El elegido por mi madre
Luego de divorciarse y mudarnos a una nueva casa, mi madre comienza a pensar en rehacer su vida. Para ello debe elegir entre dos candidatos. Un amigo del pasado y su propio hijo ¿Quién será el vencedor?
EL ELEGIDO POR MI MADRE
Este relato que les quiero compartir más que una aventura sexual, es una experiencia de vida la cual ha cambiado mi manera de ver las cosas, en especial mis lazos filiales con la mujer que me dio la vida, mi madre.
Mi nombre es Paul, y vivo solo con mi madre de nombre María del Pilar, la cual tiene 45 años, ella, aunque no es una súper modelo, ni la gran mujer que muchos autores describen en relatos que he leído, pero doy fe que tampoco no es un adefesio de la especie femenina. Es una mujer muy hermosa de 1.69 cm de altura, de contextura delgada, pero esbelta, con unos pechos medianamente redondos y unas nalgas paraditas, que desde siempre fueron el blanco de muchas miradas masculinas, a pesar de ello, y yo en mis plenos 22 años no recuerdo haberla visto en una relación, o que haya estado hablando con algún amigo por teléfono, o que me platicase que estaba saliendo con alguien y si yo no tenía problemas en conocerlo, o también salir con las amigas de noche a rumbear y mucho menos haber faltado a dormir a casa, lo cual siempre me hizo pensar o que ella no tenía tiempo de hacer vida social o simplemente no se le daba la gana de complicarse la vida. La relación con mi madre siempre fue de mucho cariño y reglas no muy rígidas.
De mi padre el único recuerdo que tengo de él fue hace 5 años atrás llegó a la casa, alistó sus maletas y se fue de la casa sin decir ni adiós o ya regreso. Por boca de mi madre, me enteré que su empresa de lavado y planchado de autos se fue a la quiebra y todo por confiar en su secretaria (el cual era su amante en secreto). Con su partida, un poco nos golpeó la crisis en que nos dejó, pero gracias también a los dos restaurantes que tenía mamá de negocio propio, nos recuperamos de dicho trago amargo.
Con el fin de no saber nada de mi progenitor, decidimos mudarnos a otro lado, también como pretexto para mi madre de poner un tercer local restaurante. La zona en la que elegimos era una residencial, para gente en su mayoría de clase media, y la nueva casa era de dos pisos, pero por dentro era todo un bunker, y lo más llamativo de la residencia mencionada, había cerca un club con piscina en donde la mayoría de las personas que vivíamos en dicha residencial, iban mayormente a socializar o en algunos casos a buscar una conquista del momento, para quien sabe después, tener un choque y fuga. En fin, que se podía esperar de una zona exclusiva como esa.
Cada sábado y domingo habitualmente iniciamos el día yendo a la piscina del club, pues a decir verdad lo hacía por ver a una vecina de ese entonces de mi edad, muy bonita la niña, como se dice, ideal para mí y a mi madre le gustaba más el ambiente que se forma con las risas de los niños, la plática con algunas amigas que hizo al llegar y la música sabatina para relajar, así que queriendo o no, la salida a ambos nos relajaba en especial para compartir un poco de tiempo juntos.
A los pocos meses que llegamos a vivir, observé una cosa muy curiosa que en general a mí me dio muchos celos y coraje a la vez. Pues ocurrió que un viernes en la noche había salido con mis amigos y regresé muy tarde a casa y a la mañana del sábado, observé que mi madre no estaba allí y cuando salí a buscarla, llegué a la piscina y la encontré nada menos que conversando con uno de los vecinos de la residencial. Este señor tampoco no era cualquier adefesio, ya que es de piel morena, un físico muy trabajado y solo estaba en bóxer de baño. Mi madre estaba con un traje de baño, tanto de sostén y braga de color amarillo muy provocativo que le hacía marcar su bien descrito y trabajado cuerpo. Me puse a una cierta distancia observándolos y ellos estaban risa que risa, hasta que unos minutos después, él se paró, ella se echó en la silla de verano, se hizo un lado el sostén, dejando libre su espalda y el tipo ese, le estaba echando protector en toda la espalda.
Por un momento sentí una rabia intensa, de querer ir y decirle que estás haciendo o tal vez, de ir a la casa, coger mis cosas y largarme para siempre, pero sentía como un imán que me detenía las piernas y seguir observando la escena. Seguí mirando y después de ponerse el protector en toda la espalda, el tipo descendió por las piernas y un poco más llegó al culo de ella y ésta invitándole a que siga en el masaje relajante. Estaba esperando a que se dejase ver la parte de las tetas, pero nunca ocurrió. Después de terminado de colocar el protector, ella permaneció de espaldas unos momentos, mientras su acompañante se metía a duchar un poco.
