El esclavo
Como cambió mi vida al trabajar para María.
Esto que os voy a contar me ocurrió hace dos años. Yo tenia una mala temporada, la empresa en la que trabajaba había cerrado, siempre andaba deprimido, sin ganas de nada, discutiendo con mi novia, hasta que se harto de mí y me dejo plantado, compuesto y sin novia.
Un martes estaba solo en casa en una de mis continuas depresiones y salí por ahí a tomar una copa, cuando llevaba un rato andando y después de tres intentos fallidos por encontrar un local decente y con ambiente donde tomar esas copas caí en la cuenta que en mi ciudad los martes esta todo cerrado excepto un salón de baile al que acuden hombres y mujeres algo maduritos para mí. Yo tengo 32 años no soy un tipo guapo pero tampoco soy feo, mi cuerpo no es atlético pero es resultón.
Que narices, ya estaba en la calle y quería una copa. Cuando entre en el local mas de una mirada se clavo en mi, pero no les dí mas importancia. Me senté en la barra y pedí un combinado, mientras lo tomaba fui observando la gente del lugar, había parejas bailando, dos o tres mesas ocupadas por hombres solos y una mesa con una mujer sola, debía tener entre 55 y 60 años, llevaba un vestido rojo de tirantes bastante escotado y corto, estaba de buen ver, mientras la observaba ella alzo la mirada y nuestros ojos se encontraron sonreí y seguí mi vista hasta mi combinado. Ya estaba acabando mi combinado y dispuesto a irme cuando una mano se deposito en mi cintura.
"¿Te quieres tomar otra conmigo?", me gire y si, era la mujer de rojo.
Nos sentamos en su mesa y hablamos durante horas, me contó que estaba allí por que en esos días se encontraba sola en ciudad y que en casa se aburría mucho, compartía piso con una amiga algo mayor que se había ausentado de la ciudad por un problema familiar y con la asistenta que era muy mayor y estaba algo delicada de salud. Se la veía una mujer adinerada por eso lo de la asistenta no me extraño. Fue una conversación muy agradable era una persona muy culta y con un sentido del humor que me cautivo de inmediato, yo también le explique todos los motivos que me habían llevado allí, la acompañe a casa y nos intercambiamos los números de teléfono.
A los cuatro o cinco días María me llamo por si quería ir al cine a ver una película que estrenaban. Quedamos directamente en la puerta del cine, cuando llegó, entre en estado de shock, llevaba un vestido tan ajustado que pensé que no podía respirar, su figura resaltaba por encima de ese escote que le debía llegar hasta el ombligo. Entramos rápidamente ya que el tiempo se nos echaba encima y la película iba a empezar. La verdad es que poco vi de la película ya que mi curiosidad estaba sumergida en el escote en imaginar como serían ese par de melones que ocultaba debajo de la tela de su vestido. A media película ella apoyó su cabeza sobre mi hombro y dejo caer su mano encima de mi muslo yo busque su mano con la mía y las enlazamos el resto de la película. Al salir del cine propuse de ir a un Púb de moda, tenía ganas de exhibir mi ligue pero ella dijo que no, que quería un sitio tranquilo para estar los dos, propuso mi casa ya que en la suya estaba la asistenta.
