El error de Enma
Una joven es condenada erróneamente por tenencia de drogas... La condenan a un centro penitenciario de mujeres violentas, donde aprende muchas lecciones desafortunadas a manos de la corrupta alcaide, de sus compañeras de prisión y más.
El error de Enma
Se suponía que este sería el mejor año en la vida de Enma... Era su primer año en la Universidad y ya formaba parte del grupo de animadoras del equipo de baloncesto… Era la envidia de muchas chicas y el sueño de conseguirla de todos los chicos.
Pero a veces en la vida las cosas no siempre salen como se supone que deben salir y esto fue lo que le pasó a ella, en abril, un día particularmente frío y lluvioso.
Ese día, Enma estaba sentada en un autobús que se dirigía al Instituto Correccional de Mujeres de California… Ella había sido condenada acusada de posesión de drogas.
Antes de continuar, retrocedamos al otoño anterior... Enma, una muchacha heterosexual, bien educada, rechazó los repetidos avances sexuales de otra chica del grupo de animadoras del equipo… Se trataba de una guapa rubia con grandes ojos azules, muy agresiva, que estaba acostumbrada a salirse con la suya… Ser hija única de una juez puede hacer que algunas chicas sean así.
Una noche después de practicar con el equipo, Brandy, que así se llamaba la chica rubia, hizo el movimiento más audaz que hasta ahora había hecho… Intentó palpar a Enma de una manera muy provocativa en las duchas.
Disgustada por la acción de ser palpada por otra chica, incluso una tan guapa como Brandy, hizo que Enma dejara las duchas rápidamente y corriera directamente a casa... Eso, en retrospectiva, sería el mayor error de su vida.
Al día siguiente, de lo que normalmente hubiera sido sólo otro día de clase, ocurrió un hecho inesperado totalmente por ella.
El director y dos policías esperaban a Enma junto a su casillero... Esto, pensó ella, no le vaticinaba nada bueno… Con poca vacilación por parte de los oficiales de policía, se vio obligada, por primera vez en su vida, a colocarse cara a la pared… Luego la esposaron y la escoltaron por toda la Universidad ante el asombro de profesores y compañeros.
Apenas tuvo tiempo de ver que tres bolsas de polvo blanco fueron retiradas como prueba por un técnico en delitos... El camino hacia el coche de la policía fue un bochorno para ella... Sin embargo, mientras la metían en la parte trasera del coche patrulla, Enma pudo ver a Brandy, de pie junto a ella, con una pequeña sonrisa en su rostro, dándole un guiño de ojo.
Los siguientes cinco meses fueron un calvario para ella... A Enma no se le permitió regresar a la Universidad y tuvo poco tiempo para otra cosa que no fuera prepararse para su próximo juicio… A pesar de los constantes recordatorios de su abogada sobre evidencias abrumadoras, Enma y su familia descartaron por completo cualquier tipo de declaración de culpabilidad… Ella no había hecho nada malo… ¿Por qué debería declararse culpable, para lograr una reducción de condena?
Una vez que comenzó el juicio, Enma pudo sentir que las pruebas aportadas comenzaban a inclinarse contra ella.
Casualmente la juez que preside era nada menos que la propia madre de Brandy, Sally Olson… ¿Cómo podría ella obtener un juicio justo?... Su incompetente abogado no pudo hacer nada al respecto… Cuando finalmente llegó el momento de defenderla, sus súplicas de inocencia cayeron en los oídos sordos del jurado… La gente de esta comunidad estaba cansada de los traficantes de drogas, sin importar cuán jóvenes y bonitas fueran.
Después de una semana de duración del juicio, nadie se sorprendió cuando se leyó el veredicto: "¡Culpable, en todos los aspectos!"… Enma echó un último vistazo a sus padres… Las lágrimas brotaron de los ojos de todos... Rápidamente, los guardias la esposaron y la sacaron de la sala.
Durante la fase del proceso, por sugerencia de su abogado, Enma se vistió con una falda roja a cuadros, una blusa blanca y medias de blancas... La idea es que el aspecto de una colegiala inocente podría quizás hacer que la juez optara por una sentencia reducida... El abogado de Enma pensó que la misma juez tenía una hija que era compañera de clase de Enma y quizá ella trataría de darle a Enma, una sentencia reducida.
Tanto el abogado como el cliente tragaron saliva cuando escucharon las breves palabras de la juez:
- "Condena de 8 años en prisión."
Era la pena máxima permitida por la ley… La juez dijo que tenía las manos atadas... El Estado no permitía aplicar una sentencia menor dado las pruebas de culpabilidad tan claras que se encontraron.
A los pocos minutos, llevaron a Enma a un autobús que la llevaría de inmediato a un penal de máxima seguridad para mujeres, a cinco horas de viaje por el Estado.
El viaje en autobús fue largo y Enma tuvo tiempo suficiente para pensar que sería un objetivo a conseguir por otras reclusas y quizá guardias, desde el momento en que bajara del autobús.
Estaba enojada porque había seguido el consejo de su abogado y se había puesto ese atuendo de colegiala… Ese idiota se había equivocado en todo.
Cuando entraron en el patio, los prisioneros fueron conducidas hacia las oficinas de recepción… Todas estaban esposadas y cada una de ellas tenía una mirada de abatimiento en sus rostros... Todas las mujeres sabían que su tiempo aquí no sería un picnic… Este lugar, había oído, tenía muy mala reputación.