Salí de mi escondite y me acerqué a ella haciendo como una especie de sombra, al verme de pie, fije mi mirada en su trabajada espalda y de reojo en el tipo que nos miraba fingiendo estar nadando.
Mamá sólo atinó a decir:
- Paúl hijo ¿qué haces por acá?
- Pues estaba buscándote mamá, pero veo que estás muy bien acompañada
- EHHH yo, bueno no es lo que tú piensas.
- No digas nada, ya me voy para la casa, que te diviertas.
Seguí mi camino directo para la casa. Una vez al ingresar, a los segundos ella también entro y comenzó a reclamarme:
- ¿ Qué pasa contigo? Acaso no tengo derecho de conversar con alguien.
- No mamá, tú eres libre de hacer lo que quieras. Yo no opino en esto.
- Escucha no es lo que estás pensando.
- ¡Olvídalo mamita! Yo no he visto nada.
Durante el resto de la jornada no nos dirigimos la palabra y al siguiente día, a pesar de ser un día muy radiante, ninguno de los dos quiso salir a la piscina. Pero lo que sí me sorprendió era que mi madre estuvo andando solo en aquella ropa de baño del día anterior, ahora ella lo exhibía sin ningún pudor en mi delante.
Después de desayunar, ella fue a su cuarto y se puso un biquini color negro, pero esta vez parecía más hilo que ropa de baño, yo estaba boca abierta al ver a mi madre de un modo que parecía, que iba en busca de novio o de participar en un concurso de miss verano. Al observar mi estupefacción, solo ella dijo:
- ¿ Te pasa algo hijo? ¿Acaso no te gusta verme así?
- No es eso mamita, solo qué
- Si no te gusta, me lo sacó y me pongo un traje más discreto
- ¡NO MAMÁ, COMO CREES! ¡ESTÁS GUAPÍSIMA!
- ¿ Entonces me acompañas a la piscina o no?
- Está bien vamos
Nos dirigimos a la piscina y una vez que vimos dos sillas con sombrillas, nos sentamos y comenzamos a disfrutar del momento. Yo estaba observando a todos lados a ver si alguien se acercaba o el tipo de ayer se aparecía, pero nada.
Algunos minutos después mamá, me alcanza el pomo de su bronceador y me dice:
- Paul échame el protector por favor.
- Si mamá
- Espera un momento
Ante mis ojos mi madre hacia algo que jamás imagine ver, se quitó otra vez el brasier y me dejó al descubierto sus hermosos senos y en especial sus areolas rosaditas y paraditas.
- Ahora si échame el protector por favor
- ¿Mamá, disculpa, pero te vas a quedar así?
- Si ¿Por qué? ¿te incomoda?
- La verdad si, un poco.
- ¿Y eso por qué?
- Nunca has hecho topples y la verdad me sorprende que lo hagas ahora.
- ¿Y te incomoda ver a tu madre en topples?
- El que yo te vea no, pero …
- ¿Pero qué?
- El que te vean otros.
- ¿Lo dices por el tipo con el que me viste ayer? Pues él no me ha visto así.
- Si gustas me voy a casa, de cualquier manera, yo estoy algo incómodo.
Me levanté de la silla, me fui directo a la casa sin mirar atrás para evitar incomodarme más.
Al ingresar, me dirigí a la terraza del segundo piso y mientras destapaba una Inca Kola y ponía mis audífonos escuchando algo de música, en especial música veraneante de los 90, cuando siento que una sombra me tapa los rayos del sol, veo que es mi madre acostándose a mi lado.
- ¿Hijo, podemos hablar, por favor?**
- Mamá disculpa ya te dije que no me incomoda lo que hagas o dejes de hacer en la piscina, compréndelo por favor.**
- ¡¡ No es eso de lo que te quiero hablar!!**
- ¿Entonces?**
- Vamos a la sala por favor.
Una vez en la sala, mamá da un suspiro y comienza.
