre. Dejando de reprenderme por fin, aprovechando para justificarme, diciéndole…

  • “Mire, ante todo discúlpeme, pero para nada me estoy cachondeando de usted, pero fue verla al entrar y no pude evitar fijarme en usted, admirando como le queda ese vestido y sobre todo las medias, pues soy una de esas personas fetichista por esta prenda”.

Volviéndose a sonrojar, callo y dejo que me explicara.

  • “Nunca quise faltarle al respeto, no era mi intención mirarle el escote, pero es una tentación difícil de alejar, no pudiendo evitar admirar sus senos”.

Interrumpiéndome esta, sonrojada me replica…

  • “Agradezco sus palabras, pero no es para tanto, ya quisiera tener el escote de algunas. Yo a mi edad las tengo ya caídas, debiendo de agradecer al sujetador que me las mantenga firmes”.

Callando y dejándome continuar…

  • “Pero ante todo debo de disculparme por cuando pase por detrás de usted, no era mi intención restregarle mi hombría, no es mi estilo”.

  • “Cuando pasé antes por detrás, solo quise ser cortes, no era mi intención restregarme, pues más debí parecerle un perro salido. No pude evitar en su momento el roce, no es mí deseo faltarle al respeto ni antes cuando ocurrió, ni ahora al parecer mis palabras que la rechazaría, pues no digo que en verdad si me dejara lo haría nuevamente”.

Ella continúa callada mirándome, dejándome explicarme, dejándome expresar mis motivos. Continuando…

  • “Quizás me ha cogido en un estado cuya única culpa la tiene mi mujer, estado que me tiene de esta manera a causa de falta de sexo, pues desde que sale con sus amigas, se arregla para ellas e incluso ha vuelto a fumar, la cual busca su propia satisfacción dejándome en este estado”.

Rápidamente al escucharme esto último, me disculpe porque esto no venía al caso, no deseaba que pareciera mis actos un achaque a la falta de sexo. La mujer me mira e intenta consolarme, soltándome…

  • “No se preocupe hijo, todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido que hacer alguna concesión, hemos tenido que ceder o girar la cara, no teniendo más remedio que asumirlo, no siendo este motivo tan simple que el amor”.

Pero lo peor de todo este momento, es que yo no pude evitar apartar la vista de su escote, mirada que creo que ella tuvo que notar, pero que en esa ocasión no dijo nada. Además, creo que hasta provoco algún momento, como cuando abrió la puerta trasera de su coche, claro está puerta de los pasajeros. Cogiendo las bolsas y metiéndolas dentro, pero fue su manera de introducirla la que llamo mi atención, pues se inclinó más de lo que debía. Pudiendo admirar ese trasero con admiración, jugándomela toda y sin pensármelo, di un par de pasos, pasos que me permitió pegar mi ingle a sus nalgas… uuummm!!. Haciendo que está mujer notara mi estado de excitación y calentura, estado que en esta ocasión lo hice con descaro, pues no precisamente me restregué, sino que llegue a ponerme de puntillas para volver a quedarme inmóvil. Tal movimiento hizo que mi miembro se deslizara de arriba hacia abajo a lo largo de sus glúteos… uuuffff!!. No girándose, acaba esta mujer por soltarme…

  • “Veo que encima se recrea… eeehhh!!, estará disfrutando del culo de esta vieja”.

Al escucharla no me quedo más remedio que replicarle…

  • “Si… lo siento, no me he podido refrenar, se ha puesto en una postura tan provocativa que… uuuffff!!. Además, usted de vieja tiene poco, cualquier hombre estaría agradecido de tenerla, siendo incluso su propio marido el más afortunado”.

Al no ponerse esta mujer derecha, aproveche y con descaro coloque mis manos en sus caderas, manos que me ayudaron a deslizar mi glande un par de veces más por entre sus nalgas… uuummm!!.

