El encerrón del viernes

Fantaseo con recibir...y una amiga especial me lo cumple.

Siempre me han gustado las chicas travestis. Desde mi primera vez con una, en un callejón oscuro, donde me dieron la primera mamada de verga de mi vida, me gusta coleccionar fotos y videos de travestis posando o en acción, siendo penetradas o penetrando ellas, o disfrutando de sexo oral, esas imágenes han sido compañeras frecuentes de mis sesiones de masturbación. Claro que de la palabra he pasado a menudo a la acción, buscando descargar mi lujuria en el culito de alguna chica travesti bien dispuesta. La unica fantasia sin realizar era ser penetrado por una chica. Ya me lo habian propuesto pero por cualquier razon que se les ocurra, jamas me habia decidido a ser estrenado de ahi.

Un viernes por la noche me encontré libre, y sin pensarlo más, pues ya había pasado algo de tiempo sin ir a buscar a alguna chica, me decidí y enfilé hacia la zona donde se juntan las chicas por las noches a vender sus caricias. Estaba de suerte; había buen número de travestis por las calles de la zona (tal vez la noche estaba floja), y la variedad era bastante interesante. Me fijé que estaba Yadira, una chica con quien ya había estado antes: era rubia, poquito más alta que yo, de buenos senos y trasero bastante pasable, de cuerpo tirando a ancho, lo que estaba bien para mí pues prefiero a las rellenitas que a las delgadas.

Reconociéndome también, me hizo señas para que me orillara, y con la confianza de viejos conocidos, abordó mi auto sin más. Después de saludarnos y preguntarnos cómo habíamos estado, me preguntó en qué plan andaba. Aunque tal vez no necesitaba decirlo; en mi pantalón se notaba ya la erección que la rubia me provocaba. Andaba vestida con un conjunto de blusa y minifalda negros, bastante cortitos los dos, pues podía ver sus bragas y los pezoncitos por debajo de la blusa. Casi casi empezamos las caricias ahí: su mano se posó en mi entrepierna y yo le empecé a sobar los senos. No necesitaba más, así como estaba de caliente aceptaría cualquier propuesta.

Y fué una propuesta bastante interesante, nos iríamos a su casa, donde ella tenía videos de todo tipo, hetero, lesbianas, gays y por supuesto travestis. Y juguetitos. Nos pusimos de acuerdo en el precio y enfilamos hacia su casa. Por el camino íbamos hablando de cosas intrascendentes, pero no dejábamos de acariciarnos y en alguna parada conveniente aprovechaba para robarle un beso, sin quitar la mano de sus piernas o de sus pechos. Una cosa que me agrada de las travestis: tienen el cuerpo firme, y esa cualidad ya sea en mujeres o travestis me fascina. Sus piernas eran por supuesto firmes, recién depiladas, grandes y gruesas. En el camino me venía platicando que no había estado trabajando por cierto período de tiempo, ya que tuvo visita familiar y no quería que se diera cuenta su familia de qué hacía por las noches. El caso es que andaba escasa de dinero y le vendría muy bien el dinero que le llegara, por supuesto yo siendo uno de sus clientes consentidos (hmmm...) me trataría especial, para que volviera pronto.

Llegando a su casa, entramos a la cochera y mientras ella abría la puerta me pegué a su cuerpo, acunando en mis manos sus pechos duritos y paraditos, con mi erección pegada a su traserito. "Ja, ja, ja, pero si vienes requete-listo", fué su comentario. "Si vieras cómo me pones" respondí. Ya dentro de la casa la abracé y le dí un beso en la mejilla...fuí bajando con mis besos a su cuello, a su pecho y luego al seno que no tenía en mi mano, ya que con la otra mano le estaba sobando las nalgas, metiéndola por debajo de la tanga para acariciar la rajita entre sus nalgas y tocar con el dedo su culito. Yo sabía que ella comenzaba a tener una erección cuando jugaba con sus senos, así que me dediqué a succionar y mordisquear el pezón que tenía en mi boca y a darle pellizquitos en el otro. Y funcionó, pues dejando de manosear mi verga por un momento, tomó mi mano y la dirigió a su paquete, que hacía un bulto bajo la falda. La acaricié por encima de la tela, luego metí mi mano bajo la falda para tomarla en mi mano y la empecé a masturbar, suavemente pero apretando, arriba y abajo, arriba y abajo.

Se excitaba por momentos; tomando nuevamente mi verga, la siguió masturbando, suavemente también. Se acercó a mi cuerpo para que mi verga tocara la suya y, tomando las dos juntas, las empezó a masajear. Cuando nuestras vergas se tocaron, sentí una humedad. Ella, o yo, o los dos, ya teníamos en la punta de nuestros penes una gotita de líquido, que nos sirvió para lubricar ese contacto de verga a verga, que por momentos se hacía más urgente, y nos hubiéramos corridos ambos de haber seguido así. De hecho una vez sí me corrí así, embarrando con mi semen la verga de mi querida, lo que hizo que también ella se corriera. Pero no ahora. Temblando yo, y casi sin aliento, nos separamos para ir a la recámara. Escogimos un video de shemales, realmente notable porque todas las protagonistas tenían unos grandes pedazos de carne colgando entre sus piernas, con los que se dedicaron a penetrar a los demás protagonistas, y en algunos casos haciendo el 69 y en un caso, penetrando a un afortunado que ya se estaba cogiendo a una chica. Cómo lo envidié.