- Paúl, tú ya estás grandecito y quiero cambiar algunas cosas, por ejemplo, hacer topples, ser más moderna, tratar de verme bien, pensar que aún le puedo gustar a alguien.**
- …**
- Cómo sabes desde que me separé de tu papá no volví a salir con nadie hasta ahora y todo porque a ti no te incomodase la presencia de alguien extraño. Además, tú has sido el único hombre que has estado conmigo, me has visto reír, llorar, verme enferma, has ido a la farmacia por un medicamento para mí, etc. Y todo eso te lo agradezco de corazón mi amor.**
- Sabes que es mi deber de hijo atenderte y por ti, daría hasta mis órganos si hacen falta**
- Lo sé mi amor, pero también hay cosas que no quiero hacer sin que tú lo sepas y quiero aclararte lo que viste ayer.**
- ¿Te refieres al señor con el que estabas ayer en la piscina?**
- Pues sí. La verdad a él lo conocí antes de llegar a vivir aquí a la residencia, de hecho había sido un ex socio de tu padre, pero que por casualidades de la vida nos hemos vuelto a encontrar aquí y también me enteré que se separó de su esposa y entre las tantas cosas que conversamos, pues en ese momento y como te reitero, desde que te concebí no he tenido nada que ver con nadie y como tú ya eres alguien mayor que puedes asimilar lo que pueda pasar a futuro, y yo necesito sentirme querida, amada ¿y porque no? también deseada como mujer.**
- ¿Entonces, me estás diciendo que vas a intentar algo con ese señor?**
- Antes de todo quiero saber tu opinión y si estás de acuerdo.**
- Bien, gracias por tomarme en cuenta, en serio pensé que no necesitabas escuchar mi apreciación y más con la escenita de celos que te hice ayer**
- Hijo tu opinión me importa más de lo que te imaginas, pero ante todo respóndeme, ¿crees que tu madre aun es bella?**
- Bella no, ¡ERES PRECIOSA! no sabes las veces que me he puesto celoso al ver cómo te miran y más aun lo que vi ayer.**
- ¿Y qué vistes hijo?**
- De verdad me da vergüenza decírtelo, pero no me gustó como te dejaste tocar por él, bajo el pretexto del bronceador.**
- Hijo, tú has visto como el masajista me ha dado masajes en su local e incluso cuando venía a la casa ¿Y ahora porqué ayer celoso?
- Pues supongo que lo hice de puro egoísmo, pero en el fondo es justo que rehagas tu vida, aunque para ser sincero no me gusta la idea.**
- ¿Por qué?**
- La verdad es qué tú me gustas mucho y me da cólera saber que otro pueda llegar a tocarte, besarte e incluso, hacerte el amor**
- ¡ Pero tú eres mi hijo!**
- Lo sé… y lo recontra sé, pero ya no me hagas caso. Entonces ¿Tú amigo y tú intentaran algo?**
Mamá por unos momentos se quedó en silencio, luego de ese lapsus, me tomó de la mano y fue directo al grano
- Bien voy a decirte la verdad y espero me comprendas.
- Bueno, sea lo que hayas decidido, lo voy a respetar
- De cualquier manera, no quiero que haya secretos entre los dos. Ya, te dije que no era mi intención hacer topples en la piscina porque obvio no quiero que cualquiera vea mi intimidad y tu eres mi hijo, con el que comparto casi todo y al buscar a alguien que me de cariño, atención y esas cosas sé que encontrare a personas que solo quieran un choque y fuga conmigo y para eso cualquiera, sé que solo tú me darás cariño y atención real, sé que desde siempre he puesto una barrera entre los dos pero ya eres un hombre para saber que está bien y que está mal y sé que sabrás interpretar las cosas como lo que es, te quiero y no necesito a nadie más, para que sea feliz.
- Mamá ¿yo no sé si pueda corresponder a lo que me dices?
- Si no quieres puedes decir que no y aceptaré la idea de intentar algo con Ramón, pero, ya no quiero estar sola y ten por seguro que te prefiero mil veces a ti, antes que aún un extraño.
Si bien nunca vi con ojos de deseo a mi madre si la había visto hermosa y era consciente de que muchos la deseaban como mujer y el que me eligiera precisamente a mí para hacerle cariñitos y ser su compañero en lo íntimo y personal.
- Esta bien mamá. ACEPTO SER ESE HOMBRE QUE TE DE CARIÑO
- Gracias mi amor… ¿te parece si me das un beso, para empezar nuestra nueva vida?
- Si
Paralizado por la escena no supe cómo reaccionar, si abrir súbitamente la puerta, si hacer un hipo, si decir mamá tienes una araña en la espalda, pero nada se me ocurría, mientras ella acercaba sus labios a los míos. Mientras mi mente parecía bloqueada con la situación mi cuerpo reaccionó, y noté como un cosquilleo en mi estómago se apoderaba de mí, mitad miedo, mitad placer, y sus manos alcanzaron a tocar mi pecho ya desnudo, alcanzando que tuviera una erección que le indicó que ya había respondido a su deseo.
