El entrenador (y 11)

El final de la saga.

La temporada baloncestística avanza rápidamente.

Con Daniel totalmente integrado en el equipo las cosas marchan de maravilla, en lo profesional y en lo personal.

Los rumores por el campus no han aumentado. Todo el mundo da por sabido que Aarón y Jacob son pareja, aunque ya no se comenta nada de sus encuentros sexuales. Nuestra táctica ha obtenido los frutos deseados. Además con ello hemos ganado que una vez al mes, más o menos, el sexo en grupo nos saque un poco de la monotonía, si es que se puede decir que exista en ambas parejas.

Pasados un par de meses, cuando ya no nos lo esperábamos, aparece por casa Cristian. Nos pilla recostados en el sofá viendo la tele. Daniel, como ya sabéis como su mama le trajo al mundo y por mi parte, ataviado sin nada más que el consabido y confortable peto vaquero.

Cuando le abro la puerta me observa sorprendido y divertido, pero cuando le invito a pasar al salón y se encuentra con Daniel pasa automáticamente a ruborizarse.

La distendida conversación mientras merendamos alguna cosilla que preparo para la ocasión va relajando al chaval, que ya se comporta con total naturalidad.

¿Ya has vuelto a mojar? – pregunta siempre incisivo Dani.

¡Que va! – responde alegremente Cris – Nada de nada.

Has buscado algo – me intereso – o simplemente no te apetecía.

La verdad que no mucho – relata ya más serio – Ya sabéis, chatear algo. Pero personalmente me da mucho corte y no conozco sitios de ambiente. Además nunca iría solo por ahí.

Pues en los chat siempre hay gente interesada – comenta Dani mientras recibe mi mirada más venenosa – Hay pillas cacho seguro.

¡Tú que sabrás! – le recrimino mientras me lanzo sobre el haciéndole cosquillas.

¡Ahí! Deja – protesta repeliendo mi ataque – ¿no dices siempre que no eres celoso? Además solo lo hago para vacilar.

En esas estamos, cuando se abre la puerta y Jacob aparece en el salón.

Hola chicos, ¿Cómo estáis? – saluda - ¿No ha llegado Aarón?

Nop – contesta Dani, pasando a presentar al nuevo – Este es Cristian del equipo mayor, ya te sonara del campus.

Encantado – responde mientras se dan la mano – si, y de veros entrenar.

Jacob se une a la merienda. La conversación se vuelve más normal, si me permitís la expresión. Un rato después por fin aparece Aarón, tras saludar al resto, con naturalidad se sienta junto a su novio con intención de regalarle un cariñoso beso. Jacob, violento por la presencia del nuevo, se tensa en exceso.

Tranquilo – le rescata Daniel carcajeándose – que Cristian es un buen amigo nuestro. Relájate un poquito.

No es eso – se defiende el muchacho compartiendo el beso – es la costumbre a cortarme en publico.

Ahora todos reímos. Cristian observa las caricias mutuas de los chicos con curiosidad. Tras un rato más de charla, Jacob y Aarón suben a la habitación con la excusa de mirar algo en Internet para un trabajo de clase. Daniel divertido por la tonta e innecesaria excusa, se ofrece a ayudarles en el caso de que no encuentren lo que buscan, lo que motiva nuevas risas.

Se lo van a montar, ¿verdad? – pregunta curioso cuando los chicos ya han salido.

No se – le respondo expectante por su curiosidad - ¿Qué crees?

Si estuviese en su lugar lo haría –contesta con cierto morbo en su tono y una prominente erección.

Pues ya sabes que con nosotros lo tienes fácil – le susurra Dani moviéndose junto al chico, mientras con una mano masajea su muslo.

Inmediatamente se funden en un apasionado beso. La desnuda verga de Daniel va tomando forma a la vez que el bulto de Cris crece. Tras recoger un poco la sala, me uno a la pareja. Ellos continúan con el morreo y el magreo sin ninguna prisa. Para mí el mejor premio. Masajeo ambas piezas, la uno directamente, la otra sobre el vaquero de Cris, quien rápidamente, se desprende del pantalón para sentir mejor mis caricias.