Una vez en casa serví unas copas y nos pusimos comodamente a hablar me fui enterando que era viuda y su amiga soltera poco a poco y con una audaz estrategia fue desviando la conversación al sexo. Su mano sin yo darme cuenta estaba sobre mi muslo a unos pocos centímetros de mi aparato. En la habitación empezaba a hacer un calor insoportable, ella se dio cuenta que yo me estaba poniendo cada vez más nervioso y mí polla hacía esfuerzos para salir de la opresión de los pantalones. Se abalanzó sobre mis labios y los beso, al mismo tiempo y con muchísima agilidad liberó mi polla, en cuanto la tuvo fuera se agacho y la engulló como si de un helado se tratara, la devoró como si hiciera años que lo estuviera deseando, la tenía clavada en su boca hasta los huevos cuando solté toda mi leche, se la tragó toda, no cayo ni una sola gota me cogió de los huevos y sin sacar mi polla de su boca empezó a masajearlos cuando ya la tuvo tiesa otra vez levanto la cabeza me obsequio con una mirada perversa, en su lengua aún quedaban restos de leche. La desnudé sus tetas eran impresionantes algo caídas pero grandes, sus pezones pequeños, acabe de sacarle el vestido su sexo estaba muy bien arreglado y su culo que decir de él. La tumbe en el sofá le abrí las piernas y me comí su coño lentamente y fui intensificando el ritmo a medida que su respiración se entrecortaba trague todos sus jugos en el sofá había una mancha enorme, observé su coño mojado y aún seguían saliendo jugos de su rosada concha. Había llegado el momento de prestarle toda mi dedicación a su culo, lo lubriqué con mi saliva todo lo que pude, los movimientos de María me decían que estaba a punto de correrse nuevamente e introduje primero un dedo y luego otro, ella no paraba de jadear, sus caderas se movían a un ritmo infernal, sin quitar los dedos de su culo mi polla encontró el camino para taladrar su agujero sagrado mis violentos empujones y sus movimientos se acompasaron y nos corrimos las dos a la vez, quedamos exhaustos encima del sofá.
A los pocos días llegó su amiga, los encuentros se fueron distanciando ya que María no quería que Lourdes se sintiera desplazada y sola. Nos encontrábamos en mi casa o en un moblé cerca de la suya. María era una conversadora inagotable sabía sacarme todo lo que ella quería, de lo que más le gustaba hablar era de mis fantasías sexuales pero lo mejor era que siempre las cumplía. Mí vida particular iba desde que había conocido a María viento en popa y como la felicidad no es completa lo que me tenía preocupado era que no encontraba trabajo.
María dejó de llamar y mis llamadas no recibían respuesta, mi felicidad se iba convirtiendo en desdicha. Pasado un mes aproximadamente me llamó, me explicó que la asistenta había muerto y se habían ausentado de la ciudad. Quedamos la misma noche para vernos el encuentro fue salvaje María venia muy caliente y de mí que os podría contar. Me contó que llevaban una semana buscando una nueva asistente pero que ninguna de las que habían entrevistado les hacía el peso. Entre risas y bromas le dije que yo les haría de asistenta, (hacía años que vivía solo y sabia llevar una casa), la acompañe a casa y nos despedimos. A la semana siguiente quiso que nos viéramos en mi casa y que la invitara a comer. Cuando entró vi como miraba atentamente todo el piso sin decir nada, nos sentamos a la mesa y saque la comida, hablamos, bebimos y comimos, ya en el café me dijo que no encontraban ninguna asistenta y que si yo quería ser su asistente, me explico en que consistiría mi trabajo, que viviría con ellas que tendría un día libre y una noche y finalmente me dijo mi salario, no era muy alto pero tampoco estaba mal, me quede muy sorprendido y mi única preocupación era que diría Lourdes, a lo que María me respondió que mientras siguiera cocinando como lo había hecho no me tenia que preocupar de Lourdes. Y así fue como entre a trabajar de Mayordomo en casa de María y Lourdes.
Los primeros días fueron un poco duros en hacerme a la casa, donde estaban las cosas, como les gustaban las cosas, pero con la inestimable ayuda de María fue muy llevadero pero muy cansado, todas las noches me tumbaba en la cama y caía dormido. Una noche María entró en mi habitación, llevaba un camisón blanco medio transparente mi erección fue casi instantánea ella se inclino hacía mi y se introdujo toda mi polla en su boca chupo, y saboreo ese miembro sin descansar hasta que me corrí sin hacer ruido, María se levantó y se fue.
Al día siguiente después de cenar María me hizo sentar a su lado para ver el televisor, ese día hacían un concurso de esos tan aburridos a mí ya se me estaban cerrando los ojos cuando note una mano sobre mi bragueta que hacía descender la cremallera del pantalón. Cuándo abrí los ojos mí polla ya estaba fuera rodeada por la mano de María que con movimientos mas que estudiados, me estaba haciendo una paja ante la atenta mirada de Lourdes,
"¿Ves como se hace?", ¿Te gusta la polla de Juan? ¿A que es linda y gorda?" Sus movimientos constantes se hicieron cada vez más rápidos,
"mira la cara de placer de Juan, le encanta que le hagan pajas, mira como se va correr" y así fue, me corrí
"Mira cuanta leche, mira lo cachondo que le has puesto Lourdes", acabamos de ver el concurso y nos fuimos a la cama.
