El ejecutivo 1

Cronica del ascenso, triunfo y desaparición de un Ejecutivo.

Me llamo Miguel, y tengo la necesidad de contar unos hechos que han marcado mi vida, la han marcado y le han dado un vuelco que todavía no se ni como, ni donde va a acabar.

La historia comienza en mi primer día de trabajo como Director Financiero en una importante empresa de la que no voy a dar demasiada información para no dar pistas que permitan situarla.

Soy economista, había pasado en los últimos años por tres empresas que me habían dado la formación y la experiencia suficiente para acceder al puesto al que hoy me incorporaba. Un puesto que suponía la culminación de un sueño. Ni de coña podía pensar hace unos meses llegar a ocupar un puesto tan importante, en una empresa como a la que iba a acceder. Todavía no me lo podía creer, estaba nervioso, me jugaba mucho, tanto a nivel profesional como a nivel económico. Si todo iba bien y me consolidaba en la nueva empresa, mi forma de vida iba a mejorar sensiblemente. Tenía ante mi un reto importante para el que esperaba estar preparado.

Tenia entonces treinta y cinco años, alto, ni gordo ni delgado, resultón, no soy un bollicao de esos que hacen que todas las mujeres se giren al pasar, pero tengo mi punto y un cierto éxito, vamos que desde hacía años estaba bien servido de compañía femenina. Mis relaciones se han ido sucediendo con un cierto ritmo. Me organizo bien, no voy de sobrado, es un tema de organización, uno tiene sus necesidades y se espabila para tenerlas solucionadas.

No es que me fuera haciendo muescas en la polla, pero disparaba a todo lo que se meneaba y se ponía a tiro. Siempre he pensado que cualquier mujer tiene su punto y siempre es un placer el descubrirlo. Y muchas veces un placer maravilloso. Como decía algún colega, bacilándome, yo solo le pedía a una mujer que respirara.

Y he dicho mujeres, supongo que estoy poco evolucionado, soy un antiguo, pero las personas de mi sexo no me ponen. No tengo nada contra la homosexualidad, pero cada uno es como es.

Desde hacía uno ocho meses estaba mas tranquilo, conocí a Monica, una morenaza bastante impresionante, guapa y con un cuerpo que no te lo acabas nunca. Ella si que hacía que los hombres se volvieran. No solo era su cuerpo, es que además le gustaba vestirse para despertar pasiones. Cuando entraba a algún sitio con ella notaba las miradas de los hombres como diciendo "yo quiero otra". Simpática, extrovertida, encantadora. Teníamos buena química y después de tres meses de relaciones se instaló a vivir conmigo en mi apartamento.

Aposté por ella y cuando tengo una relación soy legal y bastante fiel, no me voy con otras. No es un tema de moralidad, es simplemente que no me gustaría hacer una faena a mi pareja que no quisiera que me hicieran a mí.

Ademas engañar a alguien supone estar demasiado pendiente de muchos detalles, recordar constantemente lo que se ha hecho y lo que se ha dicho y todo envuelto en una cierta tensión. Vamos que salvo circunstancias muy especiales creo que no me merece la pena. Cuando me he "enamorado" de alguien he finalizado la relación anterior para dedicarme en cuerpo y alma a la nueva.

Mas de una vez me había preguntado en estos meses si Mónica era la mujer de mi vida y si estaba dispuesto a pasar el resto de mi vida con ella. Todavía no me había respondido. Siempre he pensado que la vida marca su ritmo y las cosas salen como salen, independientemente de los planes que nosotros hagamos. De momento estábamos muy bien juntos, había armonía, nos gustaban las mismas cosas, nos entendíamos con la mirada y el sexo era perfecto. Claro que estábamos prácticamente en nuestra luna de miel. Ya veríamos como evolucionaba nuestra relación con el tiempo.

La empresa donde me incorporaba ocupa todo un edificio bastante impresionante de las afueras, había que llegar en coche, pero un parking muy amplio con las plazas reservadas para los empleados evitaba perder tiempo aparcando.

Aunque ya lo sabía por mi investigación previa la empresa funcionaba como un reloj, estaba muy bien situada en su sector, su balance era muy positivo y el edificio trasmitía todo eso. Podía ser un placer y un orgullo formar parte de ese equipo. Así que era normal que estuviera nervioso mientras entraba por primera vez en el edificio.

