EL ENCUENTRO 2 (El embarazo)

Este nuevo capítulo no estaba previsto en mi vida, además estaba más que segura que mi gestación era producto de Manuel, a pesar de tener una constante comunicación, no le hice saber de mi estado, si bien le enviaba fotos mostrando mis partes, en determinado momento corte con eso, para evitar que se enterase, por lo menos por el momento, mi esposo no estaba demasiado contento con ese avenimiento, pero yo estaba feliz.

EL ENCUENTRO

2 (El embarazo)

Este nuevo capítulo no estaba previsto en mi vida, además estaba más que segura que mi gestación

era producto de Manuel, a pesar de tener una constante comunicación, no le hice saber de mi estado, si bien le enviaba fotos mostrando mis partes, en determinado momento corte con eso, para evitar que se enterase, por lo menos por el momento, mi esposo no estaba demasiado contento con ese avenimiento, pero yo estaba feliz.

No puedo negar que lo extrañaba, le comente de encontrarnos en Buenos Aires, pero se le hacía muy difícil concretar esa idea.

Cuando estaba llegando al cuarto mes, me había puesto bastante necesitada de sexo, a pesar de tenerlo con mi esposo, no terminaba de aplacarme totalmente, realmente extrañaba a Manuel, deseaba sentirlo a cualquier precio, de concretar un encuentro, debía de tomar todos los recaudos.

Cada vez que recibía un correo de mi "hombre", me alteraba mis hormonas, terminando masturbando o introducirme cosas en  mis aberturas.

Trataba de entretenerme con el trabajo, que de alguna forma me hacia olvidar momentáneamente del sexo, al que me embarcaba nuevamente cada vez que recibía noticias de Manuel, que mas de una vez me relataba algunos de sus encuentros, que si bien no me producía celos, deseaba compartirlos con él.

El embarazo de alguna manera me distraía, aunque no podía dominar esos recuerdos de meses atrás en Buenos Aires,

las cosas que hacíamos, y el dominio que ejercía sobre mí, haciéndome transgredir varias cosas, de las cuales no estoy arrepentida, con la idea, de poder reiterarlas. Que si bien en un principio estaba bastante cohibida, en tan escaso tiempo me llevo a hacer cosas que nunca había practicado.

En el quinto mes, mi cuerpo se iba deformando por el crecimiento de mi panza y mis tetas que se iban abultando cada vez más, y mis pensamientos iban aumentando con fantasías cada vez más locas.,

Casi llegando al sexto mes, no aguante mas, así que le dije que me buscase algo en su ciudad, que en cuanto pudiese, viajaría, sin saber que excusa emplearía con mi marido.  Días después recibí un mail de Manuel, por un lado contento por llegar a vernos, pero por otro, algo dubitativo, o poco claro con respeto al lugar en que me tendría que hospedar. Le conteste que no tenía problemas en ese sentido, un hotel, un departamento, algo para poder estar juntos.

Días después me contesta, que un lugar podía ser, en una casa que tenía su sobrino, que ahí no tendríamos problemas, en que me hospedaje, ya que Juan, así es su nombre, no cuestionaría mi presencia. No me pareció algo descabellado, así que le digo, que estaba de acuerdo, y como algo chistoso le aclaro, " a lo sumo lo hacemos participar. Jajajaja”

Me contesta "Buena idea, no tengo dudas que se acoplaría", no puedo negar que me hice fantasías con el chico, pero no sé si me animaría a experimentarlo.

Hasta acá todo bien, faltaba ver que ocurría con mi esposo, tampoco tenía a alguien conocido en esa ciudad, como para tener que visitarlo. Tanto di vueltas que recordé una amiga de la facultad que vivía en Jujuy, estaba bastante cerca, solo que hacía bastante tiempo que no la veía, solo algún saludo que nos enviábamos por mail, así que comencé a escribirle, que por suerte se alegro mucho de tener noticias mías. Me comentó que se había separado, pero que si deseaba que fuese a su casa unos días, me alegre oír esa respuesta, parecía que

las cosas se iban definiendo.

Ya estaba pasando los seis meses, dado que no recomiendan viajar en avión, pero obtuve un certificado de mi médico, haciéndolo sin problemas. Llegue a Jujuy y estaba mi amiga esperándome en el aeropuerto, sorprendida por lo grande de mi pancita.

Llamé a mi esposo diciendo que había arribado perfectamente, resumiendo, lo pase bien con mi amiga Marie esos tres días, pero estaba impaciente de llegar a Salta.

Cuando llegue a esa ciudad, Manuel me esperaba en el aeropuerto, sorprendido al verme en mi estado de preñez, que después de darme un corto beso me dice:

“No me has dicho nada de ese regalito que te han hecho”

“O que me has hecho” le conteste, poniendo una cara de sorpresa.