Mientras esperaba en fila con las demás, Enma sintió que unas manos firmes la agarraban por los hombros y la forzaban hacia una gran puerta de metal… Una vez dentro de la habitación vacía y sin ventanas, se le dijo a Enma que esperara la llegada del alcaide.
Después de lo que pareció una eternidad, una mujer con cabello negro azabache entró en la habitación… Llevaba un traje ajustado de cuero negro y estaba en excelente forma… Enma supuso que tendría unos cuarenta años.
Sin decir una palabra, rodeó a Enma varias veces y luego hizo una señal con la cabeza a las guardias que estaban a cada lado de ella… Tomó una porra y la usó para levantar lentamente la falda de Enma… A continuación, presionó suavemente la porra en cada una de las tetas firmes de Enma… Antes de que la joven tuviera la oportunidad de hablar, la alcaide, le dijo:
- "La primera regla de este penal, querida, y hay muchas reglas, es que no hablarás a menos que tengas permiso… Y en este momento no veo la necesidad de darte ese permiso.”
Enma detectó un fuerte acento de Europa del Este, quizás ruso.
Enma tragó saliva y mantuvo la boca cerrada mientras la alcaide continuó inspeccionándola a fondo… Satisfecha, asintió con la cabeza a las dos guardias y luego dijo:
- "Prepararla para mi cámara privada… Yo misma me encargaré de ella."
A la ahora aterrorizada Enma se la llevaron las guardias femeninas por una serie de largos pasillos, cada uno de los cuales terminaba en una pesada puerta de acero... Una vez dentro de la ‘ cámara privada’ , la joven rubia fue rápidamente encadenada a una pared y despojada de toda su ropa, con la excepción de su sostén y bragas de color blanco... Las guardias, sin duda, tendrían su oportunidad de disfrutar de ella, mas tarde… Ahora no tenía sentido incurrir en la ira del alcaide.
Menos mal que, momentos después, la alcaide entró en la habitación y cerró la puerta detrás de ella… Enma se alarmó aún más, ya que ahora llevaba un traje ultra ajustado de látex negro, que acentuaba cada curva... ‘¿Por qué iría así? ’, pensó.
La Alcaide ordenó a las guardias que la soltaran rápidamente de la pared… Pero sólo fue un momento en que Enma estuvo libre, ya que fue llevada rápidamente a una gran mesa de cuero acolchada, que había en el centro de la habitación.
Inmediatamente le esposaron firmemente las manos por encima de la cabeza… A continuación, colocaron una barra larga de madera para separar sus piernas y atada a sus tobillos con puños de cuero apretados… Una cadena que colgaba del techo fue enganchada a mitad de la barra y luego tiraron de la cadena hacia arriba, levantando las piernas de Enma en el aire.
La imponente alcaide volvió a rodear a su presa admirando la belleza de la joven… Luego su mano izquierda la coloca directamente sobre el corazón de Enma… Y pronto siente un fuerte golpe… Enma está a punto de habla, pero el alcaide pone su dedo índice de la mano derecha en sus labios.
- "Recuerda de lo que hablamos", dice ella con severidad.
Luego, la alcaide ordena que se saque ‘ el carro’ ... Una guardia trae un carro de metal con una bandeja en la que hay cuchillas de afeitar, cremas de afeitar y geles e incluso un cepillo de crin.
La alcaide informa a Enma que van a afeitarle el coño… Ella traga saliva… Esta será la primera vez que tendrá el coño afeitado.
Afeitar el coño de una joven es una actividad de la que nunca se cansa de hacer ala alcaide... Ha estado afeitando a jovencitas durante muchos años y le encanta hacerlo.
Mirando a la hermosa joven Enma, la alcaide no podía pensar en ningún otro lugar del mundo mejor que este que está… ¿En qué otro lugar podría una perra lesbiana sádica como ella disfrutar a su antojo de muchachas bonitas, cobrar por ello y tener protección de fuentes gubernamentales?
Como es su costumbre, la alcaide realizará personalmente el procedimiento de afeitado… Esta es una tarea que ella se negó siempre a ‘delegar’.
Las guardias saben por experiencia que la alcaide siempre quiere afeitar a las más bonita… Años de práctica la han convertido en toda una especialista consumada… Ella mezcla lenta y deliberadamente la crema en un recipiente de plata a la vista de Enma... Quiere que la joven se asuste… Casi todas las chicas lo están cuando están, por primera vez, desnudas y atadas sin apenas poderse mover.
Lo que la alcaide no sabe es que esta será la primera vez que Enma tenga el coño afeitado… Aparte de los obvios beneficios físicos de un coño recién afeitado, la alcaide es muy consciente del efecto psicológico que tendrá el afeitado del coño en su joven cautiva porque no sólo se elimina el vello sino también los últimos rastros de defensa que una chica puede tener.
Años de afeitar el coño también han permitido al alcaide ‘ experimentar ’ en las nuevas prisioneras un método que es exitoso durante los interrogatorios… Usar una crema de afeitar extremadamente fría aplicada al coño, no sólo proporciona un afeitado mucho mejor, sino que también debilita aún más la resistencia de una joven.
