El engaño

David, todo un follador, tiene que hacerse pasar por gay para conseguir un trabajo. Pero este rol le acercará a las mujeres como nunca antes había imaginado

David tiene 23 años. Es un chico físicamente espectacular. Espalda ancha y un tono muscular trabajado durante años en el gimnasio. Es alto, llegando al 1,91 de estatura. Su rostro es varonil, con profundos ojos oscuros. Su pelo, negro, generalmente muy corto al estilo militar. Le gusta llevar una barba muy rasurada, que le marque carácter en su cara. Se enorgullece de su aspecto y le saca partido siempre que puede, no obstante es un prototipo sexual para la mayoría de las mujeres. Ligar nunca a sido un problema para él, y presume de sus conquistas tratando a muchas mujeres como meros objetos de placer. La vida es un juego para él, pero cuando se llega a la adultez el juego se complica. David dejó los estudios aburrido y trabajo esporádicamente como modelo de catálogo y ropa interior. Esperaba lanzarse a una carrera hacia la fama y el dinero fácil pero hasta la fecha no ha sido así. Ahora estaba apurado porque necesitaba dinero para pagar el alquiler, hacía un par de años que había abandonado su hogar paterno y no tenía ninguna intención de regresar.

-        Ya está, aquí hay curro.

-        Déjame ver –le dijo su compañero de gimnasio tomando el móvil - ¿trabajo en sala en tienda de moda para mujeres? Olvídate de esa mierda, ahí solo cogen pibitas buenorras

David se rio, le encantaba comprar ropa y siempre que iba al centro comercial se daba una vuelta por las tiendas de ropa de mujeres. Se pavoneaba y le satisfacía sentirse observado y deseado. Ahí entraba todo tipo de mujeres, pero generalmente las dependientas eran unos bomboncitos.

-Te equivocas. Lo pone bien claro, necesitan personal masculino.

-Pues peor me lo pones. Los tíos que trabajan en esas tiendas son siempre gays.

-¿y eso por que?

-Vete a saber… Imagino que saben hablar mejor con las tías… no le miran el escote ni nada de eso… Y tú hueles a depredador a kilómetros.

-Pues si hace falta ser gay… seré el mayor gay que nunca hayan visto.

David recurrió a Miguel, uno de sus mejores amigos y desde toda la vida, declarado abiertamente homosexual. A Miguel le pareció tan cómica la situación que no dudo en ayudar a su amigo. Se divirtió afeminándolo en su forma de vestir, peinarse, etc… Pero el trabajo duro fue lograr hacerle hablar y moverse para dar el pego.. pero lo cierto es que David se lo curró y el día de la entrevista parecía un hombre mucho mas afeminado.

La entrevista no fue fácil. La mujer que lo recibió era una rubia que pasaba los 40 años. Embutida en un estrecho traje de directiva, con la camisa sospechosamente desabrochada para mostrar su escote. Demasiado maquillada y posiblemente usando alguna faja, pero lo cierto que la mujer aun estaba de buen ver. Otra puretilla que lucha contra la edad, pensó David. Esas mujeres que suspiran por volver a meterse entre las piernas una buena polla joven y vigorosa, que recuerden sus años jóvenes, acaban siendo presa fácil si se las trabaja con tacto. A David le encantaba esas mujeres. Y se dijo que si se esmeraba, se la follaría en ese mismo despacho, pero perdería el trabajo, por lo cual hizo tripas corazón y dejo de pensar con la polla.

