El efecto Danny Kaye (6)

Pablo se presenta de improviso, muy alterado, en el apartamento de Daniel. Mientras tanto, su hermana Claudia decide echarle una mano en su dificil elección, ayudada por su intuición y una fuerte personalidad.

Cuando volvió a subir Claudia, veinte minutos más tarde, seguía tumbado en el sofá, en posición fetal, incapaz de levantarme y tampoco de asimilar lo ocurrido. Mi hermana dejó un par de revistas sobre la mesa, y me miró extrañada.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Pablo?

Me incorporé, sentándome, apoyando el codo en un brazo del sofá y sosteniendo la cabeza con la mano. Me sentía en otro mundo, fuera de la realidad. Estaba somatizando el enorme shock vivido. La relación más importante de mi vida había terminado, y yo no había mostrado el menor interés en luchar por ella. ¿O tal vez no era así, y el amor de mi vida estaba aún por llegar?

Pablo se ha ido – fue toda mi respuesta – Hemos roto. Lo hemos dejado.

Mi hermana se sentó a mi lado, apoyando su cabeza contra mi hombro y pasándome la mano a través de la espalda. Nuestro amor sí que era indestructible, pensé.

No me des detalles, no quiero saberlo – fue lo único que pronunció en ese momento, si bien no dio muestras de mostrarse sorprendida por lo ocurrido.

Estuvimos así unos minutos, inmersos en esa paz y en ese estado de calma mental, hasta que mi lado racional empezó a interrogarme: ¿Qué debería hacer ahora?

Le dije a Pablo que estoy enamorado de Rubén. El me lo preguntó directamente. En realidad es una larga historia, ya te la contaré en detalle otro día.

¡Bien hecho! Si realmente amas a Rubén, has hecho bien en cortar con Pablo. No te preocupes, él lo superará con el tiempo. Es muy bueno y está muy bueno, es decir, que tiene dos ventajas fundamentales a la hora de encontrar pareja en un futuro.

Eso espero. Es una persona increíble. Y nunca podré olvidar estos ocho meses de felicidad compartida. Pero ahora quien me preocupa de verdad es Rubén.

Bueno…¿Y porqué no vas a hablar con él?

Me puse en pie, y empecé a pasear nervioso por el salón. La sola idea de hablar con el me ponía de los nervios.

Ni siquiera sé donde está. – fue mi lacónico comentario.

Tú quizá no, pero yo sí – Claudia se levantó de improviso y sacó del bolsillo un pequeño llavero que me resultaba familiar.

¿Para qué me das esto?- lo miré un par de veces extrañado - ¡Pero si son las llaves del apartamento de Gandía! – me refería con ello al apartamento que nuestros padres tenían en esa playa valenciana desde hacía al menos 20 años.

¡Chico listo!

Yo estaba totalmente desorientado en ese momento.

¿¡Quieres decir que Rubén está en Gandía!?

Mi hermana seguía jugando al palo y la zanahoria, con su desparpajo habitual. Me entregó el juego de llaves y me besó en la mejilla después. Su sonrisa picarona lo decía todo sin necesidad de hablar.

No, pero lo estará pronto, si tú te apuntas. En realidad está ahí abajo, esperándote. No he podido resistirme a echar una manito al destino. Intuí que lo tuyo con Pablo no pintaba bien y me acerqué a saludar a tu amigo Rubén.

¿Tú has hecho eso por mí?

Claudia sonrió un momento y se encogió de hombros.

Que quieres…¡yo soy así! Haría cualquier cosa por mi hermanito…y, además, este finde Diego y yo hemos decidido darnos un homenaje…¡en privado!.

Comprendo…¡disfruta de tu pibe! – guardé las llaves en el bolsillo y corrí a hacer la maleta.

La carretera de Valencia iba despejada para lo que era habitual en esta época del año.

Rubén iba medio dormido, decía que tenía mucho sueño atrasado, y se notaba que era así. Cuando despertó parecía un hombre nuevo. Y, en efecto, lo era.