Al día siguiente a media mañana María se fue a comprar Lourdes aún no se había levantado cosa muy extraña en ella, me atreví a llamar a su puerta y al no obtener repuesta abrí la puerta muy despacio, estaban la persiana y las cortinas abiertas y Lourdes estaba tumbada en la cama con las piernas abiertas y dos dedos en el interior de su coño, cuando me vio me indicó que me acercara. En cuanto estuve a su lado, saco los dedos de su coño y extrajo mi polla del pantalón estaba hinchada como un balón, la cogió y empezó a masturbarme mientras con la otra mano se volvió a introducir sus dedos en su raja, que estaba roja y mojada
"María se cree que siempre he sido tonta, ya le gustaría saber los tíos que me he tirado" hizo que me corriera en sus tetas, y soltando mi polla y se frotó toda la leche por sus tetas y por su cara, "dicen que rejuvenece la piel", se levantó y se dirigió al baño a ducharse, y yo me fui a preparar la comida.
A los pocos días era el cumpleaños de Lourdes, María estaba muy ilusionada por celebrar una comida con sus amigas, Quería que ese aniversario fuera especial, me dijo que su regalo iba a ser muy especial, que por fin podría hacerle un regalo que saciaría la más intima fantasía de Lourdes.
Y llegó el día del aniversario yo me levante como de costumbre a las 8 de la mañana y me dirigí al baño a darme una ducha, cuando regrese a la habitación me encontré a María sentada en el sillón, encima de la cama había dejado una caja y me dijo que me pusiera la ropa que había dentro de la caja se levanto para salir de la habitación, y al pasar por mi lado me dijo:
"Veras que sorpresa le damos, vuelvo en cinco minutos a buscarte".
Abrí la caja y que sorpresa la mía cuando vi que allí sólo había un collar negro de perro con su cadena de hierro y unos calzoncillos de piel negra con un agujero en la parte delantera que una vez puestos los huevos y mi aparato quedaron colgando como si de un salchichón se tratara. Cuando entro a buscarme "Mamma mía" mi "salchichón" empezó a levantarse y ha endurecerse María iba con un conjunto de encaje negro y rojo muy provocativo los sostenes realzaban sus ya generosos pechos, el liguero y las bragas cubrían justo su mas intimo agujero y las medias estilizaban sus piernas, encima solo llevaba una bata transparente de color rojo que permitía hacer volar cualquier imaginación. Al ver mi polla tiesa como un mástil me dijo que el regalo no era para ella sino que era para Lourdes, en cuanto mi polla redujo su tamaño nos dirigimos hacía la cocina, María ya había preparado el desayuno y en una bandeja me dijo que se lo llevara a Lourdes. Cuándo entramos la habitación aún estaba a oscuras María se dirigió a abrir las persianas Lourdes entreabriendo los ojos dijo:
"¿Qué hacéis aquí?"