Aunque es particularmente desagradable para la afeitada, proporciona un resultado muy apetecible para la afeitadora... Por lo tanto, la alcaide utiliza una mezcla de geles que ha mantenido en un congelador hasta justo antes de aplicarlos... Una vez extendido sobre el coño, el frío provoca la piel de gallina y, naturalmente, el vello púbico se eleva, lo que facilita su eliminación.
Por fin, la alcaide comienza el proceso dando vueltas a su cepillo en el tazón lleno de crema... Luego, lentamente, lo extiende sobre el coño de Enma, procurando cubrir cada centímetro… A medida que la alcaide continua su trabajo, los dientes de Enma comienzan a chirriar… No es sorprendente que esto provoque una sonrisa en las guardias… Han visto esta reacción muchas veces antes.
Después de esperar diez minutos agonizantes, la alcaide está segura de que la crema ha hecho su efecto… Coge una navaja de afeitar y le advierte a Enma que se quede muy, muy quieta… Con cuidado coloca la hoja de acero frío en su coño y con la mano firme de un cirujano, va quitando cualquier rastro de vello.
Al inspeccionar su trabajo, la alcaide se permite una sonrisa… Ella frota el montículo ahora calvo, haciendo que Enma se retuerza incómoda.
A continuación, la alcaide da una orden a una de las guardias… Enma cree que va a ser liberad, pero en cambio tiene otra sorpresa, esta vez mucho más horrible… La guardia regresado llevando una bandeja con grandes velas negras… Enma la mira con incredulidad cuando la alcaide le dice que le va a tapar su coño con una gruesa capa de cera.
La alcaide le dice que esto se hace para su propia protección ya que hay reclusas veteranas que se aprovechan de chicas nuevas en las celdas.
- “Querrás estar protegida contra eso, ¿no es así?... La cera ayudará a protegerla contra tocamientos no deseados”, le dice.
Enma rompe la orden de no hablar cuando ve al alcaide levantar la primera vela sobre su coño recién afeitado.
"Por favor, alcaide, te lo ruego, no lo hagas!"
"Lo siento… Las reglas de la prisión insisten en eso", le dice.
Antes de comenzar, le bajan las piernas a Enma y luego se las sujetan por los tobillos a la mesa… La alcaide ha aprendido la lección, ya que otras chicas se han golpeado en la cabeza durante este proceso, y le coloca una serie de cinturones adicionales para evitar que la chica pueda hacer el más mínimo movimiento... Además, por haber hablado sin permiso, las guardias le introducen una mordaza en la boca y se la aprietan detrás de la cabeza.
La alcaide sabe que hay mejores formas de proteger el coño de Enma, como por ejemplo colocarle un cinturón de castidad... Pero aplicarle la cera le resulta muy excitante para que ella la dejara pasar… Además, ella siempre ha sido una gran creyente en el poder de alternar el frío extremo y el calor extremo en el coño de una chica para ayudar a asegurar su obediencia continua.
Ahora lista para comenzar, la alcaide gira su muñeca y lentamente, la cera caliente comienza a gotear y produce un intenso escozor en el coño depilado de Enma.
La joven se sacude violentamente para liberarse, sobre todo cuando la alcaide inclina más la vela… La cera comienza a cubrir lentamente los labios externos de su vagina, causándole un dolor insoportable y abrasador.
Incapaz de liberarse, Enma muerde la mordaza con fuerza, y luego comienza a llorar incontrolablemente… Una de las guardias le acaricia suavemente la cara y le susurra al oído que se relaje.
Aunque es un buen gesto, esto no le alivia el intenso dolor del coño de Enma, mientras la alcaide continua vertiendo cera fundida… Un total de ocho velas son utilizadas y al final el coño de Enma queda completamente cubierto con una espesa capa de cera negra.
Se le da tiempo a Enma para que se recupere y se le quita la mordaza... Está tentada a gritar, pero ella es consciente de que nadie la oirá, y mucho menos les importará si lo hace… Minutos más tarde, ella queda soltada de la mesa... Finalmente, la pobre Enma es ayudada por las guardias ya que no puede levantarse sola.
Antes de ser acompañada a su celda, la alcaide le da este consejo escalofriante:
- "La tentación, estoy segura, es que te toques tu vagina e incluso intentes quitar la cera… Debo decirte que sería imprudente... Te revisaré mañana por la mañana a las 8 h... Te ordenaré que te bajes las bragas y si la cera no está como ahora, te daré un gran castigo.
Dicho eso la alcaide sale de la habitación… Las guardias ayudan a Enma a ponerse el sujetador naranja de la prisión, las bragas y los pantalones cortos y la parte superior.
A medida que la llevan a su celda, a través del interminable laberinto de pasillos y bloques de celdas, Enma queda bastante sorprendida de ver a una serie de chicas de edades similares y también bastante bonitas… No era lo que esperaba encontrar en una prisión tan grande como esta… Pero ahora todo lo que debe pensar es dormir... Sin duda este ha sido el día más aterrador de su vida.
Por fin se abre la puerta de su celda y la colocan en su camilla... Luego las guardias salen y bloquean la puerta... Enma mira hacia arriba y muy pronto cae en un sueño profundo.
Al despertar al cabo de una pocas horas, Enma pronto se da cuenta de que comparte una celda con otra reclusa joven y bonita, que se presenta como Nina.
La chica parece bastante agradable y pronto se sienta junto a Enma en su cama… Nina comienza a consolar a su nueva compañera de celda... Ella también se vio obligada a soportar el mismo tratamiento doloroso en su primer día en la prisión.