Comenzó a trabajar en la boutique. Eran 8 chicas, 2 de ellas encargadas en diferentes turnos, y él era el único varón en plantilla. Los primeros días disfrutó siendo el centro de atención de las clientas, aunque debía de reconocer que se esmeraba más con las mujeres que consideraba “follables” que con otras. Como había supuesto, sus compañeras estaban mas cerca de los 20 que de los 30 y eran todos chicas bonitas. Pero destacaba por encima de todas la encargada Jenny. Ella tenía 21 años y el cuerpo mas perfecto que David recuerda. Una cintura de avispa pero un culo redondeado y respingón, prieto como marcaba sus mallas, y unas piernas largas de curvas bien definidas. Era alta, casi tanto como él. Su cabello negro, muy bien cuidado, le caía por la espalda hasta la cintura. Y si la vista no se quedaba en su fenomenal trasero, seguro se paraba en un pecho de grandes proporciones, redondeado y firme, tanto que parecía incluso retocado. Su rostro bien maquillado, con ojos claros y largas pestañas y unos labios carnosos pero una expresión seria y altiva, de pocos amigos. Sin duda un auténtico monumento a la perfección, de no ser por su difícil carácter. Jenny trataba con puño de hierro a todas las chicas, disfrutaba humillándolas y exprimiéndolas, si bien cuando la situación lo requería sabía ser simpática melosa y encantadora. Toda una arpía, pensó David, capaz de repartir puñaladas por la espalda si en ello sale beneficiada.

David se sorprendió de que en pocos días no solo se había ganado la confianza de todas sus compañeras, si no que además estas le confiaban intimidades y secretos. Así mismo se desahogaban quejándose y criticando a sus propias compañeras. “menudo grupo mas falso” pensaba. Incluso Jenny había conectado de forma mas íntima y personal con él. Claro que tenía su lógica, él representaba lo mejor de dos mundos, era todo un regalo para la vista para las mujeres gracias a su físico, y al mismo tiempo, el hecho de ser supuestamente homosexual le quitaba la maldad y el peligro innato que poseen los hombres por el sexo.  Por boca de la propia Jenny averiguó que esta tenía novio, un chico de 26 años. Jesús, que así se llamaba, acababa de terminar la universidad y se había incorporado de gerente en la empresa familiar. A pesar de sus origines humildes, la familia había pegado “el pelotazo” con un pequeño hotel y ahora eran dueños de toda una cadena, unos nuevos ricos. Jesús era un chico mono, pero poca cosa, mas bien bajito y canijo, con cara de no haber roto nunca un plato. No pegaban como pareja. David pensó que cada uno obtenía lo que quería, para Jesús estar con un cañón de mujer como Jenny era un sueño inalcanzable, y para la chica, Jesús representaba el billete para una vida de lujo y comodidades.

Tras 2 meses de trabajo, las chicas decidieron hacer una cena de empresa, a la que David, a pesar de sus intentos, no pudo faltar. La cena se realizó en un conocido restaurante donde Jenny se convirtió en la maestra de ceremonias, divertida, dulce y amigable, todo lo opuesto de la tirana que solía ser. Mas tarde se trasladaron a una discoteca de moda.

Dos de las chicas que andaban solteras, no tardaron en bailar abrazadas a sendos hombres con los que intercambiaron besos apasionados. Lo que mas sorprendió a David fue Mónica, la cual ya estaba preparando los detalles de su boda, y sim embargo se marcho temprano de la discoteca agarrada a la cintura de un hombre. “Esa mañana viene a trabajar con el coño escocido, la muy puta” pensó David. Él se encontraba en la barra, prefería mantenerse en segundo plano. Meterse en la pista de baile, rodeado de bellezas hambrientas de un buen hombre era demasiado para su tapadera. Cuando de repente Jenny se sentó a su lado, bastante borracha, pidió otra copa mas

-Y yo que pensaba que los gays no perdían el tiempo y siempre encontraban un maromo para follar

-Bueno, no he querido haceros sombra y quitaros presas cariño

David dio un respingo cuando la mano de Jenny se posó en su entrepierna y apretó con fuerza

-Ja, tu tendrás esta, pero yo tengo estas – y posó las manos sobre sus abultados senos –Y te aseguro que no te resistirías ni tú. Menudo desperdicio de hombre…

-Vaya vaya.. Lástima que esas tetas ya tengan dueño no?

Jenny torció un gesto, posiblemente incapaz de disimular debido al alcohol.

-¿problemas en el paraíso princesa?