“No te preocupes, aun sigo casada, además si es tuyo no te reprocho nada, no estoy acá para hacer reclamos, ya sabes por qué.”

“Si lo sé, eres una mujer fantástica” Palabras que me alagaron mucho, después de cargar todo, me llevo en su camioneta a casa de su sobrino, apenas

llegamos me lo presento, realmente un chico de 17 o 18 años, muy simpático y agradable, me llevo las maletas a la habitación, y después de unos minutos Manuel volvió a su trabajo. Me sorprendí al enterarme que se quedaba, pero como estaba algo cansada por el viaje,  decidí acostarme, previo a un café que me sirvió Juan.  Después de un rato en la cama,  sentí un dolor fuerte en mi pierna, producto de un calambre, que cada tanto me afectaba, el joven me oyó quejarme llegando apresuradamente a la habitación, preguntándome que me sucedía, le comente que era un calambre en la pierna izquierda.

“Quiere que se la masajee?”

“Si, por favor” le contesto.

Actuando rápidamente, comenzó a masajear  mi pantorrilla, hasta lograr calmar mi dolor. Aunque movía tanto mi extremidad, que creo que me vio hasta mi bombacha, pero el hecho de hacerme pasar el dolor, no me preocupo demasiado darle un espectáculo de mi intimidad. Le agradecí dándole un beso en su mejilla. Realmente era un chico amoroso, algo tímido, pero siempre dispuesto a ser servicial.

Manuel no regreso, después de su trabajo, como había prometido,

por suerte para ir pasando el tiempo Juan me acompaño

a conocer la ciudad, regresando a la tardecita. Pensé que las cosas no se desarrollaban como pensaba, al punto que estaba decidida a regresar a mi ciudad. Aunque la presencia de este chico, que a pesar de ser un adolescente, me mantenía entretenida, que ha pesar de su edad, era muy maduro.

Nuevamente por la noche me frecuentó el espasmo en mi pierna, lo repitió nuevamente, aunque ya no tenía tanto cuidado en que no me viese alguna parte intima, por supuesto que trataba de evitarlo, aunque no me cabían dudas que sus ojitos buscaban ver algo "interesante bajo mis ropas". Creo que al llevarle más de 8 o 9 años,  mantenía un respeto por esa diferencia de edad, algo que hacía bastante tiempo que no veía.

Ya había transcurrido más de un día, y sin noticias de Manuel, que

me estaba comenzando a enfadar, como la hora de la siesta era obligatoria, que a pesar de que no soy de hacerla, el calor me llevo a acostarme, pues estar en la calle era insoportable. Esa tarde me puse la ropa más liviana que tenía, que era algo transparente, Juan estaba acostado en la otra habitación, mientras yo trataba de conciliar el sueño, en un momento lo vi pasar por el pasillo, mirando disimuladamente hacia mi dormitorio. Me causo gracia, pero no solo eso, sino que iba en calzoncillos, y por supuesto delatando su estado de estimulación.

Como yo aparentaba estar dormida, se paro frente a mi puerta, cuando abro mis ojos y con una sonrisa le digo:

“Es imposible dormir, por el calor"

Muy sorprendido al oírme, me dice:

" Si, es verdad, quisieras bañarte?

"Ya lo hice, y poco me calmo el calor"

"Quieres que te traiga o te

pase una toalla, húmeda y fresca?"

"Si, te parece?" le conteste

Con total rapidez, apareció en mi dormitorio, con una toalla y una palangana, con agua con hielo.

Comenzó a pasarme por la cara y los brazos, hasta que me levante bastante mi camisón, dejando al descubierto mi panza de embarazada, donde tuve que decirle que lo hiciese en esa zona. Realmente lo efectuaba con una total delicadeza, que a su vez me calmaba bastante el calor, aunque por otra parte me excitaba ese suave rozamiento, pero más al comprobar

que la zona de sus genitales prosperaba.

Si bien tanto mis tetas como mi pubis se mantenían cubiertos, algo de la  transparencia de la prenda permitía de cierta manera dejar ver esos sectores. Me relaje sobre la cama, dejando albedrío lo que este chico optara por hacer. Cuando de una manera sutil, roce su miembro, mandando el culo para atrás algo sorprendido, mientras mantenía mis ojos casi cerrados.

En el transcurso de esa refrescante "caricias" me dice

" Quieres que lo haga por tu espalda?"

“Bueno me encantaría", colocándome boca abajo todo lo que podía como consecuencia de mi panza.