Por fin me decidí a disfrutar con mi mano el sexo de mi madre, que ya estaba preparado para recibir mis dedos. Apartó suavemente su tanga de playa y dejó que mis manos hagan el resto de la jornada.
Noté el poco vello púbico que cubría su monte de venus, adornándolo, para después dejar paso a sentir la suavidad de sus labios vaginales, impregnados por el flujo que había generado por tan delicado masaje que le estaba dando, mientras mis besos, ayudaban a liberar más flujos.
- OHHHHH… SIGUE MI AMOR ¿Qué te parece sentir el lugar, de donde saliste?
Noté como sin resistencia, los labios se abrían, dejando paso a mi dedo anular, que desapareció absorbido por el interior de su sexo. Mi pene volvió comenzó a tomar la fuerza de una roca, y ella, que la asía por la parte más baja, colocó una mano, sobándola y descendiendo junto a mis testículos, notando como mi sexo crecía en sus manos.
Ambos permanecimos, de pie, mientras se acercaba la penumbra de la noche, cuerpo con cuerpo, pecho con pecho, lengua con lengua, mientras mis manos se recreaban jugueteando con su rica vagina. Mi mano ya estaba bañada de jugos vaginales, mientras mi dedo, penetraba lentamente una y otra vez en su conchita, mientras la mano de ella, iba apoderándose de mi miembro, notando las palpitaciones de su corazón en la palma de su mano mientras esta se elevaba una y otra vez proporcionándole un inmenso placer.
Ambos deseaban más. Él tomó de la mano de ella y la acompaño hasta el inicio del sofá, la sentó y poniéndose de rodillas frente a ella la observó durante unos instantes, recreándose ante la hermosura de su cuerpo casi desnudo, un cuerpo que sabía que en breve sería completamente suyo.
La tenue luz le dejaba ver como ella, se recostó en el respaldo y la cabeza apoyada suavemente hacía atrás, tomaba con las palmas de mis manos ambos pechos, masajeándoselos, con las piernas entreabiertas, esperando a que le arrebatara la tanga que cubría su preciado sexo, ansioso por descubrirlo y mostrarse a mi presencia.
La imagen no me decepcionó, y apareció el fino vello que adornaba su sexo, un hilo vertical que desapareció para mostrar el botón del placer, el clítoris de María, descubierto de los labios, que, entreabiertos por las caricias recibidas de mi dedo, lubricados, brillaban a la luz de la luna, señal que ya no había marcha atrás
La braga terminó por caer libre al suelo, y mis labios se acercaron a su sexo, para depositarse en sus labios vaginales y fundirse con ellos en un beso. Mientras mis manos estrechan su cintura, su boca, su lengua, recorrían los rincones del placer y ella, apretando sus manos contra mi cabeza, soltó un gemido de placer mientras su cuerpo tembló de placer, casi llevándola al orgasmo.
- ¡¡AHHHHHHHHH!! ¡¡SIGUE MI AMOR!! HOY SOLO SOY TUYA.
- CLARO QUE SÍ MAMÁ, HOY ERES MÍA
Me di cuenta que ella estaba a punto de reventar de placer, un placer que no quería que terminase, hubiera deseado que ese momento me detuviera, que durase eternamente, por lo que separó mi lengua de la vagina, dejándole en trance unos momentos.
Respiró como agradecida, tampoco ella quería terminar su experiencia de esa forma, y como agradeciendo los placeres recibidos por mi boca, se levantó, ofreciéndome su mano para llevarme a la habitación donde ella dormía sola cada noche.
Una vez en su cuarto, ella se quitó toda la braga, quedando como Eva en el paraíso y con ambas manos y levantándolos levemente, se acercó a mí y me desnudó por completo.
Mi pene se mostró erguido ante ella, un miembro con poco vello, casi despoblado y muy fino, de un color que se apreciaba claro, casi rubio, en resumen, un sexo que no le había defraudado.
- Veo que tu padre y yo, hicimos un buen trabajo mi vida. En algo le estoy agradecida.
Agarrándolo con las dos manos, por su base lo introdujo en su caliente boca, la cual lo recibió húmeda y ansiosa de deseo. Con su lengua jugueteó con el glande, y sus papilas gustativas y su olfato se juntaron para saborear el sexo que había introducido en su boca. Lo sorbió y chupeteó, y en pocos minutos un reguero de líquido seminal que lubricaba la punta, le supo a miel, dulce como el deseo que se había apoderado de nosotros dos ahora.
Gemía una y otra vez de placer, mientras mis manos sobre la cabeza de mi madre, acompañaban el pausado vaivén que ésta efectuaba sobre mi sexo, mientras que los escalofríos que le avisaban del orgasmo recorría su cuerpo.
