El electricista se portó muy bien (2)
Finalmente encontré una buena excusa para llegar hasta su casa y pedirle que haga un trabajo...
El electricista se portó muy bien (2)
Me quedé muy calentito, por todo lo que me sucedió con el electricista que vino a casa el año pasado y colocó lámparas nuevas en todos los ambientes de mi departamento. Y además me la colocó como hacía mucho que nadie lo hacía.
No encontraba la manera de dar con él. Yo sabía que vivía en el barrio de Sarandí y tenía una idea de cómo era su casa, por todo lo que hablamos aquel día.
Hace un mes que compré un departamento nuevo de 2 ambientes y necesitaba hacer toda la instalación eléctrica, ya que solo tiene los cables puestos. Ello me llevó a tomar valor para ir hasta su casa y solicitar sus servicios.
La semana pasada me fui y para mi sorpresa lo encontré donde él me dijo que vivía. Estaba cortando el pasto en la vereda. ¡Qué alivio! Pensé así podría hablar a solas con él.
Cuando Hugo (así lo llamaré) vio el auto me reconoció y se acercó. Me saludó muy amablemente y me invitó a su casa. Me dijo que hace bastante que vive solo. Su mujer se fue definitivamente. Pero me dijo que casa de por medio vive su madre y un hermano con su familia.
Tomamos algo frío, le hable del trabajo y me prometió encontrarnos en el nuevo departamento en dos días.
Así sucedió que yo lo esperé a las 14 horas. Yo había llegado una hora antes. Me había bañado y estaba con una bermuda y nada arriba.
Hugo llegó puntualmente. También venía de Bermudas y remera tipo regata blanca. Era evidente que se había bañado, afeitado y perfumado con mucho esmero.
Entró, me saludó con un beso en la mejilla. Yo lo abracé y lo besé en la boca a lo cual él respondió apasionadamente.
Nos fuimos a lo que será un dormitorio, ahí solo hay una colchoneta. Nos sentamos y seguimos con nuestra franela. Hablamos poco. Hugo decía que tenía ganas de hacer esto nuevamente pero que ni loco se le hubiera ocurrido ubicarme.
Nos tendimos y nos besamos, nuestras lenguas se enredaban y nuestros cuerpos se apretaban cada vez más. Después Hugo se colocó boca abajo. Yo le saqué las bermudas y quedó con un boxer bien apretado. Podía disfrutar de su espalda ancha y de ese culito redondo, paradito y durito que me enloqueció cuando lo vi por primera vez.
Besé su espalda desde el cuello, hasta las nalgas. Le di mordisquitos por encima del boxer. Seguí por sus piernas y llegué hasta sus pies. Pasé lengua por la planta de los pies. Hugo gemía de placer.
Avancé luego hacia arriba. Le bajé el boxer y se lo saqué del todo. Hugo dejaba que yo hiciera lo que quisiera. Se colocó como perrito y yo besé su culito apretadito. Jugué con mi lengua en su agujerito y comencé a pajearlo. Su superpija estaba durísima parecía de hierro.
Después de un rato de este juego, Hugo se dio vuelta y me pidió que pusiera mi culo frente a su cara. Y se encargó de darme una lamida de lujo. Metía la punta de la lengua en mi culo como queriéndome coger con ella y yo por mi parte me apoderé de su pija. Metí el glande en la boca y todo lo que pude de la pija. Para descansar me bajaba hasta sus huevos y los chupaba de a uno. El seguía con su trabajito en mi culo, me dilataba con los dedos, metió uno, después dos y finalmente tres. Hasta que me dijo ¡te quiero coger ya mismo!
Me puso boca abajo, me hizo levantar un poco la cola y empezó a ponerla muy despacio. No me dolió tanto como la primera vez, pero había pasado mucho tiempo y se tomó su tiempo para la dilatación.
Cuando logró ponerla toda se quedó quieto, besaba mi cuello y me decía cosas al oído, que me calentaban más.
Hugo se empezó a mover lentamente al principio, pero como veía que yo gemía de placer y él estaba tan caliente sus movimientos se aceleraron cada vez más.
Me la sacó un instante y se puso de espaldas, y me hizo sentar en su pija. ¡Qué placer!
Me dijo que quería verme la cara cuando me acabara y, por primera vez me agarró la pija y me masturbó al mismo tiempo que me envestía con fuerza.
Ah!! Ah! Voy a acabar gritaba y su pelvis se pegaba a mi culo. Sentía más dura y más gruesa la pija y los chorros de leche que llenaban el forro. Y así acabé yo sobre su abdomen, pecho y cara.
Me salí lentamente de encima de él. Le saqué el forro, y lamí mi propia leche que estaba sobre su cuerpo.
Descansamos un rato y nos fuimos a la bañera, para sacarnos todo lo que teníamos encima.
Lo enjaboné todo. Me arrodille para lavarle muy bien la pija y así limpia y flácida me la llevé a la boca. Jugué con ella sobre la lengua, lo masturbaba con la boca abierta. El miraba con placer. De pronto dice "quiero mear" yo seguí donde estaba y puse la pija sobre la lengua. Hugo hizo un poco de fuerza y el choro de su pis salió fuerte y dio contra mi lengua, siguió orinando bañando mi cara y un poco dentro de mi boca. Me re- gustó. Y Hugo estaba fascinado porque dijo que nunca había hecho eso.
Nos terminamos de bañar, nos secamos y así desnudos se puso a mirar el trabajo que tenía que hacer. Era muy cómico verlo anotar todo en su libreta estando en bolas.
Me pasó un presupuesto y quedamos que en 10 días vendría a hacer el trabajo. Y espero que tengamos otra oportunidad para todo lo demás.
Espero poder contar algo bueno en la próxima. Escríbanme a: danielgrimau@yahoo.com.ar