Después de conversar un poco sobre ese desagradable tratamiento, a Nina le resulta obvio que Enma quiere frotarse el coño, pero le coge su mano rápidamente y le advierte que no toque su coño ni intente quitarse la cera, o la alcaide la golpeará sin compasión.
Le comenta que ha escuchado lo que les sucede a las chicas que no hicieron caso y le dice que no desea que le pase lo mismo a ella… Sintiendo que puede confiar en la chica, Enma solloza brevemente antes de quedarse dormida en los brazos de Nina.
En algún momento durante la noche se abre la puerta de la celda de Enma y antes de que pueda gritar, le ponen una mordaza en la boca y una venda en los ojos.
A continuación, la sacan de su celda por lo que parece ser un ejército de manos invisibles, palpándola por todas partes… La arrastran por el pasillo durante unos minutos y la llevan a la ‘ Sala de actividades’ en el Bloque de Celdas T.
Una vez allí, sus brazos son levantados sobre su cabeza y esposadas sus muñecas a sujetadores de cuero que están unidos en las pesadas cadenas que cuelgan del techo.
Mientras se esfuerza por liberarse, Enma siente que le separan sus piernas por los tobillos y atan a cada uno a los extremos de una barra separadora de madera colocada en el medio… A continuación, siente que varias manos la arrancan el uniforme de prisión y la palpan por todo el cuerpo.
Las voces que escucha se vuelven más y más excitadas al ver el coño de Enma cubierto de cera… Justo antes de llegar a más, escucha a una mujer gritar:
- "¡Dejarla en paz… Habrá mucho tiempo para eso más adelante"
Enma siente que las manos se apartan a regañadientes de su área púbica mientras gira su cabeza hacia donde procede la voz.
Un par de manos fuertes, pero claramente femeninas, agarran a Enma por la cintura y avanzan lentamente hasta sus tetas firmes, apretando suavemente los pezones.
- "Mi nombre es Madison, soy la líder de este grupo... Ellas me traen a todas las nuevas reclusas para mi inspección personal, y hasta ahora me gusta lo que veo."
Enma traga saliva y trata de hablar a través de su mordaza, pero no puede… Madison continúa su inspección recorriendo con sus manos todo el cuerpo de Enma, deteniéndose en su coño cubierto de cera.
- "Estoy deseando disfrutar de esto, pero no puedo ser más que la alcaide y eso está reservado para ella, pero si voy a ser la primera en disfrutar de otra cosa", le dice mientras acaricia suavemente el coño de Enma.
La mano de Madison deja el coño de Enma y recorre la corta distancia hasta su culo… Lentamente extiende su dedo medio y lo desliza en el apretado esfínter anal de Enma… La joven retrocede y lucha para alejarse mientras escucha risas de las otras chicas.
- "Tengo una sorpresa para ti, mi nueva pequeña amiga... Una que no creo que te vaya a gustar mucho", le dijo.
Madison agarra la cabeza de Enma y levanta la venda que cubre sus ojos… Una vez que se ajustan a la luz, lo que ve es aterrador... Una mujer alta de pelo negro, de al menos 185 cm de alta, está de pie frente a ella con un enorme consolador con correas que cuelga entre sus piernas.
Madison sonríe mientras una de las chicas corre obedientemente y comienza a frotar un lubricante arriba y debajo de la larga polla negro de goma... La mujer camina hasta ponerse detrás de Enma y le pone una buena cantidad de lubricante frío en su ano.
- "¿Adivina a dónde voy a meter esto?", le pregunta justo antes de colocarle de nuevo la venda.
Momentos más tarde, ella siente como muchos brazos cogen cada una de sus piernas, inmovilizándola más… A continuación, Enma siente que el objeto de goma empuja sobre su orificio anal.
Escucha una nueva voz, desde abajo, entre sus piernas, que le dice:
- "Te consejo no luchar… Te dolerá más si lo haces."
Eso fue lo último que escuchó Enma antes de que las fuertes manos de Madison la agarrasen por las caderas… Lentamente, la mujer insertó la gran cabeza bulbosa del consolador a través del pequeño ano de Enma.
Ella gritó a través de la mordaza y trató desesperadamente de alejarse del invasor no deseado… Pero no sirvió de nada… Los muchos juegos de brazos que la sostienen en su lugar son demasiado fuertes… Con cuidado, Madison empuja hacia adelante, facilitando que el gran consolador penetre más y más a través del agujero anal de Enma.
Los gritos apagados por la mordaza no producen más efecto que segregar más saliva, que comienza a gotear por su barbilla… Madison agarra la parte posterior del largo y rubio cabello de Enma y lo tira hacia ella con la mano derecha, mientras continúa dándole por el culo.
Por fin, Enma siente que la piel sudorosa de Madison toca la parte de atrás de su culo, lo que indica que el consolador ha alcanzado su profundidad máxima… La ha metido sobre unos 23 cm en el culo.
El dolor es insoportable, definitivamente peor que su primer encuentro con la alcaide... Pero esto es solamente el comienzo.
Mientras Madison comienza a retirar lentamente la dildo, Enma puede escuchar a su atormentadora pedir que pongan más lubricante a su polla de goma... Luego continua dándole por el culo, más fuerte, más rápido y más profundo que antes.
