El Empollón Y La Animadora

Clásica fantasía para muchos, pero para Mick será un poco diferente.

Hola a todos. Hoy les presento algo diferente pero no sé, me estoy sintiendo algo viejo y cansado y aún no llego a los 25 tacos. Es como aquella película de Brad El Pitt, pero al revés, menuda maquina estoy hecho. Este relato contiene (?) un arnés, pies de fetiche (leer a la inversa) y algunas otras cosas (nada más). El aire del Pacífico esta algo salado pero como se le hace, todo por la ciencia y espero disfruten la lectura.

Mick caminaba de prisa, no quería llegar tarde a su clase y la campana había sonado 5 minutos antes. Aún quedaban un puñado de alumnos en los pasillos charlando y perdiendo el tiempo haciendo cualquier clase de tonterías para publicar en sus redes sociales pero Mick no era de esos; apenas tenía vida social y para lo único que existía era el estudio. Una rata de biblioteca, nerd, empollón, era de los muchos nombres por los cuales le llamaban con frecuencia, Mick; de 18 años, era de estatura promedio (1,70m), delgado, piel pálida, cabello y ojos negros. Ese día vestía una camisa azul a cuadros y pantalón beige, más unos zapatos negros; cuando se acercaba a su salón de clases, un grupo de 5 chicos altos con la misma chaqueta roja le cerraron el paso.

“A donde crees que vas?” le espetó Adam, el acosador del instituto y la sombra de Mick.

“Ya basta Adam, tengo que ir a mi clase,” respondió Mick y trató de pasar pero los colegas de Adam le sujetaron y lo estamparon contra la pared, cercándolo.

Adam, que era superior en estatura y fuerza, le estrelló una carpeta en el pecho y que no tardó en caer al suelo.

“Te cargaste mi reporte de Química, zopenco. Te crees muy gracioso, eh? Yo te enseñare que es gracioso,” amenazó el bravucón.

“Si, dale una lección Adam,” dijo uno de sus compañeros.

“Vamos Adam, enséñale como te las gastas,” dijo otro.

Apretando el puño, Adam se dispuso a partirle la nariz pero Mick ágilmente se agachó y, escabulléndose entre ellos, salió disparado como una exhalación. Esquivando a varios alumnos, Mick torció a la derecha, como dirigiéndose a la salida del instituto; oyendo el ruido atronador de sus perseguidores cerca. El chico se atrevió a mirar por encima del hombro rápidamente, los tenía solo un par de metros detrás y el pánico lo invadió: si le cogían le harían algo peor de lo planeado en principio y eso le dio algo de energías para seguir. Pegando un frenazo en seco que le obligo a patinar por el pulido suelo, giro a la izquierda para dirigirse al gimnasio.

“Te matare, cobarde!” le vociferó Adam.

Se entretuvo una fracción de segundo abriendo las puertas del gimnasio y las cerró tras de sí, un golpe sordo fue el indicativo que Adam se había estrellado contra ellas en un intento por abrirlas mediante la fuerza bruta. Esto le dio tiempo a Mick para lograr escabullirse dentro de uno de los vestuarios, pero en la premura no pudo darse cuenta que estaba entrando al de las chicas.

Unos segundos más tarde las puertas del gimnasio se abrieron violentamente y Adam y sus matones entraron buscando a Mick con la mirada, luego bajo los escalones de las gradas pero no hallaron a Mick.

“Encuéntrenlo joder, que de esta no se salva!” gritó Adam a sus compañeros.

Buscando en cada rincón del lugar, no le lograron encontrar y por último revisaron los vestuarios. Primero el suyo, y al no encontrarle se detuvieron fuera del vestuario de mujeres.

“Hombre, este es el de chicas,” le recordó uno de sus colegas.

“Y? El gimnasio está vacío,” dijo Adam y abrió la puerta.

Entraron entonces. Vieron los lockers y registraron las duchas, sin suerte. Mick, que se había ocultado en una esquina detrás de la hilera de lockers, estaba agazapado y con el corazón a punto de salirle por la boca cuando oyó pasos cerca de él y se dio por perdido. Era Adam quien acercaba lentamente pero cuando estaba por pillar a su presa, la puerta del vestuario se volvió a abrir.