Me entreviste con el Director General, yo como Director Financiero iba a depender y a despachar directamente con él. En una empresa con unos trescientos empleados, yo iba a ser el número dos. No iba a ser el único numero dos. Cada jefe de área (contabilidad, marketing, personal, asesoría legal, producción compras, etc, etc) era un numero dos, todos despachaban directamente con el Director General y todos formábamos parte de un consejo que se reunía cada semana y en el se analizaban todas las decisiones a tomar. Algo así como un consejo de ministros, por supuesto a menor nivel, pero mas efectivo.

Pedro era el Director General, su padre y un socio habían creado la empresa. A Pedro le habían hecho pasar por todos los departamentos y conocía la empresa mejor que nadie. Controlaba todo, no se le escapaba nada. Tenía cuarenta y cinco años, alto, fuerte, bien vestido, elegante, cordial, campechano, la imagen era de persona muy vital, trasmitía poderío, acostumbrado a mandar, era la imagen del triunfador con mucha clase. Desde que se hizo cargo de la empresa a la muerte de su padre, hacía unos doce años, esta se había modernizado y había mejorado sus resultados de forma espectacular colocándose entre las primeras de su sector.

Mi contratación había sido efectiva después de la entrevista con él. Por supuesto antes había tenido que pasar varios filtros y demostrar mi capacidad. Y hoy me estaba esperando en su despacho.

El despacho me impresionó, estaba hecho para eso, para impresionar a las visitas, tenías que sacar todo el coraje para no ir sintiéndote pequeñito a medida que avanzabas sobre una moqueta en la que te hundías. Muebles caros, con buen gusto. En resumen todo perfecto.

Yo iba en tensión, con la guardia alta, pero su campechanía me desarmó ya a partir de las primeras frases. La típica entrevista de bienvenida en que ya está tomada la decisión de mi incorporación y solo quedaba ayudarme a encajar y ser una pieza mas de la empresa. El mismo Pedro me dio una vuelta enseñándome las instalaciones de las que se veía que estaba muy orgulloso y presentándome a los jefes de departamento y a los empleados con los que nos cruzábamos. Me fascino su forma de ser, era cercano con el personal, conocía los nombres de todos, se le veía tan orgulloso del equipo como de las instalaciones.

Uno de esos escasos jefes consciente de la importancia del capital humano de su empresa. Nada que ver con esos jefecillos distantes, que se consideran imprescindibles, que solo ellos valen y el resto es basura. Yo ya había conocido a alguno de esos.

Al último que me presento fue a Antonio, el Jefe de Contabilidad. El departamento de contabilidad iba a depender de mí y su jefe iba a ser mi mas directo colaborador. Y ambos me acompañaron al que iba a ser mi despacho. Allí Pedro se despidió y con Antonio comenzó nuestra primera reunión de trabajo.

Antonio estaba cerca de los sesenta años, llevaba toda la vida en la empresa y había ayudado a crearla junto con los dos socios fundadores. Desde el primer momento nos caímos bien. Le vi noble, legal. La persona ideal para ayudarme en mi incorporación, avisándome de los posibles escollos y evitándome meter mucho la pata.

Para romper el hielo, alabé mi despacho, era magnifico y me dijo que eso no era nada, me informó que yo venía a sustituir al socio de Pedro que era la persona que había fundado la empresa junto con su padre y que había muerto hacía tres meses. El era el anterior director financiero y su despacho que estaba en la planta de arriba era mas espectacular si cabe que el de Pedro, pero claro no se lo iban a dar a un recién llegado. Normal. Yo ya tenía bastante con el mío y estaba encantado.

Le comenté que estaba impresionado con la armonía y el buen rollo que se respiraba en la empresa. Me lo reconoció, aunque me dijo que había sus mas y sus menos como en todos los sitios y que ya lo iría descubriendo. Y que esa armonía no era por casualidad, desde la llegada de Pedro se celebraban unas fiestas una vez al mes, siempre en un viernes, en su mansión a las que casi era obligatorio asistir, para estrechar los lazos entre compañeros y empleados de distintas áreas que sin esas reuniones no tendrían oportunidad de tratarse ni de conocerse. A la fiesta estaban invitados todos los empleados de los distintos departamentos a nivel de administrativo para arriba y sus mujeres o maridos.

Me informó que había unas normas no escritas de obligado cumplimiento que había que respetar y que era importante que supiera para no meter la pata. Se ve que Pedro las había copiado de algún viaje a Japón como un método de fidelizar a los empleados con la empresa haciéndoles sentirse parte de una gran familia.

La primera es que no podía asistir nadie que no estuviera en nomina, salvo que estuviera casado con alguien que sí que lo estuviera. Y a los casados y casadas se les recomendaba que fueran con sus parejas. De esa forma se generaban vínculos entre compañeros y entre parejas que luego seguían fuera de la empresa.