Pero dejé de masturbarme, ya que si lo seguía haciendo me correría sin remedio. De todas maneras era extremadamente placentero sentir la dureza de mi erección mientras contemplaba a mi Yadira ponerse de espaldas a mí y con su trasero frente a mi cara, ofreciéndose. Le bajé la tanga y se la quité, besando sus nalguitas y pasando mi lengua por la raja entre las nalgas, llegué al ojete de su culo, el cual empecé a lamer, primero de arriba abajo, luego perforando con mi lengua. Doblada ella en dos como estaba, tenía frente a ella mi entrepierna, y mientras disfrutaba su beso negro, alcanzó mi verga y me empezó a masturbar, se detuvo, se separó de mí y me dijo que me acostara bien en la cama para hacer el 69. No me hice de rogar y me tendí boca arriba en la cama, y ella buscó en un cajón para sacar un vibrador y un frasco de lubricante vaginal. "Este juguete te va a gustar". Nos tendimos cómodamente en posición del 69, sentándose ella primero en mi cara para recibir las caricias que mi boca le prodigaba a su ano caliente, antes de inclinarse y hacerme lo mismo.

Una boca mamando mi culo! Nunca me voy a cansar de que me lo hagan, tal vez inconscientemente deseo que me la metan, o tal vez no, pero me enloquece cuando siento una boca besar, luego lamerme el ano. Mi amada Yadira me lo hacía de una manera divina, dando de vez en cuando mordisquitos en mi piel entre la base de los testículos y el ano. Yo trataba de hacérselo igual y creo que lo logré porque la sentía gemir y temblar ante el acoso de mi lengua a su agujero. Así en esa posición sentí una humedad extraña en mi ano y supe que me estaba untando la entrada con lubricante para insertarme el consolador. "Flojito y cooperando" fué su muy verdadero consejo cuando me empezó a penetrar con el juguete. Sentí rico, muy rico cómo el objeto atravesaba mi culo y masajeaba la próstata, con suaves movimientos de mete y saca. De manera prudente lo hacía suave para no lastimarme, porque la muy diabla pretendía que después del juguete fuera la verga de ella la que llenara mi culo.

"Oooohhhh...aaaaahhh" atiné a decir, "mas...maaaasssss"

"¿Te la meto ya?"

"Sí, amorcito, cógeme, cógeme todo, hazme tuyo preciosa, dámelo todo en mi culito, es todo tuyo"

Como tantas mujeres ante mí antes hicieron, abrí las piernas para recibir la verga de mi preciosa. Como tantas veces hice frente a las piernas abiertas de una amante, Yadira se arrodilló frente a mí, se puso un condón y me empezó a penetrar, a culearme. Yo tenía mis piernas en alto y ella me aferró de las caderas para apoyarse y metérmela más profundamente. Se veía el placer en su cara arrebolada, sin cesar su mete-saca. Yo no sentía dolor, el consolador que me había metido previamente se había encargado de acostumbrarme a tenerla dentro. Pero de todas maneras sentía como mi ano apretaba la verga de mi novia, que empezaba a moverse más aprisa, más frenesí y más llena de placer que antes. Entrecortadamente me gemía y entre gemidos me decía todas las cosas sucias que se le ocurrían.

"Que rico aprietas, putito, me toca estrenarte, cabroncito, putooooo..."

"Dámelo así mi cielo, dámelo más, métela toda corazón, viólame!"

"Toda la noche si quieres, métemela las veces que quieras, mi culo es tuyo....puta"

"Ay, si, bien putota pero bien que te tengo cogido, cabron"

"¿Me empino, mi amor? ¿me la metes por atrás?"

Me dí la vuelta y quedé en cuatro, listo para seguir siendo cabalgado por esa lujuriosa amazona transexual. Sin perder tiempo, se apoyó en las rodillas y me volvió a encajar su lanza de carne en mi agujero palpitante. Me volvió a aferrar de las caderas, se dobló sobre mi espalda para poder acariciar mis pechos y mi miembro. Yo pujaba con cada embestida dentro de mí, cosa que la excitaba. Me puse nuevamente de espaldas para que Yadira me masturbara a la par que me penetraba..cielos, que buena cogida me estaba dando...sentía sus testículos en la raja de mis nalgas estrellarse con cada embestida de amor que me daba mi preciosa Yadira...alcancé con mis manos sus pechos y los masajée, los apreté y le daba pellizcos en los pezones para excitarla aún más.Pasados unos minutos de mete y saca la oí gemir, un gemido que me decía que se iba a correr.