Una animadora entró y Adam se giró para ver quién era. La chica, pelirroja y un poco más baja que él (1,78m) vestía su diminuto uniforme de animadora verde y blanco, falda y top bien ceñidos que resaltaban unos senos grandes y redondos. El abdomen descubierto, resaltaba un piercing en su ombligo, además de otro en el labio inferior, sus ojos verdes mostraban evidente sorpresa ante la presencia de aquel chico en el vestuario.

“Y tú qué haces aquí?” le increpó la chica con tono desafiante, Mick solo se limitaba a escuchar y rogaba que no lo descubrieran.

“No es tu problema,’’ respondió de malas maneras Adam.

“Pues este es el vestuario de chicas, si no te has enterado. Ahora largo de aquí,” dijo la animadora golpeando el suelo con su zapatilla, claramente molesta.

Cuando los compañeros de Adam se acercaron, este les hizo una señal y abandonaron el vestuario. La chica se dirigió a su casillero, y lo abrió. Acomodando su cabello en una coleta, puso un bolso sobre una de las bancas y se dispuso a cambiarse el uniforme, ya que no había podido practicar sus rutinas.

Mick se asomó de reojo y se quedó pasmado al ver que la chica, que ignoraba su presencia; se había quitado el top y dejaba al descubierto un par de buenas tetas, sus pezones estaban un poco erectos y su pecho tenía unas cuantas manchas típicas de las pelirrojas. Boquiabierto y anonadado por el espectáculo que estaba viendo, Mick se llevó la mano al paquete, que estaba duro como piedra bajo el pantalón. Tal vez esta era la oportunidad perfecta de ver a una chica en bolas sin tener que pasar por todo el proceso previo de coqueteo.

Inclinándose un poco hacia un costado para poder visualizar mejor a la animadora, el chico no cayó en cuenta de que su bolso colgaba precariamente y con un golpe sordo cayó al suelo. El ruido paralizó a ambos, tanto a la chica como a Mick, que se giró asustado y se aplastó contra la pared, rogando que la animadora se hubiese imaginado el ruido. La chica, sobresaltada; se cubrió los senos con un brazo mientras buscaba desesperada una camisa en su bolso.

“Quien anda ahí?” preguntó la animadora en voz alta.

Tratando de evitar respirar ruidosamente, Mick estaba muerto de miedo ante la posibilidad ahora de no ser pillado por Adam y sus matones, sino por una chica. Lentamente, la muchacha se fue acercando hasta el rincón donde Mick estaba agazapado y allí lo encontró, con los ojos cerrados, las manos sobre el paquete y rogando que no le pillase y malinterpretase su presencia.

“Pero qué demonios? Que mierdas haces aquí, pervertido!?” chilló histérica.

Sin darle tiempo de reaccionar o articular sonido, la chica lo hizo levantarse cogiéndole de la oreja. Mick aulló de dolor pero ella ignoró sus quejidos y lo puso de pie. Aun tirando de él, dio unos pasos en dirección a su casilla y lo sentó bruscamente sobre la banca en medio del corredor del vestuario. Mick se frotaba su dolorida oreja y la animadora le contemplaba con expresión airada.

“Y tú qué coño hacías allí? Pensabas en aprovecharte de mí?” le recriminó cabreada.

“Lo siento, yo no pensé… huía de ellos y me escondí aquí…” admitió Mick nervioso.

“Y una mierda. Pero no creas que esto se va a quedar así, eh?” amenazó la muchacha y el chico palideció.

“No por favor, ya dije que lo sentía…” suplicó el pobre Mick cuando se fijó en la belleza exuberante frente a él.

Una curvilínea figura, piernas largas y sexys; sus ojos se quedaron un momento admirando su abdomen plano y el piercing en su ombligo. La animadora, bien cabreada por haberle pillado en el vestuario ahora estaba fuera de sí al ver la cara de atontado de Mick, que volvía estar empalmado a pesar de la situación.

“Joder, eres un cerdo. Mis ojos están aquí arriba, cabronazo!” le recordó ella.

La chica alzó la pierna y apoyó su zapatilla sobre el bulto entre las piernas de Mick, e hizo presión. El chico aulló un poco, quejándose; pero ella lo ignoró y continuó haciendo presión hasta sentir que su erección disminuía. Mirándolo detenidamente, un brillo pícaro apareció en sus ojos pero Mick, preocupado por su paquete, no se enteró de nada.