La segunda es que los solteros no podían ir acompañados, ni ligues, ni parejas, ni novios ni novias. A la fiesta se iba solo y así no quedaba mas remedio que interactuar con los compañeros y compañeras de trabajo. La idea era generar lazos afectivos y de hecho cada año surgían varios matrimonios entre empleados. Eso era bueno para la empresa, el hecho de estar ambos, marido y mujer, trabajando para la misma empresa hacia que un empleado antes de plantearse un conflicto o una desvinculación se lo pensase un par de veces.

Los viernes se acababa una hora antes para que la gente pudiera ir a su casa a ducharse y cambiarse. La fiesta incluía un coctel de bienvenida, una cena informal a base de canapés y de bufett libre y luego, baile, conversación, tertulias, etc, etc, bebida libre y todo en un ambiente cordial y distendido. Pronto iba a tener ocasión de comprobarlo, en unas dos semanas sería la próxima fiesta. Ya veríamos como aceptaba Mónica que yo me fuera de farra sin ella por mucho que le explicara que formaba parte del trabajo.

Y dejando los cotilleos aparte comenzó nuestra reunión de trabajo, estuvimos tres horas en las que me fue contando los métodos y mecanismos de trabajo tanto a nivel financiero como contable. Lo primero que descubrí es que funcionaban de una forma muy anticuada, aunque la "cuenta de la vieja" siempre funciona, allí se estaban usando técnicas de hacía cuarenta años. Tenía muchísimo trabajo por delante para instaurar formas de trabajar mas modernas que podrían ahorrar tiempo y dinero a la empresa. Debía hacer que toda esa área de la empresa entrara en este siglo y debía hacerlo sin crear tensiones y sin molestar a Antonio. Tenía que lograr que en ningún momento se sintiera desplazado, ni desbordado por la situación. Primero debía convencerle a él de los cambios y de las mejoras y dejar que el las instaurara poco a poco ante los treinta empleados de su departamento.

La siguientes cinco días fueron agotadores, establecí un plan de cambios y mejoras paulatinos que cuando se los expliqué a Pedro y a Antonio los entendieron y los aceptaron encantados. Ibamos a reducir costos y en teoría empleados, pero yo no quería entrar en la empresa como el causante de haber generado varios despidos, así que creé un nuevo plan de trabajo que usaría esos recursos humanos y generaría una serie de mejoras sobre todo a nivel económico.

Aunque los cambios aun tardarían un tiempo en ser efectivos, estaba contento, en cinco días había consolidados mi puesto en la empresa y sobre todo me había ganado el respeto de Antonio que me empezó a mirar con otros ojos. Si inicialmente nos habíamos caído bien, ahora ya se podía decir que éramos amigos y yo necesitaba su ayuda para aprender a moverme en una empresa en la que me lo jugaba todo, pero de momento las cosas no podían ir mejor.

Pero entonces descubrí una cosa verdaderamente peligrosa. En este país el noventa por ciento de las empresas grandes o pequeñas están obligadas a llevar una contabilidad "B". La carga impositiva es tan exagerada ( para pagar a partidos, sindicatos y políticos corruptos) que no hay termino medio, si pagas lo que dice la ley, la empresa se hunde, si quieres que la empresa siga adelante estás obligado a camuflar parte de los beneficios para no pagar tantos impuestos. Y aquí, se estaban desviando importes muy grandes y por lo que pude descubrir se estaba haciendo de la peor forma posible.

Hable con Pedro - " Esto que estáis haciendo es una chapuza, como tengamos una inspección de Hacienda un poco seria no solo nos van a sacar los colores, nos va a caer un multazo que va a descapitalizar a la empresa para los próximos años con un serio riesgo de irnos a la mierda, ademas que los importes son tan grandes que entramos en delito fiscal y alguien puede acabar entre rejas".

Por supuesto se acojonó. " ¿Y que podemos hacer?.