Mi boca recorre ambos falos alternativamente. Los muchachos solo descansan para observarme trabajar. Incorporándoles del sofá, adivinan mis intenciones y aproximan los glandes de sus miembros lo más posible, permitiéndome meter parte de ambas cabezas en mi boca. El momento es muy caliente y los gemidos de los chicos así lo confirman. Pasados varios minutos de saborearles, Cris propone cambiar de escenario.

Vamos al cuarto – comenta entre jadeos – no sea que bajen los chicos y nos pillen.

No te apures – responde un caliente Daniel – no se van a asustar de nada.

Pero a mí si que me da corte – ruega el muchacho.

Con pesar por el momento, me levanto del suelo para acompañarles a la habitación.

Por el camino más morreos y caricias hacen que parezca imposible llegar a la meta, la cama.

El cuarto, ya conocido por el chico de la experiencia anterior, enseguida sube de temperatura a medida que avanza la acción. Cuando los tres estamos acoplados y disfrutando, se abre la puerta repentinamente.

¿Podemos unirnos? – se escucha la voz alegre de Jacob.

Al tiempo los novios aparecen por la puerta, completamente desnudos y en plena erección. De un brinco Cristian se tira de la cama por el lado contrario intentando ocultarse. El corte de los intrusos al darse cuenta de la situación es instantáneo, volviendo a salir, entre grititos y cerrando de nuevo tras de ellos.

No seáis bobos – grita Daniel.

La puerta se abre de nuevo, ahora despacio y aparece la cabeza de un tímido Aarón.

Pensábamos que estabais solos – comenta – no queremos interrumpir.

Anda, calla y pasa – protesta Daniel medio enojado – y tú sal de ahí, que ya sois mayorcitos para escondidas.

¡Que vergüenza! – dice Jacob asomando su cabeza junto a la cama.

Aarón y Jacob pasan de la mano a la estancia, del susto sus herramientas han regresado a la normalidad, mientras Cris se incorpora de nuevo a la cama quedándose boca abajo junto a Daniel. Por mi parte, desde las nalgas de mi chico observo divertido como transcurren los acontecimientos.

¿Os apetece el grupo? – aún duda Jacob.

Ya estábamos en grupo – suelta Daniel – por un par más no pasa nada.

Quizás Cristian no se sienta cómodo – les digo mientras observo al cortado chico.

Es fuerte – suelta observando los cuerpos de los intrusos – pero si a ellos nos les importa.

Los chicos se acomodan como pueden en el poco espacio disponible, por lo que tras un momento de duda, y risitas picaras, les propongo apartarla y echar las colchas al suelo. Al momento los jubilosos chicos se prestan al movimiento de muebles y al poco estamos acariciando piel sobre las sabanas y cojines extendidos en el piso.

Las combinaciones posibles son infinitas y poco a poco se van sucediendo con toda naturalidad. Un al principio más cortado Cristian se mueve ahora como pez en el agua entre los cuerpos de sus compañeros. Por una vez, me dedico más a observar la acción que ha participar, regocijándome a cada momento del pensamiento de haber sido yo quien ha estrenado aquellos cinco culitos vírgenes, que ahora se prestan en todo su esplendor a los placeres que los demás les quieren otorgar gustosamente.

En este momento, la increíble polla de Jacob, trabaja sin descanso el culo de Cristian, cuyo rostro es la viva expresión del placer. Continuos gestos de su rostro acompañan a cada movimiento del penetrador. Un vigoroso gemido anuncia el final del acto, momento que el embestido aprovecha para reposar sobre la colcha. Jacob por su parte, extrae la dolorida herramienta con cuidado de la agradecida funda, momento que aprovecha Aarón, para con su lengua limpiar y reponer en lo posible el estilete de su amado.

Ya tenia ganas de que esa preciosidad me taladrase – murmura Cristian aún sin abrir los ojos.

¿Y de que conoces tú "esa preciosidad" si puede saberse? Grita con retintín un sorprendido Aarón dejando de inmediato su delicado trabajo.