“Iremos con la directora,” dijo tranquilamente la chica.

“No! No por favor, no es para tanto, ni que hubiese cometido un… arrghh… crimen,” dijo Mick entrecortadamente, pues la animadora hizo mayor presión con su zapatilla y le estaba haciendo algo de daño.

“Ella decidirá, así que si no quieres que todos se enteren que eres un pervertido sin remedio, vendrás conmigo.”

“Por favor, hare lo que sea, pero no la dirección. Manchara mi expediente…” suplicó Mick, preocupado por su record académico inmaculado.

La muchacha esbozó una fina sonrisa que no era muy buena señal y flexionó un poco su rodilla, para pisarle el paquete con mayor fuerza, Mick gruñó y trató de apartarla sin éxito, la chica era más fuerte de lo que aparentaba.

“Lo que sea? Ya veo… si quieres salvar tu culo… figuradamente, harás lo que te diga,” dijo ella medio en broma, medio en serio.

“Figuradamente? Que quieres decir?”

“No te muevas, o te juro que lo lamentaras,” le indicó la animadora.

Sin atreverse a huir, Mick asintió y ella levanto el pie; finalmente podía agarrarse el paquete y recobrar algo de sensibilidad pero la chica no perdió el tiempo y le dio la espalda para buscar algo en su casillero. Sonrió con malicia al encontrar lo que buscaba.

“Pero que mierda!?” atinó a exclamar Mick, al mirar lo que la chica sostenía en su mano.

Un arnés con un dildo. La animadora seguía sonriendo y lo miró sin una pizca de piedad en su bello rostro.

“Si… ahora vas a ser un buen chico y te lo vas a tragar,” dijo ella acercándoselo.

“No, ni loco! No me vas a obligar,” se quejó el muchacho.

“Estas seguro? Entonces iremos con la directora y veremos qué opina ella cuando le diga que estabas espiándome,” respondió la chica.

Agarrándolo por el cabello, la animadora trató infructuosamente de que Mick chupase el dildo pero este mantenía los labios firmemente cerrados. Mirándolo con severidad, el chico comprendió que no le quedaba más opción que hacer lo que ella pedía y lentamente separó los labios.

“Eso es, perra… te voy a enseñar a no espiar a una chica,” dijo triunfante la animadora mientras introducía su juguete favorito en la boca de Mick.

El chico abrió los ojos de par en par al ser introducido el dildo en su boca, en cambio ella sonría complacida. El dildo, de color rosa claro; probablemente estaba alrededor de los 18 cms de largo y a medida que se hundía más en su boca, comenzaba a tener arcadas al sentir la punta del mismo llegarle a la campanilla. Con ojos llorosos, Mick la miraba de modo suplicante pero la muchacha terminó de meterle el dildo hasta la base del arnés.

“Buen chico… nos vamos a divertir mucho…” le aseguró y comenzó a follarle la boca despacio.

Mick no se lo podía creer, de librarse de Adam y sus colegas ahora estaba a merced de una chica bien sexy y loca que le había bajado la erección con su zapatilla y ahora le estaba follando la boca con su dildo. Menuda humillación que estaba sintiendo de hallarse en esa situación pero de nuevo, con el pasar de los minutos, comenzó a sentir que se volvía a empalmar una tercera vez, su reacción fue poner sus manos sobre su paquete para ocultar que la situación le estaba empezando a gustar, disfrutar el control que esa chica estaba ejerciendo sobre él, de cambiar los roles y ponerlo a mamar un largo dildo. Si Adam o cualquiera le mirase en ese instante, sería el objeto de burlas y ridiculizado de por vida pero en ese momento ya no le importaba.

“Mmm… veo que lo estas disfrutando, zorra. Lo vas a disfrutar mucho más,” comentó la animadora y aumentó la velocidad de su mano.

Su dildo entraba y salía de la boca de Mick con mayor rapidez, a cada tanto la chica se tomaba una pausa y lo sacudía con violencia dentro de la boca del chico, que tenía una urgencia de menear su polla un poco pero tenía muy difícil bajarse la cremallera del pantalón para liberar su verga. Las arcadas eran constantes y su propia saliva se escapaba por la comisura de sus labios y caía en su regazo, en par de ocasiones la animadora le tapó la nariz y le metió el dildo completamente, haciéndolo tener grandes arcadas y estimulando su reflejo salvajemente.