Con mis manos, separé la cabeza de ella de su miembro, se incorporó, y depositándola en la cama, la coloqué en una postura, en donde sin invitación, previa me abrió sus lindas piernas, invitándome a darle la dulce corneada.
Nuevamente nos fundimos en un beso. Ahora el sabor de sus jugos y mi líquido seminal, se volvieron un elixir que en nada envidiaba a la ambrosía de los olímpicos.
Sin más que decir, acerqué mi pene a las puertas del sexo de ella, no oponiendo resistencia, sus piernas se encontraban abiertas de par en par, dispuestas para recibir al inquilino momentáneo.
Mi pinga se abrió paso entre los labios vaginales, lubricados, brillantes y resbaladizos, permitiendo la suave penetración del glande en sus entrañas.
No tardó en entrar por completo, y retirando su mano derecha de la base de mi pene, lo dejó desaparecer por completo en el interior de ella, que se retorcía de placer.
- AHHHHH – AHHHHH – MMMMM
- OHHH SIIII – MAMÁ QUE ESTRECHITO ESTÁ
- OHHH SÍ PAPI, VAMOS HAY QUE RICO, SIGUE
Ahora ella se encontraba postrada sobre la cama, con sus piernas abiertas, descansadas sobre el colchón mientras yo frente a ella comencé con suaves envestidas sobre su cuerpo, clavando mi miembro rocoso, en el sexo de ella.
Mis manos corrieron a acariciar sus pechos, intentando apaciguar la furia de sus pezones, erizados de placer, como deseando saltar de los pechos que los encerraban. Mientras seguía acariciando sus pechos, (los mismos que mi rival Ramón, nunca llegó a ver) mi roca entraba y salía una y otra vez de su cueva del placer, mientras mis testículos, golpeaban la parte inferior de su vagina, originando un suave y excitante ruido con su golpeo.
- SPLASH – SPLASH
- OHHHHHH RICO
Ambos sabíamos que la batalla tocaba a su fin, que nuestros cuerpos no podían luchar más con la exigencia del deseo.
Mi mirada se clavó en las suya, creo que al final la curiosidad y la excitación superaban cualquier otro sentimiento. Al final una hinchazón y un movimiento rápido me iban confirmando que estaba por eyacular.
No solo yo comencé a sentir esa sensación que se acercaba, mamá también entro en su orgasmo y sabía la ola de placer que se avecinaba, desde su clítoris hasta lo más profundo de su vagina recibieron un placer que ascendió por su cuerpo hasta sus pechos acariciados, noté como el orgasmo se apoderó de ella, un placer, que la hicieron gemir con la boca abierta, buscando el aire que le faltaba.
Yo no pudo resistir más y mi pene estalló de placer, dejando salir la lava de semen caliente que empezó a llenarla y lubricar otra vez su vagina por completo.
Ella notó la descarga de mi leche, sintió como la llenaba y nuevamente notó venir un nuevo orgasmo, más suave que el anterior, pero igual de placentero.
Yo gemí como nunca en mi vida, ni las masturbadas que me daba a nombre de mi madre en secreto, se comparaba con lo ahora vivido, mientras mi falo se vaciaba por completo, y como rebosando, saqué mi espada ensangrentada, del cuerpo de mi rival.
Mamá dio un suspiro, cuando terminé de sacar mi sexo de su vagina y tomándome de la cabeza, me depositó un beso muy cálido, a la cual le correspondí.
- Gracias mi vida, me has dado el mejor placer que no sentí en muchos años. No me equivoqué al elegirte como mi compañero.
- Y yo a ti mamá ¡¡TE RECONTRA AMO!!
La noche caía y nuestros cuerpos seguían desnudos sobre la cama maternal, no dejábamos de acariciarnos y contarnos muchas cosas en especial lo que sería a partir de la siguiente mañana. Mientras pensábamos, una llamada entró al celular de ella, respondiéndole:
- Aló ¿quién habla?
- Hola María, soy Ramón, ¿te gustaría acompañarme a cenar ahora?
- Ehhhh, lo siento Ramón, estoy acompañada ¿comprendes?
- Ahhh claro, disculpa. Hasta otro momento, besitos.
- Besitos, también.
Cuando terminó de conversar, mi amiguito ya tenía nuevas fuerzas. Ella sonrío, y tras apagar el móvil, se levantó a cerrar la puerta, y tras hacerlo, llevándose un dedo a la boca de forma muy coqueta, dijo:
- ¡¡PREPÁRATE MUÑECO, QUE LA NOCHE ES VIRGEN Y RECIÉN COMIENZA!!