Cuando tu hermana vino a buscarme a casa hace un rato, yo acababa de venir de hablar con mi tío, quien, en vista del cuadro de depresión que presento por todo lo que ha pasado esta semana, ha decidido adelantarme las vacaciones quince días. ¡Y las empiezo justo hoy!

Si cuando Dios hace las cosas bien…¡yo también las comienzo hoy! oye ¿tú que planes tenía este verano con tu ex?

¿Te refieres a nuestra amiga Zorrita Martinez? Pues no tenía ningún plan, aparte de pasar unos días en Jávea con sus padres. Un planazo, vamos. Y luego estaba el viaje de bodas a Cancún en noviembre, que si quiere puede ir con el que le peta el bul. ¡Que la den! En cuanto vendamos el piso y hagamos cuentas, la pueden dar mucho por culo.

Bueno, no es algo tan malo. De hecho a ella parece que la gusta. ¿Por qué no la deseas, por ejemplo, que se meta una motosierra por el chocho o algo así? – bromeé. La campechana risa de hombre del pueblo de Rubén resonó a los cuatro vientos. Su ánimo cambió a mejor en cuestión de minutos.

Si, pero en funcionamiento ¿eh? ¡No vale hacer trampas! – se descojonaba de risa, señal de que estaba empezando a superar el trauma.

¿Cómo te encuentras ahora, chaval?

Bastante más animado que estos días pasados. Me siento mucho mejor ahora, pero esta semana lo he pasado muy mal.

¿Y me vas a contar de una vez qué es lo que te ha pasado exactamente?

Claro que si, hombre. Como ya te dije, decidí romper con Lucía. Esto fue el sábado pasado, después de que me dijeras que te ibas a vivir con Pablo. Aquello fue la puntilla para mí. Me di cuenta de que no aguantaba ni un minuto más con ella. Al día siguiente, tomé la determinación de ir a verla y decírselo. Sabía que estaría trabajando en su oficina, y hacia allí me dirigí confiado. Al llegar, el conserje la llamó por teléfono a su despacho, pero no contestó. Al haber confianza entre nosotros, me dio autorización para subir a verla. Lo primero que me sorprendió fue comprobar que las luces de su despacho estaban apagadas. Sin embargo, se oían voces y risas en el despacho de al lado, el de su jefe directo. Intrigado, miré a través del hueco que dejaba un trozo de cortinilla rota, y lo que presencié me dejó impactado y bastante traumatizado.

No sigas. Estaban follando como perros...

¡Peor que eso! Si Lucía hubiera sido conmigo una mujer ardiente, hubiera tenido un pase, pero es que tú sabes, porque te lo he contado en confianza alguna vez, que ella era una estrecha de cojones; se negaba a chuparla, porque decía que era asqueroso, no podía follarla más que dos veces al mes… ¡y gracias!, y siempre en la postura del misionero; y, además, hacía las pajas con tan poca gracia que me cortaba el rollo totalmente. Tampoco parecía disfrutar con la penetración, se quejaba de un dolor intenso, y encima sus reglas eran muy dolorosas, y cuando no, eran las jaquecas. Y por una cosa o la otra, al final se negaba a mantener relaciones durante casi medio mes. ¡Y así año tras año!

Yo no sé si hubiera tenido tanta paciencia.

Pero ahora viene lo mejor. Con aquel hombre mayor, de unos cuarenta y cinco años, casado y con hijos, ¡era la más puta del mundo! Le estuvo comiendo la polla hasta hartarse, le hizo hasta una cubana con las tetas, y, no contenta con eso, se subió a la mesa del despacho y le puso el culo para que se lo rompiera.

¡Vaya diamante en bruto te ibas a agenciar!...

Joder, lo más hiriente de todo es que le entró a la primera y sin vaselina; vamos, que no era la primera vez que se la follaba por el culo. ¡Las hay zorras!…y a mí en cambio me ponía de pervertido para arriba si le pedía que me la chupara.

¿Y que hiciste?