Finalmente, le sacó el dildo de su boca. Un hilo de saliva se escapó adherido al dildo el cual quedó unido a su labio inferior, Mick trató de recuperar el aliento mientras la animadora se deshacía de su falda y se colocaba el arnés, ajustándoselo para evitar cualquier incomodidad.

“Ven aquí, aun no termino contigo,” dijo la chica.

Sujetando a Mick con ambas manos sobre su cabeza, la muchacha le follo la boca como si fuera una muñeca usada. Era más que evidente que la chica era una experta usando strapon, pues sabía mover sus caderas como si de verdad tuviese una verga entre las piernas; además que por los gestos de placer en su cara (aunque no sintiese nada) se veía que estaba disfrutando una barbaridad el humillar a Mick de esa manera.

“Muy bien, eso es… eres toda una perra, te encanta mi polla, no es así?” le comentó tras tomarlo de los cabello y alzarle el rostro para mirarlo a los ojos. Mick no respondió, apenas conservaba el aliento para respirar agitadamente y la animadora volvió a follarle la boca con ímpetu renovado por otros 5 minutos.

Lo bueno de todo eso, es que Mick jamás había estado tan cerca de un coño como en ese momento, aunque incapaz de darle una lamida. Pronto la chica le obligo a ponerse de pie.

“Quítate la ropa,” le ordenó.

Obedeciendo sin rechistar, Mick quedó completamente desnudo mostrando su polla empalmada de unos 15 cms, la chica no pudo evitar soltar una risita pero se puso seria de inmediato.

“Ahora, ponte de perrito.”

“Vale, ya fue suficiente, ya te has divertido…” dijo Mick.

“Harás lo que te digo, pervertido, o todos se enteraran…” amenazó la animadora una vez más.

Sopesando ya lo que probablemente sucedería, no le quedo de otra. Con temor se puso de perrito sobre la sólida banca de madera y la chica se puso de pie detrás de él. Asestándole una nalgada, le obligó a arquear la espalda y empinar el culo.

“Venga, debes hacerlo bien. Vas a ser mi perra y debes actuar como una,” dijo la chica mientras apoyaba una de sus manos sobre su espalda para que dejase el culo en pompa.

“De verdad, lo siento, pero por favor… piedad, a mí no me va esto,” suplicó Mick a la desesperada.

La animadora, haciendo caso omiso, respondió con una seca nalgada que hizo quejarse un poco a Mick, la mano de la chica había quedado claramente marcada y el área pronto comenzó a enrojecer.

“Joder, eso me dolió!” chilló Mick adolorido y la muchacha volvió a darle otra nalgada por respuesta, “Detente!” rogó el chico pero de nuevo, la animadora le asestó una tercera nalgada que resonó en el silencio del vestuario.

El contraste entre su pálido culo y el área donde había golpeado la chica era evidente. La zona afectada enrojecía violentamente a pasos acelerados aunque no era para alarmarse ni mucho menos. Mick notaba el ardor y sin importar el tiempo que transcurría, le había quedado la sensación de que era golpeado una y otra vez.

“Si ya dejaste de lloriquear, ahora es mi turno,” habló por fin la chica mientras se regodeaba ante el pobre Mick.

Inclinándose un poco sobre él, volvió a darle una rápida nalgada y Mick volvió a quejarse. Esta vez la chica comenzó a masajear las nalgas del mirón y separándolas, un hilo de saliva escapó de su boca y fue a parar a su raja. El muchacho sintió aquello y empezó a desesperarse, colocándose en cuclillas; la animadora pasó su pulgar por el perineo hasta llegar al ano de Mick, quien dio un respingo al sentir ese pulgar amenazador. Haciendo presión, logró vencer la resistencia de su esfínter y su pulgar se adentró en el virginal culo de Mick, que apretó los dientes y trató de resistir ese pulgar invasor, dejando escapar un leve quejido.

“Te gusta, eh?” le dijo la animadora con voz entre divertida y seria.

“Parad por favor… ahh…” volvió a suplicar Mick pero ella no se inmutó.

“No es necesario fingir, si tu culo se ha tragado mi pulgar, menuda perra estas hecha,” comentó la muchacha y era verdad, a pesar del esfuerzo que hacía, la chica encontraba poca o nula resistencia y giró su muñeca levemente, luego movió su pulgar para seguir abriéndole el culo.