¿Conocer? – intenta disimular Cristian – ¿Que te hace pensar eso?

De un salto, Aarón se sienta sobre el pecho de Cris como si de una llave de judo se tratase, mientras con sus manos sujeta las muñecas del atemorizado muchacho con fuerza., dispuesto a sacarle la verdad como sea.

A ver monada – le espeta a la cara – dime la verdad o te machaco aquí mismo.

Cuando se ve dominador de la situación comienza a jugar con el pobre chaval. Incorporándose un poco sobre su posición, comienza a darle golpecitos en los papos con su morcillona polla, mientras continúa el interrogatorio.

Así que le niño tenia ganas de que le follase mi novio, ¿verdad? – le pregunta – pero ¿de que sabias tú como era su verga?

Anda Aarón no seas crío – le chilla Jacob – déjale en paz, que bastante susto tiene el pobre.

Tú cállate – le responde el celoso sin dar tregua a su presa – que luego me tienes que explicar todo esto.

Daniel y yo, una vez más hacemos de testigos de la graciosa situación, pendientes de que la cosa no vaya a mayores, no en vano, es mi casa y mi responsabilidad.

En serio – intenta hablar Cris, evitando los golpes de polla de Aarón – no he querido decir que la conocía. Me has entendido mal.

Lo he pillado perfectamente – le contesta con voz amenazadora aún – o hablas o será peor, majete.

¡Está bien! – se rinde al fin – te lo diré, pero tienes que soltarme.

Dubitativo, Aarón va soltando a su presa. Cristian se va incorporando poco a poco, mientras se duele de las zonas aprisionadas, para dirigirse al baño. Al levantarse y caminar, un hilillo de semen brota de sus enrojecido culo.

Joder Aarón – le apunta Daniel señalandole – le acaba de follar como un animal y resulta que te picas por un comentario.

No me importa que se lo folle si yo estoy delante – responde con brusquedad – pero no me gusta que me ponga los cuernos.

Sabes que no te he puesto los cuernos – regaña Jacob – como te lo tengo que decir.

Pues haber, que se explique el niñato ese – pide Aarón bruscamente.

Está bien. – comenta Cris volviendo del baño – aunque me da mucha vergüenza, os lo voy a contar. El comentario se me ha escapado porque no creo que en el campus haya dos pollones como ese. Es clavadita a una con la que he jugado un par de veces en los baños de la residencia y que no tengo para olvidar. La verdad que aunque no os lo creáis, no sabia de quien se trataba y la verdad que muchas pajas han caído pensando que me follaba.

¡Coño! – soltó Jacob.

¡El de la mampara! – protesto entre mosqueado y sorprendido Aarón.

¡Joder! – Chilla jocoso Daniel – Vaya coincidencia.

Así que es cierto – murmura alegre Cris – Cuando me la estabas clavando, me ponía mogollón imaginarme que eras tú el de los baños.

Es increíble – sentencio – Mira que ir a juntaros en mi casa para conoceros mientras montamos una cama redonda.

Aarón sale de la habitación, enseguida es seguido por su novio. Cristian se queda embobado mirando a la puerta, mientras Daniel le acaricia los hombros intentando consolar al enamorado solitario que acaba de poner cara al protagonista de sus numerosas fantasías.

Me puedo quedar a dormir – habla finalmente – No me apetece ir al cuarto y estar solo.

Como podemos, arreglamos la habitación y nos acostamos. Cris se sitúa entre ambos, donde recibe nuestro calor, para conciliar un reparador sueño. Los acontecimientos han sido demasiado emotivos finalmente.

¿Crees que se le pasara? – susurra Daniel cuando Cristian duerme profundamente – ¿Que asumirá que Jacob no esta solo?

No se – le respondo alargando mi mano sobre Cris para rozar el pelo de Dani – El amor es ciego y quizás no sepa darse cuenta de la realidad. Tendremos que ayudarle si lo pide.

Si – sentencia mientras su mano acaricia la mía complacido.