Me dio tanto asco que me fui cuando vi que se estaba corriendo en su boca, algo que yo no hubiera conseguido de ella ni en sueños.

¡Lo que la peña llega a hacer por un puto ascenso!

Yo creo que iba más allá de eso, que también. Mi impresión es que ella pretendía que él se divorciara de su mujer y se casara con ella. Ella es demasiado comodona para ser una ejecutiva. Me da que su aspiración es la de "señora de".

¿Y llegaste a decirle eso de "ahí te quedas"?

Esa noche no. Al día siguiente quedamos en su apartamento. Ella estaba en plan digna, pensaba que yo iba todavía de pringao por la vida, y cuando le expliqué que la dejaba y porqué, lo negó todo. Se puso hecha una fiera, me llamó mentiroso y entonces le dije que no había nada más que hablar, que me iba de allí. Mi sorpresa fue cuando ella me dijo que estaba de acuerdo y que me fuera, pero a tomar por el culo…¡contigo!

Por lo menos en eso ha acertado. ¿Y como la dio por ahí?

Supongo que por afán de venganza. Ya sabes como es. Me dijo que pensaba de mí que era un mierda y un don nadie, que nunca llegaría a nada – su rostro ahora se congestionaba por el dolor, y cerraba los ojos en una mezcla de rabia contenida y llanto, sin terminar de decidirse en un sentido u otro. Paré el coche en la entrada de una estación de servicio, a la altura de Motilla de Palancar.

¡Valiente hija de puta está hecha! – no pude evitar decir mientras le abrazaba.

No sólo eso, lo que más me dolió es que dijera que mi padre estaba todo el día metido en el bar y era un borrachazo, y luego siguió con mi madre, que si era una ordinaria y una borde, y mi hermano un zángano, y no sé cuantas cosas más…y para rematar me dijo, directamente, ¡que no sabía follar! ¡que era un manta y no sabía ni meterla, y que era incapaz de dar placer a una mujer de verdad! Con muy malos modos me echó de su casa llamándome maricón y diciendo que fuera a llorarle a "mi amiguito el gay, y, si se dejaba, me lo follara" y me llamó picha floja y no sé cuantas cosas más. Yo no quería ponerme a su altura, no quería terminar tan mal. Pero cuando mencionó a mis padres estallé. Y cuando entraste tú en la ecuación la cosa se puso al rojo vivo. No sabía esa con quien se estaba jugando los cuartos, la muy zorra. Y la leí la cartilla. La mandé callar y tuvo que escuchar unas cuantas cosas que hubiera deseado no tener que decir jamás. Lo que más la jodió fue saber de mi boca que estoy perdidamente enamorado de ti. No de un día ni de dos, sino de siempre. Me da igual que me llame maricón. Yo sé lo que soy, y me la suda lo que piense la gente como ella. Al principio no quería herirla, pero al ver lo mala y lo rastrera que puede llegar a ser, no lo dudé un instante. A esa cretina la duele más que un tío la rechace por otro hombre, que si la llamas puta hasta en el carnet de identidad. Su ego es así de grande. Por eso acudió en venganza a contarle sus inventos a Pablo. En fin…así terminaron seis años de noviazgo. ¿Cómo querías que estuviera? Totalmente hundido. He perdido seis años de mi vida con ese monstruo, y yo no me daba cuenta. Me he dedicado a criticar a tus parejas por puros celos, y no era capaz de ver que la mía me estaba destrozando la vida.

A veces estamos ciegos a lo que tenemos delante. A mí también me ha pasado. Pero tienes sólo 25 años y todo un futuro por delante. – le miré y nos fundimos en un abrazo interminable.

El apartamento estaba en perfecto estado de revista, no en vano dos semanas antes había recibido la visita de mi hermana y sus dos amigas íntimas. Muy fiesteras, pero también muy limpias, esa es la verdad. Era la hora de la siesta, y, sin deshacer aún la maleta, nos quedamos en gayumbos y nos tumbamos en la cama de matrimonio de la habitación de mis padres. Era la hora bruja de las confidencias.

