El encuentro con un Amo (2)

Como se habia atrevido aquel hombre a semejante osadia? No le llamaria... ¿No le llamaría?.

El encuentro con un Amo - II

Estuve todavía un rato en el restaurante, absorta mirando la tarjeta. No daba crédito, la voz de aquel hombre me había dejado petrificada. O no fue solo la voz? Fue el tono? Fue la forma?.

Autoridad, mando, imposición. Un simple "Llámame!" y todo mi cuerpo estremecido. Una simple mirada y mi corazón palpitando de … deseo?

¿Cómo era posible? Le había visto poco menos que vejar en público a su acompañante, la había sobado, la había pellizcado, incluso la había pegado, y yo estaba ahí mirando su tarjeta como una perra en celo mira ... el rastro del perro que acaba de follarla?

Al fin me di cuenta. Era eso, estaba excitada. La actitud de aquel hombre me había excitado. Su voz, sus movimientos, su forma de mirarme, de … poseerme, de apropiarse de mi voluntad solo con la mirada.

Y allí estaba su tarjeta. Debía estar muy seguro de si mismo repartiendo tarjetas con su móvil a una desconocida.

Pague la cuenta y al salir mire para todas partes. No esperaba encontrarlo, o si?

Subí rápidamente al despacho y pase toda la tarde con la mirada perdida y la tarjeta sobre la mesa.

¡Ese tío estaba loco si pensaba que yo le iba a llamar! ¿Que se había creído? Guarde la tarjeta en la agenda y continué con mi trabajo.

Por la noche me fui a casa pensando que seguramente no volvería a verlo en todo mi vida.

Debo confesar que no he dormido en toda la noche, pensando en lo que había visto. Su mano en los muslos, sus dedos en el coño, su forma de sujetar la cabeza de la mujer entre sus piernas, la manera como golpeó el culo de su acompañante. Excitada toda la noche, tanto que no tuve mas remedio que aliviar la tensión, sacando mi juguetito preferido, un vibrador de 20 cms que me encanta lamer antes de usarlo. Cerré los ojos e imagine, y en todo momento, la mirada de aquel hombre me perseguía, excitándome y diciéndome: "¡Así me gusta, perra, que seas guarra; disfruta, disfruta, que ya caerás en mis manos!"

Me corrí como nunca, y me desperté por la mañana totalmente empapada, consciente de haber soñado con él durante toda la noche, con su voz, con su mirada y con sus dedos, con esos dedos que vi hundirse entre los muslos de aquella mujer por la que empezaba a sentir envidia. Disfrutar de aquel hombre, darle placer a aquel hombre.

Sorprendida de mis propios pensamientos, he prolongado la ducha más de lo debido, acariciando mi cuerpo con las manos como si fueran las de otra persona… quizás las de aquel hombre. Incapaz de resistirlo he vuelto a masturbarme lentamente, disfrutando del agua caliente cayendo por mi cuerpo y del orgasmo lento pero intenso que he sentido.

Cuando he llegado a la oficina por la mañana, al abrir la agenda me he encontrado con la tarjeta; nueve dígitos. Ni un nombre ni una dirección ni siquiera una indicación que pueda decirme cuales son las intenciones que se esconden tras semejante osadía.

No le llamare. Estoy segura. Pero he decidido bajar al restaurante a la misma hora y sola, a pesar del ofrecimiento de varios colegas para comer juntos.

Cuando he entrado en el restaurante le he visto, en la misma mesa de ayer, solo, con el periódico abierto sobre la mesa y fumando pausadamente. Me he quedado mirándole fijamente

(Continuará)