El Esclavo Doméstico (3ra parte)

Como fui sometido y convertido en domestico, sumiso, esclavo, perro y puta de Ama X y su pareja lésbica durante un viaje de vacaciones

El Esclavo Doméstico  (3ra parte)

Casi al final de tarde, vinieron por mi; yo aun tenia la boca y la cara con restos de mi corrida, mi piel muy marcada y sucia con restos de barro por doquier, y con el plus en el ano. Ama X estaba cómoda apenas con un pantalón ajustado y sobre el un arnés con un falo artificial, mas largo y grande que mi nada despreciable armamento natural. Detrás venia la Señora J igualmente vestida… me atemorizaba verlas así armadas y era amenazante la escena que estaba por desarrollarse. Conversaban y reían mientras a empujones me colocaron en cuatro  patas entre ambas, retiraron mi plus y embadurnaron con mucha vaselina mi hendidura con las manos enguantadas.

Ama X se colocó frente a mí, mostrando su falo de goma y cacheteándome con él, percibí que había sido usado antes y que aún conservaba un olor similar al de la Señora J.  Me causaba cierta repulsa aquel  pedazo de goma sucia, pero Ama X  apoyo su mano sobre mi cabeza, dirigiendo mi boca hacia el extremo, y con su otra mano cerró mis narices obligándome a abrir la boca; y si más me introdujo el falo hasta el fondo de la garganta, y con ambas manos en mi cabeza y orejas procedió a un rítmico e interminable mete y saca, mientras conversaba distraídamente con Ama J. Al  cabo de un rato, cuando ya me cansaba de mamar aquel instrumento, Ama X, se colocó detrás de mí; dejando su lugar a Ama J, quien imitó otra vez la violación de mi garganta con otro falo igual al anterior, salvo que su olor y sabor se me antojaron mas agradables…de algún modo me recordaron los besos ortogonales que le daba a Ama X, las veces que me usaba para darle sexo oral…esos recuerdos hicieron más soportable el empalamiento al que ahora me sometía Ama X, quien con fuerza y sin recato, usaba ahora mi ano de la misma forma que había usado recién mi boca.

Agradecí mentalmente el plus que me habían puesto todo el día; que había dilatado mi ano para acostumbrarse, porque de otro modo esa violación interminable me hubiera reventado por dentro. Mis brazos y piernas temblaban y casi no podían mantenerme en cuatro patas, el movimiento de empuje de las caderas cuando me penetraban hacia que la arena lacerara mis rodillas y el agotamiento cuando ambas se alternaban para violarme simultáneamente por la boca y el culo, no se ya cuantas veces, entre risa, mofas, cacheteos, azotes y pellizcos ocasionales; hicieron la jornada extremadamente larga.  Me emocionaba cuando me arengaban “vamos puta, muévete mas” “disfruta perra, córrete” “sonríe  y menea tu rabito puerquita” y frases similares que aumentaban la sensación de poder; en todo caso mi pene erecto mostraba que  a pesar del dolor y la incomodidad, aquella bizarra violación me ocasionaba un morbo inocultable; creo que no me dispare porque en la víspera había descargado.

Ellas se burlaron de mi erección, y cuando finalmente me soltaron, me increpó Ama X:

Eres una putita muy grosera, veo que no respetas y amenazas con tu rabo erecto, tendremos que corregirte pues…

Aun sin recuperarme del ardor de la violación y de las mandíbulas por mamar alternativamente aquellos juguetes de goma negra, fui colocado en el piso, boca arriba; Ama J me ato las piernas con una cuerda hacia un extremo y las muñecas por encima de la cabeza en el otro. Quede estirado horizontalmente en el piso boca arriba, haciendo más visible mi excitación y exponiendo mi escroto al igual que mi rostro, directamente al alcance de las poltronas que ocupaban las señoras.