Momento en que esta mujer se puso derecha al tiempo que me apartaba con su mano hacia atrás, mano que, al apartarme, acabo por colocarla sobre mi miembro… uuummm!!. Gesto que, a pesar de ser una equivocación desafortunada por su parte, desliz que en esos momentos no la aparto, sino que palpo durante unos minutos… uuummm!!. Acabando por retirarla y sonrojada, me soltó…

  • “No vez si al final va a ganar su mujer después de todo, ganar digo porque nada más llegue usted a su casa, acabara desfogándose con su esposa, y yo precisamente me acordare con rabia de este momento y de envidia por su esposa”.

No teniendo más remedio que volverle a contradecir, soltándole…

  • “Ya me gustaría, pero como le he dicho, mi mujer es de esas que salen por la mañana y no la veo hasta cuando llego por la noche, mujer que estará ya en la cama, no precisamente con lo que tenemos en mente”.

Ella vuelve a disculparse, titubea un poco, acabando por decir…

  • “Bueno, pues no le queda más remedio que masturbarse hasta que le venga, usted con un poco de suerte dormirá contento”.

Viendo hasta donde hemos llegado solo a raíz de unas miradas al escote, me da por mirar a nuestro alrededor, observando que estamos en un lugar donde no tenemos ángulo de visión, pudiendo aprovechar el momento. Momento que me da por bajarme la cremallera ante la cara de asombro de esta mujer, pues claro esta no se esperaba precisamente eso. Continuo por introducir mi mano por dentro y tras bordear mi prenda interior, acabo por sacar mi miembro fuera… uuummm!!. La mujer estupefacta clava la mirada en mi miembro, mujer que tartamudeando me suelta…

  • “¿Qué hace usted hombre?, guarde eso loco, no ve usted que nos van a coger. Busca mi ruina, como nos sorprenda se va a armar”.

Mujer que coge y se sienta en el asiento del pasajero, mujer que intenta ocultarse ante miradas indiscreta, o quizás no levantar sospechas. Coge y dirige su mano hasta cogerme mi miembro, ¡toma mi tronco y desliza su mano a lo largo de este… uuuffff!!, soltándome…

  • “Si logro que se venga, se marchara usted y me dejara tranquila”.

No conteste por palabra… simplemente moví mi cabeza, no me miro simplemente comenzó a desliar su mano a lo largo de mi miembro… uuummm!!. Acabando ante sorpresa mía por tirar de mi miembro hacia ella, gesto que me hizo acercarme un poco más, y esta llevarse mi glande a su boca… aaahhh!!. Comenzó a chuparme mi glande… uuummm!!, sintiendo su lengua dentro como relamía mi glande… aaahhh!!. Cuando pose mi mano en su nuca, cogió esta y sacándosela de la boca, me soltó…

  • “Nada de manos, déjame a mi si quieres que continúe. Tu solo vigila por si alguien se acerca, vale”.

Volviendo a introducírsela en la boca, comenzó a comérmela, chupándomela sin técnica alguna, dando por hecho que pocas mamadas ha tenido que dar, o quizás hace mucho tiempo de la última… uuummm!!. A medida que esta incrementaba velocidad, aplicándose poco a poco, como si recordara como las daba o quizás de alguna película porno… ooohhh!!. Comenzó primero por magrear mis testículos, testículos que el pantalón lo evitaba, cosa que, tras soltar el botón de este, cogió y tiro de este hacía por debajo de mis testículos, llevándose con el mi calzoncillo. Volviendo esta mujer a sus labores, llegando a intuir que al no ver una de sus manos, esta debía de estar entre sus mulos dándose placer… uuuffff!!. Acabando finalmente por poner mi mano sobre su nuca, deteniéndose para dejarme a mi moverme, comenzando a emular la penetración con su boca… aaahhh!!. Llevando ella a levantar la vista más de una ocasión, como si deseara saber cuándo me iba a correr… ooohhh!!, pues llevaríamos cerca de diez minutos acaso… uuuffff!!. Sacándosela de la boca, cogió y me soltó…

  • “No te va a venir, no tenemos todo el día”.