Después de lo que parece una eternidad, Madison finalmente se cansa… Ella le da un último empujón extra fuerte antes de sacar el consolador del culo agotado de Enma.
Madison está sin duda impresionada por la fortaleza de esta nueva perra… Muchas otras se habrían desmayado, como así ha sucedido, en las mismas circunstancias.
Ella ordena soltar a Enma de sus ataduras y que regrese rápidamente a su celda… No tiene sentido persistir y arriesgar la ira de la alcaide... Antes de ser llevada de vuelta a su celda, le dice a Enma que ella y Madison tendrán un brillante futuro juntas.
Son las 6 h. de la mañana, una hora demasiado temprano para Enma... Ella acaba de pasar por el peor día de su vida y ahora ya está empezando otro… Piensa que no podrá durar siete días en este lugar… Y mucho menos siete años.
Enma mira a Nina, que todavía está durmiendo, y luego comienza a frotarse el culo, todavía dolorida por los golpes que recibió anoche… Ella intenta volver a dormir, pero no sirve de nada, ya que momentos después la alcaide entró en su celda.
Una vez dentro, exige que Enma se quite el uniforme y que se baje las bragas... Lo que sucedió a continuación fue un shock para todos... La cera no estaba.
Enma estaba segura de que los atacantes de la noche anterior habían dejado en paz a su coño… Estaba segura de que Madison no se lo había quitado... ‘¿ Quién lo habría hecho ?’, pensó.
Enma ni siquiera pudo reunir el coraje suficiente para defenderse, ya que la alcaide, ahora enfurecida, ordenó a las guardias que la llevaran de inmediato a ‘ La Cámara’ .
Mientras se la llevaban a la Cámara, su compañera de celda, Nina, hizo una pequeña sonrisa… Enma estaba pidiendo clemencia y miró a Nina en busca de ayuda… Todo lo que hizo su compañera de celda fue levantar la esquina de su almohada y mirar todos los trozos de cera que ella ha escondido debajo.
De camino a la "Cámara", una habitación ultra secreta que se encuentra fuera del despacho de la alcaide, ésta le reprende a Enma por romper la única regla fundamental de la prisión: No quitarse la cera de su coño.
Las suplicas de Enma caen en oídos sordos… La alcaide le debe enseñar una lección por su desobediencia.
La Cámara es una habitación que la alcaide ha construido para doblegar a las reclusas más incorregibles… Se encuentra en marcado contraste con el resto de la prisión, que es toda piedra gris y barras negras… Esta habitación, en particular, es de color blanco brillante con muchas luces e instrumentos de castigo que adornan las paredes.
Una vez dentro, Enma ve a otra chica, una mujer que le recuerda vagamente a un miembro de las guardias… Ella tampoco está aquí por su propia voluntad… Parece que esta chica está siendo disciplinada por acciones impropias de una guardia.
Esta chica está desnuda y atada firmemente a una mesa de acero ubicada en el centro de la habitación... Ella parece ser un poco mayor que Enma, quizás de unos veinticuatro años, y tiene una expresión muy preocupada en su rostro.
Enma es empujada bruscamente a su lado en una mesa idéntica y colocada sobre ella y sujeta firmemente.
La alcaide dice ominosa:
- "Enma, espero que nunca más tenga que administrarte este castigo durante tu encarcelamiento, pero debes aprender una lección… Las reglas son para cumplirlas, especialmente cuando las dicto yo.
“En cuanto a ti, Diana, sabes por qué estás aquí… Muchas jóvenes lesbianas desearían que les diera este trabajo, y así es como me pagas… Hoy, esto te servirá como tu castigo… Si aún quieres tu trabajo después de que hayamos terminado, te lo daré, sin embargo, cualquier otra infracción será tu despido inmediato de esta instalación… ¿Te lo estoy dejando claro?
- "Sí alcaide, lo siento… Gracias por esta segunda oportunidad."
Parece que Diana fue una de los guardias de servicio en el bloque de Enma la noche anterior… Era ella quien debía vigilar a la nueva interna… En cambio, ella estaba ocupada obligando a lamer su coño a otra de las nuevas reclusas... La guardia ahora tendrá que pagar un alto precio por una indiscreción tan estúpida que cometió.
El alcaide reviso cuidadosamente las ataduras de cada chica... Satisfecha de que estén lo suficientemente apretadas, ella asiente a la guardia que lo hizo... Luego, esta misma guardia trae un carro y lo coloca entre las mesas que separan a las dos chicas.
Son dispositivos eléctricos y una gran variedad de cables... Enma y Diana se miran la una a la otra… Cada una comprende el miedo que la otra está sintiendo... Cada una sabe que cualquier cosa que vaya a pasar, lo pasarán juntas.
Al inspeccionar el contenido del carrito, la alcaide se permite una sonrisa disfrutando este momento.
Con cuidado comienza a colocar un juego de electrodos negros en cada uno de los pezones de Enma… Le aplica generosamente una pasta especial para asegurar que no se desprendan durante el ‘procedimiento’.
Enma espera contra toda esperanza que la alcaide se detenga allí, pero nota como le pasa su mano por el aún dolorido coño y se lo acaricia por un breve momento antes de aplicar dos toques de la sustancia pegajosa transparente a cada lado de los labios de su vagina… Luego pinza los electrodos con cuidado en ese lugar.
"¡Por favor, por favor no hagas esto!... Te lo ruego… ¡Haré cualquier cosa!"