Sabía que estaba viendo mis bragas, que como consecuencia de mi estado, no llegaba a tapar totalmente la raya de mi culo, mientras delicadamente sus manos levantaron el camisón, para continuar con su labor.

Nuevamente intento levantarlo más, entonces le digo:

"Quieres que me lo quite?"

Balbuceando pero a su vez bastante expectante, me dice

"No sé, como gustes, será más cómodo"

Sin tapujos, me senté, quitándome la prenda, dejando mis abultados senos al descubierto, acostándome inmediatamente  para que continuase con su ardua labor.

La verdad que sentía una satisfacción, saber que lo excitaba, aunque por mi parte sucedía algo

similar, cuando noté que la palma de su mano acariciaba mi espalda, permanecí relajada abriendo mis piernas, que en escasos minutos comenzó a frotar, tocando mi entrepierna, llegando hasta mis glúteos.

Mi respiración se iba perturbando, a medida que esa incursión se hacía más husmeadora, a la vez mis pezones se alteraban y mi sexo comenzó a humedecerse.

Con total cautela, comenzó a bajar mi trusa, hasta quedar casi mis nalgas al descubierto, ante mi silencio, en demonstración de consentimiento, continuo algo mas, pasando su dedo por mi raja hasta llegar a mi orificio.

Permanecí inmóvil, a la expectativa de las intenciones de este chico, que mantenía un ritmo lento pero sin pausa, cuando su índice, bordeo mi ano, haciéndome gemir, a la vez que elevaba mis posaderas, delatando mi estado de excitación, que ese gesto, lo animo a empezar a bajar

mi última prenda.

Abrí todo lo que pude mis extremidades, quedando visualizadas

mis aberturas, que rápidamente sus dedos comenzaron a friccionarlas de una manera bastante afanosa, hasta que sentí penetrarlas con total libertad.

Mis gemidos se hicieron más fuertes, sin dejar de elevar mi culo en busca de una mayor penetración, intensificándose ese juego, hasta que sentí sus dedos en mi boca húmedos por mis jugos, manteniéndome boca abajo, disfrutando de esa indagación sexual,

cuando unos golpes en la puerta nos trajeron a la realidad. Juan corrió a su habitación, y yo me vestí lo más rápido que pude, esperando si se repetían los golpes, pero al oírlos nuevamente, me dirijo de mala gana  a la puerta.

No fue mi sorpresa al ver a Manuel, ahí parado.

" Que pasa, estas acostada con mi sobrino, que no abres"? me dice, como en tono de broma, la cual no me fue para nada, de mi agrado. A lo que le conteste de mal talante

"Si, estábamos cogiendo"

"Qué bueno, entonces hagamos un trío, jajajajaja"

Me cayeron pésimas sus palabras, aunque era parte de la verdad, en el momento que me entrega un ramo de flores, actitud que me apaciguó, a la vez que me besa en los labios.

Juan se acerco y nos dice

“Yo salgo, vengo más tarde”

“Está bien” contestamos a dúo.

Nos quedamos solos, si bien me habría encantado tener algo con Juan, al día siguiente partía, y Manuel se quedaría toda la noche, pero vine para quedarme con él, no con su sobrino. En segundos estaba desnudo, presto a tener sexo, quito mi ropa, para deleitarse de mi cuerpo de embarazada, que si bien lo veía deformado, para él estaba lleno de sexualidad.

Acaricio mi cuerpo, que como consecuencia de lo anterior, no necesite demasiado tiempo para encenderme, que apenas su verga se introdujo en mi abertura, concluí

rápidamente con una serie de convulsiones.

Comimos algo, para volver a repetir

el apareamiento, quede bastante cansada, trate de ponerme algo, pero Manuel, lo impidió, le gustaba que durmiese desnuda, por consiguiente trate de complacerlo. Cerca de las 6 am, me despertó para iniciar otra sesión de sexo, para partir

al rato a su trabajo.

El cansancio hizo que me durmiese nuevamente, que para mí sorpresa, era más del mediodía, impidiendo llegar al aeropuerto a tomar el avión, llamé desesperada, pero no tenía lugar en el próximo vuelo, así que quede en lista de espera, para los vuelos subsiguientes.

Hable con mi esposo, tratando de explicar que me paso, aunque creo que no estaba muy convencido de lo que le decía, no parecía demasiado enojado.

Juan no había regresado, así que me duché, me vestí y como algo, Salí a recorrer la ciudad, pero el intenso calor me hizo regresar a la casa. Me puse una prenda ligera y me acosté nuevamente, hasta que unos ruidos me despertaron, el calor continuaba y estaba bastante transpirada.