-Naj, tu ya sabes… Mi novio es el mejor, lo amo. Él besa el suelo que yo pise, me adora…

-…pero…

-…Pero tu sabes..

-No me digas que no te da caña

-Bueno.. Siempre anda ocupado con la empresa.. Pero cuando lo hacemos es genial! Me come a besos.. a caricias… sabe como tocar a una mujer…

-Pero no te basta no?

-Ains.. A veces una necesita que le den caña… tu ya me entiendes.. Un polvazo como dios manda… Pero él no tiene ese garbo… le cuesta soltarse… No me aguanta el ritmo…

Jenny apuró su copa y arrastró a David a la pista de baile.

-Anda, baila conmigo. Si voy sola se me pegarán como una lapa todos los babosos, pero con un tiarrón como tu me dejaran en paz.

“A ti no te importa que se te peguen los tíos –pensó David- Pero temes enrollarte con uno y que alguien te pille y pierdas a tu príncipe azul y su cartera”

David bailó con Jenny, ella se movía provocativa, mas que bailar, zorreaba. Arrastraba sus nalgas por la entrepierna de David, tan borracha iba que no noto su empalme. Mostraba un escote que poco le faltaba para ser topless y se retorcía como una bailarina de barra. David necesito de toda su fuerza de voluntad para no arrastrarla al servicio de aquel local y follársela ahí mismo.

Jenny casi cerró la discoteca, como estaba muy borracha David se ofreció a llevarla a casa, pero ella llamó a su novio y en 30 minutos apareció en su flamante BMW

-Joder si que has tardado, me muero de frio –le recriminó Jenny

-Cariño.. me dijiste que solo era una cena y son las 5 de la mañana… me quede dormido esperándote.

-Anda tonto… pues vámonos a la cama y sigamos la fiesta

-¿fiesta? Tengo una reunión en apenas 3 horas.. y tú apestas a alcohol, mas vales que te duches y te acuestes a dormir.

David observó como Jenny, sumisa, accedió de mala gana.

Dos semanas después David decidió abandonar el trabajo, estaba cansado de madrugar, de atender público, de sus compañeras.. esta vida no era para él. Pero aún tenía un último objetivo, Jenny. Tras la noche de fiesta, había sido especialmente dura y cruel con todos los compañeros. Aquel día anunciaron que entraría un camión de mercancía por la noche, solo las encargadas estaban obligadas a quedarse. Ninguna compañera quiso quedarse a ayudar, aunque sabían que eso les acarrearía los “castigos” de Jenny, poco les importaban un poco mas de explotación si al menos podían fastidiar a su encargada una vez. Pero David si se ofreció a ayudar.

Era mas de media noche y Patricia, la otra encargada, bostezó.

-¿entras en el turno de mañana verdad? Estas que te caes, anda vete a casa, queda poco y yo acabo.

-Eh! –protestó Jenny –Las normas dicen que la tienda nunca puede quedarse con menos de dos personas.

-No hay problema, yo me quedo a terminar contigo.

Patricia se marchó con una sonrisa nada disimulada y Jenny, muy enfadada, se enfrentó a David

-Aquí yo soy la jefa, ¿te enteras gilipollas? No vuelvas a hacer algo así sin mi consentimiento.

Claro jefa, a sus órdenes –contestó con desdén

Jenny se inclinó para revisar una última caja que había en el suelo. En aquella pose, ofrecía todo su culo, embutido en sus mallas tan prietas que dejaba distinguir la silueta de su tanga. David, a su espalda, se quitó la camisa dejando al descubierto sus hercúleos pectorales, se aproximó a la chica y le plantó su mano en el culo. Su dedo corazón empujó las mallas junto con el tanga al interior de su vagina mientras al mismo tiempo su pulgar presionaba en el ano. Jenny se revolvió mezcla de sorprendida y furiosa, pero se quedo paralizada al ver a David desnudo de cintura para arriba, mostrando un cuerpo tan definido. No desaprovecho que la chica tenía la guardia bajada y con un rápido movimiento la arrojó contra el suelo. De inmediato se echó encima inmovilizándola.