"Pues darte tu regalo" y cogiendome por la cadena María le dijo:
"Aquí tienes a tu esclavo" mi cara sé roburizo y María se inclino sobre Lourdes y la besó en los labios era un beso apasionado, fuerte, Lourdes la abrazó atrayéndola mas, mi polla empezó a despertar de nuevo, las dos, frente a mi tumbadas en la cama abrazadas y besándose, Lourdes levanto la mirada y al verme allí de pie, me ordenó que me sentara en la silla, y siguió atendiendo a María,
"Que hermosa y sexy estas" "ves, cuando quieres como sabes excitarme" "vaya regalo, el mejor de mi vida". Yo tenía la polla excitadísima viendo como se comían sus bocas respectivamente, sus lenguas no paraban de moverse ni un solo instante, María ya tenia su mano encima de las tetas de Lourdes, se las estrujaba y con los dedos le pellizcaba sus pezones dulcemente, Lourdes ya se había deshecho de su camisón y en sus bragas se veía una mancha de sus flujos vaginales, yo no podía aguantar más, cogí mí polla con la mano y empecé a machacármela, María le susurro a Lourdes que me estaba pajeando, esta se levanto y abriendo el último un cajón de su cómoda saco un palo con unas muñequeras en cada punta, me ató una mano en cada una de las muñequeras y me dijo:
"Estate quieto o te tendré que atar a la silla", María me miraba y sonreía con picardía, Lourdes se volvió al lado de María despojándola lentamente de la bata roja mientras le iba mordiendo el óvulo de la oreja, el calentón de María iba en aumento, los labios de Lourdes fueron bajando poco a poco por los pechos de María hasta llegar a la frágil tela de los sostenes, Lourdes intentaba llegar a los pezones con su lengua pero sin resultado, así que empezó a morderlos como si de un manjar te tratara, en un momento y con un movimiento fuerte y seco de su cabeza arranco los sostenes del cuerpo de María, sus pechos estaban hinchados y tersos, sus pezones tenían el tamaño de un garbanzo, La mirada de María se perdió por La habitación sus ojos quedaron en blanco y su boca entreabierta, en ese momento me fije que Lourdes tenia su mano dentro de las bragas de María. El vaivén de su mano era frenético, a un ritmo feroz, al fin María se corrió pegando un grito de placer ensordecedor, María yacía tumbada en la cama, Lourdes sacó la mano del interior de las bragas, por su mano corrían gotas de los flujos de María, y dirigiéndose hacia mi me dijo:
"¿La habías hecho correr alguna vez así?" Y acercando su mano a mi boca hizo que chupara hasta la última gota.
El glande de mi polla estaba amoratado mis huevos palpitaban en el interior del escroto, mi pene estaba todo mojado y por la punta de mi polla salían pequeños hilos de jugos, Suplique a Lourdes que me desatara una mano para poder hacerme una paja. En el mismo instante que me iba a desatar, María se levantó de la cama y le pidió a Lourdes que no me desatara, se dirigió hacia la cómoda y del mismo cajón saco dos consoladores, dejo el más grande encima de la cama y se dirigió hasta donde estábamos nosotros, me pidió que me abriera de piernas y se sentó en mi muslo, María estaba empapada sus medias tenían manchas de la corrida que hacia unos minutos había tenido.
"¿Te gustaría comerme el coño?, No te imaginas lo mojada que estoy",
"Pues pídeselo a Lourdes, eres su esclavo", yo se lo pedí a Lourdes, se lo suplique, Lourdes accedió, tumbo a María en la cama con las piernas colgando, a mi me hizo ir hasta ella pero sin arrodillarme, yo me incline dejando todo mi culo a la visión de Lourdes que estaba justo detrás mio. Mientras yo le comía el coño a María, Lourdes cogió el consolador que María aún llevaba en la mano, lo untó con una crema que tenía encima de la mesita de noche y haciéndose sitio entre mis labios y el coño lo acerco al agujero sagrado de María lo apunto directamente al culo y se lo introdujo dulcemente el espasmo de María fue suave y largo. Al levantar la vista vi como María había cogido el consolador grande y se lo había clavado hasta la empuñadura en el coño de Lourdes, mí polla empezó a gotear abundantemente flujos que caían al suelo, Lourdes me dijo que no quería su habitación sucia me tiro al suelo y arrastrándome fui lamiendo el suelo sin dejar ni rastro de los flujos. María se había levantado y estaba de pie junto a Lourdes, las dos me observaban
"Mira como tiene la polla, está que va a reventar", "no quiero que se corra, todavía".
Yo seguía atado a ese palo que no me dejaba agarrar mí polla para pajearme así que cuando Lourdes se tumbó en la cama y me ordenó que le lamiera el coño aproveche para masturbarme con su pierna, cuando Lourdes se dio cuenta se cabreó. Me levanto y me dejo en pie en medio de la habitación, a María le ordenó que se pusiera arrodillada frente a mi con la cabeza apoyada en el muslo de mi pierna derecha de tal forma que su aliento entrecortado, caliente y excitado se dirigía todo hacia mi gran instrumento. Lourdes se situó detrás de mí y con los dedos untados de crema empezó a masajearme el agujero del culo, poco a poco iba introduciéndolo y de repente con una fuerte sacudida todo su dedo entro en mi agujero sagrado produciéndome tanto placer que derrame toda mi leche por la cara y el pelo de María, sus labios estaban llenos de mi néctar al igual que sus mejillas, con la mano que le quedaba libre a Lourdes agarro mi polla y la exprimió toda hasta dejarme sin una gota, María seguía allí arrodillada ante mí miembro Lourdes le hizo levantarse y con sus labios llenos de leche me besó compartiendo mi leche conmigo, Lourdes se incorporo a nosotros fundiéndonos en un gran beso.