  • “No quisiera parecerme a tu mujer y dejarte en semejante estado, no sería justo”.

Ante sus palabras, me hace preguntarle…

  • “Y tu que…”.

Contestándome…

  • “Yo, ya lo he logrado, ¡me coges que estoy muy malita… uuummm!!”.

Pregonándole…

  • “¿Entonces qué hacemos?”.

Coge y se levanta, tomándome a mí y moverme hasta hacerme entender que me sentara, colocándose ahora ella en cuclillas y comenzar a chupármela… aaahhh!!. Demostrándome como le ha cogido el gustillo rápidamente, pues ahora la manera ha cambiado, no deja de chupar mi glande sin dejar de mover su mano a lo lardo de mi tronco… ooohhh!!. Tragándosela poco a poco y cada vez un poco más… uuuffff!!, deteniéndose para volver a trabajar mi glande… ooohhh!!, volviendo a introducírsela hasta los genitales… uuummm!!. Chupa mis huevos, lamiendo cada uno de mis genitales, introduciéndoselo dentro de la boca… ooohhh!!, eso sí… sin dejar de masturbarme… uuuffff!!. No pude aguantar mucho más y sin decirle nada, acabe descargando en su boca, ella se retiró un poco, pero tras ver como mi semen llenaba el contorno de su boca, acabo tragándosela nuevamente… uuummm!!, chupando y absorbiendo hasta dejarme seco… ooohhh!!, dejándome los huevos secos… uuuffff!!.

Luego fue a incorporarse y fue cuando se dio cuenta que algunas gotas fueron a parar a su vestido, gotas que gentilmente recogí con mi pañuelo. Esta no se movió, continuaba en cuclillas entre mis piernas, sonriente me suelta…

  • “Bueno, pues ya hemos acabado, espero que ahora este más tranquilo, no atosigando a más mujeres”.

Pero desde mi postura no perdí detalle de sus senos, no perdí el ángulo de su escote, admirando esos senos, aunque ella me dijo que están ya caídos. Tras finalizar de hablar, no dejando de mirarme como si adivinara donde había clavado la vista, esta comenzó de nuevo a lamer mi glande… uuummm!!, deslizando su lengua alrededor de esta… uuuffff!!. Chupandolo e incluso se la introdujo dentro de su boca, ocurriendo lo inevitable, pues no era otra cosa que comenzar a ponerse morcillona… aaahhh!!. Cosa que ella se detuvo finalmente, levantándose no tan ágilmente, y mientras yo reponía mis prendas. Esta me soltó…

  • “Pues al final en parte voy a ser como tu mujer, dejándote no tan malito como antes, pero si un poco”.

Sonriente mientras ponía bien su vestido, me soltó finalmente…

  • “Si me hubieras cogido hace cinco o diez años, no te dejaría marchar tan fácilmente, ya que oportunidades como esta hay que aprovecharlas, pero me coges en una edad que no estoy para mucho”.

Tras finalizar ambos, fue una despedida simple, no hubo presentaciones por lo que éramos unos desconocidos, tampoco hubo intercambio de móviles, pues de la manera que ocurrió debía de acabar. Podría decir que la situación con mi esposa se ha normalizado, pero os mentira tanto a vosotros como a mí mismo, pudiendo decir que vamos por las negociaciones. Aprovechando algunas ocasiones para desfogarnos, pero en otras me las debo como todos que buscarme las habichuelas, otras que he tenido que volver a las andadas. Visitando antiguas amigas, volviendo a recuperar amistades que las dejamos aparcadas. Tanto amigas como las vecinas, vecinas donde más de una agradece la visita, vecinas que, a pesar de la hora, me las encuentro muy arreglada y guapa. Vecinas que me siento atraído y que seguro que esa es su intención, pues me reciben con esos escotes que son el camino de mi perdición… uuummm!!.