Ama X que se había ausentado, mientras la Señora J me ataba, regreso con dos enormes cirios encendidos, de color morado y rojo; le paso uno a la señora J y comenzó a derramar gotitas de cera lentamente sobre mi pecho, cada vez que caía la esperma caliente, me contorsionaba, y mi sexo intentaba erguirse, la respuesta en cada caso era dejar caer unas cuantas gotas sobre el, sobre el escroto, en mis tetillas y axilas. Otras veces dejaban caer un chorro de cera sobre mis piernas  o brazos, que me arrancaban gemidos; aplacados por la compasión de Ama X: pisando mi cara con sus exquisitos pies descalzos, que mi  lengua frenética intentaba limpiar del polvo gris que los cubría. Aquel aquelarre continuó hasta que todo mi pene y escroto estuvieron cubiertos con una gruesa y ya solidificada capa de cera, impidiendo retraerse, mis ligaduras me mallugaron mucho cuando mis movimientos fueron mas espasmódicos, sobre todo cuando derramaron cera sobre el glande, la zona mas sensible del extremo del pene; aquella quemadura en esa zona tan sensible fue resistida gracias a que Ama X me atragantó con su pie el fondo mismo de la garganta… de otro modo, creo yo que habría gritado tan fuerte como para alertar a todo el vecindario.

Aquel horrible suplicio fue recompensado por Ama X, se agachó con las piernas abiertas sobre mi cara, restregando su sexo caliente y húmedo sobre mi cara, y mi lengua se multiplicaba en longitud buscando la joya de su clítoris, moviéndolo de arriba abajo con suavidad y dando pequeños círculos alrededor de él; sus jugos me bañaban la cara y mi nariz se deleitaba con las endorfinas de su vello púbico… sentía que aquella dicha justificaba el infierno previo de la cera y de la violación…y el placer de servir a mi Diosa X, permitió olvidar los ardores de las cicatrices de los azotes, el escozor de mi ano maltrecho y las quemaduras de la cera sobre mis testículos y pene.

Aun no terminaba de gozar el placer de los besos ortogonales sobre el sexo de Ama X; cuando ella se incorporó y su lugar lo ocupó Ama J, pero a una distancia inalcanzable para mi lengua, y mientras se besaba con Ama X, percibí como salía un chorro caliente bañando mi rostro, abrí la boca para recibirlo y casi me ahogaba, no era posible tragarlo todo y termine con la cara y el cuerpo empapado…, me dejaron así y se fueron abrazadas hacia las habitaciones a seguir, según creo, sus lazos amatorios, fuera de mi vista.  Me sentía usado como juguete y estaba orgulloso de poder ser tratado como objeto, como puta y como  medio para sus mas bizarras fantasías sin límites convencionales.

Quede extenuado y pensativo, inmóvil como estaba recordaba que me habían violado, obligado a lamer los pies sucios de ambas, acaricias sus vaginas con la lengua,  a limpiar las heces de Ama J, me habían empatucado de barro y bañado con agua sucia y mi pene estaba lleno de costras de cera, y ahora también tenía todo el cuerpo impregnado en orine.  De tal modo que aquello de ser un esclavo sucio o una sucia puta no era un simple eufemismo y creo que más bien se quedaba corto para describir el lamentable estado de aseo en que me encontraba…pero juzgo que era así como querían tenerme mis Amas,  ya que justificaba entonces los azotes que me propinaban…

Anochecía cuando  fui liberado y conducido a la perrera para cenar…Esta vez fue Ama X, quien en mi presencia abriría una lata para darme su contenido en mi plato de perro,  el contenido era un poco salado, frio pero no era tan desagradable a pesar que la etiqueta del envase decía que era mezcla de proteínas y nutrientes para perros…lo disfrute por el morbo que suponía la humillación, lo mismo que consumí todo el contenido del otro bol, que en mi presencia llenó Ama X descargando su vejiga sobrepasando la capacidad del mismo. Fue un gran honor, cuando acercó su sexo aun goteante paraqué lamiera los restos de su vello púbico; y más placentero el recibir desde arriba la saliva sobre mi cabeza mientras me esforzaba en succionar cualquier resto de orine de su entrepiernas.

Un rato después de la cena, volvió Ama X; sin mucho preámbulo me arrastró afuera acostándome en sobre la arena  y comenzó a azotarme con el látigo, con precisión y tal rapidez, que apenas si podía contar los trazos quemantes que caían haciéndome revolcar sobre el barro: Zas, tras…”seis”..tras zas…pas…”SIETE”…”OCHO”…”Nuevee”…tras, zas.. “ DIECCCIOCHO” ….”Veinte…”, me acerco sus pies para que los besara, me hizo ponerme el arnés y el cinturón de castidad cerrado con candado, y me ató con la cadena a la perrera, despidiéndose mientras ordenaba:

Puedes orinar,  y defecar si tienes ganas…pero no tienes permiso para lavarte ni usar el grifo de agua, perra sucia…

En verdad no tenía ganas de evacuar, tampoco había comido mucho que se diga, y el orinar que lo hice resulto incomodo porque el cinturón de castidad retuvo parte de la orina, dejándome una incómoda sensación de humedad bajo el; Si bien esta segunda noche no tuve el olor de mis desechos, la matita-cobija estaba ahora sucia y algo húmeda pues se había usado como coleto para trapear los baños; pero mi cansancio y cuerpo adolorido aun por la ultima flagelación me permitió conciliar el sueño, pese incluso a los restos de cerá que incomodaban el pene y los testículos.