Sobre las dos de la tarde llegaron las amigas para comer Lourdes me hizo entrar en mi habitación y me prohibió que saliera de ella. A las dos horas aproximadamente me vino a buscar, me coloco de nuevo el collar y la correa en el cuello, me hizo poner a cuatro gatas y como si de un perro se tratara me llevo por el pasillo en dirección al comedor, de donde se oían las voces de sus amigas. Cuando entre al comedor eche un vistazo a la mesa, estaba toda por sacar y pude ver que habían bebido bastante alcohol entre vino, cava y licores, sus voces dejaron de oírse solo un pequeño rumor en voz baja preguntándose cuál debía ser el regalo de María.
"Aquí lo tenéis, este es su regalo, un esclavo,
¿Qué os parece?", Dijo Lourdes a sus amigas. Mostrándome a ellas como si fuera un valioso trofeo, tirando de la correa me hizo dar la vuelta para que todas vieran que estaba a sus ordenes, supongo que era la vergüenza que hizo que me ruborizase, pero al mismo tiempo sentía como mi miembro se empezaba a endurecer.
"¿Un esclavo?" se oyó,
"Si, hace todo lo que yo quiera, Se a acabado trabajar en casa".
"Juan, recoge la mesa y pon un lavavajillas" me ordeno Lourdes, y de paso refréscate un poco.
Sin yo decir ni palabra me dirigí hasta la cocina y empecé a recoger y a limpiar. Cuando salí del comedor empezaron a murmurar sobre mí.
"María, ¿Y hará todo lo que le pidáis?, ¿Y si se lo pedimos nosotras?.
"No lo dudes, todo, cualquier cosa, probadlo".
"Ana pídele que te acompañe a buscar el regalo de Lourdes". Oí unos pasos que se dirigían hacia la cocina. Yo estaba agachado acabando de poner los platos en lavavajillas dando la espalda a la puerta, note como se agachaba y cogiendo la correa del suelo, tiro de ella y me dijo que la acompañara. Fuimos hasta una habitación que había cerca de la puerta de entrada donde dejaron las chaquetas y los bolsos. Encima de la cama había dos bolsas las cogió y nos dirigimos nuevamente hacia el comedor, Dejo los paquetes encima de la mesita de centro y se sentó en el sillón que quedaba libre, tirando de la cadena me dijo que me tumbara a su lado y que me estuviera quieto. Me acomode al lado del sillón y acariciándome susurraba "que lindo, y que tranquilo, eres".
Lourdes abrió primero uno de los paquetes, era un bolso de piel muy bonito. Cuando fue a abrir el segundo paquete otra de las amigas dijo:
"No sabíamos el regalo de María así que si te lo quieres cambiar puedes hacerlo".
Lourdes lo abrió era una caja con cinco consoladores de diferentes tamaños y distintas formas.
"Cambiarlo, ¿Porqué?, Lo que tenemos que hacer es probarlos". Lourdes fue sacando uno a uno los consoladores y los repartió entre ellas.
"Juan ven aquí" Me acerque a Lourdes y ella me susurro que les comiera el coño a cada una de ellas, tal y como se lo había comido a ella por la mañana.
"Humedécelas bien, para que les entre en vibrador hasta la empuñadura".
"¿Por cual de ellas empiezo, señora?