"Ay, mi rey, me vengo, me vengooooooo"

"Sí, sí, échame tu semen, lléname de leche, amor, preciosa"

A la par que apresuraba sus embestidas, su mano masajeaba mi verga a velocidad prodigiosa, parecía que en una de las sacudidas me la iría a arrancar....igualmente sentí mi orgasmo llegar. Nos venimos juntos, ella escupiendo chorros de semen dentro de mí y mi verga enviando mi leche a sus senos, bañándolos con mi semen caliente. En la cima del placer se inclinó sobre mí para darme un beso apasionado, metiendo toda su lengua en mi boca. Nuestros cuerpos unidos y ahora untados de mi semen se estremecían al unísono entre gemidos y promesas de amor, hasta terminar flojos y narcotizados del placer reciente. Seguimos así abrazados, quietos por unos minutos mientras nos regresaban las fuerzas y el aliento.

Nos metimos a la ducha, estábamos sudados y empapados de semen. Cuando ella se quitó el condón le ví como le goteaba el semen, y me sentí satisfecho de haberle provocado ese orgasmo que sentí tan rico en mis entrañas. Tomados de la mano nos metimos a la ducha y nos limpiamos escrupulosamente, ella todavía metiéndome el dedo "para dejarme bien limpio". Le lavé el pene a ella y ella a mí, poniéndose otra vez erectos en el acto. Aprovechamos el regaderazo para orinar, lanzándonos los chorros a los genitales jugetonamente, y, después en nuestros culos. Todavía orinando, riendo, nos abrazamos para besarnos, la orina cayendo por nuestras piernas. Cada gesto estaba pensado para excitar y calentar. Enjabonar, tallar, enjuagar, sacudir, eran dirigidos principalmente a vergas y a nalgas, senos y culos. De haber habido agua caliente toda la noche ahí hubiéramos seguido pero nos salimos en cuanto la temperatura del agua empezó a descender. Nos secamos y salimos abrazados de nueva cuenta a la recámara.

El video que estaba puesto en ese momento mostraba dos hombres con dos travestis, pero donde ellos eran los que estaban recibiendo las arremetidas de las dos morenazas, que por cierto tenían unos atributos bastante notables...enormes nalgas y senos, pensé que eran brasileñas por la exhuberancia de sus cuerpos.

Ambos nos estábamos tocando nuestros respectivos penes viendo el video, comentando sobre los cuerpos de semejantes mujeres. Nos empezamos a dar besitos nuevamente, pequeños y cariñosos, que volvieron a crecer hasta ser de lengua, succionando y explorando las boca del otro. Nuevamente juntamos nuestros cuerpos, verga con verga caliente, manos explorando culos...maniobré frente a Yadira para quedar con su verga frente a mi cara, en posición de 69. Besé la punta de su miembro antes de metérmelo en la boca y sentí en mi verga el delicioso calor al metérsersela en la boca. La dureza de mi pene la hizo salirse de mí para voltearse boca abajo y pedir que ahora yo se la metiera...no me hize de rogar y me dí también la vuelta, primero para mamarle el culo y lubricárselo con mi saliva. Me puse un condón y se la metí despacio. Me moví suavemente hasta que se acostumbrara a mi carne y cuando el ritmo de sus caderas me dijo que ya estaba lista, empecé a apresurar los movimientos de mi pelvis, enterrándola y sacándola. No me quise mover muy rápido, la sensación era deliciosa y no quería acabar muy rápido. De todas maneras mi orgasmo anterior me iba a impedir que me viniera pronto...pero sus gemidos y sus protestas con esa voz tipluda de los afeminados avivaba mi frenesí al metérsela y a pesar de mí aceleré el ritmo hasta venirme en su ano rico. Mis gemidos de placer se sumaron a los de ella y en el momento de eyacular la besé nuevamente, lamiendo toda su boca por dentro, metiéndole la lengua.

Así quedamos, exhaustos, yo encima de ella con mi pene aún dentro. Me retiré antes de perder completamente la erección y me quedé, sin aliento todavía, hasta que me serené. Cuando ella se volteó frente a mí ví una mancha en la cama donde ella también había eyaculado con la excitación de mis arremetidas. Nos limpiamos y nos quedamos dormidos.

Después de dos orgasmos, ya no nos quedamos con ganas de nada más. Me vestí para irme al fin, y le pedí prestado un consolador para jugar con él cuando me volviera a masturbar pensando en ella. Afortunadamente le había pagado antes de empezar a coger, pues el pago nos pudiera haber quitado el sabor a la sesión. Un largo beso después, me despedí de ella y abordé mi auto. Llegué a casa con el agradable cansancio que queda después del sexo y la sensación de haber sido penetrado por primera vez.

Usé el consolador algunas veces antes de devolvérselo. Si no fuera difícil de explicar si me lo encuentran, me compraría uno. Cuando le devolví el consolador a Yadira, aprovechamos para otra sesión de sexo memorable. Esa historia se las contaré en otra ocasión, si es que esta historia (detalles más o menos pero esencialmente verdadera) les ha gustado.

Pretendiente.