Aun dormía, presumo estaba tan extenuado, que no advertí que había amanecido hacía rato, cuando Ama J me arrastró hacia afuera y sin mediar palabra me lanzo el plus anal con grosería, divirtiendo a Ama X que le observaba, diciéndome:

Cójete Puta sucia!!!

Y me costó mucho ponérmelo, aun cuando lo lubriqué con saliva, añadiendo así la humillación de saborear aquella pieza metálica que había permanecido el día anterior en mi ano.  Me ataron de nuevo con los brazos en alto dejándome en la incómoda posición de puntillas con las piernas abiertas, para recibir los azotes matutinos, que en lugar de contar, según me ordenaron ahora,  debía decir anunciar diciendo: “soy una puta sucia”.

Zas, tras, zas tras, fueron cayendo los azotes marcando y remarcando las cicatrices de mi cuerpo, y en cada ocasión decía con voz cada vez mas alta y quebrada “soyyy una puta suciaaa”, tras plas…”soy una pu  puttaaaa succciiia”..y de repente, Ama X detuvo el castigo, tomo el látigo y con una sonrisa se acercó para preguntarme…

A ver a ver esclavito…cuantos azotes llevas?

Titubé, la verdad no los había contado!!!, y solo tenía una posibilidad en veinte para adivinar, así que dije lo primero que pensé, dieciocho, dieciocho ama X dije con seguridad y firmeza,.

Ella solo me sonrió y me dijo

…malo malo, creo que debemos empezar para que cuentes bien… porque solo van trece

En verdad creo que la hubiera decepcionado en caso de haber acertado, me pareció que le divertía mas el ver mi desesperación por reiniciar la cuenta y prolongar el sufrimiento. Y  acto seguido empezaron de nuevo; yo sudaba, me contorsionaba y entre sollozos procuraba llevar la cuenta sin equivocarme, a la vez que gritaba las veinte veces “soyyy una puta sucia”.

Nuevamente moje con mis lagrimas sus pies mientras los besaba en gratitud por la disciplina; y fui llevado adentro, arrodillado  cerca de la cocina frente a una improvisada mesita muy baja; me colocaron pinzas en las orejas, en las tetillas, en las axilas, entrepierna y en los labios.

Hoy te toca planchar toda nuestra ropa…hazlo bien y con cuidado, las pinzas son para que te diviertas, dentro de un rato te quitare tantas pinzas como piezas de ropa bien planchada hayas hecho, y te colocaremos diez más por cada pieza que quede mal planchada…de mas esta decirte que si quemas alguna ropa, te quemaremos a ti con la plancha, así que esmérate y no te arriesgues.

La amenaza de Ama J era muy creíble, así que a pesar de la incomodidad de estar de rodillas con las piernas abiertas, y de las pinzas me esmeraba en hacerlo con sumo cuidado y esmero, casi no soportaba algunas pinzas cerca del cuello y cerca del escroto y quería quitarla, cuando Ama X se acercó para retirar unas seis piezas que había planchando ya y me dio permiso para quitarme igual número de pinzas, al cabo de un rato, se repetía la supervisión por ama J, y luego de nuevo por Ama X, cuando  solo me quedaban como ocho piezas de ropa y una sola pinza en mi oreja. Por pura ociosidad creo yo, juzgo que una de las piezas estaba mal planchada y debía repetirlo, y por tanto me volvió a colocar diez pinzas; pensé que era algo injusto pero igual agradecí la disciplina porque las pinzas habían que el trabajo fuera mas expedito y con más morbo que sin ellas.