Finalmente nos dormimos los tres. Me imagino que más complicado debe ser conciliar el sueño en la otra habitación, aunque se que ambos son buenos chicos y seguro que arreglaran pronto el problema.

El despertador rompe la paz ganada en las últimas horas.

En la cama, a mi lado esta Cris, de costado con su estilete apoyado en mi muslo. A su espalda, Daniel, aún dormido, realiza sutiles movimientos pélvicos, como si le estubiese ensartando, pero sin tenerla dentro. ¿Qué estará soñando? Eso pienso cuando una sonrisa en el rostro de Cris me indica que esta despierto.

¿Si me muevo se despertara? – susurra – Está dormido, ¿verdad?

SI te molesta despiertale – le comento.

No, dejale – responde risueño – es muy agradable. Lastima que no este soñando conmigo.

¿Porque no? – le indico.

Lleva un rato diciendo tu nombre – replica de nuevo sonriente.

El chico a estado buen rato aguantando la posición mientras Daniel tiene su sueño erótico. Con un beso en los labio, agradezco su gesto, que el responde goloso.

Tras dejarles solos, me desperezo en el baño, para agasajar a tanto invitado con un reparador desayuno y evaluar la situación de antemano.

En la cocina aparece Jacob aún desnudo, pero recién duchado, quien sin complejos se pega a mí, para por encima de mi hombro, observar lo que preparo. Con un tenedor le doy a probar el revuelto. Tras degustarlo, en agradecimiento me regala un beso y alegremente se vuelve al cuarto en busca de su novio.

Poco después, ambos muchachos están sentados a la mesa dando buena cuenta de lo servido, únicamente ataviados con sendos tangas morados que les marca un bulto sensacional, sobre todo a Jacob.

¿Os molesta la presencia de Cristian? – quiero aclarar – De ser así le pediré que no vuelva. No necesitamos escándalos de ningún tipo y menos peleas por celos.

No, para nada – habla Jacob observando comer a Aarón – lo hemos hablado y aclarado todo y no hay ningún problema. Si él se siente cómodo, nosotros lo tenemos superado.

Pero quizás él no lo tenga tan superado – les explico – hoy a dormido aquí y creo que siente algo por ti, Jacob.

El sexo nos gusta – habla Aarón con decisión – bien lo sabes, y no nos importa compartir experiencias. Pero nuestra relación es fuerte y no se resiente por eso. Si busca algo más que sexo, lo tendrá que asumir y buscar en otro lado.

Daniel aparece aún medio dormido en la cocina.

¿Te apetece algo? – le pregunto.

¿No tuviste suficiente anoche? – bromea mientras se hace con una tostada y la devora.

No seas tonto – le suplico – ¿Cris?

Se esta duchando – aclara observando a los muchachos – Ahora baja a desayunar.

Efectivamente allí aparece Cristian. Con el pelo aún húmedo y mi peto como única prenda.

¿Te importa? – me comenta – Tenía ganas de probar como es.

Para nada – le confirmo mientras admiro su cuerpo – pero te quedan algo grandes. Mejor si Daniel te deja unos suyos, y los llevas hoy a clase.

Sería genial – responde el chico entusiasmado – siempre que no sea una molestia.

Que va – dice Daniel convencido, dirigiéndose a su cuarto – cuando termines, sube y lo arreglamos.

Nosotros también nos vamos a preparar – se despiden los novios luciendo sus cuerpos y los tanguitas.

Que chulada – apostilla Cris cuando ya han salido los chicos – Se les ve muy bien.

Si quieres, Daniel también te puede dejar uno así – le cuento recogiendo la mesa.

Me encantaría – comenta – pero me refería a que se les ve muy bien juntos, que se nota que se quieren.

¿Y tú como estas? – le pregunto serio.

Bueno – responde mirando al suelo mientras juguetea con el cierre del tirante del pantalón – Por un lado súper feliz de saber por fin quien era el chico del baño. Por otro, imagínate. Un sueño imposible ahora mismo.