"Harás cualquier cosa de todos modos, querida, y además, como pronto aprenderás, prefiero disfrutar de esto."
Enma solo puede mirar y esperar mientras la alcaide repite el mismo procedimiento en el bonito cuerpo de Diana… Sin embargo, la guardia se mantiene en silencio… Enma piensa que Diana sabe mejor que nadie que suplicar, es perder el tiempo en una perra de corazón frío como es la alcaide.
A Enma le ofrece la opción de una venda, pero ella la rechaza… Por último, en un extremo de maldad, la alcaide coge una botella de spray y la aprieta varias veces sobre el coño de Enma… La humedad aumentará la conductividad y el dolor, le dice… El proceso de preparación está terminado… La alcaide está lista para enviar un mensaje que ninguna de estas chicas olvidará jamás.
Ella mira por última vez a Enma, le hace un guiño y luego baja la mano... La guardia mueve obedientemente la palanca de voltaje, provocando inmediatamente la respuesta de Enma.
Una punzada de electricidad penetrante atraviesa sus pezones y su coño, causando un dolor agonizante… Su grito es tan fuerte que sorprende incluso a las guardias que normalmente tienen la cara de piedra… Sus extremidades luchan contra las restricciones de metal ultra seguras que la sujetan… Enma empuja su cuerpo hacia arriba en un salvaje intento de liberarse.
Diana mira con horror mientras ve a la bella y convulsa muchacha de dieciocho años de edad salvajemente torturada… Momentos después se acabó todo al volver la palanca a cero watios… El cuerpo de Enma regresó, agotado, a su posición sobre la mesa.
- "Tu turno cariño!", dice burlonamente la alcaide mientras ordena la descarga... La guardia acelera la palanca y en segundos la corriente llega hasta los puntos donde esta conectada… la reacción de Diana es la misma que la de Enma.
Llegados a este punto la alcaide podría detenerse, cualquier mujer sana lo haría... La lección ha sido enseñada... Puede estar segura de que ninguna de estas chicas volverá a desobedecer… Pero ella sabe, por experiencia, que hay que seguir castigando para desalentar cualquier conducta inapropiada.
Ella se acerca a Enma y observa que todavía respira pesadamente y su cuerpo esta cubierto de sudor… Con cuidado, comprueba los electrodos entre las piernas de su prisionera y luego los pezones. Satisfecho de que todavía están en su lugar, pide otra descarga de electricidad.
El cuerpo de Enma se tensa y se retuerce cuando la corriente azota su coño y tetas nuevamente... Los gritos, ahora son incluso más fuertes que antes, pero no tienen efecto de piedad en la alcaide... Ella ha escuchado muchos y mucho peores durante su larga carrera… Ella es sádica, pero no es estúpida.
Enma es joven y fuerte y su valor muy alto… El cuerpo de Enma es capaz de un castigo mucho peor que este… Como experta en la tortura de la carne de una hembra joven, la alcaide conoce el punto de ruptura de esta niña y está muy lejos de lograrlo, de momento.
La alcaide se acerca a Enma… Ella la acaricia suavemente y frota sus manos sobre su cuerpo empapado sudor... En este punto, ella sabe que Enma hará cualquier cosa para ser liberada… Pero aún no es hora. A veces, los mensajes deben enviarse a personas distintas de las víctimas para que lo reciban y no cometan errores.
Los guardias deben recordar constantemente que la alcaide es la gobernante incondicional de la prisión… Una persona en su posición nunca puede permitirse mostrar debilidad… Desafortunadamente para Enma, ella actuará como la mensajera.
Este mensaje tiene el resultado deseado… La alcaide puede ver que las guardias están sorprendidas por su nivel de maldad… Ahora están empezando a sentirse un poco incómodas ya que la adolescente está preparada para recibir una tercera descarga.
La alcaide ordena que le pongan la mordaza en su boca antes de recibir una nueva descarga… Dos de los guardias luchan por meterle en su boca una mordaza que es una polla… Las lágrimas brotan de sus ojos mientras sacude su cabeza salvajemente… Por fin las guardias lo consiguen y el castigo puede continuar.
Enma espera en silencio mientras la alcaide ordena que suelten de sus ataduras a la rebelde Diana… Agradecida, la mujer cae de rodillas y besa las brillantes botas la alcaide, que le ordena hacerse cargo de la manivela de descarga... Es Diana quien le dará la próxima descarga a Enma... Hace sólo unos momentos experimentaron el mismo dolor intenso, ahora ella lo infligirá.
La guardia desnuda pone su mano obedientemente en la manivela y espera la orden… Momentos más tarde llega y ella empuja su mano hacia abajo, manteniéndola en su lugar por lo que Enma cree que será para siempre… La mordaza afortunadamente amortigua sus gritos... Sólo la saliva se las arregla para escurrirse de la boca antes de que por fin se desmaye.
Enma se despierta en el frío suelo del despacho de la alcaide desnuda y con grilletes... Trata de ponerse de rodillas mientras se da cuenta de que ha sido limpiada… Todo el gel que cubría sus tetas y su coño ha sido lavado… Ella se toca a sí misma por primera vez, aliviando su dolorida vagina.
Después de unos minutos, una puerta se abre y la alcaide entra… Enma intenta escapar… Esto divierte a la alcaide.