El muchacho intentó huir pero su intentona fue abortada por la chica que no dudo en asestarle una lluvia de nalgadas que dejaron su trasero rojo y dolorido a partes iguales. Ahora la sensación la podía sentir en ambas nalgas a medida que la animadora, valiéndose de su otro pulgar, comenzó a estirar al máximo su esfínter. Cuando no estiraba el ojete, la chica introducía ambos pulgares simultáneamente para darle una idea de lo que vendría, aunque dos pulgares eran nada comparados con la polla plástica entre sus piernas.

Mick se angustió rápidamente. Intentó resistirse a los pulgares de la animadora inútilmente, pues su culo no parecía querer detener la intrusión externa. En cambio la chica sonreía con no muy buenas intenciones, disfrutaba cada segundo de la humillación de ese mirón pervertido y no estaba dispuesta a dejarle sin castigo. Sacando los pulgares de culo de Mick, introdujo un índice y su dedo corazón para dilatarle a conciencia, mientras que el pobre chaval resoplaba en clara disconformidad.

Pero aquel gesto, de negación, no concordaba con lo empalmado que estaba. Mick no podía concebir que le estaba gustando que una chica le metiese un par de dedos en su culo, lo dilatase y escupiese mientras le preparaba para follarlo con un strapon. Por más que intentó, no pudo contener esa parte de su subconsciente que deseaba locamente estar con una chica, aunque no de la manera tradicional. Finalmente, tras largo tiempo sintiendo como le trabajaban el culo y dilataban su esfínter, Mick dejó escapar un gemido más de placer que de resistencia y se sintió culpable. La animadora soltó una risita de satisfacción al oír a Mick.

“Ya ves, te dije que te iba a gustar, zorra. No es que vayas a cambiar de acera, así que solo déjate llevar, quizás lo disfrutes más de la cuenta…” dijo la animadora y le asestó otra nalgada que le arrancó otro gemido ahogado.

Respirando entrecortadamente, el chico puso en práctica la sugerencia de la animadora y dejó de resistirse. La chica alternó nalgadas y masajes, haciendo que en poco tiempo a Mick le ardiesen las nalgas como si le hubiesen marcado con un hierro al rojo vivo, y en verdad ella le estaba marcando con sus suaves y fuertes manos, dejando en claro quien mandaba. Mick se sobresaltó al sentir sus manos agarrándole los testículos y dándole suaves palmadas que le hicieron estremecerse, muy a su pesar tenía que admitir que la animadora le estaba poniendo más cachondo y al mismo tiempo, le desesperaba al no tener la certeza de cuando se cansaría de jugar con él, o si alguna chica les pillaría en esos menesteres.

Por fin ella dejó de jugar con sus huevos y apoyó ambas manos sobre sus nalgas enrojecidas. Inmovilizado, Mick supo que su hora había llegado, la chica escupió un par de veces en su culo y restregó la punta de su dildo en su esfínter, lista para penetrarlo.

“Vale, ya es la hora de un buen polvo. Si te comportas… tal vez te deje jugar conmigo…” prometió la animadora.

Mick no tenía la certeza si ella al final cumpliría su palabra, pero era seguro de que ella si jugaría con él y en verdad aún no se sentía del todo preparado para lo que vendría. Pronto sintió la punta de aquel dildo en su esfínter, haciendo presión para entrar en su hasta entonces culo virgen, Mick dejó escapar un gemido ahogado y apretó dientes y puños para soportar el obvio dolor del desvirgue que seguiría. La animadora continuó empujando y haciendo presión, su polla de plástico se adentraba más y más en ese culo a su disposición, una sonrisa de triunfo y superioridad apareció en su bello rostro mientras empujaba toda esa polla dentro de Mick.

Finalmente, la base de su arnés hizo contacto con las nalgas del chico, la penetración era total. Mick bufaba y resoplaba tratando de acostumbrarse, en tanto que la chica masajeaba delicadamente su espalda y sus nalgas; dándole tiempo para adaptarse. Diversas sensaciones y emociones invadían a Mick en ese instante que le pareció eterno: dolor, humillación, vergüenza, entre otras. Pasados un par de minutos, la chica comenzó lentamente a bombear a Mick, que tuvo que morder su labio inferior al sentirla moverse.