"Empieza por Gloria, esclavo". Una de las amigas empezó ha moverse de una forma un tanto nerviosa, supuse que esa era Gloria, bajita, 1.60 mt. De estatura pelo corto con reflejos rubios, una mirada muy penetrante, labios carnosos, un cuerpo muy proporcionado y unos 52 años de edad aproximadamente. Vestía con un jersey y pantalones, le quite los zapatos, desabroche el botón de sus pantalones con mucha suavidad mientras la miraba, ella no aparto su mirada pero se iba ruborizando cada vez más. Con suma delicadeza fui deslizando los pantalones por sus piernas hasta quitárselos, la abrí de piernas y por encima de sus bragas de encaje negro empecé a besar su entrepierna, ella puso sus manos sobre mi cabeza y acariciando mi pelo murmuraba " OH, que bueno". Cuando tuve sus muslos y sus bragas bien empapadas por mi lengua, le quite las bragas. Le deslice el culo hasta la punta del sofá con mis manos que rápidamente se fueron hasta su raja, en ese momento levante la mirada y observé que Lourdes se levantaba y se encaminaba hacia las habitaciones, el resto de las espectadoras miraban el trabajo que estaba realizando, alguna de ellas tenia sus manos en la entrepierna. Yo seguí con mi trabajo. Gloria estaba excitadísima su almeja estaba empapada de jugos, en ese momento Lourdes regresó.
"Te he dicho que comieras no que tocaras a mis amigas, ven aquí", traía otra vez el palo con las esposas, el cual me obligó a ponérmelo.
"Ahora sigue con Teresa". La mas gordita de todas y como casi siempre suele ocurrir la más simpática y dicharachera, llevaba un vestido bastante holgado, pelo negro moldeado sobre los hombros, por su aspecto creo que es la mayor del grupo.
"Ven aquí, ahora eres mío" dijo entre carcajadas. Teresa se puso con las piernas abiertas encima mio cubriéndome con el vestido, cuando alcé la mirada en busca de su coño vi que no llevaba bragas que su coño estaba al aire, al acercar mi cara a su entrepierna me llego Un olor penetrante, su coño estaba ya súper excitado, nunca había visto antes un clítoris tan hinchado como el de Teresa, acerque mi lengua a sus muslos para lamérselos, teresa ya había tenido un orgasmo, por sus muslos corrían gotas de la corrida que había tenido, al no usar bragas nunca ya que no tenia ni la raya del bañador marcada en su piel, no cuidaba mucho el aspecto de su coño, tenia una mata de pelo impresionante, hecho que me excito aún más si cabe ya que todo ese pelo estaba mojado Empecé a lamer con tal desenfreno que no tardó mucho en tener que sentarse ya que las piernas le temblaban al acercarse el momento del orgasmo. Teresa se sentó, al salir de debajo de su vestido observe que Lourdes, María y Gloria estaban desnudas en le sofá y se estaban toqueteando sus coños entre sí. Yo seguí con mis ordenes Teresa abrió bien sus piernas y volví a lamer su peluda raja, empecé poco a poco quería disfrutar de mi comida. Note como una mano acariciaba mis muslos, toqueteaba mi culo, y finalmente agarraba mis huevos con fuerza y tiraba de ellos mientras Teresa cogía mi cabeza y la presiono contra su coño con tanta fuerza que no podía ni respirar, la corrida de teresa fue brutal cuando conseguí deshacerme de su presión saque la cabeza para respirar note como las gotas de su corrida caían por mi cara, sin soltarme los huevos Ana empezó a lamer cada gota de los jugos de Teresa que caían por mi rostro, cuando acabo cogió la correa y empujándome hacia ella me dijo:
"Me has dejado para la última te vas a enterar, cabrón" y continuo: "Chúpame los pies". Ana se tumbo en el suelo mirando al techo, a mí me ordenó que me tumbara hacia el suelo como si fuéramos hacer un 69 pero a su lado, mi polla palpitaba contra el frío suelo, lamí cada dedo cada milímetro de sus pies, ella con la cadena me iba dirigiendo y si no le hacia caso, con la parte de piel de la correa me atizaba en el culo como si de un látigo se tratara. Entre los golpes, el frío del suelo y el espectáculo ante mis ojos de las cuatro amigas restantes toqueteándose y besándose mi polla estaba a punto de reventar. Ana me dirigió hacia sus piernas, la piel de Ana era muy suave su olor dulce e intenso, poco a poco me dirigía hacia su corta y ajustada falda roja. Ana se levanto del suelo y empezó a quitarse lentamente la falda y sus bragas a conjunto, su blusa ajustada marcaba perfectamente el contorno de sus pechos hinchados y la silueta de sus pezones excitados.