- "No siempre tiene que ser así, si obedeces mis reglas, Enma… No me gusta hacerle ese tipo de cosas a ninguna chica", le dice mintiendo.
La alcaide la ayuda a levantarse y Enma solo puede dar pequeños pasos, por lo corta que es la cadena de sus pies, hasta una pesada puerta de armario… Dentro hay una gran variedad de lo que a Enma le dice que son cinturones de castidad… Hay una gran variedad de ellos en cuero y acero, cada uno diseñado para proteger los tesoros más íntimos de una chica.
- "Quizás el incidente de ayer fue por mi culpa… Si te hubiera puesto uno de estos a tu llegada, entonces nada habría sucedido… Pero una vez ha sucedido, creo que serás una mejor reclusa por haberlo sufrido."
Enma, disgustada, sabiamente mantiene la boca cerrada… La alcaide le ordena que elija uno de los cinturones del armario.
Este dispositivo, le dice, lo llevará siempre... Así estará segura de que tendrá toda la protección en sus genitales... Ninguno le gusta, pero finalmente selecciona uno que parece ofrecer la mayor comodidad… La alcaide asiente con aprobación.
Ella toma el cinturón de castidad y le ordena a Enma que se ponga de pie... Poniéndose detrás de Enma, coge el cinturón con una mano y con la otra acaricia suavemente el dolorido coño de Enma... La joven está demasiado asustada para alejarse mientras la palma de la mano de la alcaide permanece allí por un momento innecesariamente largo.
- "Ya sabes Enma, cuando aprendas a obedecer las reglas, verás que este no tiene que ser un lugar tan malo… Vas a estar aquí por ocho años y quiero que seamos amigas, ¿no?"
Enma no responde.
- "No creo que te vayan a conceder la libertad condicional anticipada, ya que estoy en la junta de libertad condicional… Te sugiero que te acostumbres a la idea de que otras mujeres tengan el control completo de tu cuerpo porque así es como va a ser mientras estés dentro de estas paredes", le aclara la alcaide.
Enma se estremece cuando la alcaide encaja el cinturón de castidad en su lugar y coloca la llave en su collar, que cuelga muy bien entre su impresionante pecho.
- "Tengo otra cosa que quiero que uses, Enma… Ven aquí", le ordena la alcaide.
En su escritorio hay un grueso collar de esclava, en cuero, con varios anillos de acero
- "Al igual que todas las jóvenes en este centro, lo llevarás en TODO momento, es decir al bañarse, dormir, etc… No te lo quitarás hasta que termines tu condena."
Enma tragó ante otra indignidad que le impone... La alcaide cogió el collar y le pidió a Enma que se arrodillase... Luego, inclinó la cabeza hacia adelante y apartándole su largo y rubio pelo del cuello, le puso el collar y se lo ajustó alrededor de su cuello... Enma escucho el sonido de un "clic" cuando lo cerro con un pequeño candado… Una vez Enma se puso de pie, vio la llave colocada en un estante detrás del escritorio del director, junto con otras tantas llaves.
- "Antes de que te lleven de vuelta a tu celda, hay una cosa más que me gustaría que vieras… Por favor, ven aquí."
Enma obedientemente sigue a la alcaide hasta una habitación contigua… Dentro hay un dormitorio bien equipado... La cama tiene cuatro postes, uno en cada extremo, con lujosas sábanas y almohadas mullidas y suaves… Las paredes están revestidas de madera oscura y abundan las luces suaves… La puerta se cierra automáticamente detrás de ella.
- "En esta habitación, querida, es donde se te dará la oportunidad para que la vida aquí sea mucho más fácil para ti... Muchas jóvenes de esta prisión han recortado su sentencia al trabajar bien aquí… Esperó que comprendas lo que te digo."
Enma entendió perfectamente lo que eso significa.
La alcaide le hace un gesto a Enma para que se una a ella en medio de la cama... Y ella obedece a regañadientes… Una vez en la cama, la alcaide suavemente coloca a Enma de espaldas y su cabeza sobre una de las suaves almohadas... Ella nota la aprehensión de la joven… Después de tanto dolor en los últimos días, la alcaide apenas podía culparla por estar asustada.
Enma sabe lo que está por venir y no puede hacer nada al respecto... Ella va a tener su primera experiencia lésbica.
La alcaide se levanta de la cama y extiende el brazo derecho de Enma por encima de su cabeza... Allí le aguarda un puño de cuero en la muñeca… El procedimiento se repite con la mano izquierda.
- "Tardarás algún tiempo, quizás unos meses, antes de que te permita subir a esta cama sin estar atada... Hay veces en que necesitarás una gran disciplina para aceptar lo que sucede aquí... Y ahora sé que no estás preparada para esto."
La alcaide se mueve hacia el otro lado de la cama y asegura los tobillos de Enma en su lugar en los postes en las otras dos esquinas… Enma, completamente atada, se encuentra ahora abierta de brazos y piernas en la cama.
- "Tengo otra sorpresa para ti querida… Hay alguien que me gustaría presentarte."
La cara de Enma está girada a su derecha cuando la alcaide abre una puerta a su habitación... Lentamente una joven emerge de las sombras… Ella lleva un traje de animadora de su Universidad… ¡No, no puede ser… Pero lo es… La chica es Brandy.
"Hola Enma, ¿cómo estás?", le preguntó Brandy mientras se acerca a Enma, disfrutando de la forma en que la alcaide la ha atado.