Quien sabe – le comento – solo era una polla sin identificar y has conseguido lo que querías, disfrutar con ella a tope. Para enamorarse hay que conocer a la persona e intimar.

Lo se – responde alegre – por eso no te preocupes por mí. Sigo buscando a mi chico.

Me alegro – le respondo satisfecho.

Levantándose de su silla, se acerca a mi lado. Mi prenda le queda enorme y desde mi posición puedo apreciar por el interior su durísimo miembro. Asiéndolo de la cintura lo siento en la encimera, para tras desabrochar los tirantes y dejar caer en sus muslos el babero y hacerle allí mismo una buena mamada como premio por la madurez que me ha demostrado. El buen trabajo siempre obtiene el premio merecido. Tras degustar goloso el fruto de sus huevos y asegurar dejarlo bien limpito, le vuelvo a colocar bien su prenda.

Daniel te esta esperando – le comento saboreando sus labios – no te olvides del tanga, es algo especial combinado con el peto.

Cuando le libero, de un salto baja de la encimera, para rápidamente dirigirse al encuentro de mi chico.

Aarón y Jacob vuelven ya dispuestos a marcharse al centro. Ambos van guapísimos y así se lo hago saber. A las bermudas militares que compro con Dani, Aarón las acompaña con una camiseta roja y una sudadera blanca con capucha, que según me hace saber le ha regalado Jacob. Este por su parte se viste con unas bermudas vaqueras tipo carpintero que le ajustan bastante, y una sudadera surfer azul celeste. En agradecimiento me dedican un beso de despedida, que sin duda saboreo.

Con la cocina recogida, me dirijo a vestirme. Con curiosidad voy a la habitación de Daniel para ver como van los chicos. Sobre la cama esta la ropa que se supone tendría que tener Cristian puesta, tanga rosa incluida. En el suelo adivino lo que parece ser las bermudas quiksilver de Daniel, pero ni rastro de ambos muchachos.

Al entrar a mi habitación les escucho reírse. Los sonidos vienen del baño. Efectivamente allí se encuentra Cristian inmerso en el jacuzzi, pero ni rastro de Daniel, cuando me dispongo a preguntarle por mi chico, súbitamente su cabeza emerge en el agua. Según estoy, me meto también a compartir los juegos. Creo que hoy llegaremos tarde los tres.


Por supuesto que la historia no finaliza aquí, aunque pienso que es hora de dejarla correr.

Tristemente la realidad nunca es tan idílica como nos gustaría y por ello no quiero ahondar más en esta relación a dos, tres y cinco bandas por momentos.

Si decir, que Aarón y Jacob siguen siendo felices y que seguramente compartirán su vida por siempre jamás. Seguimos en contacto y cuando el azar les sitúa en mi actual residencia, aún compartimos momentos íntimos y por supuesto agradables.

De Cristian, después de finalizar aquel curso, no volvimos a saber más. Dejo el centro, seguramente en busca de ese chico que le hiciera feliz. Desde aquí le deseo que lo haya encontrado. A ese o al menos a otros que aunque sea, por un momento le hayan dado placer y felicidad.

Daniel y yo, no estamos juntos.

La vida es cruel y aunque no medió el escándalo en ello, el destino, como nos unió, también nos separo.

Su carrera como deportista de élite ha continuado en aumento y precisamente el éxito profesional de ambos ha mediado en la separación definitiva. Mi carrera como entrenador sigue su curso y tampoco me puedo quejar, ya que vivo de ello, cosa que no todo el mundo que lo desea puede decir, y holgadamente. El destino, como digo, nos separo aunque durante un tiempo hemos coincidido y mantenido contactos esporádicos, finalmente la ruptura fue inevitable.

Ahora este contacto únicamente es telefónico o vía Internet, somos buenos amigos. Además esta en el otro lado del mundo. Me ha contado que ha conocido a alguien especial. Se le ve de nuevo radiante y feliz lo que me alegra muchísimo.

Yo también tengo la esperanza de volver a encontrar algún día a alguien, que llene el vacío que me ha dejado Daniel.

ikeradan@hotmail.com