Termine de planchar y me invitaron a desayunar en la cocina; fue un honor compartir la mesa con mis Amas, bueno, no exactamente, ellas tomaban su desayuno en la mesa y yo gateaba bajo la mesa, lamiendo las sobras que me arrojaban o lamiendo de las suelas las sobras que pisaban a ex profeso. Con todo, se me antojaba mejor comida que la “sopita” del día anterior; y fue especialmente placentero lamer los restos de frutas directamente de los pies descalzos de Ama X. Tenía mucha sed y comencé a acariciar las piernas de Ama X con mis cachetes, como si fuera un gato o perro, Ella entendió que quería decirle algo y me pregunto:

Puedes hablar perrita, que pasa?

“Tengo mucha sed”, respondí cabizbajo y tímidamente…Pareció pensar un poco y arrastrándome por la cadena hizo que la siguiera al lavabo; allí me puso frente al WV; levanto la tapa y empujado mi cabeza adentro:

Bébe bébe esclavo sucio….

Decía mientras su pie empujaba mi cabeza hacia abajo en el WC, aquella humillante escena hizo que me empinara otra vez aprisionando el cinturón de castidad. Creo que Ama X no lo notó porque solo me llevó de nuevo a la cocina, indicándome que debía limpiar y ordenar todo; y ambas se retiraron. Agradecí eso, porque ahora podía estar erguido, sin su presencia, estirando mis ya agotadas piernas, lo hice rápidamente y me tome un poco de tiempo para reponer fuerzas, y estirar un poco mis extremidades, también para robarme furtivamente un poco de agua con azúcar pues sentía que me faltaba energías.

El resto de la mañana transcurrió sin novedad,  un par de veces debí ayudar a las señoras: sirviendo de silla en cuatro patas para que Ama X se sentara sobre mi mientras se conectaba a la PC para unas clases online; que no fue aburrido porque de vez en vez jugaba con el plus anal, sacándolo y metiéndolo alternativamente en mi ano y en mi boca como chupón. Y en otra ocasión la señora J me llamo para usarme en el lavabo como el día anterior:

“ ven a limpiarme, esclavo comemierdas, je je”

Creo que fue mas por deseo de humillarme que por el gusto del cunnilingus; y siempre con la amenaza de:

“ un día de estos lo hare directo sobre tu boca…anda acostumbrándote”

Sino estaba siendo utilizado, debía permanecer en el patio, al lado de mi caseta de perros, en cuatro patas o de rodillas con el torso y los brazos tumbados sobre el  piso con la cabeza entre ellos. Era lo peor porque me aburría una enormidad y me hacía sentir abandonado, de modo que esos lapsos solo servían para añorar con mayor intensidad cualquier actividad por dolorosa, degradante o intensa que fuera.

Ahh, pero nada se comparaba con la dicha de acompañarlas a ambas cuando veían alguna peli o serie de Neflix, pues me dejaban encadenado al borde de la cama o del sofá, y mientras veían la TV o conversaban, yo debía lamer, besar y “comerme” sus pies, una y otra vez; y eso lo disfrutaba mucho y era entretenido, a pesar de las patadas de Ama J; o de los esporádicos y certeros azotes de Ama X… lamer sus pies me recordaba, por reflejo condicionado, el placer de masturbarme y me mantenía en una erección permanente muy mórbida. Creo que Ama X lo sabía y procuraba andar descalza en casa para humillarme con sus pies sucios y sentir cómo los calentaba con mi boca; no se me permitía tocarlos ni acariciarlos…solo mi boca y lengua en sus pies, o en el ano de la señora J, y ocasionalmente cuando deseaban sexo oral, usaban mi boca sobre sus vaginas; y a mí me gustaba las ferohormonas naturales, así que me encantaba que estuvieran húmedas  de sus jugos o de orina, depiladas o no.

Ya en la noche, Ama X, me preparo la sopita de esclavo: orinando sobre las sobras revueltas de arroz quemado, huesos medio roídos y conchas de papas y otros vegetales; que los puso en un Bol. Luego me ordenó, antes de que pudiera comer, que me tumbara en la arena boca arriba y me  orinó nuevamente de arriba abajo. Date vueltas dijo y “chapotea para que te embarres”.

En seguida me vi nuevamente atado a la viga de la entrada, sucio orinado y lleno de barro, y Ama X me propinó los azotes vespertinos. Zas, tras “ uno gracias Ama X”…”quinceee gracias Ama X”…”VEINTE GRACIAS AMA X”…ZAS TRAS…” VEINTICiNNNCO GRACIAS Ama XXX”, temblaba por el dolor, el sometimiento y la incertidumbre de cuando pararía; sobre todo porque sentenció:

Uhhh, no esta mal, cada día aumentaremos esos números….creo que deberíamos llegar a cien je je…je…como castigo por sucia y por puta…jejeje.