“Que cerradito estas, supongo que debo de estar inaugurando tu culo,” dijo la animadora en tono burlón y le asestó una rápida nalgada.

El dolor era insoportable y poco a poco ella comenzó a embestirlo con más ganas. Pronto resultó inútil seguir conteniéndose y abrió la boca para gemir mientras la animadora seguía penetrando su ojete sin prisas pero sin pausa. Esa polla plástica lo llenaba por completo y apenas podía sentir alivio porque ella la hundía lo más profundo que podía y solo se la sacaba hasta la mitad, con lo que a cada momento que pasaba, Mick sentía como sus entrañas se ensanchaban y adaptaban al objeto que se abría paso.

Su escroto se tensó, e incrédulo el chico podía sentir como su polla respondía al ser estimulada su próstata de esa manera, para mayor humillación unas pocas gotas de líquido preseminal brillaban en la punta de su glande y, lentamente; caían sobre la banca. Aunque la animadora no podía darse cuenta de ello, si escuchaba como los gemidos y jadeos de su víctima eran más relajados y más de goce que de dolor, y aumentó el ritmo de sus embates. Balanceándose tiesa, la polla de Mick se movía sin parar a la velocidad de las embestidas de la animadora, que unió sus gemidos a los suyos en una perfecta y sincronizada sinfonía.

La chica se deshizo de la camiseta, ambos cuerpos se cubrieron de sudor inmediatamente, y a pesar de no tener una visión completa del panorama, el cuerpo ejercitado de la muchacha se tensaba con cada estocada y estaba decidida a follarse con todo a ese pervertido. Clavando sus manos en la cintura de Mick, la animadora comenzó a empotrar con mayor vehemencia a Mick, iba y venía sin parar y el chico puso los ojos en blanco, su polla dura como roca reclamaba atención pero con ambas manos apoyadas en la banca, no podía aliviar y satisfacerse como correspondía.

“Eres una zorra, una sucia zorra. Voy a hacer que te corras como nunca!” exclamó la animadora sin detenerse y Mick respondía con gemidos propios de una chica y apenas podía respirar con normalidad.

La chica se desató y le embistió salvajemente. Lamentablemente para Mick, aquello no significaba que ella estaba cerca de venirse pero ya no pensaba ello y solo se limitó a gritar como la zorra que era en ese instante mientras su culo era bombeado sin tregua. Tras pasar varios minutos a ese ritmo frenético y demoledor, la chica se la clavó entera y se detuvo para coger aliento, su pecho estaba enrojecido y respiraba agitada. Mick sentía su culo palpitando y su polla dura a tal modo que le dolía el no poder pajearse.

Ella le sacó la polla y se tumbó sobre la banca, ordenándole a Mick que le chupase la polla y el chico, obedientemente; se dio vuelta y comenzó a chupar. La animadora enterró ambas manos en su cabello y le hacía subir y bajar, en par de oportunidades le hizo atragantarse y ella gemía y se regodeaba con la vista.

“Vale puta, ahora cabálgame, no hemos terminado…” le indicó ella con voz cansada pero feliz.

Mick soltó un leve quejido pero obedeció y comenzó a clavarse lentamente su polla de nuevo. La animadora puso las manos en sus muslos y le hizo bajar de una vez, Mick aulló pero una seca nalgada le indicó que debía empezar a moverse. Poniendo las manos sobre la banca, Mick comenzó a subir y bajar despacio, mientras ella volvía a gemir de manera sensual y cerraba los ojos, la polla del chico se movía sin gobierno y cuando atinó a alcanzarla con una mano para aliviar su necesidad, ella le detuvo.

“Yo lo haré, no sea que te vengas en cinco segundos,” dijo la animadora.

Y por primera vez en su vida, Mick sintió una mano que no era la suya pajeando su polla. El tacto suave y delicado de la chica alrededor de su miembro viril fue la gloria para el muchacho, que se relajó al sentir que su polla ahora estaba dentro del juego y continuó cabalgando a la animadora. Lo “positivo” de la situación, era que él podía controlar la velocidad a la que ir sobre esa polla plástica y con la mano de ella ordeñándole despacio, las cosas ya mejoraban un poco. Ella tampoco podía negar lo mojada y cachonda que estaba, y aunque quería que él fuese más rápido, ya con follarle el culo tenía todo lo que quería y es que a esa chica le ponía más follarse a los chicos que dejarse follar por ellos.