“Eres tú, Juan?” grité

“Si, necesitas algo?” me dice

“No nada, gracias” le respondo, cuando se acerca a la habitación

“Ven,

siéntate”

Se acerca y se sienta al borde de la cama, le pregunte donde había estado, me contó que en casa de un amigo, por ultimo le conté de mi ciudad, manteniendo una ágil y amena conversación, hasta que apoyo su mano en mi pierna, que durante esa charla fue escalando lentamente mi pierna, simule no darle importancia, dejando que fuese procediendo. Cuando llego a mi ingle, comenzó a friccionarla con su dedo, iniciando una alteración en mis hormonas, cuando levanto algo mas mi camisola, hasta verse parte de mis bragas.

Mi respiración comenzó a agitarse, mientras su mano acariciaba mi abdomen, me acosté, para colocarme en una posición mas cómoda, levantando más mi prenda hasta quedar cerca de mis pechos. En el ínterin de que separaba más mis piernas, mi silencio iba consintiendo su avance, levantando mas mi prenda, hasta dejar al descubierto mis pechos, bastante agitados por efecto de esas caricias, acaricio mis tetas, como con algo de timidez, hasta que comenzó a friccionar la punta de mi pezón, que no tardó en responder, al sentir mi cuerpo estremecerse.

Se acerco para besarme, mientras trataba de meter su mano entre

mi prenda, cuando mis pezones fueron devorados ávidamente por su boca, succionándolos incesantemente , cuando su mano ya se introducía entre mis bragas, que al sentir ese contacto comencé a gemir, flexionando mi cuerpo, permitiéndole poder desplazar lentamente mi última prenda.

Pero antes de quitarla, sus dedos se encresparon en mi vagina, haciéndome gemir de placer,

a la vez que mis conductos eran avasallados sin sosiego. Tendí a bajar sus pantalones, hasta que pude liberar su verga, muy erecta, para rodearla con mi mano y agitarla suavemente.

De una manera atolondrada sin llegar a quitarnos la totalidad de nuestras prendas, opte por llevar su miembro a mi boca, mientras su mano permanecía en mi sexo, besos y cosas similares hicieron que el pobre Juan eyaculase casi en mi cara.

“Oh perdón!!!!” me dice todo apenado. Así que lo abracé para que no se sintiese mal, tratando de apaciguar esa tensión producida, mientras lo besaba, acurrucándose bajo la calidez de mi cuerpo, que le a pesar de no tratar de aplacarme, mantuve ceñido por mis brazos a Juan, después de colocarme la camisola y acomodar mis bragas. Nos acariciamos en silencio hasta que determinado nos quedamos dormidos.

Cuando unas palmadas nos despertaron sorpresivamente, entreabriendo los ojos, y vi a

Manuel, que de una manera sarcástica y sonriente, nos estaba mirando.

Lo único que atine fue a taparme con la sabana, quedándome paralizada, ante su presencia, pensando lo peor, pero no pareció molestarle, lo que estaba viendo, parecía todo lo contrario, , mientras se sentaba al borde de la cama, acariciando mi cabeza, besando mi frente, mientras que Juan no emitía palabra.

De pronto Manuel dice. “Suponía que terminarías con mi sobrino, eres muy calentona y apetecible, con esa panza de embarazada,

mi dulce Sofía.”

“”No es como…. “, sin terminar de expresarme, coloca su dedo en mi boca en señal de silencio mientras se sienta en la cama para juguetear con mis pezones, a través de la camisola suavemente, sin poder a llegar a disimular un gesto de exaltación.

“Es como digo, verdad?”

Algo abrumada, asiento con la cabeza, como una niña estúpida, que reconocía haber cometido una falta, mientras continúa acariciando mis tetas, manoseando sigilosamente mi pezón, oprimiéndolo cada tanto,

aumentando gradualmente mi arrebato.

Cuando aprovecha para meter su mano entre las sabanas, tocando entre mis bragas mi vagina, llevando sus dedos a mi boca, “Mira que mojadita que estas, eres tan puta”, adjetivo que ya había utilizado conmigo en determinada ocasión. A otra persona ya lo habría cacheteado, pero con Manuel no podía, tenía un cierto magnetismo, me quede sumisa como aceptando ese insulto, o reconociendo que lo era, al recordar a mí esposo.

Su juego lo continua, encendiendo mi cuerpo con facilidad, expectante a lo que se desencadene a la brevedad.

En ese momento Juan se levanta como para irse, y Manuel lo detiene.

“Sobrino, no había pensado en hacerte intervenir, pero veo que las cosas, están dispuestas para eso, así que quédate”

Una serie de pensamientos y emociones recorrió mi ser, no tenía pensado algo así, ahora que se podía concretar, aunque me tentaba .