El enterrador me bendijo con el espiritu santo.

Anhelaba otro encuentro con aquel maduro enterrador que tan bien sabia usar sus herramientas.

Tuve que regresar a mi pesar rápidamente a España, dejando a mi reconfortarle suegro con su hijo en Irlanda, pues una vecina de la comunidad nos avisó de que había habido una fuga de agua en nuestro piso, cayendo gran cantidad de agua al de abajo, y aunque el presidente de la comunidad cerro nuestro paso de agua, tenía que regresar para reparar y atender al seguro urgentemente.

Me llevo dos días de fontanero y seguros y acabe ajetreada con tanto de aquí para allá, pero al final solucione el problema.

Al día siguiente me acorde de como estaría el tema del cementerio de la reparaciones en la pequeña lapida de mi esposo, y si ya estaba solucionado el tema del seguro, pero para ser sincera lo que más anhelaba era volver a sentir dentro de mí el espíritu santo que poseía el enterrador y que la madre naturaleza le había otorgado para repartir gracia divina.

Me presente sin avisar y decidí esperarlo al medio día en la puerta de la casa que tenía en la entrada del mismo, donde tan gratamente me había atendido semanas atrás.

Tras una ansiosa espera, lo vi aparecer caminando acercándose con sus abalorios del trabajo, y con si típica estampa de semental sin camisa que regresaba para ducharse.

Ufff resople como una yegua en celo al verlo y más cuando me vio esperando junto al coche y soltó aquella derretidora y penetrante sonrisa masculina que me hacía perder la conciencia.

No cabía duda, me tenía aquel hombre con su garbo varonil totalmente atolondrada, pues rezumaba a macho por todos sus poros, aunque yo en concreto prefería una protuberancia que tenía bien desarrollada y con la cual me bendecía.

Soltó todo lo que llevaba en la mano para darme un beso esplendido, diciendo perdona no te abrace pero ya ves vengo medio sudando del trabajo,,,, yo le dije, ya sabes no me importa, abrazándolo una apasionadamente.

El resoplo al soltarle de ese beso y abrazo, diciendo ummm como viene mi encanto, ya sabes que te he echado mucho de menos, y deseaba regresaras rápido de ver a tu suegro de Irlanda.

Me conto mientras pasábamos dentro que ya había solucionado el tema de la fosa de Paco, mi difunto marido, y que le esperara que se iba a duchar y cambiarse rápidamente para ir a comer conmigo.

Yo le dije que vale, pero para mis adentros, estaba deseando que la comida fuese allí y que los manjares fueran nuestros cuerpos, y más cuando comenzó a quitarse el pantalón para pasar a la ducha mostrando la blancura de aquel portentoso trasero masculino que me hacía doblar las rodillas al verlo.

Contrastaba el blancor de aquel musculoso traseros con el moreno fornido de su cuerpo, y el follaje espeso y blanco de su pectoral.. Se giró para dejar la ropa sobre una silla mientras se dirigía a la ducha totalmente desnudo, y al ver el balanceo de aquel miembro semi dormido, casi pierdo la conciencia, y más cuando el sabiendo lo miraba, me lanzo una pícara sonrisa, a sabiendas que una lo deseaba con locura.

Seguía hablándome cuando oí que se metía debajo del agua, y sentí una envidia sana, el no poder ser yo aquellas gotas de agua que tan gratuitamente recorrían su cuerpo, frenándose algunas en la espesura de su vello corporal que tan sabia y gratamente adornaban aquella masculina figura.

No lo pensé ni un segundo y retirando mí ropa con premura y atolondradamente, me dirigí a acompañarlo en la ducha.

Al verme llegar volvió a sonreír y si no me coge y me abraza , me hubiera vuelto a desmayar allí mimos.. Pues era acercarme a aquel cuerpo y mis piernas perdían la fuelle que hacían mantenerme de pies.

Me dijo cariñosamente, pensé no ibas a venir, metiendo sus dedos entre mi pelo para acariciarme y besarme a la vez,,,, sus manos bajaron por mi nuca y por toda mi espalda hasta mi trasero, acariciándolo majestuosamente el mismo para atraer mi figura hacia la suya y fundirnos en una.

Los escalofríos y latigazos de placer que recorrían cada centímetro de mi cuerpo me hacía estar en otra dimensión, y más cuando mis pezones puntiagudos por la excitación del momento se incrustaban en esa maravillosa maraña de pelo lacio blanco que con una abundancia insultante adornaban a la perfección aquel varonil y masculino pectoral del que era poseedor aquel Ángel de la guarda.

El agua caía tibia en su justa medida sobre nuestros cuerpos manteniendo la temperatura ideal de ellos, aunque algunas partes estaban a punto de explotar, pues el calor que manaba de aquella fusión había hecho endurecer sabia y proporcionadamente la parte de uno a la vez que había provocado la dilatación y abertura de la cueva de otro.