Miguel - " Mira tenemos que crear una serie de sociedades en distintos países todas legales. La primera sociedad explota una empresa en Alemania, esta empresa oficialmente va a ser nuestro proveedor de una serie de materias primas ficticias por el importe del dinero que necesitamos hacer desaparecer. Con unos albaranes y unas facturas que si que van a ser falsos, tendremos la cobertura documental para enviar a Alemania todo ese dinero. La Empresa alemana va a ser la filial de otra existente en Francia, que a su vez va a depender de otra en Inglaterra cuyas acciones van a ser propiedad de otra empresa en un paraíso fiscal. Yo no aconsejaría Suiza, recomendaría algún sitio en el Caribe. Velice puede ser un buen sitio pero carece de infraestructura y casi de hoteles, mejor las Islas Caimán, así, como habrá que ir alguna vez, al menos parecerán unas mini-vacaciones. El dinero pasará por los bancos de todas esas empresas en los distintos países donde va a ser muy difícil seguirle la pista y acabará en la cuenta de una sociedad que nosotros controlaremos en un paraíso fiscal. Y todo eso, ya. "

" La excusa de la muerte de tu socio, el anterior Director Financiero, puede parar el primer golpe, ya que todo estaba firmado por él. Tu podrías alegar ignorancia pero eso no te evitaría ni el pago ni la sanción. Así que si estás de acuerdo con lo que te estoy diciendo, hay que poner en marcha todas estas sociedades y cuentas bancarias cuanto antes."

Pedro - " pues dicho y hecho. Tu te encargas de organizarlo todo. Quiero que salgas hoy mismo. ¿Que necesitas.?"

Miguel - Primero nos vamos a reunir con el responsable del departamento legal, él como abogado me acompañará. Buscaremos bufetes en esos países para que inicien los tramites y desde aquí los pondremos en marcha hoy mismo. Quedaremos con ellos en los próximos días para firmar papeles. Iremos los dos y abriremos las cuentas en los distintos bancos. Mientras mi secretaria irá reservando los vuelos y los hoteles. Podemos estar listos en tres o cuatro horas y esta misma tarde / noche ya estaremos volando. Mañana ya estaremos iniciando tramites en alguno de estos países.

Pedro - "Okey Miguel, adelante y buena suerte. Llámame cada día y tenme al corriente vuestros avances. "

A las cinco de la tarde, ya iba camino de mi apartamento a preparar mi maleta y después al aeropuerto. Tenía tiempo de sobra pero mas valía que no me relajase. El día había sido tan intenso que no había tenido tiempo de hablar con Monica que estaría en su trabajo y avisarle de mi viaje. Le dejaría una nota en el piso y luego la llamaría desde el aeropuerto o por la noche.

Mi cabeza iba a tope, repasando todos los puntos, analizando una y otra vez todo lo que tenía que hacer, procurando no olvidar nada y encajando en mi mente todas las piezas del puzzle que tenía que encajar en los próximos días.

Al llegar a mi portal casi tropiezo con un piloto de avión que salía con su flamante uniforme, no sabía que en nuestra escalera viviera alguno, aunque tampoco me he preocupado nunca mucho de esas cosas. Solo recuerdo que pensé lo fácil que lo debían de tener con las mujeres. Si yo tuviera un uniforme de esos no iba a dejar ninguna viva.

Entre en mi apartamento tan absorto pensando en las cosas que tenía que meter en la maleta y en no dejarme nada que necesitara en el viaje que ni me percate que en la mesa del comedor quedaban los restos de la comida de dos personas. Ya en el pasillo me di cuenta que algo no encajaba, parte de la ropa de Monica estaba tirada por el suelo, pero ni remotamente estaba preparado para lo que me esperaba al abrir la puerta de mi dormitorio.

Monica estaba dormida desnuda sobre la cama, una cama que reflejaba la batalla que allí acababa de tener lugar, y ella durmiendo rendida después de su participación en la batalla, pero por si quedaba alguna duda un preservativo usado tirado en el suelo lo aclaraba todo.

Cerré la puerta y me quede de pie en el pasillo, apoyado contra la pared, y empecé a respirar profundamente. Debieron de pasar varios minutos hasta que empece a recuperarme, a asimilar lo que había visto, lo que acababa de descubrir.

Soy de naturaleza desconfiado, pero ninguna pista, ningún indicio me había hecho sospechar que Monica me estuviera poniendo los cuernos. Que tonto y que jilipollas me sentía, y yo preguntándome si era la mujer de mi vida. Ahora entendía lo del piloto de avión en el portal.

Bueno, tenía que enfrentarme a los hechos así que volví a abrir la puerta y me quedé mirando a Monica desde el quicio de la puerta, asimilando los detalles, absorbiendo los olores, grabando en mi memoria todos los sentimientos y pensamientos que se me acumulaban en mi cabeza.

Me sentía humillado, engañado, necesitaba gritar. Mi cabeza estaba a punto de estallar. Algo de esa tensión debió notar Monica porque abrió los ojos, me vio y poco a poco recuperó la conciencia, una mirada a la cama y otra mirada a mí hizo que su cara se llenara de un gesto mezcla de estupor, vergüenza, sorpresa y terror.