Creo que he estado enamorado de ti desde siempre – reconoció Rubén con la vista fija al techo.

No digas tonterías- repuse yo – hace tres años que nos conocemos, y hemos coincidido infinidad de veces en las duchas del gimnasio. Algo se hubiera tenido que notar.

Rubén dejó escapar una risa floja y, en actitud reflexiva, respondió:

-Lo que pasaba es que yo estaba dominado por esa gilipollas que no quiero ni mentar, y sólo veía a través de sus ojos. Pero te puedo asegurar que en mi interior siempre he sabido que me gustabas y te profesaba un amor ciego, más allá de las palabras.

  • De eso no cabe duda, - ironicé al momento - porque en tres años ni ví ni escuché nada que me diera la más mínima pista de lo que me estás contando.

  • Sin embargo, tu hermana, lo que son las cosas, si que lo intuía desde hace tiempo. Y, como no sé corta un pelo, esta mañana ha venido a buscarme a casa, y, nada más salir a la calle, donde no podía escucharnos nadie, me ha echado un rapapolvo y me ha dicho claramente:

  • Mira, podrás engañar a todos los demás incluyendo a mi hermano, pero a mí no. Ahora mismo vas a hablar con Daniel y a decirle que le quieres y no puedes vivir sin él. ¡Y no te preocupes, que él siente lo mismo por ti!

-¡Esa es mi hermana!

  • La verdad es que, de entrada, me acojoné un poco, pero, de camino a tu casa, lo fui pensando mejor y me di cuenta de que era justamente lo que llevaba deseando todos estos años. ¡Porque lo mío por ti fue un auténtico flechazo! – reconoció Rubén- Me gustaste nada más verte, por eso hice lo imposible por coincidir contigo en la sala de musculación, y no paré hasta presentarme y entrenar juntos.

  • Quien lo iba a decir…y pensar que he estado haciendo esfuerzos sobrehumanos durante estos tres años para no enamorarme de ti, por pensar que eras heterosexual…¡que injusto es el mundo! Y ahora en cambio parece que todos estaban al corriente de nuestra atracción secreta…¡menos nosotros mismos! Empezando por mi hermana, tu ex, Pablo… todos intuyeron lo nuestro antes de que nosotros dos fuésemos totalmente conscientes de ello. Y estoy seguro de que si le preguntáramos a tu hermano David y a Pilar, nos dirían exactamente lo mismo.

Nos fundimos en un cálido abrazo.

Hemos sido dos tontos – concluyó Rubén haciéndome carantoñas en la cara- pero al final nos hemos salido con la nuestra.

¡El "efecto Danny Kaye" nunca falla! – aseguré yo-¡si vas de frente por la vida y con los ojos bien abiertos!

Bien está lo que bien acaba, que dicen nuestros mayores.

Por cierto, Hay una cosa que me queda por comprobar de ti – le dije mirándole muy serio

Me miró inquisitivo.

Si lo que decía tu novia de tu capacidad amatoria era cierto o tan falso como todo lo que sale de su boca de perra rabiosa.

¡Ahora mismo vamos a ponerla en evidencia!- propuso Rubén insinuante.

¡Eso espero por tu bien! –y nos besamos por vez primera en los labios.

Nuestras manos, antes nerviosas, ahora se movían libres explorando nuestros cuerpos en total libertad de acción y movimientos. Nos palpamos el tórax, los pectorales, el ombligo, y pasamos los dedos por encima y alrededor del paquete, haciendo que doblara su tamaño en pocos segundos. Después dimos paso a las lenguas juguetonas, que se colaron en los más recónditos rincones de nuestro cuerpo, los lóbulos de la oreja y el ano, y lamían superficies desconocidas para nuestras papilas gustativas como los pezones en punta. Liberados de complejos, y de nuestros boxers, nos ofrecimos gustosos a ejercitar el número de la suerte, comiéndonos la polla mutuamente en lo que resultó ser su estreno absoluto en el universo gay. Antes de metérsela en la boca la bendijo y hasta me besó la punta del capullo como si fuera una reliquia, para ir dando paso, con lametones tímidos pero certeros, al reino del placer entre hombres, al que hasta entonces había sido tan solo un convidado de piedra.