Le dije sin tapujos que lo deseaba con locura y que era de lo mejor que me había sucedido últimamente, sintiendo como el palpitar de su musculo me avisaba que el sentía algo parecido.

Pensé iba a penetrarme sin miramientos allí mismo, pero gratamente para mí, se decido a besar mi cuerpo bajando desde mi cuello hasta mis muslos, recreándose más donde los dos confluían para unirse.

Entre la sabiduría y saber hacer de aquel musculo que tan bien trabajaba y que no solo usaba para hablar y el agua que se deslizaba por mis pechos haciendo una cascada sobre su cara, una no pudo ni aguantar un segundo más, y un orgasmos inmenso donde los haya, exploto con una virulencia de placer que mis gemidos despertaron a más de un alma que por allí cerca dormitaban.

Se abrió al unísono de aquella explosión de placer mi sexo y ello permitió que aquel musculo aun campara más a sus anchas y jugara con mi duro botoncito del placer que tan sabiamente sabia trabajar… pues aunque su dueño se dedicara a enterrar, más bien parecía dar vida a todo lo que tocaba.

Mis manos mesaban sus cabellos con fuerza y lujuria presionando su cabeza contra mi sexo mientras por mi boca salía el poco aliento que me permitía respirar… Los jadeos de mis quejidos de placer tenían inundada aquella casa pareciendo rebotaban en sus paredes como coros que cantan a la vida, que era la que me estaba quitando aquel macho del olimpo mientras devoraba mi sexo.

Le siguió como no podía ser de otra forma otro orgasmo de la misma intensidad, y esto le hizo levantarse pausadamente recreándose ahora en mis pechos que anhelaban el roce de su sedoso aunque mojado cril semejante al de un potro de carreras.

Baje mis manos y con fuerza las incruste entre la espesura del mismo para levantarlo tirando de él y que su boca se fundiera con la mía, ahora su lengua con sabor a mis jugos acosaba endiabladamente la mía que temerosa de aquel intruso se arrinconaba pero que también buscaba su juego.

Sentir el roce y la dureza extrema del otro miembro en la puerta de mi gruta que sabiamente cortejaba, pues con cariñosos roces su cabeza mesaba mis labios vaginales, haciendo de mi cadera un fuelle que vibrara buscando la visita de aquel intruso.

El sabiamente prorrogaba el momento de la colonización, dilatando con sapiencia ese grato momento.

Me sujeto un momento mi cara a la vez que me miraba fijamente unos segundos para yo que cesara en mis ajetreos de placer y vibraciones, a la vez que calmaba mi respiración atolondrada por el intenso placer y deseos de ser cubierta por aquel macho, y con sabios movimientos de su muslos, abrió los míos posicionándose para ensamblarse, guiando con su cadera aquel enorme miembro viril hacia la puerta del paraíso.

Llamo a la misma con delicadeza y cuando esta se abrió para dejar asomar su brillante y enorme cabeza, un golpe de cadera seco y duro, hizo que mi corazón dejara de latir unos segundos para que por mi boca entrara el aliento que rápidamente volvió a ponerlo a bombear.

Ahora aquel proporcionado y musculado trasero donde reposaban mis manos no cejaba de moverse con sabios movimientos guiando en todo momento que ensamblaje fuese perfecto, y este así lo era, pues mis repetidos orgasmos así lo delataban, convirtiendo mi cuerpo en un amasijo de placer que explosionaba constantemente ante el majestuoso trabajo de aquel alquimista del sexo.

El tiempo pareció detenerse para dar paso solo a placer mientras la fusión de aquellos nuestros cuerpos seguían bajo el agua su dulce juego.

Note su respiración algo más agitada y volviéndome a tomar mi cara para ponerla frente a la suya y mirarme fijamente, comenzó esta a expresar con gestos de placer lo que más abajo sucedía, y no era otra cosa que ir soltando con placenteras ráfagas aquel elixir que mi sexo devoraba ahora.

Su cara medio desencajada pero sin dejar de mirar la mía, era la viva expresión del sumo placer, haciéndome contagiar del mismo para regalarle al unísono mí ultimo orgasmo.

Quedaron nuestros cuerpos unos minutos en silencio, solo perturbados por el ruido del agua al caer, con su cabeza humildemente sobre mi hombro, recuperando el aliento tras aquella majestuosa faena, que si hubiera sido en las ventas o cualquier plaza de toros de España o el extranjero, hubiera copado la corta de todas las orejas y rabos que se prestaran al hecho.

Nos vestimos tras secarnos mutuamente , para dirigirnos a comer pues nos habíamos merecido un descanso y unas buenas viandas tras aquella fiesta, dejando ya esta tarde el sabor en boca de aquel explosivo encuentro que fue el preludio de otros venideros y no menos fogosos, que si ustedes quieren les contare en los próximos relatos..