De pronto se enderezó, se sentó sobre la cama e hizo una cosa ilógica, se tapo con la sabana, no se que leches quería esconder a estas alturas de la película. No quedaba nada por interpretar. La escena no dejaba nada a la imaginación.

Monica - " Miguel, déjame que te explique"

Miguel - " ¿Y que me vas a contar?, ¿que esto no es lo que parece?, pues vas a tener que esforzarte mucho para explicar este escenario. Si no falta ningún detalle". Mientras decía esto me agache, recogí el preservativo usado procurando no mancharme los dedos de semen y lo deje caer sobre ella.

Monica - Mira Miguel cuando tu y yo nos conocimos ya teníamos un pasado, un pasado que no se puede borrar de golpe, Luis y yo hace años que nos conocemos, estuvimos saliendo juntos y quedamos como amigos. El viaja mucho, nos vemos como mucho dos o tres veces al año y aprovechamos para echar un polvo. Solo es follar, solo es algo físico, solo es algo sexual, nuestra relación viene de hace varios años, nada importante, lo que ahora se llama un follaamigo. No tienes que darle importancia. Sería absurdo que nuestra relación se viera afectada por algo que no tiene ninguna importancia. Pero si te ha molestado no volveré a estar con él. Te lo prometo.

Miguel - " ¿así que el piloto se llama Luis?.

Monica - " Miguel, amor, tranquilízate, tu y yo nos queremos, estamos bien juntos, tenemos un sexo maravilloso. No podemos perder todo eso por un error. Vale te lo acepto, he metido la pata, no volverá a ocurrir. Pero podemos hacer que sea como en nuestras fantasías. No me digas que no te gustaría follarme ahora mismo sintiendo que acabo de pasar por los brazos de otro. Sabiendo que todavía tengo mi cuerpo lleno del sudor del piloto. No me digas que no te apetecería comerme entera ahora mismo. Follarme por los mismos agujeros que otro ha abierto para ti, hace menos de una hora."

Estaba muy...muy cabreado pero las palabras de Monica me estaban afectando, no quería, pero mi polla actuaba por libre, estaba a su máxima expresión y se notaba claramente. Ella lo estaba notando y veía mi voluntad debilitarse por momentos. Ya estaba viendo que podría convencerme. Que podía llevarme al terreno que ella quisiera. Mi vena morbosa, que ella conocía muy bien, se estaba apoderando de mi, y todo lo que ella decía y lo que yo me imaginaba me estaba poniendo como una moto. Ella sabía que si forzaba un poco la maquina yo me descontrolaría y sería un juguete en sus brazos.

Monica - "Miguel, cariño, te diré lo que vamos a hacer, voy a vaciar este preservativo en mi boca con el semen de Luis y entonces me vas a besar. Nos vamos a comer la boca repartiéndonos todo este jugo y después me la vas a meter por donde tu quieras y las veces que quieras y no me voy a duchar hasta que no me hayas comido entera y me des tu permiso." - mientras terminaba de hablar escurrió todo el semen del preservativo en su boca y se quedó mirándome con cara de inocente.

Ya se que soy un mierda y un jilipollas, que no tengo ninguna voluntad, pero aquí ya no me pude controlar, me lance sobre ella y durante la siguiente hora follamos como locos. Ella tuvo varios orgasmos y yo solo dos, pero que dos. Fue una de las mejores sesiones de sexo que he tenido en mi vida. Por poco me olvido de que tenía que coger un avión.

Me duche cagando leches, preparé la maleta de cualquier manera mientras pensaba lo que sería vivir toda la vida con ella y estar siempre pensando mientras trabajaba a quien se podría estar tirando.

Monica revoloteaba a mi alrededor sintiéndose vencedora. Estaba eufórica. Había ganado. Me había puesto los cuernos, la había cogido in fraganti, y con una buena sesión de sexo me había apaciguado y forzado a hacer las paces. Se sentía con carta blanca para hacer en el futuro lo que quisiera. Si cogiéndola follando con otro la había perdonado es porque estaba dispuesto a tragarme los cuernos el resto de mi vida.

Cuando ya estaba vestido de ejecutivo y a punto de salir por la puerta, le dije mis palabras de despedida.

" Monica voy a estar unos cinco días fuera, cuando vuelva no quiero verte aquí. Lo nuestro se ha acabado. Recoge tus cosas y desaparece de mi apartamento y de mi vida. No quiero verte mas, y cuando salgas deja la llave en el buzón. No quiero tener que cambiar la cerradura"

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