"¿Que cojones miras? Cabrón de mierda.
¿Quieres que té de mas fuerte?.
"Ven y cómeme el agujero del culo". Sin falda y sin bragas Ana se inclino sobre la mesita, yo de rodillas detrás de ella comí de ese culo, pequeñito y con forma de corazón, mi lengua iba loca, arriba, abajo, derecha, izquierda, "Métela dentro, hasta el fondo, todo lo que puedas, cabrón", repetía una y otra vez. Ana miraba fijamente a sus amigas se iba excitando cada vez mas y más, yo no podía darle todo el placer que ella me pedía, mi lengua estaba ya agotada y mi mirada se dirigía por encima de la espalda de Ana hacia las cuatro damas postradas en el sofá dándose placer mutuamente.
"¿Pero que haces, a ti te gusta más mirar que comerme el culo?". Ana se dio cuenta de que miraba a sus amigas.
"¿Qué pasa?", Pregunto Lourdes.
"Pues que en vez de comerme el culo prefiere mirar como os masturbáis vosotras".
Lourdes se levanto indignada conmigo, y agarrando con firmeza el palo que separaba mis manos, y obligándome a arrastrarme por el suelo me llevo hasta una esquina del salón, allí ato un extremo de la correa al palo y el otro extremo lo coloco en un clavo situado en la pared donde antes había un cuadro. Ahora si que no me podía mover, tenia mis brazos en alto y sin apenas correa para moverme del lugar. Mi polla estaba tiesa como un mástil, sentía una sensación muy rara entre avergonzado y excitado.
"Mirad como tiene la polla" dijo Gloria y acercándose la acaricio con sumo cuidado. "Esta apunto de estallar, ¿Le ponemos remedio?
"Por supuesto, que le voy a poner remedio", aclaro Ana, y cogiendome de los huevos y estirándolos fuertemente hacia abajo me dijo "Como te corras ahora te los corto"
Las cinco amigas me dejaron estar y se sentaron en el sofá. "No quería mirar, pues que mire" dijo María. Las cinco empezaron una bacanal entre ellas que yo no sabia donde mirar, las mamadas de coños y tetas se producían una tras otra sin descanso, los consoladores entraban y salían de sus coños y culos una vez y otra vez, la orgía debió durar mas de una hora, estaban exhaustas cuando terminaron.
Ana se acerco y con voz muy dulce me susurro al oído: "¿Te ha gustado?, ¿Lo has visto todo?, ¿Te gustaría participar con nosotras? Yo sólo contestaba que sí a todo con una voz entrecortada debido a mi excitación. "Pues te jodes" y agarrando mi instrumento con fuerza empezó a masturbarme. Teresa se acerco y se puso delante de mi. Ana iba acelerando cada vez más hasta que no pude aguantar. El chorro de leche cayó encima de Teresa.
"Te había dicho que no te corrieras hasta que yo te lo dijera" "Límpiala inmediatamente", me descolgó y me hizo lamer toda la leche del cuerpo de Teresa. Cuando hube terminado me volvió a colgar.
"Nos vamos a dar una vuelta" dijo la anfitriona "No he salido de casa en todo el día".
Las cinco se vistieron y arreglaron para salir a pasear. Antes de irse Ana se me acerco con un pañuelo de seda y me vendo los ojos, note como descendían sus manos por mi cuerpo hasta alcanzar mi polla, se la introdujo en la boca y la empezó a chupar, su boca era cálida a lo que mi instrumento respondió alcanzando su máximo esplendor otra vez.
"Vámonos ya, Ana, déjalo estar" dijo Lourdes. Cuando Ana se iba abrió todas las cortinas del salón, dejándome allí colgado con mi polla tiesa a la vista de cualquier vecina que se terciara a salir al bacón a tomar el fresco.
Cuando regresaron......, mejor os lo cuento en otro relato.
Espero que os haya gustado, y si alguna mujer madura se ha calentado y le gustaria tener un esclavo a su disposición solo tiene que mandarme un e-mail explicándome que me haria si yo fuera su esclavo.