Cuando nos hartamos de comer rabo, y el suyo era de un tamaño medio, pero de una envergadura notable, uno de esos nabos de tamaño ideal para un culito ansioso como el mío, nos dedicamos de lleno a lubricar nuestros anos con la lengua y los dedos, en un juego novedoso para él que no le dejó indiferente. Palpé su precioso culo respingón con entusiasmo infantil, imaginándolo en movimiento y corriéndome mentalmente con su solo pensamiento. Nos comimos la boca con pasión adolescente, aunque no bajáramos de los 25, y nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo permanente como la coyunda de dos serpientes feroces. En el momento de la verdad, su bravío falo dio la talla; enfundado en un coqueto modelo de condón de la colección primavera-verano de la marca Durex, me penetró sin tapujos y con ganas acumuladas de años ("llevaba siglos soñando con darte por el culo" reconoció emocionado esa misma noche). Probamos primero a cuatro patas, porque mi experiencia me indicaba que suele ser la postura favorita de los activos noveles, y no fallé en mi apreciación. Me pegó una serie de naturales muy bien dados y me ensartó el miembro hasta la empuñadura sin osar ofrecerle resistencia a ese dios gótico que me lanceaba. Después llegó el momento sublime del vis a vis, del cara a a cara, con mis piernas firmemente apoyadas en los hombros, y sus lágrimas de felicidad corriéndole por la cara mientras penetraba sin piedad . Mi cara de placer al pajearme aumentaba su excitación, por lo que probó a hacerlo de lado, otra novedad para él, y parece que le gustó, porque su miembro entraba y salía de mi culo como Pedro por su casa, y él se sentía relajado y feliz enculándome, besándome el cuello, diciéndome que me amaba y que me quería follar toda la noche. Yo, como es evidente, encantado con la propuesta. Me dio por tocarle el culo para sentir su empuje dentro de mí, y su simple tacto, su curva tan perfecta, aumentaron mi libido hasta límites insospechados, incluso para mí mismo. De haber sido necesario, habría apostado un Imperio por ese hermoso culo semiesférico que se movía al compás con infinita gracia.

A la hora de corrernos, eligió hacerlo sobre el abdomen, casi al mismo tiempo que un chorro de mi espeso semen se mezclaba con el suyo encima de mi cuerpo, de este modo ennoblecido. Me limpié con lo primero que hallé a mano y nos fundimos en un tierno abrazo, locos de amor, quizá por la larga espera transcurrida hasta conseguir la consumación física de este amor.

Nos dormimos entrelazados un buen rato, hasta que decidimos bajar a la playa a bañarnos a eso de las seis de la tarde.

Tumbados en la arena, tras nuestro primer baño de la temporada juntos, decidí otorgarle mi valoración personal de sus aptitudes amatorias.

Tu ex - novia no es sólo una mentirosa patológica sino una estúpida integral. Quiero que sepas que eres un amante 10. He disfrutado mucho este polvo, y eso que la primera vez con alguien no suele resultar sublime. Pero este ha sido memorable.

Hombre, llevábamos tres años esperando este momento. Además, después de todo este tiempo siendo amigos, hemos llegado a conocernos muy bien.

Ha merecido la pena esperar todos estos años. Nunca había sentido tanto amor por alguien – confesé sin rubor mirándole a los ojos.

Mi caso es diferente – reconoció Rubén- tú eres mi primer y único amor en la vida. El resto no han sido más que fantasías por mi parte.

Bueno, más vale tarde que nunca.

Rubén se colocó el bañador mostrando un inicio de empalme incipiente.

Volvamos al apartamento, que la cosa está que arde y va a caer otro antes de la cena.

A sus órdenes, mi capitán. Esta promete ser una noche muy larga