Mis lagrimas nuevamente se confundieron con el barro de sus pies, que me permitió lamer hasta dejarlos impecable, y luego me amarro a la caseta, me esperaba la cena; el tener que ponerme el enema y la humillación de defecar en la bolsa; y luego acurrucarme para dormir sobre el tapete-cobija de coleto, sucio y hediondo, azotado y humillado y además , esa noche Ama X añadió el tener que dormir con el plus en el culo y una mordaza de bola en la boca.

Llevaba ya, varios días, siendo azotado con al amanecer y anochecer, cada vez con mas azotes, 20, 25…incluso 40 en una ocasión que Ama X llegó contrariada de la calle. Casi me acostumbraba a limpiar el culo de la señora J; de asear la casa, lavar y planchar de rodillas con pinzas; de ser cojido ocasionalmente por cualquiera de Ellas con los falos de goma; de lamer y relamer el polvo de sus pies; de recibir baños de orina y barro en el patio; y ocasionalmente de masturbarme bajo sus pies en forma denigrante y tragándome mi propio semen; que me daba arcadas y que divertía especialmente a ambas. No me había bañado en cuatro o cinco días y estaba muy sucio, tanto que ya casi no se veían las marcas de azotes.

A media tarde Ama J me sacó de la perrera y me hizo poner en cuatro patas en el jardín; recuerdo que había tenido que lavar el coche ese día; y que ambas se habían divertido mucho haciéndome trapear el auto mientras me azotaban y me habían vaciado los tobos de agua sucia encima, ordenándome que me masturbara de rodillas con una mano y me violara yo solo con un consolar con la otra mano…la verdad no lo conseguía, y solo logre reventar copiosamente cuando Ama X introdujo su pie con barro en mi boca y con el otro pie atraía mi cabeza haciéndome tragar casi todo el piecito hasta el empeine, …. Por ordenes suyas debía recoger toda mi corrida con la mano y embadurnarme la cara con ella, dando un aspecto muy degradante, que le divertía mucho a  la Señora J con sus fotografías y videos de la escena.

Una vez fuera en cuatro patas, me ordenaron quitarme todo, arnés, cinturón, collar, muñequeras y el plus consolador…me sentía por primera vez verdaderamente desnudo; oí decir a Ama X, dirigiéndose a la Señora J: “ Hay que bañar a la perrita, trae la manguera”; y sentí como me mojaban con la manguera y luego de esparcir jabón en polvo sobre mi espaldas, ambas restregaban mi piel rudamente con cepillos de barrer, las púas eran lacerantes y me arrancaban gemidos cuando invadían mi entrepiernas, mi rostro o entra las nalgas.

Cuando me enjuagaron, me hicieron posar de rodillas ante ambas, y me sentí orgulloso por las marcas muy visibles de los azotes, tenía muchas marcas evidentes de azotainas en las piernas y muslos, en la espalda, el pecho los brazos y las nalgas completamente marcadas de líneas rojas, marrones y violetas; me agradaba que les gustara…. Nuevamente me colocaron el collar, el arnés, el plus anal y el cinturón de castidad y esa noche se me permitió comer con ellas en la cocina, echado en el piso, pero con comida menos deplorable, eran sobras de las ollas de arroz y guisado; y una enorme taza de café con leche que deguste con esmero, como premio, a pesar de estar medio fría.

Luego Ama X me llevo a mi cama-perrera y me dio sus acostumbradas buenas noches: unos treinta azotes con la vara de bambú sobre mis nalgas y piernas; que agradecí con igual cantidad de tiernos besos en sus pies. Se despidió con una amenaza que tome como invitación..o al revés?

Mañana saldremos de compras y nos acompañaras esclavita

La invitación mitigó el dolor de los temibles azotes de la vara de bambú, y el escozor que aun sentía de ellos. Me alegraba que saldría con mis Amas, y que me llevarían de paseo…pero recordé que no tenía ropa, solo el pantalón que había logrado evadir la orden de destrucción de Ama X; tampoco tenía zapatos…. Como haría?

…Continuara…/