-¿Pero que coño te crees que estas haciendo gilipollas? -Gritó Jenny mientras golpeaba la espalda del chico con sus manos.

David agarró la cara de Jenny, estrujándola y plantó su boca sobre sus labios, La lengua la penetró explorando su boca con avidez. A pesar de las protestas de la chica, no encontró resistencia en su boca. Tras unos largos instantes, la libero. Jenny contestó propinándole un bofetón.

-Hijo de puta! Si eres un jodido maricón.

David respondió con una bofetada mucho mas fuerte que la recibida, tanto que dejó la mejilla de Jenny ardiendo de dolor y a esta a punto de llorar. La chica enmudeció y David aprovechó y se lanzó a mordisquear el cuello de Jenny, pasando su lengua por todo el cuello y mordisqueando  el lóbulo de su oreja. Mientras atacaba a su cuello, la mano libre de David bajó, colándose por dentro de las mallas, noto  como la piel estaba completamente libre de pelos, y sin miramientos introdujo dos dedos en el coño que ya estaba bien humedecido. Frotó el interior palpando el clítoris mientras seguía mordisqueando el cuello, notaba como la resistencia de Jenny desaparecía y ahora se dejaba hacer cuanto quisiera.

-Menuda zorrita, estás toda mojada, seguro que llevas deseando esto desde el primer día que me viste ¿eh?

  • Yo… no puedo… sabes que tengo novio… déjame en paz y no diré nada.

David se pudo en pie dejando a Jenny recostada, se bajó los pantalones y los slip. Sus piernas eran fuertes, musculadas como las de un caballo y su polla, rasurada, gruesa y grande. Jenny se quedó hipnotizada con el cuerpo de David.

-Por mi puedes quedarte con tu novio hasta el fin de los días. Pero a mi no me engañas, estás deseando que te follen de verdad, sentir un tío de verdad, con una polla de verdad, y eso es lo que vas a tener te guste o no.

David agarró del pelo a Jenny y la obligó a ponerse de rodillas de un tirón que provocó un grito de dolor en la muchacha. Antes de que pudiera reaccionar, las fuertes manos del hombre tomaron su cabeza y la empujaron contra su pene. Jenny abrió su boca forzada por la presión de los dedos de David, y enseguida la polla se abrió camino en su interior hasta la garganta. David sacó su polla para que tomara aire y volvió a empujar la cabeza de la chica para introducir de nuevo su polla.

-Vamos, saboréala, ¿Cuándo volverás a llevarte a la boca un miembro como este?

Jenny chorreaba babas que caían por su cuerpo mientras era follada por la boca. Al cabo de unos minutos David la levantó y arrojándola contra la pared la inmovilizó. Comenzó entonces a presionarle uno de sus pechos con una mano, era una teta enorme que apenas si cabía en su mano. Retorcía el pezón con mas fuerza de la debida y a su vez, con la boca, propinaba profundos mordiscos en el otro pecho. La mano libre bajó hasta el coño donde sus dedos volvieron a introducirse para frotar todo su interior en busca de su clítoris. Jenny jadeaba de placer, y gritaba de dolor por el castigo que recibían sus pecho. Notaba sus fluidos caer por sus piernas, hasta 3 dedos la penetraban, le frotaban el clítoris y la pellizcaban. Otra vez le retorcía y le mordía los pezones, que ya le ardían en un dolor punzante. Se debatía entre el dolor y el placer.

Cuando se cansó, David la arrojó esta vez contra el mostrador. Jenny trató de incorporarse pero la mano de David se posó en la espalda de Jenny aprisionándola contra el mostrador.

-Quédate así putita, ahora vas a gozar.

Jenny obedeció, y sabiendo lo que venía, separó sus piernas.

-mírala ella, las ganas que tiene de que me la folle verdad? –David se inclinó hasta susurrarle al oído –Vamos, pídemelo o te dejo ahora sin final

-Fóllame

-¿Qué dices? No te oigo

-¡Fóllame!