Tras permanecer así unos cuantos minutos, la chica le hizo señas para que se detuviese y Mick se levantó. No podía negar que le dolía el culo a horrores pero su polla le traicionaba.

“Nada mal, nada mal… podría divertirme contigo más seguido…” dijo la animadora con una sonrisa, “Ahora de pie con la espalda contra ese casillero,” le instruyó.

Jadeando, Mick obedeció y apoyó su espalda sudorosa contra el casillero contiguo de la animadora. Ella se sentó en el borde de la banca y le miró con lujuria, antes de quitarse las zapatillas y los calcetines, mostrando unos pies blancos, pequeños y perfectos, las uñas pintadas de rojo fuego. Estirando sus piernas hacia Mick, la animadora le acarició el vientre y el pecho con ambos pies, el muchacho cerró los ojos al sentir ese delicado contacto y ella sonrió y se mordió el labio inferior.

“Te gustan mis pies, eh?” preguntó. Mick asintió rápidamente y ella dejó escapar una risita.

La animadora continuó acariciándolo, esta vez alternaba la planta de sus pies con sus dedos, Mick respiraba más rápido al sentir esos pies sensuales tocando su piel, jamás había pensado en que un par de hermosos y suaves pies le pondrían tan cachondo, su polla seguía dura y reclamando la atención perdida. Con un pie, la animadora acarició los huevos de Mick y le dio una suave patada, que no fue dolorosa pero le hizo abrir los ojos, con sus dedos recorrió su polla hasta llegar al glande y se cerraron sobre él, el chico no pudo reprimir otro gemido de placer y se entregó por completo.

Con su otro pie, descendió hasta la base de su polla y juntos, comenzaron a pajearlo. Aquello era el paraíso y la chica volvió a reírse al ver el placer reflejado en la cara del chico, al principio sus movimientos eran lentos y pausados pero no tardaron en ser más rápidos. De nuevo, el líquido preseminal volvía a gotear de su glande y la animadora también gemía al unísono, siguió pajeando su verga con sus pies hasta que se detuvo.

“Te molan mis pies, cerdo? Follame los pies, eso es lo que deseas hacer, te dije que te dejaría jugar…” dijo la animadora con una mirada de zorra que puso a Mick muy cachondo.

Sujetando sus pies, el chico comenzó a follar el pequeño espacio entre ellos como un poseso. La muchacha se echó hacia atrás y metiéndose mano, se tocaba el coño para disfrutar en igualdad de condiciones. No era como follarse un coño húmedo y apretado, que Mick no sabía cómo se sentía eso, pero aquellos pies le estaban volviendo loco y movía sus caderas sin parar. La chica ejercía mayor presión al tiempo que mantenía sus piernas separadas y flexionadas mientras Mick, literalmente enloquecía y comenzaba a tener espasmos.

Al darse cuenta de ello, la animadora logró apartar sus pies y Mick se cabreó un poco al no poder llegar al ansiado orgasmo.

“Ven. Quiero que te corras sobre mis pies… quiero sentir tu leche en mis pies,” le dijo ella y Mick, a su señal, comenzó a pajearse con violencia sobre los pies de la chica, que gemía en voz baja y acariciaba su escroto.

Con grandes gemidos y temblores Mick comenzó a correrse en los pies de la chica, dejando varios trallazos de lefa caliente sobre su empeine desnudo. Al final termino agotado y complacido, la animadora esparció su corrida por ambos pies y con una mirada traviesa volvió a hablar.

“Ahora chupa mis pies…”

“Eh? No hablas en serio…” respondió Mick al coger aliento, pero no había ninguna duda en la animadora, que asintió.

Dudando un poco, Mick se arrodilló frente a ella y primero lamió su pie derecho. El sabor de su propia lefa le hizo detenerse pero cuando la chica dejo escapar un gemido y sonrió, Mick continuó pasando su lengua tímidamente, y luego con mayor dedicación ante la mirada de la muchacha, que lo contemplaba con deseo. Después pasó a su pie izquierdo y así estuvo por largo rato, finalmente la chica palmeó su mejilla con su pie y se levantó.

“Buen chico. La verdad, lo he disfrutado mucho, pero aun así iremos con la directora…” dijo la animadora ante la mirada atónita de Mick.