"¿Qué estás haciendo aquí?", le pregunta sorprendida Enma.
"Parece que lo has olvidado, mi madre es una persona poderosa en este estado, muy poderosa como puedes ver."
Brandy comienza a pasar su mano lentamente por el muslo de Enma.
"Por favor, ayúdame a salir de aquí… No hice nada", le pide Enma.
"¿Por qué he de ayudarte a salir cuando soy la que te puso aquí?
Brandy y la alcaide comparten una risa mientras Enma mira con incredulidad a las dos mujeres.
Tras escuchar estas palabras, todo comenzó ahora a tener sentido... Brandy la enredó por rechazar sus repetidas intenciones de querer tener sexo con ella... Enma siempre lo sospechó, más aún cuando esta perra le guiñó un ojo cuando la metían en el coche patrulla… Ahora, al escuchar esto, su shock fue tremendo.
El tiempo pareció congelarse momentáneamente y apenas se dio cuenta de que Brandy se estaba aprovechando del cuerpo de Enma… Lo que ella le negó hace unos meses ahora estaba bien disponible.
Ella acarició la tierna piel de Enma y le palpó sus firmes pechos... Le apretó sus pezones todo lo que quiso, sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo.
Las manos de Brandy bajaron hacia su cinturón de castidad… Ella mira al alcaide, quien asiente y se quita el collar con la llave y se lo da a Brandy… Antes de salir de la habitación, abre un par de grandes puertas de armarios de madera… Dentro están todo tipo de ataduras y dispositivos de tortura imaginables... Enma sintió otro nudo en la garganta cuando vio que Brandy le ofrecía otra pequeña y siniestra sonrisa.
- "Gracias… voy a divertirme esta noche, con mi pequeña perra."
Brandy camina hacia el armario y mira algunos consoladores de correa bastante grandes.
- "Tendremos mucho tiempo para todo esto."
Brandy cogió algunos objetos pequeños de plástico y volvió a la cama… Una vez allí, se lamió los labios y luego cerró su boca en el pezón de la teta derecha de Enma… Lo chupó durante un minuto y se lo estiró con fuerza con sus dientes… El pezón se puso duro y ella le puso una pinza al pezón… Enma casi gritó, pero aguantó mientras vió como Brandy le chupaba el pezón de la teta izquierda... Momentos después, la pinza también estuvo colocada en este pezón.
- "Desde el día en que te vi por primera vez en el vestuario, te amé y quise estar contigo… Pero todo lo que hiciste fue darme la espalda… No me quedó más remedio que hacer esto para poder coger lo que no me darías nunca… Te he puesto en este lugar horrible durante ocho malditos años, y no hay nada que alguien pueda hacer al respecto… Todo lo que puedo hacer es decirle a la alcaide que fuiste buena conmigo y ella que te lo tenga en cuenta", le dijo Brandy.
Enma miró a su ex compañera de equipo… Sus ojos se encontraron brevemente mientras miraba sus palpitantes tetas, esperando que Brandy le quite las dolorosas pinzas, pero ella ignora su insinuación.
A continuación, Brandy se levanta su falda enseñándole sus bragas... Lentamente, se las baja y las deja caer al suelo.
- "Hay algo que quiero que hagas por mí, algo que he querido durante mucho tiempo", le dice.
Se sube a la cama y se planta sobre los pechos de Enma, agregando peso a sus doloridas tetas… Brandy vuelve a levantarse la falda para mostrarle a Enma una visión clara de su coño bien arreglado.
Lentamente, ella mueve sus rodillas hacia delante, colocando su coño directamente sobre la boca de Enma.
- "Sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad?"
Brandy mira a los ojos de Enma, ahora llenos de lágrimas… La perra mimada apenas podía contenerse de emoción... Casi un año después de haber sido humillada en el vestuario de la niña, ahora ha llegado a esto… Su sueño de que Enma la complaciera oralmente está a punto de realizarse.
Por fin, Brandy pudo sentir lentamente la lengua de Enma, y a regañadientes, lamerle su coño.
El placer se hizo cada vez más intenso a medida que la lengua de Enma exploraba más y más profundamente el coño de Brandy.
Finalmente Brandy tuvo el orgasmo más tremendo de la vida, brindándole alivio y una justificación de todo lo que le ha hecho a Enma.
Brandy se levanta de la cara de Enma y se coloca junto a su ex compañera de clase… Ella mira la tierna y empapada cara de su ex compañera de clase y le da un suave beso en los labios, probando sus propios jugos antes de levantarse bruscamente.
- "Vas a esperarme aquí una vez a la semana, y si eres buena, tal vez no tenga que encadenarte".
Enma, aún en shock, espera a que Brandy la suelte y le quite las pinzas… Pero tendrá que esperar mucho tiempo... Brandy salió de la habitación y apagó las luces, dejando que Enma reflexionara sobre todo lo que habría hecho de manera diferente ese día fatídico en el vestuario hace meses y que ahora está pagando por ello.
Y cuando por fin las luces se encendieron, vio con horror, la figura desnuda de la alcaide, que con un latigo en la mano y un enorme dildo colgando se acercaba a ella sonriendo... De nuevo tendría que esforzarse en dar el mayor placer posible... Sabía que esto se repetiría continuamente y sus ojos se inundaron de lágrimas.
F I N