  • Vamos, mas fuerte

-¡QUE ME FOLLES YA JODER! ¡FOLLAME! ¡FOLLAME!

Rápidamente las manos de David atrincaron el culo de Jenny, y su polla la penetró de un solo golpe, hasta el fondo, hasta que sus huevos quedaron estrujados contra su culo. Jenny gramó mezcla de placer y de dolor y David comenzó a bombearla salvajemente, dejando caer su propio peso en cada sacudida. A medida que la iba follando, comenzó a darle bofetadas en las nalgas, golpes secos, fuertes, uno, dos tres, cuatro… La piel se volvió roja, ardía de dolor, si Jenny trataba de separarse, el musculoso brazo volvía a aplastarla contra el mostrador, y las sacudidas seguían, embestía una y otra vez taladrándola con la polla. Pronto noto como la chica temblaba y se convulsionaba en un glorioso orgasmo.

Jenny se dejó caer en el suelo, temblorosa y David se acomodó tumbándose, su polla estaba recta como un faro.

-Vamos ven.. el juego aun no a terminado, por suerte para ti. ¿Cuánto has deseado cabalgar una polla como esta? Aprovecha, pero antes pídelo.

-déjame cabalgarte

-Mas fuerte

-DEJAME CABALGARTE, DEJAME FOLLARTE JODER

-Vamos ven

Jenny gateó hasta acoplarse y sentarse sobre David, sintió aquel gran falo entrando en su cuerpo, rellenándola hasta las mismísimas entrañas. Pasó sus brazos alrededor del fuerte cuello del muchacho y comenzó a botar. Su culo subía y bajaba, deslizando aquel enorme pedazo de carne lentamente, saboreándolo, y sus labios se posaron sobre los de Davis, introdujo su lengua dentro, lo besó como un sediento bebería una botella de agua y David le apretaba ambos pechos con sus manos, jugando una vez mas con sus pezones.  Tras unos minutos las manos de David volvieron a coger el culo de Jenny, y apretando con fuerza, lcomenzó a impulsar a la chica. Jenny abrazó a David inclinándose mas y este comenzó a mover su cintura a la par que subía y bajaba a la chica con sus brazos, cada embestida era salvaje. El dedo de David se deslizó hasta la entrada del ano y se introdujo, lo que llevó a Jenny a dar un respingo y un grito de dolor, trató de zafarse pero no pudo.

-Que sorpresa, nunca pensé que una guarrilla como tu fuera virgen.. tranquila.. eso se lo dejare a tu noviete, si se atreve a tocarte claro.

Y así, con un dedo explorando el interior de su culo, Jenny cabalgo sobre la polla de David, aunque era él mas bien quien se la follaba a ella con bravura una vez mas, hasta que un nuevo orgasmo la hizo estallar a gritos.

Jenny calló de rodillas al suelo exhausta, jadeando y tomando aire, sintiendo aun el cosquilleo del último orgasmo que su cuerpo se negaba a dejar partir.

-Eh. Aun no hemos terminado, mira aquí y abre la boca

David había plantado su pene a escasos centímetros de la cara de Jenny y lo masturbaba

-Ni de coña me voy a tragar tu mierda

Un nuevo bofetón en su cara le hizo dar un grito de dolor

-Mira, si prefieres me corro en tu coño, pero dentro de 9 meses se lo explicas a tu novio. Ahora abre tu puta boca

Sometida, Jenny abrió la boca y le sostuvo la mirada a David. Con esos ojos mirándolo, David sintió una oleada de morbosidad y no aguanto mucho mas, se corrió como nunca antes, bañando a Jenny en su semen.

Minutos después la pareja recupero la compostura. Jenny aun estaba presa del enorme placer de aquel polvo salvaje, y David confesaba para sus adentros que nunca había follado con una hembra como aquella.

-Esto.. no puede salir de aquí

-Tranquila, no me interesas para nada. Además, ya no eres mi jefa, he dimitido

David se vistió, se limpió la polla con algunas prendas que habían quedado revueltas y se marcho